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Un volante del 1º de Mayo escrito por las organizaciones anarcosindicalistas chilenas (1947)
Reproducimos un volante escrito por los principales gremios de tendencia libertaria en Chile en 1947 con motivo del Primero de Mayo. Este volante anuncia con clarividencia el ciclo de luchas obreras que se abre en la década de los '50 y sienta la posición libertaria sobre el conflicto yanqui-soviético al despuntar la Guerra Fría.
Documento histórico: un volante del 1º de Mayo escrito por las organizaciones anarcosindicalistas chilenas en 1947
A modo de contextualización...
Pese a que el anarquismo en Chile conservó, con altos y bajos, un nivel de influencia importante hasta 1960, es poco lo que se conoce del anarquismo criollo en la década de los ’40. Es por ello que creemos importante, como una manera de aportar a la fragmentaria información escrita que de esa época se tiene, la reproducción de un volante distribuido en 1947 por los libertarios con motivo del Primero de Mayo, la conmemoración por excelencia de los anarquistas (también llamada la “Pascua de los productores” según la Oda al Primero de Mayo escrita por el anarquista italiano Pietro Gori a fines del siglo XIX). Este documento refleja brillantemente su época, momento en el que el panorama internacional comienza a cambiar dramáticamente con la polarización de las grandes potencias que emergieron victoriosas de la Segunda Guerra Mundial, la URSS y los EEUU*. La Guerra Fría, la cual moldeará al mundo por los próximos 50 años, comienza a perfilarse luego de los abrazos de Stalin con Roosevelt en Yalta. La llegada de la dupla Truman-Marshall al poder en los EEUU comienza un nuevo período en que la difícil colaboración de ambas potencias durante la conflagración contra el Eje nazi-fascista dará paso a la abierta confrontación. En este panorama, los libertarios son inequívocos: ni Truman, ni Stalin, ya que ambos representaban expresiones de un reparto imperialista del mundo que, en lo fundamental, se tocaban (el sometimiento de los pueblos a su hegemonía respectiva y la explotación de la clase trabajadora).
Entonces, los efectos de la Guerra Fría aún no se hacen sentir con fuerza en Chile: González Videla es presidente gracias a una alianza de su partido, el Partido Radical, con el Partido Comunista, entonces avocado de lleno a las tesis del frentepopulismo. Sin embargo, un par de semanas antes de circular este volante, las primeras fracturas en esta alianza comienzan a aparecer con la exclusión de los comunistas del gobierno el 15 de Abril de 1947. Un año después de escrita esta declaración, en 1948, González Videla se pasará de lleno al campo norteamericano, abrazará la Guerra Fría en todo su esplendor macartista, y apoyará firmemente la intervención abierta de los EEUU en Latinoamérica, intervención que aún pesa de manera onerosa sobre nuestros pueblos (cabe recordar que en Abril de 1948 se realizará, en Bogotá, la Conferencia Panamericana presidida por el Secretario de Estado de los EEUU, George Marshall, que dará origen a la Organización de Estados Americanos –OEA-, a la cual Salvador Allende llamara, de manera jocosa, el “Ministerio de Colonias” de EEUU. Durante el transcurso de la reunión se produjo el asesinato del líder de izquierda colombiano Jorge Eliecer Gaitán, que desembocó en el conflicto social que azota a ese país hasta nuestros días). El 3 de Septiembre de 1948 González Videla promulgó la Ley de Defensa Permanente de la Democracia (Ley No. 8.987), más conocida como la Ley Maldita, con la cual se proscribía al Partido Comunista, se eliminaba a sus militantes de los registros electorales y comenzaba un proceso de persecución a la izquierda a todo nivel. También la ley prohibía la realización de huelgas o cualquier otro acto que afectara el “orden público”, y se intervenía abiertamente al sindicalismo, llegándose al extremo de que los sindicatos, para poder existir legalmente, debían contar con un certificado “ideológico” otorgado por la policía. El creciente ánimo inquisidor del gobierno de González Videla llevó a varios comunistas, pero también a sindicalistas, socialistas y anarquistas, a la cárcel y a campos de concentración como el de Pisagua, el cual será re-utilizado en 1973 por la dictadura de Pinochet.
La declaración de los anarquistas da cuenta también de la debilidad en la cual en ese momento se encontraba el sindicalismo chileno. El movimiento obrero se hallaba dividido: la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCh) se había fracturado en 1946 después de la masacre de 9 personas durante una manifestación en la Plaza Bulnes en enero de ese año. Los socialistas y los comunistas habían llevado al radical Juan Antonio Ríos al poder en 1942, pero después de esta masacre, donde murieron militantes del Partido Comunista (incluida Ramona Parra, una joven de 20 años, en cuyo honor se formará la brigada muralista más importante de la historia chilena), los comunistas deciden restar su apoyo al gobierno de Ríos –quien, dicho sea de paso, debido a un cáncer terminal no se encontraba al mando del gobierno, estando como presidente interino Alfredo Duhalde, responsable político de la masacre. Los socialistas en cambio siguen apoyando al gobierno. Al no ser la CTCh otra cosa que la correa de transmisión de ambos partidos, es lógico que la disputa político-partidista repercutiera en la división de la organización sindical. Esta división se consolidó en 1946 cuando los comunistas apoyan la candidatura de González Videla a la cual se oponen los socialistas quienes deciden llevar su propio candidato. Es a esta historia de flirteos con la burguesía y a su impacto en las filas del movimiento obrero a la cual los libertarios se refieren al denunciar en la declaración el “abierto colaboracionismo con el capital, puesto en práctica por los partidos de clase, socialistas y comunistas, (que) ha provocado la más grande división, el odio entre miles de trabajadores y el sometimiento y la desorientación de gran parte del proletariado de este país, que los inutiliza por completo para hacerle frente al capital en su nefasta labor de hambreamiento y de aniquilamiento de todo un pueblo” . No es casual que en la portada del 1º de Mayo de 1947 del periódico de los Pintores, gremio de inclinación libertaria, se leyera la consigna “Los Partidos nos dividen, el Sindicato nos Une”.
En medio de este panorama de división de la clase trabajadora debido al cálculo político de los dos principales partidos de izquierda, el llamado de la anarcosindicalista Confederación General de Trabajadores (CGT) a los trabajadores a unirse a sus filas no debe ser visto como una mera expresión de ingenuo voluntarismo. Según un catastro de las fuerzas sindicales libertarias realizado en 1946 por el periódico de la CGT de Talca, “Vida Nueva” (a cargo del obrero gráfico Juan Segundo Montoya), si se sumaban todas las expresiones sindicales libertarias existentes en el país en ese entonces se contaba con una fuerza de cerca de 40.000 trabajadores, lo que los convertía en una fuerza formidable. Esta fuerza anarcosindicalista, un par de años más tarde, en 1950, se pondría como tarea primordial la unificación de la clase trabajadora chilena en una organización sólida, de base, clasista y de orientación revolucionaria: es así como nacerá el Movimiento Unitario Nacional de Trabajadores (MUNT), integrado por 12 federaciones obreras de tendencia libertaria, que será crucial en el proceso de unidad que llevará a la conformación de la Central Única de Trabajadores (CUT) en 1953**. Esta declaración ya insinúa este ánimo unitario de los libertarios, que ven claramente la necesidad de la unidad sindical para enfrentar un momento particularmente duro para la clase trabajadora en Chile.
El manifiesto de los libertarios hace también mención a la dura situación del campesinado chileno, que vive en esos momentos una situación de profundos cambios, de honda crisis en el sector, a la cual se sumaba la camisa de fuerza impuesta por la Ley de Sindicalización Campesina tramitada por el Congreso y que fuera decretada finalmente el 29 de Julio de 1947 (Ley 8811). Esta ley, pese a su nombre, era una manera de solapadamente impedir la organización sindical de los trabajadores agrícolas e ilegalizar las acciones reivindicativas de éstos, ya que solamente permitía la sindicalización de aquellos fundos con más de 20 obreros agrícolas (lo cual correspondía tan sólo al 13% de las propiedades) y no concedía el derecho a huelga. No por nada a esta ley se le llamó la “Ley de Trabas”. Una década después de aprobada la ley, se habían formado tan sólo 23 sindicatos campesinos con unos 2.000 afiliados. Esto no impidió que el descontento creciera, que se buscaran otras formas de asociación entre los campesinos y trabajadores agrícolas, los cuales se expresaron en las notables jornadas de lucha rural en Molina en 1953.
La declaración, con singular clarividencia, también advierte de la posibilidad de un estallido popular debido al alto costo de vida, augurio que de hecho se cumplió al poco tiempo, cuando en Agosto de 1949 se produjo un estallido social de gran violencia debido al alto costo de la vida, conocido como “la huelga de la chaucha” o el “chauchazo”. La gota que vino a rebalsar el vaso fue el aumento del pasaje en el transporte público en 20 centavos (una “chaucha”), lo que detonó huelgas espontáneas de los trabajadores y empleados, movilizaciones obrero-estudiantiles, luchas callejeras y levantamientos de barricadas en varias ciudades del país, pero principalmente en Santiago, el incendio y destrucción de gran parte de los buses públicos de la capital (estimado en el 85% de los buses), ataques a oficinas públicas, incluido el mismo Palacio de la Moneda, y saqueo a almacenes y tiendas por parte de una muchedumbre hambreada y cansada. Ni el Estado de Emergencia decretado por Videla, ni la militarización de la capital lograron amedrentar a un pueblo alzado en contra de la carestía de la vida. Las manifestaciones solamente fueron “controladas” tras ciertas concesiones arrancadas al precio de una decena de muertos. Esto no sería sino el preludio del ciclo de luchas obreras y campesinas que se abrió en la década de los ’50 y que tendría su máxima expresión en la huelga general del 7 de Julio de 1955.
Creemos, por último, que hay un motivo más para reproducir este volante y es la dificultad de que un documento como este sobreviva. Por lo general los archivos conservan periódicos, folletos, libros, pero rara vez un volante es guardado por décadas. De hecho, este volante sobrevivió casi por casualidad: fue encontrado en medio de un libro comprado en una librería de segunda mano. Compartimos entonces este valioso documento, el cual reproducimos íntegro a continuación como un pequeño homenaje a todos esos trabajadores libertarios que forjaron el movimiento popular chileno y escribieron con sus vidas las páginas más gloriosas de nuestra historia. A ellos, en su día, nuestro aprecio.
José Antonio Gutiérrez D.
1º de Mayo del 2009
* Vale destacar que el volante de los libertarios, lejos de hacerse falsas ilusiones sobre el “bloque anti-fascista, ilusiones que fueron moneda corriente en la izquierda de la época, denuncia la hipocresía del “anti-fascismo” yanqui y soviético, que no toca siquiera al régimen fascista de Franco, dejando en claro que su anti-fascismo no pasaba de ser mero oportunismo. En realidad, el “anti-fascismo” de ambas potencias se desprende de una política expansionista que chocaba con las pretensiones del Eje, pero al cual no le incomodaba la presencia de Franco en España. Dicho sea de paso, esta condena al régimen de Franco, que buscaba convertirse en solidaridad internacionalista con el movimiento libertario, se hace extensiva al régimen populista autoritario de Perón en Argentina, que reprimía las movilizaciones obreras impulsadas por los portuarios de la organización sindical anarquista, la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), en pos de la jornada de 6 horas.
** Sobre la conformación de la CUT y el rol del MUNT en este proceso, revisar los artículos de Antonio Lagos Castillo “El Anarcosindicalismo y el MUNT” y “La Central Única de Trabajadores: los libertarios y el proceso de convergencia revolucionaria” en la revista Hombre y Sociedad , No. 17 (Mayo del 2003). Es notable que en esta proclama de 1º de Mayo que reproducimos, se hable de “Socialismo Integral”, término que habría sido de corriente uso entre los anarcosindicalistas y que será posteriormente incorporado en la declaración de principios de la CUT, bajo la influencia del dirigente anarquista de la Federación Obrera Nacional del Cuero y Calzado (FONACC), compañero Ernesto Miranda.
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1886 - 1º de Mayo - 1947
Trabajadores de Chile, el proletariado del mundo rememora en esta día 1º de Mayo, el 60 aniversario de esta gesta libertaria; de este martirologio de un puñado de visionarios que en 1887 pagaron con su vida el delito de sentir en su corazón y de forjar en sus mentes un mundo más justo y más humano, donde no existiera el hambre ni la miseria, ni ninguna de las injusticias y desigualdades sociales que hasta hoy y en este siglo de las luces, convierten en un infierno la vida de la mayor parte de la humanidad.
Chicago y sus horcas, donde se balancearon los cuerpos de las víctimas propiciatorias del Capitalismo yankee, estarán eternamente grabados en la mente de los trabajadores de todos los continentes y de todas las latitudes, y en todos los aniversarios de este crimen burgués y de este martirio proletario, se elevarán gritos de protesta, y por sobre las fronteras capitalistas se darán la mano fraterna millones de seres humanos que sufren y extenderán su vista y su esperanza hacia un mundo donde el hombre sea hermano del hombre, y donde cesen para siempre las guerras fratricidas que hacen regresar al hombre a la época cavernaria.
En cada país, en cada región, se hace en este día un balance de la situación del proletariado y un recuento de sus fuerzas revolucionarias que hagan posible un avance social.
Al hacer este balance y este recuento en Chile, el resultado no puede ser más desalentador, la depresión económica y moral de la clase trabajadora ha llegado al máximo por el enorme costo que la vida va adquiriendo a cada momento, y si la cuerda se sigue tirando, se puede romper en cualquier momento, y entonces guai de los políticos de toda la calaña, de los terratenientes, monopolistas y especuladores que juegan con el dolor y la miseria populares.
El abierto colaboracionismo con el capital, puesto en práctica por los partidos de clase, socialistas y comunistas, ha provocado la más grande división, el odio entre miles de trabajadores y el sometimiento y la desorientación de gran parte del proletariado de este país, que los inutiliza por completo para hacerle frente al capital en su nefasta labor de hambreamiento y de aniquilamiento de todo un pueblo.
Por lo tanto se impone la necesidad de que los trabajadores abandonen de una vez por todas las tiendas políticas, y vengan a engrosar las filas de la C.G.T. anarco-sindicalista y anti-política, para poder avanzar y no retroceder ni marcar el paso como se ha hecho hasta el momento.
Pero la parte del proletariado chileno más sometida y más esclavizada, es el campesinado, son parias que vegetan en la más triste situación de sometimiento degradante a los feudalistas de esta tierra.
La Confederación General de Trabajadores reivindica para los campesinos el mismo derecho de libre asociación y de organización que está establecido en la misma constitución del país, y repudia la ley aprobada por el Congreso Nacional, que los encasilla y los frena para llevar a efecto el menor esfuerzo reivindicativo, muy de acuerdo esto con los intereses creados de la oligarquía terrateniente y con las ambiciones electorales de los partidos políticos, que no piensan en arrancarlos de su situación de ignorancia y de miseria, sino que aprovecharlos como carneros en los días de elecciones.
En el terreno internacional, el proletariado consciente del país debe repudiar los dos imperialismos que se pelean el dominio del mundo, el imperialismo ruso y el imperialismo democrático. Ni Truman ni Stalin, porque estos elementos dominantes pretenden llevar a la humanidad a una nueva guerra más sangrienta aún que la recién pasada.
El cacareado antifascismo de estos imperialismos durante la última guerra, no ha pasado de ser una farsa, por cuanto hacen la vista gorda ante los crímenes que a diario comete Franco, ese criminal siempre sediento de sangre, pues continuamente hace fusilar grupos de trabajadores revolucionarios, y mantiene abarrotadas las cárceles y hasta los conventos de España, con más de cien mil prisioneros proletarios.
La Confederación General de Trabajadores hace un llamado al proletariado chileno para iniciar una enérgica campaña popular de protesta por estos crímenes de que se hace víctima a los trabajadores españoles.
También se debe protestar en esta campaña, por la actitud asumida por el dictador Perón, contra los trabajadores libertarios argentinos de la F.O.R.A., pues reprimió la huelga por la jornada de 36 horas de los Obreros Portuarios de Buenos Aires, reclutando un enorme número de krumiros e imponiéndolos con gran fuerza de policía y del ejército.
Allá como aquí, al grito de ¡producir, producir! Se ahogan las huelgas por disminución de horas de Trabajo, que es el único paliativo que vendría a disminuir la cesantía que mantiene la miseria y la desesperación en millares de hogares.
¡POR UN 1º DE MAYO DE REBELION Y DE PROTESTA!
¡CONTRA LA POLITIQUERIA AMBIENTE Y LA MISERIA POPULAR!
¡POR LA LIBRE ORGANIZACION DEL CAMPESINADO!
¡NI TRUMAN, NI STALIN, NI PERON!
¡POR EL DERROCAMIENTO DE FRANCO Y LA LIBERACION DEL PUEBLO ESPAÑOL!
¡POR EL ESTABLECIMIENTO DE SOCIALISMO INTEGRAL Y EL COMUNISMO LIBERTARIO EN EL MUNDO! - ¡SALUD!
CONFEDERACION GENERAL DE TRABAJADORES, I.W.W., FEDERACION NACIONAL DEL CUERO, UNION EN R. DE ESTUCADORES, SINDICATO PROFESIONAL DE PINTORES, SINDICATO DE EMPAJADORES DE DAMAJUANAS.
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