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Crónica de mi pedido en extradición

category venezuela / colombia | imperialismo / guerra | non-anarchist press author Monday April 20, 2009 08:43author by Efraín Guerrero Sánchez - ELN Report this post to the editors

Los hombres y mujeres que un día escogimos el camino de la lucha armada militando en alguna organización guerrillera, nos preparamos para morir en combate, ser heridos, quedar inválidos o lisiados de guerra, caer a una cárcel en Colombia; pero no nos hemos preparado para enfrentar una extradición a una nación imperial.
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Los hombres y mujeres que un día escogimos el camino de la lucha armada militando en alguna organización guerrillera, nos preparamos para morir en combate, ser heridos, quedar inválidos o lisiados de guerra, caer a una cárcel en Colombia; pero no nos hemos preparado para enfrentar una extradición a una nación imperial.

Yo decía, y era lógico, estaba preparado para todas menos para la ultima, la de ser extraditado a los ESTADOS UNIDOS.
Por eso fue que esa noche del 17 de junio del 2006 la pase en vela, mirando en la oscuridad las paredes de una celda del patio 1B de la Penitenciara de Máxima Seguridad Doña Juana en la Dorada Caldas, “Uno de los peores días que me ha tocado vivir en prisión”. Dos noches más de desvelo me sirvieron para ordenar ideas y prepararme para de ahí en adelante asumir mi posible extradición a los Estados Unidos con Dignidad y Valor.

Aquel 17 de junio un día sábado, en medio del calor sofocante que producen los 35 °C a 40 °C de temperatura, a pleno medio día en la oficina que les condicionaron a los funcionarios del INPEC a la delegación del F.B.I. y del D.A.S, me imaginé muchas otras cosas menos que estos sujetos venían con la misión de interrogarme con fines de extradición.

En mi lenguaje de Guerrero eso fue una emboscada en la cual sumisamente caí. Iba conmigo para también ser interrogado, Juan Carlos, militante del Frente Guerrillero Bolcheviques del Líbano. Mi instinto y mi malicia indígena, esa misma que en tantas ocasiones me ha salvado del peligro me iluminó y tomé una rápida decisión. Voy a entrar yo primero le dije Juan Carlos y según como vea las cosas pues hablas tu después y así fue.

Con un hipócrita saludo de parte y parte se rompió el hielo, se identificaron dos agentes del F.B.I y dos del D.A.S; para qué me necesitan los increpe tajantemente, y quien tomó la palabra fue uno de los agentes del D.A.S, como buen esbirro venia preparado para hacer su trabajo, empezó diciendo: “nosotros queremos hablar con usted de su paso por el Frente de Guerra Central, queremos preguntarle por algunos hechos que sucedieron en esa área cuando usted era el comandante allí”. Al decir eso lo interrumpí diciéndole que yo no era el comandante que ellos creían, que si bien era cierto que había operado en esa región y que era militante del E.L.N. cosa que nunca he negado, SÍ les negué que hubiese sido el responsable militar del frente de guerra como ellos lo afirmaban.

Intervino entonces uno de los agentes del F.B.I. que después por el expediente supe se llamaba Manuel Ortega, un hombre repugnante al hablar con su típico acento y contextura física de gringo: “si usted quiere hablar con nosotros, hablemos de una manera informal y si le parece para mayor seguridad suya, me firma aquí, simplemente para dejar constancia que estuvo hablando con nosotros, eso si le aclaro, todo lo que diga puede ser utilizado en su contra”. Recordé entonces, las películas norteamericanas donde los agentes federales cada vez que capturan a alguien le dicen esa misma frase; me dio como risa y me llené de curiosidad. Como he sido un hombre que le ha gustado siempre coger al toro por los cuernos, le dije: “pues hablemos pero yo no le firmo nada”. Armado con mi estoicismo de enfrentar lo que se venga, le salí al ruedo. Fue ese mi mas grande error, nunca debí aceptar hablar con estos personajes, en el momento que descubrí que eran gringos y del F.B.I, debí haber dado la espalda y regresarme al patio, pero la curiosidad de saber a que venían, y mi costumbre de enfrentar al contrario, me llevaron allí.

Gustosos aceptaron… ¡claro! Eso era lo que querían. Venían dotados de grabadoras en formato mp3 que descubrí después en el transcurso de la entrevista; a uno le vi asomar el cable por debajo de su camisa, lo tenía colgado al cuello con un collar; aunque no me sorprendí, si empecé a imaginar pasos de animal grande.

Empezaron indagando sobre mis nombres, yo tengo varias identidades, acepté; no tenía sentido negar lo que ya se sabía, siempre he pensado que no tiene sentido negar lo que no se puede negar, porque está claramente demostrado, y arrancó, el interrogatorio… fue muy amplio de preguntas capciosas relacionadas con la política de la Organización, frente al secuestro de ciudadanos extranjeros y la manera como el E.L.N concebía el imperialismo gringo. Ellos necesitaban que yo dijera, que el E.L.N tenía incluido en sus planes de acción, retener a ciudadanos norteamericanos y que el E.L.N, tenia como objetivo militar, los intereses de los ESTADOS UNIDOS.

Noté, que les interesaba esa parte, porque, de distintas maneras me lo preguntaban, entonces respondí: no es política del E.L.N retener extranjeros, aunque se ha hecho en ocasiones y dije lo que tenia que decir; el E.L.N, no es afín a los intereses del imperialismo Norteamericano, tampoco del imperialismo Europeo, que nos han catalogado como Organización Terrorista Internacional; financian la guerra contrainsurgente en Colombia, han decidido intervenir, en el conflicto interno nuestro, generando un mayor escalonamiento de la guerra en nuestro país. Al parecer, esto no les gusto mucho.., en general hice una defensa de la política del E.L.N; ya nos acercábamos como a las 2 horas de charla y todavía a mí, no me quedaba clara la intención de éstos sujetos; entiendo que un poco molesto el entrevistador le hace un gesto al gringo, y éste intervino nuevamente y fue en ese instante cuando va al grano, me preguntó: “¿Qué sabe usted del secuestro de un ciudadano Norteamericano llamado José Yesid Ceballos, que ustedes secuestraron?” Mi respuesta fue precisa, “no sé nada”. “¿No le suena ni se acuerda?” Me increpó nuevamente. “Ni me suena ni me acuerdo”, le contesté. En ese momento cambió el escenario y la entrevista terminó como creo nadie lo imaginó, la actitud de este tipo, Manuel Ortega, el Agente del F.B.I me sacó de casillas, no se me han olvidado esas sucias palabras y quizás nunca las olvidaré: “cuando te tenga frente a una corte en los Estados Unidos, te irá a sonar y te tocará recordar”. Todas esas preguntas ofensivas, habían ido llenando la copa y con esa situación se rebosó. La ira me invadió ante la amenaza de éste sujeto y mi actitud fue poco decente: “usted no tiene porque venir a amenazarme, no debería meter la nariz donde no le corresponde, debería preocuparse por resolver los problemas de su país y no venir a entrometerse en la justicia Colombiana, acá no los necesitamos; los problemas de Colombia los tenemos que resolver los Colombianos, debería enterarse y darse cuenta que aquí no tiene nada que hacer”.

Tal vez, poco acostumbrado este sujeto a que lo trataran así, se levanto de su silla como en actitud de agredirme y aunque su estatura física, superaba la mía, mi instinto fue de levantarme también y las palabras que siguieron, no son dignas de mencionar aquí. Los guardianes del INPEC que esperaban fuera de la oficina, entraron, pidiendo ¡calma señores! Y me pidieron retirarme, cosa que yo ansiaba desde hace rato.

Estando fuera de la oficina oí al gringo, que en su mal español me dijo: “Uribe, no va a dudar en un segundo en firmar la extradición de un terrorista del E.L.N, que siga el otro….” Juan Carlos esperaba pacientemente en el sitio conocido como recepción, tan pronto lo vi, le dije: “no hable con esos tipos, son gringos, en el patio le cuento los detalles, nos quieren llevar en extradición”. Así se hizo y nos fuimos al patio.

Eso fue lo mejor para Juan Carlos, si el hubiese hablado con ellos seguramente también le habrían armado el expediente. Ya en el patio, compartí con Juan Carlos, todo lo que hablé con estos sujetos, y como dije anteriormente, duré 3 (tres) noches sin dormir bien, hasta que logré, ordenar mi mente, prepararme y aceptar que no me quedaba otra opción que enfrentar con dignidad, este nuevo reto del proceso revolucionario en manos de mis enemigos.

Lo primero que hice, fue informarle al E.L.N por lo que me manifestaron, deduje que no le dieron mucha transcendencia a la cosa, debo manifestar que eso me afectó más, que la misma amenaza de extradición. Seguí insistiendo, escribiéndoles a distintas personas, que sabia, podían informarle al comando Central del E.L.N que a mí, me iban a pedir en extradición para los Estados Unidos, por el secuestro de un gringo y la mayoría, por no decir que todos, pensaron que eso era paranoia mía, y que no sucedería.

Exactamente, a los 17 meses, otro 17 de noviembre de 2007, cuando esperaba por esos días, libertad, un cabo del INPEC, fue por mí, hasta el patio, diciéndome, que tenía una entrevista, ¡oh sorpresa! Me volví a encontrar frente a frente, con los enigmáticos personajes, que al verlos, como aves de mal agüero, presagie que no venían a nada bueno.

Con el mismo tono repugnante y rebosante de prepotencia, el mismo personaje del F.B.I, del que hemos hablado-Manuel Ortega-, me recibo diciendo: “vengo a cumplir mi palabra señor ALEJANDRO”, me llamó como me llamaban en el E.LN. “Es usted muy caballero señor, le agradezco mucho su cortesía”, le contesté. A esa cita, pensé en ese instante, le pondría un estilo distinto; no me quedaba otra opción, así que opté por vacilármelos un poco.

Venimos a notificarle, orden de captura con fines de extradición, dijo el agente del D.A.S; para ésta ocasión, la comisión era más numerosa, 4 agentes del D.A.S y 3 del F.B.I. Entre los del F.B.I, venía embutido, en un traje de saco y corbata - ¡con esa temperatura de la Dorada! - el director del F.B.I, en Colombia. Todos querían pasar para la cámara de televisión a mi lado, para llevarse tal vez, el record de ser los protagonistas de llevar el primer integrante del E.L.N en extradición. Todos lo hicieron a su turno, el reseñador, quien certificó mi identidad y el que me leyó la orden de captura. Esta vez venían con cámara de televisión a bordo, todo quedó filmado. Creo que se sorprendieron de mi actitud, por que no me notaron preocupado, les firmé, todos los documentos que trajeron, ¡era una simple notificación!, no tendría consecuencias futuras firmar, leí, todo lo que firmé y pedí copias. El director del F.B.I en Colombia, me preguntó como me sentía, le dije “supremamente bien”. Seguidamente Manuel Ortega, me explicó cómo eran los procedimientos de ahí en adelante, me puso al corriente del itinerario procesal que sigue la justicia de los Estados Unidos y nuevamente las amenazas: “Si Usted no negocia y coopera con la Justicia Norteamericana, morirá en prisión, saldrá de la cárcel aún muerto con las esposas puestas, así ira al cementerio, el delito por el que Usted va a ser condenado en los Estados Unidos (secuestro) le puede dar una pena de 60 años de prisión, toda una vida”.

La exposición de cómo según él opera la Justicia Estadounidense fue amplia; lo escuché con mucha atención. Después de largo relato me preguntó qué pensaba, le dije: “estoy listo para enfrentar la justicia de su país; ya lo hice en Colombia, y como no me han podido condenar sino por Rebelión, me quieren enviar ahora a los Estados Unidos de Norteamérica; será un placer conocer su país y defenderme en la propia sede del imperio, a escasos metros de la casa blanca”. Todos soltaron una carcajada, porque al terminar la frase, yo ya me estaba riendo. Uno calvo del F.B.I dijo: “muy bien que tengas ese buen sentido del humor”. “El buen humor es de gente inteligente”, le respondí fogosamente.

Así irá terminando ese otro round y al despedirnos, la otra frase de Manuel Ortega “nos vemos en el avión del F.B.I en CATAM”, nos dimos la mano enérgicamente, lo miré a los ojos diciéndole “van ganando, pero no han ganado todo, tengo intacta mi dignidad y me sobra valor y mientras esto no me falte, su triunfo no será completo……, nos vemos donde sea y donde el destino nos ponga”.

Salí de aquella oficina atrás por un largo pasillo, al girar hacia el interior del penal, terminando el pasillo, miré hacia atrás, estaban todos apretujados en la puerta en silencio y mirándome, ¿Qué estarían pensando? ¿Que estaría pasando por su sucio cerebro? aún quisiera saberlo… Los miré un instante y les deje ver una sonrisa, pienso que se molestaban, se ofendían al ver mi actitud. A mi me complacía ver sus rostros de rabia. ¡Iban ganando!, era cierto, pero yo no estaba aún derrotado.

Mi siguiente paso fue volver a comunicarle a la organización de que no era paranoia mía, era un hecho, la orden de captura con fines de extradición estaba firmada por el señor Mario Iguarán, Fiscal General de la Nación. El pabellón de extraditables en Combita sería mi próximo destino. Los medios de comunicación dieron a conocer la gran noticia, los primeros miembros del E.L.N que serían extraditados a los Estados Unidos, EFRAÍN GUERRERO, NELSON JAIMES Y ALVARO GARCIA. Di algunas entrevistas telefónicas a los medios de comunicación, pensé que era importante dar a conocer a la Opinión Publica, la ignominia que pretendía cometer el gobierno de Uribe con los presos políticos integrantes del Ejército de Liberación Nacional. Los diálogos del E.L.N y el gobierno de Uribe habían quedado suspendidos si nuestro pedido de extradición encajaba dentro de ese tire y afloje, de eso que se llamo los diálogos exploratorios entre el E.L.N y el gobierno en la Habana (Cuba).

El 11 de diciembre del 2007 fui trasladado a la Penitenciaria de Máxima Seguridad de Combita-Boyacá, al pabellón N° 7 destinado para los extraditables. Me sorprendió la llegada a este patio y encontrar tanta gente esperando ser extraditada, el 95% para los Estados Unidos; allí se vive un ambiente pienso único en el mundo. Colombia es el único país que tiene un pabellón dentro de una cárcel especialmente destinada para albergar al personal que piensa enviar en extradición. Permanecen en el patio de extraditables de Combita un promedio de 190 a 200 personas esperando ser enviadas al destierro; allí no se habla de libertad ni de que se caiga el pedido de extradición, pues el porcentaje de quien se les cae la extradición es de 2 o 3 %, se habla es de ¿para donde esta pedido usted? y ¿cuánto le hace falta para el viaje? El promedio de permanencia en Colombia de un extraditable después de capturado es de 15 a 20 meses, algunos quieren irse rápido mientras que otros inventan cantidad de artimañas para prolongar su permanencia en Colombia; estar pedido en extradición es algo tan particular que no lo siente en su verdadera dimensión sino quien lo está viviendo, por eso el ambiente dentro de ese sitio de concentración en Combita es único.

El impacto de mi llegada a ese lugar fue grande y variado. Allí conocí de primera mano la cultura de los llamados traquetos. Eso para un guerrillero es la antítesis.

La vanidad, la opulencia, la prepotencia, el despilfarro y el servilismo de quienes atienden a los llamados patrones, todo ese conjunto de cosas donde nada es gratis y todo tiene un precio, donde la gran mayoría piensa resolver su problema “sapiando” y como dicen allí, “echando pa´ lante” a los socios, eso de entrada le crea a Uno un trauma. Aprendí muchas cosas, a veces pensaba que ese ambiente era el claro reflejo de lo que es Colombia hoy, a veces me reía de ver ciertas escenas, un multimillonario hablando y jugando alegremente con un ¡pobre, pobre!; un guerrillero y un paramilitar hablando, caminando y hasta invitándose a un tinto o a una gaseosa. Yo lo viví en carne propia. Un sitio donde un huevo frito vale 20.000 pesos, una silla rimax 300.000 o 400.000 pesos, un sitio para colgar una hamaca un millón (1.000.000) o hasta dos millones (2.000.000) si no decir mas; un celular 2.500.000 pesos, y en el momento de las requisas botados al suelo como basura, no valen nada, nadie los quiere ni siquiera mirar.
Bueno duraría un largo rato y gastaría varias hojas contando los detalles de lo que se vive y se ve en el patio de extraditables de Cómbita.

Mi espíritu de liderazgo me llevó a tener que jugar un papel a escasos días de estar en el patio, me postuló la población del pabellón para que fuera el representante ante la Administración y los Directivos del penal. Fue así como tuve que asumir la vocería y convertirme en el representante del Comité de Derechos Humanos del pabellón de extraditables. Lideré en compañía de otros, varias jornadas de desobediencia y representé el patio durante 6 meses de duración que estipula el reglamento del INPEC, la verdad 6 meses de gestión me agotaron, aunque seguí siendo un líder dentro del patio hasta el día en que salí de allí no faltaron los tropiezos, contradicciones y dificultades que considero como decimos gajes del oficio. Pienso que defendí la causa de los extraditables y como preso político deje en alto mi dignidad de luchador de clase.

Así transcurrieron 11 meses que me tocó vivir en este particular lugar, hasta que llego ese día, una de las fechas que no olvidare jamás, el 27 de octubre de 2008. Eran aproximadamente las 7:00 de la noche cuando un auxiliar golpeaba en la celda 22, con pereza y con mal genio porque me interrumpían mi tiempo en la lectura; recuerdo que leía una biografía del comandante Chávez, “Chávez sin uniforme”, me asomé al hueco de la puerta con el intenso frio de Combita a esa hora. Después de preguntar mi nombre el guardián me entrego 3 hojas de block y pude leer rápidamente que la Corte estaba emitiendo concepto desfavorable a la extradición de EFRAIN GUERRERO SANCHEZ. Lo leí dos veces para estar seguro y entonces me convencí, ¡Se me calló la extradición!, se me hizo un nudo en la garganta, instintivamente mi compañero de celda me dio un abrazo, hasta nos olvidamos del pobre guardián que esperaba afuera para que le firmara el recibido, porque nos habíamos concentrado en leer lo que decían los 3 folios.

Esa noche no lograba conciliar tampoco el sueño, esta vez de la emoción, solo quería que amaneciera para compartir con mis allegados y con mi defensa la gran noticia. Terminaba aquí el peso de una carga, el concepto de la Corte Suprema de Justicia Colombiana era claro, no conceptuaba favorable el pedido de extradición porque el delito por el que se nos pretendía extraditar había sido cometido en Colombia. La extradición para los colombianos por nacimiento solo se puede conceder por delitos cometidos en el exterior. Así lo establece el Art 35 de nuestra Constitución Nacional. Este concepto no tiene apelación solo tiene que dársele cumplimiento, el Fiscal General de la Nación, tiene que revocar la orden de captura con fines de extradición.

La Corte Suprema de Justicia, conceptuó en derecho, no quiso hacerle el juego a Uribe que ha querido utilizar la figura de la extradición como una herramienta en su lucha contrainsurgente en Colombia, extraditando a los presos políticos.

Así termino esta crónica donde las valoraciones de cómo se planteo nuestra defensa será motivo de otro escrito. No podría terminar sin antes dar los agradecimientos y resaltar el trabajo de los abogados que conformaron nuestro equipo de defensa, a los funcionarios de la Fundación Comité de Solidaridad con los presos políticos y tantas otras personas, hombres y mujeres que ayudaron y participaron en foros, marchas, conciertos, etc, a los que nos enviaron mensajes de fortaleza, al esfuerzo mancomunado de todos ellos, protagonistas todos de este triunfo.

Al Ejército de Liberación Nacional por las cartas y los mensajes de aliento del comandante Nicolás, el comandante Pablo Beltrán, Juan Carlos Cuellar y otros miembros del Organismo de la Dirección Nacional, a otros comandantes y militantes de la Organización, para todos, mi abrazo y mis agradecimientos.

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