Hoy me he despertado con mal pie, es uno de esos días obtusos en los que, dispuesta a desobedecer a la rapacidad del tiempo impuesto, una se cruza de brazos, negándose a articular palabra. Hubiera permanecido todo el día en silencio, atrapada en un sentimiento de tristeza y frustración, en modo introspectivo, con el ceño fruncido y la mirada perdida. Pero con estos tiempos que corren, me veo obligada a escribir, a no callar, a dar testimonio, a ser valiente y solidaria.
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