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Thursday December 14, 2006 03:22 by José Antonio Gutiérrez D.
Este artículo pretende plantear algunas cuestiones que creo están insuficientemente tratadas en el artículo de Joe Black “Anarquismo, Insurrecciones e Insurreccionalismo”, o que no son tratadas en absoluto. Escribo esto, pues creo que son cuestiones fundamentales para un debate con el insurreccionalismo, así como para comprender, en perspectiva, algunos de sus planteamientos y el lugar específico que ocupa en el movimiento anarquista en general. [English] Me parece, antes que nada, destacable la aproximación que el camarada Black ha tenido respecto al tema; en ningún momento ha caído en las descalificaciones fáciles, ni en las distorsiones, ni en las interpretaciones tendenciosas, a los que, lamentablemente, estamos tan acostumbrados en los círculos anarquistas. Antes bien, su intento de discusión ha sido respetuoso y ha desmitificado, de partida, muchas de las malas interpretaciones que son moneda corriente entre los anarco-comunistas. Espero, con este humilde aporte al debate, no alejarme de aquel espíritu, y saber remitirme a las diferencias reales en vez de crear, sencillamente, diferencias artificiales. Creo, en lo fundamental, que la crítica del camarada Black si bien es acertada en un número de cosas, es una crítica meramente formal. Es una crítica al “recetario” insurreccionalista, no a su “catecismo”. Sus críticas apuntan a ciertas prácticas, a ciertas cosas que los insurreccionalistas bien pueden hacer como dejar de hacer. Deja de lado la crítica a las concepciones políticas de fondo que dan sentido a determinadas opciones y posiciones coyunturales o al formato organizativo insurreccionalista –personalmente, no creo como el camarada Black que nuestras diferencias aparezcan sólo cuando entramos a tratar las cuestiones organizativas. Antes bien, creo que esas diferencias organizativas son el reflejo de diferencias políticas elementales. Hace falta una crítica interna y no sólo una crítica contingente. Para comprender el problema de las concepciones políticas (fundamentalmente erróneas, en mi opinión) del insurreccionalismo, hay que comprender que estas concepciones son, en primer lugar, fruto de determinados momentos históricos, cosa que no puede ser vista como un mero hecho casual. Toda idea política es hija de su época. En segundo lugar, que muchas de estas concepciones políticas tienen una existencia transversal en la izquierda, que sobrepasa al propio anarquismo. El “insurreccionalismo” responde a ciertas motivaciones de fondo que no son sólo patrimonio de los anarquistas, en definitiva y que se pueden expresar en una amplia gama de doctrinas políticas. Esto último creo que es sumamente importante, sobre todo en la experiencia chilena, en la cual ha habido una generación que habla un lenguaje insurreccionalista que ha transitado desde las concepciones lautaristas hacia el anarquismo. Si bien ha habido un cambio en ciertas concepciones políticas, la esencia insurreccionalista ha dado continuidad a esta generación, que ha cambiado (hasta cierto punto) de estética pero no de discurso de fondo. Sobre el contexto político en que se gesta el insurreccionalismoPrimero que nada, quiero insistir en que si bien el insurreccionalismo aparece supuestamente en el último par de décadas como una nueva concepción del anarquismo, en diversos momentos históricos (y bajo diversas banderas políticas –marxistas, republicanos y anarquistas) han emergido movimientos que en lo fundamental comparten una serie de elementos que les asocian al insurreccionalismo: rechazo en la práctica de cualquier tipo de organización con algún grado de proyección en el tiempo (organización “formal”, según los insurreccionalistas), rechazo del trabajo metódico y sistemático, desprecio por las luchas populares por reformas y las organizaciones de masas, todo lo cual tiene por contraparte al voluntarismo, maximalismo, una aproximación primordialmente emocional a la política, un cierto sentido de urgencia, de impaciencia y de inmediatismo[1]. Condiciones para el surgimiento de esta clase de tendencias en el seno del movimiento anarquista han ocurrido en ciertos momentos históricos muy particulares, en los cuales, por lo general, se ha combinado la represión por parte del sistema con el repliegue del movimiento popular. La combinación de estos factores ha sido un caldo de cultivo histórico para tendencias insurreccionalistas en el anarquismo. El primer antecedente, fue el desarrollo de la “Propaganda por el Hecho”, la cual nace como práctica en el anarquismo después de la represión de la Comuna de París. Luego tenemos el surgimiento del terrorismo en Rusia durante la represión que siguió a la revolución de 1905 y del ilegalismo en Francia en los momentos previos a la Primera Guerra Mundial. En Argentina, estas tendencias afloraron a fines de los años ’20 y durante la década de los ‘30, años de aguda represión y de repliegue del poderoso movimiento obrero trasandino, como expresión desesperada, aunque heroica, de un movimiento en decadencia. Luego, en Italia y Grecia se desarrollan durante los años ’60, décadas en que se experimentó con fuerza el reflujo de la post-guerra y la derrota política del movimiento de izquierda anti-fascista, aplastado desde la propia izquierda por el estalinismo. En España, la experiencia del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL) se desarrolla en los ’70, cuando se ve que el franquismo se va a acabar de “muerte natural” y cuando la transición pacífica, con exclusión de los sectores revolucionarios, ya se estaba maquinando. Incluso, la mención que hace el compañero Black del origen del insurreccionalismo en el mundo anglófono durante los años ’80 no es un dato de menor importancia: estos son años, nuevamente, de un fuerte repliegue del movimiento popular y de la ascendencia del neo-conservadurismo, de la mano del thatcherismo en Inglaterra y de las “Reaganomics” en los EEUU. Incluso en Chile, la experiencia del MJL (Lautaro), que creo es el antecedente directo que da una cierta tradición a un movimiento criollo de características insurreccionalistas, se desarrolla a fines de los ’80, cuando se signa el futuro del movimiento popular que se desarrolló en la lucha en contra de la dictadura, que había echado mano, sin vergüenzas, a “todas las formas de lucha”. Así mismo, son los momentos en que comienza el repliegue que se acrecentará con el bloqueo de las instituciones democráticas a las formas en que la lucha popular se había expresado, hasta ese momento, bajo la tiranía de Pinochet. El repliegue del movimiento popular significa, en la mayoría de los casos, un creciente sentimiento de aislamiento del movimiento revolucionario de las masas; esto conlleva, casi siempre, a una pérdida de confianza en las organizaciones de masas del pueblo, y de hecho, en el pueblo mismo, desconfianza que se disfraza, las más de las veces, con un lenguaje extremadamente abstracto de un proletariado sin expresión concreta más que en actos espontáneos de rebelión. Esta pérdida de confianza no se expresa simplemente como una condena de formas burocráticas, reformistas o entreguistas hegemónicas en tales organizaciones de masas (crítica que compartimos), sino que se vuelve una crítica a la naturaleza misma y a la razón de ser de estas organizaciones. Además, los momentos de repliegue por lo general se producen luego de momentos álgidos de la lucha de clases, cuando en los militantes aún sobreviven las memorias frescas de los “días de las barricadas”. Estos momentos se tienden a cristalizar, y se pretende capturar ese momento álgido, sencillamente, por un ejercicio de voluntarismo, por la realización de acciones que “despierten a la masa”... las cuales muchas veces tienden a jugar, contra la voluntad de sus ejecutores, más bien en las manos de la represión. Esta condena de las organizaciones populares y este inmediatismo en la acción, que por lo general, no pondera el impacto que las acciones tienen sobre la conciencia popular, y que muchas veces, en la práctica, cae en un vanguardismo extremo (aunque teóricamente haya un distanciamiento del concepto de vanguardia), tienden a exacerbar el aislamiento, lo que facilita, aún más, las tareas represivas y de exterminio de la disidencia del sistema. La Generalización de la ExcepciónLos momentos álgidos de la lucha de clases, si bien son los momentos más significativos de ésta, son, a la vez, momentos excepcionales. Son las bisagras en la historia cuando el sistema entra en crisis y se abren de par en par nuevas oportunidades para alternativas revolucionarias o radicales. Está precisamente en la naturaleza misma de la lucha de clases que existan momentos de avanzada y de reflujo; eso hace necesario que la organización revolucionaria tenga una visión estratégica. Pero muchas veces, ha habido tendencias dentro de la izquierda que han basado sus tácticas en la generalización de momentos, por definición, transitorios en la lucha de clases: así, la social-democracia se consolida en el momento de reflujo posterior a la Comuna de París, renunciando a la revolución y planteando un etapismo reformista como su estrategia. Generalizan la lucha de clases en un momento de baja como si esa fuera la constante histórica –es esto, y no otra cosa, lo que les lleva al posibilismo. Al contrario, ha habido quienes han generalizado en base a los momentos álgidos de la lucha de clases: el consejismo es una muestra de ello –con su estrategia de construcción de organismos de consejos basada en las revoluciones europeas del 1920, sin lugar para la lucha reivindicativa y sólo con un programa máximo. Esto lleva al otro extremo del posibilismo, al maximalismo, lo cual no es un problema en momentos revolucionarios, pero en momentos de reflujo produce aislamiento y confina al movimiento revolucionario a ser una secta, quizás muy devota, pero sin un rol decisivo en la organización popular. Muchas veces, las versiones más dogmáticas de estas corrientes son incapaces de apreciar la potencialidad revolucionaria de experiencias que no se ajustan a sus esquemas. Respecto al insurreccionalismo, como ya hemos expresado, también pareciera haber una generalización de ciertos momentos de la lucha de clases álgidos. Y la aplicación exclusiva de formas de lucha propias de momentos álgidos, descontextualizadas y en momentos de reflujo, en detrimento de otras, también pareciera estar mostrando esta tendencia que hemos descrito a cristalizar momentos históricos. Lo que puede redundar en consecuencias nefastas. El movimiento revolucionario debe aprender a ser flexible, a acomodarse a situaciones nuevas sin perder sus principios y sus políticas fundamentales. Hay que rechazar el dogmatismo, no sólo en el plano teórico, sino que también en el plano táctico.[2] El Dogmatismo TácticoUno de los problemas más graves del anarquismo hoy es el dogmatismo, pues éste reemplaza el análisis concreto de la realidad por una serie de consignas eternas, absolutas, imprecisas y apriorísticas. En realidad, el dogmatismo es la contra cara de la insuficiencia teórica. Los documentos teóricos del anarquismo contemporáneo están muchas veces plagados de imprecisiones y de visiones rígidas impermeables al contraste con la realidad. Pero al contrario de lo que muchos creen, no es sólo en el plano “ideológico” donde se aprecia el dogmatismo como una omnipresente pereza intelectual. Este dogmatismo se hace sentir mucho más fuerte en el plano táctico. Algunas de las formas en que este dogmatismo táctico se expresa, es en la tendencia entre los anarquistas a enunciar un principio, a enunciar una posición política –por lo general, nada más que fórmulas predecibles, calcadas a lo ya dicho en contextos y lugares totalmente diferentes por otros anarquistas- y luego intentar, posteriormente, justificarla. Es hacer las cosas al revés: los esfuerzos analíticos son hechos a posteriori de la toma de posición. Otra de las formas en que este dogmatismo táctico se expresa, como nos recordaba el compañero Black en su artículo, es en la construcción de ideologías y tendencias alrededor de una única táctica: encontramos resabios de esto en ciertas formas de anarco-sindicalismo y también en el insurreccionalismo. Esta es una línea de pensamiento bastante débil, que reduce la complejidad del panorama político y de la lucha libertaria a fórmulas únicas y sagradas. Lo que es importante notar, es que muchas veces, la lucha revolucionaria exige una variedad de tácticas que se imponen por necesidad en la propia práctica: formas pacíficas y formas de resistencia armada, utilización de mecanismos legales y rompimiento del marco legal, formas públicas y formas clandestinas, todo esto ha sido utilizado, a veces simultáneamente, por el movimiento libertario y el único parámetro que se puede utilizar es el medir qué tan efectivas son estas acciones en relación a los objetivos que el movimiento se plantea, así como en relación con el progreso en la construcción del poder popular y el debilitamiento del poder burgués. De nada sirve medir las tácticas por sus cualidades intrínsecas: lo que puede ser válido hoy, puede no ser válido mañana. Y a la larga, las tácticas sólo pueden ser tomadas o descartadas en función de un programa estratégico global; por tanto cualquier juicio en torno a ellas, debe salirse de juicios sobre sus cualidades intrínsecas, para ver qué tan bien sirvieron a los objetivos de largo aliento. El parámetro para medir las acciones de los anarquistas es en función de su programa –lo que se vuelve problemático cuando la mayoría de los grupos anarquistas incluso carecen de un programa básico. ¿Cómo tener, entonces, una visión coherente entre la acción –que se eleva al grado de fetiche- con objetivos de largo aliento que no existen sino como vagas consignas? ¿Significa esto, entonces, que nos debamos sentar y esperar eternamente, hasta tener un flamante programa para salir a luchar? Claro que no. Sencillamente, significa realizar las tareas de organización y nuestra inserción en la práctica popular, en las luchas, mientras desarrollamos paralelamente y damos forma a la visión general que la doctrina libertaria nos provee. Llevar, al calor de la lucha, los principios generales del anarquismo a alternativa concreta a un espacio y un tiempo determinados. El camarada Black nos recuerda lo importante que es, como parámetro para nuestras acciones de solidaridad, que el grupo con el cual solidaricemos apruebe las tácticas por nosotros utilizadas (ej. Apoyo a un grupo de obreros en huelga). Esto es válido, pero tan sólo representa una mínima proporción del campo de las acciones en que los anarquistas están frecuentemente involucrados. Estas acciones solamente responden a luchas en que los anarquistas son un grupo de apoyo externo (para ser honestos, esta situación es mucho más frecuente de ocurrir en un país como Irlanda, con un nivel de luchas sociales bajísimo y con un nivel de militancia política ínfimo). La mayor parte de las veces, nuestras acciones no son sencillamente de apoyo externo, sino que nos tienen a nosotros mismos como los actores primarios en la lucha (ej nosotros somos los trabajadores en huelga, o los pobladores que se toman un terreno) o responden a motivaciones políticas nacidas desde la propia organización. Defensa, Ataque y VictoriaEsta flexibilidad táctica significa asumir junto con nuestra acción, la necesidad de la evaluación política y el análisis. Es una máxima conocida que no hay praxis revolucionaria sin teoría revolucionaria y viceversa. La pura teoría política no nos sirve, como tampoco nos sirve la pura práctica; pero ambos conceptos son irrelevantes sin análisis político para hacer que teoría y práctica vayan de la mano y sean relevantes al aquí y al ahora. Así como para que nuestra práctica sea efectiva. La teoría nos entrega herramientas de interpretación de la realidad, pero hay que aplicarlas, comprendiendo que hay factores objetivos, factores subjetivos y una amplia gama de factores que mezclan de ambos elementos. Es la consideración de estos factores lo que orienta la práctica. Lo que nos dice cómo avanzar. Hago la aclaración de que siempre nuestra vista va hacia el frente y no favorecemos la espera: siempre podemos hacer algo en el presente. Qué es lo más recomendable, eso varía mucho dependiendo del contexto y no podemos tener una alternativa prefijada, ni respuestas fáciles. En momentos de reflujo es fácil caer en la impaciencia, en el voluntarismo, en el fetichismo de la acción. Nosotros sabemos que los procesos sociales son largos y no los queremos hacer más largos poniéndonos zapatos de plomo; pero también sabemos que la historia no tiene atajos, que los procesos de construcción son largos y que la “lucha final” es un mito que en realidad se desarrolla en diversos procesos de lucha y confrontación en la historia. Debemos estar preparados para los momentos en que podemos pasar a la ofensiva frontal, pero concientes de la complejidad de los procesos sociales y de las fluctuaciones en la lucha de clases, debemos estar igualmente preparados para afrontar los momentos en que el Estado y los capitalistas saquen todas sus garras, así como para los momentos de reflujo en que la indiferencia quizás nos golpee más fuertemente que la represión. El revolucionario, ante todo, debe aprender el arte de la paciencia. La impaciencia, como nos muestra la experiencia revolucionaria, no es buena consejera. Esto, insisto, no significa esperar, sino saber elegir qué clase de acciones elegir en determinados momentos. Quiero decir con esto que el “ataque”, concepto central en el insurreccionalismo, no lo es todo; en la lucha revolucionaria hay ataque, como también hay defensa, hay momentos para avanzar, como también hay momentos para mantener posiciones. Hay a veces que escoger el momento correcto para la ofensiva y nada de esto está predicho en ninguna de las doctrinas revolucionarias. Esto sólo se adquiere mediante la experiencia, la claridad política y sobre todo, por un ambiente de crítica sano, serio y maduro. Al final de cuentas, lo que nos interesa no es realizar acciones para calmar la conciencia de los compañeros, sino que nuestro interés real es la victoria y, lamentablemente, el número de ataques no necesariamente suma hacia este objetivo. La Discusión y la Praxis RevolucionariaMuchos de los puntos débiles del anarquismo son llevados al paroxismo por el insurreccionalismo. Quiero decir que muchas de las cosas que consideramos fundamentalmente erróneas en ellos, no son patrimonio propio de los insurreccionalistas, sino que se encuentran de una u otra manera presentes en el anarquismo en general. Hemos hablado de la cristalización de momentos históricos, de la generalización en base a experiencias extraordinarias, del dogmatismo táctico; pero también vemos que un aspecto que es extremadamente débil en el anarquismo es la carencia casi absoluta de una tradición de discusión constructiva. Las discusiones entre los anarquistas rara vez se han orientado a clarificar situaciones o a buscar soluciones a los problemas que enfrentan los revolucionarios en la práctica, sino que la mayor parte de las veces se motivan en un doble ejercicio de condenar a los desviados y demostrar quien es el verdadero garante de la pureza ideológica. Otro gran problema de la discusión entre anarquistas es la utilización de conceptos generalizantes, como demuestra el compañero Black, que en realidad más ayudan a obscurecer que a aclarar el debate. Por ejemplo, muchas veces se critica a los “sindicatos” como si todos fueran la misma cosa... obviando que hay un mundo de diferencia entre la experiencia, por ejemplo, de la IWW, de los sindicatos de maquiladoras o de la AFL-CIO en EEUU. El agruparlos en la misma categoría no sólo no ayuda al debate sino que es un error garrafal que evidencia una debilidad política y conceptual abismante. Estos factores, entre muchos otros, han ocasionado serias falencias en el debate en los medios libertarios. No es nuestra intención en esta ocasión buscar las razones de esta falencia, las que responden a un número de factores (aislamiento, idealismo, falta de práctica real, dogmatismo, sectarismo, etc...), sino que sencillamente queremos constatar la relación que existe entre la ausencia de una tradición de discusión constructiva y el problema que el camarada Black constata en los términos en que plantean el debate: o están con nosotros o están contra nosotros. El camarada Black correctamente plantea su desacuerdo con los términos chantajistas en que las criticas a las acciones insurreccionalistas son vistas por éstos como un alineamiento con el Estado y la represión. Nadie está libre de la crítica revolucionaria, mucho menos los mismos revolucionarios. No es legítimo ni honesto decir que quien critica una acción estúpida está “ajustando la camisa de fuerza” o está legitimando la represión, o está del lado del Estado, o es un timorato. Pero sí quiero destacar que la línea que divide la crítica de izquierda de la de derecha debe ser marcada tajantemente y no se puede dejar como una frontera difusa. Pues si bien es muy cierto que no tenemos por qué aceptar todo lo que hacen otras organizaciones ni tenemos por qué guardar silencio ante actos que consideramos estúpidos o equivocados, tenemos que estar siempre concientes de que nuestras críticas pueden ser utilizadas por el enemigo de clase, si éstas no son claramente formuladas, y si no se distingue ante todo con quien tenemos una diferencia antagónica (Estado-Capital) de nuestros camaradas con quienes podemos tener diferencias políticas que, por marcadas que estas puedan ser, no nos ponen necesariamente en lados contrarios de la barricada. El problema no es la crítica, sino cómo se formula ésta. No queremos que nuestra crítica se transforme en un argumento para la represión ni que juegue a favor del enemigo. Recordemos que el sistema está siempre buscando sembrar la división y buscan cualquier oportunidad para poder atacar a la disidencia. Pero no solamente la crítica contra el insurreccionalismo puede ser usada por el Estado y sus fuerzas represivas; de hecho, las mismas críticas de los insurreccionalistas pueden llegar como maná del cielo al Estado para justificar su despliegue represivo. Un ejemplo patético de esto, es la declaración que sacó la Coordinadora Informal Anarquista (CIA, vaya una sigla) de México ante los sucesos de Oaxaca (“Solidaridad directa con los oprimidos y explotados de Oaxaca” 16 de noviembre), en la que el grueso de la declaración es en contra del APPO. La CIPO-RFM y otras organizaciones populares que estaban en directa confrontación contra el Estado y el Capital. Nada de teoría, eso era la lucha de clases llevada a su máxima expresión. Pero ellos preferían gastar más saliva y tinta criticando de manera bastante deshonesta, y con algunos de los mismos argumentos con que los medios de prensa del Estado cuestionaban al movimiento de Oaxaca. Esta crítica no sólo fue reaccionaria, sino que además inoportuna, llegando en momentos en que los compañeros más requerían de solidaridad y en que la represión recrudecía. Esa actitud contrasta notablemente con la actitud asumida por el Comando Magonista de Liberación (Tendencia Democrática Revolucionaria –Ejército del Pueblo), quienes supieron mantenerse al margen, quienes supieron respetar las diversas opciones tácticas asumidas por los manifestantes de Oaxaca, y quienes estuvieron notablemente concientes de que no sólo nuestras críticas pueden ser funcionales al sistema, sino que también nuestras propias acciones irresponsables. Así lo dicen en un comunicado del 27 de noviembre ”Hasta ahora, nos habíamos mantenido a la expectativa y en estado de alerta para evitar que el movimiento popular aglutinado entorno de la APPO fuese reprimido so pretexto de la acción revolucionaria armada, pero la brutalidad con que está actuando el gobierno neoliberal federal y estatal nos obliga a elevar nuestra voz y hacer uso de las armas para tratar de contener y disuadir la ofensiva neoliberal que no debe ni puede ser tolerada por ninguna organización revolucionaria”. Pues a fin de cuentas, el peligro de que nuestras acciones, al igual que nuestras diferencias, puedan ser usadas a favor del sistema también tiene que ser considerado seriamente y parece ser algo absolutamente subestimado o ignorado por los insurreccionalistas. Omisión grave, pues sabemos en función de la experiencia histórica lo importante que ha sido el rol de provocadores y de acciones estúpidas para justificar la intervención de una represión desmedida y para aislar al movimiento revolucionario de sus bases de apoyo. La historia está llena de ejemplos, como los ilustrados por Víctor Serge en “Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión” (1925) sobre los provocadores al servicio del zarismo en la experiencia posterior a 1905 en Rusia (es notable que este texto se basa principalmente en documentos desclasificados de la ojrana, la policía política del zarismo, después de la revolución de 1917); Alexander Skirda en su libro “Facing the Enemy” (De Cara al Enemigo) también nos documenta, con archivos policiales franceses, el rol de los provocadores entre los grupos anarquistas terroristas desde el 1880 hasta fines de ese siglo; tenemos más recientemente, en la década de 1970 la "Estrategia de la Tensión" en Italia; historias de provocadores y acciones estúpidas plagan los anales de la izquierda y el anarquismo. Pero lo más peligroso no es ni siquiera la acción de los provocadores, sino que la acción irresponsable o inoportuna de compañeros sinceros, pero equivocados al actuar o sin brújula. No podemos entonces silenciar nuestras críticas, como quienes estén en desacuerdo con nosotros tienen un deber de criticarnos. Digo un deber, pues la crítica fraterna y constructiva, pero enérgica, es una necesidad para desarrollar un movimiento sano y para ayudarnos a superar nuestra propia praxis en la búsqueda de los caminos hacia la liberación. Sólo hay que saber cuándo, dónde y cómo hacer la crítica para que ésta fortalezca al movimiento revolucionario en lugar de debilitarlo. Lo mismo es cierto respecto de la acción. Como conclusión...Creo que el insurreccionalismo es útil en el debate actual no tanto por la crítica que hace a las organizaciones autoritarias o a la izquierda, y ni siquiera al movimiento anarquista, sino porque evidencia muchas de las falencias más graves en el movimiento libertario. Es una imagen refleja de nuestras debilidades históricas y de nuestras insuficiencias. Muchos de los compañeros que se apresurarían a tomar distancia del insurreccionalismo, se sorprenderían de saber que si bien puedan discrepar del producto final con éste, quizás comparten muchos de los fundamentos políticos más de fondo con ellos y adolecen de aspectos políticos semejantes. Me parece que el insurreccionalismo no es, como algunos compañeros quisieran hacernos creer, un producto aberrante de la confusión ideológica de las décadas recientes, sino que ha sido un factor que se ha expresado en distintos momentos históricos, ante ciertos procesos muy particulares, y que su expresión ha sido posible por la existencia de falencias políticas graves y de concepciones, en nuestra opinión, equivocadas. Estas concepciones no son algo nuevo, sino que se arrastran de hace largo. Ni tampoco se limitan al campo insurreccionalista –son más transversales, en nuestro movimiento, de lo que de primeras podríamos creer. En definitiva, creo que el insurreccionalismo se ha incubado, nutrido, criado y desarrollado a la sombra de los propios errores del movimiento anarquista (cosa que es igualmente válida para otras versiones de izquierda que también han presentado sus versiones particulares de “insurreccionalismo”) y su expresión conciente, como tendencia en derecho propio en el último tiempo, nos da la oportunidad de tratar estas situaciones políticas más de fondo y darles solución.
José Antonio Gutiérrez D.
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http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=4324
Compañero José Antonio, vale aclarar ante todo que no pertenezco a la Coordinadora Informal Anarquista ni algún otro agrupamiento anárquico en México aunque sí milito o me muevo al interior de lo que se denomina por acá movimiento anarquista y como tal me asumo. Una vez aclarado esto, sólo quisiera agregar que conozco el documento citado sobre los hechos de Oaxaca (Solidaridad con l@s oprimid@s y explotad@s de Oaxaca y el mundo
no con la APPO y sus líderes corruptos) de la Coordinadora Informal Anarquista y, sus reflexiones al respecto, parecen ser más fruto de la visión a distancia, donde todo se idealiza y magnifica o, consigna de las propias organizaciones clientelares que allí se señalan, que elocubraciones ptopias y bien intencionadas.
Basta la lectura de algunos de sus párrafos para ver a todas luces cuál es la posición de est@s compañer@s insurreccionalistas:
"No cabe duda, que la pequeña burguesía se excita con la revuelta y trata siempre de acarrear agua para su molino, utilizando como carne de cañón a l@s oprimid@s y explotad@s en las guerras intestinas que hoy libran las diferentes fracciones de la burguesía criolla por el poder.
Si bien es cierto que todo comenzó en los primeros días del mes de mayo, con la movilización combativa de l@s trabajadores de la educación por reivindicaciones salariales y, creció, considerablemente, con la solidaridad de amplios sectores de l@s oprimid@s, ante la brutal represión del 14 de junio a manos de la Policía Estatal. También es cierto que lo ÚNICO que dio lugar a la conformación de la denominada Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), fue el oportunismo de los líderes corruptos de una docena de organizaciones clientelares por el descontento ante los recortes de la partida discrecional del gobernador Ulises Ruiz, misma de la que se amamantaban desde tiempos inmemoriales.
Precisamente el oportunismo de estas organizaciones clientelares y los intereses y las zancadillas sindicales (tanto del oficialista Sindicato de Trabajadores de la Educación, liderado por la gangstercilla Elba Esther Gordillo, como por la denominada Coordinadora Democrática y el Consejo Central de Lucha) que dieron lugar al “surgimiento” de la APPO, fue el tiro de gracia del incipiente movimiento revolucionario oaxaqueño.?
Y en el mismo documento señalan por su nombre a estas lacras:
"Toda la bola de líderes corruptos que conforman la APPO, tienen una larga historia a la izquierda del Capital, son gentuza del talante de Flavio Sosa, quién fuera diputado del PRD, y más tarde se sumara a la campaña de Vicente Fox, para formar después el partido oaxaqueño Unidad Popular (junto a otros elementos del Frente Popular Revolucionario), mismo que favoreció al PRI en los comicios que llevaron al gobierno del estado a Ulises Ruiz." (Revista Proceso 1560, 24-09-06). O stalinistas como Aldo Gonzáles y oportunistas como Rogelio Pensamiento, líder del Movimiento de Unificación de Lucha Triqui, MULT (siendo éste el grupo más numeroso representado en la APPO, junto al Frente Popular Revolucionario que copó casi toda la actual dirigencia), individuo que, según declaraciones de Ochoa Lara (abogado de la APPO), es conocido por "sus arreglos con los gobiernos priístas". O mitómanos y vividores de la talla de Raúl Gatica, líder del clientelar
Consejo Indígena Popular de Oaxaca-Ricardo Flores Magón, CIPO-RFM, este último tan cínico que se presenta con bandera autónoma y anarquista, recaudando fondos para su “exilio” rosa en Canadá y Barcelona. Ni que decir de la incorporación a esta dirigencia de Zenén Bravo Castellanos, Erangelio Mendoza y, el octogenario stalinista Felipe Martínez Soriano, ex rector de la Universidad Autónoma de Oaxaca Benito Juárez y militante de la organización guerrillera PROCUP –PDLP, hoy fusionada al EPR. Ni del contubernio (a espaldas de las bases) con la partidocracia de izquierda y todo el dinero que reciben de senadores y diputados del Partido de la Revolución Democrática, así como de las propias arcas del partido; ni del anuncio de la dirigencia de la APPO de que el próximo 20 de noviembre una representación de la misma viajará a la ciudad de México para participar en la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador..."
Si para usted est@s compañer@s son "provocadores" al servicio del Estado y de la reacción o, repiten lo que dice la prensa burguesa creo, fervientemente, que tenemos lecturas MUY DIFERENTES de la realidad mexicana.
Estimado compañero Carlos, parto aclarando que en ningún momento planteo que la gente de la Coordinadora Informal de México sean "provocadores al servicio del Estado". Lo que cuestiono es la utilidad y la forma de una crítica, por lo demás muy dudosa, en el momento preciso en que lo que se requería era solidaridad en contra del ataque de la prensa burguesa y de los aparatos represivos del Estado.
(Efectivamente, por lo demás, las "acusaciones" son del mismo calibre que las lanzadas por la prensa burguesa durante ese momento y en todo momento contra las organizaciones en lucha -vagos, vividores, corruptos, no representativos -entonces, cómo te explicas la tremenda convocatoria?).
Para que entiendas mejor el punto que trato de hacer con la cita de esa declaración, repetiré nuevamente algunos fragmentos del artículo:
"El problema no es la crítica, sino cómo se formula ésta. No queremos que nuestra crítica se transforme en un argumento para la represión ni que juegue a favor del enemigo. Recordemos que el sistema está siempre buscando sembrar la división y buscan cualquier oportunidad para poder atacar a la disidencia.
Pero no solamente la crítica contra el insurreccionalismo puede ser usada por el Estado y sus fuerzas represivas; de hecho, las mismas críticas de los insurreccionalistas pueden llegar como maná del cielo al Estado para justificar su despliegue represivo."
Y digo, especificamente de la declaración:
"Esta crítica no sólo fue reaccionaria, sino que además inoportuna, llegando en momentos en que los compañeros más requerían de solidaridad y en que la represión recrudecía."
"Pues a fin de cuentas, el peligro de que nuestras acciones, al igual que nuestras diferencias, puedan ser usadas a favor del sistema también tiene que ser considerado seriamente y parece ser algo absolutamente subestimado o ignorado por los insurreccionalistas."
Eso es efectivamente todo lo que digo respecto a esta declaración. Lo que trato de hacer es un punto más general a partir de esta declaración: no es cuestión de ponerse a discutir los particulares del movimiento popular de Oaxaca (eso corresponde a la gente de Oaxaca mismo y hasta donde yo sé, nunca ha habido ni habrá organizaciones perfectas), sino que el sentido de la crítica revolucionaria y la forma y el momento de plantearla. Para poner otro ejemplo, sería legítimo que alguien sostuviera que las acciones del MIL en España eran aventureristas, esteriles y hasta estúpidas (no lo digo yo, por si acaso). Pero era el momento de andar sacando declaraciones públicas sobre esto cuando Puig Antich estaba condenado al garrote? Ese es el mismo punto que hago con Oaxaca.
Estimado José Antonio, volvemos a quedar en el principio. Definitivamente mi intento por hacerte ver que hablas a distancia, lo que te obliga a esgrimir argumentos de terceros, sin duda, pertenecientes o cercanos a los grupos clientelares que l@s compas de la coordinadora señalan.
Te repito, si la prensa burguesa hiciera público esas acusaciones tendríamos la mitad de la lucha ganada porque nos daría argumentos a l@s oprimid@s y explotad@s para no caer en los tentáculos de estos oportunistas.
Hablas de "fomentar divisiones" cuando con estos gansteres jamás ha habido ni podrá haber , no digas tu unidad, la más mínima coordinación. Los conocemos y sabemos de lo que son capaces y qué buscan con el movimiento: sin dudas, prebendas y beneficios personales.
Flavio Sosa, es el mejor ejemplo de lo que son capaces este tipo de gansteres y, el hecho de que esté en la cárcel no tiene porque motivarnos la menor solidaridad. Conocemos de sobra todas sus tranzas.
Nos mencionas el poder de convocatoria ¿dónde vives estimado José? Tal vez el clientelismo no exista u opere de otra manera donde radicas, aquí, en especial las organizaciones clientelares con base social indígena son utilizados y manipulados de la manera más vil por estos ganstercillos líderes. Podriamos mencionar el MULT, o el CIPO o,peor aún la Coordinadora de los 400 pueblos de Guerrero.
Y bueno, para terminar, comparar al MIL con la APPO, realmente demuestra un analfabetismo ideológico preocupante.
¡Salud!
Estimado Carlos, efectivamente, hablo a la distancia pero trato de seguir los hechos y de informarme de distintas fuentes (incluída la prensa burguesa, liberal y de derechas). Y de eso me hago una opinión, no solamente de los intercambios esporádicos con gente de la CIPO-RFM o de compas anarquistas que participan en la Otra Campaña.
Pero si, veo que quedamos donde lo mismo. Te insisto, no creo que existan las organizaciones sociales perfectas y donde tú quieras vas a encontrar clientelismo, autoritarismos y todos los demás ismos que quieras inventar, y puedes en ello encontrar excusas para no participar de ningún movimiento si llevas esta linea hasta sus consecuencias extremas.
Por eso la presencia de los anarquistas es de importancia en los movimientos populares (si existiera el paraíso terrenal de las organizaciones preclaras y libres de todo vicio, nuestra existencia sería, por lo menos, innecesaria). Mas, no creo que la manera de hacerlo sea utilizando los adjetivos de la prensa burguesa (gángsters, vagos, etc... todos hemos visto como se trata a los obreros en huelga, o a los indios alzados, etc.). Creo que aunque se haya adornado de un montón de jerga revolucionaresca el mensaje era bastante parecido -los líderes usando a las masas, etc.
El hecho de que Sosa se haya ido en cana por ser dirigente de la APPO y tú digas que no sea una cuestión que debiera movilizar la solidaridad, me parece francamente repulsivo.
Y en qué momento comparo la APPO con el MIL? Obviamente que son dos organizaciones totalmente diferentes. Nunca las compararía (así que no tienes necesidad de recurrir a la bajeza de la distorsión barata de mi argumento). Lo que si comparo, lee bien, es la situación en que cuando la represión se enzaña hay que ser cuidadoso con las críticas que se hacen y no servir inconcientemente de instrumento para justificar a la represión. Eso es válido para todos, para santos y pecadores.
Analfabetismo: incapacidad de leer. Por favor lee bien el ejemplo de nuevo (del MIL) antes de decir cualquier pachotada prepotente.
Es preocupante que tratando de asumir una actitud critica, se retomen elementos nefastos con los que mediante la mediatizacion y desinformacion masiva se ha tratado de asfixiar al movimiento oaxaqueño. Es realmente una lastima que los analisis se pierdan en diatribas sin sentido y enumeraciones de siglas de organizaciones que muchas veces no han tenido vinculacion alguna con lo realmente importante, al menos para nosotros como anarquistas: la experiencia autogestiva y el empoderamiento de la gente.
En tu supuesto pasas de largo frente a un elemento vital importantisimo: LA LARGA TRADICION INDIGENA COMUNITARIA. No por nada hoy por hoy y despues de mas de 500 años de colonialismo imperialista persisten en Oaxaca mas de 450 municipios autonomos que se rigen por usos y costumbres.
Tu supuesto analisis del clientelismo de la APPO no se sostiene frente a este elemento. Ejemplos sobran. En Oaxaca ciertos municipios que se asumen como priistas (y que bajo tu miope mirada serian clientelares), se asumen como tales por la simple y unica razon de no violentar la convivencia entre la misma comunidad. Inclusive el tan cacareado caciquismo no puede explicarse sin esta experiencia comunitaria AUTONOMA.
Aunque es indudable el peso de las organizaciones en una primera fase de la APPO, tambien es indudable que despues del 25 de noviembre , fecha marcada por una sangrienta represion casi, me atreveria a decir, sin precedentes en la historia reciente mexicana, hay un cambio en la correlacion de fuerzas, en el cual las organizaciones empiezan a difuminarse.
Reitero mi preocupacion frente a tus comentarios pues hasta ¨"tiro de gracia" le has dado a un movimiento que a pesar de todo sigue vigente. La APPO no la hacen las organizacion, la hace la gente. Nosotr@s, en nuestros analisis tambien hacemos a la APPO, la moldeamos a nuestra imagen y semejanza. Tu APPO apesta.
Carlos:
Es preocupante que tratando de asumir una actitud critica, se retomen elementos nefastos con los que mediante la mediatizacion y desinformacion masiva se ha tratado de asfixiar al movimiento oaxaqueño. Es realmente una lastima que los analisis se pierdan en diatribas sin sentido y enumeraciones de siglas de organizaciones que muchas veces no han tenido vinculacion alguna con lo realmente importante, al menos para nosotros como anarquistas: la experiencia autogestiva y el empoderamiento de la gente.
En tu supuesto pasas de largo frente a un elemento vital importantisimo: LA LARGA TRADICION INDIGENA COMUNITARIA. No por nada hoy por hoy y despues de mas de 500 años de colonialismo imperialista persisten en Oaxaca mas de 450 municipios autonomos que se rigen por usos y costumbres.
Tu supuesto analisis del clientelismo de la APPO no se sostiene frente a este elemento. Ejemplos sobran. En Oaxaca ciertos municipios que se asumen como priistas (y que bajo tu miope mirada serian clientelares), se asumen como tales por la simple y unica razon de no violentar la convivencia entre la misma comunidad. Inclusive el tan cacareado caciquismo no puede explicarse sin esta experiencia comunitaria AUTONOMA.
Aunque es indudable el peso de las organizaciones en una primera fase de la APPO, tambien es indudable que despues del 25 de noviembre , fecha marcada por una sangrienta represion casi, me atreveria a decir, sin precedentes en la historia reciente mexicana, hay un cambio en la correlacion de fuerzas, en el cual las organizaciones empiezan a difuminarse.
Reitero mi preocupacion frente a tus comentarios pues hasta ¨"tiro de gracia" le has dado a un movimiento que a pesar de todo sigue vigente. La APPO no la hacen las organizacion, la hace la gente. Nosotr@s, en nuestros analisis tambien hacemos a la APPO, la moldeamos a nuestra imagen y semejanza. Tu APPO apesta.
Para empezar, no era necesario que sirvieras doble ración, con una es más que suficiente. Pero, entrando en materia, tu discurso, aunque te asumes como parte del proceso contestatario oaxaqueño, no dista mucho del que maneja el compa José, elaborado a la distancia y ajeno a la realidad concreta oaxaqueña.
Si de veras eres parte de este proceso, desde una perspectiva anarquista, me parece muy extraño que no manejes la misma crítica de l@s compas anarquistas oaxaqueñ@s que han estado (y están) involucrad@s directamente en esta lucha. Desde luego, de antemano sabemos que no tod@s coincidimos ni tenemos la misma óptica sobre el acontecer diario de la lucha pero SÍ se parte de un mínimo común que precisamente plantea el rechazo total y la denuncia de toda esta bola de pinches oportunistas, politiqueros y gansteres que se encaraman como líderes del movimiento.
También me da gracia que me recitas toda la retórica de Juan Carlos Beas sobre el supuesto comunalismo indígena, donde plantea que a través de los usos y costumbres se encamina a paso agigantado al Comunismo libertario, cosa que se consume muy bien en el exterior y que se repite hasta la saciedad desde una mirada antropológica nefasta; cuando en la práctica esto se traduce (los usos y costumbres) en el caso de l@s Triquis, por ejemplo, en la venta de sus hijas o, en muchas otras comunidades, en corruptelas y prebendas, donde los caciques "autónomos" deciden a quién se le entregan o no, los recursos clientelares del Estado, según la filiación política y, llegan a condicionar hasta los servicios médicos y la entrega de medicinas y vacunas.
Y esto mi estimada Brenda SÍ QUE APESTA y dudo mucho que haya compañer@s que lo apoyen.
Desde luego, tal vez seas algún integrante del CIPO (que muy bien han sabido sacarle provecho a la solidaridad internacional, sobre todo en circuitos plataformistas donde quieren oír precisamente todo el rollo que les tiran) y, en ese caso, si entendería perfectamente la defensa a las prebendas.
¡Salud y Anarquía!
Rogaríamos a Carlos tratar de respetar las normas básicas que nos hemos dado en este sitio para asegurar que la discusión se mantenga por cursos constructivos y no degenere en acusaciones personales e insultos. Comentarios que no respeten estas normas básicas serán removidos o editados.
http://www.anarkismo.net/docs.php?id=29 (solamente en inglés, pronto en castellano)
Me da gusto que te "de gracia" el elemento que trato de incorporar a tu analisis, a mi me sigue preocupando lo cuadriculado de tu aproximacion. No dudamos que haya habido o existan todavia oportunistas que como tu dices, se quieran "colgar" de un movimiento (pseudo anarquistas incluidos).
El elemento HISTORICO que menciono, no viene mas que de haber hablado con integrantes de la Asamblea, siento decepcionarte, no lo saque de ningun libro.
De quienes estan trabajando para que precisamente no sean las organizaciones las que tomen el rol protagonico dentro de la asamblea. Los acontecimiento de Oaxaca, la asamblea y la toma de la ciudad durante meses no pueden ser explicados desde la logica de las organizaciones Carlos. Le gente que esta tratando de armar la APPM lo esta descubriendo. Tienes mas que ver con esta forma autonoma y COMUNITARIA de organizacion de los oaxaqueños. Se lograra reflejar este tipo de organizacion en otros lados? tal vez. Funcionaran de la misma forma? lo dudo. El objetivo y la vigencia de la appo reside precisamente en que a pesar de las diferencias dentro de las organizaciones la gente que compone la asamblea empieza a verse mas como APPO. Y esto no puede explicarse por medio de la teoria sino de la practica: en una manifestacion de la APPO cohabitan Stalin con la virgen de Guadalupe... Acaso eso le resta importancia a la aportacion historica de la toma de una ciudad durante meses y la organizacion autogestiva de la gente?
Por ultimo, tu patetico ejemplo de la venta de menores por parte de los triquis me parece como minimo, inaceptable. Acaso una madre desesperada o un padre alcoholico victima de 500 años de explotacion o colonialismo no hace lo mismo? y esto de la patagonia a las calles de Seattle? El problemo en el ejemplo que mencionas no es la costumbre, si no la imposicion de un modelo de explotacion que desmoraliza a la gente.
Tu cuadratura no puede aceptar que no se pueda pertenecer a organizacion alguna? si mencionas usos y costumbres forzosamente tienes que ser tal o cual?
Y perdon por la doble racion. Trataba de editar y no se pudo, no soy muy ducha para esto. Pero al menos tengo la humildad de aceptarlo, hubiera esperado que tu tuvieras la sabiduria de perdonarlo.
Un saludo libertario.
Disculpa que no te la haya seguido Carlos, pero la verdad que he tenido laburo a granel y eso me ha impedido seguir todas las discusiones por las que he dejado de lado las que creo más inconducentes.
No me voy a detener en todas las cosas que dices, porque la verdad, la mayoría de ellas se responden solas y sirven solamente para dar una imagen precisa de un cierto tipo de anarquismo desarraigado y virtual. Te insisto, cualquier persona con algún conocimiento de las organizaciones populares sabe que en este mundo no hay santos y que oportunistas existen en todas partes. Pero juzgar a toda la experiencia de la APPO porque hayan algunos, como tú dices, "pinches oportunistas" encaramados en la dirigencia, me parece por decirlo suavecito, desproporcionado.
Criticar por internet es sabroso. Nadie sabe donde te paras, ni cual es tu experiencia y puedes tirar mierda con ventilador sin mayores consecuencias. Dices que tanto Brenda como yo estamos alejados de la realidad de Oaxaca (distancia geográfica que no tengo problema en asumir personalmente y que ciertamente es un problema para tener una visión más precisa, aunque como te decía, trato de solucionarla informando por diversos canales), pero tus opiniones me dan la impresión, quizás equivocada, de que tu estás alejado de la realidad que los movimientos populares enfrentan en la práctica, donde ni hay santos ni demonios, ni donde las cosas no siempre son blanco y negro (como la omnipresencia de los oportunistas lo demuestra, que los ha habido hasta en la CNT del 36)
Las críticas están bien, pero dónde está la alternativa de todos estos iluminados que no se ve? Personalmente, prefiero mil veces una organización imperfecta a la ausencia de organización. Cuando los iluminados construyan una alternativa, pondré un poco más de atención al coro ese de consejistas, trosquistas, pseudo-anarquistas y otros. La mejor crítica revolucionaria es construir en la práctica una alternativa, pero ahí si que hay que ser parado compadre. Lo demás es hacer la nefasta e inconducente política de los satélites.
Ni para qué referirme a tu falta de solidaridad con los dirigentes presos. Creo que esa sola afirmación retrata tu actitud de cuerpo entero. Y te insisto, es sabroso. Tú puedes criticar, mientras los compas están en cana. Sabroso. A mi me basta con que la APPO tenga una represión tremenda encima para saber que se requiere nuestra solidaridad y dejo de lado todas tus apreciaciones clásicas del sectarismo "anarcoide" que usas como vara para medir a organizaciones que claramente llegaron más allá de sus direigencias, que con todas sus limitaciones, la hicieron. Si hay represión, habrá solidaridad. Y nuestra solidaridad va con la gente que sufre de la represión, aunque a tí te parezca gente "desagradable" y prefieres un constructo abstracto que son "los explotados y oprimidos de Oaxaca"... pero apenas tienen nombre y cara, te haces el boludo. Qué clase de solidaridad es esa? La palabra anarquía en boca de alguien con una definición tan pobre de solidaridad, dice menos que en boca de cualquier "pinche oportunistas" que tan sabrosamente criticas. Cuando la represión te toque el culo a tí y a tus amigos, también practicaremos la solidaridad contigo. Mientras tanto, seguiremos defendiendo a los que si la están viendo verde.
Quiero referirme también a un par de tonterías que dices:
"Desde luego, tal vez seas algún integrante del CIPO (que muy bien han sabido sacarle provecho a la solidaridad internacional, sobre todo en circuitos plataformistas donde quieren oír precisamente todo el rollo que les tiran)"
Te referirás a que CIPO fue parte de SIL. Hablando de circuitos plataformistas, es cierto que un par de organizaciones "plataformistas" estaban en esa coordinación (FdCA, WSM, etc.), pero la mayoría de la membresía, y ciertamente las de mayor peso, eran anarcosindicalistas (la CNT-Vignoles, la SAC y la CGT). Así que revisa bien tus datos antes de decir pachotadas.
" y, en ese caso, si entendería perfectamente la defensa a las prebendas."
en ningún momento Brenda defiende las prebendas. Pero si te parece mal que organizaciones internacionales solidaricen con organizaciones que sí tienen presos, bueno, qué más puedo decir. Nada.
Por último, como mexicano, me llama la atención que reduzcas el discurso indigenista al tal Beas ese. Notables socialistas, como Flores Magón, se percatarton de la importancia del factor indígena y del comunalismo en la generación de un nuevo proyecto social (que no significa ni fetichizar ni asumir todas las prácticas que algún grupo humano pueda realizar. Te recuerdo, además, que una aproximación similar fue utilizada por los populistas rusos con el mir, la comunidad rural). Otros socialistas latinoamericanos como González Prada y por supuesto el marxista José Carlos Mariátegui, repararon en ese "detallito" de millones de personas oprimidas y explotadas que tienen bastante que aportar a un proyecto revolucionario.
Creo que el punto que hice en el artículo se mantiene: el problema nunca es la crítica, sino que cómo se formula y qué hay detrás de ella. Tus opiniones, sobre todo ante el encarcelamiento de Sosa, creo que me justifican un poco en este punto. Porque mientras seguimos en este círculo de críticas los presos siguen presos y la represión sigue tocando a la gente de la APPO y no a los que tienen el ventilador para repartir la mierda.