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Ayití: ¿Hacia un nuevo Dechoukaj?

category américa central / caribe | imperialismo / guerra | opinión / análisis author Wednesday April 16, 2008 09:58author by José Antonio Gutiérrez D. Report this post to the editors

Hambre, Represión y Ocupación

Artículo de análisis de las recientes protestas en Ayití y el profundo significado que tienen en la lucha por los cambios revolucionarios en ese país y en América Latina. Sirva este artículo como un llamado a la solidaridad, particularmente, del movimiento revolucionario y libertario latinoamericano para exigir el fin de la humillante ocupación en manos de las tropas de la ONU (MINUSTAH), que ha causado toda clase de muertes y abusos (incluso sexuales), y que es hoy es el pilar represivo de un régimen social injusto y opresivo.
Momentos en que las tropas de MINUSTAH abren fuego sobre una manifestación en Puerto Príncipe
Momentos en que las tropas de MINUSTAH abren fuego sobre una manifestación en Puerto Príncipe


Ayití: ¿Hacia un nuevo Dechoukaj?

Hambre, Represión y Ocupación




No hay regimiéntico que los deténguica si tienen hámbrica los populáricos” (Violeta Parra, Mazúrquika Modérnica)




I.



Se chat kay k’ap manje poul kay” (Es el gato de tu casa quien se come tus pollos. Proverbio ayisien)


Las últimas semanas, las calles de Ayití han visto aparecer, como hongos después de la lluvia, innumerables barricadas y una muchedumbre indignada que se las tomó en protesta, debido a un sentimiento quemante en sus entrañas: el hambre. El hambre, no en un sentido metafórico, sino que real e implacable, ha liderado la convocatoria en contra de las políticas de la ocupación y el gobierno local sometido a directrices económicas neo-coloniales.

Esta era una crisis que se veía venir: desde mediados del 2007, el precio de algunos alimentos esenciales como los frijoles, el arroz, el aceite y las frutas, ha aumentado en un 50%, mientras que las pastas, han aumentado en un 100%[1]. Dos tazas de arroz cuestan la exorbitante cifra de U$0,60[2] en un país en que la mayoría de sus habitantes apenas alcanzan a sobrevivir con U$2 diarios. Ya a fines de enero, las noticias internacionales llamaban la atención sobre la nueva dieta de las masas empobrecidas por tres décadas de neoliberalismo desenfrenado: ante la incapacidad de pagarse siquiera un plato de arroz, los habitantes de los bidonville han debido recurrir a “alimentarse” de galletas de barro[3]. Y es que, en Ayití, mal que mal uno de cada tres niños menores de 5 años sufren desnutrición. Por tanto, las recientas protestas del hambre era una crisis que se veía venir en el horizonte y solamente pudieron sorprender a los más incautos.

Ante esta situación, tanto el presidente haitiano, René García Préval, así como los medios internacional han salido a recordarnos que esta es una coyuntura global, que los precios de los alimentos están subiendo en todo el mundo, a causa, entre otras cosas, del cambio climático, del alza en el precio del petróleo, de los biocombustibles... en palabras del propio Preval, “La situación por la que atraviesa Haití es una situación mundial (...) hay hambre en los países pobres, pero también hay hambre en los países ricos”[4].

Tales argumentos son, en cierta medida, correctos: es verdad que tanto el cambio climático con sus efectos devastadores para la agricultura, así como la enorme presión que ejercen los EEUU para estimular la producción de biocombustibles, como por ejemplo el etanol, los cuales se producen de granos como el maíz, han desquiciado completamente el precio de los alimentos, al convertir, criminalmente, alimentos en combustible y la tierra que debiera servir para cultivos destinados a calmar el hambre del estómago, es utilizada para cultivos que calmen el hambre de los motores.

Pero si bien estos argumentos son, en cierta medida correctos, al ser utilizados como excusa de la manera en que se han utilizado por parte del equipo de Préval, se convierten en argumentos falsos: Ninguno de estos procesos, que han conllevado a la escasez de alimentos y su consecuente carestía, han sido procesos naturales, sino que procesos impulsados por la rapacidad del capitalismo y por las necesidad imperiales de las grandes potencias, que precisan de la subordinación económica del tercer mundo.

La presión que ejercen los biocombustibles y el cambio climático sobre el precio de los alimentos y sobre los estómagos de los condenados de la tierra es un buen recordatorio de la irracionalidad de un modelo económico que a largo plazo, sencillamente, no puede sustentarse.

Y este modelo económico, en el caso de Ayití, ha sido impuesto a sangre y fuego desde época de los Duvalier, profundizado desde el “duvalierismo sin Duvalier” (el período post-1986) y llevado al paroxismo con la apertura económica impuesta por los EEUU tras el término “a las buenas” de la dictadura de Cedras y el retorno de Aristide en 1994 (quien había sido derrocado a tan sólo meses de convertirse el primer presidente democráticamente elegido en 1990).

De hecho, a Préval le tocó, en su primer período de gobierno (1996-2001), aplicar algunas de las medidas del programa de ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional que más contribuyeron a la ruina total del campesinado, los ti-peyizan, tales como la reducción de las tarifas de importación del arroz a un 3%, con lo cual la producción local fue arrasada por el arroz importado norteamericano que venía subsidiado desde su país de origen[5]. A las bajas tarifas de importación, se suman el monopolio en la exportación y el traspaso de los costos de las tarifas de exportación por parte de los monopolios a los campesinos[6]. Esta ruina progresiva del campesinado se alentó desde los programas económicos moldeados por la USAID[7] y desde las orientaciones del Banco Mundial y del FMI, que veían en el éxodo campo-ciudad no solamente la manera de ganar un mercado para los productos agrícolas subsidiados de EEUU, sino que además, la génesis de una abundante mano de obra paupérrima y barata para las maquiladoras y empresas de ensamblaje instaladas en las Zonas Francas. Este campesinado que engrosó los bidonville era supuestamente la fuerza laboral que pondría en movimiento la inversión extranjera de las maquiladoras para dar nacimiento al Taiwán del Caribe, el cual fue un aborto sin la menor esperanza[8].

Es este contexto el cual ha generado la situación actual de hambre, viéndose Ayití en la necesidad de importar la mayor parte de sus alimentos. Y este contexto, marcado por el modelo económico de un capitalismo completamente dependiente y deformado, ha sido continuado de manera completamente ortodoxa por el actual gobierno de Préval, sin la menor intención de corregirlo y antes bien, lo ha seguido profundizando aún más.

Debido a lo elevado del volumen de alimentos importados, a su constante alza y al escaso poder adquisitivo de los ayisien, con sus sueldos miserables y un desempleo enorme, había ya voces que comenzaban a exigir ciertas medidas (ej. Subsidios) que pudieran evitar una eventual hambruna en el país. A lo cual la ministra de economía Maguy Durcé declaraba, dejando en claro la entusiasta posición neoliberal del gobierno de Préval, que “Haití es miembro de la Organización Mundial del Comercio y debe respetar el libre mercado. Somos iguales, en este respecto, que los demás países de la CARICOM (comunidad de países del Caribe, ed.) y que los países de Europa. No podemos intervenir para bajar los precios”[9].

Así las cosas, las protestas de estas semanas eran inevitables y solamente vinieron a expresar la aguda crisis de un modelo económico que ha acumulado innumerables contradicciones las cuales, apenas, han intentado amortiguar mediante la caridad.

II.



Un país que no puede alimentar a su propio pueblo, está condenado a ser sirviente de otros” (Ansy Vixima, dirigente de Tét Kole Ti Peyizan)


El 2 de abril el pueblo comenzó por tomarse las calles en la sureña ciudad de Les Cayes (Okay), donde las masas empezaron reclamando por el hambre, para terminar denunciando a Préval y exigiendo el término de la ocupación militar a manos de la MINUSTAH (Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití). Al día siguiente, las masas hambreadas saqueaban camiones con arroz para distribuírselo y almacenes, para poder echarse algo a la boca, mientras amenazaban el cuartel de la ONU en la ciudad. Las tropas uruguayas de la MINUSTAH respondieron abriendo fuego y matando a una persona [10]. Desde entonces, la MINUSTAH volvía, una vez más, a sacarse la máscara “humanitaria” para cumplir el único rol que le da razón de ser: la de una fuerza represiva, golpista, al servicio de la oligarquía y de los intereses imperialistas en Ayití, país que, al no contar con un ejército propio, ha de recurrir a una fuerza de ocupación extranjera a fin de mantener a los sectores populares a raya[11].

Luego de estos hechos, y acicateado el pueblo por el hambre y la indignación ante la represión, la protesta se expandió por todo Ayití, a Petit Goave (Tigwav), a Gonaives (Gonayiv), a Saint-Marc (Sen Mak), a Puerto Príncipe (Pótoprens) con sus barricadas, con sus columnas de humo negro brotando de las llantas ardientes, con sus saqueos a galpones de alimentos, llegando el pueblo a quemar vehículos de la ONU, cuyas tropas se dedicaban a reprimir abiertamente a un pueblo desnutrido que, pidiendo pan, recibió plomo[12]. Y pese a la violencia utilizada para contenerle, el pueblo salió en enormes mareas humanas, cargando platos vacíos en sus manos, representando el hambre, pero también cargando ramas de árboles en sus manos, que representan el Rache Manyók, la lucha por arrancar de raíz la injusticia social y la opresión –un símbolo que se impuso en la lucha contra el duvalierismo y que, paradójicamente, utilizaba el pueblo cuando protestó en contra del fraude electoral con que se quería impedir la llegada de Préval al poder[13]. Ahora, esa misma simbología arraigada en la tradición combativa ayisien se volcaba en contra de Préval, mostrándole claramente que quienes lo pudieron en el poder, perfectamente lo pueden bajar en cualquier momento.

Los muertos seguían sumándose para entonces: tres muertos el día 4 de abril y otro el 7 de abril[14]. Un manifestante dice con meridiana claridad: “si la policía y las tropas de la ONU nos quieren disparar, no hay problema, pues a las finales si no nos matan a balazos nos matan de hambre”[15]. Tambores, ramas y platos vacíos, junto con automóviles y llantas quemadas, siguen poblando las calles. La represión se mantiene como la única respuesta.

Pero con todo, las masas continuaron saliendo a la calle, y a mayor represión, mayor valor demuestran, aumentando la furia de su carga en contra de los símbolos del poder, llegando el día martes 8 de abril a las puertas mismas del Palacio de Gobierno, amenazando con ingresar a éste tras algunas refriegas con las fuerzas de ocupación y arrojándole piedras[16]. Mientras tanto, los representantes de gobierno, que solamente se mantenían a salvo protegidos por las tropas extranjeras, llamaban refuerzos y el Secretario de Estado para la Seguridad Pública se limitaba, torpemente, a declarar que el gobierno respetaba el derecho a manifestarse siempre y cuando se respetaran los bienes ajenos[17], frases las cuales no hacen más que demostrar el infinito abismo existente entre el pueblo hambreado y violentado, y los representantes de su Estado autista.

Este punto demostraba lo insostenible de la situación, lo precario del poder de Préval, pese a las tropas de la MINUSTAH, y la necesidad de hacer algún gesto político para calmar momentáneamente el conflicto social y de clases. Para el día siguiente, 9 de abril, Préval estaba llamando a la “Poze” (calma) y ofreciendo algunas concesiones insuficientes para solucionar la crisis de fondo, pero que lograron que el pueblo ayisien le diera una tregua[18]. Con lo cual se volvió a una relativa calma, pero con un pueblo fortalecido y templado en la lucha, el cual entró, definitivamente, como un actor de peso en el escenario político –pese a dejar tras de sí 5 muertos y centenares de heridos, al menos 30 de los cuales han sido heridos de bala[19].

Estas protestas no fueron solamente protestas desesperadas, o si se quiere, protestas del estómago –aunque el hambre fuera la fuerza que diera cohesión a quienes en todo el país se levantaron contra el modelo. La movilización fue bastante más que eso: fue un acto formidable de rechazo a las políticas de Préval y a la ocupación militar. No es casual que los ataques se hayan dirigido a las expresiones tangibles de la ocupación: a los vehículos de la ONU, a un militar nigeriano de la MINUSTAH que fuera ultimado a tiros el sábado 12 de abril en Pótoprens[20], a una oficina de la ONU quemada en Tigwav[21]. Sus demandas, no se limitaron al enorme problema del hambre, sino que rápidamente evolucionaron a consignas contra el gobierno y contra la ocupación. El pueblo, se alzó, con enorme valor demostrando que, contrariamente a la formidable campaña de propaganda montada por la ONU sobre la “pacificación” de Ayití, el espíritu revolucionario corre en las venas del pueblo ayisien. Esta fue una movilización de un contenido político profundo, anti-imperialista, y la más contundente manifestación de masas en contra de la ocupación hasta la fecha.

III.



Pero esa misma cantidad de oro la podrían dar para encontrar la solución definitiva al hambre” (Los Prisioneros, “Latinoamérica es un Pueblo al Sur de Estados Unidos”)


Esta feroz sacudida al régimen de la ocupación, lanzó escalofríos a todo el continente, donde la izquierda “progresista” ha sido, mayoritariamente, cómplice de la ocupación y donde la participación latinoamericana en una ocupación originalmente planificada desde el Pentágono es un pilar central: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Paraguay, Perú, Uruguay, todos tienen tropas en Ayití[22].

Ahora están en boca de todos, cuestiones como la “seguridad alimentaria” y lloran con lágrimas de cocodrilo la situación desesperante del pueblo ayisien, sin preguntarse por las condiciones estructurales de su miseria ni mucho menos, como su misma presencia como fuerza de ocupación no hace más que perpetuar las contradicciones sociales y, más aún, exacerbarlas a su grado máximo. Brasil se adelanta a enviar, por caridad, algunas toneladas de alimentos[23], las cuales se acabaran pronto y dejarán intactas las causas de la miseria, mientras se seguirán gastando cientos de millones de dólares anualmente en mantener una ocupación militar a la medida de los EEUU y de los gwo nég, los oligarcas haitianos. Por cierto, nadie tocará las causas estructurales de la dependencia, cómo romper esas cadenas, y cómo practicar una solidaridad efectiva entre los pueblos latinoamericanos[24].

Por su parte, Préval no hace sino dar palos de ciego: logró una tregua con el pueblo enardecido que no es sustentable en el tiempo, pues no entrega ni una solución inmediata, ni una de fondo, a los profundos problemas de dependencia y deformación económica que enfrenta Ayití. El 9 de abril, junto con anunciar una reducción del 10% de los sueldos de los funcionarios públicos –que ganan U$857 dólares mensuales en promedio, mientras que el 80% de los ayisien de a pie se las tienen que ingeniar con menos de U$2 diarios[25]-, daba a conocer un programa de subvención a la producción de huevos, leche y arroz. Ayití solía ser autosuficiente en cuanto al arroz, y sin embargo, hoy debe importar unos U$270.000.000 anuales de este grano[26]. Préval anunció, el 9 de abril, que se subvencionaría solamente la producción nacional de arroz... ¡la cual es prácticamente inexistente! Esta medida sería completamente irrisoria para solucionar el problema más inmediato del hambre, si no fuera porque la seriedad de esta crisis nos impide reír. Finalmente, tras abandonar su falaz retórica de que la subvención al arroz importado sería lo mismo que “aniquilar” la (prácticamente inexistente) producción nacional –escrúpulos que debió tener en cuenta en su primer período de gobierno, cuando prácticamente eliminó las tarifas a la importación de este grano- el 12 de abril comunicó que subvencionará el arroz importado en un 15% durante un mes[27], lo que afectará a unas 30.000 toneladas, con lo cual el saco de arroz bajará de U$51 a U$43. De los U$8 de diferencia, los empresarios importadores “subvencionarán” U$3 y el gobierno los otros U$5, dinero el cual será sacado de uno de los fondos de caridad extranjera[28] (el 65% del presupuesto nacional proviene de la caridad internacional[29]). Los importadores, los mismos que se han hecho la América con la pobreza en Ayití, se felicitan por su “gesto patriótico”, que no es otra cosa que la mera rebaja de su tasa de ganancia pues el empresariado nunca pierde –a lo más, puede tolerar dejar de ganar en exceso. Esta medida es a todas luces insuficientes (una subvención de un 15% cuando los precios se han duplicado, triplicado y hasta cuadruplicado no puede ser sino calificada de insuficiente), llega demasiado tarde y su margen de aplicación, de tan sólo un mes, es demasiado efímero. No creemos que de acá a un mes, el pueblo ayisien, por algún milagro, vaya a sentir menos hambre que la que siente hoy.

Además, Préval anunciaba que lo más importante es estimular la producción nacional[30], que hay que avanzar nuevamente hacia la autosuficiencia con el arroz y otros productos[31]. Mientras Ayití importa 360.000.000 de huevos anualmente, lo que hay que hacer, nos dice Préval, es ver cómo se alcanzan a producir 300.000.000 localmente[32]. Todos estos objetivos son a largo plazo, no solucionan el problema del hambre hoy y no pueden ser vistas más que como declaraciones de buenas intenciones mientras no se sienten las bases estructurales que permitan convertir estas aspiraciones en realidades.

De hecho, dentro del paquete de medidas que Préval propone, habla incluso de subvencionar a los fertilizantes químicos, pero es incapaz –debido a su nivel de compromiso con las instituciones financieras internacionales y con la oligarquía haitiana- de hablar de una genuina e integral reforma agraria. En ella está la base para una recomposición real del campesinado, de los ti-peyizan, que es el actor en el cual recae la solución al problema del hambre. Es incapaz de cuestionar aquellas políticas que agravan la miseria, como la profundización del libre mercado mediante leyes como HOPE, que siguen convirtiendo a Ayití en un paraíso para las maquiladoras, y que, consecuentemente, siguen deprimiendo los salarios y las condiciones laborales de la clase obrera ayisien[33]. Y es igualmente incapaz de cuestionar la ocupación, que profundiza la dependencia y obstaculiza –mediante la represión- la búsqueda de soluciones y de cambios sociales sustanciales por parte del mismo pueblo ayisien, pues esa es la única garantía que tiene para mantenerse en el poder. Por tanto, aún sus soluciones a largo plazo son impotentes para dar soluciones de fondo a la crisis social de Ayití, debido a que dejan intactas las causas estructurales de la miseria y la explotación, y no cuestiona el aparato represivo que hoy se impone como un dique para el avance popular. Préval se ha demostrado incapaz de comprender el sentido real y profundo de lo que pasó en Ayití durante las últimas dos semanas.

Por último, para apaciguar temporalmente a las masas, Préval también debió sacrificar a su primer ministro, Jacques-Edouard Alexis, el cual ya el mismo miércoles 9 de abril estaba recibiendo “recomendaciones” de ciertos parlamentarios para que renuncie[34]. Y como “lo prometido es deuda”, el golpe de gracia le llegó finalmente el sábado 12 de abril, cuando en el parlamento, encabezado por el makout Youri Latortue[35], lo removió de su cargo[36]. Ahora les toca ver quien va a llenar el vacío generado con la censura de Alexis. Ya se han dejado saber algunos nombres de posibles candidatos, todos del agrado de la oligarquía, como el empleado del Banco Inter-Americano del Desarrollo, Ericq Pierre[37], y hay quienes plantean que, con toda certeza, llegará algún representante de la derecha más recalcitrante, makout y duvalierista a reemplazar a Alexis[38]. Sea quien sea, llegará al poder sabiendo los límites impuestos por la paciencia popular y con la certeza de que el gigante que duerme en el alma del pueblo aysien se ha despertado.

IV.



Bat chen-an, men tann met li” (Golpea al perro, pero espera a su amo. Proverbio ayisien)


Las consecuencias de esta movilización son múltiples: por una parte, demuestra la crisis profunda en que se encuentra el modelo de capitalismo dependiente haitiano impuesto desde la dictadura de los Duvalier. Un modelo que no ha hecho sino ofrecer la mano de obra bruta de la clase trabajadora y de los campesinos ayisien, a precio casi regalado, a los intereses económicos del Imperio. Esto es así en las plantaciones, en las maquiladoras o en la condición de balseros, nuevo rubro de “exportación” haitiano. Y un modelo donde, debido a lo atrasado de su estructura económica y a lo restringido de su mercado interno, la burguesía se ha enriquecido y reproducido en el control de la burocracia estatal y del comercio.

Un modelo económico que está hecho para servir los intereses exclusivos de un 5% de la población y de sus socios extranjeros, mientras el resto de la población sufre condiciones que cada vez se asemejan más a aquellas de los esclavos de las plantaciones de antaño. En frases del intelectual haitiano Jean Casimir este modelo está caracterizado por un “estado (que es) el instrumento de las asimetrías que desean imponer los extranjeros, es decir, la comunidad internacional”[39]; “un estado neocolonial que no existe sino para sostener la nueva trata de negros”[40] (y que) “desempeña el mismo papel que la administración colonial de Saint-Domingue: mantiene el lugar de los haitianos en la división internacional del trabajo. Desde esta época, la comunidad internacional pide a Haití solamente su fuerza de trabajo bruta, nada más. El estado ofrece sucesivamente cautivos, braceros o sirvientes escriturados y boat people”[41] Y este modelo acumula contradicciones enormes, las cuales hoy solamente pueden ser amortiguadas de mala manera, por la caridad internacional, la cual funciona como la camisa de fuerza que mantiene un modelo insostenible: “El estado se vuelve más hábil para mendigar que los pobres del pórtico de la catedral”[42].

Pese a que haya un contexto internacional que está impulsando el alza del precio de los alimentos, donde el calentamiento global causado por la irracionalidad capitalista es un factor no menor, el grado en que los países se ven afectados por este fenómeno depende de condiciones políticas y económicas que se han venido imponiendo en las últimas décadas. Lo que hoy vemos en Ayití es resultado de las políticas de medio siglo de la oligarquía y cualquier intento de buscar excusas en las condiciones internacionales no es más que una estratagema para limpiarse de culpa.

Pero también esta movilización demuestra la voluntad inquebrantable del pueblo ayisien y el hecho, ahora innegable, de que no se encuentra sometido, pese a la violencia de la ocupación que ha costado la vida de, al menos, 10.000 ayisien. Se engañan quienes ven en estas movilizaciones sencillamente una protesta desesperada de un pueblo hambriento. En estas movilizaciones, como en todas las movilizaciones populares del mundo, hubo un elemento concreto que gatilló la protesta. Hubo, como siempre, una gota que rebalsó el vaso. Pero en estas movilizaciones aparecieron también elementos que hacen parte del acerbo revolucionario del pueblo ayisien, que han aparecido en las luchas de las últimas tres décadas y que cualquiera que las haya seguido les pudo reconocer. Esta lucha, de ser un problema puntual, de alimentos, fue más allá de los saqueos de almacenes y pudo plantear demandas políticas específicas tales como una abierta oposición a las fuerzas de oposición. Los símbolos del dechoukaj[43] aparecieron de la mano de las consignas en contra de la MINUSTAH y sus títeres en el Estado. Lo que demuestra que la herencia de las luchas revolucionarias sigue presente, que sigue el proceso de acumulación de experiencias y que tarde o temprano, este proceso desencadenará las transformaciones sociales profundas que se precisan para superar el presente de hambre y opresión.

Pero este proceso no ocurrirá espontáneamente: la izquierda revolucionaria tiene un rol específico que cumplir y es el convertir este acerbo revolucionario y esta experiencia acumulada en décadas de lucha, en décadas de pequeñas victorias y fracasos, en propuestas específicas de transformación social, en programas revolucionarios que puedan dar sentido y progresión a una lucha que es larga y compleja. Las palabras de dos manifestantes nos entregan luces sobre la enorme importancia de la convergencia de los sectores revolucionarios ayisien: “Aún no han visto nada. Estamos esperando a que el gobierno nos diga qué va a hacer. De otra manera, se puede esperar lo peor” (Jeanti Mathieu) “Ocuparemos las calles hasta que encontremos una clara respuesta a nuestros problemas” (Jean Saint-Pyr)[44]. La voluntad de lucha está y tenemos más fe que nunca en las capacidades del pueblo ayisien: pero aún se espera que las respuestas vengan del gobierno. Estas respuestas, está claro después de tres décadas, solamente pueden venir del mismo pueblo ayisien, de sus organizaciones populares, de sus masas movilizadas, de los sectores del pueblo que han madurado una alternativa de cambio social. Hoy es más necesario que nunca fortalecer la unidad desde abajo, en la lucha y con un proyecto claro de poder popular que dé en el traste a la herencia institucional inútil para realizar los cambios que el pueblo demanda.

Por nuestra parte, como libertarios latinoamericanos, como izquierda latinoamericana, debemos cumplir con nuestro deber solidario con nuestros hermanos que luchan en las calles de Tigwav, Gonayiv, Sen Mak, Pótoprens, y abandonar el vergonzoso silencio que se ha mantenido sobre la ocupación de Ayití. Muchos que han denunciado a los cuatro vientos el imperialismo yanqui en Irak, han mantenido un cómodo silencio sobre el imperialismo de su propio gobierno en Ayití -en Argentina, en Chile, en Uruguay, en Brasil, en Bolivia, en Ecuador, el silencio reina y de Ayití casi no se habla. Y ya es hora. Son cuatro años de abusos, cuatro años de violencia, cuatro años de opresión y cuatro años de complicidad. Porque el silencio también es una forma de complicidad. Rompamos ese silencio, convirtamos la palabra en acción y aprendamos a decir junto a nuestros hermanos ayisien, Aba Lokipasyon! Aba Lenperyalis! Viv yon Ayiti Lib![45]


José Antonio Gutiérrez D.
14 de Abril, 2008







[1] http://espanol.news.yahoo.com/s/ap/080409/latinoamerica/car_gen_haiti_protestas_6

[2] http://mx.news.yahoo.com/s/ap/rep_gen_haiti_lodo_comestible

[3] http://mx.news.yahoo.com/s/ap/rep_gen_haiti_lodo_comestible http://www.haitiaction.net/News/HIP/2_10_8/2_10_8.html

[4] http://espanol.news.yahoo.com/s/09042008/54/internacional-pr-val-anuncia-subsidios-productos-b-sicos-reduce-sueldo.html

[5] Valga decir que si bien al principio, para competir con el arroz local, el arroz yanqui era más barato, una vez eliminada la competencia, el arroz importado cuadruplicó su precio y ha seguido subiendo hasta ser imposible de obtener por un gran número de hogares populares.

[6] Ya hemos analizado esto con un poco más de detalle en http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=4651

[7] Agencia norteamericana diz que de desarrollo que ha disfrazado la intervención económica imperial mediante programas de “ayuda” que moldean las economías tercermundistas según los intereses de los grandes Capitales yanquis.

[8] http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=4651 Ver particularmente el capítulo “Las Zonas Francas en Haití: un modelo de desarrollo fraudulento”.

[9] “Minister of Commerce expects New Free Trade Zone to Open”, Charles Arthur (a), 20/12/06, Alter Press, www.alterpresse.org

[10] http://www.haitiaction.net/News/HIP/4_4_8/4_4_8.html

[11] Nos hemos ya referido a esto en otro extenso artículo sobre la ocupación misma y el golpe que derrocó a Aristide http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=1063

[12] http://espanol.news.yahoo.com/s/reuters/080407/internacional/internacional_haiti_violencia_sol_1

[13] http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=2698

[14] http://espanol.news.yahoo.com/s/ap/080407/latinoamerica/car_gen_haiti_protestas_1

[15] http://www.thefreelibrary.com/Protests+over+food+prices+paralyze+Haitian+capital-a01610957481

[16] http://espanol.news.yahoo.com/s/afp/080408/latinoamerica/hait___violencia_onu_1

[17] Ibid.

[18] http://espanol.news.yahoo.com/s/reuters/080410/latinoamerica/latinoamerica_haiti_sol

[19] http://espanol.news.yahoo.com/s/afp/hait___violencia_onu Este artículo entrega una curiosa, por decir lo menos, descripción de la “inestabilidad” en Ayití como una situación originada por la existencia de “clanes enfrentados”. No viene al caso decir que no hay nada de clánico en los conflictos haitianos y que tal visión no es más que una grosera interpretación “folklórica” que nada tiene de análisis de la realidad. Tal afirmación no es sino una lectura sin fundamentos de una imaginación sobre-excitada por el racismo prevaleciente en el mundo occidental, típica en los juicios de los medios oficiales sobre África o su primogénita Ayití.

[20] http://es.noticias.yahoo.com/efe/20080413/twl-un-soldado-nigeriano-muere-en-puerto-e1e34ad.html

[21] http://espanol.news.yahoo.com/s/afp/080409/latinoamerica/hait___violencia_onu_3

[22] Colombia, El Salvador y Granada solamente tienen fuerzas policiales.

[23] http://espanol.news.yahoo.com/s/reuters/080409/latinoamerica/latinoamerica_haiti_brasil_sol_1

[24]Solamente Chávez se atrevió a denunciar al imperialismo y al capitalismo como autores del drama haitiano, a la vez que envió alimentos para paliar la crisis actual.

[25] Sobre el carácter predatorio del Estado haitiano, ver nuestro artículo http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=4652

[26] http://espanol.news.yahoo.com/s/09042008/54/internacional-pr-val-anuncia-subsidios-productos-b-sicos-reduce-sueldo.html

[27] http://noticias.mx.yahoo.com/s/ap/080413/latinoamerica/car_gen_haiti_protestas

[28] http://mx.news.yahoo.com/s/12042008/38/latinoamerica-violentas-protestas-provocan-ca-da-primer-ministro-hait.html

[29] http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=4652

[30] http://www.thefreelibrary.com/Uneasy+calm+in+Haiti+after+food+price+protests-a01610958424

[31] http://mx.news.yahoo.com/s/12042008/38/latinoamerica-violentas-protestas-provocan-ca-da-primer-ministro-hait.html

[32] http://espanol.news.yahoo.com/s/09042008/54/internacional-pr-val-anuncia-subsidios-productos-b-sicos-reduce-sueldo.html

[33] Para un análisis más detallado ver http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=4651

[34] http://espanol.news.yahoo.com/s/afp/hait___violencia_onu

[35] http://espanol.news.finance.yahoo.com/12042008/2/finance-news-senado-hait-remueve-primer-ministro-crisis-alimentos.html

[36] http://espanol.news.yahoo.com/s/12042008/54/latinoamerica-violentas-protestas-provocan-ca-da-primer-ministro-hait.html ; http://ar.news.yahoo.com/s/12042008/59/n-world-1003906-hait-destituyen-premier-protestas.html

[37] http://www.thefreelibrary.com/Haiti+seeks+new+prime+minister+after+food+riots-a01610960907

[38] http://www.haitiaction.net/News/HIP/4_13_8/4_13_8.html

[39] “Haití, acuérdate de 1804” Ed. Siglo XXI, 2007, p.44.

[40] Ibid, p.50

[41] Ibid. p.120

[42] Ibid. p.165

[43] Término que quiere decir “arrancar” y que se refiere al proceso de movilizaciones populares de masas que buscaban atacar el legado y la institucionalidad del duvalierismo después de su caída en 1986. El símbolo de las ramas en las manos de los manifestantes es un emblema de esto.

[44] http://espanol.news.yahoo.com/s/reuters/080409/latinoamerica/latinoamerica_haiti_sol_3

[45] En lengua kréyol “abajo la ocupación, abajo el imperialismo, viva Haití libre”.

Las ramas en la mano que simbolizan el Dechoukaj, la práctica del Rache Manyók
Las ramas en la mano que simbolizan el Dechoukaj, la práctica del Rache Manyók

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