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Santa María de Iquique, ¿crimen sin castigo?

category bolivia / peru / ecuador / chile | historia del anarquismo | opinión / análisis author Wednesday December 05, 2007 19:55author by Pedro Bravo-Elizondo - Wichita State University Report this post to the editors

La venganza de Antonio Ramón

Después de la masacre de la escuela Santa María, el gobierno le confía a Silva Renard en 1909 la jefatura de la comisión militar en Berlín para adquirir material de artillería. En 1911 lo nombra director de Material de Guerra y a cargo de la Fábrica de Cartuchos en Santiago, ubicada en las vecindades del Parque Cousiño. Allí en diciembre de 1914, se encuentra con su destino.
"Antonio Ramón Ramón conducido por soldados luego del atentado a Silva Renard. El Mercurio 15-12-14
"Antonio Ramón Ramón conducido por soldados luego del atentado a Silva Renard. El Mercurio 15-12-14


Santa María de Iquique, ¿crimen sin castigo?

La venganza de Antonio Ramón

Había que derramar la sangre de algunos amotinados
R. Silva Renard, segundo Parte Oficial

El amor de un hombre por una mujer, crece y declina, como las fases de la luna; pero el amor de hermano por hermano, es constante como las estrellas y perdura como la palabra del Profeta.
Proverbio árabe

Después de la masacre de la escuela Santa María, el gobierno le confía a Silva Renard en 1909 la jefatura de la comisión militar en Berlín para adquirir material de artillería. En 1911 lo nombra director de Material de Guerra y a cargo de la Fábrica de Cartuchos en Santiago, ubicada en las vecindades del Parque Cousiño. Allí en diciembre de 1914, se encuentra con su destino.

Luego de ocurrido el genocidio, los obreros fueron enviados de regreso a las salitreras bajo guardia militar. Otros emigraron o regresaron a sus tierras en el territorio nacional y los muertos fueron enterrados en fosas comunes, en el Cementerio # 2, en el barrio de El Colorado y otros lugares. Antonio Ramón vino a la Pampa salitrera en busca de información sobre su hermano. Trabajó en la Oficina Jazpampa de donde regresó a la Argentina, volviendo a Chile tres meses antes de su atentado contra Silva Renard.

Hemos sostenido que el anarquismo chileno, y en especial el de las salitreras, no fue violento en sus expresiones, como los gobernantes quisieron hacer creer a la opinión pública. De haber sido así, el intento de asesinato del general Silva Renard o cualquier otro habría tenido miles de candidatos entre los hermanos, hijos, esposas de los masacrados de Iquique. González Vera lo recordaba así: “Si sucedía en el país algo desagradable, decíase que era obra de los subversivos. A éstos calificábaseles de individuos sin Dios ni ley, partidarios del caos, de enemigos de la familia, de ácratas.”[1]

La venganza “por el valiente / que la metralla pulverizó” se cumplió parcialmente el lunes 14 de diciembre de 1914, a siete años de distancia de los hechos de Iquique. He aquí el parte policial, que extracté de El Mercurio de Santiago, del martes 15 del mismo mes.
Parte oficial de la 4ª. Comisaría.

Antonio Ramón Ramón, gañán, de 34 años de edad, de nacionalidad española, soltero y domiciliado en la Avenida Viel 1882, pieza número P, aprehendido hoy a las 10:35 a.m., por el guardián del Parque Cousiño, Crisóstomo Leiva, en circunstancias que huía por la Avenida Rondizzoni, y era perseguido por los señores Guillermo Torres, Viel 1235, y Domingo Salvo, misma calle, número 1859, pasó a disposición de V.S. por ser el autor de las heridas causadas, con daga, al general del Ejército don Roberto Silva Renard, en los momentos que éste se dirigía a la Fábrica de Cartuchos, de donde es director.

El hecho ocurrió en la Avenida Viel entre Rondizzoni y el Pasaje Baltra, frente a la casa número 1845, habitada por la señora Casimira Saavedra, quién presenció el hecho y salió a la calle dando voces de socorro, al mismo tiempo auxiliaba al señor Silva Renard, quién fue llevado momentos después a la Fábrica de Cartuchos, donde tiene su domicilio, siendo atendido por el médico de dicho establecimiento, don Enrique Valenzuela R.

El inspector don Antonio Vega, de esta sección, que oportunamente acudió al lugar del suceso, y tomó las primeras providencias del caso, interrogó al detenido Ramón en presencia del capitán de la Fábrica de Cartuchos, don Luis Cabrera y empleados y soldados de la misma, escribiente don Alberto guerra, empleado de oficina de Hugo Simuvisky y Braulio Arriagada, Zacarías Cea y Manuel San Martín, los tres últimos soldados; y dijo Ramón que él había dado de puñaladas al señor Silva Renard porque en los sucesos de Iquique había visto caer muerto a un hermano de él; y que hacía tiempo andaba persiguiendo al general para vengar la muerte de su hermano.

La señora Saavedra y el señor Torres, antes citado, aseguran que el general Silva Renard fue atacado por la espalda. Según declaración del señor Torres, el hechor iba acompañado de dos individuos más, que huyeron. El hechor pasó a la Cárcel de orden de V.S, y la daga con que ejecutó, al Instituto de Higiene, también de orden de V.S. La daga en referencia fue encontrada por Saavedra en el mismo lugar donde ocurrió el hecho.

Debo hacer presente a V.S. que el aprehensor encontró sitio del suceso el frasco que adjunto, cuyo contenido Ramón se había bebido creyendo que era estricnina, porque esta sustancia la había comprado en la República de Argentina con la intención de envenenarse después de ejecutar su venganza. Acompaño también la vaina de la daga que fue encontrada en un bolsillo del pantalón de Ramón; una navaja de afeitar, una libreta de matrícula de gente de mar a favor de Fabián Fernández, especies que fueron encontradas en su domicilio. Tres botellas y un vaso, conteniendo líquidos, un jarro de lavatorio, un estuche con elementos de afeitar y un libro de medicina que de orden de V.S. fueron llevados a su presencia a la Fábrica de Cartuchos, quedaron en este establecimiento.

El hechor presenta contusiones y heridas en la cabeza, por lo que fue atendido en la citada Fábrica, de donde se mandó a la Cárcel Pública de orden de V.S. Quedaron citados para comparecer ante V.S. el guardián aprehensor y los testigos nombrados. El cuarto que ocupa Ramón está cerrado y con herradura.


Lo que no dice el decano de los periódicos chilenos, es que al ser aprehendido el “hechor” fue atacado a sablazos por el ayudante del general, capitán Luis Cabrera Gana. El Chileno, del mismo día 15 de diciembre, comentaba:

No terminaremos la exposición de los hechos, sin protestar de una acción censurable. Después de estar aprehendido por la policía el hechor del atentado, un capitán de ejército sacó su espada y propinó una de golpes a Ramón, quedando en estado por demás digno de lástima, y se nos asegura que estas heridas puedan tener algunas complicaciones. El expresado capitán no debía haber manchado su espada en un individuo que ya lo estaba bastante por el acto cometido.
Es digno de censura este proceder, y basta.


De entre los datos obtenidos por el cronista de El Mercurio, se deduce que Antonio era de Molinar, España, sabía leer y escribir. Al juez De la Barra, confesó que el ataque al general lo había hecho por ser éste quien dirigió y dio la orden de fuego contra los obreros asilados en la Escuela Santa María, y entre los cuales estaba su medio hermano Manuel Vaca, único familiar varón suyo y que pereció en la matanza.

El periodista lo describe de esta manera, cuando lo entrevista el día 15. Esa misma tarde fue enviado a la Cárcel Pública, en calidad de incomunicado.

En una pieza de la guardia de la Fábrica de Cartuchos y sentado en el suelo, con las manos atadas por la espalda y las piernas aprisionadas por grillos, el hechor Ramón observa con actitud tranquila y resignada cuanto ocurre a su alrededor. En su cara, medio bronceada por el sol y la intemperie, se destacan sus ojos claros, pequeños y escrutadores (…)
- ¿Cuánto tiempo residías en Santiago?
- Más o menos tres meses. Anteriormente estuve en Valparaíso, trabajando en la Casa Molfino, y al presente estaba ocupado en ésta, en las obras del alcantarillado en los Arsenales de Guerra.
- ¿Tienes algunos amigos que te hayan aconsejado?
- Absolutamente ninguno. Procedí por mi cuenta. Un hermano mío murió en los sucesos de la Plaza Santa María en Iquique (sic) y ustedes comprenderán…
- ¿Y el veneno?
- Lo adquirí en la República Argentina, en mi último viaje que efectué en parte a pie, pero veo que me han engañado. La daga también la adquirí en la Argentina, y la he conservado siempre como arma de defensa, pero nunca la he empleado contra mis semejantes.

El sumario quedó terminado el mismo 14. “A las tres de la tarde, el juez sumariante y el jefe de la Sección de Seguridad estuvieron en la Corte Suprema, llamados por el Tribunal. La Corte recomendó especialmente el sumario y la investigación de saber si se trataba de alguna confabulación anarquista.” Nótese la eficiencia y rapidez de la justicia chilena de la época. Antonio Ramón fue condenado a cinco años de prisión. El general Silva Renard usó hasta el resto de sus días un parche de color negro en su ojo izquierdo, pues una de las heridas comprometió los órganos de su vista. Por motivos de salud, solicitó su retiro. Falleció en 1920.

¿Cuál fue la reacción de prensa popular, al otro extremo de la gama política del decano? La Batalla, periódico anarquista de Santiago, en la primera quincena de enero de 1915, encabeza su crónica de esta manera:

21 de diciembre de 1907- 1914, Aniversario de la horrenda masacre de Iquique. El asesino – El vengador

El sanguinario militarote Silva Renard se cubre de gloria ametrallando sin piedad al pueblo trabajador de la Pampa el 21 de diciembre de 1907; pero el 14 de diciembre de 1914 un hijo del pueblo, el obrero Antonio Ramón Ramón, hermano de una de las innumerables víctimas caídas en aquella luctuosa jornada proletaria intenta hacer ¡justicia! por su propia mano vengando a los caídos. Cinco puñaladas le asesta al masacrador, pero al oír las quejas de la cobarde fiera que se agarra con ambas manos a la reja de una ventana, gimiendo como un chiquillo, el ingenuo y sentimental obrero arroja la daga y huye perseguido por una jauría de perros policíacos que lo acosa por todas partes hasta apresarlo.

Finaliza su larga relación el cronista de La Batalla, agregando que “el pueblo demostró su alegría llegando muchos trabajadores, ese mismo día en su entusiasmo hasta gritar desde los carros con fuerte y sonora voz ¡Viva el hechor!”. Si nos detenemos a pensar en el arma utilizada por Antonio Ramón, una daga, no se habla de un puñal, vemos la jerarquía implícita en ella. El arma define al contrincante y su enemigo. Antonio no utiliza el revólver, el cual distancia y permite matar sin ver los ojos del contrario. La daga es el acercamiento, el coraje, la hombría de la cual nos habla Borges en su cuento “El Sur”. Antonio Ramón utilizó la sorpresa, táctica militar inmemorial. Sus pasos se perdieron en lo infinito del tiempo, completando el círculo de su vida errante. Su victoria fue sin esperanza, pero fue el sacrificio para redimir y redimirse. Reconcilió en parte su dolor y el dolor de los demás.

William Blake escribió en siglos pasados: Quien transforma su ley en una maldición, por su propia ley morirá

La sonada conspiración anarquista para asesinar a Silva Renard, como la tituló El Mercurio, entre otras publicaciones santiaguinas, fue únicamente el deseo de venganza causado por el dolor de la pérdida de un ser querido y si ese fue el caso, Roberto Silva Renard debiera haber muerto mil veces, por cada uno de los masacrados en la Escuela Santa María de Iquique.


Pedro Bravo-Elizondo
(Profesor de Literatura Latinoamericana en la Wichita State University)




Notas
[1] José Santos González Vera. Cuando era muchacho. (Santiago: Editorial Nascimento, 1951): 167.



Este artículo ha sido escrito para Anarkismo.net y para la publicación libertaria chilena "Hombre y Sociedad", número 22, diciembre del 2007

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Estos documentos son parte de una serie de entregas a cuentagotas sobre los debates en torno a la organización anarco-comunista que marcaron el período clave para esta corriente en Chile entre 1999 y 2004, de los cuales ya hemos entregado tres: sobre la re-estructuración orgánica del Congreso de Unificación Anarco-Comunista, sobre el Proyecto de Reforma Orgánica de esta organización, y un debate más de fondo sobre su norte político. Con estos dos artículos que ahora damos a conocer como parte de la cuarta entrega de esta serie, damos un paso atrás y volvemos a los momentos de formación del Congreso de Unificación Anarco-Comunista y a las discusiones en torno al por qué de una organización política de los anarquistas. Estos dos artículos, llamados "Acerca de la Organización Revolucionaria Anarquista" (Primera y Segunda Partes) aparecieron originalmente publicados en la Revista Hombre y Sociedad (HyS). El primero, fue publicado en el No.10, Noviembre del 2000, y la segunda parte apareció en el No.13, Agosto del 2001. El primer documento, había sido escrito un año antes, en Octubre de 1999, de cara al Congreso de Unificación Anarco-Comunista que tuvo lugar en la sede sindical de FETRACOMA en la calle Almirante Latorre en el centro de Santiago de Chile el 27 y 28 de Noviembre de ese año. Ese documento fue mi contribución, escrita a título personal, para la discusión sobre organización política, que era el tema clave a discutir en ese Congreso. Ahí, perfilaba la necesidad de una organización política anarquista que se planteara el trabajo popular en el corto plazo, un programa específico de transformaciones a mediano plazo, y objetivos revolucionarios a largo plazo. Esta visión de la organizacion política, estaba en debate con otros modelos de organización que otros participantes llevaban en mente, como establecer una especie de "colectivo" ampliado, o una coordinadora de colectivos (que era la fórmula favorecida por la JA! -Jóvenes Anarquistas- de la Universidad Católica, que estuvieron en el proceso hasta aproximadamente Mayo del 2000, cuando optaron por seguir aparte como colectivo). También estaban en debate las formas específicas que adoptarían los núcleos locales de la organización (organización por frentes, que era lo que favorecíamos quienes veníamos del grupo alrededor de HyS, por comisiones que era favorecido por los militantes del Centro y Sur de Santiago, u organizaciones de carácter territorial, que era lo que planteaba el grupo que venía de Comunitancia, donde estaba Mario Celis, que se inspiraban en el municipalismo libertario de Murray Bookchin). Este articulo dejaba espacio abierto a las variaciones en las formas específicas que adoptaría la organización según las preferencias y las discusiones de los asistentes al Congreso. Sin embargo, era imprescindible para nosotros dejar en claro los principios fundamentales que debía adoptar la organización política -los principios contenidos tanto en la Plataforma del Grupo Dielo Trouda y el Manifiesto Comunista Libertario de Fontenis. Ese era para nosotros el debate central y crucial en ese momento. Cuando uno lee la primera parte del documento, no deja uno de pensar en el estado del movimiento en esa época que se debía discutir de temas tan básicos y de no pocas obviedades, que sin embargo, encendían acaloradas polémicas -como ser la disciplina básica de acatar las decisiones mayoritarias y los mecanismos de toma de decisiones colectivos. Un aspecto clave era para nosotros el mostrar que esto no era una "desviación" provinciana nuestra, sino que éramos parte de algo mucho más grande que estaba creciendo en todo el mundo: esa era la época de auge del "plataformismo", con organizaciones consolidadas en Italia, Irlanda y Francia, y organizaciones emergentes en Suiza, Europa del Este, Sudáfrica, Turquía, etc. Anclar nuestra apuesta organizativa en un movimiento emergente global y en una tradición histórica que hilaba momentos claves de las luchas revolucionarias del siglo XX: Rusia, España y la resistencia anti-fascista, reflejaba nuestra ambición de ser más que un colectivo y de tener raíces profundas en un país donde, salvo nuestro contacto con algunos veteranos del movimiento de décadas pasadas, se había perdido la linea de continuidad del anarquismo militante, existiendo un hiato de casi medio siglo. En el mismo número 10 de HyS, en otro artículo, haciendo una reseña del primer año de vida del C.U.A.C., aclaro esto que para nosotros se había convertido en algo fundamental: no éramos un grupúsculo, sino "un proyecto histórico (...) portador de la herencia legada por toda una vertiente del pensamiento socialista, por generaciones de luchadores y por las esperanzas de igualdad, libertad y fraternidad de todo un pueblo", con la "responsabilidad de situar todo este legado histórico en el presente y proyectarlo hacia el futuro". El segundo documento, fue escrito en el transcurso del 2001, cuando ya se comenzaban a definir las estructuras de la organización, "en torno a la asamblea general, instancia ejecutiva, y a los trabajos prácticos desarrollados por comisiones, áreas en las cuales quienes se encuentran desarrollando alguna experiencia social, pueden abrirla al resto de sus compañeros y trabajar por hacer presentes las líneas de la organziación, decididas por todos en las discusiones de la asamblea" ("Año I del Congreso de Unificación Anarco-Comunista, C.U.A.C., José Antonio Gutiérrez D., HyS No.10, Noviembre 2000). Sin embargo, para entonces nos empezaban a quedar claras las limitaciones tanto de una asamblea en paralelo a la inserción social de la organización, así como de comisiones que en la práctica, funcionaban como colectivos con escasa coordinación. Así, comenzábamos a explorar la necesidad de cualificar la organización y dejar de actuar como un colectivo grande. Buscando debates y referencias en la literatura anarquista clásica, con los cuales fundamentar ideas y posiciones en la discusión de cómo construir organización político-revolucionaria, cuál era su rol, etc. nos encontramos con un gran vacío en la literatura anarquista en cuanto a los fundamentos teóricos de la organización. Notábamos que se hablaba mucho de organización, pero se decía muy poco de cómo construirla, dándosela por sentado. Incluso en la misma "Plataforma" y en el "Manifiesto", se habla de los principios estructuradores de la organización, y de su finalidad, pero -pese a ser dos de los documentos en la tradición libertaria que más desarrollan el tema- no se habla demasiado de su fundamentación -por qué la organización, en que sustrato social se da, cómo interactúa con otras expresiones organizativas, cómo distinguir una organización político-revolucionaria de otras formas orgánicas, etc. En cierto sentido, sentíamos que abordar el tema era un complemento a las propuestas que se venian haciendo desde quienes plantaban la reorganización por Frentes, y los planteamientos de Mario Celis, quien hacía muchas contribuciones sobre la presencia y la inserción social de la organzación, pero tampoco podíamos dejar de lado la organización política. Así nació este documento: como un intento de dar mayor fundamento a la necesidad de la organización político-revolucionaria y entender mejor las bases clasistas en las cuales sustentábamos nuestro proyecto, como un sector específico de un pueblo necesariamente heterogéneo. Si los otros documentos que hacen parte de esta serie de entregas son mucho más contingentes y coyunturales, estos dos artículos forman parte de las ideas centrales que estábamos desarrollando en torno a la cuestión organizativa. Ambos documentos, aunque fueron escritos a título personal, reflejan, en mayor o menor medida, discusiones colectivas que estábamos desarrollando con compañeros en Puente Alto y La Florida, con compañeros que venían de distintas luchas y trayectorias durante todo el período de la llamada "transición democrática" (sic), y de compañeros con quiénes nos encontrábamos en espacios sindicales y estudiantiles. Estas reflexiones informaron muchas de las decisiones políticas que tomaríamos en el transcurso de ese año y que nos llevarían, como sector mayoritario del C.U.A.C., a replantearnos el relacionamiento de nuestra organización con el mundo popular y con las organizaciones sociales en las que actuábamos, en las que teníamos incidencia, y en las que comenzábamos a tener protagonismo e incluso dirigencia -principalmente en los sectores estudiantil y poblacional, pero con algunos intentos cada vez más serios en el plano sindical. Creo que muchas de estas reflexiones son importantísimas hoy, cuando, casi 20 años después de formado el C.U.A.C., el movimiento libertario en Chile ha logrado tener un acumulado de experiencias en luchas y organizaciones populares nada despreciable, pero los intentos de organización politica siguen siendo esquivos, cayéndose frecuentemente en la fragmentación, cuando no en desvaríos autoritarios. Retomar estas discusiones político-teóricas es un primer paso para replantear el debate y seguir con esta deuda pendiente que tenemos los anarco-comunistas criollos con la organización revolucionaria anarquista. José Antonio Gutiérrez D.
1 de Julio, 2019

imageHombre y Sociedad (segunda época) apaga diez velitas [2007] Apr 17 by José Antonio Gutiérrez D. 0 comments

Artículo que apareció originalmente en el número 21 (Primavera 2007) de la publicación comunista-anárquica chilena "Hombre y Sociedad" con motivo del décimo aniversario de esta importante revista, en el que se hace un recuento histórico de su surgimiento, de algunos aspectos del anarquismo en Chile en la década de 1980 y 1990, y una evaluación de su impacto.

imageLa organización anarco-comunista en Chile (3ª Parte): Proyecto para un Nuevo Norte Político al C.U.A... Nov 23 by Frente Estudiantil del C.U.A.C. 0 comments

Después de que comenzara a andar la Reforma Orgánica del C.U.A.C., en Mayo del 2002, las tensiones respecto al curso de la organización, que hasta ese momento habían sido subterráneas, estallaron abiertamente. La reforma orgánica había encontrado la oposición de un sector minoritario en la organización, y solamente fue aceptada de mala gana y a regañadientes por éste, haciendo todo lo posible por poner palos a la rueda y hacerla fracasar. Este sector, a la vez que respetaba formalmente -y sin gran entusiasmo- la nueva estructura, se había planteado como objetivo el lograr una convergencia con otros colectivos anarquistas para ganar en número, a la vez que se daba pie atrás al desarrollo cualitativo de la organización en esos meses. La convergencia con esos colectivos buscaba de alguna manera volver al C.U.A.C. antes de sus orígenes y dar por el traste a la organización en Frentes. Esta convergencia se buscó a través de la creación de un periódico conjunto, llamado "Página Negra" (cuyo primer número apareció en Agosto del 2002, y cuyo segundo y último número aparecería en Enero del 2003), el cual se fue comiendo al propio órgano de la organización, el "ALERTA" (del cual aparecieron cuatro números*). No hubo más trabajo en común que se compartiera aparte de esta publicación, que no fue capaz siquiera de desarrollar una línea editorial coherente.

A la vez que un sector buscaba la unidad con otros anarquistas en base a las afinidades (en circunstancias que uno de los objetivos que habíamos tenido cuando se fundó el C.U.A.C. había sido superar la política de los "grupos de afinidad" y plantearnos como organización político-revolucionaria), en espacios artificiales, desde algunos frentes, pero particularmente desde el estudiantil, estábamos empeñados en crear una política de unidad y convergencia con otros sectores ibertarios, pero asentado en la práctica, en el trabajo de base, en el desarrollo de los frentes como el espacio central de actividad de la organización. Al poco andar, fuimos llamando a esta política de convergencia orgánica "Unidad desde la lucha". Esta consigna se convirtió en el eje que concentró las tesis básicas que sosteníamos en torno a la creación de una organización político-revolucionaria anarco-comunista que tuviera inserción y presencia real en las luchas, y que en un período de reflujo como el que vivía Chile en ese momento (aunque tomábamos nota de todo lo que estaba ocurriendo en el "vecindario", sobre todo en Argentina, con quienes teníamos -y tenemos- sólidos vínculos, y con Bolivia y Perú también), que también pudiera ser una organización que impulsara las luchas y ayudara a dar ese salto cualitativo que creíamos que el pueblo podría dar en ese momento. Tardaría el pueblo aún unos años en dar los primeros pasos en su despertar, pero creemos que mucho del esfuerzo que pusimos en lo estudiantil, sindical y poblacional, fue un aporte muy valioso en este sentido.

El choque entre estas dos concepciones se dio abiertamente después de Septiembre, y hacia Noviembre, la organización estaba llena de maquinaciones intestinas, así como de amenazas de expulsiones proferidas en contra de todos nosotros por el sector que se había enquistado en la asamblea general y se negaba a la reforma. Cuando fue la asamblea de evaluación de la reforma, el 23 de Noviembre, la situación ya era insostenible, con la renuncia del tesorero, amenazas, y cuando se revelaron tentativas de quiebre de la organización. Esta tentativa buscó fortalecerse después, el 29 de Diciembre del 2002, en el Encuentro de Iniciativas Libertarias, organizado desde el espacio de "Página Negra", buscando hacer el quite a todas las estructuras formales que la organización venía trabajando. Esta tentativa no pasó del encuentro. Pero ya para entonces resultaba claro que había que dar un debate político de fondo, y esta comprensión fue la que pavimentó el camino al Congreso Programático de fines del 2003, momento en el cual el C.U.A.C. daría por finalizado un ciclo para convertirse en la Organización Comunista Libertaria de Chile (O.C.L.). En este momento, la crisis era irreversible y este documento, pensado y trabajado desde el Frente Estudiantil del C.U.A.C. en el contexto inmediatamente posterior al encuentro de Evaluación, y mientras se desarrolló el Encuentro de Iniciativas Libertarias, entre los meses de Diciembre y Febrero del 2002 y 2003, reflejó algunos aportes en esa dirección. A mí me tocó redactar el documento, pero sus argumentos fueron todos elaborados colectivamente en varias reuniones y el producto final fue discutido y pulido por todos y todas.

Creo que hubo muchos aportes en ese debate: la necesidad de asentar nuestra práctica en las luchas concretas, utilizar esa práctica como una escuela política, comenzar a pensar sobre qué significa la unidad popular y de los sectores libertarios, convertir nuestras inclinaciones ideológicas en propuestas políticas. Pero quizás el mayor aporte de este debate fue nuestra tentativa de armonizar la idea de una organización unitaria con el principio federativo del anarquismo. Viendo la deriva que posteriormente tendría la O.C.L. creemos que fracasamos en esa apuesta. Sin embargo, la riqueza del debate y las ideas que en ese entonces se defendieron como parte integral del proyecto anarco-comunista en Chile, siguen estando vigentes para la revitalización y el relanzamiento de un proyecto libertario, emancipador, profundamente anti-autoritario, que es tan necesario en un país en el cual el centralismo y el estatlismo son parte del ADN de una izquierda que no ha podido romper el cerco impuesto por el bloque en el poder en el marco de la post-dictadura. Por estas razones publicamos un documento que, hasta este momento, estaba inédito y que hoy, cuando ya ha corrido mucha agua bajo el puente y estamos comenzando a reflexionar de manera más serena pero no menos comprometida en esta trayectoria, puede aportar en la búsqueda de esa alternativa libertaria. José Antonio Gutiérrez D.
23 de Noviembre, 2015 *Aún cuando existieron otros órganos utilizados, como el boletín sindical "Despabila" y el boletín "Unidad". Todos vieron unos tres ó cuatro números cada uno. Sin ser órgano del C.U.A.C., pero muy cercana, editábamos también la revista "Hombre y Sociedad" que tenía una amplia circulación en varios puntos del país.

imageLa organización anarco-comunista en Chile (2ª Parte): Proyecto de Reforma Orgánica del C.U.A.C. (May... Nov 07 by Militantes del C.U.A.C. 0 comments

Cuando se formó el Congreso de Unifiación Anarco-Comunista a finales de 1999, teníamos la visión de pasar de los colectivos (casi todos contra-culturales) a una organización que pudiera converitr el pensamiento libertario en acción política al interior de las masas populares. Así como comprendíamos que el movimiento popular chileno debía re-pensarse y re-crearse, el movimiento libertario también tenía que pasar por el mismo proceso para poder cumplir su rol y aportar en este proceso de levantar nuevos referentes en la lucha por la transformación social en el Chile de la post-dictadura. Hacia finales del 2000 comenzamos a pensar cómo poder convertir nuestro entusiasmo revolucionario en una alternativa libertaria. El primer aporte escrito en esa dirección quedó plasmado en un documento elaborado por Mario Celis, que recogía las discusiones de la Comisión de Propaganda, titulado Reestructuración Orgánica del C.U.A.C. (Marzo 2001). Con esa base, aunque con diferencias metodológicas, comenzamos un proceso de organización en lo poblacional, lo estudiantil y lo sindical. Fue en el plano estudiantil donde, quizás, tuvimos los mayores avances y los que más se sostuvieron en el tiempo, aún cuando en los otros dos frentes tuvimos también importantes logros y ganamos en experiencia. Al poco andar, durante el 2001, comenzó a evidenciarse la inadecuación de las estructuras centrales de la organización en relación a lo que estaba ocurriendo en la "periferia", por así decirlo, del C.U.A.C. Por una parte, algunos frentes, sobre todo en el estudiantil, manteníamos importantes niveles de actividad, inserción y organización. Por otra parte, la estructura central de toma de decisiones, la Asamblea, no reflejaba adecuadamente estos cambios ni los trabajos de base que se realizaban. No todos en la organización tenían trabajo de base ni de inserción social, como lo llamábamos, pero desde el espacio de la Asamblea se podía obstaculizar los avances que estaba haciéndose desde la militancia de base. Al poco tiempo, se hicieron evidentes los peores vicios del asambleísmo: que las decisiones las toman los que tienen el tiempo y el aguante para agotar el debate hasta altas horas de la noche, los que pueden estar en todas las reuniones en el centro de la ciudad (las reuniones de la Asamblea, se realizaban en FETRACOMA, organización sindical que nos acogió y sin cuyo apoyo no habríamos podido existir, pero que estaba físicamente muy alejada de muchos de los espacios de militancia concretos que teníamos), y donde se perdía el impuslo y las propuestas de base. Era evidente que la estructura de la Asamblea, como se estaba dando, desgastaba en lugar de aportar a una organización que estaba en franca expansión. Entendíamos que era necesario conservar los elementos centrales de una apuesta asamblearia, fundada en la democracia directa, pero que había que descentralizar la organización, hacerla más dinámica para que respondiera mejor a las exigencias de la nueva fase a la que entraba la organización en pleno auge de la "inserción social". Debíamos, para este efecto, lograr complementar esta necesidad de la asamblea como un espacio abierto, horizontal, participativo de toma de decisiones, con uno de los principios base de nuestra tradición anarco-comunista, el Federalismo. Es así como, desde el Frente Estudiantil, comenzamos a dar debates para poder hacer una propuesta para la re-estructuración orgánica de la organización. Esto nosotros lo sentimos de manera muy fuerte a comienzos del 2002, cuando las tomas universitarias nos impidieron participar de la Asamblea y fue creciendo la distancia con los Frentes. Este debate fue hecho por partes, hasta que en Mayo del 2002 presentamos este documento titulado "Proyecto de Reforma Orgánica del C.U.A.C.". Este documento fue redactado en el Frente Estudiantil, pero en realidad, habían participado en él otros sectores de la organización, por eso no se presentó como documento de Frente. En él, después de un breve diagnóstico de la crisis de la organización, discutíamos algunas propuestas prácticas para dinamizar la organización y hacerla más adecuada para las exigencias de ese entonces. También adelantamos algunas de las observaciones que se venían haciendo en contra de esta reforma, que buscaba fundamentar la organización en sus frentes, descentralizar y hacer, así, una organización más afín al principio federativo anarquista. Siendo una respuesta de carácter fundamentalmente técnico, sabíamos que había una discusión política muy fuerte que se daría a raíz de esta tentativa de reforma. Así fue y finalmente, a partir de esta propuesta, es que comienza el proceso de polarización de posiciones que llevó finalmente a que un sector se escindiera y a que la organización diera un salto cualitativo durante el 2004, transformándose en lo que originalmente fue la Organización Comunista Libertaria (O.C.L.). José Antonio Gutiérrez D.
7 de Noviembre 2015

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imageNuevo Libro: Mujeres y Prensa Anarquista en Chile (1897-1931) Nov 09 2 comments

Un fraternal saludo a todos los compañer@s: Somos Ediciones Espíritu Libertario de Santiago de Chile y a través de este deseamos informar que hemos editado recientemente el siguiente libro: "Mujeres y Prensa Anarquista en Chile (1897-1931), compilación realizada por Alejandra Pinto y Adriana Palomera. Salud y anarquia

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