23 de Agosto de 1927: Hace 80 años el Estado de Massachussets y el gobierno de los EEUU asesinaron a Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti sobre la silla eléctrica, dos inmigrantes italianos acusados de ser anarquistas y activistas radicales obreros y anti-militaristas.
Hoy, el horror de ese “error”, los informes de las movilizaciones mundiales exigiendo la revisión del proceso y el reconocimiento de la inocencia de Nick y Bart, son solamente un fragmento de la memoria colectiva del movimiento obrero y revolucionario.
Pues el horror no se encuentra tan sólo en la pena capital, la cual requerirá para su abolición de décadas de luchas, sino que además en la obstinación represiva de aquel EEUU de la década del ’20, que como muchos otros Estados, aún hoy, persiguió hasta la muerte a quienes se opusieron y lucharon en contra del sistema política basado en el autoritarismo y del sistema económico basado en la explotación y la desigualdad. Sacco y Vanzetti eran, entonces, tan culpables como lo son hoy muchos proletarios que se organizan y luchan por los derechos obreros, por la revolución anti-capitalista. Sacco y Vanzetti eran arrestados, en 1920, justo antes de una manifestación en la que denunciarían la muerte de uno de sus camaradas, Andrea Salsedo, quien “cayera” de una ventana en el piso 14 del Departamento de Justicia.
Sacco trabajaba en una fábrica de zapatos de Massachussets. Tenía familia. Trabajaba seis días a la semana, diez horas al día. Pero también era activo en las manifestaciones obreras de entonces, manifestaciones en las cuales los obreros demandaban mejores salarios y condiciones laborales. Y por estas actividades ya había sido arrestado en 1916.
Vanzetti tenía diversos oficios. En 1916 había dirigido una huelga en una fábrica de sogas. Posteriormente, trabajó por cuenta propio, como vendedor de pescados.
Fue ese año cuando “Nick y Bart” se conocieron y juntos se unieron a un grupo anarquista ítalo-americano, del cual todos se fugaron a México para evitar ser llamados al ejército. Eran además activistas anti-militaristas.
En 1920 fueron arrestados por sus actividades políticas y sindicalistas, pese a no tener antecedentes previos. Para condenarlos, se les acusó fraudulentamente del asesinato de un guardia. Luego, en 1927, eran asesinados en la silla eléctrica. Dos más entre los miles de activistas obreros y revolucionarios que “desaparecieron” en aquellos años en la “tierra de la libertad”.
Para ellos, para sus luchas, son nuestros pensamientos. A ellos dedicamos nuestras luchas hoy por los mismos valores y derechos, contra la represión y la pena de muerte.