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1ºde Mayo....aún nos keda nuestra rebeldía!

category argentina/uruguay/paraguay | miscellaneous | other libertarian press author Thursday May 03, 2007 07:10author by Taller (A) Report this post to the editors

-otra vez viejos sueños, nuevos deseos
-Nuevas formas de explotación
-Tecnología y trabajo
-Un modelo sindical agotado
-¿Qué hacer?
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IV EPOCA – MAYO 2007 – Nº 27

Edita el taller anarquista – talleruy@gmail.com



Primero de Mayo…

otra vez viejos sueños, nuevos deseos

Otro primero que nos sirve de excusa para hacer memoria sobre los combates pasados, reflexionar sobre ellos y pensar críticamente pasado y presente del mundo del trabajo, poniendo en discusión, las ideas que hemos heredado sobre el proletariado, los sindicatos y las vanguardias. Ideas que cada vez que se ponen en discusión se lanzan anatemas de traidores, reformistas o arrepentidos. Tenemos que poner nuestra voluntad, pensamiento y audacia en un esfuerzo para poder dilucidar un presente cada vez más complejo y diferente, para cambiar esta realidad, para pensar y crear otros mundos.

En el día de los trabajadores se recuerdan las luchas obreras, no es nunca un día de fiesta, ni tampoco es el día del trabajo, es la exigencia, ya antes de 1886, de la disminución del tiempo dedicado a la esclavitud del salario.

Es bueno, también, tener en cuenta que lo que ha sucedido en este mundo capitalista es el resultado de casi doscientos años de luchas obreras. Estas luchas impusieron los aumentos de salarios, las reducciones del tiempo de trabajo, mejores condiciones laborales, libertades públicas y derechos políticos Y en todo este tiempo, la clase obrera no fue únicamente un movimiento opositor al orden establecido sino que desde sus inicios, desde los ludditas, ha sido un movimiento de autoorganización social. Es decir un movimiento de creación social expresado en sociedades de resistencias, fraternidades y mutualistas obreras, ateneos, sindicatos, cooperativas, bibliotecas populares, etc. Y es esa experiencia de autoorganización la que le permite constituirse como clase en el sentido pleno del término.

Nuevas formas de explotación

El capitalismo global imprime una fuerte tendencia a la desregularización y flexibilización del trabajo hasta el límite máximo. Al mismo tiempo las innovaciones tecnológicas llevan a una disminución de la cantidad de los obreros fabriles, del proletariado, y por otro lado se puede decir que la condición de asalariado es común a todo el mundo salvo una restricta minoría. El capitalismo global disminuyó los obreros pero ha casi universalizado el trabajo asalariado.

Y esto es así en todos lados. También en nuestro país los trabajadores fabriles han casi desaparecido y por otro lado han aumentado los empleados sobre todo en el sector de servicios, creciendo al mismo tiempo el trabajo precario, tercerizado y unipersonal. Y esto a pesar que desde el gobierno, en este momento, se impulse una política reguladora a través de los Consejos de Salarios y de la aprobación de una ley, aún no reglamentada, que apunta a controlar el trabajo tercerizado.

Esta situación de trabajo precario, tercerizado, unipersonal ha producido profundas divisiones en el interior de los trabajadores separando a los permanentes de aquellos que no tienen ningún tipo de garantías de estabilidad laboral

Pero sobre todo, más allá de las diferentes formas que asume la explotación, el nuevo modelo del capitalismo global es la producción flexible. Y esta modalidad productiva, que encuentra oposición de los trabajadores y una actitud no clara desde el gobierno, atenta contra el trabajo estable y los derechos conquistados, se recurre cada vez más al trabajo parcial y temporal, el horario de trabajo tiende a ser variable, los convenios colectivos se flexibilizan en cuanto a condiciones de trabajo y despido y por ultimo la flexibilidad del salario directo de acuerdo a las necesidades y conveniencias de la empresa.

Ahora lo que exige la empresa es la entrega "en alma y cuerpo" a sus intereses. La vida privada y publica dejan de ser dos aspectos separados, la empresa flexible los une para aprovechar mejor las capacidades productivas. De la centralidad del trabajo se pasa a la centralidad de la empresa a la que se exige amar y cuidar en su situación financiera, pues, nos dicen que estamos "en el mismo barco"

La flexibilidad es una nueva forma de trabajo no su desaparición y coexiste con la cadena de montaje, el trabajo artesanal, siervo y hasta trabajo esclavo.

Un trabajo donde tendencialmente la línea divisoria entre dirigentes y ejecutantes es cada vez más difusa. Muchas veces, en infinidad de tareas productivas usan nuestros deseos, creatividad y vínculos y nos permiten tomar algún tipo de decisiones en la empresa. Aunque no las macrodesiciones, claro está. Este permiso que nos da el capitalismo a ser "creativos" y "decidir" se explica en que de esta manera el empleado se siente más comprometido con el producto, siente que él mismo es parte de la empresa (incluso a veces lo hacen volverse unipersonal). Por otro lado esto puede ser aprovechado por los trabajadores para encontrar la manera de empezar a dejar de lado a los patrones y generar proyectos autogestionados y horizontales en los cuales sea posible trazar modos de producción y relaciones económicas (que aunque inmersas en el capitalismo le atraviesen de una manera tal que sean más solidarias y participativas), en las cuales los deseos de los productores y los consumidores no sean determinados únicamente por el mercado.

Tecnología y trabajo

En estos tiempos de miopía y amnesia es necesario recordar aquello que los trabajadores supieron hace mucho tiempo, en los inicios del capitalismo, y que después olvidaron: el progreso tecnológico no es neutro. La tecnología no es algo que se desarrolla espontáneamente, hay alguien que la impulsa, alguien que la gobierna. El progreso tecnológico lleva intrínsecamente una carga de valores y objetivos de un sistema en particular, un sistema basado en ficciones opresivas: superioridades, necesidades y objetivos artificiales, normas impuestas, dinero, etc.; ficciones que a veces solo los niños muy pequeños saben ver como lo que son.

El cambio tecnológico, que es en si mismo desestabilizador, y que ha sido usado reiteradas veces para poner al trabajador a la defensiva, no era percibido por los obreros "destructores de máquinas", que discutieron algunas tecnologías en la primera revolución industrial, como inevitable. Fue necesaria, durante mucho tiempo, la acción conjunta de capitalistas, sindicatos (incluso anarco-sindicalistas) y partidos de izquierda, para hacer creer a la clase obrera en el mito del progreso y la felicidad de un futuro sin trabajo gracias a la tecnología. Lo que se llama "progreso económico" se obtuvo mediante la transformación de los humanos en maquinas de producir y consumir.

Y mientras tanto el capital y el estado trabajan unidos para implantar el nuevo modelo productivo y cuentan con la colaboración sindical para el desarrollo del llamado "país productivo". Un modelo que concentra la tierra en manos de las multinacionales de los "agro negocios", que desarrolla los monocultivos, que cultiva transgénicos, que introduce grandes fábricas contaminantes. Un modelo que exige inversiones de las grandes corporaciones extranjeras dejándonos a merced de un inestable mercado internacional.

Un modelo sindical agotado

El sindicato ha sido históricamente un instrumento de lucha importante de los trabajadores para pelear por mejoras y enfrentar la explotación del capital. Sobre esto estamos todos de acuerdo. Seguramente, en lo que no coincidiremos es en que este sindicalismo no contribuye ni contribuirá a solucionar ninguno de los problemas importantes de los trabajadores.

Las separaciones y divisiones de los asalariados han puesto en crisis al sindicalismo tradicional pues por su estructura vertical ya no es capaz de representar a una clase trabajadora que no es única sino diferente entre sí, múltiple y con intereses distintos.

El actual sindicalismo, basado no en la acción y participación directa de los trabajadores, sino en innumerables e innecesarias negociaciones con el estado y las patronales, la mayoría de las veces inconducentes, han transformado los sindicatos en gestorías de reclamos económicos obreros. Y todo este entretejido de tramites burocráticos y negociaciones no ha hecho más que debilitar la voluntad de pelea y la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas.

Se dice que cuando los trabajadores quieren luchar de verdad estos se ven obligados a dejar de lado las estructuras sindicales oficiales y a inventar formas de organización autónomas. Así lo han hecho los trabajadores tercerizados de ANTEL que han debido crear su propia organización (AETA) y han llevado adelante un conflicto en el que parcialmente han logrado mejoras a contracorriente del impulso desregularizador del capitalismo global. También eso es lo que vienen haciendo los trabajadores forestales del norte, excluidos por la dirigencia del sindicato de la madera (SOIMA), han creado su propia organización para luchar por mejores condiciones de trabajo de los obreros forestales. La participación para ser real tiene que ser deseada y venir desde abajo, no hay participación otorgada desde arriba, por las jerarquías, que funcione verdaderamente. Si no veamos lo que sucedió en Botnia donde los delegados obreros de seguridad fueron facultados por el gobierno y las empresas para clausurar sectores de producción donde hubiera riesgos de vida. Bueno en una obra gigantesca donde los riesgos son permanentes y donde los accidentes son numerosos no ha habido ni una sola clausura realizada por los delegados obreros de seguridad.

Es la crisis del sindicalismo representativo y vertical. No hay un cuestionamiento, por lo tanto a una dirigencia sindical en particular, pues todas las dirigencias son iguales, defienden sus propios intereses, su propia estrategia que es la del grupo de pertenencia. Este modelo de acción sindical no cambia si la dirección esta en manos "radicales" u "oficialistas", ni creando nuevas federaciones desde arriba pues lo que está en cuestionamiento es la representación.

Los sectores "mayoritarios" del movimiento sindical apuestan a las negociaciones, a los consejos de salarios, a las tripartitas para que no haya movilización, mientras que otros tienen como meta la "radicalización" de las luchas para hacerle pagar un precio al gobierno.

Y los trabajadores son rehenes, de su propia incapacidad para cambiar esta situación, entre estas dos opciones la actual dirección sindical y los aspirantes a la dirección, la oposición de los coroneles.

La política llamada "radical" sacrifica la participación y la autogestión de la lucha en nombre de una mayor combatividad así están dispuestos a cocinar entre corrientes políticas, a nivel de la dirección sindical, para asegurarse la aprobación de la medida antes que ponerla a consideración y discusión de la base sindical para poder dar respuesta inmediatamente cada vez que el gobierno dice o hace algo, es decir actuar a contragolpe situándose en el mismo terreno que el enemigo.

El único instrumento real que sirve a los intereses de los trabajadores es el que se dan ellos mismos, auto-creando, sin herencias sagradas del pasado, sin actitudes religiosas que llevan a repetir teorías y programas que a lo único que sirven es a bloquear cualquier pensamiento que pueda discutir las hegemonías partidarias. Pues la participación y las luchas no se fabrican ni pueden ser orquestadas externamente por aquellos que sólo están obsesionados por las huelgas, los sucesos "políticos" o las crisis "internacionales"

¿Qué hacer?

No tenemos recetas políticas; no hay sendas trazadas ni caminos con un destino inevitable. hay recorridos que hacer, que crear. Recorridos autónomos, solidarios y comunitarios que los mismos trabajadores se van a ir dando.

Necesitamos de nuevos conceptos, nuevas creaciones y nuevos lugares que permitan imaginar esas nuevas trayectorias de resistencia y de emancipación, sabiendo que cada situación será caldo de cultivo de una manera distinta de pelea y creación, habrá mil formas, para eso apelaremos a la inventiva, la espontaneidad creadora que nos caracterizó durante tantas décadas de lucha. Lo que significa, también, abandonar por el camino las ideas heredadas de que la defensa de los trabajadores solo lo puede hacer el sindicato o que la única forma de hacer política es a través de los partidos; ideas que han tenido un papel disciplinario sobre los trabajadores. Tampoco se puede continuar sosteniendo la idea de que el proletariado es "el" depositario del proyecto revolucionario. Esta idea, que por encanto, permite que algún partido aun pretenda hablar "en nombre" de la clase obrera y que los grupúsculos de izquierda sigan diciendo religiosamente "somos el partido en construcción del proletariado". Al proletariado como "clase" se lo tragó la niebla de las formas que adopto el capitalismo para manipular mejor su máquina de producción y consumismo.

Es necesario comprender y profundizar la nueva realidad, en la que estamos inmersos, de un gobierno progresista que se plantea ocupar todos los espacios sociales promoviendo y organizando a los excluidos y por lo tanto coptándolos utilizando propuestas que antes eran patrimonio de los movimientos como la autonomía y la participación social.

Tenemos que defender, ocultar, nuestros lugares comunes, nuestros espacios y territorios de la penetración del estado, la mercancía y el consumismo, creando comunidad. Organizados autónomamente y horizontalmente, sin mayorías ni centralismo democrático, donde nadie imponga sus posiciones, coordinando con otras situaciones, respetando las diferencias, tejiendo redes descentralizadas y no jerarquizadas de resistencia y creación. Sabiendo que la única línea que separa a los asalariados es la actitud que se tiene hacia el sistema establecido.

Construyendo nuestra autonomía que debe ser individual y colectiva al mismo tiempo; poniendo en acción nuestra voluntad, deseos y capacidad de creación para darle nosotros mismos sentido a nuestras vidas.

Aún nos queda la rebeldía al sometimiento. Aprovechémosla

¡Salud 1º de mayo!

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