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7 de Febrero de 1986: Importancia y Perspectivas

category américa central / caribe | historia | non-anarchist press author Saturday February 03, 2007 19:52author by Henry Boisrolin - Comité Democrático Haitiano en Argentina Report this post to the editors

Significado Histórico del 7 de febrero de 1986

Breve análisis del significado último de las movilizaciones populares que el 7 de febrero de 1986 derrocan a la dictadura de Duvalier y su importancia hoy, cuando el pueblo haitiano una vez más emprende la lucha contra la opresión.
La marea humana que derrocó a Duvalier
La marea humana que derrocó a Duvalier

La sociedad haitiana, desde el asesinato de Jean-Jacques Dessalines (el fundador de la Patria), se debate en la injusticia social y la opresión política ejercida por unos pocos privilegiados contra la gran mayoría. Y a partir de la primera ocupación militar norteamericana, el país se transformó prácticamente en una casi perfecta neo colonia de los EE.UU. profundizando hasta condiciones infrahumanas la existencia de los sectores populares en medio de todas las lacras de la dependencia. Al mismo tiempo, para salvaguardar sus intereses el imperialismo con sus lacayos locales crearon a través del tiempo instrumentos cada vez más perversos y crueles. Entre ellos se destacaron, por un lado, las Fuerzas Armadas de Haití (creadas durante la primera ocupación imperialista bajo el nombre de Gendarmería Nacional, pero afortunadamente disueltas por Aristide en 1995), y, por otro, la dictadura de la familia Duvalier (1957-1986). Esta última, sin duda alguna, representó el que más daño causó a la sociedad haitiana al ser puesto al servicio exclusivo de los intereses norteamericanos en su afán por frenar la expansión de la revolución cubana en el Caribe, y también a los de la repugnante y parasitaria elite haitiana. Merced a esa dominación feroz Haití detenta hoy el triste privilegio de ser reconocido como el país más pobre, injusto y unos de los más violentos de nuestro hemisferio.

Es menester resaltar, también, que allí el pueblo siempre libró una batalla radical y sin descanso, tratando de recuperar el legado histórico dejado por los fundadores de la nación haitiana, pues ellos supieron derrotar sobre el campo de batalla al colonialismo francés e imponer la única revolución antiesclavista victoriosa de la Historia creando el primer país libre de hombres totalmente libres en América.

La brillante victoria popular del 7 de febrero de 1986 sobre la dictadura duvalierista se enmarca forzosamente dentro de esa perspectiva histórica: el de la lucha por liberarse de toda forma de opresión, tomar en sus propias manos el destino del país para construir una sociedad libre, justa, soberana y democrática. Hoy eso equivale a realizar la revolución antiimperialista como paso importante en el proceso de la construcción del socialismo.

Sin embargo, 21 años después de aquel glorioso 7 de febrero, hay que reconocer que no surgió todavía una alternativa revolucionaria mostrando que el proceso liberador es capaz de abrirse camino a pesar de las enormes dificultades y el aislamiento que siempre marcó la lucha del pueblo haitiano en América Latina. Tampoco apareció una unidad entre los revolucionarios haitianos, con una Línea Política correcta y decidida a conducir la rebelión de las masas, la de los condenados de la tierra de Dessalines hacia la victoria.

Por el contrario, hasta ahora el reformismo y el populismo bajo todas sus facetas son los únicos que han suscitado el entusiasmo popular, pero que revelaron sus límites e incapacidad para llevar adelante y a buen puerto la tarea histórica de la liberación tal como lo planteó claramente el pueblo en la calle desde aquel 7 de febrero de 1986.

Y a la hora de una nueva ocupación del territorio haitiano por tropas de la ONU a partir de una decisión del imperialismo en el Consejo de seguridad en 2004, el fracaso de esas expresiones políticas constituye un dato insoslayable de la realidad haitiana. Pero dicho fracaso no implica obligatoriamente que el significado histórico del 7 de febrero haya desaparecido. Pues cualquiera que haya visitado Haití en los últimos tiempos y que se haya dado el tiempo necesario para sentir y reflexionar acerca de lo que está pasando en el seno de las masas en su lucha contra esa ocupación, entenderá que nada está perdido, y que hay esperanza de un triunfo popular empezando con la expulsión del país de la MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití).

Henry Boisrolin
Coordinador del Comité Democrático Haitiano en Argentina
Febrero de 2007

Viva la Democracia Popular
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