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Frente a las 100 mil muertes de la pandemia

category venezuela / colombia | miscellaneous | opinión / análisis author Monday June 28, 2021 05:25author by ViaLibre - 1 of Anarkismo Editorial Groupauthor email grupolibertariovialibre at gmail dot com Report this post to the editors

El pasado 23 de junio de 2021, se registraban en Colombia según el Instituto Nacional de Salud, la lamentable y dolorosa cifra de 101.302 muertes acumuladas y 720 decesos diarios por Covid-19. La brutal cifra de las 100.000 muertes registradas por efecto del nuevo coronavirus en 15 meses de pandemia, se alcanzó ya el pasado 21 de junio según la misma fuente, lo que arroja un número superior a la población de la localidad de Los Mártires en Bogotá y similar a la de la ciudad de Girardot en el país.
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El pasado 23 de junio de 2021, se registraban en Colombia según el Instituto Nacional de Salud, la lamentable y dolorosa cifra de 101.302 muertes acumuladas y 720 decesos diarios por Covid-19. La brutal cifra de las 100.000 muertes registradas por efecto del nuevo coronavirus en 15 meses de pandemia, se alcanzó ya el pasado 21 de junio según la misma fuente, lo que arroja un número superior a la población de la localidad de Los Mártires en Bogotá y similar a la de la ciudad de Girardot en el país.

Sin embargo, el DANE ya advertía de la existencia de una mayor cantidad de fallecimientos probables, con 16.464 muertes sospechosas adicionales hasta abril del presente año, que arrojarían un saldo de al menos 117.766 decesos por la enfermedad hasta el presente, es decir más habitantes que la población de la localidad de Santa Fe en Bogotá o la ciudad de Chía a nivel nacional. Y todo en una pandemia que la OMS calcula puede dejar 2 o 3 veces más víctimas mortales que las reportadas por los registros oficiales.

Así en medio de la crítica incompetencia gubernamental, se registra un acumulado de 3´997.021 casos totales de Coronavirus en el país hasta la fecha, con un alto subregistro, así como 168.825 casos activos, con 28.616 reportados el día 22 de junio y 385.419 casos en los últimos 14 días, lo que deja al país con un promedio de 80.918 casos por millón de habitantes muy por encima del promedio latinoamericano y mundial. Según el portal Nuestro mundo en datos, esto lleva al país a registrar una tasa de mortalidad de 2.54%, un porcentaje por encima del promedio mundial, que empeora drásticamente según clases, regiones y edades
Con niveles alarmantes de negacionismo práctico por parte de la burguesía y el Estado, el país se ha convertido en el país del mundo con mayor número de muertes registradas en proporción su población en las últimas dos semanas, según los datos de la Universidad Johns Hopkins. Y de esta forma en el acumulado global Colombia se convierte en el décimo con más muertes registradas y mayor número de casos del mundo, el tercero con más casos nuevos por día y el puesto 32 en casos por millón de habitantes.

Al tiempo que se presenta esta dramática situación, el país que inicio de forma tardía, lenta y con una fuerte desigualdad regional, su programa de vacunación presenta según el INS unas 15.3 millones de dosis de vacunas aplicadas hasta el 23 de junio, con 10.3 millones de personas vacunadas con al menos una dosis lo que representa cerca del 20.88% de la población y 4.98 millones de personas completamente vacunadas lo que se acerca cerca del 10.1% de la población, un porcentaje por debajo del promedio mundial y solo ligeramente por encima del porcentaje regional. Esto podría llevar al país a demorar 2 años más la extensión de la pandemia, experimentar cuartos y quintos picos, y probablemente más que duplicar el número de víctimas fatales registradas hasta hoy.

El gobierno de Iván Duque ha buscado omitir su criminal responsabilidad y culpar de esta situación a las jornadas de paro nacional iniciadas el pasado 28 de abril. Sin embargo, para el 27 de abril el país registraba ya cifras dramáticas, con 72.235 muertes y 436 fallecimientos diarios, con 2´804.881 casos acumulados y 106.482 casos activos, en medio de un tercer pico en alza, un sistema hospitalario en alerta roja, con una previsión de 2 semanas más de alza y una ocupación de 91.2% de las Unidades de Cuidados Intensivos en Bogotá (UCI) en Bogotá.

Aunque es claro que nos debemos una auto crítica desde el movimiento popular por la insuficiencia e inconsistencia de nuestras medidas de protección durante la protesta, es muy claro que las concentraciones con elementos de bio seguridad al aire libre son absolutamente más seguras que las oficinas superpobladas y el transporte público repleto que defienden las autoridades gubernamentales, según hay consenso entre epidemiólogos académicos serios.

Justamente en este periodo y siguiendo a gremios patronales como la ANDI y Fenalco que muestran un gran desprecio por la vida de las trabajadoras, los gobiernos nacionales y locales aprueban una apertura total de la economía, contra toda mínima consideración científica y ética. Mientras se presenta la vuelta a los trabajos presenciales sin condiciones sanitarias, con un transporte público atestado, y se abren bares y discotecas sin mascarillas, para el 22 de junio la ocupación de UCI llegaba en Bogotá al 95.5% y 97% para Covid, porcentaje abstracto, similar a las catástrofes naturales, que no representa el desbordamiento de la mayoría de las unidades de cuidados intensivos.

Esta enfermedad, es claro, golpea especialmente a las personas mayores, pero también tiene un claro criterio de clase afectando sobre todo a quienes tienen menos ingresos, escolaridad y viven en ambientes más densamente poblados, por lo que los estratos 1, 2 y 3 concentran según el DANE el 89.6% de las victimas hasta 2020 y los sectores populares tienen un porcentaje cercano al doble de la letalidad de los sectores más acomodados, según investigadores de la Universidad de Antioquia.

En la actualidad y pese al derroche publicitario del gobierno Duque desesperado por recuperar algo de popularidad, el país sobrevive con una estrategia fracasada de mitigación, sin elementos de contención o erradicación. En medio de la escases de oxígeno y medicamentos denunciadas por las trabajadoras de la salud, el Estado y los privados crecen de programas de vigilancia epidemiológica sólidos, que incluye serios y persistentes déficits de la aplicación de pruebas que llegaba solo al 0.61% de la población según especialistas.

En ese marco general, según la OMS para la fecha solo el 1% del total de las vacunas se han aplicado en países de ingresos bajos, mientras los países más ricos concentran la inmensa mayoría de dosis, tras meses de chovinismo y piratería de vacunas y utensilios médicos, políticas coloniales que solo aseguran la continuación y extensión de la pandemia por varios años. Así países como la India que producen el 60% de las vacunas a nivel mundial, exportan la mayor parte de estos materiales en medio del sufrimiento y fallecimiento de grandes franjas de su población, todos mientras los estados imperiales compran dosis que superan varias veces el total de su población. En paralelo el mecanismo COVAX de las Naciones Unidas se ha mostrado notablemente ineficaz entregando tan solo el 38% de las dosis prometidas hasta la fecha.

Nuestra propuesta
Tenemos que romper con la normalización de la tragedia y con las políticas de genocidio contra los débiles que hoy adoptan con entusiasmo los grandes empresarios y los gobiernos nacionales y regionales. En medio de la solidaridad activa con las víctimas de la pandemia y con profunda empatía por sus seres queridos, tenemos que construir una cultura de vida digna y solidaridad, que rompa con el individualismo, el desprecio por las otras y el machismo de los más fuertes.

Así mismo, tenemos que denunciar a los responsables políticos y económicos de la tragedia, y a la dirigencia política y empresarial que en las últimas décadas cerro hospitales y programas de prevención, se apropió de los dineros de la salud pública mercantilizada y precarizo las condiciones de trabajo y de vida de las trabajadoras de la salud en particular y de toda la población en general.

Hoy es urgente fortalecer las políticas de prevención y seguimiento, potenciar los programas sociales necesarios para hacer efectivo y creíble el aislamiento. Hoy es vital liberar las patentes de las vacunas, reconstruir la soberanía farmacéutica de los países periféricos y empezar un programa realmente masivo de vacunación. Hoy como ayer garantizar la salud como un derecho público universal es un asunto de vida.

¡La cultura de la vida es cultura solidaria!
Grupo Libertario Vía Libre

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