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Declaración de la Federación Anarquista Uruguaya acerca de los sucesos en Nicaragua

category américa central / caribe | imperialismo / guerra | comunicado de prensa author Wednesday August 15, 2018 07:24author by Federación Anarquista Uruguaya - fAu Report this post to the editors

El 19 de julio de 1979 (43 años después del inicio de la Revolución Española contra el golpe de Estado de Franco) triunfaba en Nicaragua una revolución de claro contenido popular. Se ponía fin así a la dictadura de 46 años de la familia Somoza, dueños de Nicaragua y personeros de Estados Unidos. Desde 1855, con la invasión del “filibustero” Walker, Nicaragua ha sido un enclave norteamericano, una especie de semi-colonia, un país “libre” e “independiente” sólo formalmente, donde el control de Estados Unidos era total en todas las actividades nicaragüenses.

La gesta de Sandino con su “Ejército Rebelde”, cuyo principal objetivo era expulsar a los marines norteamericanos puso en jaque dicha presencia entre 1926 y 1933. El asesinato de Sandino a manos de Anastasio Somoza, en una verdadera emboscada, a traición, derrota al Ejército Rebelde y triunfa la reacción más asquerosa y vil al servicio del imperialismo norteamericano.

Sin embargo, el pueblo nicaragüense continuó resistiendo. Con pequeñas acciones, incluso asesinando a Somoza, pero sin poder evitar que se entronara en dinastía su familia. Los Somoza eran dueños de media Nicaragua, literalmente. El resto del país estaba en manos de una lánguida burguesía y de los intereses yanquis. La Iglesia, siempre fiel aliada a los Somoza y al status quo.

La Resistencia Popular se fue encauzando hacia pequeñas guerrillas, hasta que en 1961 se forma el Frente Sandinista de Liberación Nacional, bajo el influjo de la Revolución Cubana, y con una perspectiva de desalojar a la dictadura de Somoza, independizar definitivamente al país y abrir un tránsito propio hacia el Socialismo. La incidencia del FSLN crecía a nivel popular: entre los estudiantes de la Universidad -donde fueron reclutados muchos de sus militantes- , organizando barriadas, a los campesinos y diversos sectores sociales.

Así se llega luego de un largo trecho de combates, donde el FSLN gana una inmensa legitimidad entre sectores del pueblo, a derrotar definitivamente a la dictadura. Se iniciaba un nuevo período en la vida del país, donde se instalaban cooperativas de campesinos, experiencias donde convivían la propiedad colectiva con la pequeña propiedad privada, se organizaban y fortalecían sindicatos y demás organizaciones populares…
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La “contra”…

Pero Estados Unidos no aceptó la Revolución Sandinista. Lógicamente. Se alborotaba su “patio trasero”. Cundía un mal ejemplo, justo cuando América Central estaba en llamas con el auge de varias experiencias guerrilleras en ascenso, lo mismo que Colombia.

En 1981 asume Ronald Reagan la Presidencia de Estados Unidos, furibundo “anticomunista”. Dirige y organiza con su equipo de gobierno, la “contra” nicaragüense, es decir un ejército paramilitar, contraguerrillero, que hiciera las tareas de “guerra sucia” contra la Revolución Sandinista. Desde Honduras, histórica base en Centroamérica del imperialismo yanqui, las fuerzas de “la contra” invadían y atacaban Nicaragua, principalmente generando una guerra económica, arruinando cosechas, servicios públicos, pero también asesinando a hijos del pueblo para imponer el terror. Todo ello con el apoyo yanqui, que incluso quedó demostrado con el asunto “Irán -Contras”, por el cual EEUU le vendía armas a Irán (¿no está en el “eje del mal”?) para financiar a la “contra”. Una operación multimillonaria, ilegal, un negocio sucio para agredir al pueblo nicaragüense.

En esos años ’80 la Revolución Sandinista había hecho importantes progresos: la campaña de alfabetización -ejemplo en toda América Latina-, las cooperativas, la formación de las milicias para hacer frente a la “contra”. A su vez, el “gobierno provisorio” surgido de 1979, se va transformando en un gobierno donde pisa fuerte el FSLN, dejando algún grado de participación a sectores de la burguesía que formaban parte de la alianza para derrotar a Somoza. En 1984, en un hecho inédito, la Revolución realiza elecciones y sale electo Presidente Daniel Ortega, quien ya estaba integrando y era figura relevante del “gobierno revolucionario”.

En la lucha con la “contra” participaron y cayeron decenas de luchadores latinoamericanos, lo mismo que en el proceso revolucionario. La nicaragüense fue una revolución que concitó un gran apoyo y solidaridad latinoamericana. Compañeros de diversas tiendas políticas pelearon en los ’70 y ’80 en Nicaragua, muchos cayeron allí. Se defendía una revolución triunfante ante la amenaza y agresión del norte y de lo más rancio de la sociedad nicaragüense que intentaba volver al somocismo sin Somoza.

Pero los principales peligros estaban allí: una burguesía vivita y coleando, con sus medios de prensa, buena parte de sus propiedades intactas ya que no eran somocistas, pero buscaban un cambio de régimen, una democracia liberal aliada a EEUU, y también, el hecho de que el Sandinismo haya dejado vivos y en funcionamiento, mecanismos y dispositivos fundamentales propios del sistema capitalista: no sólo cierta propiedad privada. Estaba ahí entonces esa institución tan valiosa al sistema, las elecciones en el marco de la “democracia” burguesa. De ese modo se hipotecaba la Revolución. Entre otras cosas porque si el FSLN perdía las elecciones, la llamada revolución caía de un golpe. Un mecanismo, una red atrapante, de pleno dominio del sistema capitalista.

Y así fue, así ocurrió. En 1990, Violeta Chamorro gana las elecciones -con gran apoyo de EEUU- y pone fin al experimento revolucionario sandinista en curso. Se negoció el fin del conflicto armado con la “contra”, que en los hechos políticamente había triunfado. Se mantuvo parte del aparato militar sandinista en el Ejército de Nicaragua, el FSLN se transformó en partido político electoral y comenzó “la Piñata”, es decir, el asqueroso reparto de las propiedades (varias de ellas mansiones y empresas) de los ex somocistas que pasaron a manos de los líderes sandinistas. Algo de esto ya se venía dando en los años ’80, pero a partir de 1990 con el pretexto de que “se lo van a llevar otros” o “si no tenemos riqueza y poder nos van a matar”, la dirigencia sandinista se convirtió en una nueva burguesía y comenzó a pactar con los sectores que le fueron opositores y con “la contra”.

Varias fueron las elecciones en que el FSLN fue derrotado en los años ’90. Vimos como a inicios de los años 2000 el FSLN dejaba la bandera rojinegra y asumía el rosado como su color, y como Daniel Ortega se casaba por Iglesia con Rosario Murillo, siendo Monseñor Ovando y Bravo quien oficiara la ceremonia. Monseñor Ovando y Bravo, cardenal de Nicaragua, máxima expresión de la “contra” en los años ’80, pasaba ahora a ser un fiel aliado del actual Sandinismo.

La Nicaragua de Ortega

Daniel Ortega fue tejiendo alianzas con los ex miembros y líderes de la “Contra” y la Iglesia Católica, los sumó como “aliados coyunturales” para las elecciones de 2006, pero lo cierto es que han sido los sectores que han estado en la base del gobierno del matrimonio Ortega -Murillo desde hace 12 años.

No se puede negar: han ganado elecciones en forma consecutiva. Sin los clásicos fraudes tan comunes en América Latina hasta bien entrado el siglo XX. Pero esos triunfos electorales y el poder que concentra Ortega en sus manos, surgen de esas turbias alianzas con los sectores más reaccionarios de Nicaragua y de una fuerte alianza con el empresariado. Policlasismo puro y duro, “izquierda” y derecha entreveradas, la real política en extremo. Pero eso tiene sus consecuencias… “Cría cuervos y te arrancarán los ojos”, dice el refrán popular. Algo de eso hay.

Es innegable que se efectivizó algo de política reformista, que se tomaron medidas de fortalecimiento de proyectos cooperativos a nivel popular, que el gobierno cuenta con una base social de apoyo estimable, que se ha elevado en algo el nivel de vida, aunque Nicaragua sigue siendo el segundo país más pobre de América Latina. No podemos dejar de mencionar, aunque sea de paso, el papel de las maquilas, la instalación de centenares de fábricas de trasnacionales en zonas francas y donde la explotación y las condiciones de salubridad de los trabajadores es un episodio infame. Pero también es notoria la concentración de poder en el binomio Ortega -Murillo, que son ya parte activa del sistema capitalista, y que variadas figuras del FSLN histórico se han alejado de esa formación con posturas políticas diversas.

Pero los acontecimientos que se han desatado en los últimos meses han llamado poderosamente la atención sobre lo que se estaba incubando en Nicaragua. Ha estallado un verdadero volcán. Sin lugar a dudas, las victorias electorales del FSLN no podían esconder por mucho tiempo el descontento de sectores de la población que se iba arrastrando. Es más, estalla cuando el gobierno de Ortega afecta con una clara medida antipopular a las jubilaciones y las pensiones. Se desatan allí medidas de lucha de los estudiantes y de varios sectores populares.

Inmediatamente ocurren dos cosas: una feroz represión del aparato policial estatal y se suman a las movilizaciones los sectores de la burguesía. Rápidamente hay barricadas y fuertes enfrentamientos. Nada diferente a lo ocurrido en las constantes luchas del pueblo nicaragüense. Pero lo que ocurre ahora, más allá de toda la desinformación que llega en torno al tema, es que la derecha junto al espectro de penetración y acción imperial que va de organismos “humanitarios”, “democráticos” Comando Sur a agentes de la CIA sin más, se han montado a estas movilizaciones para generar la posibilidad de quitar a Ortega del gobierno.

De todas maneras a esta altura cabe preguntarse: si por más de una década de gobierno de Ortega no se dieron enfrentamientos importantes con la derecha y el imperio, si la política de Estados Unidos no hostigó y utilizó sus habituales técnicas contra este gobierno cuando sí lo hacía contra otros gobiernos “progresistas”. Porqué ahora. Porqué la ruptura de ese cierto romance con empresarios, Iglesia e imperio.

Hay factores geopolíticos estratégicos de poder del Imperio que están pesando en el puzle que implicaron el cambio de actitud. Tenemos ahí la construcción del canal interoceánico con capitales chinos, vinculado a su estrategia de expansión económico-política. También la estación de investigación electrónica rusa instalada en Managua.

Debemos ser precisos y separar las cosas: por un lado, es claro que EEUU pretende debilitar a todo gobierno latinoamericano que no se alinee a su política exterior. Hace tiempo que EEUU viene operando en Nicaragua en relación al gobierno de Ortega es sólo que ahora ya este gobierno no le es útil y hasta tiene líneas internacionales que no son de su agrado. Es lógico también que la burguesía y los sectores latifundistas del campo se movilicen contra cualquier tibia medida que favorezca en algo a los sectores populares. Tenemos claros ejemplos en nuestro país; recientes.

Ante el ataque de la derecha y EEUU, ¿hay que salir a defender este proceso? No. Él no tiene nada que ver con los de abajo. Por supuesto que el imperio y la derecha vienen en malón contra los intereses populares y por el quite de aquellas reformas tibias, que significaron apoyo a gobiernos “progresistas” y con ello la contención que el sistema necesitaba en tal coyuntura. Ya no tolera gobiernos redistributivos de “capitalismo con rostro humano”. Considera que la etapa de más peligro ya pasó. Quiere tal vez otro Ortega que haga más rápido los mandados del F.M.I., del imperio y la derecha en general. Que no trabaje tanto para sí mismo. No hay en esta disyuntiva ninguna causa popular en juego.

No caben aquí medias tintas ni hipocresías políticas. Tampoco esas “tácticas” de cubrir infamias y atrocidades porque se estime que ese gobierno tiene un lejano pasado de izquierda. Este gobierno se identifica totalmente con el capitalismo y su línea neoliberal. Ejerce dictadura brutal, tortura, asesina y desaparece gente del pueblo en lucha. Gente de esos barrios obreros y altamente empobrecidos que dicen ¡basta!. Militantes entregados a la causa de la Revolución Sandinista, que lucharon en todos los frentes y arriesgaron su vida por ella hoy se angustian por lo que ocurre y que es la negación total de aquello por lo que lucharon.

La lucha vinculada a los verdaderos intereses populares, de los de abajo, está en otro lado, en otro camino. El pueblo nicaragüense independiente aspira a una vida mejor, lucha contra todas las medidas e injusticias vengan de donde vengan, como todos los pueblos.

Por más que estén entreveradas las barajas en este conflicto, los anarquistas de FAU siempre hemos propulsado la construcción de Poder Popular por fuera y contra del Estado y todos los dispositivos sistémicos que lo sostienen, por fuera de las lógicas electorales burguesas, porque allí no se disputa poder, sino que allí se inserta y se transa con el poder real. Por estas vías ningún gobierno, ningún proceso social–político va a construir el Socialismo ni va a derribar al Capitalismo.

Por eso, la alternativa, la de los de abajo, es la lucha, es la construcción de un Pueblo Fuerte en un proceso hacia el auténtico Poder popular. Y no hay otra. Son momentos entreverados, confusos, donde igualmente surgen espacios para la acción anticapitalista consecuente. Con estrategia y tácticas que hundan sus manos en los procesos y coyunturas presentes, pero con una perspectiva social de cambio profundo por delante. Los pueblos han buscado y buscarán alternativas de cambio ante la cruel situación en que viven, pero cuando eligen, bajo la influencia de los conocidos de siempre, el camino de las urnas todo el futuro está muerto.

Con el pueblo de Nicaragua y su autodeterminación.

Por un proceso consecuente con el cambio de las relaciones sociales. Donde el pueblo vaya decidiendo su futuro en la pelea de todos los días.

¡Arriba los que luchan!

Related Link: http://federacionanarquistauruguaya.uy/declaracion-de-la-federacion-anarquista-uruguaya-acerca-de-los-sucesos-en-nicaragua/
author by alma apátridapublication date Thu Aug 23, 2018 20:22author address author phone Report this post to the editors

¿Porque no haceis el mismo análisi respecto a la Venezuela de Maduro? ¿No son acaso los dos gobiernos neoestalinistas en lo político y neoliberales en lo económico?

author by Gruppo Anarchico Carlo Cafiero - Baripublication date Thu Sep 06, 2018 19:53author address author phone Report this post to the editors

Il 19 luglio 1979 (43 anni dopo l’inizio della Rivoluzione spagnola contro il colpo di Stato di Franco) in Nicaragua trionfava una rivoluzione dal chiaro contenuto popolare. Si poneva così fine alla dittatura lunga 46 anni della famiglia Somoza, grandi proprietari del Nicaragua e rappresentanti** degli Stati Uniti. Dal 1855, con l’invasione del “filibustiero” Walker, il Nicaragua è stato un enclave (gli autori probabilmente intendevano un exclave, cioè un territorio separato dal territorio sovrano - ndt) nordamericano, una specie di semi-colonia, un paese “libero” e “indipendente” solo formalmente, dove il controllo degli Stati Uniti era totale in tutte le attività nicaraguensi.

Le gesta di Sandino con il suo “Esercito Ribelle”, il cui principale obiettivo era espellere i marines nordamericani, mise in discussione questa presenza tra il 1926 e il 1933. L’assassinio di Sandino per mano di Anastasio Somoza, in una vera e propria imboscata, a tradimento, porta alla sconfitta dell’Esercito Ribelle e al trionfo della reazione più disgustosa e vile al servizio dell’imperialismo nordamericano.

Senza dubbio, il popolo del Nicaragua continuò a resistere. Con piccole azioni, incluso l’assassinio di Somoza, senza però poter evitare che la sua famiglia si ponesse sul trono come dinastia. I Somoza erano proprietari letteralmente di mezzo Nicaragua. Il resto del paese era nelle mani di una debole borghesia e degli interessi yankee. La Chiesa era sempre fedele alleata dei Somoza e dello status quo.

La Resistenza popolare si orientò verso piccole azioni di guerriglia finché, nel 1961, si forma il Fronte Sandinista di Liberazione Nazionale sotto l’influsso della Rivoluzione cubana e con la prospettiva di scacciare la dittatura dei Somoza, rendere definitivamente indipendente il paese e aprire una strada per il Socialismo. L’influenza del FSLN cresceva a livello popolare: tra gli studenti dell’Università – dove furono reclutati molti dei suoi militanti - svolgendo lavoro di organizzazione nei quartieri, tra i contadini e altre organizzazioni popolari...

I “contra”...

Gli Stati Uniti, tuttavia, non accettarono la Rivoluzione sandinista. Logicamente. Si creavano problemi nel loro “cortile”. Si diffondeva un cattivo esempio, proprio nel momento in cui l’America centrale era infiammata da varie esperienze di guerriglia in ascesa, come in Colombia.

Nel 1981 Ronald Reagan, feroce “anticomunista”, assume la Presidenza degli Stati Uniti. Organizza e dirige, con il suo staff di governo, i “contra” nicaraguensi: un esercito paramilitare, controguerrigliero, che svolgesse una “guerra sporca” contro la Rivoluzione sandinista. Dall’Honduras, storica base dell’imperialismo yankee in Centroamerica, le forze dei “contra” invadevano e attaccavano il Nicaragua, principalmente portando avanti una guerra economica, distruggendo raccolti e servizi pubblici ma anche assassinando figli del popolo per imporre il terrore. Tutto con l’appoggio yankee, dimostrato anche dall’accordo “Iran-Contra” con il quale gli USA vendevano armi all’Iran (non faceva parte, l’Iran, dell’ “asse del male”?) per finanziare i “contra”. Un’operazione multimilionaria, illegale, uno sporco affare per aggredire il popolo nicaraguense.

Negli anni ’80 la Rivoluzione sandinista aveva fatto importanti passi avanti: la campagna di alfabetizzazione – un esempio in tutta l’America Latina – , le cooperative, la formazione delle milizie per far fronte ai “contra”. A sua volta, il “governo provvisorio” sorto nel 1979, si va trasformando in un governo nel quale si impone l’FSLN, lasciando qualche spazio di partecipazione a settori della borghesia che formavano parte dell’alleanza per sconfiggere i Somoza. Nel 1984, con un atto senza precedenti, la Rivoluzione fa svolgere le elezioni e viene eletto Daniel Ortega, che già faceva parte ed era una figura rilevante del “governo rivoluzionario”.

Nella lotta ai “contra” parteciparono e caddero decine di combattenti latinoamericani, così come nel processo rivoluzionario. Quella nicaraguense fu una rivoluzione che riscosse grande appoggio e solidarietà latinoamericana. Compagni di diverse tendenze politiche combatterono in Nicaragua negli anni ’70 e ’80 e molti vi caddero. Si difendeva una rivoluzione vittoriosa davanti alla minaccia e all’aggressione del nord e delle parti più marce della società nicaraguense, che cercava di tornare al “somozismo” senza i Somoza.

Tuttavia, i principali pericoli erano lì: da un lato, una borghesia viva e vegeta, con i suoi mezzi d’informazione, buona parte delle sue proprietà intatta dato che non erano dei Somoza, e che cercava un cambio di regime, una democrazia liberale alleata degli USA e, dall’altra parte, anche il fatto che il Sandinismo aveva lasciato in piedi e funzionanti meccanismi e apparati propri del sistema capitalistico: non soltanto la proprietà privata. Era ancora lì quell’istituzione tanto preziosa per il sistema: le elezioni nel segno della “democrazia” borghese. In questo modo si ipotecava la Rivoluzione. Perché, tra le altre cose, se il FSLN avesse perso le elezioni, la così detta rivoluzione sarebbe caduta di colpo. Un meccanismo, una rete intrappolante, di pieno controllo da parte del sistema capitalista.

E così accadde. Nel 1990, Violeta Chamorro vince le elezioni, con grande sostegno degli Stati Uniti, e pone fine all’esperimento rivoluzionario sandinista in corso. Si negozia la fine del conflitto armato con i “contra”, che di fatto avevano trionfato a livello politico. Venne mantenuto parte dell’apparato militare sandinista nell’Esercito del Nicaragua. L’FSLN si trasformò in un partito politico elettorale e cominciò la “Piñata”: la rivoltante spartizione delle proprietà (tra le quali svariate case di lusso e imprese) degli ex-somozisti e che passarono nelle mani dei sandinisti. Parte di tutto questo già stava accadendo negli anni ’80, ma a partire dal 1990, con il pretesto che “se lo prendono altri” o “se non abbiamo ricchezza e potere ci ammazzeranno”, la dirigenza sandinista si convertì in una nuova borghesia e cominciò a trattare con i settori dell’opposizione e con i “contra”.

L’FSLN fu sconfitto in varie elezioni nel corso degli anni ’90. Abbiamo visto come all’inizio degli anni 2000 l’FSLN abbandonava la bandiera rossa e nera e prendeva il rosa come suo colore, e come Daniel Ortega si sia sposato in chiesa con Rosario Murillo e con Monsignor Ovando y Bravo che celebrava la cerimonia. Monsignor Ovando y Bravo, cardinale del Nicaragua, massima espressione dei “contra” negli anni ’80, diventava ora un fedele alleato del Sandinismo contemporaneo.

Il Nicaragua di Ortega

Daniel Ortega tesse alleanze con ex membri e capi dei “contra” e con la Chiesa cattolica, li definì “alleati congiunturali” per le elezioni del 2006, ma la cosa certa è che sono stati i settori che hanno fatto da base di governo nel matrimonio Ortega-Murillo da 12 anni a questa parte.

È impossibile negarlo: hanno vinto le elezioni ripetutamente. Senza i classici brogli tanto comuni in America Latina per gran parte del Ventesimo secolo. Tuttavia, questi trionfi elettorali e il potere che Ortega concentra nelle sue mani derivano da queste torbide alleanze con i settori più reazionari del Nicaragua e da una forte alleanza con il mondo imprenditoriale. Interclassismo puro e duro, “sinistra” e destra mischiate, realpolitik portare all’estremo. Ma questo ha delle conseguenze... “Cresci corvi e ti strappano gli occhi”, dice il detto popolare. Più o meno siamo lì.

È innegabile che si sia riusciti a realizzare qualcosa della politica riformista, che si siano rafforzati i progetti cooperativi a livello popolare, che il governo conti su una base di appoggio sociale considerevole, che si è in qualche misura innalzato il livello di vita, per quanto il Nicaragua continui ad essere il secondo paese più povero dell’America Latina. Non possiamo non parlare, anche se brevemente, del ruolo delle maquilas, la costruzione di centinaia di fabbriche straniere nelle zone franche dove lo sfruttamento e le condizioni di salute dei lavoratori sono un fatto terribile. È altrettanto nota la concentrazione di potere nel binomio Ortega-Murillo, che sono parte del sistema capitalista, e che svariate figure storiche del FSLN storico si sono allontanante da questa formazione con posizioni politiche diverse.

Gli sviluppi degli ultimi mesi hanno richiamato con forza l’attenzione su ciò che sta crescendo in Nicaragua. È eruttato un vero e proprio vulcano. Senza dubbio, le vittorie elettorali dell’FSLN non potranno nascondere per molto tempo il malcontento di settori della popolazione che andava maturando. E che, per di più, è esploso quando il governo di Ortega tocca, con una misura chiaramente antipopolare, l’età di pensionamento e le pensioni. In quel momento si sono messe in moto forme di lotta degli studenti e di vari settori popolari.

Immediatamente sono accadute due cose: una feroce repressione dell’apparato politico statale e l’accusa alle mobilitazioni di essere espressione di settori della borghesia. Rapidamente si sono fatte barricate e ci sono stati violenti scontri. Niente di diverso rispetto a quanto è sempre successo nelle lotte del popolo nicaraguense. Però quello che sta succedendo ora, al di là di tutta la disinformazione attorno a queste vicende, è che la destra, con lo spettro della penetrazione e dell’azione imperialista che vede coinvolti da organismi “umanitari” e “democratici” al Comando Sur (Comando degli Stati Uniti per il Sud, ndt) ad agenti della CIA senz’altro, ha messo in piedi queste mobilitazioni per cercare di rimuovere Ortega dal governo.

Ad ogni modo, a questo punto bisogna chiedersi: se per più di un decennio di governo di Ortega non ci sono stati scontri importanti con la destra e con l’impero, se la politica degli Stati Uniti non ha impiegato le sue abituali tecniche contro questo governo, mentre l’ha fatto contro altri governi “progressisti”, perché ora? Perché la rottura con questa certa storia d’amore tra imprenditori, chiesa e impero?

Ci sono fattori geopolitici strategici di potere dell’impero che pesano nel puzzle e che impongono un cambio di atteggiamento. C’è di mezzo la costruzione del canale interoceanico con capitali cinesi, legato alla sua strategia di espansione economico-politica. Centra anche la stazione di ascolto elettronico russa istallata a Managua.

Dobbiamo essere precisi e separare le cose: da un lato, è chiaro che gli USA vogliono destabilizzare tutti i governi sudamericani che non si allineano con la sua politica estera. Da tempo gli USA operano in Nicaragua con il governo di Ortega, solo che adesso questo governo non è utile e ha orientamenti internazionali che non gli piacciono. È altrettanto logico che la borghesia e i settori latifondisti si mobilitino contro qualsiasi tiepido provvedimento che favorisca in qualche misura i settori popolari. Abbiamo dei chiari e recenti esempi di questo nel nostro paese.

Al di là dell’attacco della destra e degli USA, ci si dovrebbe porre a difesa di questo processo? No. Non ha niente a che vedere con chi sta in basso. Ovviamente l’impero e la destra lanciano attacchi a sorpresa contro gli interessi popoli e per bloccare quelle tiepide riforme che hanno significato l’appoggio a governi “progressisti” e finalizzata all’azione di contenimento che il sistema necessitava in quel momento. Già di per sé non tollerano i governi redistribuitivi del “capitalismo dal volto umano”. Ritengono che il momento di maggior pericolo sia passato. A volte vorrebbero un altro Ortega che applichi in modo ancora più rapido le richieste del F.M.I., dell’impero e della destra in generale. Che non lavori tanto e solo per sé stesso. In questo rompicapo non c’è nessuna causa popolare in gioco.

Qui non possono esserci mezze misure né ipocrisie politiche. Tantomeno per queste “tattiche” di coprire infamie e atrocità perché si pensa ancora che questo governo abbia un lontano passato di sinistra. Questo governo si identifica totalmente con il capitalismo e la sua linea neoliberista. Esercita una dittatura brutale, tortura, assassina e fa sparire gente del popolo in lotta. Gente di quei quartieri operai e altamente impoveriti che dicono “Basta!”. Militanti impegnati nella causa della Rivoluzione sandinista, che lottarono su tutti i fronti e rischiarono la vita per essa, oggi si tormentano per quello che sta succedendo e che è la negazione totale di quello per cui lottarono.

La lotta legata ai veri interessi del popolo, di quelli che stanno in basso, sta dall’altra parte, è un altro cammino. Il popolo indipendente del Nicaragua aspira ad una vita migliore, una lotta contro tutte le ingiustizie, da qualsiasi parte vengano, come tutti i popoli.

Per quanto siano mischiate le carte in questo conflitto, noi anarchici della FAU abbiamo sempre spinto per la costruzione del Potere Popolare al di fuori e contro lo Stato e tutti gli apparati del sistema che lo sostengono, fuori dalle logiche elettorali borghesi, perché in quei luoghi non si conquista il potere ma ci si inserisce nel e compromette con il potere reale. Per queste strade nessun governo, nessun processo politico-sociale potrà costruire il Socialismo e abbattere il Capitalismo.

Per questo, l’alternativa, quella di chi sta in basso, è la lotta, la costruzione di un Popolo Forte in un processo verso l’autentico Potere Popolare. Non ci sono altre vie. Sono momenti confusi, dove malgrado tutto si aprono spazi per un’azione anticapitalista coerente. Con tattiche e strategie che immergano le mani nei processi e nelle congiunture presenti, ma con davanti una prospettiva sociale di cambiamento profondo. I popoli hanno cercato e troveranno alternative per il cambiamento di fronte alla crudele situazione che vivono, ma quando scelgono il cammino delle urne, sotto l’influenza dei soliti noti, il futuro è già morto.

Con il popolo del Nicaragua e per l’autodeterminazione.

Per un processo coerente con il cambiamento delle relazioni sociali.
Dove il popolo andrà decidendo il suo futuro nella lotta di ogni giorno.

Viva chi lotta!

(traduzione a cura di Gruppo Anarchico Carlo Cafiero di Bari - ga_cafiero_bari@autistici.org; carlocafierobari.noblogs.org)

 
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