France at a Crossroads 06:59 Jan 16 1 comments Apoyo a los y las Trabajadoras de los Servicios Públicos en Rosario (Argentina) 01:37 Dec 31 0 comments Labor in the age of Duterte: The Pacific Plaza strike 00:20 Mar 14 0 comments The Google Walkout: An International Working-Class Movement 18:55 Nov 05 1 comments [South Africa] Stop the repression of casualised/contract workers in Ekurhuleni! 07:27 Sep 29 0 comments more >> |
Recent articles by Steven Crux
Bella flor de la Resistencia: 0 comments La revolución tecnológica y los momentos que vivimos 0 comments Territorio, autonomía, democracia y un fusil 0 comments Recent Articles about Venezuela / Colombia Workplace struggles30 años de la gran huelga contra la privatización de Telecom Apr 28 22 Foro Internacional: Perspectivas Libertarias sobre las luchas obreras ... Apr 30 21 La revolución tecnológica y los momentos que vivimos May 11 20 La consigna libertaria es no olvidar el año viejo
venezuela / colombia |
workplace struggles |
opinión / análisis
Monday January 22, 2018 23:38 by Steven Crux - Rebeldía Contrainformativa stevencrux at riseup dot net acratalibertario.wordpress.com
Una de las grandes deficiencias que tienen los círculos libertarios en Colombia ha sido la falta de sistematicidad, de trazar objetivos y poder evaluar su cumplimiento en un futuro, así sea para hallar los puntos clave donde empiezan a generarse los errores o aciertos de nuestras posturas. Precisamente, la parte de balances es importante para ello, y no se le ha dado la importancia suficiente, por un lado, por guardar estos análisis en los círculos más íntimos militantes, o simplemente quedan en el aire y no logramos aterrizarlos, para su comunicación y debate, dejando morir en el olvido interesantes análisis que se quedan en una conversación informal. Aquí, un breve y humilde aporte a esa labor que parece que, desde diferentes ópticas y miradas, ya venimos dando en el país. Por supuesto, no se intenta hacer un trabajo personal de reflexión, sino de recoger muchos apuntes que se han construido colectivamente en esas informalidades, pero que a lo mejor con un poco de mayor difusión podemos conectar nodos para caminar con una paso más firme y ligero. “el anterior año fue de los más trágicos en una guerra perpetua que, parece ser, la elite no quiere acabar contra las pobres”. Foto: Contagia radio Una de las grandes deficiencias que tienen los círculos libertarios en Colombia ha sido la falta de sistematicidad, de trazar objetivos y poder evaluar su cumplimiento en un futuro, así sea para hallar los puntos clave donde empiezan a generarse los errores o aciertos de nuestras posturas. Precisamente, la parte de balances es importante para ello, y no se le ha dado la importancia suficiente, por un lado, por guardar estos análisis en los círculos más íntimos militantes, o simplemente quedan en el aire y no logramos aterrizarlos, para su comunicación y debate, dejando morir en el olvido interesantes análisis que se quedan en una conversación informal. Aquí, un breve y humilde aporte a esa labor que parece que, desde diferentes ópticas y miradas, ya venimos dando en el país. Por supuesto, no se intenta hacer un trabajo personal de reflexión, sino de recoger muchos apuntes que se han construido colectivamente en esas informalidades, pero que a lo mejor con un poco de mayor difusión podemos conectar nodos para caminar con una paso más firme y ligero. Que deja el año viejo: Un año violento para el pueblo:Lo primero es realizar un balance de lo que fue el 2017. Por un lado, y bajo una lupa puesta en las manos de los movimientos sociales y las desfavorecidas del país, el anterior año fue de los más trágicos en una guerra perpetua que, parece ser, la elite no quiere acabar contra las pobres. Los saldos oficiales de lideres sociales asesinados fluctúan entre los 100 y 1301, aunque desde diferentes organizaciones de derechos humanos advierten que el número es mayor2, sobre todo si tenemos presente los asesinatos de defensores de derechos humanos, ex-combatientes de la insurgencia, activistas medioambientales y familiares o personas cercanas a todos estos. En ese aspecto, esto no es otra cosa que la consolidación de una estrategia de la elite santista, que a pesar de su retórica pro-paz, su estructura militar, burocrática y partidista se encuentra aún sumida dentro de la lógica guerrerista más retrograda: las amenazas, torturas y desapariciones siguen siendo pan de cada día. Al cierre del 2017, un ejercicio certero desde el campo libertario, y en general de la izquierda, es empezar a asumir la posición oficial del gobierno respecto al tema: de un lado, actores como la fiscalía, el senado o el propio presidente no se refieren al tema más que como un “efecto secundario” de los diálogos, reduciendo las denuncias a un par de cortas palabras y pasando de agache con uno que otro paño de agua fría; pero de otro lado, el ejército, ministerio de defensa y las bancadas ultra-derechistas son más ofensivas en sus discursos, bien disminuyéndolos a simples líos de faldas y problemas de linderos (como lo expresa el jefe de las fuerzas armadas Luis Carlos Villegas) o justificándolos en cierto grado, incluso, actuando en aparente descordinación con lo planteado desde una posición derechista más “progresista” en tema de resolución social de los conflictos, que son solo palabras frente a la reorganización de las fuerzas armadas para el 2018, con un altísimo grado de establecimiento de batallones microfocalizados y fuerzas de tarea especializadas, dentro del llamado “Plan Estratégico Militar de Estabilización y Consolidación ‘Victoria’”3, redoblando el pie de fuerza en lugares donde históricamente la violación de derechos humanos ha sido una constante. Esto no es una mera táctica de desatinos oportunistas o palabras mal ubicadas: es el discurso oficial que construye y mantiene el régimen respecto al genocidio en la Colombia profunda de quienes se organizan en defensa de los intereses de las personas de abajo. Es importante superar el discurso que ha optado la centro-izquierda y los jefes políticos de la antigua insurgencia y hoy partido político legal de las FARC, donde a pesar de la abierta guerra declarada desde los mandos altos militares con su mirada puesta en otro lado, mantienen bajo la política de “cordialidad” y “no darse duro contra el enemigo” un discurso de “respeto y admiración”, incluso de ingenuidad, hacia el aparato militar-paramilitar del Estado (como en el saludo de Timochenko a las fuerzas militares, desconociendo que la lógica contrainsurgente de estas ni siquiera ha menguado4). Ante esto, diferentes organizaciones campesinas, indígenas y afro han optado por, de un lado, no confiar en el supuesto copamiento estatal de las zonas antes controladas por las FARC, porque o bien las fuerzas militares entran con un sentimiento revanchista y de venganza (como la región de la Macarena), o simplemente dejan abiertas las puertas a la entrada de grupos paramilitares. La comunidad de paz de San José de Apartadó es una muestra clara de ello: en vísperas del fin de año, 4 paramilitares fueron detenidos por la comunidad cuando cumplían la misión de asesinar a uno de los líderes sociales del territorio, y a pesar de las advertencias que ya se habían hecho, el discurso del ejército y la gobernación de Antioquia es que dichos sicarios políticos eran “bandidos comunes” que iban a robar un supermercado, a pesar de las múltiples pruebas, y finalmente fueron dejados en libertad5. Esto no solo refuerza lo que ya se ha venido diciendo, sino que nos muestra la respuesta natural de las comunidades frente a la avanzada paramilitar de los territorios, en consonancia con la omisión (pero no inacción) del Estado: si bien la mayor parte de los movimientos sociales no están dispuestos a replicar la guerra bajo las lógicas que impartían en antaño las insurgencias, la defensa del territorio de las comunidades es algo que ya no puede descansar el manos del gobierno y son los mismos pobladores organizados quienes van, generalmente de manera pacifica pero contundente y organizada, desarmando a grupos paramilitares, militares e incluso a insurgencias que desafían el poder popular construido por las mismas comunidades, esto último vislumbrado sobre todo en el caso del extremo militarismo del EPL (supuestamente maoísta) en el Norte del Cauca. Y lo anterior en el año 2017 fue historia, de abajo y sin grandes titulares, que sin embargo va marcando unos antes y después en determinadas veredas, resguardos y municipios: el desarme del ejército en Corinto (Cauca), las incautaciones al Ejército Popular de Liberación y disidencias de las FARC en Caloto y Toribío (Cauca), la captura de paramilitares en Apartadó (Chocó), el establecimiento de nuevas guardias campesinas, afros y populares en departamentos como Cauca, Tolima, Valle y Putumayo, la unión multicultural en defensa del territorio en el Catatumbo y Chocó, entre otras experiencias similares. En conclusión: de forma espontánea, a pesar de las equivocadas lecturas de aquella izquierda seducida por el discurso santista, el pueblo va cada vez asumiendo la defensa de su territorio, cosa que tarde o temprano chocará contra el monopolio de la fuerza terrateniente y gamonal que se mantiene en el país, tal como ha venido pasando por ejemplo en Túmaco. No sobra anotar que en esta parte el anarquismo militante ha estado más o menos ausente, y se requiere entender la lógica de la territorialidad como un eje fundamental programático para una certera apuesta por el establecimiento de proyectos políticos de carácter comunitarios y asamblearios, incluso, que abren las puertas hacia la discusión de Estado, el militarismo y la verticalidad dentro de los mismos movimientos sociales, sobre todo en un país como Colombia, donde las insurgencias han tenido una base social impresionante pero han impuesto su propio lógica a estas. En el aspecto legislativo, a pesar de la supuesta esperanza que se asumían con los diálogos de paz, por ejemplo, respecto a participación política y distribución de la tierra, la ofensiva contra el pueblo no paró. Muchas de las zonas que se negociaron en La Habana y que se iban a dar a los antiguos guerrilleros, así como a familias sin tierra, se han embolatado en proyectos productivos que no han tenido plena financiación, repercutiendo incluso en el abandono de ex-combatientes de sus zonas veredales a causa de la desilusión6. Esto se suma a la ya avanzada de los ejércitos paramilitares anti-restitución, promovidos por terratenientes de diferentes regiones, mientras la legislación de entrega de tierras se encuentra lenta o su ejecución directamente frenada. En vía de ello, la supuesta apertura democrática negociada con las FARC fue pateada por el congreso de la república, no solo por la bancada de extrema-derecha sino por la desidia dentro de los mismos partidos oficialistas, quienes con macabras jugadas legislativas tumbaron la propuesta de entregar 16 curules a los movimientos de víctimas de los municipios que más sufrieron el rigor de la guerra en el país. Como se verá más adelante, a pesar de lo lamentable de la situación, da pie a experiencias democráticas en dichos territorios que pueden ser favorables a posturas libertarias, dada la desesperanza que invade a los movimientos agrarios que pierden cada vez más la fe en el supuesto camino trazado que dejó las negociaciones con la insurgencia, pero aumenta la confianza en la propia organización popular (un poco perdida en varios aspectos, bajo el establecimiento vanguardistas de algunas insurgencias, cuyo diálogo con los actores sociales si correspondía con una lógica militarista de arriba/abajo-ejército/pueblo). Y a parte de la legislación meramente parlamentaria, dentro de los movimientos sindicales también queda un precedente gravísimo con respecto a la huelga de pilotos de Avianca, donde a pesar de ser una manifestación que contó con una fuerza increíble (siendo la huelga aérea más larga en la historia del país), finalmente fue declarada ilegal, por supuestamente, estar vinculada a la prestación de “servicios públicos”, a pesar de ser eminentemente operada por particulares, y peor aun, particulares históricamente aliados del paramilitarismo como el dueño de la aerolínea, el señor Eframovich. Esto marca un precedente dentro de un movimiento sindical que cada vez da más pasos atrás, por ejemplo, con la pasividad que se asumió el año pasado el paupérrimo aumento del salario mínimo (escenario que se repitió de nuevo para este año) y el ataque a los bolsillos de los pobres que significó la reforma tributaria; en suma, todo ello, parece que la da ciertas ventajas judiciales y de precedentes a la ya poderosa patronal de Colombia.
Las fuerzas alternativas:
En la arena de la izquierda, como se puede entender en un año preelectoral, el establecimiento de alianzas fue el derrotero. Quedan ya marcadas para la contienda electoral 3 posiciones: primero, una complicada alianza anti-corrupción del Polo Democrático, la Alianza Verde y Compromiso ciudadano, que recoge desde las posturas centro cercanas al derechismo civilista (Sergio Fajardo) hasta la izquierda socialdemócrata (Jorge Robledo); segundo, de la izquierda, encabezada por el controvertido Gustavo Petro (movimiento Progresistas) y Clara López (antigua líder del Polo Democrático que viró hacia el ministerio de Trabajo de Santos), secundados por varios movimientos, entre ellos la Unión Patriótica (paralela al Partido Comunista); y finalmente, el movimiento político de las FARC, que ha renunciado a las alianzas con la confianza de las 10 curules legislativas ya aseguradas en La Habana y que le apuestan a cierta relevancia electoral en la presidencia, y sobre todo, en la cámara de representantes desde las regiones donde ha tenido presencia o ganó simpatía con las movilizaciones en defensa de los diálogos de paz en el 2016. |
Front pageSupport Sudanese anarchists in exile Joint Statement of European Anarchist Organizations International anarchist call for solidarity: Earthquake in Turkey, Syria and Kurdistan Elements of Anarchist Theory and Strategy 19 de Julio: Cuando el pueblo se levanta, escribe la historia International anarchist solidarity against Turkish state repression Declaración Anarquista Internacional por el Primero de Mayo, 2022 Le vieux monde opprime les femmes et les minorités de genre. Leur force le détruira ! Against Militarism and War: For self-organised struggle and social revolution Declaração anarquista internacional sobre a pandemia da Covid-19 Anarchist Theory and History in Global Perspective Capitalism, Anti-Capitalism and Popular Organisation [Booklet] Reflexiones sobre la situación de Afganistán South Africa: Historic rupture or warring brothers again? Death or Renewal: Is the Climate Crisis the Final Crisis? Gleichheit und Freiheit stehen nicht zur Debatte! Contre la guerre au Kurdistan irakien, contre la traîtrise du PDK Meurtre de Clément Méric : l’enjeu politique du procès en appel |