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Construyendo feminismo sindical: Taller de oratoria y expresión corporal con el Sintracap

category bolivia / peru / ecuador / chile | género | opinión / análisis author Wednesday November 19, 2014 01:57author by La Alzada Report this post to the editors

Hace un par de meses llegó a término el taller de oratoria y expresión corporal que realizamos con las compañeras del Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular de Chile (Sintracap) y que duró un año y tres meses.
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Prácticamente desde las primeras discusiones y reflexiones que hemos dado en nuestra organización, la clase trabajadora y en particular la mujer trabajadora han sido componentes relevantes a la hora de analizar nuestra realidad como sociedad chilena y de definir el feminismo libertario que estamos construyendo. Venimos de una izquierda que históricamente ha luchado por la igualdad y en general por mejorar la vida de las y los oprimidos, sin embargo creemos relevante incorporar de forma explícita y de contenido real una orientación de tipo feminista en las luchas sociales de hoy. Esto porque en la compleja vida social además de operar una estructura de tipo capitalista-neoliberal, también y complementariamente lo hace una de tipo patriarcal, y esta última en general no ha sido considerada de forma seria por los intelectuales ni las organizaciones de izquierda. Esta combinada estructura patriarcal-capitalista ha impregnado en distintas esferas, como es en el mundo del trabajo, y es así que podemos entender que la reproducción de la sociedad de clases no se da sólo por la división social del trabajo, las personas llegan a ocupar puestos laborales según “la cuna” en la que nacieron, sino también por su división sexual: los hombres son preparados para trabajos productivos e importantes y las mujeres para reproductivos y menos valorados.

Es en este contexto que las mujeres trabajadoras viven especialmente situaciones de vulnerabilidad y abusos, pues si bien han logrado incorporarse gradualmente al mercado laboral, lo han hecho sobre todo en trabajos que son una especie de extensión de las labores domésticas del hogar y las relacionadas a “habilidades blandas”, como por ejemplo el aseo en espacios privados o públicos, atención a clientes, compra-venta en el retail, cuidado de personas, etc., las cuales se caracterizan por tener condiciones de alta flexibilidad, tercerización y vulnerabilidad.

Las trabajadoras de casa particular y su lugar en este escenario

Es cierto que hay mujeres que han logrado ingresar a trabajos de tipo productivos y socialmente valorados como puestos políticos, cargos administrativos o gerenciales en empresas y organismos públicos, etc., que en algún momento fueron pensados exclusivamente por y para hombres (no cualquier hombre por cierto). Estas mujeres, exitosas, acomodadas y que lograron la igualdad con los hombres, en general lo hacen a costa de otra mujer, una mujer trabajadora de casa particular y de origen popular que suple su papel doméstico. El 26% de estas trabajadoras no tiene ningún tipo de contrato que garantice seguridades mínimas de salud, horarios y sueldos; el 43% no está afiliada a ningún sistema previsional, sobre todo las de modalidad “puertas afuera” que son el 82%; mientras que el resto, “puertas adentro”, tiene como problema principal las excesivas jornadas laborales, las que superan las 60 horas semanales y con sólo los domingos libres, entre otras condiciones de precariedad (Cuadernillo de la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Trabajadoras de Casa Particular, 2013). Es así que a muchas mujeres, especialmente pobres, aún no pueden disfrutar de los avances de la sociedad moderna.

El taller de oratoria y expresión corporal

Tras las primeras conversaciones con Sintracap, nos pareció relevante proponerles este taller, porque vimos que a pesar de que las trabajadoras utilizan como principal herramienta de trabajo su propio cuerpo, paradójicamente lo sienten anulado, distanciado con su propio ser, lo que se reflejaba en inseguridades que experimentaban a la hora de querer transmitir una idea u opinión. Es por esto que el objetivo del taller fue mejorar habilidades de oratoria y expresión corporal, que si bien tuvo ejercitaciones con técnicas concretas como respiración, posturas, tonos de voz, etc., el foco estuvo puesto en un trabajo de tipo subjetivo con las experiencias de las trabajadoras.

Se trabajaron los ejercicios con el contenido de experiencias identitarias abordadas desde tres ejes: 1) ser mujer, 2) ser trabajadora y 3) estar sindicalizada, a través de diferentes dinámicas, que culminaban con la socialización de las experiencias en el grupo donde se evidenció el cruce de los tres ejes y por lo tanto que aquellas situaciones personales y significativas eran también colectivas.

También destacó la metodología del Teatro del Oprimido, que permitió trabajar a través del cuerpo y la discusión situaciones problemáticas que viven como trabajadoras, desnaturalizarlas y el desarrollo de posibles soluciones. La información sobre distintas temáticas y el autoconocimiento de las trabajadoras como colectivo y como personas singulares son elementos que pueden empoderar y generar confianzas sobre sí mismas, lo que en este caso tiene como fin que puedan expresar sus opiniones de mejor forma, ya sea a sus patrones para obtener mejores resultados en las negociaciones o entre compañeras del sindicato, favoreciendo la democracia interna. Este proceso nos permitió problematizar situaciones delicadas, particulares, de sus “vidas privadas”; compartimos momentos fuertes con las compañeras, muchas veces nos sentimos partes de sus historias, vimos a nuestras madres en ellas, empezamos a construir un vínculo de confianza, compañerismo y amistad, lo que sin duda nos pareció una experiencia muy importante.

Las demandas de las trabajadoras

Hemos sido testigos de la lucha de las trabajadoras en diferentes marchas, en congresos nacionales, en difusión a través de videos, presionando en el Congreso, etc., con el fin de lograr el reconocimiento real de sus derechos, principalmente en relación a la regulación de horarios, días de descanso, formalización de contratos, protección social y de salud, y fiscalización, que en el caso las “puertas adentro” es muy informal. Recientemente en el Congreso se aprobó el Proyecto de Ley que prohíbe el uso de uniforme en espacios públicos, prohíbe la imputación del alojamiento como remuneración, reduce de 72 a 45 horas semanales a las “puertas afuera”, regula el derecho a un descanso continuo de 12 horas más 3 durante el día para las “puertas adentro” y les da derecho a descanso todos los domingos, más el sábado como día cambiable, entre otras cosas. Ha habido cierta polémica por el hecho de que las jornadas que fueron reducidas aún quedarán sujetas a negociación “libre” entre el empleador y la trabajadora, y es cierto en que las negociaciones existe un desequilibrio de poder entre el empleador y quien tiene necesidades materiales que no pueden ser cubiertas sin someterse a jornadas laborales bastante explotadoras. Sin embargo, respetamos y compartimos con las trabajadoras la idea de que esto es un avance, que responde exclusivamente al esfuerzo y lucha que han puesto ellas mismas. Es un avance en el sentido de que existen condiciones objetivas que necesitan urgentemente ser mejoradas, y esto permitirá caminar en esa dirección, lo que no quiere decir que sea un triunfo final. Es un avance porque hemos visto que esto significó una carga moral para las trabajadoras.

Pensamos que así debemos asumir este tipo de reformas, como fruto de nuestra lucha y como la posibilidad de generar un mejor piso sobre el cual avanzar por un objetivo de transformación profunda y radical, porque hacerlo de otra forma nos podría desviar de ese fin esencial.

La problematización feminista

Mantener posturas críticas, debe asumir la necesidad de ser críticos con nosotros y nosotras mismas, y en ese sentido creemos que es necesario hacer la reflexión sobre el tipo de análisis que hemos desarrollado para pensar la realidad, como también sobre la forma en la que hemos realizado nuestra política en distintos espacios sociales, como son los sindicatos.

Sin la pretensión de dar respuestas o creer que existe una forma correcta sobre las demás, es interesante hacerse estas preguntas y reflexionar en relación a nuestras propias lecturas y prácticas, que también pueden impregnarse de esa matriz patriarcal/capitalista, generando ciertos sesgos en la lucha por la libertad de todos y todas. Creemos que una orientación feminista fomentaría a nutrir estas preguntas y reflexiones, cuestionando por ejemplo cierta sobrevaloración del trabajo productivo o los sectores estratégicos, sobre los demás, asumiendo que estos son secundarios, cuando en realidad todos son imprescindibles para el funcionamiento de la sociedad y la acumulación de capital; o la subestimación sobre lo que ocurre en el espacio privado, quitándole todo carácter político y naturalizando situaciones problemáticas.

Finalmente decir que hemos dado énfasis a la mujer trabajadora pero que aún se hace necesario el abordaje de otros géneros que están aún más marginalizados y precarizados, como también pensar en condiciones étnicas y etarias que vienen a complejizar aún más las formas de opresión de unos sobre otros.

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