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Ayití en la Encrucijada tras las Elecciones

category américa central / caribe | imperialismo / guerra | portada author Saturday April 01, 2006 02:45author by José Antonio Gutiérrez D. Report this post to the editors

Jiska Laviktwa!!!!

Análisis del actual contexto en Ayití, marcado por el triunfo del candidato Rene Préval y la agudización de las contradicciones entre la oligarquía haitiana, el pueblo ayisien y las tropas de ocupación de la MINUSTAH (Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití).





Ayití en la Encrucijada tras las Elecciones



Si towo bèf te konn valè l, li pa ta kite yon kòd senk kòb touye l.
Si el toro conociera su fuerza, no se dejaría matar por una cuerda de cinco centavos
(Proverbio Aysien)


El triunfo electoral de René García Préval en los comicios presidenciales de Haití representó un resultado ciertamente incómodo para la burguesía haitiana, para el imperialismo y los representantes de la "Comunidad Internacional", que durante siglos se han mostrado extremadamente hostiles e intolerantes al más mínimo aire de reforma social en Haití. No porque Préval mismo sea un izquierdista, o alguien que persigue objetivos demasiado radicales. Sino porque, más allá de las implicancias directas que el resultado de las elecciones tengan en el complejo proceso político que transita ese país, y más allá de las posiciones políticas del propio Préval, las elecciones mostraron de manera inequívoca la preferencia de la inmensa mayoría de los ayisien (haitianos) por una opción diferente a las recetas recomendadas desde Washington al dedillo a través de sus representantes locales -la oligarquía haitiana. El voto a Préval fue ante todo un voto de protesta que evidenció, una vez más, la carencia de legitimidad de los sectores que han hegemonizado el panorama político bajo la dictadura de Latortue, y consecuentemente, reflejó la ilegitimidad de la ocupación militar de la ONU, que es el único sostén sobre el cual esta dictadura de clase se sostiene.

Makouts, Empresarios y Préval



Kreyon pèp la pa gen gonm
El lápiz del pueblo no tiene goma de borrar
(Proverbio Ayisien)


Viendo el historial de los otros candidatos, no era difícil suponer que la mayoría del pueblo se inclinara por Préval, quien se presentó como candidato de la plataforma Lespwa (La Esperanza), formada por independientes y partidarios de Lavalas [1]. El resto de los candidatos era un grupo con un nutrido historial de violaciones a derechos humanos, aliados a anteriores dictaduras o a importantes intereses económicos. El pueblo ayisien ya ha expresado varias veces su voluntad de mantener a los makout [2] fuera del poder político -y esta vez han sido más claros que nunca. Una vez más, han gritado Makout pa Ladann, no se admiten makout. En contraposición, el historial de Préval como antiguo primer ministro del depuesto presidente Aristide (1991) y luego como candidato presidencial en la plataforma del movimiento Lavalas, fundado por Aristide (1995-2000), hizo que las simpatías populares se inclinaran naturalmente hacia uno de los pocos que han ingresado democráticamente al Palacio de Gobierno en Puerto Príncipe y que han intentado llevar un programa de democratización y de ciertas reformas sociales tímidas.

El 60% de la población inscrita para votar tomó parte en las elecciones, pese a las múltiples dificultades puestas, ya que en muchos casos se caminó horas y se hicieron colas igualmente largas para votar. Ciertos locales de votación fueron cerrados a última hora, en un clima de deliberada desorganización del proceso, el cual fue palpable en mayor medida en las zonas populares. Así y todo, el resultado fue claro y dio una fuerte bofetada en el rostro a la oligarquía que por dos años se había creído dueña del derecho de hablar a nombre del pueblo ayisien y se pretendía mostrar hacia el resto del mundo como representante de la "sociedad civil". Con este resultado, quedó demostrada la absoluta falta de sustancia para sus pretensiones y para su versión del derrocamiento de Aristide como fruto de una demanda popular. Aparece, claro como el agua, que realmente fue un acto gorilesco en favor de ganar nuevamente la hegemonía política perdida a manos de los movimientos reformistas. La naturaleza hiper-reaccionaria de la oligarquía haitiana, de la ocupación de la MINUSTAH, del intervencionismo francés y yanqui, y de la dictadura de Latortue, han quedado completamente al desnudo durante febrero.

Los Resultados de las Elecciones; la Burguesía se Inquieta



Kay koule twompe solèy, men li pa twompe lapli
La casa con goteras puede engañar al sol, pero no puede engañar a la lluvia
(Proverbio Ayisien)


El repunte de Préval en todas las encuestas previas a las elecciones hizo que la oligarquía, los gwo manjé, tomaran todas las precauciones para evitar un resultado que pondría, potencialmente, en una situación bastante incómoda el trabajo de dos años de eliminación sistemática de su oposición política y social. Por ello, aparte del acoso militar a los bidonville (las barriadas populares), aparte de la eliminación física de lavalassiens y militantes de organizaciones populares diversas, aparte de no habilitar más que 807 locales de votación (y en las áreas calificadas de "peligrosas" -"curiosamente" las favorables a Lavalas- el número de locales fue nulo), se orquestó un fraude electoral de proporciones mayúsculas para evitar el eventual triunfo de Préval.

Dentro de esta estrategia, grandes cantidades de votos fueron anulados en áreas con escasa presencia de observadores internacionales[3]; se metieron numerosas papeletas en blanco en las urnas, para así bajar el porcentaje proporcional a Préval; y se secuestraron y quemaron urnas completas con votos en áreas donde Préval obtenía una victoria demasiado cómoda. Prueba de lo último fue la aparición de votos y urnas con votos a favor de Préval en el vertedero de Truitier, un basurero municipal en las afueras de Puerto Príncipe.

Todos estos mecanismos se pusieron a andar, cuando después de los primeros recuentos de votos, Préval ganaba cómodamente con un 61% de los votos de los votos escrutados, mucho más que el 50% más uno exigido por la ley... en ese momento, la CEP (Comisión Electoral Provisoria) retrasa el recuento, y comienzan a aplicarse todas las artimañas fraudulentas mencionadas para evitar el triunfo de este candidato y poder reagruparse en una segunda vuelta. Es así como el domingo 12 de febrero, el presidente de la CEP, Jacques Bernard, anuncia que la votación de Préval había "caído" a un 48,7%. Inmediatamente después de este anuncio, se alzó la voz, incluso por ciertos miembros de la CEP, de que había habido un amplio fraude electoral.

El segundo candidato, Leslie Manigat, antiguo duvalierista y presidente por algunos meses durante la dictadura de Namphy (7 de febrero al 20 de junio, 1988) seguía a Préval apenas con un magro 12% de los votos, y detrás de él, el chico dorado de Washington, el magnate empresarial Charles Baker, con apenas un 8% de los votos. Ellos esperaban una segunda vuelta, porque eso les daría mayor margen para maniobrar y lograr el triunfo de alguno de los candidatos protegidos de Francia o EEUU; y ya que aún con todos sus votos combinados no lograrían sobrepasar a Préval, el tiempo les permitiría volver a recurrir al fraude para imponer a algún candidato, único esta vez, con ayuda de sus compadres en el CEP.

Las Masas se Toman Nuevamente las Calles...



Se pa lajan, non, se volonte
No es el dinero, no, es la voluntad
(Rayado en las calles de Puerto Príncipe en 1990)


Al día siguiente del anuncio del presidente de la CEP, el lunes 13 de febrero, estallan espontáneamente protestas masivas en distintos puntos del país y la población de los bidonville nuevamente se enseñorea de las calles. Se bloquean las rutas, se levantan barricadas, el pueblo sale a gritar y a marchar en contra de lo que percibe como una nueva tomadura de pelo a su soberanía. Las masas agitan en sus manifestaciones ramas de árbol, como un símbolo de Lespwa; pero ese gesto trae memorias de las manifestaciones que derrocaron al dictador "Baby Doc" Duvalier, cuando el pueblo agitaba ramas de árbol para simbolizar el Rache Manyók, la extirpación desde la base del sistema duvalierista. La policía y la MINUSTAH responden con represión, como de costumbre, pero hay pavor ante este gigante despierto. La represión deja decenas de heridos y muere un manifestante en la carretera de Tabarre, muy cerca del aeropuerto. Este chico, que portaba una polera de Préval, fue mortalmente herido de bala por tropas jordanas. Esa fue la chispa que encendió a una muchedumbre cada minuto más indignada. Las movilizaciones siguieron, se incrementaron en número y en combatividad, llegando el miércoles 100.000 personas a marchar hacia el Palacio de Gobierno en Puerto Príncipe.

Al verse incapacitados de contener a las masas, la CEP se ve forzada a ingeniárselas para dar la victoria a Préval sin tener que admitir el fraude: la solución a la que llegan el jueves 16 de febrero es la de eliminar los votos en blanco en los porcentajes y así declarar a Préval ganador con un 51%. De esta manera, logran matar varios pájaros con un solo tiro: sacan al pueblo de las calles y le mandan para la casa; dejan a Préval y compañía contentos con su éxito electoral; tranquilizan a los EEUU, Francia y a las autoridades de países que conforman las fuerzas de ocupación (en especial Chile, Argentina & Brasil) que se estaban preocupando que la escalada de movilizaciones pudiera desestabilizar aún más la inestable ocupación de Ayití; desvían la atención de quienes demandaban investigar las irregularidades del proceso electoral, dejando intacta la "impecabilidad" de la corrupta CEP; y "dando" el triunfo a Préval mediante un arreglo de los porcentajes, dejan abiertas las puertas para un eventual cuestionamiento de la legitimidad de su triunfo. Esta última es una carta de particular relevancia, pues si Préval persigue una política demasiado independiente, si se "arranca con los tarros", podrían usarla para eventualmente derrocarle; esta sería una cartita bajo la manga, al servicio del imperialismo y los gwo manjé.

Desde ya, el candidato makout Leslie Manigat, ha denunciado la victoria de Préval, describiéndola como "un golpe de Estado a través de las urnas" y una "comedia maquiavélica que terminó en la imposición de un ganador saltando todas las leyes de la legalidad republicana y lejos de los requerimientos de la democracia en un país civilizado". Manigat declaró que la victoria de Préval "está deslucida por la mancha de la ilegitimidad", diciendo que el resultado puede ser impugnado. Estas declaraciones han sido apoyadas por Charles Baker y su pequeña pandilla de reaccionarios. Son cautelosos, pese a todo, y saben que la coyuntura no les es favorable para pasar de las palabras a la acción. Saben que aún contando con la protección de la MINUSTAH, sus amos imperiales no estarán dispuestos a aceptar acciones que puedan desestabilizar aún más la ya inestable situación en que se encuentra la ocupación. Por eso bravuconean, amenazan, se ofuscan, gritan, pero por ahora no pueden hacer mucho más que eso. Pero es una situación sólo momentánea, mientras el contexto no cambie. Es por eso que el pueblo no puede bajar la guardia y debe permanecer en pie de guerra.

Préval en la encrucijada



Bèl antèman pa di paradi
Un bello funeral no significa el Cielo
(Proverbio Ayisien)


Ante este contexto, es muy difícil poder predecir qué caminos inesperados ha de seguir el proceso haitiano: por el momento, el pueblo en lucha derrotó el intento de la oligarquía de arrebatarle el resultado de las elecciones y forzó al CEP a reconocer el triunfo de Préval. Sin embargo, si bien este ha sido un factor positivo que de una u otra manera re ordena la correlación de fuerzas en la aguda confrontación de clases en Ayití, aún la iniciativa política permanece en manos de la burguesía. Aún ésta cuenta con el respaldo de la ocupación militar, y aún el pueblo no ha logrado cristalizar una salida de conjunto a la crisis que sea favorable a los intereses populares.

En estos momentos ha habido, indudablemente, un avance de la lucha popular en Ayití; sin embargo, este avance aún no logra impugnar la hegemonía burguesa y pasar a una fase pre-revolucionaria en la lucha. Podríamos, sin embargo, aseverar que hoy el pueblo ayisien ha llegado a una encrucijada en la cual se definirá el curso del proceso. Qué curso siga dependerá de un conjunto de fuerzas hoy en pugna. Por ahora, subsisten en el panorama político algunas sombras amenazantes:

1. Préval aún no asume y la transmisión de mando ha quedado aplazada quien sabe hasta cuándo -Se suponía que Préval asumiría el 29 de marzo, pero resulta que debe aún realizarse una segunda vuelta de las elecciones legislativas, pues sólo un candidato al Parlamento obtuvo mayoría. Eso quiere decir que en ausencia de un Parlamento que lo ratifique en el poder ejecutivo, no puede haber transmisión de mando. Habrá que esperar hasta que el Parlamento esté constituido para que pueda asumir. Sin embargo, aún no está clara la fecha en que se realizará la segunda vuelta. En vista a los múltiples retrasos y cambios de fecha en la primera vuelta (se atrasaron cinco veces), es fácil predecir que algo semejante ocurrirá en la segunda vuelta.

2. Préval ya ha fortalecido inconscientemente la carta del "golpe a través de las urnas" de los gwo manjé al aceptar el resultado de la CEP sin exigir un nuevo recuento de los votos que determine la cantidad real de votos a su favor (seguramente, muy superior al 51%) y que se investiguen las irregularidades y el fraude. Esta carta, como ya se ha dicho, puede ser usada si Préval sigue el más mínimo desvío de los designios de Washington o de París.

3. Pero hasta el momento, no hay nada que haga suponer que Préval no seguirá, con rigor, los designios de la "Comunidad Internacional" y de los empresarios y businessmen haitianos -aún pese a su historial, pese a su base social de apoyo durante las elecciones y pese a su condición de forastero en los círculos tradicionales del poder político en Haití. Su discurso ha sido moderado y sus menciones a la justicia social no han sido sino extremadamente tibias. Hablar de escuelas y educación como la panacea a todos los problemas en un país ocupado militarmente -sin mencionar otros problemas que afectan a la estructura de la sociedad haitiana- puede sonar hasta ridículo. Las únicas vagas menciones que ha hecho sobre alguna especie de programa social para Ayití ha sido establecer las instituciones que define la Constitución para garantizar estabilidad en el país y generar las condiciones necesarias para promover la inversión privada a fin de crear empleos (lo que puede estar abierto a toda clase de interpretaciones). Tales "propuestas", si es que así pueden ser llamadas, pueden ser definidas de todo menos como "izquierdistas", por más vagamente que éstas hayan sido planteadas; no logran cuestionar, en lo más mínimo, las bases de la desigualdad en Haití, ni mucho menos, las estructuras de la dependencia que han mantenido a la economía haitiana en un estado de anemia crónica.

4. A la vez, Préval se encontrará entre dos fuegos: por una parte, los gwo manjé, que cuentan con un inmenso poder económico para desestabilizar un régimen que no sea de su agrado (y que no logre pasar a la ofensiva en contra de tales parásitos sociales), que cuentan con el formidable apoyo de las tropas de ocupación de la MINUSTAH y con un nada despreciable poderío paramilitar de la mano de las tropas desmovilizadas del Ejército, así como de pandillas ligadas al narcotráfico. Por otra parte, se encuentra el movimiento popular, que ha desplegado su inmenso poderío durante las movilizaciones de Febrero.

5. Respecto a las fuerzas populares, Préval no llega al poder con un cheque en blanco por parte del movimiento popular y eso él lo sabe muy bien. El voto a Préval, como hemos dicho, ante todo fue un voto de protesta: en contra de los candidatos de la oligarquía, en contra del golpismo, en contra de la ocupación y favorable a la figura del depuesto Aristide. Fue un voto que espera reformas mucho más allá de lo que Préval ofreció en su programa. Por ejemplo, organizaciones populares como el MODEP (Movimiento Democrático Popular), Tèt Kole Ti Peyizan (Cabezas Juntas, Pequeños Campesinos, en kréyol, organización campesina) y SAJ (Solidarite Ant Jèn, Solidaridad Entre Jóvenes, organización juvenil) han elevado demandas como la oposición a la ocupación, reformas al sistema judicial, de salud y a la Policía Nacional Haitiana (PNH), así como también le han exigido a Préval una mayor independencia con respecto al FMI, al Banco Mundial y a otros organismos de "ayuda" internacional. Han repudiado, a la vez, al Cadre de Coopération Intérimaire (Marco de Cooperación Interina -CCI) –acuerdo entre Latortue y los organismos financieros, vigente hasta diciembre del 2006- el cual se opone a cuestiones como una genuina Reforma Agraria o a la aplicación de subsidios para productos de primera necesidad, dos demandas muy sentidas por los sectores populares. Préval no está dispuesto a pedir el retiro de las tropas de ocupación ni a cuestionar al CCI. Que Préval haya sido el catalizador de la bronca popular, o que haya llegado al poder con un indudable apoyo popular, no significan que sus políticas o sus inclinaciones sean necesariamente "populares" o "izquierdizantes". Esto, sin lugar a dudas, tenderá a generar tensiones a mediano plazo.

6. Respecto al asunto de la ocupación, ya hemos visto el posicionamiento de Préval: en su reciente viaje por el Cono Sur, la semana iniciada el domingo 12 de marzo, se dedicó a felicitar por la ocupación a los gobiernos de Brasil, Argentina y Chile (donde se entrevistó con la flamante Bachelet), y por su apoyo a la “restauración” de la democracia en Haití, manifestándose a la vez contrario al retiro de tropas y, apenas, hablando vagamente de reemplazar el énfasis militarista de la MINUSTAH por un énfasis más social (habló de reemplazar gradualmente tanques por hospitales). Esta actitud, ciertamente, no complacerá a una base social de apoyo que percibe a diario los abusos a manos de la MINUSTAH y que demanda el retiro inmediato de las tropas de ocupación.

7. Otro hecho que complica más el panorama es el desembarco y estacionamiento de 800 marines norteamericanos en República Dominicana, en la provincia de Barahona, el 10 de febrero. ¿Qué objetivo persiguen? Algunos han dicho que pretenden estar disponibles para una nueva ocupación de toda la isla, otros que están preparados para actuar sólo sobre la sección haitiana en caso de un brote de rebelión. Sea como sea, su presencia es amenazadora y no puede ser ignorada, sobre todo, teniendo en cuenta la historia de las ocupaciones militares yanquis tanto en República Dominicana como Ayití.

8. El 22 de febrero, el jefe civil de la MINUSTAH, el chileno Juan Gabriel Valdés y el primer ministro haitiano Latortue firmaban en Washington un documento según el cual la PNH quedaba desde ese momento bajo la comandancia de la MINUSTAH, imposibilitando al gobierno haitiano tomar decisiones sobre ella sin autorización de las fuerzas de ocupación. Eso no sólo constituye una flagrante violación y desprecio a la soberanía haitiana; lo más grave, es que ese documento fue preparado en momentos en que ya estaba claro el triunfo de Préval, con lo que resulta obvio que es un documento preparado para limitar el respaldo institucional a un gobierno del que la oligarquía aún desconfía. Y más grave en virtud al hecho de que la PNH es atada a las fuerzas de la MINUSTAH luego de las elecciones, pero que durante los dos años de ocupación, en que la PNH fue uno de los puntales de la represión y de toda clase de violaciones a los derechos humanos, la MINUSTAH observó indiferente y le dejó manos libres para asesinar. Este documento ha producido amplio rechazo, y Latortue, incapaz de defenderse ante la ola de rechazo, ha debido declarar que “firmó el documento sin saber lo que decía”… o sea, o Latortue es un vendido y un entreguista, o es un idiota. Como sea, el documento está en veremos para ser aprobado, pero está ahí y tiene las firmas de Valdés y Latortue.

9. Pero lo más grave, en nuestra opinión, del contexto abierto en el Ayití post-electoral, es que de una u otra forma, se ha validado al golpismo como un mecanismo natural de acción política de la oligarquía –a falta de base social de apoyo. Pese a que el resultado no ha sido del todo de su agrado, ha quedado en claro que a un golpe de Estado, puede seguir, como si nada, un proceso de ocupación y luego, organización de elecciones, cada vez con menos oposición a ellos debido a la eliminación física de militantes populares tras cada golpe. Una vez más la burguesía ha removido a gobernantes molestos a su capricho, con la inconsciente complicidad de los nuevos candidatos. El silencio de Préval ante las condiciones “excepcionales” en que las elecciones se llevaron a cabo, sienta un pésimo antecedente para el futuro –el día de mañana el silencio puede cubrirlo a él mismo.

10. Hay que entender además las condiciones excepcionalmente complejas en que asumiría el poder Préval y entender que, si bien todo Estado representa a una determinada clase social dominante (aunque no sea de forma mecánica[4]), las restricciones naturales impuestas por la ocupación constituyen un molde de mucho mayor rigidez que lo normal. Préval se encontrará ante opciones mucho más limitadas, aunque es necesario aclarar, no se encontrará ante un escenario en ausencia absoluta de opciones. La ocupación marca las posibilidades de su acción de manera brutal. Y esto no es algo menor, por el hecho de que asume, en última instancia, no como fruto de la lucha popular, sino de la ocupación. Y esta ocupación, de una fase militar, está avanzando a una fase de ocupación política.

Entonces….



Tout bèt jennen móde
Todos los animales acorralados muerden
(Proverbio Ayisien)


Respecto a los eventos de Ayití, se ha llegado a una encrucijada: por una parte, está Preval, quien probablemente va a jugar las cartas de la conciliación y de la estabilidad política, como ya ha dejado entrever en sus discursos; por otro lado, estará la presión de los seguidores de Aristide, que demandarán el retorno del depuesto presidente; por otra parte, está la oligarquía, que en la polarización social que hay en Haití no está dispuesta a ceder incluso al reformismo más inofensivo; por otra parte están las fuerzas de ocupación, que representan primordialmente los intereses de las potencias imperialistas de EEUU y Francia; y por último, están los sectores del movimiento popular que quieren llevar las demandas mucho más allá de tibias reformas y que buscan una respuesta autónoma de manera intuitiva, pero que sea favorable a los intereses de las masas explotadas y marginadas. Este contexto, instala un escenario de una precaria y frágil "estabilidad" que será imposible mantener por largo tiempo, en especial, ahora que las masas ayisiens han demostrado su verdadero potencial y disposición de lucha cuando se intentó tramposear el resultado de las elecciones.

En este contexto, y sin una base social de apoyo incondicional en ninguno de los actores en pugna (recordemos que el movimiento popular no pareciera haber entregado un cheque en blanco), quizás el único sostén para su régimen sean las fuerzas de ocupación. Así habría que entender su viaje por el Cono Sur, como una manera de garantizar tal apoyo, el cual, no es necesario insistir, también estará condicionado.

Y de la misma manera, las fuerzas de ocupación saben que se encuentran absolutamente agotadas en términos de cualquier velo de legitimidad. Y saben que Préval les puede garantizar la estabilidad que desean –al contrario de quienes dudan si es que Préval llegará o no a ser presidente, creemos que es él la única carta para garantizar la estabilidad que le queda a la MINUSTAH. Vista la reacción popular la semana del 13 de febrero, no quieren arriesgar, en el corto plazo otra situación semejante. Por ello, a los gwo manjé no les queda otra opción que aceptarlo por ahora, aunque más no sea a regañadientes.

El voto ha Préval debe ser visto ante todo como un voto de protesta en contra de la ocupación, y secundariamente, como un voto por el retorno de Aristide. Esto pone inmediatamente a Préval, que trató de distanciarse durante las elecciones de ambas posturas, en una situación muy difícil.

Pero la mayor complicación es la que se viene a largo plazo, y es la paulatina mutación de la ocupación militar, en una ocupación política; el marcado de cancha que ya se ha hecho sobre los límites de la política y la reforma en Ayití, y sobretodo, la aceptación de la intervención como un mecanismo más de la negociación política en ese país (hecho que ya toma precedentes en 1994, cuando Aristide decide retornar a Ayití de la mano de una ocupación norteamericana de 20.000 marines al término de la dictadura de Raoul Cedras). Es la ocupación, por tanto, el problema crucial de la coyuntura y el pueblo ayisien ha tenido buen olfato para así identificarlo. La pregunta que nos queda en pié es, ¿tendrá el pueblo ayisien buen olfato para encontrar un camino autónomo de salida a la crisis?

José Antonio Gutiérrez D.
Marzo del 2006




[1] Movimiento de partidarios del derrocado presidente Jean Bertrand Aristide, figura populista de gran arrastre en el mundo popular. Fue derrocado en un brutal golpe de Estado craneado en EEUU y Francia a fines de febrero del 2004.
[2] Nombre dado a los miembros de la policía política de la dictadura de los Duvalier. En Ayití es sinónimo de terrorismo de Estado.
[3] En Nippes, por ejemplo, los votos anulados alcanzaron a casi el 14%.
[4] En países del Tercer Mundo, el Estado, además, juega un rol muy activo en la creación de sectores de las clases dominantes y en la promoción social de ciertos elementos.

Rene Préval en la encrucijada
Rene Préval en la encrucijada

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