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Wednesday April 23, 2014 18:51 by Camilo de los Milagros
No voy a participar del linchamiento colectivo cometido con María Fernanda Cabal por sus malos deseos, ni a escribir una carta con falsa inocencia, de poses para quedar bien y de respetuosas recomendaciones, como la que escribió Salcedo Ramos, toda una nota de colegial indignado. Demasiado fácil rezar a los santos y orinar sobre los demonios. Demasiado fácil el oficio de camaleón. Lo difícil es tomar posturas firmes cuando imperan las conveniencias, que cambian según los vientos del que manda. El gesto de María Fernanda Cabal me parece valiente y osado, digno de admiración. Además es un gesto valioso por su sinceridad y su alcance. Pocos políticos dicen lo que piensan y hacen lo que dicen. ¿No es justo eso lo que se les reprocha, que encubran su esencia, que acudan al engaño, a la falsedad, que mientan y oculten su pensamiento? Si la insinuación del infierno fuera para cualquier otro personaje de izquierda ajeno a un Nobel que hoy deviene en santo, probablemente la mitad del país aplaudiría ebrio, borracho de venganza y de violencia. Esa opinión pública que ahora se indigna por un infierno que no existe, jamás se tragará que García Márquez efectivamente financió y colaboró con organizaciones guerrilleras. Así somos: hipócritas y ladinos, cobardes y mentirosos, dueños de una odiosa doble moral. Que comedia de buenos absolutos y malos hasta el infinito. |