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Obreros de Cristar SAS, Buga (Valle del Cauca): 900 días en resistencia

category venezuela / colombia | workplace struggles | news report author Sunday April 06, 2014 00:32author by José Antonio Gutiérrez D. Report this post to the editors

Desde hace 900 días un grupo de 30 obreros colombianos, en la ciudad de Buga (Valle del Cauca) se han convertido en un símbolo de la resistencia.
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Obreros de Cristar SAS, Buga (Valle del Cauca): 900 días en resistencia

Si hay algo en lo que Colombia es indudablemente líder mundial, es en la violación de los derechos laborales y atentados en contra de sindicalistas. Desde hace décadas, año tras año, Colombia es el país en el que, de lejos, más sindicalistas son asesinados y en el cual se violentan toda clase de derechos a los trabajadores. Desde hace 900 días un grupo de 30 obreros colombianos, en la ciudad de Buga (Valle del Cauca) se han convertido en un símbolo de la resistencia en contra de este estado de cosas.

Todo comenzó cuando los obreros de Cristar SAS (filial de la multinacional norteamericana Owens Illinois Inc.), empresa de vidrios que controla aproximadamente el 70% de la producción nacional de cristalería, cansados de las condiciones oprobiosas de trabajo, los salarios bajísimos, por la falta de dotación para los obreros, las jornadas de hasta 16 horas diarias, ausencia de seguridad social y nulos aportes a las pensiones de los obreros por parte de la empresa, decidieron formar el “Sindicato de Trabajadores Disponibles y Temporales” (SINTRADIT). Este sindicato se crea en respuesta al abuso de la subcontratación en la empresa: de unos 750 trabajadores empleados, apenas 120 son contratados directamente por la empresa, casi todos trabajadores administrativos, jefes de área e ingenieros. El resto, son subcontratados a través de cooperativas asociativas de trabajo (CTA), tales como Cooasobrab y Asovida, así como por empresas subcontratistas de fachada, tales como OCUSERVIS, OCUPAR, TRASEGAR, MONTACARGAS ITAGUI, INDUBE, SERVILIMPIEZA, EUFREST. Como tales, sus derechos son frecuentemente irrespetados.

La primera acción del sindicato fue presentar, el 24 de Octubre del 2011, el pliego de peticiones para negociar a nombre de los trabajadores afiliados. La empresa no solamente se negó a negociar y desconoció el derecho a sindicalización de los trabajadores, sino que desde el 22 de Noviembre del mismo año que negó la entrada a casi todos los miembros del sindicato a la empresa. Desde entonces que los obreros realizan un plantón de protesta a las afueras de la empresa. En éste participan 30 trabajadores, sólo 7 de ellos se encuentran trabajando actualmente en la empresa, en calidad de prestación de servicios.

La respuesta de la empresa fue botarnos a la calle por el sólo hecho de habernos sindicalizado”, dice indignado el líder de los obreros Arlex Antonio Mejía. “Hemos decidido acampar al lado de la compañía para que en Colombia y en todo el mundo se escuche que acá no se respetan los derechos laborales. Claro, no somos los únicos en el país que estamos en la misma situación. Yo he sufrido mucho, me enfermé en la compañía y ahora tengo que hacerme una diálisis durante 12 horas al día. El problema es que en los mismos sindicatos, y hasta en la misma CUT, hay elementos incrustados que están confabulados con el patrón, por eso estamos en este embotellamiento”.

Otro dirigente, Pedro Mejía, explica lo que buscan con el plantón: “Esperamos nuestro reintegro con el derecho a la contratación directa para todos los trabajadores despedidos por el simple delito de organizarse y presentar un pliego. Nos falta más denuncia, más presión ante el ministerio y ante la casa matriz en los EEUU, nos hace falta el apoyo económico aunque reconocemos el apoyo de varias organizaciones sindicales como ASTRACAVA, SINTRASOYA, SINTRAVIDRICOL Antioquia, Comité de Solidaridad de la CUT-Valle, SINTRACAÑAZUCOL, SINTRAEMDES, SINTRAPALMOLIVE, SUTIMAC, SINTRABANCOL, SINTRAIME entre otros que nos han tendido la mano”.

Según él, la denuncia es esencial porque “hasta el Inspector del Trabajo de Buga, Luis Alberto Valencia Soto, y la Inspectora departamental, están confabulados con la empresa para que no se reconozcan nuestros derechos. Necesitamos presión, porque se están violando garantías constitucionales, estatutos de la OIT, y hasta el famoso acuerdo ese que firmaron Obama con Santos por el Tratado de Libre comercio Colombia-EEUU, en el que prometían que se respetarían los derechos laborales y se acabaría la subcontratación, pero los temporales se reproducen como ratas. A nosotros se nos niegan los derechos y gente como Álvaro Suárez Quiceno, representante legal de la empresa, gana una bobadita millonaria mensual y no solucionan el pliego de los trabajadores dizque porque quebramos a la empresa. Ahí tiene usted al gerente de producción de la planta de Buga, Hernando Sistiva Vargas, junto con el director de recursos inhumanos, Jorge Eduardo Mejía, el director de seguridad industrial Marco Tulio Castaño, quienes persiguen a los trabajadores y nos prohíben el derecho a la sindicalización, mientras el patrón ha hecho un pacto colectivo que beneficia sólo a los trabajadores directos y a los demás nada.

Los trabajadores adelantan un juicio contra la empresa: en Noviembre, el fallo sobre el tema del fuero sindical les fue contrario. Hace dos días tuvieron audiencia por el asunto de la contratación directa y esperan el fallo para el día 10 de Abril. Pero ellos saben que este no es un problema legal: 900 días en resistencia y toda una vida de lucha les ha demostrado que el problema es y será la fuerza que los obreros tengan para derrotar la mezquindad patronal. Por ahora, la solidaridad y su organización son la única esperanza que tienen.

José Antonio Gutiérrez D.
2 de Abril, 2014

author by Javier Jaramillo - El Paíspublication date Sun Aug 24, 2014 18:52author address author phone Report this post to the editors

Más de 1.000 días, cerca de tres años bajo una carpa y viviendo en condiciones infrahumanas, cumplió un grupo de trabajadores de la fábrica Cristar de la ciudad de Buga, quienes según ellos fueron despedidos sin justa causa.

De acuerdo con Arlex Antonio Mejía Vélez, representante legal del Sindicato de Trabajadores Disponibles y Temporales, Sintradit, en esa situación de resistencia permanecen en ese sitio desde el 22 de noviembre de 2011 cuando los directivos de la empresa, que hace parte de la multinacional norteamericana Owens Illinois, tomaron la decisión de no permitirles el ingreso a estos trabajadores a sus instalaciones.

De acuerdo con el directivo sindical, el motivo fue la presentación de un pliego de peticiones por parte de los empleados exigiendo mejoras en su condiciones laborales.

"Gracias a la solidaridad de la clase trabajadora de todo el país hemos podido resistir con nuestras familias todo este tiempo, por lo que considero que esta lucha es un acto heroico”, manifestó el señor Mejía Vélez.

Por su parte, Paola Cárdenas, secretaria del Sindicato, la empresa Cristar contrata a través de terceros o cooperativas de trabajo asociado todos los procesos de producción, empaque o transporte, con lo que se evita la relación directa del patrono con sus trabajadores a pesar de que muchos de ellos llevan 10 o hasta 15 años laborando en esa compañía.

"De esta manera se está violando la ley que desde julio del año pasado prohibió ese tipo de contratación”, manifestó Carlos Humberto Millán, quien trabajó en la empresa durante 37 años y para pensionarse tuvo que pagar la seguridad social de cuenta suya.

En tres ocasiones se ha cambiado el juez laboral que lleva este proceso y en seis oportunidades se ha aplazado el fallo, por lo que estos trabajadores consideran que es una acción dilatoria, por lo que están pensando seriamente en otras instancias como la Organización Internacional del Trabajo, OIT para que conozca de esta situación.

El País intentó obtener una respuesta por parte de esa compañía y fue imposible ubicar a sus directivos.

author by Renán Vega Cantorpublication date Tue Jul 29, 2014 17:13author address author phone Report this post to the editors

En la ciudad de Buga se encuentra una planta de la empresa Cristar S.A, de propiedad de Owens-Illiniois, una compañía multinacional de los Estados Unidos, especializada en la producción de envases de vidrio, que controla el 80 por ciento de la actividad mundial de ese sector y que tiene 24 plantas distribuidas en varios continentes. Esta empresa implementa la flexibilización laboral, con el fin de incrementar sus ganancias, destacándose el impulso a la subcontratación. De un total de 750 trabajadores que laboran en sus instalaciones, solamente 120 tienen contrato directo y estabilidad laboral, mientras que la mayoría está vinculada por Cooperativas de Trabajo Asociado. Quienes gozan de estabilidad hacen parte de la planta de personal administrativo, formado por ingenieros, y jefes de área. La subcontratación se ha impuesto como norma en la productora de vidrio, hasta el punto que muchos operarios tienen contratos por término fijo desde hace diez o más años. Cada uno de ellos tiene que mendigarle a las cooperativas la renovación de sus contratos cuando éstos están feneciendo.

Además, se ha generalizado la precarización laboral porque los trabajadores no tienen una jornada fija y muchos de ellos operan en forma continua durante 16 horas, como sucede con los braseros, no cuentan con seguridad social ni servicios de salud, ya que éstos son pagados en su totalidad por los propios trabajadores y tampoco se les brinda la dotación adecuada para realizar sus actividades. Como resultado de esas indignas condiciones laborales, un grupo de 35 obreros decidió crear el Sindicato de Trabajadores Disponibles y Temporales (SINTRADIT), que, siguiendo los procedimientos legales, elaboró un pliego de peticiones y lo presentó a la empresa el 24 de octubre de 2011. Como represalia, Cristar procedió a echar a la calle, literalmente, a 30 de los miembros del sindicato recién creado. Para ello, ordenó a sus celadores que no dejaran ingresar a las instalaciones de la empresa a los “conflictivos” trabajadores. Eso sucedía el 24 de octubre de 2011. Con este hecho, las directivas de Cristar pensaban que habían terminado con el incómodo sindicato, pero no fue así, porque desde esa misma fecha, los trabajadores afectados por la arbitrariedad de la empresa decidieron levantar una carpa en las afueras de la fábrica.

Han pasado casi tres años y los trabajadores que adoptaron ese valiente decisión se mantienen, con coraje y dignidad, en el mismo lugar en el que decidieron iniciar su pacífica y justa protesta, para que les sean reconocidos sus derechos, entre ellos el de asociación. Los trabajadores de la carpa cuentan los días que llevan en resistencia, como prisioneros de la arbitrariedad de la multinacional que son. En un cartel que se encuentra a la vista pública se puede leer: “Llevamos ---días en resistencia obrera contra la política explotadora de Cristar S.A.S, filial del monopolio norteamericano Owens-Illinois”. Cuando yo visite a los trabajadores llevaban 959 días en su carpa.

El presidente de SINTRADIT, Arles Antonio Mejía, nos cuenta que esta ha sido una experiencia dura y muy costosa en términos económicos, sociales y anímicos para sus compañeros de lucha, porque durante este tiempo muchos de ellos se han enfermado, se han disuelto los hogares por la carencia de ingresos de los obreros, han perdido sus viviendas al no poder pagar el arriendo o las cuotas de los préstamos. Todos estos problemas no han impedido que este grupo de trabajadores se mantenga en su proyecto de lucha, con varios objetivos: dar a conocer ante la ciudad y el país las consecuencias de la flexibilización laboral; señalar la responsabilidad de las empresas multinacionales en la explotación acentuada de los trabajadores; mostrar la complicidad del Estado colombiano en la persecución contra los sindicatos y sus miembros; y, lo más importante, demostrar con su ejemplo práctico que puede enfrentarse el poder del capital, incluso con pequeñas acciones, como las que ellos realizan.

Los trabajadores han podido subsistir hasta el día de hoy gracias a la solidaridad de otros trabajadores y pobladores de Buga. Aunque Cristar no lo quiera reconocer, la presencia de los trabajadores en las afueras de sus instalaciones les resulta molesta, porque no creía que se prolongara durante tanto tiempo y cuestionara su demagógica política de "Responsabilidad social empresarial", y su certificación, vaya chiste cruel, por garantizar los derechos laborales. Hasta el momento los trabajadores no han sido desalojados a la fuerza, porque se ha hecho una denuncia internacional entre sindicatos de otras plantas de Owens-Illinois, que ya conocen lo que sucede en Colombia y además han propuesto campañas organizadas de denuncia al respecto.

Durante 1000 días los trabajadores despedidos de la Cristar, sin recibir salario, con mística y compromiso con su causa han ido y venido a la improvisada carpa, en la que se han turnado a lo largo de las 24 horas de cada día para que siempre permanezca alguien en ese sitio, en el que cocinan, comen, duermen y comparten sus luchas y expectativas con sus compañeros de infortunio y con las personas, de Buga y de otros sitios del país, que los visitan periódicamente. Ellos nos dicen que esta lucha no es sólo de ellos ni por ellos, sino que es por el conjunto de trabajadores colombianos. Y en verdad, son un emblema de lucha, un símbolo de resistencia obrera y popular en pos de un trabajo digno.

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