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A 40 años del golpe de Estado, a construir alternativa para el pueblo de Chile

category bolivia / peru / ecuador / chile | la izquierda | opinión / análisis author Wednesday September 11, 2013 21:09author by Francisco Sainz Report this post to the editors

Más allá de toda crítica moralista, la izquierda chilena debe comenzar a tomar conciencia, debatir y construirse como alternativa real para el pueblo. Hablo de alternativa real, de un referente político que convoque a las grandes mayorías de este país, de un espacio de elaboración y acción política para transformar nuestra realidad, para terminar con la falsa dicotomía entre lo político y lo social.
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“Jamás olviden, compañeros, que nuestros enemigos son la derecha y el imperialismo, y es a ellos a quienes deberemos derrotar; si para eso fuera preciso enfrentar al reformismo, lo haremos con fuerza, pero con lealtad, porque es imprescindible ganar a esos compañeros para la revolución. La revolución no podrá hacerla un grupo aislado por más coraje, voluntad y valentía que tenga. La revolución será producto de la fuerza generada por todos los que se opongan a la derecha, a los imperialistas, y al aparato del estado, y de ahí no podemos excluir a nadie; esos compañeros son imprescindibles para la revolución. Al reformismo no se le derrota, se le supera”
Bautista van Schouwen

Más allá de toda crítica moralista, la izquierda chilena debe comenzar a tomar conciencia, debatir y construirse como alternativa real para el pueblo. Hablo de alternativa real, de un referente político que convoque a las grandes mayorías de este país, de un espacio de elaboración y acción política para transformar nuestra realidad, para terminar con la falsa dicotomía entre lo político y lo social. Aquel es el desafío que tiene por delante aquella izquierda anticapitalista criolla, desafío complejo pero que debe ser tomado con calma para avanzar sin grandes retrocesos.

Muchos me dirán que con estas palabras no digo nada nuevo, pues el desafío de convertirse en una alternativa real para los trabajadores y las capas populares de nuestro país es un objetivo ya consensuado dentro de varias organizaciones de izquierda chilena; desde el reformismo hasta los sectores revolucionarios. Así mismo, la unidad ha sido siempre parte importante en los análisis y desafíos que las izquierdas en todo el mundo se han impuesto desde hace mucho tiempo para conseguir la victoria final. Y no dejan de tener razón: la izquierda anti capitalista ha entendido casi siempre, salvo marginales experiencias individualistas y aislacionistas, que estos son objetivos inamovibles en cualquier línea política.

Sin embargo, no por esta tradición, esas ideas dejarán de formar parte en nuestro debate cotidiano; de nuestra reflexión militante para cambiar el estado de las cosas. De hecho, se torna necesario cuando el modelo neoliberal chileno ha tocado techo y algunos sectores sociales han comenzado a tomarse en serio el camino de la lucha y la reorganización en contra de aquel modelo. Este debate se hace inevitable cuando el bloque dominante intenta reacomodarse para ponerle freno a los sectores más avanzados del pueblo, que intentan con fuerza aprovechar este pequeño espacio abierto para capitalizar y avanzar. Por lo anterior, es que este tema nunca debe desecharse de la discusión que lleva a cabo la izquierda de intención revolucionaria, ni en los momentos más o menos álgidos de la lucha de clases. Y hoy, más que nunca es imprescindible, ya que debemos comenzar a construir más allá del discurso o simple pretensión.

Para la izquierda libertaria en particular este tema debe ser prioritario si es que quiere volver al lugar central que alguna vez ocupó en algunos procesos revolucionarios de antaño. Pero más allá del recuerdo, este debate hoy debe ser vital para los libertarios y libertarias, sobre todo después del importante rol de conducción que tuvimos en las movilizaciones estudiantiles del 2011 y dentro de las movilizaciones en los sectores estratégicos de la economía. Es parte de nuestro debate, implícita o explícitamente, más aún cuando hablamos de avanzar en la multisectorialidad de los sectores en lucha y en la construcción programática de aquellos sectores movilizados por demandas que no pueden reformarse dentro de los márgenes del modelo.

Para esto tenemos dos tareas por delante, que no son más que la profundización y complemento necesario de la tarea prioritaria que aún tenemos luego de 17 años de dictadura cívico-militar y de los sucesivos gobiernos de la Concertación que profundizaron el modelo impuesto en dictadura. Me refiero a la reorganización orgánica, política e ideológica del pueblo, tarea que sigue siendo prioritaria para ir construyendo Poder Popular como estrategia de construcción para el Socialismo. Pero hoy no basta con “Construir Poder Popular” como simple consigna, con llamados a no votar, que a su vez se presentan carentes de alternativa. Reconozco que somos mejor que eso, el pueblo necesita claridades: concretas y efectivas, pues ya está cansado de escuchar lindas frases. Trazando camino y marcando el horizonte invitamos a nuestro pueblo a luchar.

Nuestras tareas son dos, que se complementan y son profundizaciones de nuestra estrategia de construcción. Una de ellas, es la construcción y puesta en marcha de nuestra estrategia para el período, es decir, dotar de contenido y poner en marcha todo lo que sea necesario para conseguir un escenario de ingobernabilidad político y económico desarrollado a través de la acción directa de masas. Esto con el objetivo de abrir un nuevo período en la lucha de clases en Chile, en donde el bloque dominante deba ceder a las demandas impuestas por los sectores movilizados, demandas que deben ser los primeros esbozos de nuestro programa socialista. No se trata de pecar de ingenuos, de creer que el capitalismo o el modelo neoliberal caerán con esto, o que seremos capaces de desarrollar una ruptura en el orden democrático con todo el pueblo organizado o a través de la disputa electoral.

Más bien, y de lo que se trata es de conseguir a través de un amplio abanico de tácticas (aquí no hay recetas compañeros), dándole centralidad a la fuerza de nuestro pueblo -es decir la acción directa de masas-, reformas críticas para el modelo, que sabemos no las conseguiremos por negociación o voluntad de los poderosos de este país. Es por ello que esta estrategia debe tener como centralidad la clase trabajadora, y especialmente debe tener a los sectores más avanzados de nuestro pueblo, junto a los sectores estratégicos de la economía (que en algunos casos coinciden, como los trabajadores del cobre y portuarios) como punta de lanza, para conseguir esta ruptura. Serán esta lucha y solo esta lucha, con sus victorias, las que permitirán sumar a más franjas del pueblo a la construcción de una nueva sociedad.

Todo esto también permitirá la construcción de la segunda de las tareas para estos momentos: la necesidad de construir un referente político de masas para la izquierda anti-neoliberal y anticapitalista en general, y la construcción de un referente político de los libertarios en particular. Entendiendo que esto no solo será más factible a medida que vayamos haciendo carne la estrategia antes mencionada, sino que esta construcción de referentes también permitirá construir las condiciones para una ruptura democrática. En este sentido, los avances en lo objetivo y subjetivo deben ser acumulables, y para eso debemos tener la capacidad orgánica de sumarlos y sistematizarlos para las luchas venideras.

Es necesario comprender que este proceso de ruptura debe apuntar a un avance para el conjunto del pueblo aunque sea liderado por los sectores más desarrollados política y orgánicamente, ya que permitirá conseguir demandas tanto en lo económico como en lo político que significarán mejoras en la condición de vida de todos y todas, complementado en mayores espacios de participación y decisión en lo político.

Pero para esto también debemos prepararnos, no podemos llegar a este escenario a traspié sin la organización suficiente para afrontar los nuevos desafíos, o liderados por sectores reformistas, que sabemos estancarán la lucha. Nuestro objetivo es la construcción del socialismo, y para eso no basta con cambiar solo algunas cosas o el modelo entero, de lo que se trata es de transformar radicalmente esta sociedad. Para eso debemos prepararnos, prepararnos para vencer.

La tarea ha comenzado y no hay espacio para mezquindades, infantilismos o sectarismos. Debemos abrir el debate, pero con altura de miras, con tesis políticas y con humildad. Será un proceso dinámico, no siempre nos sentiremos a gusto o tendremos total seguridad, pese a ello tenemos la herramienta de la organización para apoyarnos en nuestros compañeros. La unidad, por consiguiente, será siempre necesaria para discutir, para luchar y sobre todo para vencer. La tarea que tenemos por delante, tomará siempre los aprendizajes del pasado, luchando en el presente para construir futuro. Para todo esto no queda otro camino que comenzar a construir en lo concreto una alternativa real para el pueblo chileno.

Francisco Sainz

Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Alberto Hurtado 2012
Militante del Frente de Estudiantes Libertarios

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