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Sobre la jornada de huelga del 14-N y el sindicalismo combativo

category iberia | workplace struggles | opinión / análisis author Saturday October 20, 2012 19:41author by Santiago Talavera Report this post to the editors

Las confederaciones sindicales Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT) han convocado a una jornada de huelga general en el estado español para el próximo 14 de noviembre.

Desde el sindicalismo crítico con el carácter conciliador de estas centrales, se venía agitando por la convocatoria de una huelga para otoño, llegando a concretarse una en Hego Euskal Herria el 26 de septiembre y convocándose a otra para el 31 de octubre en el conjunto del estado español por parte de la Confederación General del Trabajo (CGT).

Santiago Talavera, compañero libertario, reflexiona acerca de la capacidad del sindicalismo alternativo a CCOO y UGT y de la actitud a tomar por las organizaciones y la militancia clasista y combativa ante la movilización del próximo 14 de noviembre.
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1. Cualquier huelga general de 24 horas, en el sentido de conseguir unos objetivos inmediatos, aunque sean sólo objetivos defensivos, hoy en día en el Estado español está condenada al fracaso. Puede tener un seguimiento razonable, como la última, o superior, pero no va a conquistar nada (o muy poco) a corto plazo. Un seguimiento gigantesco es prácticamente imposible debido al pánico a perder su puesto de trabajo de quienes aún lo conservan, la escasa afiliación, el escaso ejemplo de éxitos en huelgas de menor escala, la alta tasa de temporalidad, las facilidades para el despido, los bajos salarios, el descrédito de los únicos dos sindicatos que tienen un nivel de afiliación o "representatividad" destacable y la falta de tácticas para interrumpir de manera mucho más importante el circuito capitalista aunque sea sólo en esas 24 horas, utilizando por ejemplo sectores no asalariados como estudiantes, jubilados o desempleados.

2. Las huelgas con más o menos seguimiento podían tener efectos inmediatos hace unos años, no por el daño a la tasa de beneficio capitalista sino por el desgaste al que se sometía al partido en el gobierno, para el cual las huelgas generales siguen siendo dañinas. Ahora esta posibilidad existe en mucha menor medida porque los partidos en el gobierno dan por hecho que van a perder el poder en las siguientes elecciones. Su imagen les da igual. Como ellos mismos dicen, "hacemos lo que hay que hacer aunque nos perjudique". Si no basta el ejemplo español tenemos el griego, más claro todavía.

3. Teniendo en cuenta estas circunstancias, si la huelga general de 24 horas del sindicalismo de concertación tiene escasos visos de éxito, una huelga general de 24 horas del sindicalismo combativo no tiene posibilidades ni de llamarse "huelga general", dado el escasísimo seguimiento asegurado. Hoy en día una convocatoria de HG sin el sindicalismo de concertación no sólo está abocada al fracaso absoluto y a quedarse en un discutible "éxito propagandístico", sino que su celebración augura precisamente lo contrario de lo que se pretende: reforzar al sindicalismo de concertación como únicos posibles convocantes de huelgas generales y distanciarse más todavía de la enorme masa de clase trabajadora que previsiblemente no hará huelga.

4. Desconozco cuál era el análisis de CGT para convocar en solitario, me imagino que arriesgarse a realizar una pseudo huelga general de 24 horas a cambio de ganar credibilidad en algunos sectores de la población o arrastrar al sindicalismo de concertación a esa convocatoria. Es público que CGT ha intentado lo segundo, lo que obviamente no ha ocurrido porque el sindicalismo de concertación no es tan estúpido como para verse arrastrado a una convocatoria minoritaria sin posibilidades de eco social.

5. El error estratégico de CGT no es, si lo hace, mover la fecha del 31 al 14. El error estratégico era arriesgarse a tener que hacer huelga en solitario el 31. Si CGT hace el único movimiento posible, mover la huelga del 31 al 14, en realidad lo que ha ocurrido es que CGT puede atribuirse un arrastre del sindicalismo de concertación (sea así o no) y debería agradecer en su fuero interno que CCOO-UGT le hayan salvado la papeleta.

6. En mi opinión, si la unificación no es posible por la diversidad de funcionamientos e ideologías, el sindicalismo combativo al menos debería conformar un polo obrero combativo y actuar siempre unido en los niveles superiores a la empresa. Esa actuación conjunta puede ser la única forma de agrupar a la izquierda social en torno al trabajo como ámbito de lucha, y más teniendo en cuenta las enormes dificultades para que cualquier fuerza sindical que actúe por libre pueda aumentar enormemente su protagonismo. Esa actuación no debe estar basada, como hasta ahora, en la inercia, ni en una simple "unidad circunstancial para hacer el paripé de que somos todos muy amigos" sino en un programa de objetivos claro que sea debatido y aceptado por la mayoría social, y en el análisis de las tácticas que podrían ser útiles para conseguir el cumplimiento del programa. Para que esto ocurra, por supuesto las pocas decenas, cientos o escasos miles de militantes que mueven cada sindicato combativo deberían hacer un importante esfuerzo de generosidad y de renuncia de la actividad llevada hasta ahora.

7. Entre las tácticas que ese polo pueda valorar estará seguramente la huelga general. En ese caso, habría que analizar qué tipo de huelga general puede llevarnos a conseguir el cumplimiento del programa. Una vez analizado esto, habría que analizar también cuestiones espinosas: el papel en la huelga de los trabajadores temporales o sin contrato, de los autónomos, de los pequeños empresarios, de los inmigrantes, de los desempleados, de los estudiantes y de los jubilados. Si se tiene claro todo eso y se actúa de forma unitaria, puede llegar un momento en que se arrastre al sindicalismo de concertación a nuestra convocatoria o, en el otro sentido, que se tenga la legitimidad social suficiente como para sabotear las convocatorias del sindicalismo de concertación.

8. En cuanto a la huelga del 14-N, a estas alturas de la película no me voy a pelear con nadie que me diga que no va a hacer huelga. Teniendo en cuenta el previsible desenlace, ser esquirol es lo más inteligente. Ahora bien, la militancia de los sindicatos combativos tiene en las huelgas generales "paripé" un excelente marco para hacer propaganda y además tienen la ventaja de que el fracaso no les va a repercutir sustancialmente. Y también es verdad que una huelga "euromediterránea" tiene un potencial algo mayor que las huelgas habituales.

Santiago Talavera


19 de octubre de 2012

author by Currantepublication date Sat Oct 20, 2012 21:52author address author phone Report this post to the editors

En mi humilde parecer (único e intransferible), de momento ni uniendo todo el sindicalismo alternativo hay posibilidad de “comerle la tostada” al institucional en una convocatoria de este tipo... como mucho se podría conseguir un respaldo aceptable en País Vasco, algo menor en Navarra y Galicia, y a mucha distancia, Cataluña y Andalucía. En el resto del estado, se seguiría siendo poco menos que testimonial. Así que, lo primero, es ser consciente de lo que uno es y su capacidad real. Y, en función de eso, plantearse objetivos concretos.

Ojo, lo digo siendo consciente de que si esa unión en una convocatoria propia de huelga se hubiera dado al margen del tandem CCOO-UGT, por muy testimonial que se hubiera previsto, yo hubiera luchado con todas mis fuerzas por ella; y es que aunque con un paro de 24 horas no se consiga variar la dirección de los ataques del gobierno de turno, y mucho menos cambiar las reglas del juego o tumbar el sistema, ¡ya nos gustaría! al menos estaríamos ejercitándonos, haciendo gimnasia, que siempre será mejor que debatir entre cuatro paredes o ante las teclas del ordenador.

También, y pese a creer que la convocatoria del 31O de la CGT, es un error estratégico si se pensaba arrastrar a más gente, no podría por menos que alegrarme de que algo se moviera y desear que saliera lo mejor posible.

La cacareada revolución social con la que babeamos de cuando en cuando, no fue algo espontáneo, sino producto de cientos de experiencias anteriores, fallidas en la gran mayoría de los casos si lo que se buscaba era un cambio de sistema, pero una auténtica escuela de experiencias que, en un ejercicio de ensayo-error, iba dando pistas de por dónde irían los tiros posteriormente.

Por tanto, no alucinemos, la convocatoria del 14N no va a conseguir que Rajoy se eche para atrás, y tampoco debe servir para dar un balón de oxígeno a CCOO-UGT, sino para seguir profundizando en un bloque alternativo al sindicalismo de mierda que todavía marca nuestra agenda, en ir ampliando espacios y luchas... no se conseguirá la revolución social, pero habremos puesto otro peldaño. Y nadie dijo que el camino era fácil.

Qué queréis que os diga, soy optimista. Y después de ver 30 años de retroceso en la capacidad de movilización de nuestra clase (sí, todavía creo en las clases, qué le vamos a hacer) empiezo a vislumbrar semillas de algo diferente. Al menos el sindicalismo alternativo, o parte de él, está aprendiendo a aparcar sus egos y empieza a coordinar luchas (si además, conseguimos coordinar también luchas alternativas en otros países -empezando por los del sur de Europa,- mejor que mejor). Creo que estamos todavía ante un embrión y ya veremos si finalmente sirve para algo... pero este proceso era impensable hace años, cuando cada uno peleaba por su parcelita. Ahora el envite que nos está perpetrando el capitalismo es demasiado grande como para perder el tiempo en pulir nuestras respectivas siglas (y eso que sigo pensando que mi ombligo sigue siendo el mejor).

author by desde la periferia de Barcelonapublication date Sat Oct 20, 2012 22:00author address author phone Report this post to the editors

Suscribo completamente lo dicho por Talavera.

Además debemos replantearnos la huelga como herramienta. El sentido de la huelga general es entorpecer la economía para demostrar fuerza ante el enemigo de clase (y que este presione al Gobierno), y hoy día para hacer eso no sirve con parar en algunas grandes fábricas (que es importante también).

Para hacer eso necesitas gente, y para tener gente necesitas algo en común, tejer alianzas, crear una identidad colectiva. Meses de trabajo. Si el 15-M convocara HG posiblemente tendría mayor seguimiento que la que pueda convocar el sindicalismo radical. Es que puestos a poner fechas sería mucho mas inteligente coger y coordinarse con los 15 emes, los 25-O y convocar el mismo día que se rodee el congreso.

Si en una ciudad determinada existen las condiciones de hacer una HG con cierta incidencia, está muy bien, deben hacerlo, pero si esa HG está convocada a nivel nacional, quedará diluida y no servirá de nada. En cambio, si se inscribe dentro de una dinámica local sí puede tener repercusión y ayudar a avanzar.

Por otra parte la Cumbre Social y su propuesta de referéndum me parece bastante más interesante que pedir la jornada de 30 horas a lo basto. En primer lugar porque han conseguido hacer lo que deberíamos estar haciendo los sectores sociales combativos, sindicatos, mareas, 15-emes, etc y es juntarse en un espacio común planteando alternativas e iniciativas conjuntas y coordinadas. Que centenares de asociaciones y organizaciones se unan me parece positivo. Otra, que la idea de un referéndum se extienda y se convierta en una necesidad popular al Gobierno le debe de dar bastante miedo: es algo factible y que cualquiera puede apoyar fácilmente sin demasiado viraje intelectual a la izquierda, por simpleza democrática. Este Gobierno quedaría bastante tocado, tocado de muerte, 1. si la exigencia de referéndum es apabullante y no la satisface , 2. Si la satisface y sale perdiendo (algo que pasaría seguro).

Vamos a ver, todos esos millones de trabajadores no nos vamos a convertir en anarquistas ni el 31 ni dentro de cinco ni diez años, ni vamos a desear la autogestión generalizada, por tanto me parece absurdo empeñarse en dirigir las energías militantes contra ese escenario (y cualquier medida intermedia parece que nos la pica, es decir, se pretende hacer algo para "destruir el estado ya" en vez de obligar al gobierno a hacer X o a tumbarlo, etc), cuando de lo que se trata es de facilitarlo, que es diferente. Tumbar un Gobierno antisocial que aplica medidas liberales sería una enorme victoria popular que daría una energía inimaginable a la gente y reforzaría todas las luchas sociales, quedaría en la memoria inmediata, luchar serviría, etc.

Por tanto los objetivos de la del 14 y la Cumbre Social, no me parecen demasiado descabellados dada la correlación de fuerzas y la experiencia organizativa de nuestra clase (nula).

Si existiera el Polo obrero y combativo del que habla Talavera podría perfectamente abanderar esa consigna, intentar tumbar este gobierno y una vez tumbado trabajar en base a un decálogo de medidas de urgencia para intentar influenciar a la política y la sociedad en su conjunto, pero ya no con la derrota constante sobre las espaldas, sino la victoria. Hay que quemar etapas para poder pasar al siguiente nivel.

Por otra parte, más grave que cualquier adhesión o no, me parece que con tanta AIT, y tanta Coordinadora Rojinegra y tanto internacionalismo y trabajo en red, pero no somos capaces de crear un organismo que coordine la pelea a nivel europeo, cuando es el nuevo marco de la lucha de clases en el que nos toca jugar. Otro acierto de CCOO y UGT y del CES.

En cuanto a las HG, yo ya tengo muy claro que ni una vez más hago huelga en solitario en mi empresa. Si no consigo arrastrar a nadie, no voy. El 31 no irá nadie, porque no ven ambiente, y el 14 iremos la mitad o más.

author by J.L. Carretero.publication date Sun Oct 21, 2012 03:07author address author phone Report this post to the editors

Hay un problema compañeros (prometo desarrollarlo más en otro texto): podemos criticar la estrategia de la Huelga General, el sindicalismo, las luchas laborales, hacer todo el hincapié que nos de la gana en su debilidad y en su dificultad; pero sin ellas no hay más que proceso constituyente pequeño burgués, con asambleas cosméticas si queréis, pero sin un contenido social (socializante) claro. Abandonar el tema laboral y sindical (o biosindical, si eso en algún momento llega a servir para algo) para entregarnos a la discusión sobre las múltiples derivas de la democracia o de las manis callejeras (que, por otro lado es muy oportuna), deja un hipotético proceso de cambio en manos de la clase social que parece desrtinada a liderarlo, y que lo encaminará por vías estrictamente políticas. Hablar de representatividad y asambleismo (siempre limitado), pero olvidar reformas laborales y contratas y subcontratas, pone el futuro en manos del ala radicalizada de la clase media, que puede ser un buen aliado, pero siempre será un mal amo.

author by Santiago Talaverapublication date Mon Oct 22, 2012 00:46author address author phone Report this post to the editors

J.L., creo que el artículo principal así como los comentarios no pretenden deslegitimar las luchas desde el mundo asalariado, sino todo lo contrario: lo que se indica es que si las luchas desde el mundo asalariado no se realizan con unas ciertas garantías, están condenadas al fracaso, y el fracaso lo que hace es inutilizar su repetición de cara al futuro y precisamente fomentar que se luche exclusivamente desde otro ámbito. Precisamente considero que las últimas huelgas generales celebradas en el Estado español (al margen de que puedan tener otras consecuencias positivas) básicamente están contribuyendo a desacreditar la herramienta de la huelga general.

author by J.L. Carretero.publication date Tue Oct 23, 2012 20:07author address author phone Report this post to the editors

Tienes razón en gran parte, compañero, tu artículo es bastante bueno, lo que pasa es que me he dejado arrastrar por las últimas dinámicas de críticas recibidas (a perro flaco, todo son pulgas) desde cierto "post-modernismo anti laboral" y lo he amalgamado con ellas no demasiado justamente. La dinámica de confluencia del anarcosindicalismo (por un lado) y del sindicalismo combativo (en otro ámbito común) ha dado bastantes frutos y ha avanzado bastante, se ha roto con enfrentamientos y desconfianzas de décadas, y las jornadas de lucha llevadas a cabo han funcionado, en general, bastante bién. Ese es el lado bueno a valorar. El problema ha nacido principalmente por cuestiones internas de los grupos intervinientes (CGT convoca en solitario para cumplir con lo decidido en su Congreso, la CNT en ese momento, no tiene un acuerdo que le permita seguir esa convocatoria, Intersindical y otros no terminan de saber si están dispuestos a hacer algo sin CCOO y UGT...). Habrá que ver cómo conseguimos recomponer la situación, y las llamadas a criticar desde la barrera lo hecho por unos u otros no ayudan.
Por otro lado, la "Huelga General" como consigna...somos conscientes de sus limitaciones y, también, estamos dispuestos a recoger todas las ideas constructivas que se nos planteen (se ha experimentado con la huelga de consumo, por ejemplo, pero no ha dado los frutos esperados). Ahora vamos a intentar, desde distintos ámbitos, ampliar su concepto y duración...veremos que sale.
Un abrazo.

 
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