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No necesitamos construir un nuevo camino, debemos sumarnos al que ya existe

category bolivia / peru / ecuador / chile | education | opinión / análisis author Wednesday October 10, 2012 02:05author by Francisco Sainz - Frente de Estudiantes Libertarios Report this post to the editors

Desafíos y perspectivas de los estudiantes del sector privado en el movimiento estudiantil
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Las movilizaciones estudiantiles del año 2011 demostraron la fuerza que tiene el movimiento estudiantil, y el pueblo chileno en su conjunto, para exigir sus derechos fundamentales como lo es la educación gratuita. Pero además permitieron ver otras características que son necesarias analizar para el futuro de este y otros movimientos sociales que se articulen para dar la lucha por la conquista de nuestros derechos sociales (vivienda, salud, jubilación, etc). Una de estas características es la masividad del movimiento, lo que se refleja en la gran cantidad de personas que se vio en las calles luchando por el mismo objetivo.

Pero esta masividad no fue sinónimo de masas amorfas, sino que se caracterizó también por el nivel de organización de viejos y nuevos actores. La CONFECh logró consolidarse como la plataforma por excelencia de los estudiantes universitarios e incluso sumó a nuevas federaciones, esta vez de universidades privadas. Para que aquel ingreso fuera efectivo no bastó solamente con la buena voluntad de los estudiantes de universidades tradicionales, sino que (y por sobre todo) se produjo debido a que los estudiantes de universidades privadas se levantaron como un actor organizado relevante a considerar.

El surgimiento de este nuevo actor no es un hecho espontáneo o al azar sino que, por el contrario, es la maduración de un movimiento que lleva años luchando contra la educación de mercado. Esta larga batalla cumplió un ciclo de lucha, y pasó de frenar reformas que intentaban profundizar el modelo neoliberal para atacar el corazón del mismo. En este proceso las y los estudiantes de universidades privadas comenzaron a surgir como un actor necesario para transformar la educación a un derecho social, al servicio del pueblo chileno.

Este nuevo actor es parte del movimiento estudiantil, nace de su seno y es el comienzo de un proceso en el que la mayoría de los estudiantes más pobres del país comienzan a ser parte activa de la lucha por una educación gratuita y al servicio de las necesidades que tenemos como sociedad. Pero igualmente las Federaciones estudiantiles que ingresaron hace poco tiempo a la CONFECh no representan a la mayoría de los estudiantes de la educación superior privada, ya que estos se concentran en otras muchas Universidades, Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica; casas de estudio que reúnen a los quintiles más pobres y que tienen prohibido por contrato el derecho a organizarse.

Esto demuestra la realidad con la que deben lidiar los estudiantes del sector privado, con una prohibición legal para organizarse (DFL 2) y con una represión interna que no permite ni siquiera la reunión libre de los estudiantes para temas que no sean los académicos. Por lo tanto el estudiante del sector privado tiene un doble desafío, por una parte sumarse a la lucha nacional por un nuevo proyecto de educación para el país, pero también debe luchar a la interna por sus derechos más básicos que muchas veces se ven vulnerados. Nos toca no solamente exigirle al Gobierno que nos entregue soluciones, sino que también debemos demandarle a los dueños de la casa de estudios nuestras demandas más sentidas: democratización, desde lo más básico como el libre uso de espacios, y aranceles acorde a nuestra realidad económica.

Esto no significa que sean dos luchas por separado, sino que son parte de lo mismo. Somos un gran movimiento estudiantil en el que debemos estar todos unidos independientemente del dueño y carácter de la casa de estudios. Así mismo en el caso de las y los estudiantes de educación superior, ya que independiente del tipo de institución en el que estudiemos, debemos sumarnos de forma activa a la lucha por un nuevo modelo de educación; es por eso que el ingreso a la CONFECh de distintas federaciones de estudiantes de universidades privadas debe saludarse y multiplicarse. Si bien somos minoría, puesto que podemos organizarnos sin tanta represión interna en comparación a otras instituciones de carácter privado, debemos aprovechar aquella posibilidad para dotar de mayor fortaleza, claridad y contenido a las demandas del movimiento estudiantil.

La unidad de todo el movimiento estudiantil no es solamente positiva, sino que también es necesaria para disputar proyecto educativo y de sociedad junto a otros sectores sociales como los trabajadores. Pero como bien sabemos no basta con la voluntad de cambio, sino que debemos conquistar nuestras demandas en la lucha real: en las calles, en el nacimiento y fortaleza de las organizaciones sociales y populares. Por lo tanto, para poder lograr ser un gran movimiento social, el movimiento estudiantil debe luchar con igual fuerza por la gratuidad y por la democratización. Debido a que sin espacios de construcción comunitarios la gratuidad pierde todo sentido de ser, ya que sería un subsidio a los proyectos privados de y en la educación; por lo tanto es menester que como estudiantes también podamos ponerle fin al Decreto con Fuerza de Ley número 2 de la Ley General de Educación.

No obstante, es importante aclarar que la democratización de nuestros lugares de estudio bajo el co-gobierno triestamental no se consigue solamente eliminando el DFL 2, sino que también es una construcción en conjunto con los demás actores de la comunidad educativa: profesores y funcionarios. Es nuestro deber comenzar desde ya la construcción de comunidades educativas con todos los actores, puesto que el co-gobierno se implementa y funciona con todos los estamentos fuertes y organizados. No basta solamente con eliminar el decreto, sino que también debemos ser capaces de poner en práctica nuestra demanda y darle vida a nuestra propia institución, según los parámetros que la comunidad en su conjunto decida.

La democratización de nuestras casas de estudio es más que eliminar una ley, como también supera la participación en la elección de las autoridades respectivas. La democratización permite que los distintos actores que conforman la comunidad puedan construir colectivamente el proyecto educativo que necesitan. Proyecto que no puede encerrarse en los límites de cada institución, sino que debe ser un ejercicio que permita ir encontrando y construyendo en conjunto el proyecto educativo que el pueblo necesita.

De esta forma puede ir pensándose el camino que deben tomar los estudiantes del sector privado. No se trata de construir un camino nuevo y diferente, sino que se trata de sumarse a la construcción de un movimiento estudiantil que logre atacar el núcleo de la educación de mercado. En aquella lucha, las y los estudiantes de Universidades Privadas, Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica debemos ser parte importante, tanto porque somos la mayoría como también porque vivimos a diario las contradicciones propias del mercado en la educación.

Por lo tanto la lucha no es sólo por gratuidad sino también para poner fin al DFL 2, que permitiría comenzar a construir libremente organización estudiantil en todas las casas de estudio, cuestión que significaría robustecer nuestro movimiento desde adentro y comenzar a dibujar los siguientes pasos que debemos dar. En este sentido, me refiero a la construcción colectiva y desde debajo de un proyecto educativo que corresponda a la realidad y necesidad de nuestro pueblo, proyecto que sería construido por todos y que tendría perspectivas de transformación social. Como estudiantes del sector privado también sabemos que lo que ocurre en la educación es reflejo de la mercantilización de todos nuestros derechos sociales, es por ello que debemos partir por forjar un nuevo proyecto en la educación para construir un nuevo país.

Francisco Sainz

Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Alberto Hurtado y militante del Frente de Estudiantes Libertarios (FEL)

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