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El Departamento de Estado y Venezuela

category venezuela / colombia | imperialismo / guerra | opinión / análisis author Thursday August 02, 2012 02:10author by Un anarquista revolucionario Report this post to the editors

Ayer, mientras se celebraba el ingreso de Venezuela al Mercosur, el Departamento de Estado de los gringos arremetió contra el chavismo acusándolo de vínculos con todos los demonios que mantienen en vigilia a la Casa Blanca, es decir, iraníes, sirios, rusos, chinos, FARC, carteles de la droga y demás sujetos del bestiario imperial.
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Ayer, mientras se celebraba el ingreso de Venezuela al Mercosur, el Departamento de Estado de los gringos arremetió contra el chavismo acusándolo de vínculos con todos los demonios que mantienen en vigilia a la Casa Blanca, es decir, iraníes, sirios, rusos, chinos, FARC, carteles de la droga y demás sujetos del bestiario imperial.

A decir verdad, se trata de una vieja letanía yanqui.

Los Estados Unidos vieron colapsar ese modelo imitador del suyo que habían instalado en Venezuela desde los tiempos del general Gómez, que Dios tenga en su gloria, con la irrupción del chavismo, débil o duro, en la política venezolana y al mando del gobierno. Durante la etapa débil chavista, aquella en la cual el camarada comandante Presidente y mesías de esta vaina, es decir, el chivo que más mea, aseguraba que era partidario de la Tercera Vía del laborismo británico, de moda en aquellos años, salió de la manga habilitante el conjunto de decretos-leyes que precipitó el golpe de abril de 2002. Curiosamente, esa legislación venía a colmar toda la gama de solicitudes del reformismo nacionalista criollo pero con aderezos radicales en algunos temas, como el referido al petrolero y al de tierras, que suscitó el aullido de los empresarios, de los agentes pitiyanquis y de esos sindicalistas que teníamos (que, dicho sea de paso, se parecen tanto a los que tenemos, como una gota de agua a otra).

Los gringos no podían aceptar, como no lo han aceptado desde entonces, que un palurdo militarcito de Sabaneta de Barinas viniera a alterar las reglas de juego neocolonial en esta paisito caribeño. Y actuaron en consecuencia, gracias al visto bueno del borrachín Bush; y acompañados en la aventura por la España imperial de Aznar, los oligarcas de la hermana República y la siempre invisible Iglesia Católica, Apostólica y Romana que en eso de lanzar la piedra y esconder la mano es toda una maestra. Creyeron los mantuanos yanquis que Chávez podría hacer las veces de la criada respondona y se cayeron de culo.

Las cosas no se han apaciguado desde entonces. Los americanos del Norte tienen metido a Chávez entre ceja y ceja; y no digamos los españoles borbónicos, siempre atentos a los acontecimientos en sus viejas colonias con el objeto sublime de enviar a sus bancos, multinacionales y anarco-capitalistas al uso a recomponer las cosas como siempre han sido y no como los nativos quisieran que fuese.

Y hemos llegado a donde hemos llegado, con un chavismo duro realmente existente, que ha fortalecido su poder en todos los sentidos y no está dispuesto a dejarse sorprender con una nueva celada, y eso lo sabe cualquiera.

En el orden interno la revolución bolivariana va debatiéndose entre abandonar los ropajes meramente políticos y proceder a impulsar una amplia y profunda revolución social; o dejarse abotargar por el burocratismo de la resignación que, a la larga, suscitará la restauración del viejo orden neocolonial y neoliberal, con nuevos protagonistas desde luego.

Y son las bases del movimiento popular las que van perfilando las urgencias de esa revolución social pendiente que genuinamente cambie las estructuras del país. Es allí, entre esos jóvenes indómitos, incontrolados fuera y dentro del PSUV, donde realmente reside el futuro de la patria, ahora con móviles celulares, tweets y mensajes de texto, redes sociales y propósitos de establecer un poder popular horizontalmente controlado, democrático, autogestionario y libertario; que vaya carcomiendo como las termitas el actual mando vertical que ha sido óptimo en las etapas anteriores pero que debe ser, hoy, desmantelado sin perder la vida en el intento.

Al entrar en escena el Mercosur uno no sabe si nos jodimos o estamos sobre el doble filo de una navaja de afeitar. Pareciera lo segundo, porque lo primero está descartado, a pesar de la histeria gringa, porque hemos obtenido un respaldo geopolítico que jamás tuvo, por ejemplo, ni la Cuba de Fidel –sometida desde 1962 al embargo unilateral de los Estados Unidos que deterioró su desarrollo como nación independiente y endureció, necesariamente, el gobierno interno- ni ninguna otra experiencia de cambio social en América Latina.

El reto de la juventud está pues en aprovechar las nuevas situaciones que se derivan de ese ingreso al Mercosur para crear formas de producir para vivir y no formas de vivir para producir. Y, a su favor tiene, un país inmenso, con casi cuarenta millones de hectáreas fértiles, dotado para todo tipo de empresa colectiva.

Seamos realistas, exijamos lo imposible.

Un anarquista revolucionario

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