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El anarquismo y yo

category iberia | movimiento anarquista | opinión / análisis author Tuesday May 15, 2012 23:40author by José Luis Carretero Report this post to the editors

Últimamente se alzan voces que reclaman “pasar cuentas” a quienes se denomina “anarquistas de Estado”. Gentes malévolas, estos “anarquistas pro-Estado”, que defienden algo tan contradictorio para el movimiento libertario como los servicios sociales públicos. Traidores de una clase especial, que quieren hacer algo tan “antianarquista” como proteger los intereses inmediatos de la clase trabajadora en el momento de la historia reciente en que son más duramente atacados.
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Últimamente se alzan voces que reclaman “pasar cuentas” a quienes se denomina “anarquistas de Estado”. Gentes malévolas, estos “anarquistas pro-Estado”, que defienden algo tan contradictorio para el movimiento libertario como los servicios sociales públicos. Traidores de una clase especial, que quieren hacer algo tan “antianarquista” como proteger los intereses inmediatos de la clase trabajadora en el momento de la historia reciente en que son más duramente atacados.

¿Por qué defender los servicios sociales si podemos hacer feroces proclamas, perfectamente intrascendentes, sobre una Revolución siempre futura y absolutamente perfecta que, sin embargo, nunca preparamos?

¿Por qué insertarnos en las luchas de masas de la clase trabajadora si podemos (debemos, éticamente, según parece) ser perfectamente irrelevantes, una vez más?

Por supuesto, lo que late detrás de esta discusión es una clara diferencia a la hora de interpretar lo que es el anarquismo. Un desencuentro esencial y de raíz, en el que uno de los lados, o quizás los dos, pueden estar equivocados.

Sabiendo que la razón es esquiva y que lo que uno ha leído o ha visto en su trayectoria vital puede ser una ilusión o una mentira. Sabiendo que, al fin y al cabo, el error es tremendamente humano, y que sólo un debate honesto y sincero puede, a lo mejor, aclarar un poco las cosas, intentaré (yo, que según parece, soy uno de esos malévolos “anarquistas de Estado” que tanto mal quieren hacer) explicar un poco mi relación con eso que llaman “anarquismo”.

En primer lugar debo aclarar que, probablemente, yo no soy anarquista. No lo soy, desde luego, en el sentido que muchos dan a ese término. Sólo me he sentido identificado con él, en algunas ocasiones, por razones muy concretas. Y esas razones son, precisamente, las que voy a explicar ahora.

Llamado, por mis lecturas adolescentes y por el contacto con las gentes que, a mi alrededor, habían tenido algo que ver con el movimiento libertario, yo entendí, desde mi juventud y con mi limitada capacidad intelectual, que el anarquismo tenía una serie de características que, entre otras no menos importantes, podían ser las siguientes:

-En primer lugar, el anarquismo era una ideología que defendía los intereses de la clase obrera. La relación del movimiento libertario con la clase trabajadora no era episódica ni circunstancial. El anarquismo nació, en las montañas suizas, de la confluencia entre un revolucionario ruso y los obreros de la Federación del Jura. Desde el primer momento estuvo íntimamente relacionado con la Internacional. Era una de las ramas principales del movimiento socialista, con todas las implicaciones que ello comporta.

¿Implicaciones? La CNT era un sindicato. De hecho era, como me dijo Alfonso Alvarez hace poco que decían los ancianos de su pueblo, “El Sindicato”. El anarquismo era un movimiento de clase. Incluso, cuando se decía que el anarquismo trascendía los intereses proletarios, para atraer a otros sectores, no por ello se insinuaba siquiera que se debía de abandonar la organización de la clase trabajadora.

Además, los intereses a defender eran tanto los “finales” como los “inmediatos”. Y este, precisamente, era uno de los elementos definitorios del movimiento libertario: esa flexibilidad entre reivindicaciones salariales e intentonas revolucionarias. Defender a la clase era defender sus reivindicaciones: de salario, ahora; de servicios sociales (salario indirecto), también ahora; de control obrero de la producción y los servicios colectivos, a la mayor brevedad; de otro tipo de sociedad, en cuanto se pudiese.

El anarquismo organizaba a la clase trabajadora para defenderse, en el seno de la sociedad de clases existente, de la explotación y la opresión. Tanto a nivel inmediato (sindicalismo) como a largo plazo. El anarquismo no esperaba al Juicio Final Revolucionario para actuar. Defendía a las gentes de carne y hueso en sus necesidades vitales inmediatas, y acumulaba fuerzas para hacer la Revolución en cuanto hubiera la ocasión. Así de sencillo.

-Además, el anarquismo defendía la cultura. También, así de sencillo. Defendía el conocimiento, la ciencia, el pensamiento libre y fundamentado. Trataba de extender todo lo posible la educación entre la clase trabajadora. Los libros, el debate, la relación con los artistas e intelectuales comprometidos, eran cosas importantes. Había que leer mucho para ser un anarquista “de pro”. La formación era inexcusable. Había quien llevaba los folletos para leerlos en su descanso del andamio, quienes se iban a las bibliotecas y ateneos después de jornadas de más de diez horas de trabajo.

-Por otra parte, el anarquismo era, al fin y al cabo, el elemento más acabado de la evolución del libre pensamiento europeo. Era la conclusión lógica de la línea humanista recuperada en el Renacimiento. La crítica de la religión y el ateísmo tenían algo que ver con todo esto. Algo que no era, precisamente, circunstancial ni esporádico. El anarquismo derivaba del pensamiento de Spinoza o D´Holbach, en el sentido de que incorporaba una cosmovisión profundamente materialista y antiteológica del mundo. Estaba lejos, por tanto, de la ascética cristiana y de la apología del sufrimiento de quienes creen que existe otra vida perfecta en algún otro lugar no material.

-Por último, y entre otras cosas (estoy sacando sólo los temas que me parecen más relevantes para la discusión que encaramos), el anarquismo pretendía hacer una Revolución, transformar el mundo (aunque no se lo crean, esto también derivaba del ateísmo). No tenía, por tanto, el menor interés en ser irrelevante, en no existir, en ser marginal y vegetar apartado. Sus gentes intentaban despuntar en la lucha diaria de la clase trabajadora, y en la poesía, la música, la biología, la geografía…En todo lo que pudieran, Sus organizaciones intentaban crecer, operar en el centro de las luchas de las masas, acompañar en sus victorias y derrotas a las multitudes proletarias. El anarquismo no era una teodicea laica que permitiera esconderse en un rincón para ser ferozmente puros, mientras el mundo y la vida se desplegaban al margen intocados. El anarquismo quería intervenir.

Por supuesto, puede que esté equivocado, que mis análisis fueran totalmente erróneos, que el anarquismo nunca fuera eso. Es más, un parte del movimiento libertario actual podría decir (y dice) sobre estos temas cosas como las siguientes:

-La clase obrera no existe. Es inútil, brutal, garbancera, traidora. Son una panda de fachas, y además se dejan explotar porque quieren. No tenemos nada que ver con ellos. Sus reivindicaciones inmediatas nos generan repulsión, su “Revolución del trabajo” no es otra cosa que otro tipo de cadenas.

-La cultura es tortura. No hay que saber demasiadas cosas. Todo lo que se ha escrito, lo han escrito los burgueses. Todo lo que se escribe ahora, lo escriben profesores-funcionarios-mercenarios (curiosamente menos lo que nos da la razón, que ya da igual quien lo escriba). Mejor leer sólo lo nuestro. Lo que no genera dudas. Una cultura amplia es una demostración de pertenencia al enemigo. Para ser anarquista no hace falta leer. La ciencia no vale: la espiritualidad sí.

-El materialismo es insano, putrefacto. El libre pensamiento es burgués y liberal. Los santos y los intérpretes nos enseñan el camino. La imagen de la sociedad futura es un convento o un ashram ¿Dios y fueros viejos?

-Esperad, buscad la verdad. Ya haremos algo cuando hayamos sido iluminados. Lo importante es separarse, diferenciarse de la masa. Ser distintos a nuestros familiares, a nuestros amigos, a nuestros compañeros de trabajo. Estar separados y juzgarles. No son dignos de nosotros. Nosotros tampoco somos dignos de nuestro alto ideal. No es importante estar en el centro de la acción, porque allí todo es impuro. Separarse y buscar la verdad, y ser espirituales y limpios. Nada que ver con la chusma.

Por supuesto, en mis paseos y recorridos por el mundillo anarquista también he encontrado obreros honestos, sindicalistas luchadores, mujeres que buscaban ser personas, fueran madres o no, gentes de amplia y extensa cultura.

Pero ya les digo, igual estoy equivocado y nunca he sabido qué es el anarquismo. Igual no soy anarquista, aunque esto último la verdad es que me da igual. Yo tengo claro lo que defiendo.

José Luis Carretero

Related Link: http://www.joseluiscarreteromiramar.blogspot.com.es/2012/05/el-anarquismo-y-yo.html
author by Manu Garcíapublication date Wed May 16, 2012 00:20author address author phone Report this post to the editors

Estimado José Luis,

Lo verdaderamente impresionante es que a estas alturas de la película tengamos que dar explicaciones de lo que hacemos o dejamos de hacer a quienes se cobijan en la palabra "anarquismo" para tratar de pasar de contrabando a nuestros medios material ideológico defectuoso o caducado.

Esos discursos reaccionarios (disfrazados de una fraseología radical) se complementan con los emitidos por los voceros de las clases dominantes y son cuñas de su ideología en el seno del movimiento popular. En la medida en que penetran, siembran la confusión, desorientan y retardan o dificultan la toma de conciencia de nuestros compañeros. Por eso es necesario darles la batalla.

Felicitaciones por tu artículo, esperamos seguir disfrutando de tus análisis certeros por mucho tiempo.

author by Gustavo Sciollapublication date Wed May 16, 2012 01:11author address author phone Report this post to the editors

...Preciso y al hueso, muy buen artículo.
Saludos.

author by José Antonio Gutiérrez D.publication date Wed May 16, 2012 20:38author address author phone Report this post to the editors

Estimado José Luis, pues como siempre, lo que escribes da para pensar y para recuperar la brújula en medio de la confusión. Estoy plenamente de acuerdo contigo en lo que planteas de recuperar la tradición revolucionaria (de masas) del anarquismo. Ahora bien, recuerda que desde épocas muy tempranas, el anarquismo ha sido una palabra elástica, reclamada por un variopinto abanico político y también los hubo que decían chorradas parecidas a las que mencionas (y que hoy escuchamos todo el tiempo desde los "puristas" que nos critican por ser anarquistas centralistas, anarquistas políticos, anarquista de Estado, anarquistas pro-cárceles -por pedir juicio y castigo para los dictadores, etc.). Y creo que eso nos debería llamar también a una reflexión un poco más profunda sobre los orígenes del movimiento y en qué medida se parten las aguas entre el anarquismo clasista, de masas, etc. y el anarquismo elitista y purista. Creo que incluso en el anarquismo de masas hubo ciertos "defectos" de orígen que, llevados a un extremo caricaturesco, terminaron produciendo toda clase de variantes puristas, elitistas y cuasi religiosas.

Hay que pensar que pasó entre 1872 y 1877 con la Internacional Anti Autoritaria y cómo se despilfarró un capital político enorme. Cómo habiendo sido mayoría, los anti autoritarios siguieron una lógica de grupo de oposición y minoritario? Cómo fue que habiendo ganado la batalla en el terreno sindical en la Internacional (autonomía de las secciones locales para definir sus tácticas), los "puristas" como Malon, Guesde, Costa, Brousse (que casi todos terminaron en la socialdemocracia al poco tiempo), se empeñaron en confundir la Internacional con el "partido anarquista" y buscaron, en vez de producir acuerdos amplios pro unidad de la clase obrera, buscar los puntos de quiebre para seguir depurando al ala anti autoritaria, alienando así a infinitas secciones? Recuerda que hacia 1877 no hay más que un puñado de delegados en el Congreso de Verviers... por qué ese extremismo ideológico, que fue exacerbado en el ambiente de represión, clandestinidad y dispersión que siguió a la Comuna de París, en la década de 1870-1880, el cual terminó también alejando a muchos compañeros de las luchas reales para soñar con la insurrección apocalíptica (Le Grande Soir en francés) o con el evolucionismo lineal? Esa mentalidad de grupo de oposición hizo que el anarquismo se definiera en oposición táctica al parlamentarismo de la socialdemocracia (aún cuando en la práctica, hubo anarquistas que participaron en elecciones, como Cipriani o Fanelli, o apoyaron candidaturas como la de Blanqui o Costa), aún cuando el elemento central de su identidad táctica no era o no debió ser de corte negativo, sino que su apego al sindicalismo de base y a la acción directa. El ambiente de persecución generalizada llevó a la definición táctica de la "propaganda por el hecho", que al poco tiempo mutó su signficado reduciéndose al culto al atentado. Una táctica que, de suyo, excluía a las masas y que se convertía en una caricatura macabra de la recomendación de Bakunin en su carta de despedida de predicar más con hechos que con palabras (las resoluciones del Congreso de Londres de 1881, son prueba de la degeneración del movimiento en una década de represión, aislamiento, dispersión y clandestinidad).

En la medida en que el anarquismo, en las condiciones represivas de fines de los 1870, se le dificultó más intervenir en las luchas de masas (las cuales estaban en franco reflujo), recurrió al purismo ideológico como una manera de sostener la fe -un elemento profundamente humano y el cual, bien canalizado, es positivo y una guía constructiva para nuestra voluntad. No exagera Guerin cuando plantea en su "Anarquismo" que los anarquistas de 1880 estaban construyendo torres de marfil, dando vuelta la espalda al camino trazado por Bakunin y los primeros internacionalistas, muchos de los cuales, como Varlin, fueron masacrados durante la Comuna. Mientras más difícil se les hacía intervenir, más justificaban la falta de intervención ideológicamente, entrando así a un círculo vicioso del cual muchos compañeros parecen no haber salido. Mientras más lejos de la realidad política, más sofisticadas fueron las elaboraciones utópicas. Y el utopismo exacerbado terminó por reemplazar el deseo de intervención en el aquí y en el ahora. Pensemos si en realidad ganamos algo con las discusiones de los comunistas contra los colectivistas a comienzos de 1880. Discusiones por lo demás basadas en la creencia cuasi religiosa de que hay "un camino y el camino soy Yo" y que no tenían nada que ver con las urgencias del momento.

Creo importante tener una aproximación crítica a la historia del anarquismo y tratar de entenderla como una guía, como experiencia acumulada, en la cual se hizo muchas cosas positivas pero se cometieron errores graves. Y de la misma manera que el leninismo está incubado en el marxismo, creo que algunas de las aberraciones que hoy en día escuchamos también estaban incubadas en el anarquismo desde temprana fecha, sólo que han sido llevadas al extremo caricaturesco. Entender esas falencias y esas limitaciones, debería fortalecernos políticamente y en última instancia, mejorar nuestra capacidad de aportar para comenzar a construir una nueva sociedad.

El anarquismo nace en medio de una crisis, y esa crisis marcó varios rumbos diferentes, y el que optamos por reclamar es el de ese anarquismo mayoritario que enamoró a todo un pueblo y que supo marcar una era. Pero tambien hubo de los otros rumbos. Cuál de ellos es más anarquista, me tiene sin cuidado. Como tú lo planteas, lo importante es saber lo que uno defiende. Y teniendo eso claro, echar mano a las teorías para ayudarnos a cambiar este tiempo presente que nos toca vivir.

pd. Respecto al ateísmo militante de los primeros anarquistas, tengo serias diferencias. Creo que termina también siendo excluyente en ciertos contextos y creo que no puede ser despojado de su historicidad y contexto. Me explico: la lucha anticlerical fue muy fuerte en Europa por una serie de razones objetivas y subjetivas que arrancan desde las luchas religiosas del siglo XV. En América Latina, el rol de la Iglesia no ha sido necesariamente homogéneo ni equivalente al de Europa, y no son pocos los compañeros que han llegado a la lucha revolucionaria a través de un profundo compromiso cristiano. En el caso de los anarquistas en el mundo árabe es algo que también hemos discutido (también lo he discutido con los turcos y kurdos) de cómo una actitud excluyente hacia personas con creencias religiosas margina a la mayoría de nuestros compañeros (incluso en Egipto, el tema de la unidad de cristianos y musulmanes y la lucha contra el sectarismo religioso han sido defendidos férreamente por los anarquistas). Nada de lo dicho implica, no obstante, abandonar el derecho al libre pensamiento y la urgencia moral de atacar frontalmente los aspectos más arcaicos, retrógrados y opresivos de las religiones. Pero de ahí para allá, cada cual que crea en lo que quiera. El problema es cuando el anarquismo es confundido con un culto, con una secta, con una religión. Y esa clase de pensamiento religioso-ideológico si debe ser enfrentado sin cuartel.

author by José Luis Carreteropublication date Thu May 17, 2012 18:58author address author phone Report this post to the editors

Hola, compañeros:

Gracias por vuestras aportaciones.

Respecto a lo que indica José Antonio: La referencia a lo que ocurrió tras la Comuna es totalmente pertinente. No olvidemos que, en Europa, venimos de décadas de derrota y anomia de todo lo que tenga que ver con planteamientos izquierdistas, incluido el anarquismo. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de nosotros tendemos a lamentarnos un poco "tocados", en soledad y repartiendo culpas entre los demás. Los movimientos hacen lo mismo. Pero lo cierto es que cuando el movimiento ha sido más fuerte ha sido cuando ha adoptado perspectivas d eclase y de masas. Y además, la situación actual es tremendamnete crítica, al menos para los pueblos mediterráneos. Es cierto que debemos construir alternativas cooperativas y autogestionarias ante lo que está pasando (y todos hacemos cosas al respecto), pero eso no servirá de nada si no ralentizamos o detenemos al mismo tiempo la ofensiva del enemigo. Sin redes de solidaridad social gratuitas como las de la Sanidad o la Educación públicas (que hay que socializar y transformar en lo posible, por supuesto) lo único que haremos, en el mejor de los casos, es autogestionar la miseria y los útiles de la pobreza. No podemos renunciar a toda esa riqueza social, que han pagado los trabajadores, y permitir que caiga en manos de las transnacionales, debemos ponerla, ahora sí, en manos del pueblo, no simplemente levantar pequeños proyectos en los márgenes con lo que nos pueda quedar después del gran saqueo. La historia del derrumbe de la URSS es lo suficientemente explícita respecto a las consecuencias para la población y respecto a esa ecuación automática que hacen algunos entre empobrecimiento y autogestión. No oponerse a los ajustes, por no se qué pruritos ideológicos mal asentados, es una actitud parecida a las de quienes, ante el avance del nazismo, hubieran rechazado unirse a la Resistencia, "porque, al fin y al cabo, Francia e Inglaterra son Estados capitalistas".

Respecto a lo de la religión, siento ser habitualmente mal entendido. Lo que yo digo es que el trabajo realizado por la línea filosófica (el hilo del "libre pensamiento") que se inicia con la reforma protestante o las herejías anabaptistas, y sigue con los libertinos barrocos y la ilustración radical, para llegar a las "Tesis sobre Feuerbach" o "Dios y el Estado" fue imprescindible para convertir en simplemente pensables elementos centrales de nuestras prespectivas: sin ella no hubiera sido posible desarrollar conceptos explícitos como el de "Revolución Social" -aquí en la Tierra- o, simplemente, el llamado "pensamiento científico" o la "libertad individual". No olvidemos que, en la situación concreta de la Europa medieval y Renacentista, y más allá, la doctrina (de entonces y de allí) de la Iglesia era el elemento esencial y casi único de la legitimación intelectual del orden existente. Fue necesario deconstruir ese discurso en concreto para generar un pensamiento alternativo.

Otra cosa distinta, por supuesto, es que no niego la validez absoluta del compromiso de muchos compañeros con creencias religiosas. Puede resultar hasta jocoso observar como algunos de los que ahora me critican por este artículo. también lo hacían cuando defendí publicamente a la Parroquia de Entrevías, en Madrid, que iba a ser desalojada, por su trabajo abnegado con todos los excluidos, y en concreto con los menores infractores. O cuando escribí (en un artículo sobre pedagogía que anda por esta misma web) que no era mala idea leer a Paulo Freire, aunque fuera marxista y cristiano. Creo que queda claro que lo que yo critico en el artículo es la rancia prosopopeya moralista y propia de una secta destructiva que pulula por cierto mundillo anarquista. POr supuesto, la crítica pudo hacerse mejor (eso me han dicho por ahí) y no ser tan "virulenta" (hay quien dice que "destilo odio"), pero es que, desde luego debo decir, con toda seriedad y cariño, que niego haber matado a Rosa Luxemburgo o a Andrés Nin, como se dice en Indymedia-Madrid (en todo caso, sería curioso saber que pensaban esos dos sobre la educación pública y gratuita y sobre el Estado socialista). Bueno, mejor no voy a perderme en sinsentidos.

Recibid un fuerte abrazo.

author by Alfredo O. - CNTpublication date Mon May 21, 2012 17:00author email alfredomo at riseup dot netauthor address author phone Report this post to the editors

No entiendo que personas particulares tengan que justificarse sobre lo buenos o mal anarquistas que son. Las palabras y los hechos hablan por sí mismos. Si se firmara los análisis de forma anónima nos evitaríamos personalismos que parecen querer buscar un determinado prestigio. Firmar con nombre implica que el debate de la crítica de las ideas se traslade a la crítica de las personas. EGO. Todos los que arriba firman tienen su trayectoria, no hace falta decir nada más.

author by un paisano cualquiera - también de CNTpublication date Mon May 21, 2012 23:17author address author phone Report this post to the editors

Creo que apuntar a que los compañeros no escriben con seudónimo sino con su nombre real y querer ver ahí egos es mirar el dedo cuando se está apuntando a la luna.

El escrito del compañero Carretero, cuyo contenido comparto (todos hemos conocido y padecido "anarquistas" como los que describe el artículo), tiene valor en sí mismo más allá de que esté o no firmado por su persona.

Escribir con el nombre propio, por otra parte, hace que tenga más seriedad y credibilidad lo que dices, porque vas de cara, exponiéndote.

La mayor parte de las obras de referencia que nos gusta leer no son obra de autores anónimos, sino que fueron escritas con nombre y apellidos. Dios y el Estado, El Capital, Campos, talleres y fábricas, En el café, por citar algunas de las más clásicas y conocidas en nuestros medios. Sería absurdo desecharlas porque no fueron escritas desde el anonimato.

Ah, y firmo con seudónimo para que no me llames a mí también "personalista"... por cierto, que de este tipo de "críticas" medio surrealistas es de las que se ríe Carretero y con mucha razón.

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