Mayo-Junio de 1968: Una ocasión carente de autonomía obrera - Parte 1
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Saturday December 31, 2011 02:41 by Centro de Estudios Libertarios - Rojo y Negro - Mouvement Communiste
Detallada historia y análisis hecho por la organización Movimiento Comunista (Mouvement Communiste http://mouvement-communiste.com/) del movimiento francés de Mayo-Junio de 1968 escrito y traducido por Centro de Estudios Libertarios – Rojo y Negro.
Centrándose fundamentalmente en “el trabajador de Mayo-Junio de 1968”, los autores establecen una aproximación crítica a algunos de los “mitos” que rodean los eventos, entregando una visión general del movimiento huelguista y testimonios de primera mano de algunos de quienes participaron en él. Publicado en 2006 como ‘Mayo-Junio de 1968: Una ocasión carente de autonomía obrera’.
Mayo-Junio de 1968: Una ocasión carente de autonomía obrera
Dedicado a la memoria del compañero Daniel Bénard (1942-2010).
Introducción
El objeto de este trabajo es el mismo de muchos otros asumidos por nuestro grupo: intentar entender lo que fue realmente uno de los movimientos sociales constitutivos de la lucha de clases de los últimos cuarenta años, yendo más allá de los desmesurados y acríticos entusiasmos y de los rechazos sin crítica fundada. Despejar los mitos y los entusiasmos simplistas, y exponer los hechos a la luz de la crítica es nuestro método. Y el movimiento de Mayo-Junio de 1968 es en esto un caso ejemplar: la huelga general más grande que el país ha conocido jamás. Pero, ¿Cómo situamos esta huelga general? ¿Quiénes fueron sus actores? ¿Cómo fue organizada en términos concretos? ¿Cuál fue la participación de los huelguistas en la huelga misma y otras acciones? Y, más particularmente para nosotros, ¿cuáles fueron los indicios de autonomía obrera, los intentos de auto-organización de parte de los huelguistas y el balance de fuerzas con los sindicatos, principalmente con la CGT?
Tomando en cuenta el pequeño número de testimonios de primera mano de participantes por un lado, y el discurso panegírico[i] presente en las publicaciones de inmediatamente después de Mayo-Junio y hasta de diez años después de los eventos por el otro, debemos decir que el balance de fuerzas resulta dificultoso sin un trabajo meticuloso que para nosotros no es posible asumir. Los testimonios de dos compañeros que hemos incluido son por sí mismos lo suficientemente valiosos como para justificar la publicación del texto.
Sin embargo, pueden ser identificados temas de importancia. Para permitir cierta discusión en torno al tema, el texto incluye:
*Una mirada breve de la situación previa a Mayo del 68,
*Una descripción cronológica comentada de Mayo y Junio desde el punto de vista de las luchas obreras,
*Los dos testimonios de primera mano,
*Un intento de conclusión.
Así, a modo de limitar el texto a lo que nos parece más interesante, nos centraremos en:
1. La primera semana de huelga de los trabajadores (desde el 14 al 21 de Mayo),
2. La vuelta al trabajo (que comenzó el 4 de Junio) y los intentos de oposición a ella,
3. Y, por sobre todo, los elementos de autonomía obrera.
Además, este texto no es el trabajo de un historiador; no puede incluir testimonios o análisis acerca de todo lo que pasó. Por lo tanto, no intentamos decir que las luchas que no son mencionadas no sean importantes o que tengan menos importancia, sino solamente que hemos tomado algunas.
De varias fuentes, hemos utilizado los siguientes trabajos:
- “La France de 68”, A. Delale y G. Ragache, Seuil, Paris, 1978
- “Mai retrouvé”, J. Baynac, Robert Laffont, Paris, 1978
- “The Imaginary Revolution. Parisian Students and Workers in 1968”, M. Seidman, Berhan Books, Nueva York, 2004
- “Worker-Student Action Committees, France May ‘68”, R. Gregoire y F. Perlman, Black & Red Books, Kalamazoo, 1969
- Y el texto “Les grèves en Mai 68” del sitio http://www.mondialisme.org/spip.php?article243
1-13 de Mayo: los cimientos
Fue el movimiento estudiantil el que creó los primeros días de Mayo. Luego de la protesta del primero de Mayo, que fue la primera autorizada desde 1954 y un éxito relativo que vio a cien mil personas marchar por Paris, con enfrentamientos entre el Servicio de Orden de la CGT y la “extrema izquierda”, la agitación que comenzó en Nanterre el 22 de Marzo había llegado a Paris.
El jueves 2 de mayo, el decano Pierre Grappin decidió por segunda vez en el año cerrar la facultad de literatura de Nanterre. Al día siguiente, 500 CRS y unidades móviles de la policía ocuparon el campus, buscaron autos y detuvieron a “portadores de armas” (tirachinas, tornillos, etc.). A seis personas se les dio condena condicional.
El viernes 3 de mayo, la policía -actuando según lo pidió el rector Roche -despejó el patio de la Sorbona, que había sido ocupado por los estudiantes, particularmente de Nanterre, que habían asistido a un mitin, llevándoselos. Esto provocó las protestas de otros, conduciendo a seis horas de violencia y 600 detenidos por la policía. En l’Humanité, Georges Marchais[ii] publicó una editorial en la que azotó al “anarquista alemán Cohn-Bendit[iii]” y se rió de los “revolucionarios […] hijos de la alta burguesía […] que rápidamente apagarán su llama revolucionaria para correr al negocio de papi y explotar a los trabajadores”. El gobierno anunció el cierre de la Sorbona el domingo 5 de Mayo.
Al amanecer del lunes 6 de Mayo, la policía acordonó el Barrio Latino. Desde la mañana (durante la audiencia disciplinaria de ocho estudiantes de Nanterre, entre los que estaba Daniel Cohn-Bendit) hubo concentraciones y marchas en Boulevard Saint-Michel que llevaron a enfrentamientos con la policía. Esto la convirtió en una marcha de 6000 personas a Halle-aux-vins[iv]. La UNEF llamó a ir a place Denfert-Rochereau a las 18.30. Luego, abandonaron el lugar en una procesión hacia el Barrio Latino, pasando a lo largo del banco derecho del Sena. En rue des Ecoles hubo una violenta e inesperada carga de la policía, seguida de una respuesta violenta de parte de los estudiantes, que levantaron barricadas. Al mismo tiempo, la manifestación de la UNEF se formaba en place Denfert-Rochereau y se enfrentaba a la policía en rue du Four. Hubo violentos conflictos y barricadas bien formadas. Por la noche hubo protestas muy violentas en el Barrio Latino (con 500 heridos y 400 detenidos), así como en provincias, algunas de las cuales fueron violentas, como en Grenoble.
El martes 7 de Mayo, una concentración tuvo lugar a las 18.30 en place Denfert-Rochereau. Una marcha cruzó Paris (en la medida en la que los bloqueos de la policía lo permitieron) por cuatro horas: Los Inválidos, Quai d’Orsay, Concorde, el Arco del Triunfo (21.30); luego, volvió hacia el banco izquierdo. La policía había bloqueado el cruce de rue de Rennes y rue d’Assas. Cincuenta mil manifestantes estaban presentes y los enfrentamientos fueron más dispersos que el día anterior, con una alta cuota de violencia de parte de la policía.
El miércoles 8 de mayo, hubo un mitin en Halle-aux-Vins. La manifestación fue a través de Boulevard Saint-Germain hacia el Senado y Place Edmond-Rostand. Algunos diputados del PC quisieron ponerse a la cabeza de la marcha, pero fueron devueltos a la protesta. La Sorbona era inaccesible. La UNEF estaba a cargo y manejó la dispersión sin conflicto alguno.
El jueves 9 de Mayo no hubo protestas, pero sí algunas reuniones políticas.
El viernes 10 de Mayo, célebre luego como “la noche de las barricadas”, las cosas comenzaron luego de una manifestación reunida en place Denfert-Rochereau, lugar en el que a pesar de la oposición de la UNEF los manifestantes comenzaron a levantar barricadas en el Barrio Latino desde las 21.00. En el curso de las horas siguientes, más de sesenta fueron levantadas. Hacia las 22.00 el mismo rector se declaró listo para recibir a una delegación de estudiantes. Entonces, un doble diálogo tuvo lugar en las emisoras de radio internacional: Geismar[v] contestó al vice-rector en Radio Luxemburgo en tanto Sauvageot[vi] () contestaba al rector en Europe 1. Las negociaciones se atascaron en el tema de los cargos puestos en contra de los estudiantes: el rector se declaró incompetente de tratar la materia. A las 00.15, tres docentes y tres estudiantes fueron autorizados a entrar a la Sorbona. Antes de retirarse, Cohn-Bendit –que era parte de la delegación a pesar de ser prohibido por el rector –dio la orden: “Ocupación del Barrio Latino, pero sin atacar a las fuerzas policiales”. Una hora y media más tarde, las negociaciones llegaron a un punto muerto. Eran las 2.15 de la mañana cuando, después de dar las advertencias habituales, la policía atacó a los manifestantes. La batalla, que fue en extremo violenta, terminó a las 4.30, causando un centenar de heridos de ambos lados.
Los eventos del Barrio Latino, descritos minuto a minuto por las estaciones internacionales de radio (Europe 1 y RTL)[vii], adquirieron una dimensión importante y fueron mostrados (en la televisión) a los estupefactos y consternados provincianos como el inicio de una guerra civil.
Sacando lecciones de la noche de las barricas, Pompidou [primer ministro] autorizó la reapertura de la Sorbona el 11 de Mayo. El movimiento estudiantil parecía haberse quedado en nada. Los dirigentes de la organización llamaron a un día de paro nacional (para protestar en contra de la represión y violencia policial) para el 13 de Mayo.
13-18 de Mayo: los temblores
La huelga general del 13 de Mayo
Las manifestaciones del 13 de Mayo tuvieron un éxito real, pero más en términos de número de participantes que en relación a las huelgas que hubo. El sector de trabajadores industriales pertenecientes a compañías con un personal menor a 50 personas no se unió a la huelga, en tanto aquellos de las grandes empresas, o más que nada del sector estatal, estuvieron a la cabeza: EDF y GDF (80%), ferrocarriles (50%)[viii], RATP (60%), educación (75%) y sobre todo la Oficina de Correos. En esta última, huelgas esporádicas fueron estallando desde el 8 de Mayo en Paris Nord (74% de participación), Paris Est (33%), Paris Austerlitz y Paris Brune; y el 10 de Mayo entre los conductores bajo las órdenes de la CGT, en directa relación al crecimiento de la agitación a partir de Marzo[ix].
Sin embargo, en la industria metalúrgica parisina las cifras de participación fueron solo de entre el 25 y el 35%, principalmente en industria automotriz y aviación. El 35% de los empleados de la Seguridad Social y entre el 10 y 16% del sector de seguros estuvo involucrado. La participación de Renault-Billancourt es difícil de estimar (entre el 40 y el 80% de acuerdo a las cifras), pero se sabe que fueron más que nada los trabajadores sindicalizados -por tanto los más preparados -los que fueron a la manifestación. En Thomson (Bagneux y Gennevilliers [Hauts-de-Seine]) el índice de participación fue del 60-65%. En el Centro de Energía Atómica (CEA) de Saclay (Essonne), el índice fue del 75%, mientras que en Chausson del 90%. En la fábrica química Rhône-Poulenc en Vitry (Val-de-Marne), fue del 50%. Estas pocas cifras dan una idea de la atmósfera entre los trabajadores, pues si bien hace mucho que un “día de acción” sindical no tenía tanto éxito, éste seguía sin ser una marejada. Sin duda que fue esto lo que animó a la gerencia de Citroën-Levallois a encerrar a los trabajadores, quienes no se habían sumado aún a la huelga.
Ciertamente más importante es el hecho de que miles de trabajadores fueron afectados por la agitación estudiantil y, aunque débilmente, expresaron su desaprobación hacia las autoridades. ¿Qué pasaría luego? La huelga comenzó[x] el 14 de Mayo en Woippy, un suburbio de Metz: 500 trabajadores de la fábrica Claas (productora de máquinas para agricultura) salieron a las calles. Luego de una corta reunión, exigieron la aplicación de un acuerdo colectivo de la industria metalúrgica, una nueva escala salarial, la mejora de las condiciones de trabajo y la revisión de las normas de jornada Al día siguiente se votó la huelga indefinida. Ahora, revisemos algunos de los lugares de trabajo que fueron significativos en el comienzo de la huelga.
Sud Aviation
La huelga comenzó posteriormente en la fábrica Sud-Aviation, en Bouguenais, cerca de Nantes[xi]. Por algunos meses hubo amenazas de despido y rebaja de horas de trabajo – a través de una reducción en las actividades, la gerencia quería acortar la semana de trabajo de 48 a 47 horas, pagando 47 horas; los trabajadores querían el corte a 47 horas, pero el pago por 48 –, lo que llevó a cierta agitación que fue in crescendo al principio de Mayo. De este modo, entre el 9 de Abril y el 10 de Mayo hubo trece días en los que hubo paros llamados por los sindicatos, de entre una y ocho horas de duración[xii].
Finalmente, el martes 14 de mayo hubo un paro desde las 14.30 a las 15.00 y desde 15.30 a 16.00, con una marcha a través de los lugares de trabajo. La reunión entre delegados y la gerencia no logró nada. Por primera vez, el personal asalariado participó de la huelga. El directivo Duvochel fue encerrado en su oficina durante la espera a la respuesta de los gerentes en Paris. Los delegados bloquearon las salidas para impedir que los trabajadores se fueran, estableciéndose una toma de facto, perfectamente controlada por la CGT. Al director y sus asistentes se les mantuvo por tanto en las oficinas gerenciales con teléfonos y siendo abastecidos por los sindicatos hasta que fueron liberados el 29 de Mayo.
Renault Cléon
El 15 de Mayo en Cléon[xiii] los sindicatos tomaron la temperatura de la planta para ver si podían repuntar luego del éxito del 13 de Mayo y hacer cierta presión para torcer la eliminación de algunas regulaciones de Seguridad Social, impuestas por el gobierno el 21 de Agosto de 1967. Tuvieron éxito al conseguir la decisión de realizar un paro de una hora por turno de trabajo.
Durante el paro matutino, los trabajadores, encabezados por una juventud renaciente, marcharon a través de los talleres para incitar a los no-huelguistas a detener el trabajo. Llamaron a la formación de un comité de huelga y apenas si mencionaron la cuestión de las regulaciones en sus consignas. Fue necesaria toda la diplomacia de un oficial de la CFDT para llevar a los trabajadores de vuelta a sus puestos de trabajo, y en algunos lugares interrumpieron frecuentemente el trabajo para discutir y mantener al día sobre lo que había pasado a los trabajadores que iban llegando. Para el turno de la tarde el escenario del paro era similar, pero bajo la presión de la juventud organizaron una marcha. A la cabeza de ella, 200 jóvenes marcharon y corearon consignas bajo las ventanas de la gerencia. Allí se reunieron, se pusieron en frente de sus atónitos delegados y exigieron que eran ellos los que debían tener la reunión (a lo que el director se opuso). En las oficinas, los cabecillas de los departamentos entraron en pánico, bloqueando las puertas con barras de hierro. Al ver esto, los trabajadores anunciaron que la gerencia no abandonaría sus oficinas hasta que se reuniera con la delegación. A las 6 p.m. nadie más trabajaba y la toma fue aprobada con entusiasmo por votación. Los gerentes fueron entonces encerrados como en Sud Aviation desde la tarde del 15. La CGT intentó liberarlos el 17, pero tuvieron que rendirse de cara a las protestas con las que se encontró su propuesta. Ganaron la discusión finalmente el 19 de Mayo.
Los sindicatos crearon un servicio de orden, el cual organizó la toma – lo que consistía particularmente en proteger las máquinas –y expuso una lista de demandas que aparecieron en forma de panfleto a las 11 p.m.: “Reducción de las horas de trabajo a 40 horas sin pérdida de pago; salario mínimo de 1000 francos; rebaja de la edad de jubilación; conversión de los trabajadores contratistas a personal permanente; incremento de los derechos del sindicato.”
Esa misma noche, la huelga, completa ya en Renault, paralizó dos lugares más en la región: Kléber-Colombes en Elbeuf y La Roclaine en Saint-Etienne-du-Rouvray. Sin embargo, la CGT (y los trabajadores viejos) rápidamente ganó el control de la huelga.
Renault Flins
En Flins[xiv] la mañana del 16 de Mayo, los activistas del sindicato de la CFDT fijaron una reunión para discutir cómo poner en práctica las directrices de la confederación respecto al tema de las regulaciones. Antes de que se llevara a cabo, uno de los miembros oyó por teléfono que la fábrica Cléon estaba en huelga indefinida, con toma y que los gerentes habían sido retenidos. Como resultado, los CFDT-istas decidieron ir a ver a la CGT para proponerles un paro de una hora a las 10.15 a.m. En equipos de dos (uno de CFDT y otro de CGT), los activistas sindicales fueron a los talleres a dar la orden. A la hora acordada alrededor de 500 trabajadores detuvieron su trabajo y se reunieron fuera de los edificios. Fueron de vuelta a los talleres marchando para alentar a los otros a dejar de trabajar. A las 11.30, se reagruparon en frente del comedor. Los dos oficiales de la CFDT y CGT explicaron lo que había pasado en Cléon y propusieron comenzar una huelga indefinida. La propuesta fue adoptada y la toma fue organizada inmediatamente. Al principio, esta organización consistió en ubicar piquetes y escribir los nombres de los voluntarios en las listas de piquetes.
Antes de disolverse para almorzar, se reunieron a las 14.00 para tener una nueva reunión con los trabajadores del turno de la tarde. Esta reunión adoptó también el principio de la huelga indefinida con ocupación. A las 15.30, la gerencia cerró la fábrica para aquellos que seguían trabajando. Esta versión de los eventos viene de un sindicalista de la CFDT.
La reunión de la mañana fue sobre todo una cuestión de solidaridad con Cléon. Por la tarde, uno de los sindicatos presentó una lista de demandas: “40 horas sin pérdida de pago; 1000 francos de salario mínimo; jubilación a los 60 (a los 55 para mujeres); cinco semanas de vacaciones para los jóvenes; cancelación de las regulaciones; derechos para los sindicatos”.
Renault Billancourt
Se ha dicho mucho acerca de las versiones de la CGT/PCF acerca de cómo comenzó la huelga, sus impresiones, hechos tendenciosos o falsos, etc. Hacemos hincapié en que es únicamente el testimonio de Aimé Halbeher, Secretario General de la CGT de Renault Billancourt, el que tiene este dejo de honestidad. “El 17 a las 6 de la mañana abrieron las puertas a los turnos que venían llegando a trabajar y arreglaron un lugar para una reunión en Seguin Island a las 10.00” y, más allá, “decidieron el Viernes una toma para el fin de semana”[xv]
Lo cual es cierto, a excepción de que la fábrica ya había detenido sus actividades el día anterior, porque fue más bien el 16, el Jueves, que los sectores se movieron espontáneamente. En ningún momento hubo vinculación alguna entre los huelguistas de las secciones 55 y 70 y los de la 37 (que está en el cabo ubicado río abajo desde Isla Seguin Island)[xvi]. Al contrario de lo que fue escrito en algunos sitios (cfr. Mondialisme.org), el sector 37 se fue a huelga apenas hacia las 5 p.m. ¿Cómo, entonces, pudo haber una reunión en común entre dos sectores de huelguistas en el cruce Zola Kermen, al otro extremo del sector 37 (más de dos kilómetros a pie)?
Esta es la versión de un compañero que trabaja en la sección 37, productora de chapas metálicas, compuesta por trabajadores calificados. Él estaba en ese momento en contacto con el grupo Voix Ouvrière (“Voz Obrera”, VO). El famoso 16 de Mayo a medio día hubo un intento en una reunión en la place Nationale de parte del grupo trotskista del PCI[xvii] (grupo “de Lambert”) y los trabajadores de los edificios circundantes que volvían del casino. Pararon por algunos minutos, discutieron y luego regresaron a los talleres, mientras los otros almorzaban, se retiraban, etc. Como secuela de esto, los trabajadores de las secciones 55 (decoletaje) y 70 (mecanización de pequeña escala) comenzaron a movilizarse sin estar en huelga declarada, pero sin trabajar demasiado o por dos o cuatro horas. Se corrió la voz por la isla de que la huelga había comenzado, pero no se sabía lo que había pasado y, en la sección 37, el ánimo creció. Los chicos dijeron “bien, vamos” y entonces decayó de nuevo. Luego volvió a comenzar, con discusiones entre todos. El delegado sindical del local de la CGT estaba en la misma situación que el resto, sin saber nada. Finalmente, hacia las 5 p.m., sin que nadie en particular asumiera el liderazgo, comenzó de forma masiva la huelga cuando entre 200 y 300 muchachos de la sección comenzaron a volver a la Isla Seguin en forma de marcha, cruzando de este modo las líneas de montaje (metalúrgicas, carrocería y ensamblaje), lugar en el que trabajaban más que nada inmigrantes (y en el que la presencia de la CGT y el PCF era más débil). Las líneas se detuvieron, y la masa de obreros no calificados desertó de la fábrica de inmediato. Es difícil decir que las líneas de montaje fueron parte de la huelga. No trabajaron más, eso es seguro, pero buena parte de estos trabajadores simplemente huyeron antes de la marcha, fugándose y abandonando la fábrica. Pocos trabajadores de las líneas se unieron a la marcha de los huelguistas de la sección 37. En una situación de total improvisación, los obreros comenzaron la ocupación. No fue cuestión de ocupar toda la isla, pues no eran suficientes. De este modo, fueron a ocupar el sector Bas-Meudon y, así, al mismo tiempo cerraron el acceso sur a Seguin Island bloqueando el puente Meudon. Al día siguiente, el viernes 17, la fábrica fue cerrada. Hubo mucha gente en el mitin organizado por la CGT a las 10 a.m. en medio de Seguin Island. La CGT movilizó dificultosamente a los sectores en los que tenía mayor influencia, es decir, los sectores de profesionales, lo cual era mucha gente, aunque también había sectores de las líneas de montaje en la isla. Luego del mitin, el contingente de la CGT se dirigió a Bas-Meudon supuestamente a “reforzar los piquetes”. De hecho, desde ese entonces, los trabajadores que estaban en toma desde el día anterior pasaron a segundo plano y fue el aparato de la CGT el que se hizo cargo de la situación con todos los medios a su disposición: casinos, comités de empresa, etc., y fue esa la tónica hasta el fin de la huelga.
A modo de resumen luego de esta considerable revisión, la huelga comenzó el jueves 16 de Mayo en dos partes separadas de la fábrica y con dos horas de diferencia, sin ninguna conexión directa entre ellas:
Secciones 55 y 70, hacia las 14.15
Sección 37, hacia las 17.00
Estos dos comienzos fueron “por fuera de los sindicatos”, como reconoce Halbeher en un comentario en otra parte.[xviii]
Primeras impresiones
Geográficamente, los puntos fuertes de esta primera ola de huelgas fueron en la región de Paris y el valle del Sena, así como Le Havre, la región de Nantes Saint-Nazaire y la región de Lyon. En otras regiones, la huelga seguía siendo muy limitada.
El 17 de Mayo el número de huelguistas alcanzaba los 200,000. El movimiento se esparció como fuego a lo largo de las regiones originales y luego tomó el sureste, desde Besancon hasta Provence. En los suburbios parisinos muchas fábricas estaban en huelga, pero, hasta la tarde del 17, fueron sobre todo los trabajadores de provincia quienes lideraron la acción.
Los primeros días la espontaneidad obrera era obvia. “Fábrica tomada: ¡hemos tenido suficiente!” proclamaba la pancarta de la fábrica Vinco (equipamientos metálico para oficinas) en Dieppe. No era este un caso aislado: el anagrama que hicieron los trabajadores con las letras de BERLIET, reemplazadas por LIBERTÉ, estaba cargado de valor simbólico. Ninguna de estas acciones correspondía a una consigna en particular.
La primera ola se ha presentado a menudo como espontánea, lo que no es totalmente cierto a menos que entendamos espontáneo como “la ausencia de consignas de sindicatos a nivel federal o confederal”. Ante la ausencia de reportes detallados de cada fábrica, parecía sin embargo que muchas huelgas fueron lanzadas o respaldadas por la CGT[xix]; no obstante, a menudo eran impuestas o llevadas por minorías (como los 200 jóvenes en Cléon), que arrastraban al resto o se ganaban su aprobación pasiva. Incluso en la región de Paris, en donde contamos con los reportes del CATE (Comité de Acción Obrero Estudiantil) de Censier sobre los contactos hechos esa semana en numerosos lugares de trabajo (FNAC, BHV, RadioTechnique, NMPP, etc.), podemos establecer que solo una minoría de los trabajadores, incluidos los delegados de la CGT, se preguntaban a sí mismos “¿qué debemos hacer?” y no eran hostiles con la gente de afuera que se acercaba a discutir cosas con ellos. ¿Cuáles fueron las causas de esto?
En primer lugar, fueron años de frustración, tanto para las generaciones más jóvenes de trabajadores como para las más viejas. Luego, estaba el cansancio de los días de acción, que eran evaluados como repetitivos e inútiles incluso por los militantes sindicales. Finalmente, existía una sensación de que las autoridades estaban debilitadas y que esto era algo de lo que podían beneficiarse. De forma más marginal, para algunos militantes sindicales del PCF había algo de lo que podían beneficiarse. Estas diversas presiones ni siquiera fueron combatidas por la dirigencia de la CGT sin que necesariamente hiciera publicidad al respecto. Pero un sector del movimiento siguió adelante y se extendió. Veamos un cuadro rápido de los sectores que entraron en la huelga desde el 14 al 17 de Mayo. Entre las primeras fábricas, 45 estaban ligadas a la metalúrgica pesada o a mecánica, 19 otras ligadas a la manufactura automotriz y 13 a la aeronáutica. Sin embargo, la masiva presencia en esta vanguardia de trabajadores de la industria química y textil artificial (23 fábricas), de ingeniería eléctrica (17), procesamiento de alimentos (15), construcción (2) y otros sectores más señala un descontento profundo y general que fue más allá de simples problemas sectorizados.
18-20 de Mayo: el punto de inflexión
La vacilación en los sindicatos en el nivel confederal apareció durante esta semana. La CFDT intentó darse a sí misma una imagen de apertura a las intenciones de los estudiantes, en tanto FO permaneció cauto y no quiso hallarse en conflicto con la CGT, que a su vez vacilaba.
El 15 de Mayo, día de acción en contra de las nuevas regulaciones, planeado con mucha antelación, no obtuvo el éxito esperado: pocas huelgas, algunas delegaciones y marchas excepcionales que no provocaron mucho entusiasmo. El mismo día, la CFDT volvió a declarar su deseo de establecer relaciones con los estudiantes “progresistas”. Algunos oficiales de la confederación y militantes conversaron con los ocupantes de la Sorbona. La federación metalúrgica incluso aconsejó a sus miembros: “Sería apropiado desarrollar el debate con los estudiantes, no solo decirles que estamos de acuerdo con sus demandas, sino también –y sobre todo –que nuestras preocupaciones acerca de la democracia en el trabajo, el derecho a trabajar y la democratización real de la educación debiera ser entendida y compartida por ellos.”
En nombre de FO, André Bergeron[xx] se reunió con los dirigentes de la CFDT en la place Montholon, declarándose listo para respaldar las ocupaciones, pero permaneciendo independientes de la CGT.
Esta última mantuvo una actitud reservada en cuanto al tema. Las demandas de autogestión y reformas estructurales proclamadas por la CFDT fueron abruptamente descritas como “fórmulas vacías” por el dirigente de la CGT Georges Séguy[xxi]. La sección de la CGT de Billancourt desaprobó la iniciativa de la UNEF de organizar una marcha de solidaridad en la fábrica, en tanto las secciones de la CFDT y FO se declararon felices de realizar el gesto simpatizante. El 16, la CGT publicó una declaración en la que ensalzaba el ahora ritualizado intento de “formar un frente sindical sin división alguna”, y en la que en una frase separada preveía “el reemplazo del poder existente por un gobierno popular”. Finalmente, la CGT llamó a “la movilización de los trabajadores para ajustas las cuentas pendientes”.
Pero el flujo de huelguitas no paraba de crecer y la CGT (y el PCF, aunque sea difícil distinguirlos en la oficina de la confederación) decidió reaccionar. La decisión fue simple pero dura: entre los estudiantes en particular, y entre la juventud en general, el PCF aparecía desacreditado y de todos modos sus organizaciones juveniles ya no tenían peso alguno: ¿podía correr el riesgo de que pasara lo mismo al interior de la clase obrera? El movimiento seguía siendo muy minoritario (200.000 huelguistas la noche del 17), débilmente organizado (fue la toma de la fábrica la que, acompañada o no del encierro de los gerentes o directores, tomó el lugar de organización), muy puntual en su localización geográfica y, al contrario de las ilusiones de los izquierdistas, estaba lejos de ser revolucionario. Pero el peligro estaba justamente allí.
Así, para el PCF-CGT no era un asunto acerca de “montar al tigre” sino más bien de ahogar este movimiento embrionario por medio del lanzamiento de una huelga en la que la CGT tuviera los medios para hacerlo, lo cual se daba principalmente en la SNFC, la RATP, La Poste [correos del Estado] o en los suburbios (como en el partido de Seine Saint-Denis), donde la suma de los pesos de los militantes en los lugares de trabajo, los dirigentes de los sindicatos y los empleados municipales podían forzar una huelga. Pero también se trataba de cortar la energía en los lugares de trabajo por medio de los trabajadores de EDF sindicalizados a la CGT, como en Seine Saint-Denis desde el 20 de Mayo, para así “salirse con la suya”. Es este es el ejemplo de la fábrica Carbone Lorraine (1200 trabajadores) en Gennevilliers, en donde la CGT lanzó la huelga apenas el 18 de Mayo.
Desde un punto de vista general, de acuerdo al Ministro del Interior, de las 77 firmas metalúrgicas en la región de Paris, 68 experimentaron huelgas llamadas por la CGT, 6 por la CFDT y 3 por FO. De acuerdo a las mismas estadísticas, el 58% de las huelgas fueron iniciadas por empleados de entre 30 y 40 años; 27% por empleados de entre 20 y 30; 8% por empleados menores de 20 y el 7% por empleados mayores de 40. De acuerdo a las estadística de UIM (asociación de patrones de la metalúrgica), el 75% de las huelgas fueron decididas luego de una discusión, mientras que en el 25% de los casos los huelguistas hicieron uso de la fuerza para llevar al lugar de trabajo a la huelga. El cómo fue necesario cambiar las tácticas de cara a las formas embrionarias de organización de los trabajadores es ilustrado perfectamente a través del ejemplo de Alsthom en Sain-Ouen descrito más adelante.
Hacia la decisión
El paro del transporte público, de la SNCF y la RATP (en Paris), dio una buena excusa a todos los empleados de empresas pequeñas y a los empleados aislados en general para no ir a trabajar. Pero si el peligro de ser superados tácticamente existía, el hecho de llamar a la huelga presentaba otro peligro incluso mayor: ¿quién aseguraba que una vez abiertas las compuertas de los desbordados trabajadores sería posible volver fácilmente las cosas a la normalidad?
Incluso sin poder seguir las discusiones al interior de la dirigencia de la CGT, lo cierto es que fue tan solo la tarde del 17, luego de una larga reunión extraordinaria del comité nacional, que la CGT decidió explotar el movimiento, sin necesariamente lograr unidad de acción, en tanto Séguy declaró de forma determinante que “tanto en la CFDT como en la FEN persiste una visión poco clara de las cosas”. Pero tras esta trillada fórmula, la decisión había sido tomada, y bien tomada.
A partir del día siguiente, el 18 de Mayo, el lanzamiento de la huelga “general” tuvo éxito al paralizar al país durante cinco días. El número de huelgas creció rápidamente: el 18, hacia el mediodía, un millón de trabajadores estaban fuera de sus trabajos; ¡al anochecer eran más de 2 millones[xxii]! Luego de la pausa del Domingo, los paros habían alcanzado a todas las regiones y a todos los rubros: más de 4 millones el Lunes por la tarde, de 6 a 7 millones el Martes, 8 millones el Miércoles 22 de Mayo y, el día después del Día de la Ascensión, se rompió la marca de los 9 millones. El 18, los buses y trenes del metro de la región de Paris se quedaron en sus terminales. Ya el 17 de Mayo, los trabajadores de Achères[xxiii] y Saint Lazare[xxiv] estaban iniciando la huelga. Según las cifras del Ministerio del Interior, 85 mil de 92 mil trabajadores ferroviarios de la región de Paris estaban en huelga desde la tarde del 18 de Mayo, en tanto 29 mil de 30 mil trescientos empleados de la RATP. A lo largo de todo el país las oficinas de correo cerraron, una por una. En los días que sucedieron a continuación, la EDF/GDF (de las cuales 33,200 empleados de 38,700 estaban en huelga en la región de Paris) y los profesores se unieron al movimiento. Las oficinas postales, por ejemplo, el 21 de Mayo entregaron las siguientes cifras a los huelguistas: 50,000 de 80,000 trabajadores en la región de Paris y 66,000 de 175,000 en provincias. La mayoría de las oficinas de clasificación en Paris estaban tomadas, mientras que las oficinas postales fueron cerradas por los huelguistas. El 18 de Mayo, la dirección de la oficina postal envió a la policía a expulsar al centenar o más de huelguistas del centro de telecomunicaciones del Segundo Arrondissement [distrito], cerca de la Bourse [bolsa de valores]. Luego de la negociación con la CGT, el centro fue entregado de forma pacífica.
Todos los sectores de la industria se vieron afectados, incluso los bancos y las compañías de seguros, las administraciones gubernamentales, etc.
Respecto a la educación secundaria, las escuelas ya estaban en huelga el 18 de Mayo, antes de la orden de huelga general que fue dada por la FEN el 22 de ese mes. Las grandes tiendas cerraron sus puertas, los pescadores permanecieron en tierra, los trabajadores de peajes y aduanas levantaron sus barreras. En el campo, los trabajadores de la agricultura y de las rutas detuvieron su trabajo. Francia estaba paralizada.
20-29 de Mayo: la oleada creciente
Pero, ¿podemos hablar de una “huelga activa”[xxv]? Aparte de los pocos ejemplos a los que volveremos más adelante, y sin enfocarnos demasiado en el ejemplo de Renault-Billancourt, tenemos que decir lo siguiente: los obreros no trabajaron, pero se quedaron en casa. Las fábricas estaban tomadas, pero por un puñado de trabajadores, la mayoría de las veces militantes sindicalistas (y sobre todo de la CGT). Votaban diariamente por la continuación o no de la acción. Fueron en busca de noticias o provisiones, pero no discutieron el movimiento o qué acciones tomar. Fue la huelga general más grande (en su punto más alto, 9 millones de huelguistas durante diez días) en la historia y también la que tuvo menos participación de los trabajadores. Es esta la paradoja de Mayo-Junio de 1968.
Lo mismo respecto a los trabajadores de la agricultura.…[xxvi]
Dispersos a lo largo del campo, los trabajadores de la agricultura tradicionalmente tuvieron dificultades en la coordinación de sus acciones. Sin embargo, en el ’68, la huelga tomó también un carácter masivo en este sector. A partir del 13 de Mayo, la CFDT (ampliamente en la mayoría) y la CGT hicieron un llamado a la solidaridad activa con los estudiantes. Luego, a medida que la huelga se fue generalizando a lo largo del país, los trabajadores de la agricultura de muchos lugares se rehusaron a hacer causa común con sus empleadores organizados en la FNSEA o MODEF[xxvii]. Querían luchar por desarrollar su terreno con sus propias demandas. Exigían:
Un salario mínimo por lo menos igual al de la industria,
Mejores condiciones de vivienda,
Regulación de las horas de trabajo,
Un régimen de jubilación que permitiera una vida decente.
El movimiento nació en las grandes granjas del Valois[xxviii], donde un militante de la CFDT comenzó, con sus compañeros, dos manifestaciones: una en Crépy, la otra en Plessis-Belleville, lugar en el que, con la ayuda de más o menos treinta estudiantes, se levantó una barricada que atravesó la autopista nacional 2.
Desde el 24 de Mayo la agitación se propagó: 6,000 huelguistas en Picardie, 5,000 en Anjou (los trabajadores de huertas marcharon junto a los trabajadores de fábrica en Angers), 2,000 en Provence (particularmente los trabajadores forestales) y 6,000 en el Languedoc. En estas regiones los trabajadores de la agricultura buscaron contactos con otros empleados más que con otros campesinos.
En el sureste, en Bretaña y en las montañas, en donde predomina la explotación a pequeña escala, no hubo un movimiento autónomo importante. Allí, los pequeños campesinos lideraron la acción, pero eran los agricultores locales los que podían “flanquear” a la FNSEA. Por todos lados las cooperativas e institutos de investigación de agricultura fueron tomados. El ’68, los trabajadores de la agricultura no se quedaron al margen. La calma volvió paulatinamente a las granjas a partir del 6 de Junio.
Crisis política y revuelta
De Gaulle[xxix] se fue a un viaje a Rumania el 14 de Mayo. A su regreso el 19 de Mayo pronunció su célebre frase “Se acabó la fiesta”, y luego “¡Reforma sí, caos no!” y anunció un discurso en la radio y la televisión para el 24 de Mayo.
Mientras, Pompidou[xxx] tuvo mucho que hacer. Tomado por sorpresa por el desarrollo de la huelga general, tuvo que poner antes que todo el mantenimiento del orden en el primer lugar de su lista. En esta situación, para la cual no había precedente histórico, tuvo que asegurarse de que el Estado tuviera aún a su disposición una fuerza policial suficiente y que, en caso de necesidad, pudiera usar al ejército para una intervención rápida. Y mientras, el descontento reinaba, también en las fuerzas de orden. El gobierno no podía reaccionar inmediatamente en contra del desarrollo de las huelgas, incluso aunque hubiera afectado a sectores estratégicos para el Estado, como la oficina postal, los ferrocarriles o el control de tráfico aéreo. Mientras la oficina de Central-Radio, que mantenía comunicaciones telefónicas con otros países, fuera ocupada por la policía y encomendada al ejército, el gobierno no tenía suficientes fuerzas para apoderarse de todos los centros provinciales de telecomunicaciones. El Estado tuvo que contar con el espíritu cívico de los carteros en huelga y en adelante esperar a la apertura de negociaciones entre los sindicatos de los trabajadores y las organizaciones patronales.
La tarde del 24 de Mayo de Gaulle habló. La crisis es, de acuerdo a él, una crisis de estructura, y su solución puede ser encontrada en una “participación más amplia de todos en el progreso y los resultados de la actividad que le concierne a cada uno”. Esta concepción ya había sido expresada muchas veces en el pasado: por tanto, no había nada nuevo en el plano político.
El método estaba también muy en la tradición Gaullista: referéndum inmediato; un cheque en blanco (o casi) entregado al presidente de la república; plebiscito. Era una cuestión de crear un cortocircuito en toda la “clase política” y de hacer un llamado a embaucar al país: el voto negativo significaba un vacío de poder y el riesgo de “ir, a través de una guerra civil, a las más detestables y ruinosas aventuras y usurpaciones”.
En las manifestaciones en la estación Lyon en París, miles de pañuelos fueron sacados de los bolsillos; los protestantes le decían adiós a De Gaulle. Por la tarde, una de las protestas más violentas tuvo lugar en Paris; lo mismo pasó en provincias. Lyon, Strasbourg, Nantes y Paris vivieron su más grande “noche de barricadas”, y al día siguiente Bordeaux tuvo su turno. Hubo un total de un muerto y 500 hospitalizados, de los cuales 144 se encontraban en estado grave. En todos los casos, la consigna principal se relacionaba a la prohibición residencial que abofeteó a Daniel Cohn-Bendit: “¡Todos somos judíos alemanes!”
Entre el 22 y el 26 de Mayo, más de cien protestas obrero-estudiantiles tuvieron lugar a través de toda Francia. Estas manifestaciones no tenían ningún carácter sistemático; todo dependía de la situación local. En algunos pueblos, marchas “unitarias, enormes y pacíficas” pudieron desarrollarse en tanto el ambiente seguía harmonioso. En Caen, por ejemplo, los estudiantes visitaron las fábricas ocupadas en una marcha antes de irse para plegarse a un mitin inter-sindical frente a la prefectura. En Marseille, los estudiantes pidieron ser integrados a la marcha de la CGT. Para hacer esto, tuvieron que enrollar los lienzos que llevaran el nombre de Cohn-Bendit, y el Servicio de Orden de la CGT los mantuvo separados de los trabajadores. En Clermont-Ferrand, el 25 de Mayo, la unidad sindical se quebró en medio de una protesta: la UNEF ordenó abandonar sus consignas, dejó la marcha y se fue por su propio camino.
En otros casos no hubo unidad. En Toulouse, el movimiento 25 de Abril[xxxi] se degeneró en enfrentamientos esporádicos entre la medianoche y las 4 a.m. Al día siguiente, sin que ninguna organización diera la más leve orden, 300 jóvenes atacaron a la policía. Inmediatamente los estudiantes abandonaron la Sorbona. Parecían divididos: algunos se unieron a los manifestantes; otros formaron una cadena e intentaron interrumpir la pelea. Pero las noticias lo anunciaron por la radio y en menos de una hora mil jóvenes convergieron en el Barrio Latino. Lucharon sólidamente por nueve horas y hubo más de 150 heridos. Los objetivos de los manifestantes se volvieron más y más diversos. No fue más una cuestión de luchar contra la policía. Atacaron las guaridas del enemigo: oficinas del partido Gaullista, estaciones de policía, prefecturas, ayuntamientos e incluso la bolsa fue atacada y, en algunos casos, saqueada o incendiada. En Bordeaux, el Gran Théâtre fue tomado por segunda vez. Aparte de las peleas, las vitrinas fueron quebradas y, en Lyon, en la place des Cordeliers, una gran tienda fue saqueada parcialmente.
Aquella era la intensidad de los enfrentamientos que duraron largo tiempo: diez horas en Paris, ocho horas en Lyon, siete horas en Nantes el 24 y ocho horas en Bordeaux el 25. La policía recibió la orden de evitar todo contacto cercano para limitar sus pérdidas. Cuando los manifestantes eran lo suficientemente numerosos para ocupar uno o varios distritos de algún pueblo, se atrincheraban sólidamente, y sacarlos de sus posiciones era un largo y duro trabajo. La única excepción fue Strasbourg, en donde los manifestantes no eran lo suficientemente numerosos como para ocupar el terreno y pudieron resistir las cargas de la policía solo por dos horas.
Por todos lados la violencia alcanzó un punto máximo en el que habría sido difícil ir más allá sin usar armas de fuego. E inevitablemente lo que el gobierno estaba intentando evitar pasó: hubo una muerte la noche del 24 de Mayo. René Lacroix, superintendente de la policía, tenía su pecho aplastado por un camión lleno de piedras que los manifestantes de Lyon enviaron a toda velocidad hacia el Puente Lafayette con el objetivo de abrir camino. En las ciudades más conflictivas, como Lyon, Bordeaux, Toulouse, Nantes y Paris, las manifestaciones sucedieron diariamente. Las fuerzas del orden no podían mantener este ritmo chocante, no mientras fuera necesario dispersar sus fuerzas a lo largo de toda Francia para enfrentar la agitación obrera y campesina.
La agitación en el campo
A menudo malentendida u olvidada, la agitación también tuvo lugar en el campo en 1968. Además de la lucha de los trabajadores de la agricultura ya mencionada (e incluso más olvidada), el mundo agricultor estaba en movimiento. Delale y Ragache citan una serie de ejemplos[xxxii]:
“Es más, las manifestaciones comenzaron con un bloqueo en el partido del Allier. Lentamente se expandieron el 24, con las regiones más duras arrojándose a la acción antes que nada.
Las formas tomadas por la agitación en el campo fueron variadas. Por la falta de gasolina y las dificultades de comunicación, había menos gente de la esperada en las calles y en las rutas. El total de manifestantes campesinos en todo el país alcanzó sin embargo los 200,000.
En algunos casos, la FNSEA se contentó con reunir su consejo departamental y llamar a la movilización. En Chamalières, cerca de Clermont-Ferrand, el presidente de la FNSEA mantuvo una reunión informativa en presencia del prefecto. En Tulle, el MODEF, mantuvo una reunión de sus miembros a puertas cerradas, confiscó las banderas rojas, expulsó a los citadinos y se rehusó a unirse a la reunión de los trabajadores que estaba llevándose a cabo en la ciudad.
Si bien en Argentan y Besancon los campesinos se contentaron con una breve y silenciosa marcha de solidaridad, en otros lugares, como Limoges, se unieron a las marchas unitarias, pero los granjeros de algunas pocas regiones también recurrieron a sus métodos tradicionales de acción violenta: bloqueo sistemático de las autopistas nacionales en los partidos de Allier, Vaucluse y Landes. En Gironde, docenas de postes telegráficos se vieron caer en el curso de la noche.
[…] Hubo también manifestaciones sorpresa: 1,000 campesinos de Cahors y Caussac invadieron la pequeña villa de Cajarc, cuyo alcalde era llamado Georges Pompidou. Finalmente, estaban los ataques en contra de los edificios oficiales: la sub-prefectura de Guingamp el 22 (3 lechones fueron colgados de las rejas), la prefectura de Rennes el 24, y el de Agen, en donde los campesinos invadieron los locales oficiales y les prendieron fuego antes de ser expulsados por la policía, que tuvo que ganar posesión de varias barricadas. En Puy, los manifestantes fueron sacados de la plaza en la que estaba la prefectura y se atrincheraron en los puestos de la feria. Allí, las bombas de gas lacrimógeno crearon pánico y un niño de diez años resultó seriamente lastimado.
En Nantes, los manifestantes campesinos realmente hicieron noticia: reuniéndose en cuatro marchas en el límite de la ciudad, la mañana del 24 “invadieron” la ciudad tras una enorme pancarta que decía “¡No al régimen capitalista, sí a la completa revolución de la sociedad!”, y solemnemente re-bautizaron la Plaza Real como “Plaza del Pueblo”. Algunos de ellos no dudaron en unirse por la noche a los encuentros de estudiantes y trabajadores que atacaron la prefectura y levantaron decenas de barricadas por el curso de ocho horas.”
Los acuerdos de Grenelle
El 25 de Mayo, a las 15.00, Georges Pompidou abrió la primera reunión de discusión en presencia de los patrones (representada por el CNPF, cuyo presidente era P. Huvelin[xxxiii]) y los sindicatos de la CGT, CFDT, FO, FTC y CGC.
Los sindicatos señalaron que las conversaciones que se habían puesto en marcha eran tan solo en torno a lo que se refería a demandas generales y que cualquier documento de acuerdo debía ser completado por medio del acuerdo colectivo en todos los niveles. La CGT posicionó la derogación de las regulaciones de Seguridad Social de Agosto de 1967 como precondición. La CFDT agregó una segunda: la inmediata aprobación de una ley fundamental “del ejercicio de los derechos de los sindicatos y el poder en los lugares de trabajo”.
La orden del día propuesta por los sindicatos de la CGT-CFDT fue luego restringida. Las negociaciones continuaron en maratones de dos días siendo los principales participantes el triunvirato Pompidou-Huvelin-Séguy. ¿Cuáles fueron los contenidos del acuerdo? Fueron:
Incremento del SMIG [salario mínimo], a 3F por hora, el primero de Junio (que aún estaba lejos del salario mínimo de 600F mensuales)
Incremento general de salarios en la industria privada (7% el primero de Junio y 3% el primero de Octubre),
La propuesta patronal de reducir las horas de trabajo a 44 horas,
La reducción inmediata de la contribución de los pacientes para expensas médicas del 30 al 25%,
Los detalles prácticos de la compensación por los días en huelga. Habría un avance inmediato a los trabajadores, que representaba el promedio del total de las horas exigidas.
Además de las medidas financieras, el éxito en sí mismo fue por sobre todo para los sindicatos. El gobierno se comprometió a votar una ley para el “ejercicio de los derechos de los sindicatos en los lugares de trabajo”, que estaría basado en el texto elaborado en conjunto por representantes de FO y la CFDT. En lo que respecta a la CGT, estaba casi totalmente desinteresada en la cuestión, pero no así en el restablecimiento de una escala móvil de salarios, ni en la abolición de las regulaciones a la Seguridad Social.
La CGT decidió que G. Séguy presentaría los primeros resultados del acuerdo a la asamblea de huelguistas en Renault Billancourt el lunes 27 de mayo de 1968 a las 7 de la mañana. Por todos lados en las fábricas los huelguistas escuchaban los términos del acuerdo final por la radio. En muchas plantas grandes, como Renault-Flins, Renault-Sandouville, Berliet, Sud-Aviation, Rhodiaceta, Citroën, etc., votaron a mano alzada para continuar con la movilización: esperaban que “los gerentes se mostraran” y accedieran a discutir todas las demandas elaboradas por los comités de huelga locales.
Pero la atención de todos estaba enfocaba al programa de radio que la CGT organizó en Séguin Island, en el centro de las fábricas de Renault-Billancourt. Desde las 7 a.m., 10,000 trabajadores esperaban. Sin que los periodistas se enteraran (no habían llegado aún), el evento principal había sucedido: de acuerdo a un reporte del representante de la CGT del comité inter-sindical de la fábrica, A. Halbeher, la continuidad de la huelga se había decidido. Los dirigentes sindicales nacionales pudieron expresarse. Benoît Frachon[xxxiv] (CGT), que no estuvo en la larga reunión de la noche anterior en Grenelle, habló sin apuntes y jugó el rol de un abogado defensor, recordó 1936[xxxv], y exclamó: “Los acuerdos de la rue de Grenelle darán a millones de trabajadores un buen porvenir en el que no tenían esperanzas”. André Jeanson[xxxvi] de la CFDT estuvo muy complacido con el voto inicial a favor de continuar la huelga y llamó a la solidaridad de los trabajadores con los estudiantes universitarios y secundarios que estaban en lucha. Fue aplaudido. Luego vino George Séguy, quien se dedicó a hacer un “balance objetivo” de lo que “fue ganado en Grenelle”. Al principio hubo algunos chiflidos y al final algunos serios abucheos que tomó varios minutos calmar. Séguy concluyó: “A juzgar por lo que oigo, diría que ustedes no se dejarán atropellar”. Lo aplaudieron y los militantes del PCF corearon “¡Gobierno popular, gobierno popular!”
¿Qué podemos deducir de los eventos en la Isla Seguin?
Los izquierdistas que vieron los eventos de la asamblea de la Isla Seguin, en ese momento o en los años siguientes, como forma de radicalización de la base en contra de la CGT mostraron, una vez más, cuán simplistas eran. Halbeher hizo una votación por la continuación de la huelga antes de la intervención de Séguy y eso fue la CGT. Pero Frachon era también la CGT y presentó los resultados como una gran victoria. Y Séguy, que también presentó los débiles resultados desde un principio como un avance maravilloso, fue siempre la CGT.
Conociendo la astucia de los cuadros del aparato de la CGT, podemos decir que previeron toda eventualidad. Si lo poco presentado por Séguy era aceptado, bien. Si no era aceptado, la CGT habría mantenido el voto por la continuación, no habría problema. El aparato podría haber vuelto a caer de pie (y fue eso lo que pasó). Pero conociendo a los protagonistas, podemos también decir que todos ellos, rivales tras bambalinas, defendieron diferentes políticas, representado las diferentes corrientes dentro del PCF.
¿Cuál es la versión correcta? No lo sabremos nunca.
No obstante, durante el día del anuncio por radio de la reunión en Billancourt, ciertos militantes estalinistas (como en Alsthom) creían ya que Séguy había sido desautorizado en Billancourt. De cualquier modo, rápidamente olvidaron que en Citroën, Krasucki fue chiflado por los huelguistas durante la presentación de los resultados de Grenelle. No es menor tampoco el caso de que después de diez de huelga la tendencia era no volver a trabajar. Pero los sindicatos supieron cómo actuar y esperaron una semana antes de comenzar a ordenar la vuelta al trabajo.
Charléty y después
La UNEF llamó a una serie de grandes manifestaciones para el 27 de Mayo a lo largo de toda grancia, y organizó una reunión en el estadio Charléty en Paris. La CGT respondió llamando a 12 encuentros, “con el objetivo de informar a la clase obrera y a la población acerca de los resultados de las negociaciones de Grenelle”. Reunió escasamente 10,000 leales seguidores, mientras que en Charléty 30,000 personas escucharon a los oradores de la “izquierda alternativa”.
La reunión fue voluntariamente situada bajo el “patrocinio” de los sindicatos cuyos peores burócratas intentaron una reconversión, como M. Laby, jefe de la Federación Química de FO. También hubo representantes, además de la UNEF y del SNESup, de: la CFDT de Paris, 4 federaciones de FO, la FEN, los CAL e incluso del sindicato de la CGT de la ORTF. Por otro lado, algunos grupos de extrema izquierda evadieron el encuentro, cuyos objetivos consideraron demasiado vagos. El movimiento 22 de Marzo organizó algunas pequeñas reuniones locales al mismo tiempo, con la ayuda de los Comités de Acción que dirigía.
Pero Mendès France[xxxvii], el antiguo presidente del Consejo de Ministros y miembro del PSU, estaba esperando tras bastidores, junto al Centro Nacional de Estudio y Entrenamiento, un club que era parte de la FGDS[xxxviii]. Los políticos no hablaron. Fueron los sindicatos los que tomaron su lugar en poner uno tras otro sus puntos de vista sobre la revolución, la CGT, el “poder dual”, etc., sin comprometerse mucho más allá de la responsabilidad individual ni avanzando hacia alguna perspectiva tangible.
Al final, el encuentro en Charléty fue solo un intercambio, en el que se expusieron sus buenas intensiones revolucionarias sin tomar ninguna decisión concreta, y un intento real de recuperación y de lanzar políticos alternativos al PCF, tratando de encontrar legitimidad al interior del movimiento.
La CGT tomó la iniciativa nuevamente y dio la orden nacional de una marcha el Miércoles 29, que tenía que disolverse en frente de la estación Saint-Lazare. De Gaulle comenzó a buscar el respaldo del General Massu[xxxix], en Alemania. El 29 y 30 de Mayo, más de 60 marchas, compuestas por más de medio millón de personas, se levantaron en las provincias bajo una atmósfera de unidad porque la CGT localmente había atenuado sus ataques a la UNEF. En Paris, algunos estudiantes y profesores se unieron a la marcha de los trabajadores que fue desde la Bastilla hasta la estación Saint-Lazare con 350,000 personas y sucedió de forma completamente pacífica.
Esta muestra de fuerza, que por treinta y seis horas constituyó el terror y la fantasía de una medición de fuerzas del PCF para ciertos miembros del gobierno, finalmente solo dio paso a un relanzamiento de las negociaciones al interior de la izquierda entre la FGDS y el PCF.
La contraofensiva Gaullista
El 30 de Mayo al mediodía, De Gaulle volvió al Palacio Élysée. A las 14.30 recibió a Pompidou y le dijo “Nos quedamos. He cedido a un referéndum”. El primer ministro pidió al presidente que disolviera la Cámara de Diputados.
A las 15.00, en el Consejo de Ministros, De Gaulle presentó su posición y anunció: “Después de las elecciones, el gobierno va a renunciar”. Pompidou se dio cuenta, a pesar de lo que el presidente le había dicho esa mañana, que eso significaba fijar una fecha para su propia expulsión. El discurso tuvo lugar en la radio a las 16.30. Fue una declaración combativa en la que la filosofía de la participación no tuvo lugar alguno. Por sobre todo, era un tema de organizar una contraofensiva.
La manifestación organizada el día anterior por las instigaciones de los “barones” del Gaullismo[xl] se reunió una hora más tarde en la Place de la Concorde. Tuvo entre 700,000 y 800,000 participantes y fue la primera señal de que la oleada estaba dando un giro. El golpe sicológico había dado resultado, y los partidos de izquierda lo entendieron. Se adaptaron a la nueva situación política en unas pocas horas y todos comenzaron a prepararse para las elecciones parlamentarias.
30 de Mayo al 7 de Junio: el declive
Los primeros repliegues
Durante los primeros cinco días de Junio hubo numerosas intervenciones policiales que afectaron a todas las grandes ciudades de Francia. Los objetivos prioritarios eran las oficinas postales, centros bancarios, oficinas de impuestos, depósitos de gasolina, transmisoras de la ORTF, etc.
Los sindicatos dieron instrucciones de moderación: detener a los esquiroles que volvían al trabajo, pero no oponerse a la intervención policial. Sin embargo, hubo incidentes en Dijon, Nancy, Metz, Nantes y Rennes, en donde la oficina de correos central tuvo que ser evacuada usando bombas de gas lacrimógeno.
La SNCF planteó un particular problema: no podían imaginar una vuelta al trabajo enserio solo a nivel local. La ocupación por parte de la policía de una estación o un solo depósito no podía conducir en sí misma a un resultado significante. No obstante, el gobierno contaba con que se propagara como el fuego, debido a la supuesta desmoralización de los huelguistas. El 3 de Junio, en Paris, la policía despejó la estacion de Lyon, y en el Este las de Strasbourg, Colmar y Mulhouse. Algunos trenes de los suburbios fueron puestos en funcionamiento hacia Strasbourg, pero en Mulhouse los huelguistas se acostaron sobre las vías y re-ocuparon las garitas de señales. A las 3 de la mañana los huelguistas reocuparon pacíficamente las estaciones de Strasbourg y Mulhouse. Los desmoralizados esquiroles prefirieron irse a casa.
En los PTT ocurrió la misma decepción para las autoridades: salvo pocas excepciones, el personal no-huelguista no fue suficiente para mantener los niveles mínimos de seguridad. Cada mañana tenían que volver bajo la protección de la policía y los abucheos de los huelguistas reunidos. Luego de mucha vacilación, el ministro admitió su derrota y en algunos casos devolvió los edificios evacuados a los piquetes, siempre que prometieran mantener un “servicio mínimo por interés público”.
Así, tenían que esperar los resultados de las grandes negociaciones que se estaban llevando a cabo. Éstas estaban teniendo lugar en las oficinas de varios ministros y conforme a los métodos puestos en funcionamiento durante los acuerdos de Grenelle, pareciendo verdaderas maratones. En la mayoría de los casos hubo un impasse: los sindicatos exigían un aumento sustancial en el paquete financiero asignado a las nuevas medidas sociales; los ministros declararon que ello estaba fuera de su área de responsabilidades.
La vuelta al trabajo en la SNCF
El gobierno propuso en la SNCF 1200 millones de francos como valor de las concesiones; los sindicatos querían 200 millones extra. El gobierno accedió en un último esfuerzo bajo la condición de que las organizaciones sindicales ordenaran la vuelta al trabajo. Así, fueron 1400 millones. Los sindicatos votaron depósito por depósito, estación por estación. Alsacia- Lorena formó parte: la votación del 4 de Junio dio una masiva respuesta negativa.
Durante el día del 5 de Junio hubo un nuevo fallo ministerial: todas las horas perdidas serían consideradas inmediatamente recuperadas, pues la vuelta de la red a la normalidad requería de un “esfuerzo excepcional” de parte de los trabajadores ferroviarios. Ningún tren había circulado en casi tres semanas, y era necesario preparar las vías para permitir el funcionamiento de señales luminosas, revisar si las señales funcionaban, reconstruir los trenes cuyos coches habían sido diseminados al azar a lo largo de Francia por la huelga, etc.
Pero este último “regalo”, que en 1968 fue único, vino acompañado de un elemento de chantaje: si no se volvía al trabajo al día siguiente, la disposición se cancelaba. Por la noche, se organizaron nuevas consultas que tuvieron resultados variados: mientras que los trenes estaban ya en funcionamiento en el Este y la vuelta al trabajo había sido decidida de forma general en el Norte y en Paris, había votos a favor de continuar la movilización que llegaban del Oeste y el Sur.
Las organizaciones sindicales publicaron entonces un comunicado en conjunto que les permitía ceder al chantaje ministerial en tanto se mantuviera la ilusión de “democracia sindical” y “unidad de los trabajadores”. Citando los variados resultados con una pequeña mayoría por la vuelta al trabajo (aunque aún no habían recibido los resultados) llamaron a detener totalmente la huelga. Es más: “En respuesta a las preocupaciones acerca de la coordinación expresada por muchos militantes, las federaciones exigen que los trabajadores ferroviarios en los centros que han decidido volver al trabajo deben organizar el retorno al unísono dentro de las próximas horas”.
La mañana del 6 de Junio, los delegados sindicales tuvieron la tarea de liquidar la huelga a cualquier costo. Procedieron con una nueva votación entre los trabajadores obstinados y, cuando se obtuvo -a pesar de toda la presión -una vez más la negativa (como fue el caso en Nantes y la estación Montpellier), decidieron incluso entonces volver, en nombre de la “disciplina de los trabajadores” y “de no oponerse al resto de Francia”.
Esta técnica del retorno forzado al trabajo fue usada en otras ramas y tuvo como resultado el asqueo de los huelguistas más involucrados en la acción. Algunos de ellos, en algunos lugares, promovieron el quebrar sus carnets de sindicato. Pero esta diplomática reacción solo reflejó en parte la impotencia de los huelguistas de tomar la huelga por sí mismos, además de su aislamiento.
La vuelta al trabajo en la RATP
En la RATP, la vuelta al trabajo estaba siendo mucho más complicada. Luego del rechazo de volver a trabajar del 3 de Junio, nuevas consultas fueron asumidas por la Corporación, que aceptó algunas concesiones adicionales: un presupuesto más sustancial y vacaciones pagadas aumentadas en un día. El 5 de Junio se votó nuevamente en los depósitos.
La CGT e independientes se declararon sin ambigüedad a favor de volver a trabajar. ¿Acaso no dijo el Departamento Confederal de la CGT que “en todos los lugares en los que las demandas esenciales han sido satisfechas los intereses de los empleados residen en pronunciarse en masa por una vuelta al trabajo unificada”? Sin embargo, una minoría de empleados declaró estar por la determinada continuación de las movilizaciones. La mañana del 6 de Junio, cinco líneas del Metro, la estación Nation y tres depósitos de buses (incluyendo el depósito Lebrun en el Décimo Tercer Arrondissement [distrito]) estaban completamente paralizados.
Desde la tarde anterior había habido violentas discusiones entre los oficiales de los sindicatos y parte de sus propios militantes, apoyados por muchos que no pertenecían a ninguna organización y los compañeros relacionados al comité de acción de Censier.
Sobre todo, la CGT difundió sistemáticamente desinformación acerca de la vuelta al trabajo en otros depósitos para contrarrestar a los recalcitrantes obreros y hacerles creer que tal y cual depósito era el único que quería continuar[xli]. Se podía ver a conductores metiéndose en sus vehículos llorando. Pero lo que esto muestra es que las conexiones horizontales entre depósitos estaban en pañales y que la CGT fue la maestra de la centralización. Con la RATP de vuelta junto a la SNCF, la vida normal de la región de Paris podía comenzar de nuevo.
La vuelta al trabajo en otros sectores
En los PTT, las minas de carbón y metalúrgicos del Este, en las refinerías, tomó casi una semana negociar un acuerdo y algo de tiempo convencer a los trabajadores de que debían aceptar dicho acuerdo. Pero desde el 6 de Junio, la vuelta al trabajo fue aceptada por los empleados a pesar de las esporádicas huelgas que continuaron por algunos pocos días hasta que los patrones emplearon a los esquiroles y trabajadores eventuales para romper estas últimas. La tarde del viernes 7 de Junio, si bien la situación seguía lejos de volver a la normalidad, Francia ya no estaba realmente paralizada. Pero los últimos sectores de huelguistas se mostraron más resistentes a la vuelta de los patrones. Así, entre los profesores de escuelas primarias de Paris los manifestantes llamaron a una reunión para la noche del Lunes 10 en la bolsa del trabajo. Los sindicatos se negaron a que ocuparan la bolsa. Pero a la hora señalada 3,000 iracundos profesores exigían ser oídos. La vuelta a la normalidad en la educación primaria ocurrió apenas el 14 de Junio. En muchos otros sectores, como el metalúrgico, la electrónica y la industria del caucho, el conflicto parecía no terminar. Sintiéndose animados por la ola Gaullista, las cámaras de comercio rechazaron cualquier idea de acuerdo colectivo nacional y pretendieron, en el mejor de los casos, luchar por una estricta aplicación de los acuerdos de Grenelle. No obstante, el régimen venció con una victoria sicológica para la opinión pública: la gasolina reapareció en las estaciones de servicio.
El bloqueo de los depósitos de combustible
En la región de Paris, tres complejos garantizaron el suministro de gasolina: el puerto de Gennevilliers, Villenueve le Roi/Choisy y Colombes. A partir del 21 de Mayo, los depósitos de Gennevilliers (Mobil, Elf, Antar y SITESC) fueron ocupados, con Total en Saint-Ouen, Antar en Villeneuve y Desmarais en Colombes. El 23 de Mayo, los huelguistas intentaron tomar por asalto la refinería de Shell en Nanterre sin éxito, a pesar de la destrucción de cables telefónicos. Pero, de hecho, con la excepción de SINTESC en Gennevilliers, los principales depósitos petroleros estaban protegidos por piquetes muy débiles (Total Saint-Ouen) o por ningún piquete en absoluto (Antar Gennevilliers, Mobil Gennevilliers, Total Colombes). Fue de este modo muy fácil para el gobierno negociar una distribución reducida con los sindicatos y retomar entonces los depósitos después del 30 de Mayo, en la mayoría de los casos de forma pacífica o violentamente como en BP Vitry, en donde los huelguistas fueron expulsados militarizadamente.
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Testimonio: El CA Montreuil
La creación del Comité de Acción de Montreuil
Terminé por dejar la JCR. Por un año y medio estuve trabajando en AFTAM (Asociación por la Recepción y Capacitación de Trabajadores Africanos y Malgaches) como la persona a cargo de una hostal para trabajadores migrantes (Malienses y Senegaleses originarios de la región Kayes, en el Oeste de Mali). Con una amiga sicóloga de la oficina central de AFTAM (en la que ella hacía trabajo de alfabetización) levantamos la sección de la CGT.
Las reuniones de los futuros activistas del Comité de Acción de Montreuil a menudo se desarrollaron en esta hostal junto a estampados serigráficos y posters que decían cosas como “La burguesía está asustada”.
El 3 de Mayo oí en la radio que una violenta protesta estudiantil iba a suceder por la tarde en el Barrio Latino. Me fui volando al Boulevard Saint-Germain junto a la Place Maubert y vi el frontis de un edificio en llamas y escombros por todos lados. El objetivo de la manifestación era defender a los estudiantes universitarios castigados con expulsión por haber ocupado el complejo de la Universidad de Nanterre. La demanda original era el derecho de los chicos a visitar el edificio de chicas y obviamente viceversa. Dos o tres días después volví a formar parte de una nueva marcha. Nunca había visto a gente tan determinada y preparada para enfrentarse a la policía, la cual a menudo se retiraba al Boulevard St. Germian, que estaba bloqueado por las CRS y dos carros lanza agua – habíamos atacado y tomado uno de estos carros por la fuerza. Más tarde atacamos a la policía con todo tipo de proyectiles. Por supuesto, usamos trozos de pavimento, pero también bombas de humo y granadas de fogueo que eran devueltas a la policía (las manos de algunas personas quedaban gravemente heridas en estas ocasiones).
Lo vivíamos como si fuera realmente una fiesta, luego de muchos años de agachar la cabeza ante el Estado Gaullista y su policía: comenzando por el mismo golpe Gaullista de 1958, luego la represión a la revuelta de los argelinos y las manifestaciones en contra de la guerra en Argelia. El único movimiento exitoso había sido la huelga de los mineros del carbón cuando se rehusaron al trabajo forzado en 1963, ¡que comenzó a ser vista como una victoria![xlii] Finalmente hubo un movimiento solidario con Vietnam: los futuros izquierdistas nos vendieron estas acciones como solidaridad y anti-imperialismo, pero también como una preparación para la revolución.
Por ello, en esos primeros días hasta el 10 de Mayo, las marchas tenían lugar casi todos los días. A pesar de los muchos heridos, teníamos la sensación de tomarnos las calles, de hacernos respetar y finalmente esperábamos que llevara a algo, algo que comenzamos a discutir en las calles y después de las marchas. El socialismo parecía posible. ¿Para mí y para muchos otros? Hubo una presión creciente por diez años que finalmente explotó y sin el control de los estalinistas, reformistas y otros organizadores profesionales.
Al final de una agitadísima marcha hacia Montparnasse, coordinamos la huida de la policía con dos jóvenes carpinteros que conocimos en el auto (Roland y Michel). Vivían en Rosny sous Bois junto a Montreuil, y decidimos vernos de nuevo al día siguiente para discutir políticas e ir de nuevo a manifestaciones juntos. Vinieron a la primera junta con otros dos amigos, un plomero y otro carpintero (Pequeño Suizo y Yoyo).
Luego de la reocupación de la Sorbona por los estudiantes, algunos futuros izquierdistas y la UNEF (algunos de los cuales levantaron después Libération) lanzaron un intento de formar comités de acción. Escribí mi nombre y dirección en una de las listas en el corazón de la Sorbona y chicos y chicas comenzaron a ir a verme a la hostal. En Montreuil al principio había dos comités de acción que se fusionaron rápidamente. Uno de los comités era llevado por militantes de la JCR. El comité en el que estaba yo tenía entre 20 y 30 personas y los militantes de base no entendían porqué había dos CAs, así que se fusionaron después de unos días. Al final de Mayo o en Junio algunos plenarios reunían alrededor de 100 personas.
¿Qué actividades tenían los miembros de los Comités de Acción?
Estábamos activos en Montreuil y algunos de nuestros miembros del comité de Montreuil vinieron por eso desde Rosny, pero nunca intentamos contactar a personas de otros lugares, lo que me parece increíble hoy en día. En general éramos lo suficientemente ingenuos como para creer que la debilidad del movimiento –la falta de relaciones con los trabajadores de las fábricas (que eran muchos en ese tiempo en Montreuil), la falta de desarrollo político, y la ausencia de una organización que si bien no era militar constituiría por lo menos un servicio de órden –se resolvería por sí misma durante el desarrollo de las movilizaciones que pensábamos duraría años más que meses.
Escuchaba mucho la radio. Con cada boletín de noticias nos enterábamos de que nuevos lugares de trabajo, luego de la gran manifestación del 13 de Mayo, estaban yéndose a huelga y eso mantenía nuestra moral en un nivel alto.
Todo lo que sabía era que no sería precisamente un picnic. Una noche me metí en el auto con la intención de ir a ver las fábricas situadas entre Pantin y el suburbio noreste (autopista nacional 3). Fui a las puertas de 5 o 6 fábricas y en cada ocasión llegué lleno de entusiasmo. Dentro, me topé con los delegados de la CGT, probablemente miembros del PCF. Fue imposible entrar a las fábricas y discutir con los huelguistas. Me di cuenta de que las fábricas no estaban ocupadas y que la atmósfera no era tan terrible: no estábamos en 1936. Esperaba que las marchas llegaran y rompieran con este bloqueo.
Personalmente, y también como representante del comité, vi reuniones de los comités de acción de Paris y enseguida me pusieron de los nervios, así que iba allí tan poco como era posible. Tenía que por lo menos ir por los periódicos y los panfletos. Abandoné las reuniones coordinadoras regulares de los CAs y nadie más estuvo allí para representarnos. De hecho, nadie quería en realidad involucrarse en política y enfrentar a los enemigos de izquierda. El comité de acción estaba conformado por trabajadores pero eran siempre gente aislada, que no representaba a un grupo en sus lugares de trabajo o solo si su lugar de trabajo era pequeño, etc. Eran más que nada compañeros de la tendencia anarquista –uno de ellos (Roland) tenía contactos con la Federación Anarquista (FA). También teníamos a Princet, otro anarco que pavimentaba por profesión, un poco viejo para nuestros 20-25 años (el refrán de nuestro viejo se volvió: “es el reflujo”), un secretario del MNEF (una organización estudiantil de ayuda mutua), Michelle –un coordinador en Léo Lagrange[xliii] –y un técnico de Roussel-Uclaf, en Romainville, que había participado en la Resistencia durante la guerra en la región de Corrèze. Había también algunos profesores y estudiantes.
Intentamos sobre todo contactar lugares de trabajo independiente de si estuvieran en Montreuil u otro lugar. Hubo un lugar de trabajo que hizo mucha televisión, Grandin, ciertamente muy importante. Podíamos discutir con los trabajadores sin problemas en frente de la puerta, pero no podíamos entrar y participar de sus reuniones. El CA quería llevar acciones en común con los trabajadores de Grandin, pero la CGT y los Maoístas intentaban evitar cualquier contacto. Pensábamos que era muy negativo tener confrontaciones verbales (o peores) en las puertas de la fábrica. Sin duda no fuimos tan persistentes y quedarnos en la puerta como lapas no nos interesaba.
No teníamos de ningún modo contactos sostenidos y políticos con los trabajadores en grandes fábricas, independientemente de los sindicatos.
De hecho, en Montreuil tanto como en otros lados, si los trabajadores mismos no querían organizarse, la actividad de militantes de otros lugares (panfletos, afiches o reuniones) no conseguía nada en tanto los proletarios seguían teniéndole confianza a los sindicatos y partidos de izquierda.
Nuestros vínculos con la población en general eran también bastante superficiales. Discutimos mucho con la gente que pedía discusión en ese tiempo. En algunas marchas grandes podíamos dirigir 200, 300 o hasta 400 personas. Honestamente, estaba feliz de hablarle a la gente, pero era demasiado calmado y en cuanto nos acercábamos a la policía preferíamos oler el gas lacrimógeno y la gasolina de los cocteles molotov.
¿Qué organización o qué falta de organización?
Dos, tres y cuatro veces a la semana había a una nueva edición del periódico Acción. La prensa de los CAs era vendida casi todos los días. Íbamos a buscar una pila de 100 copias al Barrio Latino y los vendíamos todos en una hora, generalmente en frente del ayuntamiento de Montreuil, y los tankies [apodo que se les da a los miembros de Partido Comunista. N. del T.] nunca nos molestaban. El 13 de Mayo, durante la marcha que duró el día entero, vendí yo solo siete pilas de 100 periódicos (700 copias) de Acción. Guardé algunas ediciones de Acción y, releyéndolas, el contenido era muy reformista, algunas páginas eran de teoría marxista o, en un principio, el periódico completo era sobre represión: una divertida mezcla. No era un buen periódico de propaganda o de reflexión, y en ese momento no nos dábamos cuenta. No escribíamos artículos para Acción, nadie nos pedía y nadie quería intentar involucrarse en la edición. El periódico nos servía sobre todo como medio de discusión con transeúntes y en ello trabajábamos muy bien. Íbamos a buscar los afiches de la Beaux-Arts[xliv] y hacíamos también afiches locales con serigrafía y nuestros propios textos. Lucía como un panfleto y recuerdo aún los títulos: “La burguesía está asustada” y el segundo, “La burguesía sigue asustada”, justo antes de vacaciones sin duda, al final de Julio.
Algunas mañanas distribuíamos panfletos de los CA, otras mañanas o por la noche pegábamos afiches. Nunca tuvimos problemas, excepto con una brigada de Gaullistas al final de Junio, durante las elecciones. No había líderes, sino ciertas personas que hacían más que otros. Me parecía que tenía una actividad de reunión y coordinación con una amiga, Sylvia, Roland L., el técnico de Roussel, una mujer que era alentadora, etc. De un modo informal u organizado salíamos dos o más veces por día, de acuerdo a las necesidades de la acción. Éramos ciertamente activistas. Sentíamos que era ahora o nunca.
Pasamos de treinta miembros o algo así a alrededor de cien en un plenario que tuvo lugar en una sala de reuniones de unos protestantes. Si bien la mayoría de los días doce o quince de nosotros hacíamos algunas acciones, los otros solo iban a marchas y eso era todo lo que se servían “del menú”. Casi todos los días las reuniones se hacían en casa de alguno o en un café. Discutíamos la situación política del momento y decidíamos si íbamos a participar en las acciones de todos los comités de acción. No había secretario, ni tesorero ni cargos particulares. Las decisiones se tomaban en base a la mayoría pero a menudo tratábamos de encontrar unanimidad. Las discusiones se centraban frecuentemente en cuestiones prácticas y no había grandes divergencias aparte de las que había entre los militantes organizados que habían venido a vender su marca particular de Maoísmo o Trotskismo. Los Maoístas vinieron a pescar (sin éxito, como en todos lados) en tanto los troskos fueron más sutiles; al menos dos participaban y convencieron a un compañero y un boletín de un lugar de trabajo.
Fuimos también a apoyar al piquete de los empleados en huelga de la multitienda Printemps, entre Nation y Vincennes.
A fines de Junio contactamos a alguien en Krema Hollywood (fábrica de caramelos). La madre de una mujer que estaba en el comité de acción trabajaba en aquella empresa. Con ella y uno o dos otros trabajadores hicimos un boletín para los trabajadores de Krema. Criticábamos las políticas salariales del lugar y las condiciones y seguridad del trabajo. Uno de los problemas era la salud, particularmente para las mujeres que tenían que limpiar las máquinas cada mañana con fuertes y peligrosos productos. A veces se desmayaban. Escribimos el boletín, inspirándonos en el hecho de que les estábamos hablando a los trabajadores, en tanto ellos no escribían nada por sí mismos. Se distribuyeron en la puerta mientras los obreros los distribuían adentro en secreto. Esto duró alrededor de seis meses y luego LO revivió el comité de acción que ya no existía y que la mujer con contactos de Krema pasó a LO.
Por esos dos o tres meses tuvimos la impresión de que las únicas dos fuerzas políticas en Montreuil eran el PCF y el CA. Era una actuación. No teníamos contactos con el PCF y no intentábamos tenerlos, y menos proponer acciones en común. En Montreuil el día del discurso de De Gaulle en el que anunció su referéndum, el PCF llamó a una marcha local para detener a la gente que iba a la Bastilla. Por casualidad, las dos marchas, la del PCF y la del CA que iba a Paris, se cruzaron. Eran casi del mismo tamaño. No hubo conflictos ni insultos, pero cada una siguió por su propio camino.
Encontramos que los miembros del PCF fueron fácilmente engañados, pero, en nuestro optimismo, esperábamos y pensábamos que los militantes del PCF y de la CGT perderían pronto sus anteojeras, que los proletarios harían lo que los estudiantes estaban haciendo.
Durante las elecciones parlamentarias a finales de Junio, dirigimos una moderadamente activa campaña por la abstención: “Las elecciones son una trampa para los idiotas” era nuestra consigna. El día de las elecciones nos fuimos de pesca al campo con unos pocos amigos del CA y, cuando volvimos, fuimos a provocar a la gente del PCF a los locales de votación con nuestras cañas de pescar. Estaban realmente enojados y no pudieron quitarnos nuestras cañas, pero los obreros de Montreuil y Rosny votaron, ¡y en gran número!
Una tarde, el 17 de Mayo, los comités de acción llamaron a una visita a Renault. En Seguin Island cantamos una balada, e intentamos discutir con algunos trabajadores, pero las puertas seguían cerradas y no hubo contacto alguno. Fuimos otro día a principios de Junio a Flins: esta vez la policía nos estaba esperando y por supuesto el viaje se desvío a través de algunos campos…
Fui citado por la policía a principios de Julio. Había pintarrajeado “¡Después de Febrero, Octubre!” en la pared de la casa de alguien que no lo apreció. Recordó mi número de matrícula, y había actuado solo, a plena luz del día y en mi auto. A principios de Julio ya habíamos pensado que el movimiento se había calmado provisionalmente, pero que comenzaría nuevamente en otoño.
Lo que pasó en Montreuil no fue algo aislado del resto de la situación. El 10 de Mayo, la noche de las barricadas, el Boulevard Saint-Michel estaba repleto de gente y tuve la oportunidad de discutir con muchos trabajadores jóvenes. No tenía una estrategia en mi cabeza, pero estaba feliz. Estábamos dejando atrás diez años de Gaullismo protegido por todas partes y del PCF bloqueando todo lo de la clase obrera. ¡Durante los días de Mayo y Junio pudimos incluso ver una gran ventana abriéndose hacia el futuro!
No sabíamos que el PCF tenía aún suficiente fuerza para volver a cerrar la ventana, incluso aunque tuviera que morir ahí y no poder pasar nunca más por partido revolucionario; ni que la burguesía modernista tenía suficientes trucos bajo la manga para volver a cerrar con candado la antes mencionada ventana con la ayuda de antiguas estrellas “68istas”.
En Septiembre de 1968 participé de una marcha contra la masacre de la Plaza de las Tres Culturas que ocurrió durante los Juegos Olímpicos en México. En tanto unas semanas antes habríamos estado listos para insultar a la policía, hicimos cientos de incitaciones sin reacción alguna. Un compañero llegó con algunas picotas en su auto. Nadie quiso llevarlas a batallar. Las picotas terminaron botadas en la cuneta. Fue como si el ambiente de Mayo del 68 hubiera desaparecido por completo.
En Diciembre de 1968, un poco molesto, me fui a Madagascar a ser “desarrollador cultural” [básicamente desarrollo de actividades culturales y de desarrollo como alfabetización, por ejemplo. N. del T.] (había cuatro de nosotros del CA Montreuil) y solo volvimos a Francia en Enero de 1971 con la idea de darles una mano a Lutte Ouvrière, a falta de algo mejor para hacer.
Traducido al español por Valentín Truijillo.
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Siglas utilizadas en el texto
CAL Comités d’action lycéens (Comités de acción de estudiantes secundarios)
CFDT Confédération française démocratique du travail (Confederación francesa democrática del trabajo)
CFTC Confédération française des travailleurs chrétiens (Confederación francesa de trabajadores cristianos )
CGC Confédération générale des cadres (Sindicato de ejecutivos y gerentes)
CGPME Confédération nationale des petites et moyennes entreprises (Confederación nacional de pequeñas y medianas empresas)
CGT Confédération générale du travail (Confederación general del trabajo – Federación sindical de la línea del Partido Comunista Francés)
CLER Comité de liaison des étudiants révolutionnaires (Comité de enlace de estudiantes revolucionarios – organización trotskista de estudiantes)
CNPF Conseil national du patronat français (Consejo nacional de la patronal francesa)
CNJA Centre national des jeunes agriculteurs (Centro nacional de jóvenes agricultores – Sindicato de agricultores que nace en 1957 de un sindicato cristiano; a menudo cercano al Partido Socialista Unificado)
CRS Compagnies républicaines de sécurité (Compañías Republicanas de Seguridad – Brigada antidisturbios nacional)
EDF-GDF Électricité de France, Gaz de France (Electricidad de Francia, Gas de Francia – Compañías nacionalizadas de electricidad y gas)
FEN Fédération de l’éducation nationale (Federación de la educación nacional – Sindicato de docentes)
FER Fédération des étudiants révolutionnaires (Federación de estudiantes revolucionarios – Organización estudiantil trotskista)
FGDS Fédération de la gauche démocrate et socialiste (Federación de la izquierda democrática y socialista – Agrupación política electoral de centro izquierda creada en 1965 para apoyar la candidatura presidencial de Mitterrand)
FNEF Fédération nationale des étudiants de France (Federación nacional de estudiantes de Francia – Federación estudiantil de derecha)
FNSEA Fédération nationale des syndicats d’exploitants agricoles (Federación nacional de sindicatos de la explotación agrícola – Sindicato de agricultores de derecha)
FO Force ouvrière (Fuerza Obrera – Federación sindical “moderada”) Fundada en 1948 como escisión de la CGT, fue organizada por representantes de los Estados Unidos y compuesta por una extraña mezcla de socialistas de derecha, sindicalistas “puros”, trotskistas y anarco-sindicalistas.
JCR Jeunesses communistes révolutionnaires (Juventudes comunistas revolucionarias – organización trotskista/guevarista) Fue creada en 1966 por personas que venían de las organizaciones estudiantiles y juveniles del PCF y trotskistas pertenecientes a la Cuarta Internacional (tendencia Mandelista). Fue disuelta por el gobierno en Junio del 68, transformándose luego en la Liga Comunista (LC).
JOC Jeunesse ouvrière chrétienne (Juventud obrera Cristiana)
LCR Ligue Communiste Révolutionnaire (Liga Comunista Revolucionaria – Partido trotskista que existe hasta la actualidad). Fundada en 1973 luego de la disolución de la LC (ver más arriba) después de la protesta masiva en Paris contra el grupo de extrema derecha Ordre Nouveau, en la que los manifestantes enfrentaron violenta y exitosamente a la policía. Está afiliada a la Cuarta Internacional (tendencia Mandelista) y en las elecciones siempre apoyan a la izquierda oficial.
LO Lutte Ouvrière (Lucha Obrera – Partido trotskista que existe hasta la actualidad). En 1940, un militante trotskista rumano que vivía en Francia se rehusó a incorporarse a la Cuarta Internacional francesa por ser “pequeño burguesa” en sus métodos organizativos. Este militante (Barta, alias David Korner) fue el fundador de la UC (Unión Comunista). Este pequeño grupo encabezó una lucha en Renault Billancourt en Abril y Mayo de 1947 en contra de la dominación estalinista del sindicato. El grupo creó luego un sindicato de base, que sin embargo se disolvió en 1950. Algunos de sus miembros fundaron VO (Voix Ouvrière – Voz Obrera) en 1956, que se convirtió en LO luego de Junio de 1968.
MAU Mouvement d’action universitaire (Movimiento de acción universitaria – grupo estudiantil militante)
MNEF Mutuelle nationale des étudiants de France (Mutual nacional de estudiantes de Francia – Organización estudiantil de ayuda mutua)
ORTF Office de radio et télévision française (Oficina de radio y televisión francesa – Monopolio estatal de radio y televisión)
PCF Parti communiste français (Partido Comunista Francés)
PDM Progrès et démocratie moderne (Progreso y democracia moderna – Partido de centro)
PSU Parti socialiste unifié (Partido Socialista Unificado) Fundado en Abril de 1960 por la fusión de dos grupos opositores, uno del PCF y otro de la SFIO (Sección Francesa de la Internacional Obrera). Una vez inserto en algunas fábricas, intentó en el ’68 de cumplir un rol de enlace entre el movimiento, las organizaciones de izquierda y la izquierda oficialista.
PTT Postes, Télégraphes, Téléphones (Correos, Telégrafos, Teléfonos - Monopolio estatal de correo y comunicaciones).
RATP Régie autonome des transports parisiens (Empresa Pública Autónoma de Transporte Parisino)
RTL Radio, Télévision Luxembourg (Radio y Televisión de Luxemburgo. Emisora privada)
SflO Section française de l’Internationale ouvrière (Sección francesa de la Internacional Obrera – Partido político socialista)
SNCF Société nationale des chemins de fer (Sociedad nacional de Ferrocarriles – Ferrocarriles nacionalizados desde 1937)
SNESup Syndicat national de l’enseignement supérieur (Sindicato Nacional de la Educación Superior – Sindicato de profesores universitarios de izquierda)
UEC Union des étudiants communistes (Unión de Estudiantes Comunistas – Organización estudiantil del Partido Comunista)
UNEF Union national des étudiants de France (Unión Nacional de Estudiantes de Francia – organización estudiantil de izquierda)
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Notas
[i] Como aquellos acerca de la violencia de los “trabajadores” que exageran los ejemplos de Renault Flins y Peugeout Sochaux, o aquellos sobre auto-organización que exaltan los “comités centrales de huelga”, etc. Pero hoy, cuarenta años más tarde, nada queda acerca de huelgas de trabajadores en las publicaciones de nuestros días.
[ii] Georges Marchais (1920-1997), obrero mecánico y militante del PCF desde 1947. Escaló en la jerarquía del aparato burocrático, primero de la CGT, luego del PCF. Miembro del Comité central en 1956, luego de la dirección política en 1959 y finalmente secretario de la organización en 1961. Es un típico producto del estalinismo, un hombre que debe muy a l’ aparato. Se convierte en Secretario General del PCF en 1972 hasta en 1994. En 1968, es el más limitado de los dirigentes del PCF en cuanto a sus cargas contra los estudiantes.
[iii] Daniel Cohn-Bendit (1945-). En 1968 militante estudiantil en Nanterre y cercano a la revista “Noir et rouge”. Simbolo del movimiento estudiantil.
[iv] Facultad de ciencias, situada en unos antiguos mercados de vinos.
[v] Alain Geismar (1939-), secretario nacional del SNESup en 1968.
[vi] Jacques Sauvageot (1943-), en ese entonces militante del PSU y vice-presidente de la UNEF desde principios de 1968.
[vii] En 1968, existía una radio nacional del Estado (France Inter) y dos radios privadas (Europe 1 y RTL) situadas fuera de Francia.
[viii] Con una muy fuerte participación tanto en Paris como en provincias.
[ix] Según el testimonio relacionado a Paris Austerlitz.
[x] Delale y Ragache señalaron el primer caso de fábrica tomada, Wisco en Givet, en las Ardenas, en donde el jefe se rehusó a aplicar un tratado colectivo regional a partir de Abril: “Los trabajadores contestaron con una serie de paros sin resultado. El 9 de Mayo decidieron una toma sorpresa de la fábrica: a las 2 de la mañana los piquetes de huelga tomaron posiciones. El patrón llamó entonces a dos unidades de gendarmes y al alguacil. En respuesta, los huelguistas se atrincheraron en el edificio (sindicalistas de la CFDT, la CGT y la FEN acudieron en forma de marcha para darles su apoyo). El enfrentamiento duró dos días. Temiendo disturbios, el prefecto hizo aplicar el acuerdo al patrón, yéndose victoriosos a casa el 10 de Mayo, a las 21.30, los primeros “ocupantes”.
[xi] En Enero de 1968, Sud-Aviation Bouguenais empleó a 2682 trabajadores, de los cuales 1793 eran trabajadores a los que se pagaba por hora y 831 eran técnicos y personal asalariado.
[xii] Para más detalles, revisar: www.mondialisme.org
[xiii] La fábrica estaba recientemente construida (1958) e instalada en un área rural en la que las industrias tradicionales (como las textiles en Elbeuf) fueron rápidamente perdidas. Empleó a 5200 personas, de las cuales 750 eran contratistas. El índice de sindicalización era del 18% (el promedio nacional era del 22%), había un 11% de trabajadores inmigrantes y 1600 menores de 25 años. La mayoría de los trabajadores eran no calificados y había ¡95 tipos diferentes de pago por hora! La fábrica producía motores y cajas de cambio.
[xiv] Construída en 1952, la fábrica Flins, que reclutaba principalmente a personas de áreas rurales, era conocida por su duro régimen. Sobre todo, es en ella en donde Renault puso en práctica el principio de salario trabajado [job wage], antes de su generalización en todos los establecimientos. De acuerdo a este principio, un trabajador es pagado de acuerdo al trabajo que hace, y no de acuerdo a su calificación. El salario trabajado tenía entonces un efecto doble: una división infinita en las situaciones particulares de los trabajadores, y el reforzado poder del jefe, que podía bien cambiar el trabajo de un obrero al de matón o bien ascenderlo. La fábrica empleó alrededor de 10.500 trabajadores a principio de año y a 12.300 al final. 1968 estuvo marcado también por el paso al trabajo en dos turnos de 8 horas.
[xv] De acuerdo a Aimé Halbeher (véase n°34, Abril de 1998, “Un début modeste dans la “forteresse ouvrière””): “En Renault, el movimiento huelguista comenzó el 16 de Mayo por la mañana en Cléon, luego en la sucursal de Le Mans. En Billancourt, habiendo escuchado por la radio lo que pasó, llamamos a reunión en Seguin Island y había miles de nosotros entre unos 35.000 trabajadores. Unos mil de nosotros ocupamos Seguin Island. La tomamos por la noche, pero no fue por decidir en lugar de los chicos, la ocupamos para evitar el cierre de parte de los jefes. Por la noche, algunos cientos del personal asalariado se nos unieron luego de hacerse una idea del desarrollo del movimiento por la radio. El 17 a las 6 de la mañana abrieron las puertas a los turnos que venían llegando a trabajar y arreglaron un lugar para una reunión en Seguin Island a las 10.00. Había mucha gente ahí. La CGT era la gran mayoría en la fábrica, pero habían buscado aliarse lo más rápido posible. Durante la noche, se unieron a FO y a la CFDT y llamaron juntas a la huelga.
Una huelga votada masivamente cada mañana
No llamaron a la huelga indefinida, sino a una huelga renovable con ocupación, votada en asamblea general cada mañana. Esto constituía una nueva aproximación. Decidieron el viernes una toma para el fin de semana, para darle tiempo a la gerencia de abrir las negociaciones sin interrumpir de forma seria la producción. Se crearon comités de huelga por sección y taller, cada uno llevando adelante su lista de demandas. La gerencia no dio señales de vida. El lunes hubo una nueva reunión masiva en la que las tres organizaciones sindicales propusieron continuar con la huelga renovable, que fue votada masivamente cada mañana.
Días calurosos para la primera reunión estudiantil-obrera
La primera noche en que las radios transmitieron la consigna de que los estudiantes fueran a las fábricas a solidarizar con los trabajadores, llamamos a que los estudiantes no vinieran. No queríamos darle pretextos a la policía para que interviniera. Los estudiantes no entendieron que estábamos negándoles la entrada. Ese fue el primer enfrentamiento obrero-estudiantil. Estoy seguro de que, si es que hubiésemos dejado entrar a los estudiantes, al día siguiente los trabajadores no habrían re-entrado a la fábrica para ocuparla junto a nosotros. Por aquellos calurosos días de Mayo, a menudo íbamos como delegación a Nanterre. Incluso invité a Sauvageot a debatir en la Place Nationale en torno a los temas “poder obrero” y “poder estudiantil”. Se negaron a debatir, pero organizaron un debate al que fui en medio de la noche. Era un mundo loco. Sauvageot no estaba presente. Expliqué los derechos que ya teníamos en Renault y que sus consignas de co-dirección no aportaban algo muy genial que no supiéramos de antes, y que toda esta cuestión no era muy revolucionaria. Tuvimos debates como este a lo largo de toda la huelga”.
[xvi] En 1968, Billancourt tenía 38.230 empleados. La fábrica Renault, en 1968, ocupaba una superficie de 2 km2 distribuida sobre la ciudad de Boulogne-Billancourt (1,8 km2), la isla Seguin (0,12 km2) y la ciudad de Meudon (0,08 km2)
[xvii] Partido Comunista Internacionalista [N. del T.]
[xviii] Ver la anterior nota sobre las palabras del mismo.
[xix] Ver M. Seidman, “The imaginary revolution”, p. 169
[xx] André Bergeron (1922-), obrero tipógrafo, militante sindical y socialista antes de la segunda guerra mundial. Participó en la escisión de la CGT en 1948. Secretario general de FO desde 1963 a 1989.
[xxi] Georges Séguy (1927-), tipógrafo, joven militante del PC, deportado a Mauthausen en 1944. A partir de 1945 trabajó en la SNCF y escaló en la jerarquía de la CGT (dirigente de la Federación de Ferrocarriles desde 1954 hasta 1965, secretario general desde 1967 hasta 1982) y del PCF (entró al comité central en 1954 y en la dirección política de 1956 hasta 1982.)
[xxii] Recordar que hasta ese entonces, el trabajo durante los sábados (o uno de cada dos Sábados) estaba normalizado.
[xxiii] Suburbio de Paris (20 km al noroeste).
[xxiv] Una de las principales estaciones en Paris.
[xxv] Los militantes de CATE Censier estaban conscientes de este problema y llamaban en sus panfletos a una “huelga activa”, lo que prueba que no fue activa.
[xxvi] Ver Delale y Ragache, pp 89
[xxvii] MODEF: Mouvement de Défense des Exploitations Familiales, un sindicato agricultor muy cercano al PCF.
[xxviii] Valois: región agrícola muy rica al noreste de paris (entre 40 y 100 km), en los partidos de Oise y Aisne
[xxix] Charles de Gaulle (1890-1970) presidente francés desde 1958 hasta 1969. Coronel en 1939, líder de la resistencia burguesa de 1940-1944, jefe del gobierno de 1944-1946. Artesano de la descolonización, puso fin a la guerra de Argelia (1954-1962).
[xxx] Georges Pompidou (1911-1974) Primer ministerio del gobierno de De Gaulle (1962-1968) y presidente desde 1969 hasta 1974.
[xxxi] Presentado a menudo como la contraparte en Toulouse del movimiento 22 de Marzo en Nanterre, la CFDT y la CNJA llamaron a una manifestación el 24. El ayuntamiento fue pacíficamente invadido por la multitud que fraternizó con los empleados municipales en huelga. Al día siguiente, la CGT llevó a cabo su propia marcha, por su cuenta.
[xxxii] Ver pp. 99 – 100
[xxxiii] Paul Huvelin (1902 – 1995), director general de la fábrica de neumáticos Kléber Colombes y secretario del CNPF desde 1966 hasta 1972.
[xxxiv] Benoît Frachon (1893-1975), obrero metalúrgico y anarco sindicalista hasta 1919. Luego, fue militante del PCF y de la CGTU (la CGTU fue el sindicato estalinista desde 1921 hasta 1936). Se dedicó al trabajo político del PCF a partir de 1928, dirigente clandestino durante la guerra y dirigente de la CGT desde 1948 hasta 1967.
[xxxv] En 1936, luego de la espontánea ola de huelgas de Mayo y Junio, el recientemente electo primer ministro socialista Léon Blum (del gobierno del “frente popular”, con apoyo del estalinismo) realizó un encuentro con agrupaciones patronales y la CGT (representada por Léon Jouhaux y Benoît Frachon). Este encuentro llevó a los “Acuerdos de Matignon” el 7 de Junio, considerados por todos sus asistentes como una victoria para los trabajadores y un avance en el progreso social: 40 horas semanales de trabajo, dos semanas de vacaciones pagas, entre el 7 y 15% de aumento a los salarios (y el salario mínimo por ramas ascendió hasta en un 35%), reconocimiento de los delegados sindicales de base, etc. Lo cierto es que fue un arma en contra de las luchas de los obreros para hacerlos volver al trabajo. Así, el ’68 Frachon quiso tomar ventaja del glorioso pasado para presentar los acuerdos de Grenelle a los trabajadores de Renault como una victoria. [N. del T.]
[xxxvi] André Jeanson (1911-1994), empleado del Estado, militante del sindicato cristiano CFTC a partir de 1937 y presidente de la federación de los empleados (1951-1967). Líder de la tendencia por la desconfesionalización de la CFTC, fue uno de los fundadores de la CFDT (1964) y luego su secretario nacional (1967-1970).
[xxxvii] Pierre Mendès-france (1907-1982), abogado (el más joven de Francia en 1928), militante del partido radical y diputado (1928). Apoyó el gobierno del Frente Popular y se convirtió en secretario de Estado del Gobierno de Blum (1938); fue presidente del consejo (1954-1955) del gobierno de centro-izquierda que puso fin a la guerra de Indochina.
[xxxviii] FGDS: Federación de la Izquierda Democrática y Socialista, una agrupación electoral en torno a la SFIO, el partido Radical y varios grupos “de izquierda” de cara al resultado de la candidatura de Mitterrand en Diciembre de 1965.
[xxxix] Jacques Massu (1908-2002), gaullista durante la guerra mundial; general en jefe de las fuerzas francesas de ocupación de Alemania (1966-1969). Ganó la batalla de Argel (1957-1958) contra el FLN haciendo oficial la práctica de la tortura.
[xl] Debré, Malraux, Mesmer, Guichard, etc. Dirigentes gaullistas “históricos” y miembros del gobierno de Pompidou.