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Del Ideal Social (1920)

category asia oriental | historia del anarquismo | opinión / análisis author Tuesday April 19, 2011 08:51author by Ôsugi Sakae Report this post to the editors

Ôsugi Sakae (1885-1923) fue uno de los principales animadores del movimiento anarquista japonés durante la época del “invierno”, como se conoce al reflujo generalizado por la represión de la década del 1910, inaugurada con el asesinato de Kôtoku Shûsui y sus diez compañeros, y durante el despertar que siguió a las protestas del arroz en 1918, que signaron un nuevo ímpetu para la lucha de masas en el Japón. El siguiente artículo es de gran interés, porque en él, Ôsugi rechaza tanto el utopismo de las ideas sociales preconcebidas como los esquemas ideológicos importados, sea desde el extranjero o desde otras clases sociales, hacia el movimiento obrero. Sin restar importancia a la ideología (él mismo se declaraba anarquista), plantea que sobre ella debe tener prioridad la propia experiencia que forjan los mismos obreros, el mismo pueblo, mediante su lucha.
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Palabras preliminares al texto de Ôsugi Sakae

Ôsugi Sakae (1885-1923) fue uno de los principales animadores del movimiento anarquista japonés durante la época del “invierno”, como se conoce al reflujo generalizado por la represión de la década del 1910, inaugurada con el asesinato de Kôtoku Shûsui y sus diez compañeros, y durante el despertar que siguió a las protestas del arroz en 1918, que signaron un nuevo ímpetu para la lucha de masas en el Japón. Fue un pensador original que suscribió fundamentalmente a un anarquismo obrero y sindicalista, cuyas concepciones entregaron un dinamismo muy importante al movimiento libertario, contribuyendo de manera importante a entregarle herramientas con las cuales se convirtió en un movimiento relativamente importante a comienzos del 1920. Desafortunadamente, Ôsugi Sakae será asesinado, junto a su compañera sentimental y de lucha, Itô Noe, y un sobrino de apenas siete años, por la policía japonesa durante la confusión que siguió al terremoto de Kantô en Septiembre de 1923.

El siguiente artículo es de gran interés, porque en él, Ôsugi rechaza tanto el utopismo de las ideas sociales preconcebidas como los esquemas ideológicos importados, sea desde el extranjero o desde otras clases sociales, hacia el movimiento obrero. Sin restar importancia a la ideología (él mismo se declaraba anarquista), plantea que sobre ella debe tener prioridad la propia experiencia que forjan los mismos obreros, el mismo pueblo, mediante su lucha. Que de esa experiencia nace una conciencia que es mucho más real, pues es fruto de la vida misma. Y que junto a esa conciencia se debe cultivar la autonomía, intelectual y práctica, del movimiento obrero. Es un llamado a abandonar los esquemas dogmáticos que inmovilizan al pensamiento revolucionario y abrirse a la vida para enriquecer una ideología que sea propia para nuestros pueblos y nuestras circunstancias.

Este artículo fue parcialmente publicado en la excelente antología de artículos anarquistas “Anarchism –a documentary history of libertarian ideas” (volumen 1) de Robert Graham (Black Rose Books, Montreal, 2005). Agradezco a Robert Graham el facilitarme la versión completa de éste, el cual había sido originalmente traducido del japonés por Yoshiharu Hashimoto.

Traducción y Notas Preliminares: José Antonio Gutiérrez D.


Del Ideal Social
(1920)

I.

Kropotkin decía, frecuentemente, que los obreros tenían que tener una idea sobre la sociedad futura que pretenden construir. A menos que tenga nociones al respecto, el obrero siempre será un instrumento de la revolución y no su amo.

En honor a la verdad, hasta ahora, el obrero ha sido utilizado en todas las revoluciones como un instrumento para destruir al viejo regímen, pero sin tener ningún rol en la construcción de la nueva sociedad. De hecho, los obreros son quienes han destruido la mayoría de los viejos regímenes, pero han dejado sus ruinas en otras manos, y así entonces la llamada nueva sociedad pertenece a otros, al igual que la sociedad antigua. No se trata de que no tengan nociones definidas de qué tipo de orden social quieren. Por el contrario, lo que puede suceder, es que no hayan tenido suficiente autonomía intelectual como para persistir en su tarea.

Supongamos, empero, que los obreros no tengan noción alguna de la nueva organización social: si pudiera participar en la destrucción de la vieja sociedad, así como en la construcción de la nueva, serían, sin embargo, los amos de la revolución.

Supongamos que el obrero tenga alguna noción, pero que ésta fuese el fruto del conocimiento ajeno: no sería, entonces, verdaderamente, el amo de la revolución. En este caso no basta con que tenga ideas, si para su realización debe depender de otros. Por consiguiente, cuando el obrero quiere ser verdaderamente el amo de la revolución, en otras palabras, construir una sociedad nueva por sus propios medios, debe cultivar su autonomía; ante todo, la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos. Quisiera demostrar este punto, a la vez que reconozco la importancia de lo que P. Kropotkin llamaba una “idea definida de una nueva organización social”.

II.

Habrá quien proteste diciendo que “no entendemos cuáles son las ideas o ideales que debemos sostener, cuáles son las nociones o ideales de la nueva organización social que ustedes sugieren”. Hay muchos ejemplos disponibles para los obreros: anarquismo, social democracia, sindicalismo y gremialismo. Sin embargo, los obreros no saben cuál es la mejor opción en los momentos actuales. Cada uno de ellos tiene una lógica plausible. Por lo mismo, el obrero no entiende, en realidad, cuál es el mejor. Más aún, el obrero está ocupado con mejorar su propia vida antes de examinar ideas o ideales, de hacer comparaciones entre todos estos ejemplos. Cuando está ocupado de sus propios asuntos de urgencia, gradualmente toma conciencia de su posición entre el capitalista y el obrero, y luego entre el gobierno y el capitalista. Entonces, se percata del defecto fundamental que hay en el presente orden social. Más aún, su espíritu libre despierta, el cual se vuelve más fuerte que la comprensión de la posición que ocupa durante su esfuerzo por cambiar las condiciones laborales. Es un hecho que yo he podido constatar en muchos obreros, y es que el obrero intenta vincular su espíritu libre al conocimiento social que ha obtenido antes de aceptar las ideas o ideales sociales que se le ofrecen. Los obreros sacan sus propias conclusiones bajo la influencia de diversos ejemplos que se les ofrecen, en lugar de inventarse ellos los suyos propios.

¿Qué es la vida? La filosofía tiene como objeto principal e histórico interrogarse sobre este asunto, y los supuestos grandes filósofos han aportado diversas respuestas. Pero la humanidad no es un libro escrito previamente y publicado en limpio de una vez por todas. Es una página en blanco en que cada hombre escribe una palabra, una frase. La humanidad es lo que viven los hombres. ¿Qué es el movimiento obrero? Es lo mismo. El movimiento obrero es el problema vital del trabajador. Es él quien debe escribir, palabra a palabra, frase a frase, en este gran libro en blanco titulado “Movimiento Obrero”.

Una idea, o un ideal, es un gran poder o una gran luz. Pero semejante poder o luz decrecerá si es separado de la realidad que le alimenta. Es decir, para preservar su fuerza, debe ser libre para re crearse a cada palabra, a cada frase que de ella se escriba.

Lo mismo ocurre con una idea o ideal sobre la sociedad futura que el obrero busca construir. Las ideas anarquistas, social demócratas y sindicalistas sobre la sociedad futura pueden implicar el poder o la luz generados por los obreros de Occidente o de los Estados Unidos. Es mejor, para ellos, avanzar bajo su propio poder y luz. Sin embargo, existe una considerable distancia entre su realidad y la realidad de los obreros japoneses.

No existe otro medio que transformar la realidad según nuestro temperamento y nuestro ambiente, mientras buscamos nuestra propia idea o ideal.

Entonces, podremos tener por consigna: actuar como un creyente, pensar como un escéptico.

Ôsugi Sakae
«Shakai teki riso ron» [Del ideal social], Rôdo Undô [Movimiento Obrero], 1-6 de Junio de 1920

Portada de "Movimiento Obrero" (Rôdo Undô). Número del 1o. de Julio de 1925 demostrando lo que los obreros deben hacer con la patronal. Nótese el título en esperanto. (John Crump, TheAnarchist Movement in Japan, ACE, 1998)
Portada de "Movimiento Obrero" (Rôdo Undô). Número del 1o. de Julio de 1925 demostrando lo que los obreros deben hacer con la patronal. Nótese el título en esperanto. (John Crump, TheAnarchist Movement in Japan, ACE, 1998)

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