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El anarquismo en el norte de China

category asia oriental | historia del anarquismo | opinión / análisis author Wednesday July 14, 2010 20:13author by Apoyo Mutuo Report this post to the editors

Traducido al castellano por Manu García

Artículo escrito para el periódico anarquista chino "Apoyo Mutuo". Reproducido en "Black Flag" vol. 2, nº 1, junio de 1971. Traducido al castellano por Manu García.
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En el pueblo donde nací hay en una plaza un monumento erigido por los sindicatos en el lugar donde quince anarquistas fueron ejecutados como criminales comunes implicados en una conspiración contra la Emperatriz durante sus últimos días de terror y desolación. Fueron enterrados en una fosa común que llegó a ser un lugar de culto para la gente del pueblo, que lo preservó cuidadosamente. Nuestras marchas del Primero de Mayo solían culminar en ese punto, allí cantábamos "¡Nuestra victoria honrará a aquellos que lucharon contra la injusticia!". Yo fui desterrado del pueblo por la policía y más tarde tuve que cambiar de identidad y no puede regresar. Volví de visita después de una ausencia de treinta y cinco años.

Como era Primero de Mayo, el primer lugar que visité fue "nuestra plaza" (por razones sentimentales y porque sabía que si alguno de nuestros viejos amigos seguía vivo estaría allí). Alguna gente mayor aún colocaba flores en el monumento. Pero de todos nuestros amigos sólo encontré a una anciana, que había sido una hermosa chica que se encargó del "Periódico Anarquista del Norte" desde 1910 hasta 1930. A pesar de sus numerosos achaques y del hecho de haberse casado con un hombre que no compartía ni sus ideales ni su coraje, ella estaba aún con nosotros, pero, según me dijo "todos los compañeros han muerto". Esas son palabras que uno escucha a menudo de labios de los ancianos en el Norte de China. Allí, en aquel pueblo en el que un millar de jóvenes marchaban detrás de nuestra pancarta, sólo dos o tres ancianos quedaban para dar testimonio de nuestro pasado. Ellos se reúnen ocasionalmente y se interrumpen mutuamente hablando como cotorras o se encuentran privadamente en sesiones de té para rememorar tiempos pasados. La China Roja ha hecho caso omiso de ellos.

¿Esto es lo que queda realmente de ese enorme movimiento anarquista en el Norte de China que todavía produce a los burócratas de Pekín sacudidas de espanto que los levantan de sus sillones? Eso me preguntaba. Pero los pobres burócratas no son del todo tontos. Ahí está el hecho preocupante de que tras una propaganda estatal sin parangón en la Historia, siendo los pensamientos propios alta traición, no han conseguido borrar de la memoria a los mártires de la plaza. El ayuntamiento ha dejado de limpiar el monumento, pero alguien lo hace voluntariamente. Ninguno de mis amigos sabe quién, "algunos trabajadores lo hacen" dicen vagamente. De vez en cuando un estudiante Rojo, imbuido de su importancia como cadete, para a un anciano campesino y le abronca agriamente por colocar un ramo de flores allí.

Se trata de "un culto a los antepasados ya superado", le dice agriamente. Es respondido con el enervante encogimiento de hombros y la acostumbrada estupidez del hombre de campo. "Fueron días muy malos", dice el anciano (usando la frase habitual con los estudiantes Rojos cuando amonestan a los "trabajadores no-progresistas"). Y a veces, cuando han soportado bastante discurseo y patriotismo demagógico y los obreros y campesinos han sido denunciados repetidas veces por no trabajar tan duramente como El Presidente, alguien silba "La victoria honrará" (es nuestro "himno de guerra" allí) o alguien murmura lo que no es una hipocresía, sino más bien una frase insolente "¿qué harían estos allí en la plaza?". Si bien la victoria no ha sido conseguida, la derrota no ha sido olvidada. Recordad esto. En los alrededores, hay docenas de localidades donde un día hubo comunas libres, donde un puñado de militantes anarquistas que llevaban una vida de fugitivos había llegado a su plaza y llamado a la insurrección, uniéndose el pueblo entero y negándose a pagar impuestos o tributos, viviendo independientes y libres mientras los ejércitos nacionales luchaban entre ellos y eran incapaces de imponer las cargas del Estado. Los burócratas de Pekín no lo olvidan. Ni tampoco la gente.

Cuando llegué a la que ahora es capital de nuestra provincia, que ya era grande en 1934 y ahora ha crecido más de lo que se puede uno imaginar, contacté con el grupo local, que eran todos conocidos míos debido a su escasez de miembros. "En este pueblo, donde hubo en su día un centenar de grupos, nosotros somos ahora sólo diez individuos", dice apenado mi contacto. Pero él no sabía nada de los de las aldeas. Otro compañero, sin embargo, era más optimista. "No confundas lo que somos con lo que podríamos ser. Si tú hubieras llegado de la ciudad para decirnos (como ellos solían hacerlo en el pasado) que el ejército estaba en retirada y el gobierno impotente, yo necesitaría tan sólo correr con un par de bragas negras amarradas a un palo y gritar "Larga vida a la Anarquía" y diez, veinte, treinta mil hombres y mujeres se unirían y muchos traerían con ellos sus rifles".

Bueno ¿qué tenía esto de cierto? Deja que te cuente una historia más. Mientras iba hacia la estación de tren miré a mi alrededor y vi la misma glorificación al Líder, las mismas consignas uniformes, el mismo mural del Estado Nación en marcha que uno puede ver en toda China pero, absorto en las afirmaciones de mi amigo, cuando el empleado me preguntó por mi destino, yo estaba tan atontado que le respondí con las viejas palabras entrañablemente asociadas a nuestro movimiento "La libertad es mi destino, no me preguntes por su nombre". El empleado gritó con enfado "¡No seas frívolo!" "¡Tenemos que hacer un trabajo serio!" Me sentí algo avergonzado ante la multitud. Dócilmente le dije mi ciudad de residencia. Luego, otro ferroviario avanzó para coger mi billete y mi equipaje. Me acompañó al tren sin decir ni una palabra. Para mi sorpresa, el otro empleado también se acercó para verme a bordo y cuando les dije que no había pagado, ambos sonrieron y dijeron "que tengas suerte". Más tarde, una chiquilla me trajo una cesta con fruta y un mensaje anónimo "Tu viaje puede ser largo y esto te será útil". ¿Cómo debía interpretar esto? Otro suceso más. Una mujer anciana sentada frente a mí observó la maniobra de la chiquilla. Se encontraban en el vagón mucha gente con pinta de ser funcionarios del Partido y gente en una evidente buena posición social. Ella no les dijo nada, pero más tarde me confió, aparentemente sin venir a cuento "yo estoy dispuesta a cualquier cosa, pero mis dos hijos trabajan en el ferrocarril y estoy en contra de hacer volar ferrocarriles civiles en tiempo de paz" (la expresión "destroza-trenes" es a menudo usada maliciosamente para describir a los rebeldes y se ha convertido en sinónimo de esto, como "anarquía" y "caos"). Respondí con una cita literaria "Los destroza-trenes no rompen trenes y los oficiales de justicia no traen justicia". Ella sonrió entendiendo perfectamente lo que quería decir. Cuando añadí "es un gran crimen también en tiempos de guerra", ella mostró una asustada y suplicante mirada. Cuando se bajó del tren deslizó algo de dinero en mi sombrero. En todo el Norte de China la gente cree que todo lo que los anarquistas necesitan es dinero. Ellos no se hacen cargo de nuestra situación en el sur, donde hay compañeros que tienen buenos trabajos, y piensan que los anarquistas somos todavía fugitivos. Es un insulto rechazar el dinero, todavía, al igual que los compañeros extranjeros, no ven que con el dinero no podemos comprar imprentas o pistolas para defenderlas (en los países fascistas un grupo con dinero podría comprar una fotocopiadora bajo la tapadera de un negocio legal. Aquí todo está bajo control del Estado).

Estas historias pueden ser ilustrativas de por qué los burócratas aún nos temen. Hay demasiada gente que aún recuerda cuando el movimiento obrero luchaba por la libertad y no era un engranaje del Estado Nación. Raramente me relaciono con la gente joven. Los jóvenes de clase obrera desconfían (y con razón) de sus mayores y los estudiantes son, a diferencia de los del extranjero, fanáticos defensores del poder existente. Sólo tuve oportunidad de hablar a los jóvenes de nuestros grupos. ¿Es cierto que hay una nueva generación en ascenso que asume "el riesgo de hablar" y que está dispuesta a "grandes provocaciones"? Sí, lo es. En muchas grandes ciudades, el Primero de Mayo nuestros compañeros decidieron seguir la orden de las Juventudes Comunistas de "denunciar el anarquismo". Muchos hábiles artistas que habían leído acerca de los ingeniosos anarquistas norteamericanos prepararon algunas buenas pancartas con las consignas: "Esos diablos mentirosos que son los anarquistas dijeron que el socialismo de Estado traería una nueva tiranía ¡están locos o qué!" "¡Qué malvado canalla era el anarquista Shih Fu, que dijo que los trabajadores podrían dirigir sus propios asuntos sin el liderazgo de un partido!" "Cuando Pedro Kropotkin dijo que los campesinos rusos no serían libres hasta poseer la tierra sin intervención estatal, todos los marxistas lo identificaron como un agente al servicio del Zar". Incluso hubo una más atrevida: "¡los burgueses anarquistas decían que el socialismo libertario llegaría cuando todos los hombres nacieran libres y buenos. Mao Tse Tung probó que estaban equivocados!" Muchos no sabían cómo serían acogidos esas consignas, ya que no son otra cosa que consignas corrientes del Partido, pero nadie osó protestar por ellos, ya que estaban inspirados en las consignas oficiales. Estas pancartas fueron mostradas a cielo abierto, ante miles de personas, incluyendo a policías, mandos del Ejército y del Partido y observadores extranjeros, y mucha gente de a pie que los acogió con regocijo y cachondeo, mostrando que habían comprendido el mensaje.

¿Cómo puedo entonces reflejar el estado del anarquismo en el Norte de China? Mis amigos extranjeros me preguntan "¿tenemos movimiento en China? Si es así ¿en qué consiste?" No puedo decirles más de lo que he escrito aquí. ¿Qué les digo, que en el Norte de China todos los compañeros han muerto o que en todas partes los campesinos simpatizan con nosotros; que tenemos diez compañeros en cada pueblo o treinta mil; que los ferroviarios están con nosotros o que alguna gente fue amable conmigo; que nuestras pancartas se hallaban a la cabeza de las manifestaciones del Primero de Mayo? ¿Qué es cierto y qué una ilusión? ¿Somos pocos o muchos? ¿Deberían de dejar los burócratas de preocuparse por nosotros o deberían volver a introducir las decapitaciones para nosotros? Dormid tranquilos, la revolución no está aún sobre vosotros. Pero cuando os despertéis, ¡procurad no demandar demasiados sacrificios a la gente o dispersar demasiado las tropas!

Este artículo fue escrito para el periódico anarquista chino "Apoyo Mutuo".
Reproducido en "Black Flag" vol. 2, nº 1, junio de 1971

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imageCarta desde la prisión: Kôtoku Shûsui (18 de Diciembre de 1910) Jan 13 by Kôtoku Shûsui 0 comments

Carta escrita por el reconocido anarquista japonés Kôtoku Shûsui a sus abogados en Diciembre de 1910 mientras esperaba el juicio por traición en el que finalmente sería ahorcado junto a otros 10 anarquistas, incluida su compañera Kano Sugano. Estos anarquistas serían: Umpei Morichika (director del Heimin Shimbun), Tadao Niimura, Tokichi Miyashita, Rikisaku Hurukawa, Kenshi Okumiya, Seinosuke Ôishi, Heishiro Naruishi, Uichita Matsuo, Uichiro Miimi, y Gudo Uchiyama. Junto a ellos, a Ganketsu Akaba también se le considera un mártir de este mismo proceso, pues sin haber recibido la pena capital, murió en huelga de hambre. Para más información de este proceso se puede leer los siguientes documentos en este mismo portal: Sobre la muerte de Kôtoku Shûsui y sus 11 compañeros (1911), Guy Aldred, escritos sobre Kôtoku Shûsui y selección epistolar, y En contra del Dios-Emperador: las ejecuciones de anarquistas en el Japón (1911).

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El siguiente folleto es parte del intento de recuperación de la memoria histórica que en anarkismo.net hemos venido realizando sobre el anarquismo en el Lejano Oriente, particularmente en China, Japón y Corea. Este folleto, trata de uno de los momentos más traumáticos en la historia del movimiento libertario nipón: la ejecución de 12 anarquistas, en 1911, en un caso conocido como "el caso de Alta Traición". Entre las víctimas de esta ejecución masiva, estaba el anarquista japonés Kôtoku Shûsui, dinamizador del movimiento obrero y uno de los fundadores del movimiento libertario en el Japón. Los anarquistas fueron acusados de haber complotado para asesinar al Emperador Meiji (cuyo nombre real era Mutsuhito). Este emperador había presidido la notable modernización autoritaria del país, que en algunas décadas, se convirtió en una potencia industrial y un país capitalista de avanzada, a la vez que se mantenían formas arcaicas de Estado, un imperio donde el emperador era a la vez Dios. Eso convertía a cualquier forma de disidencia en una blasfemia y un acto contra la deidad. El precio de esta modernización autoritaria, se pagó en sangre por parte del campesinado y los obreros japoneses. Dentro de esa transición y acentuación de la explotación de las masas populares, es que surgió el movimiento socialista y el anarquismo en el Japón. Este documento, retrata la lucha titánica librada por un puñado de mujeres y hombres que en esas condiciones totalmente adversas, libraron una batalla frontal en contra del Dios-Emperador y la opresión inimaginable sufrida por las clases populares. Tras su ejecución, el mensaje de estos revolucionarios, se convirtió en un movimiento que enfrentó heroicamente la arremetida reaccionaria que, eventualmente, llevó al Japón a convertirse en un país fascista y de un imperialismo extraordinariamente agresivo. Este artículo, se suma a uno anterior sobre este mismo caso de “Alta Traición”, escrito por Hippolyte Havel y publicado en la revista anarquista de EEUU Mother Earth (Vol. V, No. 12, Febrero 1911). Este folleto, hasta ahora solamente disponible en inglés, fue publicado originalmente por la Kate Sharpley Library (K.S.L.) en Londres en 1994 (re-impreso en 2002), y nuevamente republicado por Black Powder Press en el 2009. Ahora lo compartimos por primera vez en castellano. Traducción e introducción:
José Antonio Gutiérrez D.
Enero 2016

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Escritos y selección epistolar del anarquista japonés Kôtoku Shûsui publicada en 1940 por Guy Aldred. Traducción, notas y algunos agregados por José Antonio Gutiérrez D.

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El siguiente artículo es una traducción del primer artículo en el que el anarquista japonés Kôtoku Shûsui comienza a hacer públicas sus simpatías con las ideas del anarquismo. Fue escrito en 1907, en un intento por revivir el popular y polémico periódico socialista Heimin Shimbun (Las Noticias del Pueblo), el cual había sido suprimido por las autoridades en 1905, luego de lo cual Kôtoku fue arrestado por atentar contra las leyes de prensa. Hasta ese entonces Kôtoku había sido un importante dirigente del movimiento social-demócrata en el Japón. Cuando es arrestado en 1905, por primera vez entra en contacto con las ideas anarquistas mediante la lectura de Kropotkin; posteriormente, viaja entre 1905-1906 por los EEUU, donde entra en contacto con el movimiento sindicalista revolucionario de los IWW, el cual lo impresiona profundamente, familiarizándose entonces con las ideas de la acción directa. En este documento, discute con sus camaradas del Partido Socialista Japonés la importancia desmedida que dan a la estrategia electoralista, planteando que los revolucionarios deberían ocupar sus energías y recursos en organizar a la clase obrera y al pueblo para la acción directa y para acumular hacia una estrategia revolucionaria, anti-capitalista. Este documento no niega que el parlamentarismo o el reformismo puedan tener ventajas valiosas para los trabajadores, sino que plantea la sabiduría de que el Partido Socialista se entregue de lleno a esa lucha cuando los liberales y reformistas ya la están desarrollando, además considerando todos los riesgos que ella conlleva de desnaturalizar la lucha de los socialistas, de aburguesar a sus cuadros y de distanciarlos del pueblo. Los socialistas deben tener claridad de su rol en la lucha, no sólo por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, sino que por construir una nueva sociedad. Las ideas de Kôtoku sobre la acción directa y la democracia directa son de gran relevancia hoy, en que la democracia representativa está agotada, pero falta imaginación política para poder plantear mecanismos nuevos mediante los cuales volver a convertir la alternativa por un mundo nuevo y libre en una realidad concreta.

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