El estrecho margen de opinión de la prensa colombiana: El Tiempo y Claudia López
venezuela / colombia |
miscellaneous |
opinión / análisis
Saturday October 24, 2009 11:04 by José Antonio Gutiérrez D.
Esta es una nota escrita como complemente a la entrevista realizada al periodista colombiano Hollman Morris, en la cual tocamos el caso de Claudia López http://www.anarkismo.net/article/14779. Sencillamente pretendemos dar un ejemplo reciente y claro de la camisa de fuerza que enfrentan los periodistas o columnistas críticos en Colombia.
Precisamente cuando Hollman Morris estaba en Dublín, recibimos la noticia de que la periodista colombiana Claudia López había sido despedida del periódico El Tiempo por osar cuestionar la parcialidad de este medio en particular, cuyos propietarios están vinculados al ex-ministro de defensa Juan Manuel Santos, un personaje del círculo de confianza de Uribe y su lugarteniente para la re-elección. Al finalizar su columna del 13 de Octubre, la dirección del susodicho periódico añadió la siguiente nota: “N. de la D.: EL TIEMPO rechaza por falsas, malintencionadas y calumniosas las afirmaciones de Claudia López. La Dirección de este diario entiende su descalificación de nuestro trabajo periodístico como una carta de renuncia, que acepta de manera inmediata.”
Como es lógico, el periódico fue inundado con cartas de protesta y con comentarios de foristas molestos con tan arbitraria decisión, además, comunicada de manera tan impropia y parca. Los dos mil comentarios fueron rápidamente removidos por la dirección, pero al día siguiente, la editorial de El Tiempo, tuvo que justificar su decisión, la cual calificaron como una “decisión dolorosa, pero al mismo tiempo firme e irrevocable”. Tras una sobredosis de lirismo y loas al valor que supuestamente otorga El Tiempo a la libertad de expresión, la editorial concluye con la razón última con la cual justifican su decisión: “una cosa es el derecho a la libertad de expresión, que EL TIEMPO ha respetado y defendido en forma indeclinable a lo largo de sus casi 100 años de existencia, y otra es el deber de sus columnistas de abstenerse de hacer acusaciones o descalificaciones sin fundamento”[1].
Sorprende que esta sea la razón de fondo, cuando otros columnistas en El Tiempo, que, curiosamente comparten la línea política de Uribe y los Santos, no se dedican sino a escribir con espuma en la boca en contra de los opositores ficticios o reales del gobierno sin que esto cause la menor molestia a la dirección de este periódico. Como para desmentir las razones dadas por la editorial de El Tiempo, ese mismo día José Obdulio Gaviria, ex-asesor del presidente Uribe, primo del famoso narcotraficante Pablo Escobar, hermano de uno de los implicados en el asesinato del ex-director del periódico El Espectador, don Guillermo Cano (1986), y recalcitrante negador de la crisis humanitaria colombiana, escribió una nota que para nada parece ajustarse al requerimiento de “fundamentar” las acusaciones que según la editorial se exige a todos los columnistas. Cómparese la mesurada, equilibrada y bien escrita columna de López (la cual reproducimos al final de esta nota), con la siguiente diatriba de José Obdulio Gaviria, escrita con motivo de los reproches que recibe el gobierno colombiano en instancias internacionales por sus violaciones sistemáticas a los derechos humanos:
“Colombia es una democracia, ¡claro que lo es! ¿Perfectible? ¿Cuál no? Pero, si ustedes van a la OEA, en Washington, la mayoría de sus contertulios -hasta los haitianos- le preguntarán que cuándo, por fin, nos llegará la democracia (…) Ahí se prendió mi bombillo y entendí, por fin, por qué siempre se bloquea en la OEA la declaratoria como terroristas a las Farc y, en cambio, las enaltecen como ejército beligerante (presencié, al respecto, intensos combates dialécticos de Uribe con otros presidentes). Y descubrí cómo en ese organismo -esto es lo más escandaloso-, sectores de la política y del aparato de justicia colombianos, asociados al mamertismo internacional [ed. “mamertismo” es un término despectivo utilizado por la ultra-derecha colombiana para referirse al comunismo], son quienes imponen esas definiciones nefandas.”
Y sigue. La paranoia uribista, que ve complots en su contra ante la menor crítica o el menor revés a la voluntad de su “jefe” en la Casa de Nariño, los hace emprenderla lanza en ristre en contra del Poder Judicial en Colombia, con otra serie de acusaciones que, aparte de temerarias, son infundadas y risibles:
“(...)hay una larga tradición de vinculación del Partido Comunista y, a través suyo, de las Farc con el sindicalismo de la judicatura (…) Varios magistrados de la Corte Suprema, actuando como idiotas útiles de las Farc y de sus corifeos internacionales (nadie insinuaría su directa militancia), estuvieron la semana pasada en Washington: reforzaron los argumentos sobre la satrapía colombiana; propusieron medidas cautelares e insinuaron un cerco internacional contra nuestro Gobierno. En ese contexto, ya uno sí entiende por qué la Corte declaró -en sentencia- que las motivaciones de la guerrilla son altruistas y merecen tratamiento judicial benévolo.
Todos pensamos inicialmente que había sido un embuchado de alguien. ¡Qué bah! [sic] Ese criterio se impuso mayoritariamente y nutre la campaña política de la Corte contra el Ejecutivo y las decisiones judiciales sobre miembros de las guerrillas (a favor) y de la fuerza pública (en contra). Ejemplos: 1) reiteradas negativas de extradición de guerrilleros. 2) Operación de traslado a Arauca del miembro más peligroso del Coce [ed. Mando militar del Ejercito de Liberación Nacional, ELN, segunda guerrilla en importancia de Colombia], Pablito, con evidente propósito de facilitar su fuga. 3) Libertad de Mateo, un asesino capturado en flagrancia cuando estaba en el campamento de Iván Ríos [ed. comandante de las FARC-EP abatido por traición de uno de sus guardias en marzo del 2008]. Tiene tales alcances, que fue miembro principal de la Junta de EPM [ed. Empresas Públicas de Medellín]. 4) Libertad del sindicalista de Fensuagro, capturado en Sumapaz cuando pretendían reiniciar el terrorismo en Bogotá (alcanzaron a poner la bomba en Blockbuster). La justicia aceptó la peregrina tesis de que estaba secuestrado por sus camaradas. 5) Libertad inmediata del "mensajero" capturado con fotografías de los secuestrados. 6) Negativa (parados en sus cuatro) a investigar la 'Farcpolítica'.
En cambio, la justicia persigue sin misericordia a todo policía o soldado que actúe contra la guerrilla.”[2]
¿Es este artículo, acaso, un ejemplo del “pluralismo, seriedad y profesionalismo” que exige El Tiempo a sus columnistas? ¿Es este artículo “un aporte para la consolidación de la democracia y para combatir tanto las posiciones sectarias de cualquier bando, como los abusos de poder” como requiere el periódico a sus columnistas?[3]
El lector podrá sacar sus propias conclusiones.
Reproducimos a continuacion el artículo de la discordia, pues creemos que el contraste entre los chillidos de Obdulio Gaviria y la pluma de López habla por sí solo, y porque creemos que esta columna en cuestión es relevante para el tema de la entrevista y de esta nota.
José Antonio Gutiérrez D.
23 de Octubre del 2009
Reflexiones sobre un escándalo
Se preguntaba Rudolf Hommes en su columna de la semana pasada por qué unos temas se vuelven escándalos y otros no. Sugería que se requiere que el grueso del público tome conciencia y que haya un instigador. El cubrimiento que EL TIEMPO le dio al escándalo de Agro Ingreso Seguro (AIS) ofrece una oportunidad para reflexionar al respecto.
A diferencia de los demás medios escritos, EL TIEMPO no profundizó sobre el programa AIS sino sobre los efectos políticos del escándalo. Tomar ese ángulo era una decisión periodística válida dado que sus socios de la revista Cambio ya habían hecho el resto del trabajo. Sin embargo, más que un cubrimiento, lo que hizo EL TIEMPO fue una fabricación inducida para apoyar su interpretación deseada de los efectos políticos del escándalo.
La fabricación sesgada empezó con una pregunta en un foro en el tiempo.com, siguió con una nota que destacaba lo dicho por los foristas y concluyó con un supuesto artículo de análisis. En el foro se indagó a los foristas si creían que Arias debía renunciar por el escándalo de AIS. No sobra recordar que a EL TIEMPO nunca se le ocurrió preguntarles a sus foristas si Juan Manuel Santos debía renunciar por el escándalo de los 'falsos positivos'. En el caso de Arias sí se le ocurrió. Culminado el foro, publicaron una nota titulada 'Indignación y rechazo genera Andrés F. Arias por caso de Agro Ingreso entre lectores de eltiempo.com', en la que destacaban que "la mayoría de usuarios le pide al ex ministro que renuncie a su precandidatura" y que "hubo muy pocos que defendieron a Arias". Luego del foro inducido y la nota destacada, remataron con un artículo cuyo título sentenciaba: 'Andrés Felipe Arias sale debilitado y Juan Manuel Santos logra ventaja en medio del escándalo de AIS'.
Es obvio que Arias sale debilitado, pero no es nada obvio que la consecuencia sea que Santos "logra ventaja". EL TIEMPO asegura que el traspié de Arias "llevó a Juan Manuel Santos a convertirse en un ganador neto esta semana". ¿De dónde saca EL TIEMPO que el espacio perdido por Arias fue ganado por Santos? ¿Hicieron una encuesta? No, pero a falta de encuesta el periódico usó su foro para lanzar la pregunta, inducir la respuesta y construir de allí sus conclusiones.
Aunque Arias no está compitiendo con Santos, sino con Noemí dentro de la consulta conservadora, el supuesto análisis ni siquiera menciona que una de las posibles ganadoras del desliz de Arias es Noemí. Además, el análisis se inventa un hecho para reforzar su argumento. Afirma que una de las razones por las cuales el fortalecido es Santos es que "los conservadores, además, tienen que someterse a una consulta interna para buscar su candidato, mientras 'la U' ya lo tiene: Santos". 'La U' no ha escogido candidato presidencial. Lo único que le han ofrecido a Santos en la U es la jefatura del partido, no la candidatura presidencial. 'La U' es el promotor del referendo reeleccionista y si es aprobado es de esperarse que sea Uribe, no Santos, el candidato presidencial de 'la U'. Supongo que esos hechos dañaban el "enfoque del análisis" y por eso fueron desechados.
"No será fácil que Noemí merezca el respaldo de Uribe, después de que ella lo ha acusado de 'comprar' el referendo y amenazado con 'derrotarlo' en las urnas." Esta frase, casi transcrita de declaraciones de Santos, trata de presentar como periodística la versión de Santos de que él, a diferencia de Noemí, no es un traidor ni quiere derrotar a Uribe. Cualquiera que conozca medianamente la carrera de Santos sabe que cambiar de bando ha sido la constante de su ascenso político, al igual que de Noemí, y cualquiera entiende que ambos quieren suceder a Uribe; sólo que Santos quiere hacerlo sin que parezca una traición, agrego yo.
La calidad periodística de EL TIEMPO está cada vez más comprometida por el creciente conflicto de interés entre sus propósitos comerciales (ganarse el tercer canal) y políticos (cubrir al Gobierno que otorga el canal y a su socio en campaña) y sus deberes periodísticos. Este tipo de cubrimientos sesgados en nada contribuyen a resolver periodísticamente ese conflicto; lo único que logran es evidenciarlo.[4]
Claudia López
[1]
http://www.eltiempo.com/opinion/forolectores/razones-de...887-1
[2]
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/joseobdulio...567-1
[3] Ver el último párrafo de la citada editorial
http://www.eltiempo.com/opinion/forolectores/razones-de...887-1
[4]
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/claudialpez...551-1