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Breve bosquejo histórico del anarquismo en El Salvador

category américa central / caribe | historia del anarquismo | opinión / análisis author Sunday August 02, 2009 05:50author by Wilfredo Salvador Ortiz Díaz Report this post to the editors

Breve bosquejo histórico del anarquismo en El Salvador.
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Breve bosquejo histórico del anarquismo en El Salvador

A los anarquistas salvadoreños de ayer, de hoy y de siempre.

Las primeras organizaciones obreras en EL Salvador, al igual que en el resto de América Latina, tienen sus orígenes en el anarquismo; impulsado por hombres y mujeres que hicieron suyas esas ideas llevándolas a la práctica, escribiendo así las primeras páginas de la historia de los movimientos sociales salvadoreños, una historia larga y tortuosa, con triunfos y fracasos que aún no termina de escribirse.

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX las ideas anarquistas se encuentran muy propagadas en América Latina gracias a las emigraciones de europeos, en especial de España, Italia y Alemania. Éstos llegaron expulsados y perseguidos por sus actividades políticas. Argentina, Brasil y México fueron los sus principales destinos en donde siguieron con sus actividades revolucionarias.

El Salvador no estuvo ajeno a este tipo de emigraciones y en la segunda mitad del siglo XIX llega a San Salvador el anarquista francés Anselme Bellegarrigue, quien “en 1850 publicaba en París: L' Anarchie, Journal de l'Ordre”[1]. Éste emigró a Honduras y luego a San Salvador después de haber trabajado como maestro en el primero. Nettlau,[2] en 1906 constató la existencia de un hijo suyo en el Pimental, Departamento de La Libertad. Aún no se sabe si la llegada de Bellegarrigue pudo haber tenido influencia en las sociedades artesanales o en el ámbito académico de la época, pero estuvo involucrado en el derrocamiento del gobierno en Francia.

A principios del siglo XX el artesanado salvadoreño se encontraba organizado en sociedades de carácter mutualista formadas por patronos y obreros, sirviendo en el ahorro y el crédito a sus socios e incentivando los valores morales y cívicos. Pero poco a poco, los artesanos que integraban estas sociedades fueron influenciados por nuevas corrientes de pensamiento, así, puede destacarse que en 1908 circula en San Salvador la revista literaria Ritos “como publicación influida por las ideas anarquistas”[3].

En 1909 el artesanado salvadoreño trata de establecer relaciones con otras organizaciones con sus mismas aspiraciones fuera del territorio salvadoreño, por lo que José Antonio Vides de “La Sociedad El Porvenir de Obreros de El Salvador” le manda una nota al anarquista Billo Zeledón solicitándole su intervención para ponerse en contacto con organizaciones similares en Costa Rica:

“Santa Ana, El Salvador 23 de septiembre de 1909. Señor Don José María Zeledón, San José. Muy señor mío:

“Deseando nuestra sociedad comunicarse con las agrupaciones obreras de ese país hermano, y no teniendo conocimiento del domicilio o nombre de ellos, me dirijo a usted suplicándole al mismo tiempo, nos ponga en comunicación para no seguir aislados como hasta ahora ha acontecido. El 15 del corriente, la Sociedad El Porvenir de Obreros, conmemorando el nacimiento de nuestra derruida patria y del primer aniversario de su reorganización, cumpliendo con los estatutos que lo rigen, hizo la transmisión del gobierno de la sede de la sociedad a la nueva Junta electa el nuevo periodo (…)

“Protestamos solemnemente protestar por nuestra sociedad y de común acuerdo con las demás organizaciones obreras de Centroamérica, trabajar por el adelanto y acercamiento en todo sentido del gremio obrero, lo que tengo a mucha honra manifestarle haciendo votos porque día a día se estrechen más las relaciones que han de armonizar por siempre y al amparo de la paz estas instituciones libres.

“He de suscribirme de usted muy atento y seguro servidor, José Antonio Vides.

“Aprovecha Billo esta misiva para hacer algunas observaciones sobre la falta de organización obrera en Costa Rica y del desinterés general de las cosas sociales que existe en el país. Escribe Billo:

“Mi primera intención fue contestar a esos obreros que seguramente han visto pasar mi nombre en alas de algunos versos, que las asociaciones de toda clase y en particular las de trabajadores son aquí planta exótica y que suelen aparecer como fuegos fatuos allá de raro en raro para alumbrar fugazmente los senderos de una ambición extraña a sus más triviales intereses.”
[4]

De esta manera, el movimiento artesanal salvadoreño trataba de establecer relaciones con el resto de Centroamérica, y es con este mismo fin en 1911 se realiza en San Salvador el “Primer Congreso Obrero Centroamericano.”[5] Posteriormente, en junio de 1918 se celebra en el pueblo de Armenia, Sonsonate, el llamado “Congreso Obrero Salvadoreño; al que asisten doscientos delegados en representación de todas las organizaciones mutualistas y obreras.”[6]Este congreso tendría como finalidad inmediata la fundación de la Unión Obrera Salvadoreña, comprensiva de todas las organizaciones obrero artesanales de la época y con miras a la creación de la Unión Obrera Centroamericana”[7]

Estos primeros pasos en la unificación del movimiento obrero-artesanal local y centroamericano fueron dados de la mano del terrateniente Arturo Araujo quién financió la totalidad del Congreso en el que fue declarado “Benefactor de la Federación.”[8]

A partir de este congreso, el movimiento obrero-artesanal salvadoreño no será el mismo y empezará a mostrar cambios cualitativos junto a los primeros indicios de industrialización del país. El movimiento artesanal en “sus formas de organización, que avanzan de las formas mutualistas a las cooperativistas de producción y consumo, son eminentemente defensivas y se mueven dentro del marco ideológico que va desde el socialismo utópico hasta el anarquismo, de acuerdo al grado de desarrollo del país”.[9]

Ya en 1922 esos cambios cualitativos se reflejan en “la segunda federación de la Unión Obrera Salvadoreña que estaba con cinco filiales.”[10]Al respecto, se dice que: “elementos anarcosindicalistas predominaron en la Unión Obrera Salvadoreña, fundada en 1922 y en la Federación Regional de Trabajadores salvadoreños, que la siguió dos años mas tarde.”[11]

Esta organización tendrá corta vida y se fusionará con la Confederación Obrera de El Salvador (COES) para unir al movimiento obrero en el marco de la Confederación Obrera Centroamericana (COCA), pero la COES es expulsada de ésta última por su orientación mutualista.

Ese mismo año, “brigadas de sindicalistas mexicanos comandados por Jesús Flores Magón (hermano del mítico Ricardo Flores Magón) llegaron a Guatemala y El Salvador formando la Federación Obrera de Guatemala y la Federación Regional de Trabajadores en El Salvador. Con posterioridad pasaron a Honduras, Nicaragua y Costa Rica, en cada una de las organizaciones obreras, asi formadas, concurrió a formar la Confederación Obrera Centroamericana (COCA) que radicaría por el término de un año, en cualquier país designado por los consejos directivos de cada federación.”[12]

Vale la pena recordar que en México “elementos del Partido Liberal y de otros grupos anarcosindicalistas formaron parte de la Casa del Obrero Mundial durante la revolución y luego en la CROM.”[13]Esta última fue la formó la COCA.

La creación de la Federación de Trabajadores Salvadoreños (FRTS) surge gracias a la consolidación de los primeros sindicatos, por lo que “la creación de la Regional entorno a la COCA nos indica claramente la descomposición del artesanado y el surgimiento del movimiento obrero como clase en sí, como una clase con una “situación común, intereses comunes. El surgimiento de los primeros sindicatos en 1923-1924 y especialmente de la regional, muestra a nivel ideológico una descomposición del socialismo utópico y el surgimiento y lucha entre las corrientes social reformistas, como anarcosindicalistas y comunistas, muchas veces influenciando el movimiento obrero en forma inclusive simultanea.”[14]

En este sentido, el sindicalismo es el resultado de la necesidad espontánea que tiene el trabajador de organizarse. De esta manera surgen las ideas que van a guiar a esta organización libre las que son derivadas, en su origen, del anarquismo y los hombres que han logrado hacerlas aceptables eran en su mayor parte anarquistas. Estos primeros sindicatos aglutinan a zapateros, albañiles, mecánicos, carpinteros, sastres, barberos, vendedores ambulantes, de oficios varios, sindicatos de finca y campesinos, etc.

El 21 de septiembre de 1924 se fundó en San Salvador la FRTS y su cede en el mismo lugar “era el centro donde nos llegaba la intensa propaganda internacional de aquella época. Recibíamos materiales de Holanda, Argentina, Francia, Italia, Estados Unidos, México, etc. En las cuales se reflejaban varias tendencias y posiciones que por entonces influenciaban al movimiento obrero mundial. Así llegaban nuestro país las tendencias reformistas, anarco-sindicalistas, anarquistas y comunistas que se disputaban la hegemonía en el movimiento obrero internacional.”[15]

Sobre lo anterior cabe mencionar que “la Confederación Obrera Centroamericana (COCA) por la importancia que significaba en esa época para el movimiento obrero mundial, quiso ser atraída por la Federación Panamericana del Trabajo de Washington. Sin embargo, el Consejo Superior se inclinó por la Federación Sindical de Ámsterdam, cuyas tendencias eran moderadas. La Tercera Internacional Comunista de Moscú, consideraba las actuaciones moderadas de la federación sindicalista, como traidoras al movimiento mundial de los trabajadores y las calificaban de amarilla. No obstante a partir de 1922, cambió y propuso con insistencia la fusión de ambas organizaciones con el fin de formar un frente único. De esta fecha en adelante todas aquellas organizaciones obreras adheridas a la federación sindicalista de Ámsterdam (FSA) comenzaron a recibir corrientes sindicales extremistas y entre ellos la COCA y en espacial la FRT de El Salvador.”[16]

En la FRTS convergían tres corrientes ideológicas que se disputaban su dirección: los reformistas, los comunistas y los anarquistas.

Los reformistas confiaban en un proceso electoral y pacífico para conquistar un estado liberal y que posterior mente concluyeron su proyecto con el Partido Laborista.

Uno de los máximos representantes de esta corriente era Alberto Masferrer, quien dicho sea de paso, no miraba con malos ojos las ideas anarquistas refiriéndose a ellas de esta manera: “Cuanto menos gobierno necesite un país, mayor será su prosperidad y ventura; la anarquía, que es una concepción ideal de la vida, de la vida sin gobierno, no lo es sino porque lleva implícita la perfección, la santidad del individuo…Necesitamos de gobierno, porque somos malos. Porque somos crueles, perversos, codiciosos, brutales y tiránicos, necesitamos de que alguien nos vigile, nos contenga, nos reprima y nos castigue”[17]

Respecto a Masferrer Alba dice: “la realidad de su país, sin embargo, llevó a Masferrer, ya al final de su vida, a mostrarse más radical. Tal vez contribuyeron a ello los contactos que en sus viajes tuvo con socialistas y anarquistas, especialmente en Chile. Se manifiesta anticapitalista, enemigo del monopolio de la tierra y quiere tierra libre y también libre sea necesario para trabajarla.”[18]

En segundo lugar se encontraban los comunistas, inspirados en las conquistas alcanzadas por la revolución Rusa de 1917. En El Salvador el desarrollo de la propaganda marxista-leninista hizo mella en algunos obreros quienes vieron en la conformación del Socorro Rojo Internacional la expresión mundial de lo que denominaban clase obrera. Esto permitió la formación del elitismo dentro del sindicalismo.

Por último se encontraban los anarquistas, quienes tenían una abierta oposición a cualquier partido político y al parlamentarismo, por lo que también recibían el nombre de sindicalismo revolucionario y pretendían la liberación del trabajador a partir de ellos mismos, valiéndose de la acción directa y de la huelga general como método de lucha.

En este sentido el anarcosindicalismo es una rama del anarquismo vinculada al movimiento obrero a través del sindicalismo, es un método de organización y de lucha de los trabajadores a través de los sindicatos que tiene como objeto la conquista por parte de los trabajadores de los medios de producción según los principios federativos.

A pesar de los antagonismos ideológicos existentes dentro de la FRTS el trabajo que ésta realizaba permitió la formación de más sindicatos. Con la consigna “A organizar las ligas campesinas” se lanzó a formar sindicatos al campo a tal grado que en 1929, funcionaban en ciudades, fincas y cantones del país.

“Las luchas reivindicativas se encaminaban a conseguir la reforma agraria, erradicación del latifundio, y las relaciones feudales, particularmente el pago con fichas, la tienda de raya, los malos tratos.

"La actividad desplegada por la regional, ejerció influencia para que durante el gobierno de don Pío Romero Bosque, se dictaran las siguientes leyes: Ley de Protección a los Empleados de Comercio (31 de mayo de 1927), Ley de Registro de Agrupaciones Obreras y Gerenciales, Decreto de Creación de Junta de Conciliación (ambos el 15 de junio de 1927) y el Reglamento de Horas de Trabajo (13 de junio de 1928).

“La última de las leyes mencionadas, en su artículo primero hacía una larga enumeración de labores en las cuales establecía la jornada de ocho horas diarias; lo cual significó un triunfo de los obreros, pues había sido constantemente la aspiración a reducir el tiempo de trabajo.”
[19]

Dada las relaciones que llegó a tener la FRTS a nivel internacional con otras organizaciones sindicales de América Latina, “en 1925 el líder obrero Virgilio Chacón entró en contacto con el dirigente de la FORA, Julio Díaz quién hacía una gira por Centroamérica promoviendo la organización anarquista.”[20]

Julio Díaz venía de México, allí “había recibido noticias sobre el proyecto de creación de una “Continental de sindicatos anarquistas patrocinada por la AIT. Sin ser favorable, Díaz propuso una reunión previa en la capital panameña para el mes de noviembre de 1925 en la que se debía de fijar la fecha de congreso constitutivo a nombre de la CGT de México y la FORA.

“Sin embargo esa primera reunión nunca se llevó a cabo, pues los representantes de Perú, Chile, Uruguay, Argentina y México fueron aprehendidos en la ciudad de Balboa por las autoridades panameñas.”
[21]

En 1927 se llevaron a cabo manifestaciones en apoyo a Sacco y Vanzetti, los dos anarquistas condenados a muerte en Estados Unidos.[22] Esto permitió que el movimiento obrero salvadoreño se incorporara a las luchas internacionalistas del movimiento anarquista internacional.

Este acercamiento a diversas organizaciones anarcosindicalistas permitió la circulación y distribución de propaganda que servía de aliciente para el movimiento obrero tan necesitado de fundamentos teóricos. Dada esa necesidad de formación obrera, se crea en este periodo la “universidad popular” que funcionaba como un ateneo anexo a diversos centros culturales que existían en San Salvador. (Igual a Costa Rica)

La “Universidad Popular” se dedicaba a la educación de los obreros y campesinos que sentían la necesidad de profundizar en el aspecto ideológico y de la realidad que ellos afrontaban en ese momento. Las ideas de los clásicos del socialismo como Kropotkin, Bakunin y Proudhon eran discutidas; también eran muy difundidas las ideas de José Ingenieros y Ricardo Flores Magón. La discusión de las ideas y la formación corría a cargo de dirigentes sindicales, académicos y extranjeros algunas veces.

El funcionamiento de la “Universidad Popular” permitió cimentar las bases ideológicas de los obreros y campesinos, permitiendo que ellos mismos expusieran sus puntos de vista y análisis de la situación social y económica en diversos panfletos y folletos.

Esta efervescencia del movimiento obrero no solo hacía preocupar a las autoridades de gobierno, sino también a la iglesia católica quién no miraba con buenos ojos la organización obrera y por ello “el 31 de octubre de 1927, Monseñor Alfonso Belloso y Sánchez, Administrador Apostólico de la Arquidiósecis y Obispo Auxiliar de San Salvador, publicó la pastoral titulada “El presente momento social.” Este documento resume la posición de la Iglesia frente a la doctrina socialista:

“El segundo principio que establece el socialismo es el anarquismo revolucionario. Anarquismo. Todos los organizadores comunistas habían pretendido construir un Estado con sus poderes, corporaciones y magistrados. El comunismo anárquico niega el Estado sin decir a punto fijo lo que ha de sustituirlo. Revolución. El como la sociedad actual está formada; la familia, el Estado, la Iglesia, estorba e imposibilita el establecimiento del comunismo. Aguardar que por medios suaves se transforme la sociedad presente pondría en balanzas el buen suceso del sistema. Por tanto hay que echar mano de la violencia, de la destrucción, del aniquilamiento para construir el mundo nuevo descuajando el viejo. Más, puesto que el comunismo perfecto no puede existir mientras los hombres sean como los actuales y la riqueza se produzca tan limitadamente como ahora, menester es conservar el Estado, empresario universal que fija toda la vida económica, pero un estado compuesto por la mayoría proletaria que oprima la minoría burguesa hasta nivelar toda desigualdad y medir la sociedad con un resero. Pues confrontad ahora semejantes opiniones con el sagrado Evangelio… Jesucristo manda dar “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios…Lo cual sería absurdo si no hubiera autoridad civil sea cual fuere su forma, y una autoridad religiosa, Ambas integradas por hombres, puesto que ordena pagar los tributos; el comunismo anárquico edifica la sociedad nueva sin poder alguno que tenga derecho de mando y ser obedecido.”
[23]

Para 1929 las disputas ideológicas dentro de la FRTS se hacen más patentes y los primeros núcleos de comunistas dentro de la misma se adhieren a la consigna revolucionaria mundial en el seno del movimiento obrero (que) “era entonces la de arrebatar la dirección a los reformistas y los anarquistas.”[24]

“La lucha ideológica, precisamente por su nivel primitivo, tomaba en ocasiones numerosas los cauces más violentos y no era nada raro que en las sesiones sindicales se llegara a las manos y se apoyaran los puntos de vista a puras trompadas. También salían de ves en cuando a relucir los cuchillos.”[25]

Bajo este clima “se llevó a cabo el V Congreso de nuestra Federación Regional y los que nos considerábamos ya comunistas tomamos la dirección regional del organismo. Para entonces habiendo sido desplegados los reformistas…, la pelea central se planteó con los anarcosindicalistas. Yo quedé encargado de las finanzas de la Federación con el apoyo de los anarcosindicalistas, pero cuando estos vieron que en el desempeño de mi cargo yo no me plegaba a sus posiciones y no hacía concesiones a su línea, como había sido su esperanza cuando me apoyaron tomaron venganza: acordaron dejar de pagar sus cuotas y comenzaron a desarrollar una campaña de sabotaje financiero entre la base para debilitar nuestras posibilidades como dirección.”[26]

En 1930 se realizó el VI Congreso de la FRTS “en un ambiente de polémica y hostigamiento. Todavía teníamos problemas económicos agudos por la actitud de sabotaje de los disidentes anarcosindicalistas… En aquellas condiciones, la convocatoria para el nuevo congreso fue un golpe de audacia por parte nuestra, porque debido a la insistencia mía, la regional se comprometió a pagar los gastos de concurrencia y estancia a los delegados de las zonas rurales, que por cierto eran mayoría. El VI congreso fue un éxito, pero es que para entonces ya había algo nuevo en el movimiento revolucionario salvadoreño: ya había surgido nuestro partido comunista.”[27]

Como lo deja entrever Miguel Mármol, este grupo de “disidentes” era muy numeroso para causar problemas por el pago de sus cuotas, es de tomar en cuenta que por ese entonces la FRTS llegó a tener unos 75,000 afiliados, por lo que puede pensarse que al no encontrar cabida dentro de esta los anarquistas buscaron un nuevo esquema organizativo.

Este Congreso marca el fin de la época de oro del anarcosindicalismo en El Salvador. Desde ese momento el movimiento obrero en El Salvador será llevado de la mano del Partido Comunista arrojándolo a una lucha partidaria y electoral. Al respecto es de considerar que “por eso, pero principalmente por el contenido revolucionario electoral impulsada por el Partido Comunista en 1930, sostenemos que puede hablarse de un retroceso en la lucha de masas en El Salvador en ese momento, tal como así ocurrió posteriormente, cuando la lucha se centró, en algunas ocasiones, principalmente alrededor de los procesos electorales.”[28]

En virtud de lo antes expuesto se dice que el anarcosindicalismo en El Salvador marca el punto de partida del sindicalismo y de la evolución ideológica de los movimientos populistas.

Pero la lucha anarquista no termina acá, sino que sigue latente y en ese mismo año de 1930 se funda en San Salvador la primera organización anarquista: El Centro Sindical Libertario dirigido por Enrique Conde.[29]Desde su fundación este fue el centro de la actividad anarquista en El Salvador, aunque tuvo una corta vida permitió a los anarquistas seguir con sus luchas y propagar sus ideas.

Pero aún fuera de la FRTS las rivalidades ideológicas siguen manifestándose entre los comunistas y anarquistas, así las luchas del partido deben “ser dirigidas no solo con los explotadores, sino también contra todos los reformistas, socialfascistas, oportunistas, traidores, derrotistas, liquidacionistas, pacifistas, y todos los que en alguna forma den ilusiones pequeño burguesas como los anarquistas, anarcosindicalistas (Centro Libertario Sindical) y contra todo el régimen actual.”[30]Esto demuestra la obtusa dirección del partido con respecto a las demás izquierdas.

El año de 1932 marca el final del Centro Sindical Libertario y uno de los sucesos más luctuoso de la historia de El Salvador. Alrededor de 10,000 personas fueron asesinadas después de un alzamiento indígena, que fue aplacado por las balas de la dictadura militar del General Maximiliano Hernández Martínez.

Este acontecimiento y la posterior represión dan un duro golpe a todo el movimiento obrero, que a la par de la población indígena del occidente del país fue el principal blanco de la represión estatal.

Ese año muchos obreros, campesinos e indígenas mueren en los paredones, incluyendo a anarquistas que no habían cesado en su lucha. Sobre estos hechos cuenta Miguel Mármol: “Empecé a reconocer caras de camaradas del partido, de la juventud, de la Regional todos ellos mostrando huellas de su tortura y los golpes recibidos. Con el primero que hablé en la atestada celda en que me metieron fue con Gerardo Elías Rivas, llamado “cafecito”, un líder anarco-sindical, muy puro y sincero, equivocado políticamente, pero una magnífica persona".[31]

“Como a eso de las diez de la noche retumbó un grito en medio del silencio “¡Miguel Mármol al recinto!”. El compañero cafecito me dijo que no contestara, que de seguro estaban sacando a la gente para irla a fusilar. Pobrecito cafecito, esa fue la noche en que murió èl también, solo que en otro paredón.”[32]

Este acontecimiento trunca el desarrollo de los movimientos sociales y todas las organizaciones de izquierda pasan a la clandestinidad bajo esta dictadura que durará hasta el primer quinquenio de los años cuarentas.

Pero en la clandestinidad algunos grupos siguen trabajando, entre ellos los anarquistas. Dice Miguel Mármol, que sobrevivió a los fusilamientos y se encontraba huyendo en el oriente del país: “no recibimos nada en concreto del Partido, pero recibimos la comunicación de un pequeño grupo de anarquistas capitalinos que se estaban organizando y que ya tenían contactos internacionales, en la cual me ofreció un viaje de descanso a España”[33]

Entrada la segunda parte de la década de los años treintas los datos de las actividades anarquistas se pierden (al menos hasta lo que se ha logrado investigar), pero no cabe dudad que estas ideas siguieron pululando dentro de nuevas organizaciones.

Finalizada la dictadura de Martínez en 1944, las organizaciones obreras renacen y empiezan a reorganizarse de la mano del Partido Comunista. A medida que pasan los años y nuevos gobiernos militares alternan el poder la represión vuelve a hacerse latente y los espacios de expresión son suprimidos y la autodefensa va quedando como la única alternativa ante la represión.

En esta ocasión será el movimiento estudiantil el que jugará un papel principal dentro de la lucha revolucionaria y “al entrar en la década de los años 70’s contaba con varias agrupaciones que rebasaban los términos del trabajo gremial… Surgió también el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que aglutinaba a trotskistas, anarquistas y marxistas, en su mayoría apoyadores de la lucha armada.”[34]

A finales de los 70’s “existían otras organizaciones universitarias de poca relevancia de tendencia trotskista y anarquista como por ejemplo: Movimiento Revolucionario Universitario (MRU), Grupo Socialista Internacionalista (GSI), y la Organización Socialista Internacionalista (OSI)".[35]

En efecto, las ideas anarquistas aún seguían latentes y se mantenían en las luchas populares y se hacían presentes en los albores de la guerra civil. Es de suponer que al igual que muchas otras organizaciones revolucionarias de esa época, individualidades y colectividades anarquistas se incorporaron a la lucha armada en el FMLN. También es de destacar la presencia de anarquistas extranjeros que participaron en la lucha armada.

Una vez finalizada la guerra civil y llegada la década de los noventas las ideas anarquistas van a hacerse presentes nuevamente, pero ahora bajo un contexto muy diferente a los anteriores.

Lo que hoy se podría denominar como el resurgimiento del anarquismo en El Salvador tiene sus inicios en la primera década del siglo XXI cuando algunos jóvenes que formaban parte de movimientos contraculturales empiezan a retomar las ideas anarquistas y a criticar a la sociedad salvadoreña desde esta óptica, alejándose de la izquierda tradicional salvadoreña amarrada con un partido político y encaminada a un proceso electoral.

En el 2002 la joven escena hardcore-punk de San Salador fue la cuna para el Movimiento Anarquista Salvadoreño (MAS) integrado por punks, skinhead y straight edge, que se dedicaban a la difusión de las ideas anarquistas a través de panfletos y fanzines (como Rechazo Social y Depurando el Sistema) dentro de los conciertos; poco a poco, este grupo fue creciendo y saliendo de los conciertos. Es así que el primero de mayo del 2003 por primera vez, desde principios de siglo, anarquistas desfilan por las calles de San Salvador.

Con el paso del tiempo el MAS desaparece y algunos de sus miembros forman el CLA (Célula de Liberación Animal) dedicándose a promover el buen trato hacia los animales, a la difusión del anarcoveganismo y la acción directa. Esta agrupación no dura mucho y desaparece en corto tiempo.

En el año de 2004 algunos miembros de los extintos MAS y C.L.A. forman el Kolectivo Acción Libertaria (KAL) siempre integrados por jóvenes pertenecientes a los movimientos contraculturales que se van a dedicar a la difusión de las ideas anarquistas y veganistas a través de la palabra escrita, el punk y la acción directa por medio de su fanzine Arroja la Bomba y la Banda Cívica Maldita, esta última de corta existencia.

A partir de este año nuevas organizaciones anarquista surgen en la capital salvadoreña. Una de ellas es el Kolectivo Acción Social Anarquista (KASA) integrado en su mayoría por skinhead que se dedican a difundir las ideas anarquistas en los conciertos de punk-skin.

En 2005 en la Universidad de El Salvador nace el Circulo Revolucionario Anarquista Salvadoreño (CRAS) producto de un círculo de estudio dentro de la Universidad de El Salvador y quienes se dedican al estudio de las ideas anarquistas y las difunden por medio de la palabra escrita en sus boletines.

En diciembre de 2006 nace el Kolectivo Resistencia Libertaria (KRL) integrado siempre por jóvenes pertenecientes a los movimientos contraculturales que se dedican a la difusión de las ideas por medio de fanzines y comunicados así como acciones de calle.

A finales del 2007 producto de disputas ideológicas dentro del Bloque Popular Juvenil, hijo del FMLN, surge Acción Directa (AD), un grupo muy numeroso de jóvenes quienes se dedican a la propaganda, adhesión de miembros dentro de sus filas y difusión de las ideas libertarias.

Con el nacimiento de nuevas colectividades anarquistas es que ya se puede hablar de un verdadero movimiento anarquista en El Salvador alejado de cualquier influencia de algún partido u organización.

Desde el 2006 el KAL y el CRAS deciden estrechar los lazos existentes con las demás organizaciones y deciden organizar una participación conjunta dentro de la marcha del primero de mayo del 2007, dicha actividad no alcanza a concretarse y las diferentes colectividades siguen encontrándose en cada actividad de calle de forma casual pero, con muy buenas relaciones.

En el año 2008 gracias a las gestiones de AD, KRL, KAL y CRAS se logra que todas las organizaciones anarquistas participen de forma coordinada en la marcha del Día del Trabajo. Dicha coordinación se nombró Coordinadora Anarquista y aglutinaba a KASA, KRL, AD, KAL, CRAS y Movimiento Universitario Revolucionario de Estudiantes. Mártires del 32 (MURE 32). Éste último es la única organización estudiantil que desde el 2002 dado su apoyo a todo el movimiento anarquista.

Esta fue una actividad de gran importancia ya que desde principios de siglo no se había visto una participación anarquista tan grande en la capital; además la coordinación unificó los lazos entre los diferentes colectivos, que aunque no se eran desconocidos, permitió conocer directamente el trabajo que cada uno de ellos estaba realizando y apoyar ese trabajo.

Después de la marcha los colectivos decidieron seguir trabajando de esa manera, respetando la autonomía de cada uno. Es así como inicia el trabajo de la Coordinadora Anarquista con el objetivo de unificar, apoyar el trabajo que cada miembro realiza bajo una organización horizontal que responde a decisiones concensuadas por cada uno de sus integrantes. Esta coordinación termina antes de cumplir un año.

El corto trecho avanzado por el joven movimiento anarquista salvadoreño lo ha hecho manteniéndose alejado de cualquier institución partidaria conservando su autonomía. Teniendo claro que la izquierda la conforman una pluralidad de corrientes de pensamientos y que negar esto genera un retroceso en la construcción de una sociedad que pueda luchar por sus derechos, hacerse oír, respetar bajo los principios de justicia y solidaridad. Algo que no puede lograrse por la vía electoral.

La construcción de nueva izquierda que no tenga como objetivo la toma del poder y que no utilice los mismos métodos del pasado, porque todos ellos fracasaron o fueron comprados por el sistema al cual se quiere destruir, representa el objetivo a alcanzar por los nuevos anarquistas por lo que habrá que emplear nuevos métodos de lucha, de crear la alternativa para poder vivir la utopía.

BIBLIOGRAFÍA

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[1] Cappelletti, Ángel J. El anarquismo en América Latina. Caracas 1990. p. CLIX
[2] Nettalu, Max. La anarquía a través de los tiempos. 4ª edición cibernética 2003. Cáp. 6
[3] Ídem.
[4] Zeledón Lizano, Cristina. El Anarquista, defensor de los trabajadores labrador de ideales: Semblanza de (Billo) Zeledón. 2003.
[5] Malinedo, Fernando. El movimiento obrero en Guatemala, 1877-1990, Revista Mesoamerica Nº 15. 1988.
[6] Menjivar, Rafael. Formación y lucha del proletariado industrial salvadoreño. 1982. p. 39
[7] Arias Gómez, Jorge. Farabundo Martí. 1996. p. 51
[8] Ídem. P. 52
[9] Menjivar, Rafael. ob.cit.. p. 39
[10] Cappelletti, Ángel J. ob.cit. p. CLIX
[11] Ídem.
[12] Salazar, Alfonso. Los sindicatos obreros. 1956. p. 37
[13] Alba, Víctor. Historia del Movimiento obrero en América Latina. 1964. p.114.
[14] Menjivar, Rafael. ob.cit. p. 63-64
[15] Dalton Roque. Miguel Mármol: Los sucesos de 1932 en El Salvador. 2000. p. 131
[16] Salazar, Alfonso. ob.cit. p. 38
[17] Masferrer Alberto. El dinero Maldito. 2002. p. 42-43.
[18] Alba, Víctor. Ob.cit. p. 171
[19] Larín, Arístides Augusto. Historia del movimiento sindical de El Salvador. La universidad. P. 137-138.
[20] Tercena Arriola, Arturo. Un salvadoreño en la historia de Guatemala: Entrevista con Miguel Ángel Vásquez Equizabal. Memoria. Boletín del Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista de México. 1990. p. 19
[21] Tercena Arriola, Arturo. Presencia Anarquista en Guatemala entre 1920 y 1932. Revista Mesoamérica Nº 15. p 6 y 7
[22] Salvador Orlando Alfaro en: Martínez Peñate, Oscar. El Salvador: Historia general. 2007. p. 98
[23] López Jiménez, Ramón. Mitras Salvadoreñas en Arias Gómez, Jorge. Ob.cit. p. 119-121
[24] Dalton Roque. ob.cit. p. 137
[25] Ídem. P. 132
[26] Ídem. P. 138
[27] Ídem. P. 141
[28] Lungo, Mario. La lucha de las masas en El Salvador. 1987. p. 22
[29] Tercena Arriola, Arturo. ob.cit.. p. 19
[30] Schlesinger, Jorge. Revolución comunista ¿Guatemala en peligro? En Arias Gómez, Jorge. ob.cit. p.178
[31] Dalton Roque. ob.cit. p. 261
[32] Ídem. p. 264
[33] Ídem. p. 340
[34] Medardo González. En Quezada, Rufino Antonio. Martínez, Hugo Roger. Veinticinco años de de estudio y lucha: Una cronología del movimiento estudiantil. 2008. p. 36
[35] Ídem. P. 71

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América Central / Caribe | Historia del anarquismo | es

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