OscailtLa masacre de la Escuela de Santa María de IquiqueEl espectro que pena la conciencia de Chile2007-12-22T18:30:32+08:00Anarkismoanarkismoeditors@lists.riseup.nethttp://www.anarkismo.net/atomfullposts?story_id=7140http://www.anarkismo.net/graphics/feedlogo.gifContinuación del Artículohttp://www.anarkismo.net/article/7140#comment74392007-12-22T18:30:32+08:00José Antonio Gutiérrez DantonHoy sabemos que aún con un comportamiento ejemplar por parte de los obreros, la ...Hoy sabemos que aún con un comportamiento ejemplar por parte de los obreros, la burguesía recurrirá a la agresión si siente sus intereses afectados. Las propuestas de los obreros eran perfectamente razonables si viviéramos en una sociedad civilizada y sin la impronta autoritaria, salvaje y militarista de Chile. Pero entonces, en 1907, en los albores del movimiento obrero, no podía sospecharse un desenlace tan trágico, ni de tan vasta magnitud. Si bien es cierto que existían las experiencias de la huelga general de 1890, de la huelga de Valparaíso en 1903, de la Semana Roja de 1905 y de la huelga de Antofagasta de 1906, todas ahogadas en sangre, también es cierto que los obreros pensaban que eran los desbordes los que habían gatillado la represión. Que manteniendo el orden y un comportamiento a todas luces pacífico podría evitarse el desenlace violento. ¿No fue esta huelga un ejemplo de comportamiento pacífico? ¿No fue un ejemplo de moderación en todo el sentido de la palabra? Los obreros no sospecharon la cobardía del ejército ni la brutalidad de los ricos. Hoy, cien años más tarde, no nos cabe duda ni de lo uno ni de lo otro.
<p><b>Los límites de esta protesta pacífica son aún más estrechos cuando se trata del proletariado de los sectores estratégicos de la economía</b> como entonces lo era el salitre, o como ahora lo son el cobre y las forestales. A este proletariado le toca enfrentarse a los sectores más poderosos de la burguesía criolla y extranjera, ya que en estos sectores se presenta por lo general gran penetración de capital imperialista. Si bien estos sectores pueden ser la catapulta que hace saltar el tinglado sobre el que se sustenta el sistema, es también cierto que estos sectores deben prever una mayor represión, pues no solamente afectan a los intereses de la escuálida burguesía criolla, sino que, de manera más importante afectan a los intereses de sus propios amos, los imperialistas enclavados en un par de áreas estratégicas de la economía. Esto explica la virulencia de la represión en contra de los obreros forestales de Arauco en mayo de este año. Por lo cual es importantísimo que estos sectores se conviertan en convocantes de un espectro más amplio de la clase que pueda generalizar la lucha más allá del enclave económico estratégico.
<p>Otra importante lección que nos legó la huelga grande de 1907, es <b>la unidad de los trabajadores independiente de su nacionalidad</b>. Es muy decidor que la Sociedad de Veteranos del ’79 haya dado su local a disposición de los huelguistas. Hoy los trabajadores tienen tanto que aprender de el internacionalismo puro y combativo que hermanó a obreros chilenos, peruanos y bolivianos, todos juntos, todos hermanados en la lucha contra los capitalistas. A la hora de la masacre, banderas de Chile, Perú y Bolivia flameaban sin mutua hostilidad en la escuela y en la plaza. Ese debiera ser un mensaje vivo y actual para la clase obrera criolla: con una población inmigrante considerable, y en constante crecimiento, es hora de comenzar a tender puentes más sólidos entre las comunidades que hermanen las reivindicaciones, las necesidades, para así perfilar las grandes luchas que hoy la clase trabajadora en Chile debe librar contra las profundas iniquidades existentes. Pero es también un mensaje lanzado a nivel continental, que nos habla de la unidad de los pueblos, desde abajo, una unidad con sentido clasista, en contra de los enemigos comunes, que son el imperialismo y el capitalismo. En lugar de la hermosa solidaridad de clase que nos enseñaron los obreros peruanos y bolivianos que se negaron a dejar a los chilenos solos en el momento decisivo, vemos actitudes chovinistas que van derechamente en detrimento de nuestros pueblos, de los inmigrantes y de los propios trabajadores nacionales. Nuestra desunión es la fuerza de los ricos. Así es hoy, así fue ayer, y siempre lo será así. <br />
<br />
Ese chovinismo, es del mismo cuño que el discurso patriotero de los represores que, a lo largo de todo el conflicto, identificaron a los trabajadores con la “amenaza” extranjera(75) e identificaron a la sacrosanta “patria” con la clase capitalista, en su mayoría abrumadora, de origen inglés o con los intereses de un fisco en manos de la ranciedad más rancia de la oligarquía criolla, leal vasalla de los intereses británicos y que manejaban a ese fisco como su latifundio particular. Lo último, demuestra lo espurio y artificial de su discurso patriotero, que no era otra cosa que la defensa de los estrechos intereses de un grupo de capitalistas gringos. <br />
<h2>Para terminar</h2>
La gesta obrera de 1907 desnudó al Estado, al capitalismo, a la burguesía. Demostró los límites de nuestras democracias sui generis las cuales requieren de la posibilidad del recurso autoritario, ora por momentos breves y excepcionales (Estado de Sitio), ora por períodos prolongados (dictaduras). Nos demostró que el último recurso para evitar el desborde y mantener una sociedad opresiva que, pese a todo, es de un equilibrio sumamente frágil, es siempre la violencia de los de arriba. Todo amparo que los obreros pensaron que podría obtener con las garantías constitucionales, con los formulismos legales, etc. Se desvanecieron como polvo ante la cruda realidad de la lucha de clases en el Chile del salitre. <br />
<br />
Hoy, un Estado sorprendentemente parecido al Estado oligárquico de aquel entonces, un Estado que aún sigue siendo el <em>family Business</em> de unos pocos, pretende poner coronas hipócritamente en la tumba de los mártires obreros. El mismo Estado que, junto a los capitalistas, asesina hoy en día a los trabajadores en nuestro suelo: que asesina a los Rodrigo Cisternas(76), a los Eduardo Miño(77), a los Daniel Menco(78) a los Luis Lagos(79). Entonces, en 1907, el sólo gesto de rebelión debía ser sofocado. Hoy no es muy diferente, cuando vemos que la <emZpax concertacionista</em>se mantiene de la mano de fuerzas especiales, siempre prestas a aplicar una violencia excesiva y terrorista a la más pacífica de las manifestaciones. El simple cuestionamiento, hoy como ayer, es intolerable. <br />
<br />
La escuela de Santa María pretendió ser una lección de la clase dominante para la clase obrera. Es la Escuela de Santa María una verdadera y dolorosa escuela para la clase obrera, donde se aprendió a un altísimo costo una de las primeras y más brutales lecciones en la lucha de clases. Que se sepa, un siglo después, que es una lección aprendida. Que se sepa que nuestro interés no es sencillamente leer la historia o escribirla, sino que hacerla. Que se sepa que con el tiempo hemos aprendido a golpear también y ya no nos contentamos con sólo recibir golpes. <br />
<br />
De los asesinos, de los responsables de la masacre, todos han recibido homenajes y tienen alguna calle que lleve su infame nombre. Es que así es Chile: la cobardía se premia. De los dirigentes de la huelga, de los obreros ninguno ha recibido tales honores. Como ya se ha hecho costumbre en nuestro país, los asesinos mueren en la impunidad. O casi. Un estival día de diciembre de 1914, el hermano de uno de los caídos en la Escuela, el anarquista Antonio Ramón Ramón, dio de puñaladas al carnicero Silva Renard. No lo mató inmediatamente, pero una infección renal derivada de las heridas, se lo llevaría a la tumba cinco años más tarde en medio de una locura en la cual en afiebradas alucinaciones veía manos ensangrentadas que salían del desierto para jalarlo (80). Los espectros de los miles de acribillados, que aún hoy penan la conciencia de Chile, volvían a pasarle la cuenta al general agonizante y, al fin, vencido. Con proféticas palabras ya lo había anunciado Sixto Rojas <em>“Junto a Umberto 1º se levantó un Bresci; junto a un Cánovas, un Anguiolillo y así junto a todos los tiranos se han levantado hombres de corazón, defensores de los ultrajes hechos a la libertad y a la justicia. He dicho.”</em>(81) <br />
<br />
Así fue y así será; donde quiera que haya explotación, opresión, miseria, habrá revolucionarios. Donde quiera que las balas apaguen la voz de la razón, habrá puños que sabrán golpear duro. Golpear y golpear, hasta la victoria. Mientras tanto, esos espectros nos seguirán acompañando, paradójicamente, como una viva denuncia de este sistema. Y nos darán la fuerza para golpear y golpear. Hasta la victoria. <br />
<br />
<div align="right"><b>José Antonio Gutiérrez Danton</b><br />
05 de diciembre del 2007</div>
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<hr>
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(1) Puede llamárseles “vigiladas”, “tuteladas”, oligárquicas”, de “seguridad nacional”, de “seguridad democrática”, o como se prefiera.<br />
(2) Deves reproduce una editorial del periódico obrero iquiqueño “El Trabajo”, fechado el 9 de Noviembre de 1907, el cual da cuenta de los problemas de la carestía de la vida y de la devaluación de la moneda. Este artículo entrega la visión de los obreros, articulada y clara, sobre los problemas que les afectaban (pp.52-53).<br />
(3) Un excelente estudio sobre las huelgas y movimientos proletarios a comienzos del siglo XX y la formación del movimiento obrero moderno puede encontrarse en Grez, Sergio “Transición en las formas de lucha: motines peonales y huelgas obreras en Chile (1891-1907)” en Historia, vol.33, 2000, pp.141-225.<br />
(4) Una reseña del anarquismo en Tarapacá puede encontrarse en Pinto Vallejos, Julio “El anarquismo tarapaqueño y la huelga de 1907: ¿apóstoles o líderes?” (en “A 90 años de los Sucesos de la Escuela Santa María de Iquique” varios autores, Ed. LOM, 1998) y en Grez, Sergio “Los Anarquistas y el Movimiento Obrero”, Ed. LOM, 2007. El anarquismo era una corriente bastante débil en el norte chileno comparada con demócratas y mancomunales –estos últimos incorporaban elementos de reivindicación obrera con mutualismo, pero pese a que tenían una cierta orientación política, sería un error entenderlos como una ideología en el mismo sentido que los demócratas o los anarquistas lo eran. Eran organizaciones obreras y como tales estaban abiertas a la afiliación de obreros de distintas persuasiones (la presencia de anarquistas en la dirección de alguna de ellas lo demuestra), lo que, insisto, no significa que hayan carecido de una orientación general, la cual era, muchas veces, moderada y conciliatoria; al igual que las sociedades en resistencia, que si bien no fueron estrictamente anarquistas, también tuvieron una clara orientación más combativa y permeable al discurso ácrata. <br />
Hubo algunos núcleos efímeros de anarquistas que surgieron en Pozo Almonte/Estación Dolores, en Negreiros, en Chañaral y en Antofagasta –en estas últimas localidades llegaron a ocupar cargos directivos en las mancomunales locales. En Iquique, expresiones orgánicas del anarquismo comenzaron a aparecer recién a comienzos de 1907, lo que demuestra lo incipiente de la penetración del anarquismo en la región. Esto no significa que los militantes anarquistas no hayan estado bien posicionados como para asumir tareas directivas del movimiento huelguístico a fines de ese año.<br />
(5) Deves, op.cit., pp.90-91. Ver también Grez, Sergio: “La Guerra Preventiva: Escuela Santa María de Iquique. Las Razones del Poder”. http://www.memoriando.com/pdf/escuelagrez.pdf <br />
(6) Deves, ibid. Pp.125-127.<br />
(7) Democrático en el sentido “directo” del término. Esta vocación de democracia directa del movimiento y de su dirigencia se había ya expresado el día 15 en el Hipódromo, cuando los dirigentes no aceptan la negociación a espaldas de los trabajadores.<br />
(8) Se discute si el anarquismo de Briggs sería anterior a la huelga o su “conversión” política se hubiera dado durante esta huelga. Pinto, op.cit. p.287. Según Elías Lafferte, en su libro <em>Vida de un Comunista</em>, Briggs trabajaba en la oficina de Santa Ana, donde ya era un anarquista antes del inicio de la huelga. Lo cierto, es que después de la represión, estando refugiado en el Perú, trabajó con los círculos anarquistas de ese país.<br />
(9) Grez “Los Anarquistas y el Movimiento Obrero”, pp.96-97.<br />
(10) Pedro Bravo-Elizondo, comunicación personal. Este investigador habría comprobado su filiación política entrevistando a familiares de este luchador. <br />
(11) Grez “Los anarquistas y el Movimiento Obrero”, p.110 se refiere a este punto en particular.<br />
(12) Lo cual es, en estricto rigor, perfectamente consecuente con la visión anarquista de conducción que privilegia la politización desde la base y respeta las decisiones mayoritarias de la asamblea.<br />
(13) Deves, op.cit. p.74<br />
(14) Ibid.<br />
(15) Muchos relatos sobre la huelga, posteriormente, mostrarán a la “masa” como ingenua y mal aconsejada, casi diríamos lava de cabeza, por sus dirigentes (ver por ejemplo, los sucesos como son relatados en El Tarapacá del 24 de diciembre, 1907). Tal visión corresponde a la visión típica de la burguesía de que el obrero no puede gobernarse autónomamente, sino que siempre responde a órdenes externas. Un relato notable en este sentido, apareció en un folleto de 1908, el cual es citado por Grez en “Los Anarquista y el Movimiento Obrero” (p.107) <em>“¡Los cabecillas, los agitadores! ¡Cuánto no se ha vociferado en contra de esos culpables, esos grandes culpables, los únicos culpables de la muerte de tantos infelices (!)(...) Ese pueblo-oveja que se dejó matar ha sido insultado después de muerto”</em> Huelga aclarar que, como hemos visto en ese incidente, la realidad era muy otra.<br />
(16) Este documento se encuentra en Jobet, Julio César, “Las primeras luchas obreras en Chile y la Comuna de Iquique”. Las demandas del pliego, en lo fundamental, ya habían sido planteadas por los obreros en la reunión del 15 en el Hipódromo.<br />
(17) Deves, op.cit. p.63<br />
(18) Ibid, p.92<br />
(19) Grez, “La Guerra Preventiva”, cita 22.<br />
(20) Deves, p.157. Grez “La Guerra Preventiva”. <br />
(21) Grez, “La Guerra Preventiva”. Vale aclarar que el “respeto” (léase miedo) no era la única “fuerza” disponible para los patrones: las fuerzas armadas de la república claramente estaban a su disposición cuando lo demandaran.<br />
(22) Ibid.<br />
(23) De manera no muy diferente, la dictadura de Pinochet mataba marxistas (“como ratas” según los titulares de La Segunda), mataba humanoides, mayonesos, subversivos, etc. Jamás personas.<br />
(24) Grez, “La Guerra Preventiva”<br />
(25) Deves, op.cit., p.176<br />
(26) Casimir, Jean. “Haití, Acuérdate de 1804”, Ed. Siglo XXI, 2007, p.24.<br />
(27) Si bien las relaciones de producción y propiedad son perfectamente capitalistas, la cultura del trabajo está aún llena de rasgos serviles.<br />
(28) Casimir, op. cit., pp.60-61<br />
(29) Deves, op. cit., p.90.<br />
(30) Grez aborda este asunto, “La Guerra Preventiva”.<br />
(31) Ibid.<br />
(32) Carlos Altamirano en su libro “Dialéctica de una Derrota” (Ed. Siglo XXI, 1977) nos dice de la época de la Unidad Popular <em>“</em>(el poder popular) <em>Como fenómeno social, lo hemos dicho, atemoriza profundamente a la clase dominante. Por pirmera vez ésta percibe al proletariado no como una masa primaria, ignara, difusa, incoherente y fragmentada, sino como un todo compacto, sólido, con plena conciencia de su identidad y con la firme voluntad de desplazarla del poder. Y no se trata sólo de un temor abstracto. Cuando el proletariado desfila, cuando realiza sus actos y grita sus consignas, cuando ve sus puños levantados al cielo, la burguesía siente pavor físico y se repliega en sus mansiones”</em> (p.115)<br />
(33) Los mismos salitreros decían que negativa a negociar con la masa obrera no era una cuestión de dinero sino que de principios. Deves, op.cit., p.157.<br />
(34) Grez, “La Guerra Preventiva”<br />
(35) Los obreros lo aplaudieron entusiastamente, con la misma ingenua confianza con que los obreros patagónicos aplaudieron al teniente coronel Varela antes que éste los masacrara en los sucesos conocidos como la “Patagonia Trágica” o “Rebelde” en 1922.<br />
(36) Deves, op.cit., pp.130-131.<br />
(37) Ibid, p.133<br />
(38) Ibid, p.148<br />
(39) Ibid, pp.143-145. No hay consenso en torno a las cifras exactas de bajas obreras, pero todas rondan alrededor de esa cifra. <br />
(40) Ibid, pp.156-158<br />
(41) De manera no muy diferente a cómo es hoy el brazo represivo de las trasnacionales y del puñado de capitalistas locales que manejan este país a su antojo, como lo ha demostrado tristemente el conflicto mapuche y la huelga de los forestales en Arauco.<br />
(42) Deves, op.cit, pp.158-159<br />
(43) Bravo-Elizondo “Santa María de Iquique: El Último Recurso de los Dirigentes” http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=6931 <br />
(44) Un cable de Sotomayor a Eastman decía claramente <em>“Sería muy conveniente aprehender cabecillas, trasladándolos buques de guerra”</em> Bravo-Elizondo, Pedro “Santa María”<br />
(45) Ibid<br />
(46) Ibid. Vale la pena llamar la atención que, en el caso de ser un “obrero revoltoso”, como ciertamente Briggs lo era a los ojos de las autoridades, el consulado norteamericano no mostró ningún interés por uno de sus ciudadanos. Actitud que contrasta notablemente con el “interés” políticamente motivado que los EEUU han demostrado por sus ciudadanos en el extranjero para justificar innumerables intervenciones militares imperialistas, incluida la ignominiosa invasión a Granada en 1983. <br />
(47) Mención aparte merecen las opiniones vertidas por el “historiador” amarillista y sensacionalista Víctor Farías, ya famoso por sus calumnias disfrazadas de investigación objetiva. En La Tercera (04-03-07) dice: <em>“Los dirigentes del movimiento salitrero pidieron asilo en el consulado norteamericano antes de ser perseguidos y quedaron todos vivos, igual que los dirigentes de la Unidad Popular, que dejaron a la gente frente al ejército más poderoso de Sudamérica sin conducción. Después de Santa María los mineros quedaron tan botados como quedó la gente de los cordones industriales”</em>. Esta calumnia es de lo más vil y cobarde, y no es más que una mentira calculada para desviar las responsabilidades desde el opresor hacia el mismo movimiento de los oprimidos. Farías ha de saber, muy bien, que todos los dirigentes estaban presentes en la escuela al momento de la masacre corriendo la misma suerte que el resto de sus compañeros y que si ninguno fue muerto fue por buena fortuna, pues la primera descarga apuntó hacia la azotea de la Escuela donde se encontraba el Comité de Huelga. Es más, José Briggs fue herido de bala en su pierna. Él lo sabe, pero prefiere ocultar ese hecho, mintiendo deliberadamente, para hacer aparecer a los formidables dirigentes de este movimiento como irresponsables. Por último, la decisión de ir al consulado fue una decisión colectiva tendiente a buscar protección colectiva y disolver el conflicto sin ser derrotados, y no el recurso desesperado de dirigentes individuales. No le daremos más vuelta a este asunto, ya que no nos interesa la polémica con pseudo-historiadores mediocres y pusilánimes como él, ni mucho menos, las tarugadas sin fundamentos que pueda cacarear. <br />
(48) Deves, op. cit., p.83 y p.181.<br />
(49) Bravo-Elizondo, “Santa María”.<br />
(50) Respondiendo a la carta de protesta enviada por los huelguistas previamente. <br />
(51) Ibid, pp.168-177. En esas páginas se describen pormenorizadamente los momentos previos a la masacre. <br />
(52) Bravo-Elizondo “Santa María”
<br />
(53) Deves op. cit., p.183.<br />
(54) Bravo-Elizondo, Pedro: “Santa María de Iquique 1907: documentos para su Historia” Ed. Cuarto Propio, 1993, p.205.<br />
(55) Silva Renard en su parte informa de un par de bajas entre los uniformados, los que explica como producto de disparos desde la Escuela. En verdad, tales bajas habrían sido causadas por disparos de los mismos uniformados, pero Silva Renard alteraría los hechos para dar mayor solidez a su acción (Deves, op.cit. p.182). Queda por saber si tales bajas se produjeron por torpeza o por justicia sumaria contra insubordinados que se puedan haber negado a disparar, como se ha dicho en una versión de los hechos.<br />
(56) Víctor Mamani Condori discute las diversas cifras de muertos en su artículo “A la búsqueda de los masacrados de Iquique” http://www.clarinet.cl/index2.php?option=content&do_pdf=1&id=4039 citando que la cifra de 2.000 es corroborada por un suboficial del regimiento Carampangue. En una fosa común lateral al Servicio Médico Legal de Iquique se retiraron, en exhumaciones realizadas en agosto de este mismo año, 2.332 cadáveres. Ver también Bravo-Elizondo, Pedro “Recuento de los Masacrados en la Escuela Santa María. Las Versiones” sobre las distintas cifras entregadas por diversas fuentes http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=7037 <br />
(57) Heredia, Luis “El Anarquismo en Chile (1897-1931)”, Ed. Antorcha, 1981, p.25. Originalmente, este folleto publicado en 1936 se tituló “Cómo se construirá el socialismo”<br />
(58) Relato de José Santos Morales, en Bravo-Elizondo, “Santa María de Iquique 1907” pp.179-180. Este relato describe minuciosamente los últimos días de la huelga, así como los hechos represivos relatados, aparte de los días posteriores a la masacre. Ver sobre las cifras citadas Grez “La Guerra Preventiva”. Hay una versión que dice que los obreros fueron “quinteados” en el Club Hípico (ver Ljubetic Vargas, Iván “Masacre que no se Olvida”, en Punto Fina, no.629, 1º de diciembre 2006), pero José Santos Morales, dirigente de la huelga que estuvo ahí, no relata en su testimonio tal episodio.<br />
(59) Zolezzi, Mario, http://www.geocities.com/Athens/Acropolis/1004/escuela1.html <br />
(60) Deves, op.cit., p.186<br />
(61) Discurso de Sixto Rojas el 21 de diciembre de 1908. En Bravo-Elizondo “Santa María de Iquique 1907”, p.189.<br />
(62) Deves, op.cit., p.181. Subrayado nuestro.<br />
(63) Ibid, p.192<br />
(64) Dicho sea de paso, no creemos que sus conclusiones o que esta desafortunada lectura política que hace de los acontecimientos, desmerezcan al libro en cuestión como una fuente importante de documentación de los hechos.<br />
(65) Nos parecen igualmente sorprendentes las aseveraciones de Sergio Grez en su libro ya citado sobre la historia del movimiento anarquista, cuando se detiene en la influencia anarquista sobre la huelga (p.111). Haciéndose eco de la conclusión de Deves, Grez dice de ésta que <em>“De ser justa –y el autor acumula muchas evidencias en su apoyo- la influencia de los anarquistas quedaría a trasluz. ¿Quiénes podían apostar en 1907 de manera mesiánica a la revolución social? ¿Quiénes sino ellos eran refractarios absolutos al diálogo y negociaciones con los representantes del Estado? Es cierto que Olea, Brigg y sus camaradas habían demostrado gran flexibilidad táctica dialogando –como miembros del comité directivo de la huelga- con las autoridades y habían mantenido un tono y un discurso moderado, casi impropio de su condición anarquista. Pero tal vez para ellos la cuota de concesiones ya se había completado y su mesianismo y principismo afloró impetuoso en vísperas de la masacre, logrando contagiar a la masa aglutinada en la Escuela Santa María. De ser así, la conducción ácrata habria sido efectiva, pero en el peor sentido, ya que la negativa a negociar y a abandonar el lugar se convirtió en la gota que rebalsó el vaso, desatando la tragedia”</em>.<br />
A crédito del autor –y para hacerle justicia- él mismo se apresura a señalar que esto es solamente especulación –especulación basada en las conclusiones dadas por Deves más que en su propia investigación. Creemos que tal visión del rol de los anarquistas es extremadamente erróneo, primero, por representar al anarquismo como un fenómeno más psicológico que nada, vaciado de contenido político –algo insostenible desde la evidencia que el mismo autor entrega en su libro. Como si el anarquismo se definiera por la incapacidad de negociar y por el mesianismo político (¿?!). Y más errónea aún, cuando es uno de los mismos huelguistas –Briggs- quien según el propio Deves intenta persuadir a las bases obreras de abandonar la escuela momentos antes de la masacre, recibiendo una negativa de sus propias bases.<br />
(66) Vial, Gonzalo “Historia de Chile”<br />
(67) Bravo-Elizondo “Santa María”<br />
(68) Bravo Elizondo “Santa María de Iquique 1907”, p.184.<br />
(69) Deves, op.cit., p.179.<br />
(70) El golpe de Estado de Pinochet nos entrega otro ejemplo trágico del doble estándar de la burguesía: desde 1970 hasta 1973 cacareaban, falsamente, que Allende incurría en actos anti-constitucionales. Pero con el Golpe, ellos no tuvieron ningún problema en ponerse por fuera de su propia legalidad para luego re hacerla a su antojo en 1980.<br />
(71) Ver Grez “La Guerra Preventiva”<br />
(72) En un artículo anterior critico lo que llamó el dogmatismo táctico –que es el pensar que una táctica es la mejor en cualquier lugar y en cualquier momento. “Notas sobre el artículo ‘Anarquismo, insurrecciones e insurreccionalismo’”. http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=4456 <br />
(73) Bravo-Elizondo, “Santa María de Iquique 1907”, p.189.<br />
(74) Grez, “Transición en las formas de lucha”.<br />
(75) Antes de dar la orden de fuego, Silva Renard dice al regimiento O’Higgins que esos exaltados eran todos extranjeros; Sotomayor plantea que la huelga fue urdida en Argentina, en Buenos Aires; las banderas de los tres países de la Guerra del Pacífico hermanadas por la solidaridad obrera han de haber sido otro factor importante de irritamiento del general asesino. <br />
(76) Obrero de la Forestal Arauco asesinado por la policía durante la represión de mayo a la huelga que sostenían estos trabajadores.<br />
(77) Obrero de la construcción consumido por asbestosis que en noviembre del 2001 se quemó a lo bonzo como una forma de protestar ante el abandono que miles de trabajadores enfermos de asbestosis sufren por parte del Estado y la patronal. Esta enfermedad es causada únicamente por negligencia patronal y de las autoridades.<br />
(78) Estudiante y trabajador asesinado en Arica por la policía en mayo de 1999 por protestar por el derecho a la educación.<br />
(79) Luis Lagos fue un obrero que murió arrollado por un bus con carneros durante una huelga de FABISA, en Santiago, en mayo del 2001.<br />
(80) Ortiz, Oscar “El Vengador de Iquique”, Hombre y Sociedad, No.3, Diciembre ’97-Enero ’98. Ver también el artículo de Pedro Bravo-Elizondo “Santa María de Iquique, ¿Crimen sin Castigo?” http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=7003 <br />
(81) Bravo-Elizondo, “Santa María de Iquique 1907”, p.189. Bravo-Elizondo, “Santa María de Iquique 1907”, p.189.Imágeneshttp://www.anarkismo.net/article/7140#comment74422007-12-22T18:50:37+08:00José Antonio Gutiérrez Danton..translation please!http://www.anarkismo.net/article/7140#comment74502007-12-24T00:30:12+08:00coyoteI've not seen anything online resembling an anarchist take on this important eve...I've not seen anything online resembling an anarchist take on this important event in english. Come to think of it, i've seen very little online in english about it at all.Artículos relacionados disponibles en Anarkismo.nethttp://www.anarkismo.net/article/7140#comment75282008-01-06T22:06:46+08:00Chacalón"Canto a La Pampa" de Francisco Pezoa: Homenaje a los obreros de la Escuela Sant..."Canto a La Pampa" de Francisco Pezoa: Homenaje a los obreros de la Escuela Santa María (Ignacio Bastías)<br />
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<a href="http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=7003">http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=7003</a><br />
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Santa María de Iquique: El último recurso de los dirigentes (Pedro Bravo-Elizondo)<br />
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