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Detrás de la "ola de violencia" e inseguridad está el verdadero criminal: El capitalismo

category américa del norte / méxico | represión / presos | opinión / análisis author Saturday August 23, 2008 05:20author by Grupo Socialista Libertario Report this post to the editors

¡Guerra al capital y su sistema criminal!

¡Ninguna alianza “por la seguridad” con quienes nos someten a diario!


En relación al asesinato de Fernando Martí: Detrás de la “ola de violencia” e inseguridad se encuentra el verdadero criminal: El capitalismo



Durante las últimas semanas y tomando como pretexto el secuestro y asesinato del joven de 14 años Fernando Martí, la burguesía mexicana ha desatado toda una campaña de histeria colectiva sobre la inseguridad en el país. Sin duda la historia de la muerte de este adolescente es triste y aterradora, pero los capitalistas mexicanos, como los de todo el mundo, en su natural e inmutable mezquindad, producto de la posición social que ocupan, han utilizado este acontecimiento como el pretexto perfecto para fortalecer las medidas de represión sobre los explotados.

La campaña reaccionaria de los explotadores, que propone la barbárica pena de muerte, la militarización del país y el endurecimiento de las medidas de control de los distintos cuerpos policiales sobre la vida de las personas no está dirigido a garantizar la “seguridad” de los explotados y los oprimidos, que dicho sea de paso, jamás podrán encontrar seguridad en un sistema que a diario los destroza física y mentalmente por medio de la explotación laboral, que son victimas de las extorsiones, robos y maltratos de las bandas policiales, etc. Esta campaña mediática está dirigida sólo a promover y garantizar la seguridad de una cosa: La seguridad de los capitalistas para preservar su putrefacto sistema de explotación, de miseria, de guerras, de destrucción ambiental, etc. Si hay algo que a la burguesía le interesa salvaguardar es su posición de clase dominante, su derecho y privilegio a explotar a los trabajadores, por tanto es ridículo que esos mismos burgueses que a diario matan de hambre y condenan a la miseria a millones de personas, ahora se muestren preocupados por lo que pueda ocurrir con el grueso de la población.

La muerte de Fernando Martí: El resultado de la propia descomposición social del sistema.


El adolescente Fernando Martí, como ya se ha comentado abundantemente en los medios de comunicación, era el hijo de un acaudalado empresario, Alejandro Martí, que hace menos de un año vendió el 100% de las acciones del Grupo Martí (Deportes Martí y los gimnasios de lujo Sport City) a otro poderoso capitalista, Alfredo Harp Helú, fundador de Banamex, por una cifra de 6,067 millones de pesos, algo así como 561.8 millones de dólares. Fernando fue secuestrado el 4 de junio de este año en la ciudad de México y a pesar de que su familia pagó por su rescate el 12 de junio, Fernando fue encontrado muerto en la cajuela de un automóvil el 1 de agosto.

El capitalista Alejandro Martí, padre del joven asesinado, describe todo lo que pasó su familia como: “las peores noches de nuestras vidas, la peor época de nuestra vida”, y no dudamos ni un instante de que efectivamente ha sido así y que el dolor de todos los familiares debe de ser inmenso, pero mientras los medios burgueses promueven su hipócrita lamentación y utilizan este caso para lanzar su asqueroso programa burgués, y de paso su campaña tramposa de “unidad nacional” para “enfrentar unidos a la delincuencia”, con lo que intentan, como lo hacen a diario, borrar las diferencias entre las clases, eliminar y diluir por medio de su discurso nacionalista de “unidad”, el abismo que en la vida real separa a los explotados de sus explotadores, los revolucionarios tenemos que aportar un análisis que señale cuales son las causas materiales de la “criminalidad”, y de todo el terror que se desata constantemente en la sociedad, el cual es producto del propio sistema capitalista, mismo que no puede ofrecer otra cosa que no sea barbarie para los explotados, y como en este caso, la propia burguesía no está exenta de ser salpicada por esa barbarie que su propio sistema genera.

A la “criminalidad”, el nauseabundo “análisis” burgués de los medios de comunicación, de las organizaciones patronales y de los políticos que se han pronunciado sobre el caso de la inseguridad, la intentan presentar prácticamente como una conducta innata, cuasi-genética en los “delincuentes”, por ello los representantes de esa clase (la burguesa) agotada históricamente, y por completo enemiga de todo desenvolvimiento sano y libre de la sociedad, sólo pueden proponer más barbarie, es decir más “mano dura”, un mayor control sobre nuestras vidas, penas carcelarias aún más altas de las que ya la maquina de opresión y muerte que es el Estado da a quienes han caído en sus garras, etc.

Antes de hablar sobre la base material del capitalismo, que es la que produce personalidades y conductas “anti-sociales” como la de los secuestradores, asesinos y demás, debemos de dejar claro que es necesario no caer en la trampa del discurso gubernamental, que llena páginas y programas televisivos hablando de “seguridad”, “paz”, “tranquilidad”, etc.

Hay que entender que estas palabras en boca de la clase dominante no pueden significar sino todo lo contrario para la clase explotada. Para el Estado la “tranquilidad” es la libertad de los capitalistas de extraer ganancias a cuestas del sudor de los trabajadores, y por tanto, todos aquellos que rompen esa cínica tranquilidad explotadora son “criminales”. El Estado no puede entender por “paz” y “seguridad” salvo la normalidad en que el capital somete a los explotados a la dictadura del lucro, al régimen esquizofrénico y deshumanizado (e inhumanizable) de producción de mercancías. Por tanto, hay que tener claro que en la medida en que confrontemos a la sociedad de clases y luchemos por una verdadera comunidad humana, sin dominación, sin clases, seremos catalogados por los defensores del capitalismo como “criminales”.

Economía, psicología y cultura capitalistas: Detonantes del comportamiento irracional del ser humano.


¿Pero qué hay de esa otra “criminalidad”, la de las violaciones, asesinatos, etc.? Como señalamos anteriormente, es una historia aterradora la del joven asesinado, y el hecho de que haya pertenecido a una familia de la clase capitalista no nos alegra (tendríamos que estar dementes), ni nos es indiferente, pues luchamos por una sociedad en la que no haya base alguna para este tipo de acontecimientos de muerte y violencia irracional, sin embargo estamos bastante lejos de apoyar o avalar los discursos igualmente aterradores del gobierno y los empresarios que sólo intentan profundizar y hacer más enfermizo a un sistema que ya de por sí lo es bastante.

Para nosotros esta clase de “delitos” o “crímenes”, son un producto de múltiples factores, los cuales tienen en común ser a su vez producto de las relaciones sociales del capitalismo. Uno de los factores de la “criminalidad” es sin duda alguna el económico; al vivir en una sociedad en la que tan sólo un puñado vive rodeado de lujos y comodidades, y la gran mayoría, que trabaja dura y penosamente, vive usualmente al día y llena de deudas y carencias, es normal que muchos de entre esa mayoría, a quienes les es difícil vestirse y alimentarse dignamente, recurran a medios de sobrevivencia que estén basados en atentar contra la libertad, la integridad o la vida de los demás. Hoy en día todos saben que en México las bandas burguesas del narcotráfico están “empleando” a jóvenes de entre las capas más pobres de la sociedad para que se dediquen a transportar drogas o a ejecutar a los miembros de los cárteles competidores. Todos ellos son jóvenes sin ninguna perspectiva ni porvenir alguno bajo el capitalismo, son jóvenes que estaban condenados al desempleo o a empleos temporales y ultra-explotados, que han visto en la industria del narco o en las bandas de secuestradores una salida “fácil” a su sombría situación.

Hay otro tipo de crímenes que si bien parecen no estar directamente ligados a lo económico, si son producto del carácter psico-social y cultural creado por el capitalismo. El capitalismo, que tiene como “moral” suprema a la ganancia y al lucro económico, despoja por completo al individuo de su carácter humano, para convertirlo en una vil mercancía como todas las demás. Bajo el capitalismo dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en “algo”, en una cosa que tiene que ser agradable al capital, a las necesidades de la dictadura del lucro, en una mercancía que satisfaga los requerimientos de nuestros patrones, en “algo” que sea útil a su vez para la producción de otras nuevas mercancías que se valorizan no por nuestros requerimientos humanos, sino por las necesidades artificiales que crea el mercado mundial del capital. Nos convertimos no en lo que nuestras capacidades y potencialidades humanas nos permiten, sino en aquello en lo que forzosamente nos tenemos que convertir para poder vendernos en el mercado del trabajo. Todo este régimen de locura produce en los individuos frustraciones, ansiedades y angustias, que al no poder ser aliviadas genuinamente bajo el capitalismo, se profundizan y crean toda una estructura psicológica enferma, que se expresa socialmente en comportamientos “destructivos” contra los demás o contra ellos mismos.

Sumado a los aspectos económicos y psicológicos (como se puede ver todos están fuertemente interrelacionados) está el aspecto cultural. La clase dominante promueve ciertos aspectos “culturales” basura que sirven para mantener un control mental sobre los explotados, para evitar que estos desarrollen un pensamiento crítico que los pueda llevar a cuestionar la explotación de la cual son victimas. Estos elementos “culturales” de control, combinados con la frustración, angustia y ansiedad que producen las condiciones materiales del sistema, dan pie a la formación de una cosmovisión bastante oscura para los individuos desesperados y sin ninguna alternativa; todo esto da pie a su vez al surgimiento cada vez mayor de “tendencias” juveniles expresadas muchas veces en las propias “tribus urbanas” que se caracterizan ya sea por el desprecio al ser humano y la apología a la muerte, por la tristeza y la depresión, por la drogadicción y la práctica de violencia pandilleril irracional contra otros jóvenes, etc. Todo ello es un caldo de cultivo para comportamientos irracionales como los que hemos venido viendo en México y en otras partes del mundo, donde jóvenes entran a sus escuelas armados y disparan contra todo aquel que tengan enfrente, donde otros matan a familiares, parejas o amigos, o atentan contra sus propias vidas.

El mismo terror capitalista alrededor del mundo, con sus innumerables guerras producto de las rivalidades entre los distintos Estados, y la tranquilidad con que se nos habla en los noticieros de estos eventos, como si fuesen lo más natural y humano del mundo, forjan en la estructura psicológica de las personas una tendencia a tomar con total naturalidad e insensibilidad la muerte de cualquier otro ser humano.

En resumen, son sociedades mentalmente enfermizas lo único que puede ofrecernos un sistema enfermo y asesino como lo es el capitalismo.

Marchas por la “seguridad”, una patraña de los explotadores para seguir sometiendo y controlando a los explotados.


Después de lo acontecido con el joven Martí, sumado a la violencia diaria que desata el narcotráfico, el conjunto de los empresarios mexicanos, es decir, de los explotadores que viven del trabajo ajeno, han comenzado a lanzar convocatorias para una “marcha por la seguridad y la paz”. Como hemos venido diciendo, esto no es más que vil hipocresía burguesa, pues la burguesía en lugar de buscar seguridad para todos, lo que quiere es aprovechar este pretexto para seguir profundizando su proceso de endurecimiento frente a los trabajadores y toda la población oprimida en general. Sabemos que Calderón, al llegar a la presidencia, y al saber que sus programas eran un claro ataque contra las masas, decide comenzar a gobernar con el ejército en las calles, con el pretexto de “combatir al narco”. Lo que la militarización del país pretendía era preparar el campo idóneo de la represión masiva, para cuando las luchas de las masas populares comenzaran a desatarse.

Hoy este caso le da al gobierno calderonista un nuevo y excelente pretexto para mantener al ejército en las calles y para fortalecer las medidas represivas contra la población. La marcha servirá al mismo gobierno de Calderón, enemigo de todos los explotados y oprimidos, como en general lo es todo gobierno, para reprimir con mayor tranquilidad, pues la represión y el uso de la fuerza policial serán vistas como algo que “pidió la ciudadanía”.

Además de todo, esta rancia campaña histérica de la “inseguridad” y la marcha burguesa, tienen de trasfondo las rivalidades inter-burguesas entre los distintos gobiernos. Este es un escenario más en el que se desarrollará la “guerra” mediática que desde el 2006 llevan a cabo el gobierno federal de calderón y una parte de la burguesía, contra el gobierno de Marcelo Ebrard y otra parte de la burguesía que apoya a éste último. Ambos personajes, más allá de sus disputas mediáticas, tienen en común ser enemigos de los trabajadores y administradores del capitalismo, el sistema que tiene por base la peor de las violencias: la miseria.

Pero es justamente esto último, la miseria, lo que también intentan ocultar con todo el show que han montado sobre la “inseguridad”. El desempleo, según el propio INEGI, viene creciendo estrepitosamente, los precios de los alimentos más indispensables se elevan escandalosamente cada vez más, los precios de los servicios suben un mes sí y el otro también. La miseria crece y se generaliza, y esto preocupa a los capitalistas, que no desean ver a las masas trabajadoras en las calles luchando por mejores condiciones de vida y cuestionándose este sistema de exclusión, por ello todo el espectáculo sobre la violencia les sirve también para desviar la atención de las masas sobre este punto.

Pero por más que traten de desviar la atención, el crecimiento de la pobreza esta allí, y el vaso se va a derramar tarde o temprano.

La única vía racional para barrer con el hambre, con la violencia burguesa, con la desigualdad, en pocas palabras, con toda esta barbarie, es destruir al capitalismo y reorganizar a la sociedad sobre bases verdaderamente libres, igualitarias y humanas.

¡Guerra al capital y su sistema criminal!

¡Ninguna alianza “por la seguridad” con quienes nos someten a diario!

GSL.

Agosto 2008.

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