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Colombia: el cálculo político disfrazado de “humanitarismo”

category venezuela / colombia | imperialismo / guerra | opinión / análisis author Friday August 08, 2008 09:04author by José Antonio Gutiérrez D. Report this post to the editors

Análisis de cómo Uribe ha utilizado la liberacion de los rehenes tras la Operación Jaque para consolidar su proyecto autoritario.
Caricatura de Garzón en El Espectador
Caricatura de Garzón en El Espectador


Colombia: el cálculo político disfrazado de “humanitarismo”



Uribe tuvo su minuto de fama internacional: de ser un presidente involucrado en actos de terrorismo de Estado, paramilitarismo, y el principal obstáculo para lograr el intercambio humanitario que liberara a los secuestrados y retenidos en poder de las FARC-EP (cosa que podría haberse hecho hace mucho tiempo), pasó a ser el “liberador” con el cual todos querían sacarse una foto. Hasta su gran contradictor latinoamericano, Hugo Chávez, se sumó de manera oportunista al carrusel mediático montado en la euforia de la liberación de los rehenes en poder de las FARC-EP (mientras Correa, con un poco más de dignidad, declaraba que “el éxito de la operación no cambia la naturaleza del gobierno colombiano”[1]). La liberación de los 15 rehenes (cuatro de los cuales tenían los pasaportes correctos: Francia y EEUU) hizo al mundo, por un minuto, olvidar que el hombre al que se felicitaba, y que el Ejercito que, según Betancourt, representa la “mano de Dios” sobre Colombia, son responsables de las peores atrocidades de las cuales el conflicto colombiano ha sido testigo: el horror paramilitar, con sus 30.000 desaparecidos, cuatro millones y fracción de desplazados y sus innumerables ejecuciones extrajudiciales -tan sólo en el 2007, hubo 347 ejecuciones extrajudiciales, y hasta marzo del 2008, otras 36[2].

Además, con esta operación pudo el gobierno de Uribe salir al paso a los escándalos que lo venían acorralando y ordenar su propia casa, donde incluso muchos uribistas comenzaban a tomar distancia de sus arrebatos cesaristas. El momento preciso en que vino a ocurrir la liberación, a un día de una masiva manifestación contra sus intentos de perpetuarse en el poder y sus continuos ataques al poder judicial (la cual tuvo que ser cancelada) y en medio de una nueva crisis institucional, demuestra que hubo más de cálculo político que de intenciones genuinamente humanitarias en la liberación.

La Operación Jaque: el golpe mediático y el gato encerrado



Como maná divino cayó la liberación de Betancourt y los otros rehenes al uribismo, justo en momentos en que Uribe estaba acorralado por amplios sectores sociales, políticos y por la Corte Suprema, debido a la profunda crisis institucional que se desarrolla en Colombia[3] y que fue hecha patente por el fallo judicial sobre el acto de cohecho que permitió su segunda re-elección presidencial en el 2006[4]. La “Operación Jaque” vino, entonces, a aplazar una vez más la resolución de esta crisis, la cual fue momentáneamente barrida bajo la alfombra, dando así un respiro al uribismo, el cual conserva intacta su naturaleza autoritaria, corrupta, militarista y culebrera. La crisis fue capeada de manera pasajera, hasta que los nuevos movimientos del uribismo, que busca perpetuarse en el poder y que no ha sido ni corto ni perezoso para sacar el máximo capital político de la liberación, la agudicen y la vuelvan a poner en la palestra pública.

Sobre la operación misma, aún quedan muchas dudas sobre lo qué realmente ocurrió: lo que sí es cierto, es que la versión oficial es imposible de creer para cualquiera que tenga más de dos dedos de frente. Claramente, hay algún gato encerrado que ni el gobierno, ni la misma Ingrid Betancourt quizás, querrán que salga a la luz. ¿Responderá el “uribismo” de Betancourt a negociaciones tras bambalinas? ¿Hubo o no hubo acuerdos económicos o de otra naturaleza con algunos de los dirigentes insurgentes apresados? ¿Cuál fue exactamente el rol de los negociadores suizo y francés que se entrevistaban en esos días con un delegado de Cano, jefe máximo de los insurgentes (más allá de las escuetas declaraciones que han dado para defenderse de las acusaciones de extralimitación de funciones proferidas por Uribe y por el ministro Santos)? Algunas de estas cuestiones han sido abiertamente planteadas, incluso, en medios oficialistas, como es El tiempo, en donde un columnista declaraba “Conviene advertir de entrada que, mal que le pese al Gobierno y a sus fuerzas armadas, y quién sabe si a la propia señora Betancourt, a ojos del más desprevenido la libertad de los rehenes fue producto de una negociación dineraria, si no con la cúpula subversiva, sí con los carceleros 'César' y 'Gafas', alistados al efecto con tecnología extranjera. El supuesto golpe de audacia y engaño a las Farc fue, al parecer, puro teatro.”[5]

Es difícil de determinar lo que realmente ocurrió y prefiero no especular al respecto[6]. Pero ya están apareciendo ciertas señales de que la Operación no fue ni tan limpia, ni tan impecable como se piensa. Uribe ya ha debido reconocer que se utilizaron indebidamente los emblemas de la Cruz Roja, violando así los protocolos que el mismo Estado colombiano suscribiera en 1949[7], incurriendo con ello en una nueva violación del Derecho Internacional Humanitario y cometiendo el delito de “Perfidia”[8]. Más allá de si la Cruz Roja considera necesario o no tomar acciones legales, es importante señalar que esta confesión se hizo solamente después de que Uribe fuera “pillado” por la CNN, quien difundiera primero la noticia; no hubo, por tanto, buena fe en la confesión, lo cual, una vez más demuestra el carácter mentiroso del régimen y evidencia el hecho de que hay mucho respecto de la operación que no conviene –a los que la están capitalizando políticamente, desde Uribe hasta la misma Betancourt- que se sepa[9].

Los uribistas, con la prepotencia que les caracteriza, amén de aquella lógica del “fin justifica los medios” que les hace vitorear toda clase de atrocidades por parte del Estado, vociferan en los medios oficialistas que la ofensa no es tan grave en relación a los resultados que se obtuvieron. Pero, ¿Cuál es la gravedad de la utilización indebida de los emblemas de la Cruz Roja? Un artículo anónimo titulado “El Trapo y los Secuestrados” lo deja bien en claro:

Con este hecho, el gobierno colombiano afectó gravemente la credibilidad de quienes en el futuro porten tales insignias, es decir, el gobierno pasó de preferir el sacrificio de un grupo de secuestrados en aras de toda una nación, antigua premisa, al favorecimiento de 15 de ellos en desprecio de la vida del resto de secuestrados que aún permanecen en poder de las Farc, de todas las personas que trabajan en el CICR y otros organismos de ayuda y de todos los militares y civiles que dependen del voluntariado de estas ONGs para su supervivencia, que en Colombia, con un 10 % de su población víctima del desplazamiento interno, y un conflicto que a diario deja caídos y lesionados en combate de ambos bandos, nos da un resultado de varios millones de personas.

Es notorio que el gobierno busca la salida de los secuestrados sólo en las maneras que ésta le pueda ayudar en sus objetivos, sin importar, como en todos sus acciones, quien sea el afectado por ese acto de liberación. Paradójicamente, de este último se puede festejar su resultado puntual en las 15 personas libres, pero no se puede felicitar, debido a sus profundas razones y repercusiones
”[10].

El 20 de Julio: entre el show y la manipulación



El uribismo tenía, necesariamente, que canalizar la euforia por la “seguridad democrática” tras la liberación de los 15 rehenes. Los medios se apresuraron a convocar para el 20 de Julio a una manifestación por la libertad de los “secuestrados”[11] y pronto, la manifestación, coincidiendo con el día de la independencia, se mezcló con carnaval y con farándula. El gobierno comenzó a coordinar conciertos que, con la excusa de pedir la liberación de los “secuestrados”, buscaba en realidad apelar a la movilización ciudadana para ponerla de su lado en el conflicto, a la vez que buscaba ser expresión de masas por la re-elección de Uribe. En este sentido, esta marcha fue la continuación de aquella del 4 de Febrero (y no de aquella del 6 de marzo)[12], pese a que sectores de oposición –particularmente el Polo- aprovecharan la oportunidad para plantear el problema del secuestro en general y no solamente del secuestro por parte de las FARC-EP. Más que ante una manifestación popular, estuvimos ante un espectáculo montado desde el gobierno y los medios, con la venia norteamericana, que aplaudía desde actos en la Casa Blanca y cuyos funcionarios participaban de las movilizaciones[13].

Si bien es cierto que desde el comienzo algunos de los organizadores, particularmente, el periódico El Espectador[14] y la Fundación País Libre[15], plantearon que esta marcha sería contra toda las formas de secuestro (lo que incluiría, ciertamente, a los 250 secuestrados en poder del paramilitarismo aliado a Uribe, de los cuales nunca se habla), ciertamente, todos los medios inclinaron la balanza hacia las FARC-EP.

Los organizadores esperaban sobrepasar el número de asistentes a la marcha del 4 de Febrero, calculado en alrededor de tres millones de personas. Sin embargo, pese a la convocatoria de Betancourt, a los esfuerzos desplegados por el gobierno y por el Ministerio de Cultura, por los llamados de las estrellas de la farándula y pese a que se sumaran a la convocatoria los sectores de oposición que habían convocado al 6 de Marzo, donde otros tres millones salieron a marchar contra los crímenes de Estado y del paramilitarismo, la cifra no anduvo cerca de las manifestaciones de comienzos de año. Aunque no por ello puede desconocerse que fue una manifestación importante que evidencia la necesidad de lograr la liberación inmediata de los secuestrados civiles y del intercambio humanitario, así como de la necesidad de que la insurgencia revise seriamente sus métodos. Según la policía, asistieron unas 900.000 personas[16] y según otros medios, como RCN, las principales manifestaciones se habrían concentrado en Bogotá, con casi un millón, y Medellín, con casi 500.000 manifestantes[17]. Al parecer, la convocatoria total estaría en algún punto intermedio entre la cifra policial y los dos millones de asistentes.

¿Qué fue lo que ocurrió? Ciertamente, el hecho de hacer la movilización un día domingo tiene que haber tenido su impacto, sobretodo si se considera que a diferencia de la manifestación gubernamental del 4 de Febrero, esta vez no hubo estudiantes ni trabajadores que acarrear[18]. Por otra parte, la situación nacional, con la re-elección de Uribe en el horizonte y la manipulación política descarada que éste hizo de la liberación, debe haber hecho que mucha gente haya tomado distancia, temiendo ser utilizada por el uribismo como “masa de apoyo”. Pero, por otra parte, tampoco el Polo logró encantar a sectores significativos de su militancia para que salieran a protestar por todos los secuestrados y los desaparecidos: esta convocatoria debe haberse percibido como oportunista por muchos de sus miembros de base, y pese a sus esfuerzos por tratar de impulsar una movilización por todas las víctimas, era claro para qué lado se inclinaría la balanza, y no sería precisamente para el lado de la oposición...

Quienes tuvieron reticencia a ser utilizados, vieron su reticencia corroborada con posterioridad a la manifestación. Pese a que se había dicho hasta el cansancio que esta era una movilización “apolítica” (!), Shakira, en el escenario de Leticia, declaraba que ese día se demostraba que “los colombianos” estaban firmes del lado de Uribe. También la ocasión fue utilizada para recolectar abiertamente firmas por la re-elección de Uribe, acción deplorable que fue defendida de manera cantinflesca por el dirigente del uribista Partido de la U, Luis Guillermo Giraldo, quien, sin ningún sentido ni de la vergüenza ni del ridículo, afirmó: “Nosotros no estamos en algo político estamos en un referendo constitucional en el cual los ciudadanos participan sin ningún carácter político, esto se llama democracia participativa (...) nosotros estamos pidiendo simplemente que haya un referendo (...) Esta marcha también tenía la connotación especifica de apoyo al Gobierno nada tiene de ilegal esa recolección de firmas”[19]. ¡Plop!

El Tiempo, por su parte, al día siguiente, hablaba de los “centenares de secuestrados en poder de las farc y el eln”[20], pero sin decir nada de los secuestrados en poder del paramilitarismo. Actitud que no debiera extrañarnos, dado el carácter extremadamente parcial de este periódico que, para la marcha del 6 de Marzo, se dedicó a atenuar los crímenes del paramilitarismo, y en cierta medida, justificarlos[21]. Sus lágrimas por (ciertas) víctimas, no son sino lágrimas de cocodrilo. Estas actitudes, dicho sea de paso, no cayeron nada bien a algunos organizadores bien intencionados que se sintieron manipulados. Esta clase actitudes llevaron al “profe” Moncayo (padre de un soldado en poder de las FARC-EP hace más de una década) a declarar: “lo que se necesita es un acuerdo humanitario, no estos actos politiqueros en medio de la política guerrerista del presidente, y con tantos shows en que nos utilizan para seguir engañando al mundo”[22].

Y el 21 de Julio, vuelta a la realidad



Aunque, momentáneamente, la rimbombante “Operación Jaque” pudiera barrer la crisis institucional colombiana bajo la alfombra, la realidad terminará por imponerse, ya que los golpes mediáticos no pueden eliminar las agudas contradicciones sociales inherentes al régimen colombiano, ni la sistemática violación a los derechos humanos más básicos por parte del Estado. De hecho, a un mes, ya está empezando a agotarse el embrujo mediático y se abren paso las voces disidentes que alertan respecto al peligroso proyecto que se oculta tras la estrategia contrainsurgente del Estado.

Esto no solamente se hace evidente en las declaraciones de una oposición que vuelve a romper el silencio, sino que en el mismo periódico uribista El Tiempo, ha podido aparecer una columna de Pedro Medellín, titulada “¿Jaque al rey?” en la cual, sin ambigüedades, se alerta sobre la deriva autoritaria del régimen, que ha capitalizado políticamente y de manera oportunista el encandilamiento de la opinión pública que produjo la Operación Jaque:

(L)a visibilidad que internacionalmente han recibido las pugnas del Presidente con las Cortes, los vínculos de una gran parte de miembros de la coalición de gobierno con el paramilitarismo, la condena a una ex congresista por haber aceptado prebendas a cambio de su voto de aprobación a la reelección presidencial inmediata y, sobre todo, la intención de Uribe de volver a cambiar la Constitución para hacerse reelegir por segunda vez (…) ha(n) terminado por sembrar grandes dudas sobre el carácter democrático que tiene su tarea pacificadora. (…) Ya nadie se atreve a afirmar (…) que la lucha del Presidente colombiano contra el terrorismo se haya llevado a cabo "sin menoscabar la libertad de prensa, la independencia del poder judicial, la oposición parlamentaria y extraparlamentaria". Por el contrario, la tendencia del Gobierno colombiano a eludir ciertas reglas del juego político e institucional parece haber convencido a la comunidad internacional de que el empeño de Uribe por limitar los poderes de la justicia, subordinar al Congreso y estigmatizar a la oposición se ha llevado a cabo sin quebrantar su propósito de combatir a las Farc, que se ha convertido en el argumento que justifica su propósito de mantenerse en el poder.

En realidad, (…) es cada vez más claro que Uribe ha terminado por instaurar una especie de régimen personalista, en el que el Presidente copa la mayor parte de la escena política e institucional, muchas veces usurpando las funciones de los poderes Legislativo y Judicial, con intervenciones que resquebrajan las formas de representación partidista.
”[23]

Podemos decir, además, que el espectro de la crisis económica, que ya anuncia el término del período de vacas gordas que sirvió de telón de fondo a todo el período de Uribe en el poder, añade un nuevo elemento que profundiza la crisis y que amenaza con mellar la legitimidad de la que hoy el proyecto uribista goza en amplios sectores de la población.

Consolidación del proyecto autoritario después de la Operación Jaque



Uribe sabe que el encandilamiento no será eterno y debe, entonces, apresurarse para impulsar cuánto pueda su proyecto autoritario al servicio de los intereses trasnacionales y de la oligarquía criolla. Por eso lo hemos visto tan ocupado en el mes que ha pasado desde la liberación de los 15 rehenes. De momento, sus principales preocupaciones parecieran ser:

a- Superar la crisis institucional desatada por la Yidispolítica y la Parapolítica, que hace más de un año han visto a Uribe haciendo toda clase de maromas con tal de obstruir el libre ejercicio del Poder Judicial. Esto lo ha llevado a buscar acercamientos con la Corte Suprema por fuera de los tribunales y a “buscar” acuerdos con el fin de neutralizar la independencia del Poder Judicial[24]. La propuesta de Reforma Judicial del gobierno es vista, no sin razón, con suspicacia por amplios sectores sociales, debido a que, claramente, está motivada por oportunismo político y no soluciona ninguno de los obvios problemas del sistema judicial colombiano[25]. Antes bien, el espíritu de la reforma puede resumirse en el intento del ejecutivo de ejercer un mayor control sobre el Poder Judicial, apretando así los hilos del autoritarismo político, a la vez que propiciar la impunidad de los parlamentarios y funcionarios uribistas vinculados a la parapolítica[26]: para ello se contará con las figuras de la cooptación en la elección de los magistrados, entrega al Ejecutivo la facultad de elaborar la terna para la elección del Procurador General, además de la doble instancia para el juzgamiento de los parlamentarios[27].

Esta reforma ha sido señalada de manera certera por el senador Gustavo Petro como una medida retaliatoria del gobierno en contra de la Corte Suprema por los casos de la parapolítica[28]. Human Rights Watch ya se ha pronunciado de manera crítica ante la reforma, diciendo que debilitará al Poder Judicial en beneficio del Ejecutivo y del Uribismo, junto con denunciar que lo que realmente se busca es obstaculizar las investigaciones de la parapolítica y garantizar impunidad a los parlamentarios vinculados a la mafia[29]. Valga aclarar que quienes se beneficiarán de esta reforma (los parapolíticos) son los mismos encargados de votarla en el parlamento[30]…

b- Uribe ha echado mano a una de sus áreas más descuidadas, y aprovechando la atención internacional recibida después de la liberación de los rehenes ha comenzado una vigorosa ofensiva diplomática, cuyo objetivo es la de fortalecer la presencia del proyecto conservador e imperialista en la región, contrarrestar los legítimos cuestionamientos humanitarios a su gestión, y aislar a las redes de solidaridad que apoyan a la oposición o a los movimientos populares desde el extranjero. Como parte de esta ofensiva, hemos visto a Uribe, en una sorpresiva voltereta, aceptar el ingreso al Consejo de Defensa de Unasur y estrechar vínculos con el pragmático de Lula en Brasil[31], quien ve las posibilidades del negocio de las armas con Colombia[32] (dicho sea de paso que, si sumamos el Plan Colombia, la asistencia militar europea e israelí, más ahora la industria de armas brasileña, parece que el final del conflicto se ve aún lejano, pese a los clamores triunfalistas del uribismo –la guerra es buen negocio y los sectores militares tienen demasiado poder en Colombia como para matar la gallinita de los huevos de oro). También, en esta misma línea, hemos visto a Uribe redoblar los esfuerzos para una pronta aprobación del TLC con los EEUU[33] y presionar a sus socios en la CAN para impulsar un TLC con la Unión Europea bajo el mote de “Acuerdo de Asociación”[34]

Por otra parte, los acercamientos con Chávez[35] prueban, por una parte, la tentativa uribista de aplacar a sus contradictores regionales y afianzarse de esta manera a nivel regional, así como también la seriedad con la que el mismo Chávez se está tomando la histeria “anti-terrorista” montada desde Washington vía Bogotá, que lo tiene a él mismo en el centro de la mira. Para Chávez, Uribe ha pasado a ser de un “peón del imperio” a ser un “hermano”, quizás con la esperanza que eso pueda aplacar la contra-ofensiva derechista que comienza a sacudir la región (con réplicas en Santa Cruz, Bolivia). Las recientes declaraciones de Obama de convertir el aislamiento de Chávez en una prioridad de su gobierno lo deben haber preocupado lo suficiente[36]; pero su rápido cambio de discurso –amén de sus promesas de colaboración en la “guerra contra las drogas”, punta de lanza de la intervención en la región- parecen dar la razón a Obama cuando éste definió a Chávez como una sencilla “amenaza manejable”[37].

Por ultimo, la criminalización de mediadores internacionales y de gente que ha participado en el pasado en las negociaciones con las FARC-EP (como el suizo Jean-Pierre Gontard[38], los italianos Ramón Mantovano y Marcos Console[39], o la española Remedios García[40]) busca impedir cualquier contacto de esa organización con el mundo exterior, sin importar la naturaleza de éste –para algo tienen los súper-computadores de Reyes, que están al servicio las 24 horas para proveer la información que sea más conveniente al régimen. Esto es una especie de “paramilitarismo diplomático” que busca intimidar y aislar a quienes han buscado una salida negociada.

¿Hacia el post-conflicto?



Mientras muchos andan divulgando el “fin del fin” y hasta la fase del “post-conflicto”, la realidad, más allá del triunfalismo mediático, dista mucho de ajustarse a este cuadro:

1. El número de desplazados ha aumentado a un promedio de 313.000 anuales[41] (pese a ello, ningún medio se hizo eco de la marcha de desplazados que ocurrió el 18 de Julio);

2. Hasta mediados del 2007, al menos 955 campesinos abatidos por el Ejército fueron presentados como “guerrilleros” muertos en combate (los llamados falsos positivos)[42];

3. En lo que va del año (hasta el 21 de Julio) se habían producido 530 asesinatos en Medellín, principalmente en disputas entre paramilitares[43], con lo cual la tasa de homicidios en Medellín, pese a la bullada “seguridad democrática” han aumentado en un 14%[44];

4. Solamente en el Oriente antioqueño (región donde la insurgencia ya casi no tiene presencia), en el 2007 se registraron 14 “falsos positivos” ejecutados extra-judicialmente por el Ejército y 413 desaparecidos[45];

5. Según la Organización Mundial contra la Tortura, en el 2007 Colombia fue el país donde se asesinó a más defensores de derechos humanos, con 44 asesinatos. El informe de esta organización dice: “Además, que es la misma política de ‘Seguridad Democrática' la que ha propiciado el aumento de las violaciones de los derechos humanos, ya que en muchas oportunidades son los agentes del Estado quienes agraden a la población civil”[46];

6. En Córdoba, por su parte, en lo que va del año, ha habido 283 homicidios[47], 7 de los cuales ocurrieron en la reciente masacre de Puerto Libertador[48].

Es necesario tener estas cifras en cuenta, que aunque parciales son muestra de un panorama general, para tomar el pulso a la profundización de la crisis humanitaria en Colombia y la agudización del conflicto, en épocas de la mal llamada “Seguridad Democrática”. Pues también la Operación Jaque ha servido para que el régimen oculte la realidad del conflicto tras los éxitos militares y declaraciones dudosas sobre los “progresos humanitarios”. Al igual que Iván Cepeda, no creemos que el post-conflicto aún esté cerca, ni que pueda ser engendrado por la actual política guerrerista, sino que, más bien, el conflicto entra a una nueva etapa[49]. La Operación Jaque, ha precipitado algunos elementos preocupantes de esta nueva fase del conflicto social y armado en Colombia:

a. El gobierno dificultará la mediación internacional, y por extensión, toda labor humanitaria extranjera, como se puede apreciar con las acusaciones infundadas en contra de los mediadores francés y suizo que se entrevistaron con el líder de las FARC-EP, Alfonso Cano, a fines de Junio. Esto tiene graves implicancias para la mayoría de las víctimas del conflicto colombiano, pues la observación internacional, si bien no ha parado los crímenes de los paramilitares o de las fuerzas del Estado, representa, al menos, alguna forma de presión para que se respete el derecho internacional humanitario, así como también representa una clase de freno cuya ausencia redundará probablemente en un incremento de las violaciones o, al menos, en que éstas no sean conocidas e investigadas.

b. Otro efecto de la Operación es la creciente invisibilización de las víctimas. Desde los medios que construyen la así llamada “opinión pública”, se entienden como las únicas víctimas del conflicto (o sino como las únicas, al menos con una posición “privilegiada”) a los secuestrados, y solamente aquellos en manos de la insurgencia - no aquellos secuestrados en manos del paramilitarismo (250 de momento), ni los 15.000 ó 30.000 desaparecidos (que son secuestrados hasta que sus cadáveres no se hallen), ni mucho menos, las víctimas de detenciones masivas por parte del Estado o aquellos que se pudren en las cárceles sin debido proceso (unos 7.200)[50]. No hay más víctimas que aquellas de las FARC-EP, pese a que los crímenes del paramilitarismo hayan llegado a un nivel difícil de concebir en cuanto a su sadismo y a la escala enorme con que los realizaron[51], con lo cual la parodia del “humanismo” es absoluta.

c. La invisibilización de ciertos victimarios (Ejército y paramilitares) también estará a la orden del día. Con la Operación se intenta lavar el rostro a un Ejército seriamente involucrado en violaciones de derechos humanos (falsos positivos, ejecuciones extrajudiciales, desplazamiento forzado, etc.)[52], en vínculos con el paramilitarismo, auto-atentados (como aquellos de la XIII Brigada el 2006[53]) y prácticas atentatorias contra el derecho internacional humanitario[54]. Este Ejército, según Betancourt y para sorpresa de miles de víctimas, es la “mano de Dios”. Los líderes del paramilitarismo, por otra parte, han recibido penas irrisorias en Colombia (ninguna superior a los 8 años, pese al horror de sus crímenes), y 14 de ellos que han sido extraditados a los EEUU[55] como narcotraficantes pueden recibir penas aún más irrisorias[56]. Por último, es de destacar que el paramilitarismo sigue vivo[57], aunque se le llamen “bandas emergentes”[58] como una manera de disfrazar la continuidad de este fenómeno, así como el hecho de que el paramilitarismo es inherente a todo Estado de Contrainsurgencia como el colombiano[59].

d. Se siguen cerrando las posibilidades de una negociación política, que trate de raíz los problemas de fondo, la cual no puede confundirse con discutir los términos legales y económicos de la desmovilización de alguno de los actores armados. Siempre hemos sido partidarios, por razones políticas y no por frío realismo, de una negociación política que incluya a los sectores organizados del pueblo y no solamente a las fuerzas insurgentes y al Estado. Pero ante el panorama de debilidad del movimiento popular, fruto de una década de masacres paramilitares, el gobierno no tiene, por ahora, presión social para dar respuesta a los problemas históricos de las mayorías excluidas (redistribución del ingreso, reforma agraria), las cuales se encuentran en los orígenes del conflicto social y armado, pero no figuran en la agenda uribista. Además, con el espaldarazo recibido por el Plan Colombia, la presión militar que enfrentaban anteriores gobiernos también se disipa en gran medida.

e. La amnesia colectiva –contra cara de la invisibilización de las víctimas- impondrá lentamente el velo de la impunidad sobre Colombia, como puede apreciarse con la extradición de los 14 líderes paracos a EEUU[60]. Parte de esta amnesia es ahora la reforma que se propone a la Ley de Justicia y Paz para poder indultar a 19.377 paramilitares[61], mediante el argumento de que sus crímenes serían “crímenes políticos”, aunque tal versión haya sido negada por la Corte Suprema[62]. Con esto no solamente se niega el derecho a la verdad histórica, sino que se indulta a los paramilitares mientras las tierras que ellos robaron siguen en manos de hacendados como el primo de Uribe y mientras NINGUNA víctima ha sido reparada, hasta la fecha. ¿A alguien le queda duda ahora de que Uribe es el presidente de los paramilitares?

f. La movilización de una masa desorganizada, altamente maleable por los medios y la propaganda oficial, refuerza el espectáculo para validar las acciones bélicas o ilegales del supremo líder, como nueva fase del populismo que acompaña al proyecto uribista. El núcleo de esta masa está compuesto, principalmente, por los sectores tradicionales de la clase dominante colombiana más importantes sectores de la clase media colombiana de las grandes urbes. Este recurso de la “masa” (que nunca es activa más allá del apoyo al caudillo) ya fue utilizado por el fascismo clásico. Recordemos que muchos de los que marchaban por el Führer en la Alemania del ’30 no ignoraban del todo las atrocidades del régimen en contra de las minorías étnicas, pero éstas eran minimizadas bajo el influjo de la masa, del culto a la autoridad y de la propaganda estatal –de igual manera, la masa enardecida que marcha para Uribe no ignora (¿cómo podría ignorarlo?) los vínculos del uribismo con el paramilitarismo y el narcotráfico, ni los horrores del paramilitarismo, pero ante el mismo influjo de masas, culto a la autoridad y propaganda estatal, le resta importancia, demostrándose con ello el doble estándar en el discurso que se maneja sobre “las víctimas”[63].

Este es el panorama complejo que se impone por delante a los movimientos populares de Colombia, a lo que hay que sumar la represión constante por parte del paramilitarismo. Las principales tareas siguen siendo la visibilización de la crisis humanitaria, frenar el proyecto autoritario (el cual sigue encontrando reticencias en amplios sectores políticos y sociales), denunciar la impunidad y, sobre todo, en medio de la crisis económica que se avecina y las luchas populares que comienzan a despuntar (lecheros, camioneros, Facatativá, las luchas por vivienda, las luchas indígenas en Cauca, etc.), no bajar las banderas de la transformación social que hagan frente al proyecto de clase que impone el uribismo y que se profundiza a diario bajo la presión del conflicto. Ante la crisis económica y social, el uribismo nada tiene que decir –y su neoliberalismo ortodoxo no puede sino profundizarla. Ese es el espacio que el movimiento popular debiera tomar para renovar un proyecto transformador, alternativo.

El fuerte del uribismo es su ideología contra-insurgente, reforzada por los errores inexcusables de las FARC-EP en la última década, el cual tiene un gran atractivo para los sectores urbanos que anhelan, ante todo la paz, y creen que la “Seguridad Democrática” puede ser un atajo a ella (con el mismo entusiasmo con que muchos aplauden hoy la ofensiva militar uribista, ayer defendían la salida negociada, cuando parecía la posibilidad más inmediata de paz). Ahí es donde el uribismo tiene su principal fortaleza, desde la cual impulsa un proyecto social autoritario de más largo alcance. Pero aún ahí tiene una gran debilidad: la derrota militar de las FARC-EP no puede confundirse con neutralizarlas en su lucha por la conquista del poder. Aún habiendo perdido la posibilidad de tomarse el poder, la perspectiva de una guerra de desgaste que puede prolongarse por un período indefinido, no es un panorama nada alentador para Uribe, quien sustenta su popularidad en la creencia de que el conflicto está en el “fin del fin”. ¿Por cuánto tiempo podrán declarar el triunfo inminente? Si las FARC-EP logran tan sólo sobrevivir, pueden conducir a un efecto de desgaste semejante al desgaste que produjo la prolongada negociación bajo Pastrana.

Sostenemos que el conflicto tiene que resolverse mediante una salida negociada que ponga en el tapete los problemas históricos que lo originaron y que involucre al conjunto del pueblo organizado. Esa opción sabemos que no es un atajo, pero pareciera ser la única solución sustentable a largo plazo, para mover la historia colombiana del conflicto en el que está sumida desde hace seis décadas. Mientras tanto, el conflicto seguirá siendo la excusa para avanzar, por una parte, en el Fujimorato uribista, y por otra, en consolidar el protectorado de los EEUU en la región, desde el cual pretenden ganar terreno perdido en la era de Bush. Las tareas son enormes, pero tenemos confianza en las reservas rebeldes, dignas y libertarias del pueblo colombiano. A la noche, siempre le sigue el amanecer.

José Antonio Gutiérrez D.
7 de Agosto del 2008






[1] http://www.caracol.com.co/nota.aspx?id=627294

[2] http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-...lesur

[3] Nos hemos referido a esta crisis en anteriores artículos “¡Extraditados! Parapolítica y crisis institucional en Colombia” http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=8977 y en una “Posdata” escrita sobre este artículo http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=9006

[4] La importancia de este acto de cohecho, así como la torpeza de la respuesta de Uribe a la sentencia de la Corte Suprema, ya han sido analizados en “Yidispolítica y la re-elección de Uribe: la salida cesarista a la crisis institucional de Colombia” http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=9243

[5] http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumn...592-1

[6] Ya nos hemos referido anteriormente a algunas interrogantes sobre el operativo. Ver “La liberación de Ingrid Betancourt ¿sabremos algún día toda la verdad?” http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=9298

[7] http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-...-roja

[8] Esta utilización indebida que Uribe atribuyó al nerviosismo de uno de los militares, ha quedado en claro que fue hecha de manera premeditada, con lo cual queda claro que Uribe ha vuelto a mentir al respecto. http://espanol.news.yahoo.com/s/reuters/latinoamerica_c...o_sol

http://www.elespectador.com/impreso/articuloimpreso-tra...atria

[9] También se utilizaron los emblemas de Telesur, Ecuavisa y los datos de una ONG española... http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-...lesur

[10] http://pielcabeza.co.cc/

[11] Se entiende por secuestrados a los civiles: los militares son retenidos. Sin embargo, esta confusión conceptual, que los llama a todos “secuestrados” es típica en la propaganda bélica del gobierno colombiano

[12] Ver el artículo “Del 4 al 6 y del 6... ¿a dónde” http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=8467

[13] Sobre la manera en que el tutelaje gringo se evidenció ese día, ver “20 de Julio en Colombia: día de la ‘dependencia’ nacional” http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=9504

[14] http://www.elespectador.com/opinion/editorial/articulo-...todos

[15] http://www.elespectador.com/noticias/paz/articulo-cerca...-farc

[16] http://www.elespectador.com/noticias/paz/articulo-colom...estro

[17] http://noticiasrcn.com.co/content/marchas-fueron-manife...rados

[18] Es de recordar que, a diferencia de la marcha del 6 de Marzo contra el paramilitarismo, la marcha del 4 de Febrero no solamente contó con la venia oficial, del gobierno y de todos los medios de prensa, sino que, además, el oportunista de Samuel Moreno, alcalde de Bogotá, suspendió las clases y los patrones sacaron a sus trabajadores a marchar. Ver “La movilización del 4 de Febrero en Colombia: ¿despertar o caminata de sonambulos?” http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=7566

[19] http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo-...ertad (Subrayado nuestro)

[20] http://www.eltiempo.com/opinion/forolectores/2008-07-21...528-1

[21] Ver la Editorial de El Tiempo, fecha 28 de Febrero del 2008, titulada “Y ahora a Marchar el 6”.

[22] http://bonsaidelainformacion.wordpress.com/2008/07/21/d...ados/

[23] http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/pedromedell...687-1

[24] http://www.eltiempo.com/colombia/justicia/2008-07-16/se...392-1 Ver sobre este particular la interesante columna de Cecilia Orozco “Una foto Social” http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpre...ocial

[25] http://www.elespectador.com/opinion/editorial/articulo-...ticia

[26] Ver el análisis de Antonio Morales, “Justicia de bolsillo en un país de bolsillo” http://www.polodemocratico.net/Justicia-de-bolsillo-en-...is-de

[27] Ver http://www.elespectador.com/columna-reforma-judicial-in...nista y http://www.elespectador.com/opinion/editorial/articulo-...ticia

[28] http://www.polodemocratico.net/La-reforma-a-la-justicia...estra

[29] Ver la entrevista al director de HRW para las Américas, José Miguel Vivanco http://www.elespectador.com/impreso/judicial/articuloim...itica

[30] Ya parecieran haber algunos problemas para la aprobación de la reforma, y el gobierno está haciendo todo cuanto está a su alcance para impulsarla, demostrando que, para éste la aprobación es una cuestión de vida o muerte (o más bien, cárcel) http://www.elespectador.com/impreso/reforma-justicia/ar...votos

[31] Brasil ha aumentado 25 veces la inversión en Colombia en los dos últimos años y ha exportado productos por U$ 2.338.000 a Colombia solamente en el 2007 http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpre...-lula

[32] http://www.eltiempo.com/colombia/politica/2008-07-20/AR....html

[33] Este fue uno de los temas que apareció en boca de Bush en la celebración del 20 de Julio en la Casa Blanca http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/articulo-e...-bush

[34] http://www.portafolio.com.co/negocios/comercioext/2008-....html

[35] http://www.eltiempo.com/colombia/politica/2008-07-12/AR....html

http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3010046

http://www.eltiempo.com/opinion/forolectores/2008-07-11....html

[36] Ver nuestro análisis titulado “Obama y América Latina ¿el imperialismo amigable?” http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=9067

[37] http://espanol.news.yahoo.com/s/reuters/latinoamerica_e...a_sol

[38] http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3003937

http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3002653

[39] http://www.eltiempo.com/colombia/politica/2008-08-05/te...148-1

[40] http://www.caracol.com.co/nota.aspx?id=640456

http://www.inicio.es/maria-remedios-garcia-niega-haber-....html

[41] http://www.elespectador.com/opinion/editorial/articulo-...os-93

[42] http://www.peaceobservatory.org/13232/aumenta-numero-de...rcito

[43] http://www.elespectador.com/impreso/articuloimpreso-des...eblas

[44] http://www.eltiempo.com/colombia/antioquia/2008-07-17/h...339-1

[45] http://www.eltiempo.com/colombia/antioquia/2008-07-09/m...918-1

[46] http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-...-2007

[47] http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpre...licto

[48] http://www.eltiempo.com/colombia/justicia/2008-07-21/AR....html

[49] http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpre...licto

[50] http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=9518

[51] El siguiente artículo entrega una visión crítica del Proceso mal llamado de “Justicia y Paz”, así como del doble estándar en el discurso de las víctimas por parte del Estado colombiano http://www.lawg.org/docs/the_other_half_of_the_truth.pdf

[52] Ver la siguiente nota periodística que revela algunas de las presiones que enfrentan los soldados para exhibir éxitos militares, que redundan en brutales violaciones http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=109046

[53] http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-3235609

http://www.derechos.org/nizkor/colombia/doc/atentados1.html

[54] La entrevista que recientemente hizo El Espectador al paramilitar alias HH, es bastante ilustrativa http://www.elespectador.com/impreso/judicial/articuloim...e=0,1

[55] Ver http://www.anarkismo.net/article/8977

[56] http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-...-eeuu El gobierno colombiano ha pretendido estar “preocupado” por la posibilidad que, al comprometerse a colaborar con la DEA, los paracos puedan recibir penas incluso de unos cuantos meses (ver http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo-...tados ), lo cual, aparte de no ser más que un artificio de propaganda ha sido rápidamente respondido por el embajador Brownfield “El Poder ejecutivo (de EEUU) no puede hacer acuerdo sobre penas mínimas” http://www.elespectador.com/articulo-eeuu-suspenderia-s...icion

[57] http://www.es.amnesty.org/paises/colombia/pagina/desmov...-paz/.

[58] http://www.elespectador.com/impreso/bogota/articuloimpr...e=0,1 http://www.elespectador.com/impreso/bogota/articuloimpr...e=0,1

[59] Ver http://www.anarkismo.net/article/9466 para un listado de organizaciones paramilitares que operan en Bogotá.

[60] Esto ya es reconocido por HH en su entrevista, en la cual plantea a la “verdad” y las “víctimas” como las grandes perdedoras con las extradiciones http://www.elespectador.com/impreso/judicial/articuloim...e=0,1

[61] http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-...zados

[62] http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3014975 http://www.elcatolicismo.com.co/?idcategoria=16420 http://www.elespectador.com/impreso/politica/articuloim...itico http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo-...rasos

[63] Ya hemos analizado esto en http://www.anarkismo.net/article/7566

Caricatura de Garzón sobre la manipulación mediática en Colombia (aparecido en El Espectador)
Caricatura de Garzón sobre la manipulación mediática en Colombia (aparecido en El Espectador)

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