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La Voz del Amate, semilla de dignidad y rebeldía

category américa del norte / méxico | represión / presos | entrevista author Friday June 13, 2008 19:09author by Brenda Aguilar Report this post to the editors

Conversación con Antonio Díaz Ruiz

A raíz de la convocatoria de la Otra Campaña, los presos deciden fundar, el 5 de enero de 2006, La Voz del Amate. Un esfuerzo organizativo que se concreta en condiciones adversas, “se trabajó y vimos que era posible a pesar de las amenazas”, subraya Antonio, “se trabajó clandestinamente y meses después supimos de los compañeros en Playas de Catazaja, fuimos sembrando semillas”; así surge también la Voz de los Llanos, espacio igualmente liberado por presos organizados en el Cereso numero 5 de San Cristóbal de las Casas. Antonio define así esta estrategia “ser una semilla”, explica “dispersar la semilla de la organización dentro de las cárceles y no dar un paso atrás”.
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La Voz del Amate, semilla de dignidad y rebeldía.
Conversación con Antonio Díaz Ruiz.




Hay una cosa propia en cada hombre

¿Sabes qué es amigo mío?

Ha resistido los golpes de millones de años

Y seguirá haciéndolo hasta el final.


(Bobby Sands, The Blow of Time)



Now, we ask the question, are you content to enjoy your political freedom at the expense of people who are less free?

(William S. Burroughs)



Desde las primeras 48 horas sin ingesta de alimentos el cuerpo lanza las primeras señales de emergencia: los hidratos de carbono y la glucosa, indispensables para el organismo, empiezan a ser sintetizados por el cuerpo a partir de la masa muscular mientras las proteínas son extraídas directamente de la grasa corporal; a pesar de este mecanismo de defensa, los minerales como la sal y el potasio, indispensables para el metabolismo, no pueden ser obtenidos mediante el mismo proceso. Los primeros órganos afectados por la falta de estas substancias son el riñón y el hígado con efectos casi inmediatos: hipoglucemia y dolor en las articulaciones –consecuencia de la incapacidad del cuerpo para eliminar ácidos-.



Conforme pasan las horas, los síntomas se agudizan, causando estragos tales que los médicos describen como “un desastre metabólico”. Al llegar a las dos semanas de ayuno, aparecen síntomas como arritmia cardiaca que puede llegar a convertirse en paro cardiorrespiratorio. El sistema de inmunodeficiencia, en franco desgaste, deja al organismo a la merced de cualquier infección, que en estas circunstancias toman proporciones mortales. A partir de los 30 a 40 días sin ingesta de alimentos el cuerpo está, literalmente, devorándose a sí mismo.[1]



Vómitos, nauseas, diarreas y sangrados ocasionados por ulceras gástricas, vienen a completar esta lenta agonía. Para muchos luchadores sociales, el someterse a este martirio, es uno de los últimos recursos de protesta pacifica. Desde los presos políticos de la ETA, -a últimas fechas el de Ignacio De Juana, quien efectuó la huelga más larga de un miembro de ETA en protesta por la extensión injusta de su condena debido a dos artículos de opinión publicados en Gara[2]-, hasta las valientes huelgas de los milicianos del IRA en Long Kesh que pusieron en evidencia la crueldad del régimen de Thatcher.[3]



México no es la excepción a la ignominia, el recrudecimiento de la represión, directamente proporcional a la indignación del pueblo, se ha manifestado en todos los niveles: desde el institucional con la promulgación de la llamada “Ley GESTAPO” y el temporalmente fallido “Plan Mérida”, hasta la desaparición y encarcelamiento de activistas y luchadores sociales. Una tendencia que se inserta en una agenda política de dimensión continental, auspiciada por el gobierno norteamericano, y que se manifestó abiertamente con la masacre en Ecuador de cuatro estudiantes mexicanos por el ejército colombiano. En Chiapas, un grupo de hombres y una mujer, bases de apoyo zapatistas, presos injustamente en el Centro de Readaptación Social número 14 en Cintalapa -el Amate-, decidieron organizarse y combatir pacíficamente el embate de esta guerra implícita.



La historia de su resistencia cuenta ya cuatro años de existencia. Desde junio del 2004. Se inicia con un episodio violento de protesta que estalló en la prisión a tan sólo unos cuantos días de su traslado arbitrario y cruel desde el penal de Cerro Hueco –de triste fama por ser el lugar de detención por antonomasia de zapatistas-. A raíz de esto, tras sufrir torturas, ser sometidos a días sin comer en condiciones infrahumanas, –a tal grado que algunos sufren desmayos-, hacinados, con un calor agobiante que se sumaba a la desesperación y a la rabia por las constantes humillaciones de los carceleros; se inicia un motín que finaliza con el primer plantón dentro del penal, declarado en julio del 2004. Antonio Díaz Ruiz, compañero zapatista tzeltal, purgó injustamente en el Amate una pena de seis años y medio de un total de 15 falsamente acusado de secuestro, “pues tuviste suerte” le digo, “a unos les están dando hasta 70 años”, inmediatamente me arrepiento del comentario imbécil, pero afortunadamente Antonio no solo tiene una enorme fuerza de voluntad, también tolerancia y buen humor, “no, si hasta le dije al abogado que yo, si no le ponían un cero de más a la condena, no lo firmaba”, dice bromeando.



Platicar con Antonio es fácil, por sus palabras aprendemos como la lucha de los presos en Chiapas va evolucionando; si en un inicio se pedían mejores condiciones de vida[4] , ahora se exige la libertad absoluta, ya no sólo de los presos indígenas sino de tod@s l@s pres@s políticos del país. El principio fue difícil, el plantón de julio duro cinco meses, hasta noviembre de ese año, se dice fácil, pero en las condiciones de sometimiento a la violencia brutal de los carceleros del Amate, esos cinco meses debieron parecer una eternidad.



A raíz de la convocatoria de la Otra Campaña, los presos deciden fundar, el 5 de enero de 2006, La Voz del Amate. Un esfuerzo organizativo que se concreta en condiciones adversas, “se trabajó y vimos que era posible a pesar de las amenazas”, subraya Antonio, “se trabajó clandestinamente y meses después supimos de los compañeros en Playas de Catazaja, fuimos sembrando semillas”; así surge también la Voz de los Llanos, espacio igualmente liberado por presos organizados en el Cereso numero 5 de San Cristóbal de las Casas. Antonio define así esta estrategia “ser una semilla”, explica “dispersar la semilla de la organización dentro de las cárceles y no dar un paso atrás”. Aunque Antonio no lo diga, esto no sería posible sin el valioso ejemplo de quienes empezaron todo, y que una vez ya organizados decidieron ocupar el patio del penal en un plantón indefinido exigiendo justicia y en solidaridad con la Otra Campaña, con todo lo que esta acción implicaba.



Hacia el 2006, se venia delineando la política frontalmente represiva, prácticamente de guerra, contra los movimientos sociales, en especial la Otra Campaña. El estado mexicano, lejos de desaparecer con la privatización de sus mecanismos de protección y bienestar social, fortalece más que nunca sus facultades policíacas y de represión. [5] El ejercicio de control de población llevado a cabo salvajemente en Atenco, se refleja en todas las regiones del país. En Chiapas, a un mes de este vergonzoso y trágico episodio, son encarcelados más luchadores sociales y bases de apoyo zapatistas.



Antonio explica que el corrupto entramado burocrático carcelario está diseñado para castigar no sólo al preso, sino a toda la comunidad: “se paga por caer preso”, puntualiza, “se paga por un castigo injusto”. Con el fin de aislarl@s de sus comunidades, son enviados a cárceles lejanas en un intento por desgastar física y económicamente a las familias y diezmar la moral de los internos. Sin embargo, esta burda estrategia no hace claudicar a nadie. Antonio resalta este aspecto, que a su juicio es fundamental: “es indispensable la familia”, afirma. La misma respuesta que observé en Oaxaca se da en Chiapas, las familias “se suman a la lucha”, expresa Antonio, “desde el principio los familiares se solidarizan, se preparan para lo que va a venir, se les dice, todos se suman organizándose en un plantón fuera del Palacio Municipal”.



Afuera se resiste, y desde el interior de la cárcel surge de los pres@s mism@s esta clara intención de construir un corredor de voces en las cárceles de todo el país para hacerse oír. Para Antonio uno de los objetivos de la Voz del Amate es denunciar lo que hace el mal gobierno. Gracias a este esfuerzo hemos conocido la infamia que se ha cometido con la compañera María Delia Arizmendi, la única mujer en el Amate, que a pesar de estar en el mismo penal, sufre el aislamiento del resto de sus compañeros, e incomunicación. Maria Delia es diabética, fue encarcelada con ocho meses de embarazo acusada de secuestro, a pesar de su delicado estado de salud es torturada y obligada a firmar un papel en blanco. El único tratamiento que le da el doctor del penal, es el de constante humillación[6], en estas condiciones, es dejada a su suerte y da a luz sola a un bebé que nace muerto. Nunca pudo dar un entierro digno a su hijo. A pesar de su tragedia María lucha por su libertad resistiendo el maltrato cotidiano al que es sometida.[7]



Con esta voluntad inquebrantable, la organización y el apoyo tanto nacional como internacional, se fue avanzando poco a poco, sin embargo, explica Antonio, “vimos que pasaba el tiempo y que no había avance jurídico alguno, “nos planteamos lo que debía hacerse y se decide que el verdadero objetivo de la lucha, más allá de la mejora de las condiciones de encarcelamiento, es lograr la libertad”, y continúa, “así es como llegamos al acuerdo de desarrollar un plan amplio para impactar y el 12 de febrero y mas tarde el 17 de marzo nos declaramos en huelga de hambre indefinida”.



En la huelga de hambre pasan muchas cosas y hay que estar preparados…





El 12 de febrero de 2008 Zacario Hernández se declara en huelga de hambre permanente para exigir su liberación y la de sus compañeros Mariano Heredia, Enrique Hernández, y Pascual Heredia Hernández a través de desistimiento penal por parte del Ministerio de Justicia. Se logra el acuerdo de una reunión con el gobernador (del PRD, Jaime Sabines), la cual es cancelada 30 minutos antes sin fijar nueva fecha para otra reunión. La respuesta a la insensibilidad del gobierno estatal no se hace esperar. El 25 de febrero 12 presos del Amate se declaran en huelga y se reivindican como presos políticos. El 3 de Marzo nueve presos más se declaran en huelga en el penal de San Cristóbal. El 12 de marzo once presos en el Centro de Readaptación Social 17, en el municipio de Playas de Catazaja, al norte de Chiapas, se suman a la protesta. Poco a poco van coordinándose con otros presos en otros centros de detención, aún sin conocerse entre ell@s.



El 13 de marzo las autoridades del penal cercan el plantón zapatista restringiéndoles la movilidad dentro de las instalaciones, esa misma noche cortan la energía eléctrica. Los presos temen la entrada de la fuerza pública para un nuevo traslado arbitrario con las consecutivas palizas y torturas, y asumen que el corte de electricidad tiene el propósito de impedir que los otros reos vean lo que les va a suceder. “Pero toda la gente se alborota”, recuerda Antonio, “con piedras, palos, machetes… todos vienen a preguntar si estamos completos, si estamos bien. Algunos nos decían que ahí estarían pase lo que pase, si hay que derramar sangre, nos los comemos vivos (a las autoridades)”. Antonio me cuenta como los presos destruyen los cercos, y protegen el plantón. Esta solidaridad es una manifestación fehaciente del trabajo que los compañeros han llevado a cabo todos estos años de encierro. “Cuando pasó esto”, continua Antonio, “llevábamos 20 días de huelga de hambre”. Antonio lo dice sin dramatismo alguno, sin embargo esta información no deja de impactarme; el stress en condiciones de ayuno, es un factor que incide profundamente en la salud de l@s huelguistas. Antonio me explica que el trato inhumano y el hostigamiento no son esporádicos y que se vive un estado de tensión permanente.



Aunque no haya absorción de alimentos, el estomago no deja de segregar ácido clorhídrico, un reflejo que puede ser provocado con el simple olor a comida, y que produce un dolor insoportable en un estómago vacío, y en el peor de los casos ulcerado. La violencia en estas condiciones puede tomar formas inesperadas: el cocinar o comer frente a los huelguistas es una práctica común en las cárceles chiapanecas. Antonio lo pone así, “en la huelga de hambre pasan muchas cosas y hay que estar preparados”.



Los médicos recomiendan condiciones mínimas de paz para reducir el stress. El sueño y reposo son indispensables para minimizar la pérdida de energía y fundamentales para la supervivencia; ninguna de estas recomendaciones son cumplidas en ningún penal del país. Antonio resalta que el éxito de su movilización se debe primero a los mismos internos, “teníamos terreno ganado dentro de la cárcel”, una cárcel de mas de 2500 internos, que eventualmente, apunta Antonio, “también pudieron beneficiarse de nuestra lucha… 106 presos de la cárcel pudieron obtener su libertad, no necesariamente por cuestiones políticas, pero si injustamente encarcelados, y 32 presos políticos quedamos libres, algunos salen por desistimiento de acción penal otros preliberados, y otros más con sentencia suspendida”.



Nosotros nunca nos vamos a agachar frente a las autoridades





Este triunfo significativo se logró con lucha y resistencia “y gracias al apoyo del pueblo”, reconoce Antonio, pero no fue fácil. “A los 78 días de declarada la huelga”, dice Antonio, “las autoridades del penal cambian los custodios por un grupo más preparado”, en mi ingenuidad por un momento creo que más preparado para asistir una huelga de hambre, pero Antonio me saca de mi error, “más preparados para reprimirnos y hostigarnos: los Lobos, se llaman”. Y continúa, “únicamente la movilización de la gente ha logrado la liberación de los presos, sabemos que nuestro triunfo se dio gracias a la solidaridad de la Otra Campaña, de hermanos y hermanas del país, del pueblo, grupos y colectivos tanto de aquí como del extranjero, y no a la voluntad del gobierno, al gobierno lo obligamos, pero no nos concedió nada”.



La intransigencia a la que alude Antonio se manifiesta hasta en los últimos momentos de detención: “cuando fuimos liberados”, cuenta Antonio, “no nos daban ninguna información, nos llevaron a Tuxtla y nos ofrecían de comer, pero nosotros no aceptamos”[8], y sigue, “eran las 2 de la tarde y la información aun no fluía, ya todos queríamos comer, pero no podíamos hasta saber a ciencia cierta cual era nuestra situación”. Es ya entrada la noche que les hacen saber que son formalmente libres, “el mal gobierno”, señala Antonio, “nos dio dinero para comprar lo que quisiéramos, comida, pasajes de regreso, pero no lo aceptamos”.



Para Antonio, y para el resto de los compas liberados, el haber obtenido la libertad por estos medios y con este apoyo, implica un mayor compromiso, “lo obliga a uno a tener un compromiso mas fuerte”, reflexiona, “a seguir luchando, es un acuerdo, una decisión que se toma desde antes de salir”, y sigue, “también es una decisión no dejar solo al que quede dentro, hacerles sentir que no están solos, y ese es el propósito de nuestra visita al DF y a otras partes, informar lo que esta pasando, ahora como Comité de Expresos Políticos Voces Inocentes” puntualiza.



De los compas que quedaron, indica Antonio, “Samuel Ruiz les envió una carta, que levantaran la huelga de hambre. Esto nosotros no lo vimos como derrota pues, sino que significa recuperar fuerzas para seguir, descansar un poco para no ceder y resistir con más fuerza, pero es la misma lucha”, y en esto Antonio es tajante: “por acuerdo de todos y todas, familiares, presos, ex-presos, vamos a seguir luchando”, afirma, y los hechos sostienen su palabra: el 17 de mayo se reinicia el plantón frente al Palacio, “y demostramos que familiares, adherentes de la Otra, todos y todas, no estamos cansados, y no nos cansaremos de pedir la libertad, seguiremos trabajando con presos, con organizaciones, con otros grupos”, enfatiza.



De la misma manera que afuera se ha recuperado fuerza para seguir resistiendo, igualmente lo presos que quedaron en las prisiones comenzaron nuevamente la huelga de hambre. El hostigamiento no se hizo esperar, el 27 de mayo en la madrugada fueron trasladados con extrema violencia y nuevamente sin proporcionarles información alguna sobre su destino, haciendo uso de tortura psicológica, golpes y vejaciones, todos fueron dispersados en distintos penales del estado. Maltratados e incomunicados, una vez más la movilización del pueblo y la solidaridad de la gente los devolvió a la ambigua seguridad del Amate tres días más tarde.



Para Antonio, y los compas toca ahora enfrentar la monstruosa burocracia estatal, al control que el estado intenta ejercer sobre los luchadores sociales. Un requisito de la liberación es firmar cada mes con las autoridades, indicar donde se va vivir, presentar un aval con papeles que responda por el preso; un proceso tedioso y largo; aún hoy día a cuatro años de la brutal represión en Guadalajara, los activistas que fueron torturados y golpeados tienen que sumar a esta vejación el ir a firmar cada mes, muchos de ellos tienen que viajar desde otros estados de la Republica, y asumir el gasto mensual de su traslado al Estado de Jalisco. En este sentido la posición de los compas de Chiapas da un paso adelante: “no tenemos porque ir a firmar”, declara Antonio, “eso quiere decir que se acepta el delito, que soy culpable; ya pagamos injustamente con cárcel, no tenemos que firmarle nada al mal gobierno”. Esta lúcida y justa posición la han expresado en forma organizada con el Comité de Expresos Políticos Voces Inocentes, y se la han hecho saber por medio de una carta al gobernador desde el 9 de mayo, pero conociendo el monstruo al cual nos enfrentamos, los compañeros no se engañan “nosotros sabemos que al asumir esta decisión (no firmar), seguimos en peligro, porque no estamos cumpliendo lo que el mal gobierno pide y nos pueden regresar a la cárcel”, aun así Antonio es terminante, “nosotros nunca nos vamos a agachar frente a las autoridades”.



Reconozco en Antonio algo que ya había visto antes; algo que no puedo nombrar de manera certera, pero que esta ahí. Será la convicción de sus ideas o el compromiso inquebrantable, o alguna especie de dignidad que es cada vez más rara de encontrar, o esa calidez humana que ya había sentido en Ixcotel. Sus palabras me recuerdan las que meses atrás, aún preso, David Venegas había pronunciado en nuestro breve encuentro: “No desesperar”, dice Antonio, “tener mucho ánimo, no dejar que los compañeros que se quedan se sientan solos”. Un ánimo que se reproduce día a día y que se traduce en grandes logros y victorias, entre las muchas que aún faltan por lograr. En el Amate, un grupo de indígenas han dado al mundo una lección de dignidad y valentía, han sembrado en la historia semillas que seguirán germinando. El 3 de junio dos prisioneros políticos, Francisco Pérez Vázquez y Ángel Concepción Pérez Gutiérrez, quienes habían sido encerrados en la cárcel de Tacotalpa, Tabasco, desde 1996, lograron primero su traslado a Yajalon, Chiapas, y finalmente la libertad. Yajalon, para Antonio, “es un nuevo avance, la organización de nuevos grupos dentro de las cárceles, llevar esta semilla donde quiera que nos lleven”.



Otra cosa importante que ha venido a decirnos Antonio es que han puesto una fecha al gobierno para la liberación de quienes aún siguen secuestrados en sus cárceles, “estamos esperando la respuesta del mal gobierno”, señala Antonio, “tenemos un ultimátum para que liberen a los compañeros el 25 de junio”. Más vale que el mal gobierno no ignore esta demanda. Más vale que no.

Brenda Aguilar





Se está haciendo un llamado urgente para solidarizarse y continuar la lucha por los presos.

Cualquier grupo, colectivo o individuo que este interesado en hacerlo

Aquí esta la cuenta

024968534205 a nombre de Blanca Isabel Martínez Busto

Banco Mercantil Banorte.



O también asiste este 26 de junio al Alicia.






[1] Para mas sobre en www.monografias.com/trabajos21/huelga-hambre/huelga-hambre.shtml

[2] Sobre Ignacio De Juana en la red, visita www. gara.net

[3] 10 huelguistas perecieron debido a la intransigencia británica, entre ellos Bobby Sands, quien sucumbe tras 67 días de huelga de un paro cardiaco. Para leerlo un poco www.bobbysands.org

[4] Las primeras demandas son para protestar por la forma del traslado, arbitrariedad, el regreso a las cárceles de donde los habían sacado que se les reubicara en las cárceles distritales según sus municipios, las demandas nunca fueron cumplidas.

[5] Para mas sobre la transformación del estado ver la interesante tesis de Gilberto López y Rivas, Nación y pueblos indios en el neoliberalismo, México, Plaza y Valdés, 1995.

[6] El medico constantemente la humilla e insulta. Maria Delia ha denunciado el hostigamiento constante del personal medico del penal.

[7] Para saber mas sobre Maria, www.mujeresylasextaorg.wordpress.com

[8] Contraviniendo el consejo de médicos y especialistas, lo primero que hacen las autoridades con quienes han sido liberados después de una huelga de hambre es ofrecerles de comer, una vez terminada la huelga se debe volver progresivamente a una dieta normal y esto toma de tres a cinco días de otra forma se pueden dañar órganos vitales de manera temporal o permanente.

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