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Tras 10 años de GEAR: COSATU, el juicio a Zuma y la vía muerta de la política de alianzas

category África austral | workplace struggles | opinión / análisis author Wednesday June 13, 2007 19:51author by Lucien van der Walt - ZACF Report this post to the editors

Análisis de la situación sudafricana

La transición de Sudáfrica, como comentábamos en “Workers Solidarity” en 1998, se torció hace mucho tiempo. Acabar con el apartheid fue una tremenda victoria, pero no fue suficiente. Quedó pronto ensombrecida por las políticas neoliberales del ANC(1), que continuaban las iniciadas por el régimen en los últimos años del apartheid.
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Perdidos por el camino



Al tiempo que una naciente clase dominante multirracial consolidaba su posición, la clase trabajadora retrocedía. Este retroceso se debió (y se debe) fundamentalmente a una cuestión de estrategia: la COSATU(2) y el SACP(3) no supieron afrontar la nueva situación. Durante años habían confiado en que el ANC, como Moisés, sacaría al pueblo de Egipto, pero se encontraron con un escenario inesperado. El apartheid cayó, pero la esclavitud no. El supuesto Moisés se parece mucho al faraón y, aun así, la COSATU y el SACP siguen formando parte de la Alianza Tripartita.

GEARizados



Las condiciones de vida de la población continúan siendo miserables, el desempleo masivo (que empezó en los 70) sigue creciendo y el neoliberalismo se acelera. El 30% de TELKOM se privatizó en 1996 y un 20% más en 2003 y ESKOM y la compañía de Correos fueron privatizadas por completo. Cuando el GATT (ahora OMC) demandó que el arancel de protección de las comunicaciones bajara a un 20%, el gobierno tomó por sí mismo la iniciativa del arancel cero y relajó otros controles sobre los movimientos de capital. Esta tendencia se consolidó en 1996 con la Estrategia de Crecimiento, Empleo y Redistribución (GEAR), pero había comenzado antes.
El sector financiero improductivo creció hasta constituir el 20% de la economía de Sudáfrica, aunque empleara a sólo el 1% de la mano de obra, al tiempo que en la industria, la minería y la agricultura se perdían un millón de empleos. La red eléctrica y la de abastecimiento de aguas se ampliaron, pero debido a la subida de tarifas a 10 millones de personas les cortaron el agua y 5 millones fueron deshauciados.

Redimiendo al ANC



En esta situación, tanto la COSATU como el SACP decidieron intentar salvar su desafortunado matrimonio con el ANC. Temerosos de quedar alejados de las poltronas de los poderosos, aplastados por los líderes del ANC, tentados con puestos de trabajo e incapaces de romper con una fidelidad casi religiosa a los colores del ANC (con la tendencia firmemente asentada de no criticar la labor de sus líderes), los responsables del partido y del sindicato malgastaron años intentando redimir al ANC.

Apoyaban esta tesis con la idea, defendida con firmeza desde hace tiempo, de que en Sudáfrica debía producirse una revolución en dos etapas: la primera de carácter “nacional-democrático”, liderada por el ANC, para acabar con el racismo, seguida de una “etapa socialista” en un hipotético futuro.

“Influir” en el ANC, “contestarlo”, “redimirlo”: con estos términos se ha justificado esta postura. El hecho de que el ANC era (y siempre lo había sido) un partido capitalista que pretendía abrir, como Nelson Mandela declaró en 1956 “un amplio campo para el desarrollo de una burguesía no europea”, fue ignorado.

BEEllonarios



El hecho de que el principal debate en el ANC tras 1994 fue cómo ligar el neoliberalismo con el BEE (Fortalecimiento de la Economía Negra) (la creación deliberada de una “burguesía no europea”) fue obviado. Como también lo fue el hecho de que el ANC se había fusionado con la clase dominante del apartheid.
La COSATU y el SACP pasaron de la ingenuidad (pensar que bastaría con el consejo de la COSATU para que el ANC abandonara el neoliberalismo) a la paranoia (considerar que había una conspiración contra ese “giro”). Unas organizaciones que hablaban un lenguaje de lucha de clases no hicieron nada que se pareciera a un análisis de clase de las realidades del momento.

La COSATU y el Partido fueron ignoradas por el ANC y de vez en cuando, insultados (excepto en tiempo de elecciones, cuando su apoyo financiero y su influencia le eran imprescindibles. Tras las elecciones, por supuesto, todo continuaba igual, con el capitalismo sudafricano floreciendo). En 2006 hubo una aceleración económica, con un crecimiento del 5% y el número de familias con más de 30 millones de dólares se multiplicó por cuatro. Al mismo tiempo que los ingresos del 40% de la población caían a la mitad.

Zuma y la COSATU



Esta situación de dependencia se ha puesto de manifiesto en ocasión de la controversia sobre Jacob Zuma. Zuma, dirigente del ANC, vicepresidente de Sudáfrica y cabeza visible de la “Campaña de Regeneración Moral” patrocinada por el Estado, se vio envuelto en un asunto de tráfico de armas. Su socio, el magnate de Durban Shabir Shaik, fue declarado culpable en 2005 y el propio Zuma se enfrenta en la actualidad a cargos.

El presidente Mbeki, que no tolera rivales dentro del ANC, aprovechó la oportunidad para deshacerse de Zuma. Otra bomba informativa llegó después, cuando Zuma fue acusado de violar a una amiga de la familia que, según trascendió, era seropositiva.
Ahora estaba claro que la corrupción no había sido el principal detonante de la destitución de Zuma. Su sustituta en el cargo, Phumzile Mlambo-Nguka, se vio casi de inmediato envuelta por un escándalo. Usó un jet Falcon 900 del ejército sudafricano para irse con su marido, sus hijos y un grupo de amigos de vacaciones a los Emiratos Árabes Unidos. Estaba bastante claro que Mbeki, un autócrata de primera, usaba alegremente de la judicatura y de los servicios de inteligencia para resolver las disputas internas dentro del ANC.

La postura de la COSATU



Tampoco había nada sorprendente en el hecho de que Zuma usara toda clase de artimañas para defenderse en el juicio por violación, hasta llegar a los llamamientos de los nacionalistas zulúes para que un equipo legal pusiera a su acusadora ante los tribunales. Las movilizaciones en las puertas del juzgado aglutinaron a un amplio abanico de grupos, muchos de ellos con consignas reaccionarias, del tipo “Quemad a la zorra” o “No a una mujer presidenta”.

Se levantó un verdadero culto a Zuma. Los “Amigos de Jacob Zuma” declararon “nosotros, el pueblo, nos aseguraremos de que este hombre de honor, que dedicó su vida a emanciparnos, tenga el derecho a defenderse”. Un manifestante llevaba una cruz con el rostro de Zuma, afirmando que este “hombre de honor” estaba siendo perseguido como lo fue otro “hombre de honor”, Jesucristo. Esto, que puede parecer ridículo, es normal en las movilizaciones por Zuma.

Lo más chocante (al menos a primera vista) fue el apoyo acrítico de la COSATU a Zuma durante 2005 y 2006. En el SACP hubo algo más de división al respecto, pero sus juventudes estuvieron en primera línea de las movilizaciones por Zuma y en la organización de los “Amigos de Jacob Zuma”.

Un fruto extraño



Esto puede parecer extraño a primera vista, pero es el resultado lógico de la vía muerta en la cual se ven la COSATU y el SACP tras diez años de seguidismo del ANC, diez años de lamentos estériles sobre el GEAR, de diez años de documentos de la COSATU eludiendo las críticas al gobierno.

Incapaces de romper con el ANC, incapaces de cambiarlo, el sindicato y el Partido pusieron sus esperanzas en Zuma. Zuma nunca se había pronunciado contra el GEAR, contra el capitalismo o contra el neoliberalismo, pero tenía un punto a su favor: no era Mbeki, y se esperaba que fuera el nuevo Moisés que liderara al pueblo. “Después de todo”, pensaban la COSATU y el SACP, “hace falta un gran líder: las masas necesitan que las dirijan”.

Blade Nzimande, integrante del SACP, ha afirmado que la defensa de Zuma “muestra la oposición popular a la corrupción, el personalismo y los trepas dentro del ANC”, cuestiones “inherentes al intento de crear cuadros de mando con valores capitalistas y a las relaciones fraternales entre los dirigentes estatales y el capital negro emergente”. Las juventudes del Partido declararon: “nuestra defensa de Jacob Zuma es una defensa de la constitución”. Zweli Vavi, de la COSATU, instó a devolver a Zuma a su puesto: “estamos seguros de que cuando el camarada Zuma se presente ante los tribunales nuestra gente se manifestará en masa”.

Viajando hacia ninguna parte
Nada puede expresar mejor el desnortamiento de la COSATU y del SACP que estas opiniones. Zuma no es diferente de Mbeki: otro político acaudalado, otro falso Mesías que desprecia a la clase trabajadora, otro trepa de la ANC que quiere implantar el GEAR tanto como Mbeki. Nada hace pensar que quiera romper con la política del ANC de “crear cuadros de mando con valores capitalistas y mantener relaciones fraternales entre los dirigentes estatales y el capital negro emergente”.

Sin embargo, la postura de la COSATU y el SACP no tiene nada de extraña. Ligados al ANC por miedo, privilegios y una estrategia fallida (la teoría de las dos etapas según la cual el ANC abriría paso al socialismo) y cegados por la tradicional devoción al ANC y sus líderes, las dos organizaciones permanecen en vía muerta. El hecho de que muchos de sus líderes estén ansiosos por unirse a la cúpula del ANC en el festín capitalista no ayuda gran cosa. Con este panorama, el apoyo a Zuma no por trágico resultaba menos inevitable.

El apoyo a Zuma permite al ANC permanecer inmaculado e invulnerable y deja intacta la costumbre de confiar en un salvador. Así se evita enjuiciar críticamente la naturaleza de la transición y se puede posponer una vez más la lucha contra el capitalismo. Pueden achacarse todos los problemas a Mbeki y su camarilla: Zuma sería la cara bonita del ANC y Mbeki el nuevo Satán. La COSATU y el SACP esperan que, como contrapartida por el apoyo prestado, Zuma sea quizás (sólo quizás) mejor que Mbeki y tal vez (sólo tal vez) escuche un poco a la clase trabajadora.
Esto es lo que hay detrás de las movilizaciones de la clase trabajadora por Zuma. El producto de una política desastrosa no puede sacar a la clase trabajadora de la vía muerta que la lealtad al ANC implica. La única salida es una ruptura con el ANC, no una falsa disyuntiva entre Mbeki y Zuma. El ANC no es la solución: es gran parte del problema al que se enfrentan los trabajadores y los desposeídos.


Notas:

(1) El Congreso Nacional Africano (ANC, del inglés African National Congress, ), llamado hasta 1923 South African Native National Congress, ha sido el partido en el gobierno de Sudáfrica desde el establecimiento de la democracia en mayo de 1994. Se fundó el 8 de enero de 1932 en Bloemfontein, con el objetivo de defender los derechos de la mayoría negra. Entre sus fundadores se encontraba el poeta y autor Sol Plaatje, aunque el dirigente más destacado del ANC en su larga lucha ha sido Nelson Mandela.
Se puede describir al ANC como la rama parlamentaria de una alianza tripartita entre el mismo Congreso Nacional Africano, el (2) Congreso de Sindicatos de Sudáfrica (Congress of South African Trade Unions - COSATU) y el (3) Partido Comunista de Sudáfrica (South African Communist Party- SACP).


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Publicado en el periódico anarquista sudafricano “Zabalaza”, nº7, diciembre de 2006

Más información:
http://www.ainfos.ca/05/jul/ainfos00188.html
http://www.ainfos.ca/05/jul/ainfos00191.html

Traducción: Manu García para el periódico “CNT”.

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author by Chacalón - Anarkismopublication date Wed Jun 13, 2007 20:11author address author phone Report this post to the editors

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