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Comunicado sobre el 8 de Marzo

category venezuela / colombia | género | comunicado de prensa author Tuesday March 13, 2018 06:17author by Colectiva Libertaria Severas Flores - Colectiva Libertaria Severas Flores Report this post to the editors

Como personas asignadas “hombres” al nacer, disidentes del género binario y del sexo heteronormado, reconocemos que nuestro papel en la lucha feminista puede ser establecer puentes de solidaridad efectiva/afectiva, contribuir en la construcción de espacios en los que las mujeres puedan alzar la voz y trabajar en la eliminación de las violencias que las relega al silencio o a agachar la cabeza. Este esfuerzo nos obliga a trabajar la deconstrucción de privilegios que, aún por los ejercicios de naturalización cotidiana, siguen siendo invisibles a los ojos de muchos y muchas. Por eso, como nos dice la compañera sodomita Asier Santamarica (2018) la lucha marica (no la lucha gay/blanca homosexual) tiene que ser una lucha profundamente adscrita a la lucha feminista “Porque empoderarnos como maricas es empoderarnos en nuestra feminidad. Es aunar nuestras otredades “no-hombre” y nuestras fronteras para cercar a esos machunos y decirles con absoluto convencimiento que somos muchas. Por esto como opresores, es decir hombres en el sentido de cuerpos que personifican las relaciones del patriarcado debemos dejar el dramatismo y la autovictimización cuando se nos interpela en relación a nuestras prácticas machistas; es pues nuestro deber plantarle cara a estas violencias, reconociendo que cada privilegio del que gozamos implica una opresión que alguien sufre.
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COMUNICADO SOBRE EL 8 DE MARZO

En esta fecha conmemoramos no sólo el asesinato de 130 mujeres trabajadoras en una fábrica de Nueva York en 1908, sino todas las muertes y diferentes violencias que las personas asignadas al nacer como mujeres, o que son leídas como femeninas, continúan sufriendo y resistiendo en nuestros días a raíz del contundente y organizado sistema que entendemos como heteropatriarcado articulado con el capitalismo, el racismo y los demás sistemas de opresión.

Sin embargo, y al igual que sucede con la fecha del 1 de mayo, hemos visto una serie de estrategias descaradas del poder hegemónico vigente , para aumentar el consumo y por ende las ganancias entorno al “día de la mujer”, por ejemplo entregando rosas cultivadas por mujeres campesinas empobrecidas y explotadas para decir un feliz día a personas que el resto del año reciben un maltrato sistemático desde diversas y complejas vías en que la heteronorma busca subordinarlas, violarlas, ningunearlas y asesinarlas. Es necesario preguntarnos si es apropiado conmemorar masacres regalando flores, dulces y chocolates. Los feminicidas, maltratadores, abusadores o violadores no son personas locas, enfermas, desviadas o sencillamente casos aislados; todo lo contrario, son hijos sanos del machismo que desde nuestra infancia nos ha moldeado en la familia, el colegio, a través de los contenidos audiovisuales, públicos, en nuestras prácticas sexo-afectivas y un sinfín de espacios que conforman el espectro educativo de un ser humano.

Como personas asignadas “hombres” al nacer, disidentes del género binario y del sexo heteronormado, reconocemos que nuestro papel en la lucha feminista puede ser establecer puentes de solidaridad efectiva/afectiva, contribuir en la construcción de espacios en los que las mujeres puedan alzar la voz y trabajar en la eliminación de las violencias que las relega al silencio o a agachar la cabeza. Este esfuerzo nos obliga a trabajar la deconstrucción de privilegios que, aún por los ejercicios de naturalización cotidiana, siguen siendo invisibles a los ojos de muchos y muchas. Por eso, como nos dice la compañera sodomita Asier Santamarica (2018) la lucha marica (no la lucha gay/blanca homosexual) tiene que ser una lucha profundamente adscrita a la lucha feminista “Porque empoderarnos como maricas es empoderarnos en nuestra feminidad. Es aunar nuestras otredades “no-hombre” y nuestras fronteras para cercar a esos machunos y decirles con absoluto convencimiento que somos muchas. Por esto como opresores, es decir hombres en el sentido de cuerpos que personifican las relaciones del patriarcado debemos dejar el dramatismo y la autovictimización cuando se nos interpela en relación a nuestras prácticas machistas; es pues nuestro deber plantarle cara a estas violencias, reconociendo que cada privilegio del que gozamos implica una opresión que alguien sufre.

Es necesario reconocer que el trabajo doméstico en los hogares continua como uno de los principales lugares de explotación que ha sido naturalizada e invisibilizada, por lo que tenemos que continuar creando estrategias en nuestros espacios tanto domésticos, laborales y organizativos para promover prácticas de autonomía en las que los que ensucian, limpien; los que comen, cocinen y el trabajo se comparta de maneras más colectivas. El trabajo doméstico tiene que dejar de ser imposición y explotación para las abuelas, las madres, las hijas y mujeres empobrecidas a través del denominado servicio doméstico. El día conmemorativo internacional de la mujer trabajadora nos lleva a cuestionar como se ha asumido convencionalmente el trabajo en el marco de una lucha feminista reconociendo las posturas de los feminismos de color que han denunciado como los procesos de racialización dan un matiz a las relaciones de genero patriarcales, así para muchas mujeres negras su situación de opresión no habría estado localizada en el ámbito del hogar y la familia; así como el trabajo no habría consistido en una experiencia liberadora puesto que durante mucho tiempo fueron y son obligadas a trabajar en plantaciones de algodón o azúcar, de forma precaria en la fabricas industriales o en las casas de mujeres blancas.

Esta fecha es una oportunidad para visibilizar las millones de mujeres que son explotadas día a día, de todas las formas posibles, mujeres cuyo trabajo es menospreciado y por lo tanto no se reconoce como susceptible de ser remunerado; confinadas a trabajos que procuran la vida y el cuidado, pero que sin embargo son despreciados en la lógica masculina dominante del sistema hegemónico que procura la muerte y explotación de millones de seres y especies en la tierra. Ese trabajo es eclipsado y apropiado por figuras masculinas que se llevan todos los créditos.

Nos proponemos cuestionar para destruir estas dos categorías únicas posibles en las que el régimen heterosexual nos obliga a vivir; constituye una lucha que debemos dar contra nosotras mismas y contra el sistema como parte de una lucha feminista antihetero-binaria. No nos sirve el binarismo mujeres-domestica-emociones-cuidado y hombres-publico-racional-guerra; por esto lo queremos atacar marikeandonos todes, haciendonos mas cuidadores, más responsables de nosotres mismes y de las situaciones en las que somos opresores y de igual manera tornarnos más revolucionarios para transformar las situaciones en las que somos oprimidas. No queremos más violencias hacia personas trans o hacia personas de las disidencias sexuales y de género. También resistimos el heteropatriarcado y seguiremos atacando la norma machista cristiana que impera en las casas, en las calles, lugares de estudio y trabajo.

Como lo señalan los feminismos Negros y de Color, estas violencias no solo se presentan en clave del patriarcado sino también del racismo, el especismo, el capitalismo y otros sistemas que producen y reproducen cuerpos oprimidos y lugares de opresión. Por lo tanto no se puede atacar a un sistema efectivamente sin la intención de atacarlos a todos al tiempo. Esto no nos debe llevar a un inmovilismo en donde haga lo que haga, siempre violento a alguien, entonces ¿qué importa?; sino que debe llevarnos paso a paso, autocríticamente y de forma colectiva en el camino de ir desmontando todas estas estructuras violentas que viven a partir de nuestras acciones diarias, acción u omisión.

De igual forma cuestionamos los dispositivos políticos que construyen cuerpos feminizados destinándolos a lugares de violencia y opresión, por ejemplo a las animales no humanas asignadas como hembras a quienes se las somete a la explotación, tortura y finalmente consumo por un capricho y privilegio perpetuado por los sistemas de opresión. Es una masacre y explotación que continúa siento ocultada y naturalizada pues para muchos y muchas esas vidas siguen sin importar.

Por éstas razones y como parte de nuestro ejercicio autocrítico-decolonizador, debemos cuestionarnos el lugar de lo humano-masculino como un lugar privilegiado desde el cual se ejercen violencias hacia las mujeres, los animales no humanos, las personas trans y disidencias sexuales entre otras categorías subalternizadas a el hombre; es menester entonces tomar partido para construir juntas un mundo mejor, en el que nos relacionemos de manera horizontal, solidariamente, respetando a la otra, desde la multiplicidad de formas de existencia para la construcción de vidas sin explotación, libres para crear autonomía y bienestar en nuestras comunidades.

¡Por un mundo marika en el que quepan muchos mundos!

¡Arriba las que luchan!

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