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[Chile] El movimiento sindical ante la coyuntura

category bolivia / peru / ecuador / chile | workplace struggles | comunicado de prensa author Friday May 05, 2017 03:06author by Frente Sindical - Solidaridad FCL Report this post to the editors

El pasado 2016 fue un año más agraz que dulce para el movimiento sindical que se organiza dentro de la región chilena: a pesar de una lucha tenaz, la patronal ha endurecido sus posiciones, sumado a la crisis profunda que atraviesa actualmente la Central Unitaria de Trabajadores. Si por un lado, tanto la aprobación de la reforma laboral como las derrotas de las huelgas o movilizaciones obreras más importantes (SODIMAC o el sector público) se muestran como un claro termómetro del conflicto capital-trabajo en el país, fenómenos como el movimiento No+AFP o la renovación de la directiva del Colegio de Profesores dan cuenta de potencialidades que, aunque todavía en ciernes, podrían inclinar la balanza favorablemente a los trabajadores en un futuro no tan distante.
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A este escenario se suman las elecciones presidenciales y parlamentarias, que como hemos visto muchas veces, tienden a reducir la política al marketing, por sobre las propuestas y definiciones claras. Hasta el momento, es necesario resaltar que ninguno de los programas que ofrece el espectro político ponen la centralidad en el trabajo. La falta de voluntad de discutir o producir política, o de avanzar en definir y concretar las reformas que entendemos como necesarias o deseables es evidente. Es la clase trabajadora organizada la única que puede llevarlas adelante.

Ante esto, es evidente la necesidad de reflexionar sobre las tareas a las que nos enfrentamos hoy como trabajadores y trabajadoras: la reforma laboral, la situación de la CUT, el movimiento huelguístico y el movimiento No + AFP, aparecen como claves ineludibles en esta tarea.

La reforma laboral

Como nunca, la reciente implementación de la reforma laboral mostró a un movimiento sindical particularmente dividido e impotente. Aun cuando dicha transformación gozó de un prematuro apoyo de la CUT, no tardó en encontrar críticas incluso al interior de la multisindical más importante del país.

La reprobación no sólo vino de los actores sindicales. Como bien destacaron muchos estudiosos en la materia, la “nueva” ley laboral apenas muestra escuetos avances (cuotas de género en los directorios sindicales, extensión de beneficios relativa), mientras mantiene y en algunos casos profundiza elementos claves del plan laboral de José Piñera (conserva el reemplazo en huelga con diferentes figuras, insiste en la ausencia de la negociación por rama y mantiene el paralelismo sindical).

Además, existe consenso respecto a que la reforma producirá un aumento en la judicialización de la conflictividad laboral, situación que en un contexto de debilidad manifiesta del sindicalismo, tenderá a debilitar aún más la posición negociadora de los trabajadores. Todavía más, las novedades de la mencionada enmienda impactarán sensiblemente a trabajadores de pequeñas y medianas empresas dificultando la sindicalización en un sector que de por sí es el que paga peores salarios y ofrece las peores condiciones laborales.

Sin perjuicio de que la dirigencia del Partido Comunista no valora positivamente la reforma, no ha deslizado críticas importantes a la misma. Todo lleva a suponer que ello no obedece sino a su voluntad irrestricta de proyectar su filiación a la Nueva Mayoría más allá del presente ciclo presidencial. Además de ello, la impotencia del resto de la izquierda es un reflejo del estado del movimiento sindical que no puede resolverse solo con “más acumulación”, lo que pone de relieve la urgencia de la acción política de sectores estratégicos, con capacidad de dar golpes efectivos al momento de enfrentar estas coyunturas, ante la imposibilidad inmediata de una mayor unidad sindical general.

Las elecciones de la CUT

Las últimas elecciones de la CUT pusieron en tela de juicio, nuevamente, la representatividad de la multisindical más grande del país, envuelta en acusaciones de un severo fraude electoral que resultó en la continuidad del Partido Comunista en su dirección. A causa de esto, sectores críticos dentro y fuera de la Central volvieron a tomar fuerza y a plantear la necesidad de una reforma al sistema de votaciones (la que fue rechazada en su reciente Congreso en Enero de 2017 y pospuesta, una vez más, para la próxima elección en 2020) y de un Congreso Refundacional que permitiera su recuperación para las demandas e intereses de nuestra clase. La suspensión de las elecciones programadas para el 20 de abril, a causa de la resolución del Tribunal Electoral Metropolitano, producto de las irregularidades en el proceso de agosto de 2016, han supuesto un nuevo revés para la actual conducción la CUT.

Dicho escenario de debilitamiento de la actual conducción de la CUT, así como la elección de direcciones críticas a su mesa directiva en dos de los gremios más importantes de sus afiliados (Colegio de Profesores y ANEF), dan cuenta de una posibilidad (aún lejana pero menos abstracta) de un cambio de rumbo en la Central. En ese sentido, y pese a la tentación de levantar consignas que apunten a desahuciar la CUT, dado su estado de crisis actual, insistimos en la necesidad de plantear como un objetivo estratégico para los trabajadores la construcción de una central única representativa del conjunto de la clase, aprovechando las potencialidades presentes en organizaciones de trabajadores, para construir una organización unitaria, clasista, anticapitalista y antipatriarcal, que sea capaz de revitalizar el movimiento sindical chileno. En la misma línea, parece factible avanzar en la formación de un bloque de organizaciones sindicales que presione públicamente para que la coyuntura avance en dicha dirección.

El movimiento huelguístico

Pese a la debilidad del movimiento sindical, la intransigencia del empresariado determinó el estallido de numerosas huelgas y movilizaciones reivindicativas, entre las que destacaron a fines de 2016 las de Homecenter, Alto Maipo y la del sector público y en los primeros meses de 2017 la huelga de Minera Escondida. No obstante los esfuerzos de los trabajadores y su relativo posicionamiento mediático, ninguna fue exitosa.

El discreto desempeño de la economía durante el año 2016 y las proyecciones a la baja para el 2017, la renuencia del gobierno a negociar con los trabajadores del sector público, las facilidades del empresariado en el reemplazo de los trabajadores movilizados y la ofensiva de los empleadores (anunciada por la ya mencionada reforma laboral) conspiró a favor de la derrota de un movimiento en el cual menos de un 15% de los asalariados se sindicaliza y donde apenas un 5% se encuentra cubierto por el mecanismo de negociación colectiva.

En este sentido, el contexto y los eventos mencionados denota el grave problema de ineficacia de la herramienta huelguística (arrastrado desde el Plan Laboral) para alcanzar objetivos de corto plazo. Justamente por ello, las tácticas de lucha de la clase obrera han excedido el ámbito de trabajo y se han hecho extensiva a las calles, contra el Estado, en pos de demandas que caben dentro de lo que algunos sectores denominan “derechos sociales”. Así, el desafío parece radicar en contener la ofensiva empresarial, y lograr que las organizaciones sindicales resistan y no vean mermada su fuerza.

El movimiento No+AFP

En la medida que el movimiento sindical no contó con la unidad necesaria para hacer frente a la reforma laboral, la táctica movimentista de la Coordinadora No+AFP logró dotar de una cohesión importante a un sector significativo de la clase trabajadora que en su mayoría no cuenta con espacios de organización para defender sus intereses materiales. La demanda de No+AFPs, por tanto, permitió dinamizar la conflictividad fuera de los espacios de trabajo o estudios, y levantó una problemática que excede el ámbito meramente gremial, siendo capaz de levantar demandas que abarcan al conjunto de la clase trabajadora, en sus distintas expresiones.

No obstante, es preciso reconocer que la dificultad de la demanda, pese a la claridad programática con que se plantea, abre una serie de interrogantes acerca de las proyecciones de este movimiento y sus perspectivas de triunfo. Hasta el momento, lo más que se ha logrado ha sido el emplazamiento del Gobierno y las fuerzas políticas tradicionales a asumir la necesidad de realizar reformas, habiéndose anunciado por el Gobierno el envío de un proyecto de ley de reforma de pensiones que en lo fundamental establece el aumento de un 5% de cotizaciones de cargo del empleador, sin que exista total claridad acerca de su contenido dado que el Ministro de Hacienda ha manifestado que será enviado al Congreso en un plazo de 3 meses. Pese a la inexistencia de un conocimiento acabado del proyecto del Gobierno, es posible afirmar que ninguno de los eventuales alcances de esta reforma previsional, resuelve ni de lejos el problema concreto al corto plazo, que son las pensiones estructuralmente insuficientes para sobrellevar los costos elementales de la vida de los adultos mayores.

Además de esto, la situación relativamente alentadora que muestra el movimiento, ha sido lo suficientemente fértil para el ofrecimiento a sus vocerías de eventuales candidaturas presidenciales, alternativas rechazadas por la Coordinadora hasta ahora. En nuestra opinión, la eventual proclamación de Mesina como candidato presidencial ha tensionado y ha atentado directamente la unidad del espacio, y sus proyecciones para este 2017. Por lo anterior, recibimos con satisfacción las recientes declaraciones de la Coordinadora No Más AFP, en las que se descarta la candidatura presidencial de Mesina, privilegiando el fortalecimiento del principal referente actual de la unidad de la clase trabajadora por sobre la aventura electoral, en momentos en que se requiere una perspectiva de largo plazo que nos permita avanzar hacia la unidad de los trabajadores.

En definitiva, y frente a este escenario adverso, el desafío es discutir política con miras a la elaboración de programa y de propuestas concretas que permitan avanzar en la transformación de la sociedad que queremos, como trabajadoras y trabajadores. El llamado es a construir una central única, anticapitalista y antipatriarcal, y fortalecer las organizaciones sociales de nuestra clase, dotándolas de herramientas políticas y de creatividad táctica para hacer frente a la coyuntura. Sólo la organización y la lucha nos permitirá avanzar y obtener lo que el capital y el Estado nos niegan.

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