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[Colombia] La victoria del NO y el actual escenario político

category venezuela / colombia | miscellaneous | opinión / análisis author Tuesday October 04, 2016 04:22author by Grupo Libertario Vía Libre - 1 of Anarkismo Editorial Groupauthor email grupolibertariovialibre at gmail dot com Report this post to the editors

Análisis ante el resultado del Plebiscito

En el plebiscito realizado el día de ayer, 2 de octubre, en el que se sometía a votación la aprobación del Acuerdo Final para la terminación del conflicto armado firmado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la insurgencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP)[1], ha ganado de forma inesperada y por escaso margen la opción del NO, lo que sin duda constituye un gran terremoto político.

Según el boletín 53 de la Registraduría Nacional del Estado Civil, con el 99,98% de las mesas escrutadas, se imponía por el estrecho margen de 0.45% y 53.894 votos, la opción del “no” con 50.21% y 6´431.376 votos, frente a la opción del “sí” que contaba con 49.78% con 6´377.482 votos. Según esta misma fuente, en esta misma votación se registraron 86.243 votos no marcados y 170.946 votos nulos, en un pobre marco de participación de 13´064.973 sobre un censo de 34´899.945, el 37.43% del total[2].

Frente a este panorama, desde el Grupo Libertario Vía Libre proponemos, en consonancia con nuestra postura colectiva de apoyo crítico al proceso de paz[3], algunos elementos que podrían ayudar en el análisis del actual momento político, tanto sobre las causas de lo sucedido, como sobre los posibles escenarios por venir.
Gaffiti en Bogotá
Gaffiti en Bogotá

En el plebiscito realizado el día de ayer, 2 de octubre, en el que se sometía a votación la aprobación del Acuerdo Final para la terminación del conflicto armado firmado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la insurgencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP)[1], ha ganado de forma inesperada y por escaso margen la opción del NO, lo que sin duda constituye un gran terremoto político.

Según el boletín 53 de la Registraduría Nacional del Estado Civil, con el 99,98% de las mesas escrutadas, se imponía por el estrecho margen de 0.45% y 53.894 votos, la opción del “no” con 50.21% y 6´431.376 votos, frente a la opción del “sí” que contaba con 49.78% con 6´377.482 votos. Según esta misma fuente, en esta misma votación se registraron 86.243 votos no marcados y 170.946 votos nulos, en un pobre marco de participación de 13´064.973 sobre un censo de 34´899.945, el 37.43% del total[2].

Frente a este panorama, desde el Grupo Libertario Vía Libre proponemos, en consonancia con nuestra postura colectiva de apoyo crítico al proceso de paz[3], algunos elementos que podrían ayudar en el análisis del actual momento político, tanto sobre las causas de lo sucedido, como sobre los posibles escenarios por venir:

La derrota del SÍ

En primer lugar, es claro que este resultado constituye una importante derrota política de la heterogénea alianza social que respaldo la opción por el Sí. El desgastado y debilitado segundo gobierno de Juan Manuel Santos, con una imagen favorable baja cercana al 30% en algunas encuestas[4], con bases políticas endebles e incapaz de gestionar sin ajuste económico la desaceleración de la economía nacional, no tuvo la fuerza política de convocar al mismo número de electores que ratificaron su triunfo en la segunda vuelta electoral de las elecciones presidenciales de 2014, cuando una alianza pragmática a su favor consiguió su reelección con 7´836. 887 votos, lo que representa 1´459.405 votos menos de los obtenido por el SÍ en el plebiscito[5].

Aunque ciertos factores circunstanciales tuvieron incidencia en el resultado, como la rapidez con la que fueron convocadas las elecciones que contaron con un solo mes de campaña -un cuarto del tiempo habitual- y que no permitieron la inscripción de nuevas cédulas, y los efectos climáticos del huracán Matthew en la Región Caribe, estos no fueron decisivos. Si lo fue en cambio, el que los gamonales políticos que representan las élites políticas locales alineadas con el gobierno central en regiones empobrecidas como la Costa Atlántica, donde hasta hoy el paramilitarismo es fuerte, no hayan desplegado su gran fuerza clientelar como si lo habían hecho en la pasada elección presidencial, con el fin de marcar una posición de fuerza al interior de la coalición de gobierno y reacomodar sus proyecciones en miras a la disputa las elecciones presidenciales de 2018[6].

Por otra parte, la izquierda política institucional, debilitada por las divisiones de las fuerzas parlamentarias del Polo Democrático y la Alianza Verde, la tibieza desplegada por el sector liderado por el senador Jorge Enrique Robledo y el MOIR en esta campaña política, la creciente integración del sector socialdemócrata de Clara López, nueva ministra de trabajo, al nuevo gabinete de un gobierno impopular y la erosión del proyecto progresista de Gustavo Petro -tras el fin del periodo de 12 años de gobiernos de centro izquierda en Bogotá-, no logró articular un polo coherente en la opción por el SÍ, que fuera capaz de disputar masivamente los significados de la posición de esta ala de la izquierda frente a las sostenidas por la coalición del gobierno Santos.

Así mismo, es importante subrayar que los movimientos sociales de tipo sindical, campesino, vecinal, estudiantil, étnico, ambiental, de géneros y de derechos humanos se la jugaron de forma absolutamente mayoritaria por el Sí, haciendo de la defensa de este proceso un eje esencial de su accionar en el último ciclo político y en muchos casos entrando de lleno en la agitación por una respuesta favorable en el plebiscito. En general, podríamos apuntar que todas estas fuerzas sobrevaloraron su incidencia electoral y no lograron generar una movilización popular lo suficientemente amplia en apoyo a la paz entre las mayorías no organizadas de la población. Es claro que la reorientación de la estrategia de muchos movimientos sociales y plataformas políticas hacia la movilización casi exclusiva en torno a los diálogos en La Habana y la construcción de paz fue en últimas desacertada pues al dejar las luchas reivindicativas en segundo plano alejaron la posibilidad de reunir a grandes capas sociales que hoy sienten profundos malestares frente a las políticas de gobierno, además de crear prácticamente una bifurcación entre la construcción de paz y las luchas por el buenvivir y de crítica al modelo actual.

La victoria del NO


En segundo término, también se hace evidente que la opción contraria al acuerdo es la gran ganadora de la jornada. La campaña por el NO liderada por una más cohesionada alianza política estructurada alrededor del Centro Democrático, supo capitalizar una parte del descontento social con el debilitado gobierno Santos. Por un lado, impulsó campañas sectoriales entre gremios tradicionalmente conservadores como los camioneros, sectores sociales muy fragmentados como los vendedores ambulantes o los campesinos medios y aún sectores sociales de tradición sindical pero descontentos de sus organizaciones como el Magisterio. Por otro lado, supo empalmar con una ola de tradicionalismo conservador impulsado por sectores religiosos que cuestionaban algunas tímidas, tardías e inconsistentes políticas de respeto a la diversidad sexual por parte del gobierno Santos, especialmente en las movilizaciones homofóbicas desatadas por los proyectos de reforma a los manuales de convivencia de los colegios impulsados por el Ministerio de Educación.

Es importante añadir que las características mismas de la larga guerra insurgente vivida en el país, en la que en ciertas regiones y ciertos periodos de tiempo se presentó una guerra civil de baja intensidad, con un alto componente de degradación y victimización de la población civil, llevaron a que el bloque hegemónico que luego se fragmentaria entre santistas y uribistas, fuera capaz de liderar un grupo amplio de la población que se identifica por un profundo odio a las FARC, empalmando los tradicionales valores anti-socialistas de los sectores burgueses y terratenientes con el hondo conservadurismo de algunos sectores populares.

Así mismo, es importante destacar que el uribismo hizo una demostración de la capacidad política de la que goza al lograr construir un sentido común mayoritario que remplazo la dicotomía “paz y guerra” por la de “entreguismo o renegociación”. En últimas, el voto al NO fue un mensaje directo al gobierno de turno y a favor de las tradicionales fuerzas del país (ganaderos, curas, terratenientes), más que un rechazo contundente a la salida negociada al conflicto armado.

La enorme abstención


La abstención electoral del 62.57%, el porcentaje más elevado en 22 años, superó la media tradicional del país, que desde mediados del periodo del Frente Nacional es muy alta, y aun habiendo tendido a disminuir ligeramente en el último decenio, seguía rondando el 50% del censo electoral. Este se mantiene como uno de los porcentajes de abstención más altos en el continente y muestra que la mitad de la población, tanto de zonas urbanas como rurales, no participan del sistema político que juzgan correctamente como lejano, corrupto y ajeno a sus intereses materiales.

Más allá de esta tendencia histórica, los resultados actuales reflejan la debilidad de los mecanismos de participación política directa establecidos en la constitución de 1991, que salvo excepciones en contextos donde los movimientos sociales tienen fuerte poder local, no han conseguido ninguna aplicación en un régimen que mantiene la exclusión política. Lo anterior nos lleva a afirmar que, pese a los ingentes esfuerzos de difusión, gran parte de la población es incrédula frente los acuerdos alcanzados, dicha incredulidad responde tanto a la incapacidad de los actores favorables al proceso para interpelar al grueso de la población como a la capacidad que tuvo el uribismo de asociar los acuerdos con las cuestionables políticas de gobierno en un momento crecientemente desfavorable. Las críticas que han caído sobre la política tributaria y la forma en que el uribismo mediáticamente lo aprovechó parece el ejemplo más claro.

Polarización y fragmentación territorial

Pese a que gran parte de las fuerzas políticas bregaron porque las campañas no se convirtieran en una disputa bipartidista, el escrutinio demostró que aun la política nacional la sigue marcando la derecha tradicional representada en sus dos grandes polos. Por un lado, el Centro Democrático ha sabido movilizar su base electoral como lo demuestran el hecho de que los departamentos que mayores votos dieron al NO fuesen aquellos que catapultaron la campaña de Zuluaga en las últimas elecciones presidenciales: Casanare, Antioquia, Meta, Huila, Quindío, Risaralda y Caldas.

En contraste, la Unidad Nacional vive una fragmentación en su base social e incluso entre las fuerzas de su coalición, como lo demuestra el actuar de partidos como Cambio Radical del vicepresidente Vargas Lleras que prepara su candidatura para las elecciones presidenciales de 2018.

La influencia del contexto internacional


En la actualidad mundial también registramos una serie de tendencias que influyen en la coyuntura política colombiana. Por una parte, en medio de las nuevas oleadas de atentados terroristas contra blancos civiles, liderados principalmente por fundamentalistas islámicos de diferentes regiones del mundo, tienden a reforzar -en una agenda mundial autoritaria y securitaria- el imaginario que asocia a las FARC con el terrorismo, haciendo más oscura la diferenciación entre los actos de rebelión armada y los actos de terrorismo para una población más atemorizada.

Por otra parte, resulta importante la repercusión del giro conservador y el llamado fin del ciclo de los gobiernos progresistas en América Latina, expresado en fenómenos como el reciente golpe parlamentario contra Dilma Rousseff en Brasil, la derrota política sufrida por el referendo de Evo Morales en Bolivia, las victorias electorales en el parlamento de la Mesa de Unidad Democrática en Venezuela, o en la presidencia de Mauricio Macri en Argentina y Pedro Pablo Kuczynski en Perú. Este giro asume una forma particularmente aguda en Colombia, donde la reciente crisis fronteriza con Venezuela y la dura crisis económica que se le presenta al gobierno de Nicolás Maduro son explotadas permanentemente por la derecha colombiana activamente involucrada con la oposición burguesa del país vecino y que ha fantaseado en más de una oportunidad con una guerra abierta contra el chavismo. Con la invocación al fantasma del “castro chavismo” encarnado por las FARC, el uribismo supo utilizar para sí el sólido rechazo político previa y esmeradamente construido por el establecimiento colombiano de todos los colores, frente a lo que suponían una de sus mayores amenazas políticas.

Finalmente, es claro que esta segunda fase de la crisis económica mundial iniciada en 2008, que ha llevado al crecimiento lento en Estados Unidos, el estancamiento europeo, la recesión en Japón y la desaceleración de la economía China, con la consiguiente caída del precio internacional de las materias primas en general y de los productos minero-energéticos en particular, ha afectado fuertemente una economía dependiente como la colombiana, que viene experimentando desde hace dos décadas procesos de re-primarización y liberalización económica, que dejan una economía frágil, relentecida y sin signos de mejora inmediata, lo que ha llevado al gobierno nacional a implementar políticas de ajuste que afectan principalmente al pueblo trabajador colombiano. Así anuncios como el incremento de impuestos, han venido siendo bien utilizados por los opositores de los diálogos con las FARC, argumentando que será la sociedad en su conjunto la que asumirá los gastos económicos del pos-acuerdo, creando un sinfín de mitos y falsas relaciones entre factores que en un panorama adverso aumenta las confusiones en el seno de la población.

Escenarios futuros


Debilitado por una nueva derrota política, pero aún en el poder por el apoyo de un sector del bloque dominante y sin perspectivas inmediatas de renuncia, es claro que el gobierno Santos tiene la capacidad legal de darle continuidad al actual proceso de paz. La pregunta es ¿cómo?: ¿renegociando y buscando un acuerdo que no implique refrendación?, ¿haciendo uso de otro mecanismo de consulta?, ¿una Asamblea Constituyente, como sugieren algunos? Todas son posibles respuestas que habrá que valorar a la luz de la correlación de fuerzas existente a nivel nacional.

Al parecer el sector uribista disidente, liderado por el ex candidato para la Alcaldía de Bogotá, Francisco Santos, alude a la necesidad de un pacto de reconciliación nacional para darle continuidad al acuerdo. En últimas, se sugiere concretar la vieja aspiración santista de superar la división interburguesa, para incluir al Centro Democrático, y en general a los promotores del NO, en un bloque político a favor del acuerdo, lo que por el momento no puede lograrse sin cuestionar supuestos fundamentales de lo pactado.

Por parte de los actores directos de la confrontación, encontramos que Santos en su alocución presidencial reafirmó su disposición porque el proceso siga en pie, manteniendo el cese al fuego. Por su parte, las FARC mostraron voluntad de continuar los diálogos reafirmando el cese al fuego bilateral y definitivo al que llegó con el gobierno hace unos meses. Sin embargo, ante la entrada de los sectores de la derecha más recalcitrante que hoy triunfa exigiendo la renegociación de los acuerdos, los términos para la culminación del conflicto entre la insurgencia más antigua de Latinoamérica y el Estado colombiano cambiarán notoriamente. Lo que hace mucho más complejo el actual panorama, ya que abre la posibilidad a que las FARC se vean obligadas a asumir otra estrategia, lo mismo de otros actores insurgentes como el ELN y el EPL.

Nuestra apuesta


La izquierda y el movimiento social parecen hundirse en desconcierto y en la evidente incapacidad de jalonar alternativas reales en el actual momento político. El reto estratégico sigue siendo reconfigurar el actual mapa político que pone en el centro de atención el enfrentamiento entre la derecha dura y la derecha blanda.

Como organización libertaria consideramos que tras la derrota del Sí, es necesario continuar disputando políticamente a favor de una salida negociada al conflicto armado entre el Estado y la insurgencia. Nuestra apuesta entonces consiste en que, ante el posible pacto nacional entre fracciones de la burguesía obligadas a reconciliarse, es necesario redoblar esfuerzos por concretar la unidad combativa de la clase trabajadora y las comunidades en lucha.

Creemos que hay que transformar los imaginarios colectivos que han sido impuestos desde la guerra contrainsurgente que criminalizan hoy las alternativas revolucionarias, así como dotar de gran fuerza a los movimientos populares que deberán ser los protagonistas en futuros escenarios de conflictividad política y social.

Reconocemos que existen importantes dificultades para tal propósito, pero también que es posible superar parte de esta herencia problemática a través de alianzas entre los sectores populares en lucha, de la apertura hacia otros sectores y organizaciones, y de innovación programática en las luchas. Seguimos creyendo urgente forjar la unidad de las de abajo para crear un movimiento popular con capacidades de transformación. Nos asumimos en la apuesta y el reto de construir un pueblo fuerte, con independencia de clase y organizado desde sus cimientos.

Aquí estamos y aquí seguimos con la fuerte convicción de que sólo la lucha y la organización autónoma, desde abajo y a la izquierda de las trabajadoras y los sectores populares será el único camino para construir alternativas para el buenvivir; para construir esos otros mundos posibles en miras hacia una sociedad más justa y más libre.

¡Arriba las que luchan!

Grupo Libertario Vía Libre
Bogotá, Colombia. Octubre 2016


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[1]Comisión negociadora Gobierno nacional-FARC EP. Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. En Mesadeconversaciones.com.co. 24/08/2016. Disponible en web. Link: https://www.mesadeconversaciones.com.co/sites/default/f...7.pdf Consultado 02/10/2016

[2]Registraduria nacional del Estado Civil. Boletín Nacional No 43. Preconteo Plebiscito 2 de octubre de 2016, República de Colombia. En plebiscitoregistraduria.gov.co. Disponible en web. Link: http://plebiscito.registraduria.gov.co/99PL/DPLZZZZZZZZ...1.htm Consultado 02/10/2016

[3] Ver por ejemplo. Vía Libre. Ante el acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo entre el gobierno colombiano y las FARC. 26 de junio de 2016. En Acción Libertaria. Disponible en web. Link: https://accionlibertariaoyl.wordpress.com/2016/06/26/vi...c-ep/ Consultado 02/10/2016 o Julián Lopéz. El plebiscito, la izquierda y los sectores libertarios. En Acción Libertaria. Disponible en web. Link: https://accionlibertariaoyl.wordpress.com/2016/08/22/el...ltado 02/10/2016

[4] Asociación Comunicación Política. Ranking de popularidad septiembre de 2016. En compolitica.com. Disponible en web. Link: http://compolitica.com/acop/tabla-de-popularidad/ Consultado 02/10/2016

[5]Wikipedia. Elecciones presidenciales de Colombia 2014. Disponible en web. Link: https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_presidenciales...ltado 02/10/2016

[6] El Tiempo. La del plebiscito fue la mayor abstención en 22 años. En Especial multimedia. Sección Política. Eltiempo.com. 2 de octubre de 2016. Disponible en web. Link: http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/abstenc...16874 Consultado 02/10/2016

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author by Alternativa Libertaria/FdCA - Ufficio Relazioni Internazionalipublication date Wed Oct 05, 2016 00:56author address author phone Report this post to the editors

[Colombia] La vittoria del NO e l'attuale scenario politico

Analisi del risultato del referendum

Nel referendum tenutosi il 2 ottobre, in cui è stata messa ai voti l'approvazione dell'accordo definitivo per la fine del conflitto armato firmato tra il governo di Juan Manuel Santos e le Forze Armate Rivoluzionarie della Colombia - esercito popolare (FARC-EP) [1], ha vinto inaspettatamente e di stretta misura l'opzione del NO, il che provoca senza dubbio un forte terremoto politico.

Secondo il bollettino 53 del Registro Nazionale dello stato civile, con il 99,98% di voti scrutinati, si è imposto il "NO" con il 50.21% pari a 6.431.376 voti, con lo stretto margine dello 0,45% pari a 53.894 voti, rispetto al SI' che ha avuto 49,78% con 6.377.482 voti. Secondo questa fonte, ci sono state 86.243 schede bianche e 170.946 schede nulle, con una bassa partecipazione pari a 13.064.973 votanti su 34.899.945 di elettori, il 37.43% del totale [2].

Alla luce di questo voto, come Grupo Libertario Vía Libre proponiamo, in coerenza con la nostra posizione collettiva di appoggio critico al processo di pace[3], alcuni elmenti che possano essere d'aiuto nell'analisi dell'attuale momento politico, sia per quanto riguarda le cause di ciò che è successo, sia sui possibili scenari futuri.

La sconfitta del SÍ

In primo luogo, è chiaro che questo risultato è una grave sconfitta politica per la eterogenea alleanza sociale che ha sostenuto l'opzione per Sì. Il secondo governo di Juan Manuel Santos, usurato e indebolito, con un gradimento sceso a circa il 30% in alcuni sondaggi [4], con una base politica debole e incapace di gestire il rallentamento dell'economia nazionale senza ricorrere alle politiche di aggiustamento, non ha avuto la forza politica di mobilitare lo stesso numero di elettori che aveva sancito la sua vittoria nel secondo turno delle elezioni presidenziali del 2014, quando un'alleanza pragmatica a suo favore riuscì a conseguire 7.836. 887 voti, cioè 1.459.405 di voti in più rispetto a quelli ottenuti dal SI al referendum [5].

Sebbene alcuni fattori circostanziali abbiano impattato sul risultato, se si guarda alla velocità con cui è stato indetto il referendum con un solo mese di campagna elettorale, pari ad un quarto del tempo usuale, cosa che non ha permesso la registrazione di nuovi elettori, o agli effetti climatici come l'uragano Matteo nella regione dei Caraibi, questi tuttavia non sono stati decisivi. Invece sono stati decisivi quei potentati politici rappresentanti delle élite politiche locali allineate con il governo centrale in regioni povere come la Costa Atlantica, dove ancora oggi i paramilitari sono forti, i quali non hanno messo in campo la loro grande forza clientelare come avevano fatto alle ultime elezioni presidenziali, al fine di segnare una posizione di forza all'interno della coalizione di governo e riorganizzare le loro proiezioni in vista delle elezioni presidenziali del 2018 [6].

D'altra parte, la sinistra politica istituzionale, indebolita dalle divisioni interne alle forze parlamentari del Polo Democratico e Alleanza Verde, la timidezza mostrata dal settore guidato dal senatore Jorge Enrique Robledo e dal MOIR [Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario, ndt] in questa campagna politica, la crescente integrazione del settore socialdemocratico di Clara Lopez, nuova ministra del lavoro, nel nuovo gabinetto di un governo impopolare e l'erosione del progetto progressista di Gustavo Petro - dopo la fine del periodo di 12 anni di governi di centro-sinistra a Bogotà- non sono riusciti ad articolare un polo coerente con l'opzione SI, che fosse in grado di opporre il significato della posizione della sinistra a quella della coalizione del governo Santos.

Allo stesso tempo, è importante sottolineare che i movimenti sociali di tipo sindacale, contadino, di quartiere, studentesco, etnico, ambientale, di genere e per i diritti umani si sono schierati nella maggioranza assoluta per il SI', facendo della difesa di questo processo un asse essenziale della loro azione nel corso dell'ultimo ciclo politico e, in molti casi mobilitandosi pienamente per una risposta favorevole nel referendum. In generale, si potrebbe sottolineare come tutte queste forze abbiano sovrastimato il loro impatto elettorale e non siano riuscite a generare una mobilitazione popolare abbastanza ampia a sostegno della pace all'interno della maggioranza disorganizzata della popolazione. E 'chiaro che il nuovo orientamento strategico di molti movimenti sociali e delle piattaforme politiche verso una mobilitazione quasi esclusiva attorno ai colloqui a L'Avana e per la costruzione della pace si è rivetato in ultima analisi controproducente, avendo lasciato su uno sfondo lontano le lotte e la possibilità di riunire i grandi strati sociali che oggi avvertono un disagio profondo contro le politiche del governo, creando quasi una biforcazione tra la costruzione della pace da una parte e le lotte per vivere meglio e la critica al modello attuale dall'altra.

La vittoria del NO

In secondo luogo, è anche evidente che il NO all'accordo è oggi il grande vincitore. La campagna per il No guidata da un'alleanza politica più coesa e strutturata intorno al centro democratico, è stata in grado di capitalizzare una parte di malcontento sociale verso il debole governo di Santos. Da un lato, ha promosso campagne di settore tra i sindacati tradizionalmente conservatori, come i camionisti, tra i settori sociali molto frammentati, come i venditori ambulanti o i contadini medi e settori sociali anche di tradizione sindacale, ma scontenti delle loro organizzazioni come il sindacato insegnanti Magisterio. D'altra parte, ha saputo impalmare un'ondata di tradizionalismo conservatore guidato da gruppi religiosi che metteva in discussione alcune politiche timide, tardive e incoerenti sul rispetto della diversità sessuale sostenute dal governo Santos, soprattutto nelle manifestazioni omofobiche suscitate dai progetti di riforma del manuale di coesistenza nelle scuole promossi dal Ministero della Pubblica Istruzione.

E 'importante aggiungere che le stesse caratteristiche della lunga guerra insorgente vissuta nel paese, che in alcune regioni e in certi periodi di tempo ha assunto gli aspetti di una guerra civile di bassa intensità, con una forte componente di degrado e di vittimizzazione dei civili, hanno reso possibile che il blocco egemonico poi frammentatosi tra santistas e uribistas, sia diventato la guida di ampi settori della popolazione che si caratterizzano per un odio profondo verso le FARC, saldando i valori tradizionali anti-socialisti dei settori borghesi e proprietari terrieri con il profondo conservatorismo di alcuni settori popolari.

E 'anche importante notare che l'uribismo ha dato una dimostrazione della sua capacità politica di costruire un senso comune maggioritario che ha sostituito la dicotomia "Guerra o Pace" con quella di "combutta o rinegoziazione". In ultima analisi, il voto NO è stato un messaggio diretto al governo attuale e in favore delle forze tradizionali del paese (agricoltori, preti, proprietari terrieri) piuttosto che un messaggio forte alla soluzione negoziata del conflitto armato.

L'enorme astensionismo

L'astensionismo del 62.57%, il più alto in 22 anni, ha superato la tradizionale media del paese, che dalla metà del periodo del Fronte Nazionale è molto alto, anche se ha avuto la tendenza a diminuire leggermente negli ultimi dieci anni, ma che ancora si aggira intorno a 50 % dell'elettorato. Questa rimane una delle più alte percentuali di astensione nel continente e dimostra che la metà della popolazione, sia nelle aree urbane che rurali, non partecipa al sistema politico che giudicano correttamente come lontano, corrotto e ignaro dei loro bisogni materiali.

Al di là di questa tendenza storica, i risultati attuali riflettono la debolezza dei meccanismi di partecipazione politica diretta stabiliti nella costituzione del 1991, che salvo alcune eccezioni in contesti in cui i movimenti sociali hanno un forte potere locale, non hanno avuto alcuna applicazione in un regime che persegue l'esclusione politica. Questo ci porta a dire che, nonostante i vasti sforzi di sensibilizzazione, gran parte della popolazione rimane incredula verso gli accordi raggiunti, che tale incredulità dipende sia dalla incapacità degli attori attivi nel processo di interpellare la maggior parte della popolazione sia dalla capacità dell'uribismo di associare gli accordi con le discutibili politiche del governo, in un momento sempre più sfavorevole. Le critiche hanno preso di mira la politica fiscale e il modo in cui l'uribismo ne ha mediaticamente approfittato sembra l'esempio più chiaro.
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Polarizzazione e frammentazione territoriale

Anche se gran parte delle forze politiche hanno fatto in modo che la campagna elettorale non diventasse una disputa bipartitica, l'esito del voto ha mostrato che comunque la politica nazionale continua ad essere segnata dalla destra tradizionale rappresentata dai suoi due grandi poli. Da un lato, il Centro Democratico è stato in grado di mobilitare la sua base elettorale come dimostra il fatto che i collegi elettorali che hanno in maggiornza votato NO sono stati quelli che hanno catapultato la campagna di Zuluaga nelle ultime elezioni presidenziali: Casanare, Antioquia, Meta, Huila, Quindio, Risaralda e Caldas.

Al contrario, Unità Nazionale soffre la frammentazione nella sua base sociale e anche tra le forze della coalizione, come dimostra l'azione di partiti come Cambio Radical del Vice Presidente Vargas Lleras che sta preparando la sua candidatura per le elezioni presidenziali del 2018.

L'influenza del contesto internazionale


Nel mondo di oggi registriamo pure una serie di tendenze che influenzano la situazione politica in Colombia. Da un lato, in mezzo alla nuova ondata di attacchi terroristici contro obiettivi civili, principalmente guidati da fondamentalisti islamici provenienti da diverse regioni del mondo, tende a rafforzarsi -in un'agenda globale autoritaria e securitaria- un immaginario che associa le FARC al terrorismo, rendendo più oscura la distinzione tra atti di ribellione armata e atti di terrorismo nell'opinione di una popolazione spaventata.

Inoltre, è importante l'impatto del cambiamento conservatore e della cosiddetta fine del ciclo di governi progressisti in America Latina, espresso in fenomeni come il recente colpo di Stato parlamentare contro Dilma Rousseff in Brasile, la sconfitta politica di Evo Morales nel referendum in Bolivia, le vittorie elettorali parlamentari della Coalizione di Unità Democratica in Venezuela, o nella presidenza di Mauricio Macri in Argentina e Pedro Pablo Kuczynski in Perù. Questo mutamento assume una forma particolarmente acuta in Colombia, dove la recente crisi di confine con il Venezuela e la grave crisi economica che si presenta al governo di Nicolas Maduro sono costantemente sfruttate dalla destra colombiana attivamente alleata con l'opposizione borghese nel paese vicino e che ha fantasticato in più di un'occasione di fare una guerra aperta contro Chavez. Invocando lo spettro del "castro chavismo" incarnato dalle FARC, l'urubismo è stato in grado di utilizzare per sè il solido rifiuto politico già costruito con attenzione dalle istituzioni colombiane di tutti i colori, proponendolo come una delle maggiori minacce politiche.

Infine, è chiaro che questa seconda fase della crisi economica globale iniziata nel 2008, che ha portato al rallentamento della crescita degli Stati Uniti, alla stagnazione europea, alla recessione in Giappone e al rallentamento dell'economia cinese, con un conseguente calo del prezzo internazionale delle materie prime in generale e dei minerari ed energetici in particolare, ha fortemente colpito un'economia dipendente, come quella colombiana, che ha vissuto in due decenni processi di ritorno al settore primario e di liberalizzazione economica, che hanno rallentato e reso fragile l'economia, senza nessun segno di miglioramento immediato, che ha portato il governo nazionale ad attuare politiche di aggiustamento che colpiscono soprattutto i lavoratori. Così annunci come gli aumenti delle tasse, sono stati ben utilizzati dagli avversari dei colloqui con le FARC, dicendo che sarà l'intera società a sopportare i costi economici del post-accordo, creando una serie di miti e falsi rapporti tra i fattori che in uno scenario ostile aumentano la confusione all'interno della popolazione.

Scenari futuri

Indebolito da una nuova sconfitta politica, ma ancora al potere con il sostegno di una sezione del blocco dominante e senza prospettive immediate di dimissioni, è chiaro che il governo Santos ha la capacità giuridica per continuare il processo di pace in corso. La domanda è: come? Rinegoziando e cercando un accordo che non implica una controfirma, utilizzando un altro meccanismo di consultazione, una Assemblea Costituente, come alcuni suggeriscono? Tutte possibili risposte che saranno valutate alla luce dei rapporti di forza a livello nazionale.

A quanto pare il dissidente settore uribista, guidato dall'ex candidato a sindaco di Bogotà, Francisco Santos, fa riferimento alla necessità di un patto di riconciliazione nazionale per dare continuità all'accordo. In ultima analisi, si suggerisce di realizzare la vecchia aspirazione Santista per superare la divisione inter-borghese, per includere il Centro Democratico, e in generale i promotori del NO, in un blocco politico a favore dell'accordo, che per il momento non può essere raggiunto senza mettere in discussione assunti fondamentali dell'accordo.

Da parte degli attori diretti del confronto, vediamo che Santos nel suo discorso presidenziale ha ribadito la propria disponibilità perché il processo rimanga ancora in piedi, mantenendo il cessate il fuoco. Nel frattempo, le FARC hanno mostrato la volontà di proseguire il dialogo riaffermando il cessate il fuoco bilaterale e definitivo assunto con il governo pochi mesi fa. Tuttavia, con l'affermazione dei settori più recalcitranti che oggi trionfanti chiedono la rinegoziazione degli accordi, i termini per la risoluzione del conflitto tra la più antica insorgenza dell'America Latina e lo stato colombiano cambieranno drasticamente. Il che rende più complessa la situazione attuale, in quanto apre la possibilità che le FARC siano costrette ad un'altra strategia, simile a quella di altri attori insorgenti come l'ELN [Esercito di Liberazione Nazionale, ndt] e la EPL [Ejército Popular de Liberación, ndt].

La nostra proposta

La sinistra e il movimento sociale sembrano sprofondare nella confusione e nell'apparente incapacità di indicare alternative reali nel momento politico attuale. La sfida strategica rimane quella di riconfigurare la mappa politica attuale che mette in primo piano il confronto tra una destra dura ed una destra moderata.

Come organizzazione libertaria riteniamo che dopo la sconfitta del SI', sia necessario continuare a sostenere politicamente una soluzione negoziata del conflitto armato tra lo Stato e l'insurrezione. La nostra scommessa è quindi che, con il possibile patto nazionale tra le fazioni della borghesia costrette a riconciliarsi, diventa necessario raddoppiare gli sforzi per realizzare l'unità lotta della classe operaia e delle comunità in lotta.

Noi crediamo che occorra trasformare quell'immaginario collettivo che è stato imposto dalla guerra controinsurrezionale e che oggi criminalizza le alternative rivoluzionarie, per restituire una grande forza ai movimenti popolari che dovrebbero essere i protagonisti negli scenari futuri di agitazione politica e sociale.

Ci rendiamo conto che ci sono difficoltà notevoli a tal fine, ma anche che è possibile superare alcuni di questi problemi accumulatisi attraverso l'alleanza di settori popolari in lotta, l'apertura ad altri settori e organizzazioni, con una innovazione programmatica nelle lotte. Noi continuiamo a credere urgente forgiare l'unità degli oppressi qui per creare un movimento popolare con capacità di trasformazione. Noi ci assumiamo l'impegno e la sfida di costruire un popolo forte, indipendente come classe e organizzato fin dalla sua fondazione.

Noi ci siamo e qui proseguiamo con la forte convinzione che solo la lotta e l'auto-organizzazione autonoma dal basso e a sinistra dei lavoratori e dei settori popolari sarà l'unico modo per costruire alternative per vivere meglio; per costruire quegli altri mondi possibili verso una società più giusta e più libera.

¡Arriba las que luchan!

Grupo Libertario Vía Libre
Bogotá, Colombia. Octubre 2016
(traduzione a cura di ALternativa Libertaria/fdca - Ufficio Relazioni Internazionali)
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[1]Comisión negociadora Gobierno nacional-FARC EP. Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. En Mesadeconversaciones.com.co. 24/08/2016. Disponible en web. Link: https://www.mesadeconversaciones.com.co/sites/default/f...7.pdf Consultado 02/10/2016

[2]Registraduria nacional del Estado Civil. Boletín Nacional No 43. Preconteo Plebiscito 2 de octubre de 2016, República de Colombia. En plebiscitoregistraduria.gov.co. Disponible en web. Link: http://plebiscito.registraduria.gov.co/99PL/DPLZZZZZZZZ...1.htm Consultado 02/10/2016

[3] Ver por ejemplo. Vía Libre. Ante el acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo entre el gobierno colombiano y las FARC. 26 de junio de 2016. En Acción Libertaria. Disponible en web. Link: https://accionlibertariaoyl.wordpress.com/2016/06/26/vi...c-ep/ Consultado 02/10/2016 o Julián Lopéz. El plebiscito, la izquierda y los sectores libertarios. En Acción Libertaria. Disponible en web. Link: https://accionlibertariaoyl.wordpress.com/2016/08/22/el...ltado 02/10/2016

[4] Asociación Comunicación Política. Ranking de popularidad septiembre de 2016. En compolitica.com. Disponible en web. Link: http://compolitica.com/acop/tabla-de-popularidad/ Consultado 02/10/2016

[5]Wikipedia. Elecciones presidenciales de Colombia 2014. Disponible en web. Link: https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_presidenciales...ltado 02/10/2016

[6] El Tiempo. La del plebiscito fue la mayor abstención en 22 años. En Especial multimedia. Sección Política. Eltiempo.com. 2 de octubre de 2016. Disponible en web. Link: http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/abstenc...16874 Consultado 02/10/2016
Link esterno: https://grupolibertariovialibre.wordpress.com/2016/10/0...cito/

 
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