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Venezuela / Colombia | Medio ambiente

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La pelea comienza por el nido: extractivismo, autonomía y permacultura

category venezuela / colombia | medio ambiente | opinión / análisis author Monday April 27, 2015 18:43author by Digna Rabia - El Aguijón Segnalare questo messaggio alla redazione

El modelo minero energético en el que somos arrastrados por las potencias históricas (Estados Unidos y Europa) y las emergentes (China, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica) altamente consumidoras de energías fósiles y minerales lleva a la funcionalización de nuestros territorios y vidas a la ley de la oferta y la demanda, donde se privatizan las ganancias y se socializan los impactos. Frente a este panorama adverso, es fundamental que las comunidades continuemos pensándonos y construyendo horizontes de posibilidad de formas autonómicas de vida. es necesario que dejemos de proyectar esfuerzos en continuar en la senda del desarrollo y el crecimiento capitalista, pues, ya sabemos que solo beneficia a unos pocos que continúan engordándose mientras los muchos pasamos necesidades para conseguir comida, dormida y ni que decir si luchamos por vida digna.
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I

La territorialización del capital financiero lleva a la militarización y paramilitarización de nuestras vidas cotidianas como estrategia global para la reproducción de las ganancias de los ricos. La ampliación constante de la frontera extractiva para la explotación de minerales, hidroenergía, monocultivos, hidrocarburos por empresas nacionales, extranjeras o el estado, asedia los territorios y las comunidades locales que los habitamos. Despojos violentos de nuestros lugares de vida en la ciudad y el campo, por medios legales o ilegales, con armas o leyes, con gestores sociales o el ESMAD, dan cuenta de los planes estratégicos que los dueños del poder, el capital y la violencia tienen para nuestras vidas.

El modelo minero energético en el que somos arrastrados por las potencias históricas (Estados Unidos y Europa) y las emergentes (China, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica) altamente consumidoras de energías fósiles y minerales lleva a la funcionalización de nuestros territorios y vidas a la ley de la oferta y la demanda, donde se privatizan las ganancias y se socializan los impactos. La sed insaciable de energía para las maquinas, la industria y la urbanización constante lleva a la mercantilización de la medios y modos de vida que las comunidades hemos cuidado y utilizado desde tiempos inmemoriales.

Pero el extractivismo es solo una de las caras de la moneda; en la otra se encuentra el consumismo desaforado. Es decir, las represas, el monocultivo y la extracción de minerales está ligada a los centros comerciales y grandes supermercados; son elementos que integran el patrón de acumulación capitalista contemporáneo. Tanto bajo las políticas asistenciales de los gobiernos progresistas (Bolivia, Ecuador y Venezuela) como en los gobiernos neoliberales conservadores (México, Perú o Colombia), la exacerbación del consumo como forma de integración social, genera grandes problemas de dependencia del mercado y engañosas ideas de bienestar en la población, especialmente en los sectores populares.

Esta dependencia esconde un juego macabro para los empobrecidos: nos quitaron la tierra y nos dicen que necesitamos dinero para consumir, por lo que debemos vender nuestro tiempo, y cuando alcanzamos un mínimo para subsistir, nos dicen que para ser felices, realmente felices, debemos tener celulares último modelo, televisores plasma o equipos de sonido que retumben. Estos electrodomésticos son realizados con los minerales que extraen de nuestros territorios de donde desplazaron a comunidades enteras y para su producción esclavizan a poblaciones de otras latitudes. Es decir, nos quieren amarrar al mercado-dinero-consumo y al modelo minero energético como forma de reproducir sus ganancias.

Frente a este panorama adverso, es fundamental que las comunidades continuemos pensándonos y construyendo horizontes de posibilidad de formas autonómicas de vida. es necesario que dejemos de proyectar esfuerzos en continuar en la senda del desarrollo y el crecimiento capitalista, pues, ya sabemos que solo beneficia a unos pocos que continúan engordándose mientras los muchos pasamos necesidades para conseguir comida, dormida y ni que decir si luchamos por vida digna. Nos quieren callados, individualizados-aislados, con miedo y obedientes. Pero como ha sido desde siempre, una cosa es lo que planean los poderosos y otras muy distintas las que proyectamos los nadie. Pero, ¿Qué hacer? ¿Será que esto es lo que hay y la mejor alternativa es acomodarnos? ¿Será que esta dependencia al mercado-dinero consumo y al modelo minero energético traerá algún beneficio para nuestras comunidades y territorios?

II

La dependencia y subordinación de nuestras economías, culturas, políticas, pensamientos y acciones a actores como el estado, el mercado y las empresas capitalistas (nacionales o extranjeras) debilita nuestras formas de vida, destruye nuestros ambientes y territorios, aliena nuestros pensamientos y rompe nuestras relaciones comunitarias. Nos roba el poder de decisión sobre nuestros presentes y futuros, sobre lo que queremos y podemos ser y haSernos; es decir, nos deja viviendo una vida prestada que alquilamos para que unos pocos engorden, “progresen”, se “desarrollen”. De ahí, la necesidad de fortalecer, sembrar y cosechar procesos de autonomía donde podamos de manera comunitaria reproducir nuestros modos y medios de vida, que si bien se encuentran y conviven con la expansión del capital, de forma paralela lo deforman, lo socavan y lo sobreviven.

Estos procesos de autonomía deben estar ligados al decrecimiento y desaceleración de nuestras formas de consumo, a la generación de estrategias que rompan la cadena necesidades-dinero-consumo, y propendan por la búsqueda de soluciones alternativas, donde la circulación del dinero se minimice y se potencie la creatividad comunitaria. En la construcción de realidades socionaturales independientes de las lógicas del capital la permacultura viene a ser una propuesta útil para diseñar formas y espacios de relacionamiento donde se potencia la sociobiodiversidad y la independencia del modelo energético impuesto.

III

La permacultura fue una de las alternativas ambientalistas que emergió de la primera gran ola de conciencia ambientalista moderna, a partir del reporte del Club de Roma en 1972 y las crisis petroleras de 1973 y 1975. Podría definirse según uno de sus fundadores David Holmgren como “el diseño consciente de paisajes que imiten los patrones y relaciones encontrados en la naturaleza, mientras generan abundante comida, fibras y energía para satisfacer las necesidades locales. Las personas, sus construcciones y las maneras como se organizan son de importancia central en la permacultura” (Holmgren 2004: 16).

Al interior de la permacultura – conformada por la unión de permanente y agricultura-, se despliegan diversas iniciativas en las que se combinan la bioconstrucción o construcción con materiales de bajo impacto ambiental o ecológico, reciclados o altamente reciclables, o extraíbles mediante procesos sencillos y de bajo costo; la alimentación sana y natural; la agroecología y agricultura orgánica; la utilización de tecnologías alternativas apropiadas según los contextos, los pueblos y sus culturas, en contextos urbanos y rurales. Estas propuestas pueden utilizarse para diseñar, establecer, manejar y mejorar los esfuerzos que las personas, los hogares y las comunidades realizan en aras de un futuro más amigable con el planeta y sus comunidades.

Desde la perspectiva permacultural los saberes y haceres de los pueblos nativos (indígenas, campesinos o afros) son fuente inagotable de inspiración, por su equilibrio relativo con el medio ambiente y la sostenibilidad histórica que han construido por siglos, incluso miles de años, en los que a partir de la observación y el respeto a las relaciones ecosistémicas, generan comportamientos, culturas y practicas respetuosas de las mismas.

La permacultura se basa en principios éticos y de diseño. Los principios éticos son 3: 1) el cuidado de la tierra, 2) el cuidado de la gente y 3) la necesidad de límites al consumo y la reproducción y la repartición justa de los excedentes. Los principios de diseño serian 12: 1) observa e interactúa, 2) captura y almacena energía, 3) Obtén rendimiento, 4) Aplica la autoregulación y acepta la retroalimentación, 5) Usa y valora los servicios y recursos renovables, 6) No produzcas desperdicios, 7) Diseña desde los patrones (macros) hasta los detalles (micros), 8) Integra más que segrega, 9) Usa soluciones lentas y pequeñas, 10) Usa y valora la geobiosociodiversidad, 11) Usa los bordes y valora lo marginal y 12) Usa y responde creativamente al cambio. Estos principios éticos y de diseño tienen una inmediatez y relevancia en la vida cotidiana de muchas personas en diversas situaciones y culturas, sin la necesidad de una visión unificada del futuro en particular.

Su propuesta más que para la transformación de arriba hacia abajo o desde el centro hacia afuera, sugiere el trabajo desde lo marginal, desde lo personal trazando un sendero en espiral en el que se amplía al ámbito familiar, comunitario, regional. Se fundamenta más en lo que queremos y podemos hacer, en vez de lo que combatimos y queremos que los demás cambien. Es una propuesta, para transformar realidades aquí y ahora, sin ignorar el contexto sociopolítico y económico en que se enmarcan estas acciones; pero sin paralizarse en la denuncia si no movilizando la crea-acción para transformar realidades inertes en lugares vivos. Esta respuesta es tanto ética y pragmática, como filosófica y técnica.

Es además interesante en la propuesta permacultural, su énfasis en la reproducción de las relaciones que constituyen la vida cotidiana. Es decir, se trata de pensar que muchas de nuestras acciones reproducen los patrones que decimos combatir, que tomar conciencia de la desigualdad y la opresión es también rastrearla hasta los comportamientos individuales y colectivos que reproducimos y que de no hacer ruptura con los mismos, no hacemos si no predicar palabras vacías de contenido vital. Por eso la necesidad de transformaciones personales que lleven a aprendizajes en la acción colectiva.

Bibliografía

Holmgren, David (2004) “Permacultura: Principios y senderos más allá de la sustentabilidad”. Disponible en:
http://archivolibre.com.ar/lacocovilla/Permacultura/%28...d.pdf

Link esterno: http://elaguijon-klavandoladuda.blogspot.ie/
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