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Luchando y Creando Desde Abajo, por una Argentina Sublevada

category argentina/uruguay/paraguay | la izquierda | opinión / análisis author Friday December 20, 2013 03:23author by organizaciones populares argentinas Report this post to the editors

A 12 años de la rebelión popular del 2001

Se cumplen doce años de las históricas jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001. De la rebelión que no nació de un estallido de bronca, sino que fue la culminación de un proceso constituido a partir de los piqueteros de Cultral-Có, de Tartagal y Mosconi, de Plaza Huincul y del Puente Pueyrredón; de la Carpa Blanca y la resistencia obrera a las privatizaciones, de la lucha estudiantil contra la Ley Federal de Educación, de las coordinadoras y movimientos de trabajadores desocupados, las organizaciones políticas y sociales, y de una gesta popular sin precedentes que puso en cuestión la gobernabilidad de un régimen agotado. Doce años después, envueltos en un proceso signado de rupturas y continuidades donde se sigue perpetuando y padeciendo la misma matriz económica saqueadora de los recursos naturales y que no logra dar respuestas de fondo a las problemáticas del pueblo, se abre un nuevo desafío y perspectiva política para los movimientos sociales, los trabajadores y el conjunto de los oprimidos y oprimidas del campo popular. Una perspectiva unitaria y desde abajo por una Argentina sublevada.
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Declaración conjunta de organizaciones del campo popular

A 12 años de la rebelión popular del 2001:
Luchando y creando desde abajo, por una Argentina sublevada


Se cumplen doce años de las históricas jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001. De la rebelión que no nació de un estallido de bronca, sino que fue la culminación de un proceso constituido a partir de los piqueteros de Cultral-Có, de Tartagal y Mosconi, de Plaza Huincul y del Puente Pueyrredón; de la Carpa Blanca y la resistencia obrera a las privatizaciones, de la lucha estudiantil contra la Ley Federal de Educación, de las coordinadoras y movimientos de trabajadores desocupados, las organizaciones políticas y sociales, y de una gesta popular sin precedentes que puso en cuestión la gobernabilidad de un régimen agotado. Doce años después, envueltos en un proceso signado de rupturas y continuidades donde se sigue perpetuando y padeciendo la misma matriz económica saqueadora de los recursos naturales y que no logra dar respuestas de fondo a las problemáticas del pueblo, se abre un nuevo desafío y perspectiva política para los movimientos sociales, los trabajadores y el conjunto de los oprimidos y oprimidas del campo popular. Una perspectiva unitaria y desde abajo por una Argentina sublevada.

El 19 y 20 de diciembre

El 19 y 20 de diciembre del 2001 marcó un hito en la historia de nuestro país. El levantamiento de los trabajadores y los sectores populares enfrentó a un modelo que pretendía saquearlo todo, conformado por una burguesía nacional parasitaria que se ponía a los pies del capital financiero internacional y de los grandes acreedores, y a tales fines utilizaba el Estado. El uno a uno, las privatizaciones, el desempleo masivo, y luego el megacanje, la inflación, la crisis fiscal y el riesgo país que subía de punto en punto estructuraban lo que sería la Argentina del hambre y la indigencia. El menemismo había logrado imponer en lo local un plan de carácter mundial, en transa con el FMI y el Banco Mundial. Lo constituían el endeudamiento y la quiebra de un país entero, el saqueo de los recursos naturales y la organización de la última etapa del neoliberalismo salvaje iniciado con la última dictadura militar, un atentado del capital en un programa sistemático de privatizaciones, déficit y ajuste. A ritmo cada vez más acelerado se escribía el drama de todo un pueblo, pero que aún arrastrando las consecuencias del genocidio militar de toda una generación de luchadores, comenzó a crear las primeras resistencias desde las rutas y los barrios contra la miseria y la exclusión.

El epicentro de la crisis estuvo sin duda alguna en las jornadas de aquel 19 y 20 de diciembre. Los saqueos, el estado de sitio, los cinco presidentes en una semana y el que se vayan todos generaron y fueron consecuencia a la vez de una verdadera convulsión social, un despertar en la efervescencia del movimiento piquetero y de trabajadores que a pasos cada vez más agigantados crecía en organización y lucha. El saldo de las jornadas fue brutal. Decenas de compañeros, mártires de la rebelión, dejaron su vida en pos de un cambio social. Entrega y compromiso para enfrentar la represión del 2001, del duhaldismo, de la montada y los balazos de la policía son un legado que no podemos olvidar. Es por eso que no podemos dejar de hacer todos los días un homenaje sentido y especial a Maxi y Darío, héroes del Puente Pueyrredón y emblema de una juventud combativa y solidaria que había perdido el miedo a luchar. Con su ejemplo crecimos, y con cada nueva caída de los militantes populares como Julio López y Mariano Ferreyra, fuimos forjando nuestro temple revolucionario, transformando la bronca en organización y el sueño de un mundo nuevo en una posibilidad real.

Rupturas y continuidades; viejos y nuevos desafíos.

Los acontecimientos de esos años abrieron el camino para un nuevo proceso en el que el Kirchnerismo se presentó como el actor decisivo. La asunción de Néstor Kirchner en el 2003 dio inicio a un proceso que pretendía configurar una burguesía nacional y rearmar un Estado en descomposición. En este sentido, instancias de participación que antes se mostraban cerradas al pueblo argentino, a partir de concesiones de corte popular, comenzaron a abrirse, lo que llevó a la incorporación de organizaciones populares al “modelo” que empezaba a emerger. Por diversos motivos, y en la mayoría de los casos con esperanza de un cambio verdadero, quienes entraron en esa dinámica cumplieron la función de legitimadores desde abajo de lo que estaba sucediendo por arriba, la recomposición de la gobernabilidad. Paralelamente se montaba un gran aparato punteril de cooptación política y la burocracia sindical pasaba a ser la columna vertebral del modelo.
Esta estrategia, junto al sectarismo y la imposibilidad del trabajo en conjunto de buena parte de la izquierda, jugó un papel por demás exitoso en el desarme de los cuestionamientos más profundos sobre el sistema económico y de gobierno, encauzando a grandes sectores del campo popular en la defensa del proceso de reconstrucción del Estado capitalista. Se proyectaba en la Argentina un proceso de rupturas y de continuidades sostenido por una misma matriz económica basada en la exportación de recursos naturales, con el agravante de que el centro de la escena se trasladó a la actividad sojera, degradadora del suelo y devoradora voraz de territorios originarios. La confiscación del salario, la tercerización laboral y la precarización sostenida, se llevaron los aplausos de los grandes grupos económicos nacionales y populares para determinar la conclusión política de que César Milani es un compañero, y que la indemnización millonaria a Chevron es parte de la soberanía energética. Hoy a doce años de la Rebelión, el fin de la “década ganada” hace agua frente al programa de la derecha que sigue en ascenso, dentro y fuera del gobierno. Es hora de que saquemos las conclusiones necesarias de este proceso que nos ha tocado vivir.
El kirchnerismo impulsó un plan trunco desde su génesis por la imposibilidad de darle una salida capitalista a una crisis social desde un proyecto que buscaba reemplazar al neoliberalismo con un capitalismo que tenga como eje la inyección de dinero y el consumo. En la reformulación de esta nueva etapa del capital, medidas como la estatización de las AFJP, la Asignación Universal por Hijo, la ley de matrimonio igualitario o la de identidad de género lograron el apoyo de vastos sectores del campo popular porque significaron una mejora concreta en sus condiciones materiales de vida. Sin dudas, los posicionamientos frente a estas medidas trajeron más de un dolor de cabeza para las organizaciones de izquierda. El debate central que nos debemos como pueblo es si el modelo económico que se impuso, el “capitalismo serio”, puede profundizar el conjunto de las medidas que mejoren la calidad de vida de las personas sosteniendo el modelo extractivista y de explotación de nuestros recursos, o si este modelo está alcanzando su límite, si es que no lo ha hecho ya.
La conclusión que como organizaciones adoptamos es que hay que luchar por construir un nuevo sistema social y político, quebrando con los fundamentos políticos y económicos que el kirchnerismo nos propone, como así también la oposición de derecha y patronal. Es imposible la superación de este regimen social a través de las mismas estructuras podridas que se nos proponen, más aún cuando la conclusión política que nos dejaron las organizaciones que han volcado sus filas hacia la conformación de un kirchnerismo “más progresivo” terminaron diluyéndose en el PJ en una estrategia que ya se planteaba de por sí, como liquidacionista de la orientación de izquierda.
A nuestro modo de ver, no hay ya margen para avanzar por el camino de estos años y hay indisimulables signos de agotamiento que conllevan a una fuerte fragmentación del kirchnerismo que se profundizará luego del 2015 y abrirá la posibilidad de construir un proyecto que rompa con la lógica del “modelo” kirchnerista para construir una alternativa de los de abajo, con un modelo económico que promueva la emancipación real de nuestro pueblo y una estructura política que aumente la participación popular y represente a los intereses de los oprimidos. En otras palabras, un sistema socialista que debe emerger de la lucha y del proyecto político del campo popular y sus organizaciones. Romper con el esquema de raíz para avanzar en la construcción de hombres y mujeres libres.

Ahora es cuando: por una Argentina sublevada, por una alternativa de los de abajo y los trabajadores.

La coyuntura nacional atraviesa hoy un debate muy profundo. El ascenso de la derecha y la descomposición del kirchnerismo supone serios debates para el campo popular. Es necesario consolidar un polo clasista para fortalecer y construir las instancias orgánicas del pueblo que enfrente los desafíos que la nueva etapa nos exige. El ajuste que pretenden instalar y la devaluación en curso moldean una regresión política hacia las recetas neoliberales y de confiscación material a los trabajadores.
Las tareas de la etapa demandan una verdadera intervención sobre la crisis política. La articulación desde el territorio, los colegios y universidades, los espacios de trabajo y los sindicatos deben reflejar el poder del pueblo, deben ser núcleos de debates para instalar una alternativa de los oprimidos frente a un proyecto en pugna. La disputa policial y los saqueos de este fin de año han sido la mera expresión política y fotografía de una etapa, de un ciclo que se desvanece con el correr del tiempo, de la lucha al interior del bloque dominante y de un ascenso de la derecha que muestra su poder. La condena vergonzosa a cadena perpetua sobre cuatro trabajadores petroleros de Las Heras, acusados de un crimen que no cometieron (mientras el asesino de Fuentealba camina por las calles), junto a la reivindicación de la dimensión represiva del conflicto social encarnada en el carapintada Berni, es otra muestra de la cara revanchista de un poder que no permitirá la disidencia.
Las organizaciones que venimos teniendo una militancia común en varios espacios cotidianos, firmamos esta declaración conjunta porque somos conscientes de la pelea que se viene. Apostamos a una unidad en la praxis, una política sin mezquindades ni sectarismos, a la altura de los desafíos que la historia nos ha puesto enfrente. En síntesis: una apuesta por la construcción del poder del pueblo que se exprese en estructuras orgánicas capaces de afrontar los desafíos actuales y generar un proyecto propio de transformación social.

Hay que continuar la lucha por una Argentina sublevada, por la aparición, en clima de disputa, de los oprimidos. Por una alternativa política de los de abajo, por una juventud combativa y solidaria. Por el Socialismo y la Libertad.

¡Arriba las y los que luchan!
¡Desprocesamiento a los compañeros de Las Heras!


BANDERA NEGRA
Tendencia Estudiantil Libertaria

CONTRAGOLPE
Conducción Centro de Educación Normal nº1

COLECTIVO LA REVUELTA

LA LIBERTAD
Escuela Itinerante de Arte Popular

LA REVANCHA
Corriente por la Emancipación Popular

SILBANDO BEMBAS
Colectivo de Cine Militante

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