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Reflexiones libertarias en torno al período en Chile

category bolivia / peru / ecuador / chile | movimiento anarquista | opinión / análisis author Tuesday October 22, 2013 13:26author by Tomás Torres, Eduardo Cárcamoauthor email siembra.a at gmail dot com Report this post to the editors

El presente texto pretende ser un aporte a la discusión que se ha generado en los sectores comunistas libertarios, en torno a la coyuntura eleccionaria. Además es un llamado a que los compañeros de regiones comencemos a formar parte del debate para aportar desde nuestros contextos a la discusión del período.

"Porque sabemos que el hombre es un ser social, queremos que desarrolle su capacidad y la ponga al servicio de la sociedad, porque queremos que todas las decisiones que incumban a la sociedad se asuman y resuelvan en forma social, porque queremos que la riqueza no sea individual o de unos pocos sino social, de todos, por eso nos llamamos Socialistas. Porque confiamos más en el acuerdo que en la imposición, en el conocimiento que en la coerción, en la libertad que en la autoridad. Por eso somos libertarios. Pero ya hemos ido aprendiendo que a veces las denominaciones son engañosas. Por eso no nos dedicamos a pegarle etiquetas a la lucha de los oprimidos. Puede haber gente que llamándose en forma parecida no sepa bien lo que quiere, y hay también quienes con otro nombre, o a veces hasta sin saber darle nombre, buscan lo mismo. A todos los que sin mezquindades, a su manera y en su medida luchan por estos ideales, los llamamos compañeros." Gerardo Gatti, Definiciones de un compañero

De un tiempo a esta parte se ha venido desarrollando un debate entre comunistas libertarios en particular y militantes de la
izquierda revolucionaria en general, en torno a la estrategia para el actual período de la lucha de clases. Debemos decir que la discusión es siempre un aporte al enriquecimiento militante y programático de nuestra corriente.

Chile se ha caracterizado, desde el 2005-2006 hasta la fecha por un asenso en las luchas de ciertas franjas del mundo popular, es así como los secundarios y los trabajadores sub-contratados nos mostraron un camino a seguir, abriendo una nueva etapa en la lucha de clases, donde los activos estratégicos de la economía primario- exportadora comenzaban a levantarse tras largos años de letargo.

En este proceso, comenzaba a abrirse una nueva etapa en la lucha de los trabajadores y otros sectores subalternos. Esto trajo consigo que los elementos reivindicativos de las protestas comenzaran a atacar mayoritariamente al aparataje politico-ideologico del Estado burgués. Los secundarios, fueron emblemáticos, pues dieron clases al pueblo completo de entereza, de lucha y arrojo por mejores condiciones en la educación. De esta forma continuaron alzamientos en diferentes franjas activas del movimiento popular logrando mejoras parciales de la situación en algunos casos y en otros no lograron conseguir grandes cambios, sin embargo, hubo un denominador común, a saber, el choque con la institucionalidad cerrada heredada desde la dictadura militar.
El modelo democrático-burgués chileno se ha caracterizado por ser extremadamente autoritario, donde la participación de masas es nula en las decisiones que se toman desde el Estado burgués. Sin embargo, luego de las luchas abiertas en el período del 2006 hasta la fecha la calle se recupero como instrumento y espacio político del movimiento popular. No obstante, la movilización del año 2011 que fue la que más personas llevaba a la calle y con toda la presión ejercida por los estudiantes se encontró con un techo, el cual no pudieron sortear. La herencia dictatorial nos entregó un modelo democrático firme, con cerrojos institucionales y enclaves autoritarios que no permiten el avance y nisiquiera, el rearme efectivo del movimiento popular.

A la par, es sabido que la contradicción principal del capitalismo continua siendo la misma, capital-trabajo, sin embargo, esta va desarrollando otras contradicciones que no permiten el enfrentamiento abierto entre clases sociales. Actualmente el capitalismo en Chile está blindado por un modelo de democracia que no permite avanzar en las reformas más sentidas del movimiento popular. Este problema es bastante grave, puesto que los avances de las luchas populares por mejoras se traban en la institucionalidad sin poder tener solución. Debemos ser capaces de reconocer este contratiempo y como sector comenzar a tener una estrategia que permita dos cosas: La primera, terminar con la herencia dictatorial que frena el avance en conciencia y organización (como capacidad de disputa) que han dado ciertos sectores de las franjas más activas del pueblo y la clase; la segunda, acumular fuerzas para un nuevo período de la lucha de clases donde el movimiento popular esté mejor parado y comience a caminar a paso firme. Todo esto sin tomar encuentra a la totalidad de la clase, que gracias a los cerrojos institucionales se les hace casi imposible generar una organización y lucha realmente efectiva para su favor.

Consideramos que no podemos plantearnos el avance efectivo del movimiento popular si no comenzamos a hacernos cargo de la situación concreta que estamos viviendo, es decir, de la institucionalidad totalmente cerrada que no hace más que frenar a los sectores más activos del pueblo, y que entre otras cosas permite favorablemente la explotación del capital por sobre el trabajo (el código laboral); que no permite la organización estudiantil con los otros estamentos que componen el sistema educativo; (DFL2); que tiene a comunidades enteras sufriendo la explotación de los suelos y los problemas ambientales que esto trae (ley de agua entre otras, minería y recursos naturales en general); entre tantas otras. Estos son algunos elementos que configuran la institucionalidad actual, que efectivamente frenan la re-composición y re-organización del movimiento popular y que ponen un techo a la fuerza acumulada por las franjas activas del pueblo, puesto que si bien el movimiento estudiantil, los portuarios, los trabajadores del cobre, etc. Lograron instalar ciertos temas en la agenda del bloque en el poder estos no han podido superar las barreras heredadas desde la dictadura dejando en poco y nada las más sentidas demandas de las grandes mayorías de Chile.

Reformas

En esta sociedad, las instituciones representativas, democráticas en su forma, son en su cotenido instrumentos de los intereses de la clase dominante. Ello se manifiesta de manera tangible en el hecho de que apenas la democracia tiende a negar su carácter de clase y transformase en instrumento de los verdaderos intereses de la población, la burguesía y sus representantes estatales sacrifican las formas democráticas. Rosa Luxemburgo, Reforma o Revolución

Ante el panorama descrito anteriormente es que debemos comenzar a poner todas nuestras fuerzas para la superación del actual período de la lucha de clases que deje en condiciones favorables el re-arme orgánico del movimiento popular, con organizaciones propias. Dejando la posibilidad de avanzar en reivindicaciones que apunten más allá de lo gremial-corporativo, en otras palabras, que nos dejen en un mejor pie para poder proyectar un movimiento popular en ruptura con el imperialismo y el capitalismo.
En este punto es donde la discusión, en torno a la forma de conseguir estas reformas, se polariza. Creemos firmemente que la superación de este período pasa nacesariamente por la acumulación de fuerzas para el movimiento popular, hasta acá no hay discrepencias mayores dentro de las organizaciones de izquierda de intención revolucionaria. Sin embargo, como hemos expuesto anteriormente, nos encontramos ante un panorama donde el movimiento popular choca con la institucionalidad, por lo que debemos hacernos cargo de esta, en términos políticos. Es decir, avanzar en reformas democráticas que sean conseguidas mediante el avance de la lucha popular, a la par que se genera una ruptura con la institucionalidad burguesa. Debemos mencionar que los aventurismos electorales no son necesariamente un aporte a la superación del período, pero pueden serlo bajo condiciones específicas de crecimiento cuantitativo y cualititavo en las organizaciones de la clase trabajadora, sin embargo estas condiciones se encuentran alejadas de los parámetros de un análisis concreto de la situación concreta en la actualidad chilena. No hay una taza medianamente alta de sindicalización, los trabajadores no tenemos una organización sindical unitaria que sea una herramienta de clase como tal, los niveles de participación a nivel nacional son muy bajos y recién hoy en día están subiendo (sobretodo en las capaz más jóvenes, sin mayores experiencias), entre muchas otras.

Lo anterior lo decimos con responsabilidad, puesto que sabemos que hay expresiones del movimiento popular y de la izquierda que ven en las elecciones un elemento táctico necesario. Consideramos que en ciertos contextos específicos esto puede llegar a contribuir a la consecusión de aspectos que permitan dejar en mejor pie a la clase trabajadora y al pueblo, pero que no necesariamente se traduce en un avance efectivo de las masas. Para que lo anterior tenga eco en un proceso de ruptura con el capitalismo el trabajo de inserción de la izquierda de intención revolucionaria realizado por los militantes es y será fundamental.
Pensamos que el poder popular, comprendido como dualidad de poderes, no se expresa necesariamente en contra de lo electoral, sin embargo, el desarrollo histórico de la conciencia de clases es antagónico a la institucionalidad burguesa, en otras palabras, hay momentos en el cual el movimiento popular se expresa mediante las votaciones referenciando a un candidato que recopila mejor las reivindicaciones levantadas por el pueblo, y que no necesariamente frena el avance en conciencia y el poder de la clase. Actualmente las condiciones no nos permiten avanzar en la construcción de aparatos que tengan vocación de poder y que sean capaces de disputarle la conducción de la sociedad a la burguesía. Razón por la cual nuestra tarea pasa, necesariamente, por fortalecer y cualificar las organizaciones de los trabajadores, consideramos que los comunistas libertarios debemos caminar en este sentido.

Desde otra perspectiva coincidimos con otros documentos sobre la necesidad de levantar un referente de izquierda que sea capaz
de catalizar las luchas populares en un escenario mayor de movilización, que sea el vehículo que logre dotar a las masas de una expresión que recoja las reivindicaciones populares y las estructure programáticamente apuntando a la estrategia trazada por el referente. En este punto hemos sido espectadores de un sinfín de críticas respecto a TALM, sin embargo, la mayoría de estas no superan una fase ideológica y los argumentos políticos no están más que en alguno que otro texto, es por eso que instamos a superar todo tipo de sectarismo, principismo y demás prejuicios para tener un debate que tenga como centralidad el fondo y no la forma, entendiendo que la segunda siempre está supeditada a la primera. Por lo cual la discusión indefectiblemente debe partir desde el fondo.

Volviendo al punto inicial del apartado, consideramos que las reformas deben ser entendidas como fuerzas que debe ir acumulado las franjas más activas del pueblo, conseguidas mediante la lucha puesto que son estas las que educán en lucha y organización al movimiento popular, además permiten otorgarle mayores grados de conciencia y comienza a poner de relieve una lucha de más largo aliento, para alcanzar, de esta forma, los objetivos estratégicos planteados para este período, superándolo, así la experiencia ganada servirá para que la clase trabajadora sea capaz de pararse en condiciones más favorables en la lucha contra el Estado y el capital.

Las reformas a las que aludimos deben apuntar a terminar con los cerrojos institucionales. Es decir, acabar con las trabas que no permiten un desarrollo mayor del movimiento popular, puesto que el choque entre este y la institucionalidad no ha permitido el desarrollo programático y político del mismo. Por ejemplo un salto cualitativo que pudo haber dado el movimiento estudiantil para conseguir sus objetivos políticos era un bloque multisectorial con la clase trabajadora y el campo popular en general. Sin embargo, las organizaciones de estos frentes no tienen un grado de “maduración” como el sector estudiantil, cuestión que obedece a las condiciones de amarre generada por los cerrojos institucionales que norman la organización de los trabajadores a favor del capital.

Finalmente lo que nos guiará para superar la contradicción del período es la apuesta programática que como izquierda seamos capaces de realizar. En otras palabras, el posicionamiento por la consecusión de reformas democráticas en el actual período pasa necesariamente por referenciarlas en vastos sectores de la población, donde no tenemos la capacidad de incidir. Esta creemos es la tarea actual, centrar la discusión política como sector revolucionario en como desarrollar las condiciones para el objetivo planteado.

Ruptura democrática

En las páginas anteriores se delineo a modo general las características del periodo y a su vez se intentó identificar la contradicción a superar, Democracia Vs Capitalismo, contradicción que como ya mencionamos proviene de la contradicción principal, Capital v/s Trabajo. El tema que nos queda por tocar es la estrategia para superar esta etapa de la lucha de clases.

La ruptura democrática ha sido una estrategia controversial que más de una discusión ha dejado para nuestro sector. Sin embargo, debemos comenzar a delimitar lo mejor posible sus características para intentar re-abrir el debate en torno a esta. Puesto que para bien o para mal todos los compañeros hemos hablado sobre esta sin llevar a delante una sistematización de las discusiones lo que ha dejado múltiples formas de comprenderla.

Comprendemos que la contradicción principal del capitalismo está dada por la producción social en contra de la apropiación privada o en otras palabras, el capital Vs el Trabajo. Esta necesita de un componente político-ideológico que la ha protegido celosamente, a saber, el poder político detentado en pocas manos, que entre otras cosas generó la contradicción de lo social y lo político, hablamos del Estado Burgués.

Esta disociación es un problema que ha tenido muchas consecuencias negativas. Una de ellas es comprender que la forma en la cual se ha construido la política es alejada de las masas, constituyendose un acto en el cual las decisiones no pasan por el conjunto del pueblo, sino por clases y fracciones dominantes. Que en el caso chileno se ejemplifica por la construcción de un aparataje jurídico-ideológico que frena el avance y la constituciones del movimiento popular como agente importante en la política nacional. Lo anterior cobra eco si es que pensamos en que la institucionalidad ha sido hecha a la medida lo más favorable posible para la burguesía. En consecuencia, gran parte de la estrategia que trazemos para este período debe ir en contra de los planteamientos de disociación entre lo político y lo social, comprendiendo que el Estado no es una mera estructura que se pueda tomar y hacerse de ella, sino que y principalmente, es una relación social que establece y configura las relaciones de clase existentes. Por lo cual es de gran necesidad comenzar a arrebatar el poder político que nos ha sido robado como clase.

Desde lo anterior podemos decir que la ruptura democrática la comprendemos como un proceso en el cual franjas del movimiento popular luchan por abrir espacios en la institucionalidad burguesa, no para utilizarlos, sino para arrebatarle poder político al Estado. Desde esta perspectiva esta estrategia debe estar cohesionada con lo que hemos enunciado anteriormente, es decir, reformas que nos plantean un nuevo escenario para la clase trabajadora.

El proceso de Ruptura Democrática debe enmarcarse en una lucha, esta debe estar caracterizada por el avance del campo popular en su conjunto en conquistas que ayuden a desarrollar conciencia de clases en los sectores más retrasados, es decir, mediante la acción directa de masas que es la única capaz de arrebatar la capacidad de decisión a la burguesía.

La estrategia enunciada, para nosotros, no es sólo un proceso en el cual se da un reacomodo en las correlaciones de fuerza en el bloque en el poder, es decir, un cambio en aspectos poco importantes de la dominación y explotación, sino que, por sobre todo, una estrategia que permite comenzar a levantar los techos que ha tocado la lucha en estos últimos años, es decir, plantearnos nuevas formas de organización, o mejor dicho, cualificar las existentes en perspectiva de poder, es decir, levantar coherentemente unas tentativas hacia el autogobierno popular, puesto que los limites de la legalidad burguesa quedarán al descubierto en la medida en que las organizaciones de clase se enfrasquen en un desarrollo superior que llevará a la dualización de los poderes porque el fortalecimiento de la clase y su lucha, como hemos mencionado en páginas anteriores, será lo que educará políticamente al conjunto del pueblo.

Es así como comprendemos la Ruptura democrática, en un sentido de recuperación de espacios y capacidad política de las masas arrebatada a la burguesía. Bajo el contexto actual la única manera que vemos posible de levantar esta estrategia para el período es la acción directa de masas. Como mencionamos en páginas anteriores la tarea pasa por cualificar, fortalecer las organizaciones de los trabajadores y de los sectores populares en general, sólo bajo esa premisas se puede realizar a cabalidad la estrategia, ya que este método, la acción directa de masas, nos prepará para tener un mejor escenario como clase, por la fuerza acumulada en la lucha, para el nuevo período que debemos abrir.

Para finalizar queremos decir dos cosas, es necesario que como Izquierda de Intención Revolucionaria comencemos a dejar la marginalidad, sentándonos a debatir y conversar para levantar programa de cara a la clase, dejando de lado sectarismo y la dispersión que nos ha caracterizado durante años, si bien sabemos que existen muchos dime y dirites, es necesario hoy más que nunca que aterricemos nuestras propuestas y logremos llegar a más lugares, en el mejor de los casos de forma masiva, puesto que si no revertimos esta situación el reformismo nos ganará un terreno que quizá en el futuro será muy difícil de recuperar. En segundo lugar queremos dejar abierta la discusión para los compañeros y compañeras que quieran aportar al debate, e instamos a las regiones que de una vez se abra la discusión a nivel público para el sector libertario en general, dejando el sectarismo y cahuines de lado y centrándonos en la discusión política para la maduración de los comunistas libertarios.

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