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Chile: Oposición, elecciones y movimiento estudiantil

category bolivia / peru / ecuador / chile | la izquierda | opinión / análisis author Sunday June 02, 2013 10:23author by Simón Ramírez - Frente de Estudiantes Libertarios Report this post to the editors

Columna de opinión publicada en la revista digital "El PUClítico"
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Avanza el año y ya para nadie es duda que la agenda electoral empieza a transformarse en la agenda dominante en el espacio público. En este mismo proceso se ha ido instalando en el sentido común “progresista”, o de ciertos sectores de la izquierda, la idea de poder cerrar filas en estas elecciones con la finalidad de “sacar a la derecha del poder y avanzar en las transformaciones estructurales que Chile necesita”. Esta idea ha sido avasalladora y se ha traducido en una importante cooptación de los principales dirigentes sociales de los movimientos sociales del último tiempo y personalidades de izquierda a sus filas: Camila Vallejo, Karol Cariola y Camilo Ballesteros por el PC; Iván Fuentes por la DC; y Giorgio Jackson junto a Revolución Democrática que estuvieron haciendo pataletas diarias para que los dejaran ser parte de este conglomerado, no de la concertación, no, de la “oposición”.

Ahora, me interesa detenerme un momento en esta idea de “la oposición”. Cuando un grupo de personas se definen con un concepto como ese, cabe legítimamente preguntarse ¿frente a qué es oposición “la oposición”? No es necesario recurrir más que a la intuición para ver que la respuesta es: a la derecha. Ahora, ¿quién –o qué- es la derecha? O más bien, ¿cuál es el límite a la izquierda de la derecha? ¿Rn? ¿El Partido Liberal? ¿El PRI? ¿Y por qué no –perdón la herejía- la DC, el PS? Uno esperaría que una definición como esa tuviese un carácter medianamente sustantivo como otras veces en la historia sí la ha tenido, pero no, hoy por hoy es totalmente discrecional y, como veremos, oculta, en conflictos periféricos, el acuerdo del conjunto del bloque dominante con el modelo.

La Concertación, desde su llegada al poder, se ha dedicado a administrar y profundizar el modelo instalado con la fuerza de balas durante la dictadura. Esto ya lo sabe todo el mundo. Podemos, entonces, sin mayor esfuerzo observar un continuo político derecha-concertación-derecha. “No teníamos los votos suficientes para hacer los cambios estructurales”, decían, pero creo que a ningún político concertacionista le pusieron una pistola en la cabeza durante los 90s, para neoliberalizar la salud pública, para profundizar la educación de mercado, para privatizar los recursos naturales, para profundizar, en definitiva, la mercantilización de la vida. A tal punto llega esta continuidad que hoy, en pos de la estabilidad política y social, la Concertación es la carta de gobierno del gran empresariado, el que, siempre pragmático, prefiere incluso disminuir sus tasas de ganancia en pos de asegurar la preciada “paz social”, tan buena siempre para los negocios. Por lo tanto, frente a tal continuidad, empieza a tambalear la idea de la “oposición” y podemos preguntarnos cuál es ese criterio en función del cual la oposición es, supuestamente, oposición.

Vemos, entonces, que la diferencia entre oficialismo y oposición no es una diferencia de fondo, sino que una diferencia de grado. Aquello que tienen en común es muchísimo más fuerte que lo que los separa. Ambos conglomerados tienen un compromiso profundo, hoy ideológico, con el modelo neoliberal y esconden este acuerdo troncal en una multiplicidad de conflictos en sus límites, en la periferia del modelo, y en falsas dicotomías como la que aquí se trata, a saber, entre “oficialismo” y “oposición”. Se presentan en veredas distintas de las callejuelas del modelo, pero juntos y apretados en la misma vereda de la avenida principal.

Planteando la situación de esta forma, emerge el conflicto real. Hoy día, la verdadera disputa, el verdadero eje que divide aguas es el compromiso o la negación del modelo: por un lado, el verdadero oficialismo, o lo que es lo mismo el bloque en el poder, los sectores que se alternan el poder político, que lo defiende; y, por el otro, la verdadera oposición, lamentablemente más heterogénea de lo que quisiéramos, representada por todos y todas quienes queremos superarlo. Es necesario en tiempos de debate de ideas, de confrontación de proyectos, correr los velos que despistan, limpiar el escenario de falsos dilemas, de falsas dicotomías, hacernos cargo de nuestras posturas y poder situar a cada uno en el lado de la calle que corresponde.

Esto plantea un par de elementos importantes que me interesa mencionar. El primero de ello es que hoy, por el lado de la Concertación, no hay por dónde avanzar. Hacerse parte de esa “oposición”, es entrar en el campo de la defensa del modelo y por lo tanto, quien entra ahí, debe aceptar que, por ejemplo, está siendo parte de la alternativa electoral del empresariado, ¿cómo, entonces, sería posible hacer una política antineoliberal desde ahí, como plantea el PC? Entrar ahí es entrar siempre en posición subordinada, ni el capital político de Giorgio Jackson, ni la amenaza de la ingobernabilidad del PC son capaces de revertir esa correlación de fuerzas. El centro de gravedad no se mueve del eje PS-DC, los partidos neoliberales de la concertación. No aceptar eso, o eufemizar la incorporación a ese campo vistiéndolo con la retórica de la oposición, hace caer en situaciones tan ridículas como pensar en acuerdos programáticos en defensa de la educación pública con sectores que durante 20 años profundizaron (y se enriquecieron) con la educación de mercado. El camino por ahí está cerrado. [1]

Pero por otro lado, y este es el segundo punto, le levanta un desafío importante al movimiento popular, y en particular al movimiento estudiantil, me refiero a cómo luchar contra la cooptación electoral. La fuerza centrípeta de esta retórica oposicionista para sacar a la derecha, que además va a contar con importantes figuras del movimiento estudiantil (la foto de Bachelet con Vallejo y Jackson todavía no parece algo imposible) y un discurso de cambios sociales, por supuesto que es llamativa y atrayente. Sin embargo el movimiento estudiantil debe defenderse, cerrar filas en torno a sus propuestas y blindarse de este proceso para que al final de año no sean los mismos de siempre los que se lo vuelvan a llevar para la casa. En primer lugar, es fundamental reflotar las demandas principales del movimiento estudiantil, la educación gratuita, la democratización de los planteles, la defensa de la educación como derecho social, todas estas son demandas que la Concertación no va a ser capaz de cumplir, ni siquiera de asumir, y es necesario ponerlo sobre la mesa. El movimiento estudiantil levantó un programa contrahegemónico y se debe defender como tal, no se trata de un par de reivindicaciones, sino que una disputa de modelo en general, y de proyecto educacional en particular. En segundo lugar, es fundamental la unidad de la izquierda, de lo que he llamado la verdadera oposición, y esto es extensivo al conjunto del movimiento popular. En este momento de reacomodo, es necesario que hoy las fuerzas que abogan por la construcción de un modelo radicalmente distinto, que quiere minar las bases del neoliberalismo en el sistema educacional, aquellos que no nos hemos comprado ni nos vamos a comprar la idea de entrar a la “oposición” para en verdad terminar entrando al verdadero oficialismo, juntemos nuestras fuerzas para poder ir pasando a la ofensiva, a la vez que ir dando carne a la construcción de un proyecto alternativo y popular. Esta misma unidad es la que nos permitirá afrontar las fuerzas al interior del movimiento estudiantil que ya lo intentan direccionar hacia el engrosamiento de programas, al mismo tiempo que poder darle la continuidad necesaria para superar los tiempos impuestos por la agenda electoral, y fortalecerlo internamente, tanto para seguir luchando en pos de la generación de las condiciones de posibilidad para la construcción de un modelo de educación basado en el derecho social, como para prepararlo para enfrentar robustecido las coyunturas futuras.

Simón Ramírez

Militante del Frente de Estudiantes Libertarios (FEL) en la PUC

author by Sergio Roapublication date Sun Jul 07, 2013 00:46author email author address author phone Report this post to the editors

La clave de la estabilidad del modelo esta dada por la clase media chilena, por eso los votos jamas han acompañado a la izquierda extrema, esa a la izquierda del comunismo que usted representa.Para esa clase media su idea politica esta detras de los saqueos a pequeños comerciantes en cada protesta, esta en la perdida de mobiliario publico, esta en la violencia, violencia que se ejerce, al no contar con los votos. VOTOS y no barricadas son los que construyen democracia ¿ No los tiene y solo convence a universitarios ? Pues el problema es que sus ideas no convencen, no porque usted no haga esfuerzos, ni que en el fondo algunos reclamos sean justos, como la educación o la salud, por mencionar algunos, lo que no creemos es en el "como hacerlo", instaurar una forma de gobierno diferente a la democracia es la que no nos gusta, esa de un solo partido, de solidaridad latinoamericana y de presidentes que le entrega el poder a su hermano....eso no nos gusta

author by un libertariopublication date Sun Jul 07, 2013 06:28author address author phone Report this post to the editors

Estimado, creo que usted mezcla muchas cosas y confunde algunas.

En primer lugar, usted no verá a nadie del FEL aplaudiendo el saqueo al pequeño comerciante, esa visión que tiene de la izquierda en general está bastante alejada de la realidad.

En segundo, el motivo de que en Chile imperen dos coaliciones, una de centro (ahora centro-izquierda) y una de derecha, está muy relacionado con la institucionalidad que nos legó la dictadura y que dificulta el surgimiento de alternativas. Algo que tiene que ver con el hecho de que nada menos que 7 millones de chilenos no voten ni por una ni por otra coalición y se encuentren al margen de la institucionalidad pinochetista.

En tercero, me sorprende que usted hable de apelar a la violencia cuando no se tienen los votos, dado que quienes han empleado y siguen apelando con mayor fiereza y continuidad a la fuerza para hacer política son las fuerzas conservadoras. La desestabilización durante el gobierno de la Unidad Popular, el golpe de Estado, la represión que le siguió y cómo se sigue empleando actualmente a las fuerzas de orden público para reprimir movilizaciones políticas.

Por último, señor Roa, por mucho que le moleste, Chile está cambiando. El sentido común construido por décadas de hegemonía neoliberal se está resquebrajando y en su lugar está naciendo un nuevo sentido de lo justo y lo necesario.

No se trata tan solo, como le cuenta La Tercera y Canal 13, de la juventud universitaria, de "quienes no le han trabajado un día a nadie" (y que eso lo diga alguien como Moreira...), sino que se trata de un estado de ánimo transversal, que traspasa generaciones, y que es el que ha permitido que hoy en la agenda política de Chile estén instalados temas como la elaboración de una nueva Constitución, una verdadera democratización de las instituciones, un nuevo sistema de pensiones, modificaciones estructurales en los sistemas de salud y de enseñanza y la soberanía sobre los recursos naturales. Temas todos ellos que hasta hace unos años eran tabú hoy están en el debate público.

Señor Roa, el Chile que usted conoció, donde la desigualdad extrema y la diferencia brutal entre clases era un hecho, donde la "clase media" era un mito que funcionaba en base al acceso al consumo por endeudamiento, se está derrumbando víctima de sus propios errores y su extremismo. En su lugar está naciendo un Chile que, por supuesto, mira hacia sus países hermanos de Latinoamérica en busca de entendimiento (y no se subordina a políticas imperiales y colonizadoras), que se entiende como sujeto de derechos, que reivindica su dignidad y su soberanía. Los libertarios somos parte integrante de ese Chile y junto a otras fuerzas de progreso lo vamos a seguir construyendo, por un futuro mejor para nuestros hijos y también para los suyos.

Un saludo.

 
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