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Sobre Venezuela y ante la muerte de Hugo Chávez – Seguir creando un pueblo fuerte!!!

category venezuela / colombia | la izquierda | comunicado de prensa author Friday March 08, 2013 15:42author by FAU - Federación Anarquista Uruguaya Report this post to the editors

En ese pueblo multitudinario que sale a la calle en Venezuela hay expresión de dolor, sentimiento de pérdida de algo querido. Al mismo tiempo dentro del dolor marcan que hay un rumbo a seguir, que quedó una línea trazada. Así lo viven, lo sienten y lo dicen. “Nuestro deber hoy es seguir más a fondo con el socialismo, con la lucha del proyecto que nos legó el comandante”, responde a un reportero un entrevistado al paso. Otros dicen cosas parecidas y mencionan lucha y socialismo una y otra vez. ¿Qué subjetividad produjo esta experiencia social en los de abajo? Difícil para responder y menos rápidamente y hoy. Se vive en le dimensión de la emoción, la angustia, el sentimiento aporreado. También la rebeldía. Que trajeron estos vientos tan fluidos, con tanta contradicción, con tanto de esperanza para amplios sectores de los de debajo de verdad. Lugar donde fue más extenso el respaldo a Hugo Chavez. ¿Qué elementos ideológicos se produjeron? ¿Cómo se expresarán estos elementos en el mañana cercano?
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La muerte de Hugo Chavez

Su repercusión en América Latina y el mundo.

Una fuerte conmoción se paseó por el mundo, había muerto un gobernante y militante de características singulares. Bastante controvertido, polémico y polemista, de afirmaciones políticas vigorosas, creativo, incansable en su decir y proponer, de potente carisma. Trajo a la escena social política el nombre de socialismo cuando ya pocos o casi nadie, a nivel de gobiernos en una estructura capitalista, hacía mención a tal nombre, mucho menos después de la caída del llamado socialismo real. Con Marx y Dios en su boca lanzó un original socialismo del siglo XXI. Todavía se discute que contenido tiene tal concepto. Estaba entonces, como sigue estando, en el trono de la infamia el modelo neoliberal. Su hacer político lo marcó con sello muy personal. Gobernante paternalista, personalista, autoritario fueron las definiciones más frecuentes que se usaron para su accionar. Creo mística y esperanza en gran parte de su pueblo y también en parte de otros pueblos de América Latina. Con energía gritó fuerte, con ciertas contradicciones, su antimperialismo, acerca de la Patria Grande latinoamericana, de la Independencia, sobre Poder Popular creado fundamentalmente desde arriba. Tejió desde su gobierno, con bastante de su impronta, relaciones políticas con varios gobiernos del mundo. Hizo efectiva una política solidaria con países latinoamericanos e incluso más allá de esta área: venta de petróleo en condiciones ventajosas, y otras ayudas, a tren de ejemplo, para recuperación de industrias que llevarían adelante obreros, como en nuestro país. De la misma forma propuso y perseveró en la construcción de nuevos organismos a nivel latinoamericano fundamentado que con ello se lograría más independencia que traería mejorías importantes para el nivel de vida del pueblo.

Es un hecho que está a la vista su figura es de dimensión tal que hoy mueve multitudes en su país y expresiones y manifestaciones diversas en nuestra América Latina y varios países del mundo. Sólo a tren de ejemplo diremos que Irán decreta un día de duelo, Argentina, Ecuador y Brasil 3 días de duelo, en Rusia gente del pueblo lleva flores a la puerta de la Embajada de Venezuela. Hay notas manifestando congoja y dolor desde el Vaticano a China. Su muerte se transforma en un acontecimiento nada común.

Dolor de pueblo, dolor que duele.

En ese pueblo multitudinario que sale a la calle en Venezuela hay expresión de dolor, sentimiento de pérdida de algo querido. Al mismo tiempo dentro del dolor marcan que hay un rumbo a seguir, que quedó una línea trazada. Así lo viven, lo sienten y lo dicen. “Nuestro deber hoy es seguir más a fondo con el socialismo, con la lucha del proyecto que nos legó el comandante”, responde a un reportero un entrevistado al paso. Otros dicen cosas parecidas y mencionan lucha y socialismo una y otra vez. ¿Qué subjetividad produjo esta experiencia social en los de abajo? Difícil para responder y menos rápidamente y hoy. Se vive en le dimensión de la emoción, la angustia, el sentimiento aporreado. También la rebeldía. Que trajeron estos vientos tan fluidos, con tanta contradicción, con tanto de esperanza para amplios sectores de los de debajo de verdad. Lugar donde fue más extenso el respaldo a Hugo Chavez. ¿Qué elementos ideológicos se produjeron? ¿Cómo se expresarán estos elementos en el mañana cercano?

Es justamente allí, en el pueblo, en los de abajo propiamente, donde reside, en Venezuela y en todos lados, la esperanza de inicio de procesos hacia un mañana mejor, justo y solidario.

El anarquismo histórico codo a codo con el pueblo

La FAU es fuertemente heredera de aquel anarquismo que trajeron los inmigrantes a estas tierras. De aquellos sembradores de esperanzas que ponían todo para cambiar este sistema brutal, injusto hasta la demencia. Lo decían de manera directa en las publicaciones de la época: nada puede esperarse de esta cruel y explotadora burguesía tenemos que luchar por otra sociedad. Lo que decían lo llevaban a la práctica. Allá se les encontraba metidos hasta el codo en el seno de aquel pueblo al que sentían pertenecer. No tenían dudas ese era su lugar. La sensibilidad social de aquellos militantes libertarios que venían de diferentes lugares de Europa les permitió tomar contacto rápido con el sentimiento, con todo el imaginario de aquellos “nacionales” que nunca habían oído hablar de sindicato, mucho menos de socialismo libertario o anarquismo. Más bien tenían como referentes caudillos políticos y partidos hechos descaradamente para mantener privilegios. En la cotidiana, viviendo los mismos problemas de su pueblo, sufriendo aquella superexplotación, dando, en los hechos, ejemplo de compañerismo, proponiendo aquellas cosas que anidaban como deseo en la estrujada sensibilidad de sus compañeros de trabajo, fueron creando los primeros sindicatos, explicando que podía lograrse un mundo mejor, que se debía luchar para arrancar dignas condiciones de existencia y la preparación de un mañana propio. Después en los Sindicatos se enseñaba a leer y escribir, se daban charlas sobre diversos temas, se formaban cuadros filo dramáticos, se levantan ollas solidarias durante las huelgas. En ese quehacer, en ese amasar sueños, se fue construyendo otro sujeto. No vino solo ni de los libros, vino de la acción cotidiana, de las prácticas que se fueron realizando, de la participación que fueron teniendo aquellos trabajadores que no conocían la palabra sindicato. Claro está aquella militancia estaba inserta profundamente y proponía una orientación en las tareas sociales de todos los días. Propuestas que calzaban con aquellos deseos. Pero bien se sabe el deseo no preña. Aquella labor cotidiana estaba, en los hechos, organizando representaciones, ideas, comportamientos, produciendo al mismo tiempo ciertos cambios en el imaginario de los de debajo de aquel entonces. Esto fue así aquí y por lo menos en casi todos los países de América Latina.

Hoy el imaginario de los de abajo es más rico, contiene muchas y crudas experiencias, su subjetivización es al mismo tiempo más compleja. Contiene elementos de rebeldía y de comprensión general de la injusticia que lo rodea. Y así a veces gana las calles. Por otra parte siempre resulta más fecundo que esté participando en hechos sociales a que esté en estado de resignación y ajeno a su entorno. ¿Cómo estará el imaginario de los de abajo en Venezuela cuando tanto se ha hablado de Poder Popular, cuando se ha hablado tanto de imperialismo, cuando ciertas formas de participación social se han hecho efectivas? Lo que sabemos es que el quietismo y la resignación no producen ningún grado de resistencia, la posibilidad está en la acción social política efectiva, por más contradictoria y confusa que esta sea.

Imperialismo y poder popular

Son conceptos, tanto el de imperialismo como el de poder popular, que estuvieron con frecuencia en las disertaciones de Hugo Chavez. Siguen estando presentes en los discursos de este mismo momento en boca de hombres de estado y de militantes populares. El contenido y su instrumentación son ya harina de otro costal.

Podemos decir que son muchos los que han querido desplazar del horizonte linguístico el término imperialismo. Sugieren, a veces lo dicen, que es algo que pertenece al pasado del capitalismo, se sugiere que en esta época postmoderna las relaciones sociales han cambiado al grado de haber disuelto tal problemática. Si hoy hay algo que queda claro es que la existencia de relaciones de dependencia, todo lo que constituye una política imperial es un componente constitutivo del sistema capitalista.

Quienes dieron por muerto al imperialismo no sirven para sepultureros. El imperialismo vive y oprime como nunca. Al mismo tiempo que los Estados de los países más industrializados han multiplicado sus funciones en diversos campos. No contradice esto que muchos de estos países se encuentran en lo que designan como crisis y que estén arrojando a la desocupación a millones de trabajadores.

Es cierto, la de hoy, es otra forma de estado capitalista, ha dejado de ocuparse de algunas funciones anteriores y ha tomado otras que considera estratégicas para esta etapa. Una etapa donde el feroz capital financiero recorre el mundo dejando el tendal de miseria.

Capital financiero internacional que se entrecruza diariamente con la esfera política e ideológica. Los banqueros no tienen dificultades en hacerse pagar los miles de millones de dólares que ellos mismos robaron. Las estructuras: económicas, jurídico-políticas e ideológicas-culturales revisten hoy una articulación muy específica. A esto hay que sumar el muy importante uso de la informatica a beneficio de los poderosos. Todo esto importa a los efectos de ubicar los temas del presente, los procesos en curso, el estado actual de la estructura imperialista.

Sin duda que debemos seguir hablando de imperialismo. Pero no perdemos la perspectiva, planteos tácticos aparte, que un consecuente antimperialismo debe ser anticapitalista.

El bloque imperial pese a su situación interna no ha dejado en ningún momento de operar. Ni en América Latina ni en otros partes del mundo. Siguen tratando hoy de subordinar a sus proyectos a todo el Sur. Hay ataques y campañas que van desde sutiles a grotescas sobre cada país que intenta algún grado de política de mínima independencia. A nivel de nuestra América Latina la penetración imperial es a varias puntas. En lo económico son por demás conocidos los tratados, tipo ALCA en la etapa anterior y después ante la resistencia ofrecida en lo popular aparecen sustitutos, los TLC y los TIFA. En lo militar son las múltiples políticas del Comando Sur. En lo ideológico, instrumento de primer orden para vertebrar toda la política, hay producción de “teorías” generales y parciales con miras a fundamentar todo su accionar. El pensamiento único está compuesto por una gran variedad de discursos que abarcan campos diversos.

Al contrario de lo que dicen los medios, los EEUU han puesto y siguen poniendo bases en toda América Latina, tienen a la Amazonia y Brasil cercados, financian la represión y de hecho el narcotráfico en el Plan Colombia y últimamente en su penetración en Mejico; latente siempre están los “clásicos” golpes de la CIA y las políticas desestabilizadoras. Sumemos guerras, intervenciones armadas, masacres.

Descontamos la intervención tradicional del FMI, el Banco Mundial, la ex Organización Mundial de Comercio y el BID. Los diseños globales y todos esos mecanismos de encarcelamiento y depredación .

Sabido es que es imposible separar la estructura imperialista y los intereses de las transnacionales con sus matrices. Ya que estamos en un momento histórico donde las 500 mayores empresas del mundo controlan 80% de la circulación de riquezas, bienes y servicios. Y dentro de servicios hemos colocado la informática que bien se sabe, que en la forma que está usada, el singular y despiadado servicio que presta a la toda esta política de dominación, con constante creación de nuevos mecanismos y símbolos.

A propósito de Venezuela, algo sobre América Latina hoy

Ante el despliegue de esta nueva etapa del capitalismo y de sus brutales y sistemáticas prácticas imperiales relacionadas con ello, no puede decirse que los pueblos han estado quietos. Solo mencionaremos de paso y en general la llamada Primavera Arabe, los levantamientos populares, ejemplo, Grecia, Portugal y España y hasta en el mismo EE.UU.

Pero nos interesa poner el acento en nuestra zona. Brevemente recordaremos las resistencias en nuestra América latina en la década anterior donde en el marco de distintas condiciones sociales y económicas, en corto lapso, los pueblos de Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Méjico, Venezuela, han protagonizado duros enfrentamientos, muchas veces desesperados, por romper ese circuito de miseria y brutal injusticia que los aprisionaba a un alto nivel. Situación hija de la feroz política neoliberal en este último periodo. El caracazo fue casi un precursor de estos levantamientos populares.

Con mayor o menor intensidad, el cuestionamiento de tal situación se fue transformando en opción y urgencia de lucha. Una lucha no orientada, en general, por aparatos políticos de la tradicional izquierda sino de tipo acción directa popular. Cayeron gobiernos, otros tuvieron que reformular su diseño continuista para aplacar iras y para tratar de que no cambiara nada de fondo. Así que pese a complicidades de gobiernos de América Latina con la continuidad de los proyectos imperiales, continuidad que ha revestido formas y grados distintos, la escena política del Continente quedó algo revuelta. No obstante puede constatarse que después del recambio “progresista” realizado en varios países, en muchos de ellos, no hay modificaciones relevantes en lo fundamental de su política interna ni de la estructura de dependencia. Por supuesto no queremos decir con esto que todo sigue igual, sería de poco rigor. Hay una serie de elementos que configuran una coyuntura política diferenciada. Es de registrar que hay intentos de crear estructuras e instituciones latinoamericanas que limiten la dependencia y hay reformismo fuerte en países como Bolivia, Venezuela, Ecuador. Al tiempo que un conjunto de factores internacionales han traído algunos efectos favorables para la economía de la mayoría de nuestros países. Sin duda es tema que merece un tratamiento más exhaustivo hoy lo dejamos por acá.

Poder Popular

En estos años, especialmente en los de abajo al mango de Venezuela, se fueron desarrollando una gama de actividades populares. Esto fue tomando formas organizativas: colectivos, consejos comunales, comunas etc. Esto, en su conjunto fue denominado Poder Popular. La burocracia partidaria fue creciendo en injerencia y cada vez más desplazando a los auténticos representantes de estas formaciones populares. Hubo, y sigue habiendo protestas de colectivos y comunas que reclaman autonomía y que se hagan efectivas conquistas logradas. Tenemos la situación dramática reciente de reclamos indígenas por sus tierras y que trajo como consecuencia el asesinato vil del militante Sabino Romero realizado por sicarios.

Digamos de paso, sabemos que el movimiento bolivariano no es algo homogéneo, es fluida su composición. Enfoques políticos e ideológicos distintos no son escasos. En un momento de descontento de los de abajo, de los que actúan en organizaciones sociales comunales, que rechazaban el control creciente de la burocracia partidaria es que en un acto popular Hugo Chavez hace lectura de una carta de Kropotkin a Lenin. Su zona de mayor respaldo estaba siendo afectada por ese comportamiento burocrático. En esta oportunidad apela a poner el acento en una práctica de Poder Popular distinto. Veamos.

Dice Hugo Chavez: “Me parece vital tomar esto como referencia de lo que pasó en la Unión Soviética apenas comenzada la Revolución Rusa”. Comienza a leer la carta:

“Sin la participación de fuerzas locales, sin una organización desde abajo de los trabajadores y campesinos por ellos mismos es imposible construir una nueva vida.

Pareció que los soviets iban a servir precisamente para cumplir la función de crear una organización desde abajo. Pero Rusia se ha convertido en una República Soviética solo de nombre ( comenta: 1920, esto comenzó mal, ¿no?) la influencia dirigente del “partido” sobre la gente ( agrega: “partido entre comillas, partido falso) que está constituido por los recién llegados, pues los ideólogos comunistas, principalmente están en las grandes ciudades, ha destruido ya la influencia y energía constructiva que tenían los soviet, en el momento actual, son los comité del Partido y no los soviet quienes llevan la dirección en Rusia y su organización sufre los efectos de toda organización burocrática. Para poder salir de este desorden mantenido Rusia debe retomar todo el genio creativo de las fuerzas locales de cada comunidad, las que según yo lo veo, pueden ser un factor en la construcción dela nueva vida, y cuanto más pronto la necesidad de retomar ese camino sea comprendida, cuanto mejor será. La gente estará entonces dispuesta y gustosa a aceptar nuevas formas sociales de vida, si la situación presente continua aún la palabra socialismo será convertida en una maldición”. “Nosotros debemos mirar esto”, dice en tono de fuerte reproche a su militancia.

El empoderamiento del pueblo, el Poder Popular es sin duda, con una consecuente práctica un factor político de primer orden. Para un encare adecuado política y teóricamente de este concepto, que rápidamente definimos como la capacidad de una fuerza social-política de realizar su proyecto, hay temas de carácter estratégico y teórico que debemos considerar. Hoy lo haremos de forma breve y ante una situación concreta que es la que convoca.

Distintos enfoques y orientaciones pueden surgir de tal concepto de poder popular. Por ejemplo hay toda una concepción en torno al concepto vanguardia que puede hacer que prácticas opuestas a lo que se intenta se pongan en acción. Concepto de vanguardia que fue todo un paradigma durante casi un siglo. En los hechos este concepto nos indica el criterio de que debe haber una sola dirección: del partido a la clase y la población toda. Hoy sería de, por lo menos en algunos lugares, del Partido al movimiento popular. Contiene la creencia de que la población, el sujeto histórico establecido, ya sea clase, o movimiento popular, debe permanecer subordinado al Partido. De que la “masa” obrera o popular en general sola es incapaz de crear instancias de liberación. También la creencia de que en el seno de la sociedad capitalista no se pueden generar, desde abajo, básicas condiciones para su ruptura. Mucho no importa entonces, a esta concepción, el grado de desarrollo de auto organización, de autogestión, de instancias de participación popular permanente. No se trata, en el fondo, de crear un pueblo fuerte sino un partido fuerte. Reduccionismo político total, hijo, por otra parte de toda una concepción general reduccionista.

Una ideología para el Poder popular

Se trata de apostar a un proceso que produzca una ideología de ruptura. Articulada ella con la práctica política consiguiente.

Y la ideología no viene de afuera, se produce en el seno mismo de las prácticas, en las ideas y comportamientos que el pueblo va realizando a través de sus diversos enfrentamientos. La producción de una tecnología social-política nueva y “discursos de saber” correspondientes a la liberación no pueden producirse sin desplazar a los que hacen a la dominación. Es tarea política de deconstrucción. Son discursos que deben entrar en confrontación y que deben abrevar de todas las instancias de resistencia donde el pueblo protagoniza luchas.

Una estrategia de poder popular no es una entelequia o algo que ante determinado conjuro viene. No es un acto aislado. Exige prácticas modificadoras, de ruptura, de discontinuidad, en campos como el económico, el ideológico, el político-jurídico, el cultural general. Es estar pegando y rompiendo esa vasta red de dominación. Todo ello se concreta en un proceso con activa participación popular. Un pueblo, que lo compondríamos como un amplio espectro de los oprimidos y explotados que designamos en esta etapa histórica como conjunto de Clases Oprimidas. Un pueblo que sufre, dentro de los cambios estructurales ocurridos, una fragmentación de importancia que debe ser superada. Donde nuevas estructuras de dominación se han desarrollado y surgido en otros lugares que los tradicionales. Necesario, imprescindible, tender lazos solidarios que vinculen, que haga que la unidad de sus luchas constituyan un fundamento de primer orden para que conformen una fuerza social capaz de dar confrontaciones efectivas y dar pasos en calidad. No estamos hablando de gradualismo, ni linealidad ni de tomar casetas enemigas una a una. Estamos hablando de oponer sistemáticamente, estratégicamente, un universo que comprenda la nueva realidad histórica, los cambios que fueron surgiendo en complejos procesos. La nueva militancias que esta situación impone.

Nuestra América Latina ha tenido en esta última década, por ejemplo, variadas experiencias de lucha. Ha enriquecido su cantera ideológica.

En determinados momentos históricos se producen con peso un conjunto articulado de ideas, representaciones, nociones en el interior del imaginario de los distintos sujetos sociales. Es este conjunto articulado de carácter imaginario, y que toma la forma de “certezas” el que es defendido por los mismos sujetos sociales. Esto es lo que puede transformar a estos sujetos en protagonistas de su propia historia o en sujetos pasivos y/o disciplinados por las fuerzas dominantes o por estrategias erróneas que le piden quietud, silencio, “disciplina”.

Así, la ideología tiene que ver directamente con la constitución histórica de los sujetos sociales, y, con la forma como estos se expresan en la sociedad. Es algo bien distinto de la noción de que la ideología sea la falsificación de la realidad, justamente porque ella es uno de los componentes fundamentales de cualquier realidad social.

La ideología tiene en su constitución a elementos de naturaleza no científica y que contribuyen para dinamizar la acción, motivándola en base a circunstancias que no derivan en sentido estricto de ellas. La ideología está condicionada por las condiciones históricas, aunque no esté determinada mecánicamente por ellas.

En esta relación entre ideología y producción de sujetos históricos, relación que si no existiera, no habría ni ideología ni sujeto, es que se van conformando los momentos de vigencia ideológicos. Bien como, los sujetos/agentes históricos se expanden y llevan a la hegemonía de los cuerpos sociales, a partir de la vigencia de las ideologías.

Estos momentos pueden expandirse llegando a totalizarse, en otros momentos las ideologías se superponen en la misma sociedad o quedan viviendo en zonas aisladas. Frente al fruto de la fragmentación neoliberal, romper el aislamiento de representaciones ideológicas con potencial emancipador es tarea permanente de una organización política con intenciones de cambio.

En este sentido podemos concluir la importancia de la lucha ideológica, principalmente, en los tiempos históricos actuales en nuestro Continente. Donde la operatividad de la ideología neoliberal con todos los medios informáticos funcionando; donde se da la derechización de las izquierdas institucionales que se van insertando cada vez más al sistema.

En suma, una concepción y una práctica de poder popular tiene su producción específica, tiene su propio universo. Tiene su propia producción. Para que juegue como fuerza transformadora, condicionante de coyunturas, produciendo avances desestructurantes hay una condición necesaria: debe mantener en todo momento su independencia. “Independencia de clase” se decía en otros momentos del desarrollo histórico, hoy diríamos, con ajuste al nuevo contexto: independencia de las clases oprimidas, vale decir, de todos los movimientos populares.

Pero deseamos remarcar que al señalar esta categoría, tenemos especialmente en cuenta las características particulares de cada formación social, su historia, sus transformaciones, sin descuidar lo que tiene de común con otros países, más que nada con los del área y obviamente las condicionantes que las estructuras de poder mundial establecen.

Ya es bien sabido, las mallas del poder dominante trituran, manipulan, moldean. Insertan en su seno, partidos, ideologías, movimientos, historias, los amasan y después los devuelven como buenos seguidores de lo viejo y reproductores de lo actual. El mecanismo se repite una y otra vez. Y se reiteran un montón inconmensurables de fuerzas girando en esa rueda loca. A estos dispositivos es a los que hay que dispararle con propuestas y acción de un contenido diferente. Con una coherencia que permita pisar firme.

Pues de más está remarcar que la circulación al infinito de las mismas dinámicas y lógicas no puedan crear algo nuevo, sólo recrear lo existente, con mayor o menor fantasía.

Para hacer posible otras relaciones sociales, los hechos parecen indicar la necesidad de uso de otros materiales para esa nueva construcción. Otro enfoque, otra perspectiva, otra lógica, otras prácticas, otros mecanismos. Otro punto de partida. Nada original, es la nueva civilización que bosquejaron los viejos socialistas. Ese proceso debe descansar y desplegarse en una férrea independencia de las clases oprimidas. De un pueblo construyendo su destino al ritmo que las condiciones históricas habiliten. Los escollos, las relaciones, las propias alianzas tácitas y explícitas deben hacerse desde esa perspectiva de independencia. Como no puede ni debe aislarse, como debe estar en el medio del pueblo y los complejos y variables acontecimientos sociales ese factor adquiere una importancia de carácter estratégico de primer orden.

Frente a todos estos cambios y pérdidas sociales, frente a la cultura que proclama el fin de las ideologías y de la historia, que declara el capitalismo y sus instituciones como la única realidad posible, es que actualmente la lucha ideológica gana dimensiones estratégicas para la producción de un nuevo sujeto histórico, capaz de confrontar a tales concepciones dominantes en base a la acción directa. A partir de la ideología, del poder de las ideas, es que se puede movilizar a los corazones y las razones, articulándolas colectivamente en una expresión de resistencia y de avance en la medida que convoca distintos sujetos sociales y los convierte en agentes capaces de reescribir la historia y concebir un nuevo mundo. Todo ello articulado en la expresión política consecuente.

Insertos en nuestro pueblo, viviendo sus problemas diarios, con esperanza y herramientas eficaces iremos construyendo espacios crecientes de socialismo y libertad.

Arriba los que luchan, siempre.

6 de marzo de 2013

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