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Conversaciones en medio del conflicto y de cara a un proceso electoral

category venezuela / colombia | imperialismo / guerra | non-anarchist press author Wednesday February 13, 2013 18:39author by Carlos Medina Gallego - Universidad Nacional de Colombia Report this post to the editors

La decisión de negociar en medio del conflicto y el discurso reiterativo del presidente Santos de que la paz en el país se consigue por las buenas o por las malas no resulta estimulante para el proceso, ni envía un buen mensaje a la población colombiana.

El cese unilateral al fuego desarrollado por las FARC favoreció una mejor ambientación de las conversaciones y posibilitó la distensión de los primeros intercambios de la Habana. El retorno a la guerra desde luego genera una percepción “equivocada” de falta de voluntad política de la guerrilla en cuanto los medios, el gobierno y la institución militar utilizan cada hecho de guerra como un atentado contra la voluntad de paz del gobierno por parte de las FARC, pero lo mismo podría aducir la FARC cada que le capturan o matan un guerrillero o bombardean un territorio.

Se decidió dialogar en medio del conflicto bajo circunstancias entendibles de las presiones críticas al gobierno Santos de la extrema derecha uribista y de sectores de las élites económicas unidas al campo que ven en el proceso un serio cuestionamiento a sus intereses económicos y un retroceso de los alcances de la seguridad democrática. Conversar en medio de la guerra resulta difícil más si ésta adquiere un mayor escalonamiento y las vicisitudes de la misma se trasladan a la mesa de conversaciones. Sin embargo, no es fácil para el gobierno dar curso a las posibilidades de un cese al fuego bilateral en un país con un conflicto tan complejo como el nuestro por la variedad de actores armados existente. Eso no excluye las posibilidades de pensar un modelo de desescalonamiento del conflicto que ayude a ambientar las conversaciones y a enfrentar en mejores condiciones la ofensiva política que se avecina en el próximo periodo electoral.

Si la voluntad de las partes es definitiva en términos de llevar el proceso de conversaciones a buen termino y garantizar la construcción de una paz estable y duradera para el país, entonces hay una primera alianza de partes que debe acordarse y es la defensa mutua del proceso contra los intereses de terceros que esperan un estruendoso fracaso. Pero esa primera alianza debe dar lugar a otras mucho más decisorias en el marco de lo que ha dispuesto el Acuerdo General para el desarrollo del proceso, el que como se sabe tiene tres fases, de las cuales se evacuo la primera (exploratoria) y la segunda (conversaciones y acuerdos) va en curso, pero, donde la definitiva esta por darse, pues constituye la materialización practica e histórica de lo acordado políticamente.

La carencia de una política de paz de Estado obliga a que los gobiernos asuman con la mayor responsabilidad cada proceso y que busquen de manera institucional garantizar el cumplimiento de los acuerdos no dejándolos a la deriva de la voluntad de nuevos gobiernos. Este proceso se va a tomar mucho mas tiempo que un periodo electoral y no existe ninguna garantía para que un nuevo gobierno en cabeza de otro presidente se encargue de terminarlo. Tampoco se ve en el corto plazo la posibilidad real de que siguiendo el camino de otros países de América Latina un gobierno democrático de izquierda pueda llegar al poder. Por ahora lo que se percibe es el avance de procesos de acumulación de fuerzas de la izquierda democrática en una franca reconstitución de imaginarios y procedimientos. Seguramente, si se define una estrategia electoral centrada en los mapas de poder del país, la izquierda puede llegar a construir importantes y significativos poderes regionales.

Una izquierda que se piensa en términos de avanzar en sus acumulados es capaz de entender cada momento y asumir desde la realpolitik la construcción de los espacios políticos de acumulación en alianzas electorales que le posibilitan posesionarse y crecer. La izquierda internacional ha dado muestras de cómo se construye la política en alianzas en las que se priorizan los enemigos; a los comunistas de la antigua URSS no le costo mucho trabajo unirse con el capitalismo, de los países aliados, para derrotar el fascismo y poner fin a la segunda guerra mundial dando origen a un nuevo ordenamiento político del planeta.

Si la prioridad es la paz y el proceso se va tomar mucho más tiempo que un periodo presidencial es bueno ir pensando que no se puede dejar a la deriva el mismo cuando se están produciendo realinderamientos de la extrema derecha autoritaria. Una alianza tacita de la izquierda democrática con ciertos sectores políticos de derecha que fortalezca sus poderes regionales en proceso de acumulación creciente y. sobre todo, que garantice la continuidad del proceso de conversaciones en la fase de implementación de acuerdos es el reto mayor que tiene las partes en el futuro inmediato.

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