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El optimismo de Pinzón: “El 90% de municipios de Colombia libres de Bacrim”

category venezuela / colombia | imperialismo / guerra | non-anarchist press author Thursday January 31, 2013 18:26author by Agencia Prensa Rural

Ayer mismo Vanguardia Liberal recogía declaraciones del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, donde éste afirmaba que el 90% de los municipios de Colombia estarían libres de Bacrim, es decir de bandas narcoparamilitares.

Esta delirante declaración del ministro de defensa se producía en la ceremonia de entrega la departamento del Casanare de 100 nuevos policías.

Como todos conocemos el pasado mes de enero los Urabeños, una de las bandas que Pinzón asegura que se han debilitado más a través de la acción militar y policial y también por la desmovilización, protagonizaron un paro armado en respuesta al asesinato por parte de la fuerza pública de su número 1, alias Giovanni. El paro duró 48 horas, donde ni siquiera hubo víctimas mortales ni prácticamente atentados. Simplemente el Urabá, Córdoba, Sucre y Magdalena, especialmente, se vieron paralizados por la zozobra. Una ciudad como Santa Marta, con casi medio millón de habitantes y gran cantidad de turistas permaneció con sus calles desiertas y sin actividad, especialmente en el comercio y en el trasporte, ambos sectores muy afectados por el control paramilitar en todo el país.

Si, como afirma el ministro en su intervención, no hay unidad de mando en los Urabeños ni en ninguna otra estructura paramilitar (Bacrim según el estado y el gobierno) el desorden fue muy organizado, muy eficiente y muy temido. También podría ser que en tan solo un año las estructuras de esos grupos mafiosos se hubiesen disuelto, pero resulta mas bien difícil de creer.

El defensor del pueblo, el pasado mes de Diciembre de 2012 afirmaba que “Los grupos armados “mal llamados Bacrim” cuentan con mandos jerárquicos, capacidad para reclutar y entrenar, habilidad para coordinar operaciones de tipo militar y ejercer control sobre un territorio”. Solo hace 3 meses y en una carta dirigida precisamente al ministro Pinzón, reclamando cambiar el estatus de estos grupos al de actor armado.

En cualquier caso, en el Valle del Río Cimitarra y en el Magdalena Medio en general, la tónica es que los cascos urbanos y sus alrededores están tomados por la mafia paramilitar mientras que las zonas más lejanas al casco urbano tienen influencia de las guerrillas. La inmensa mayoría de los municipios, por no decir todos, se ven afectados por el paramilitarismo de Estado.

Los casos más sangrantes de la presencia paramilitar, en esta región, podrían ser Segovia, Remedios en el Nordeste Antioqueño, San Pablo en el Sur de Bolívar, o la propia Barrancabermeja, donde el control de las mafias impide la libre circulación de alimentos, extorsiona al comercio, hostiga y amenaza a las organizaciones sociales, cometen sicariato y desaparición forzada contra trabajadores y trabajadoras (8 casos en el último año), realizan reclutamiento forzado y, por supuesto son el último eslabón en la aparición de ollas o expendios en los barrios populares de la comuna 1 y 7, especialmente.

Se calcula que en el puerto petrolero operan, por lo menos, 5 bandas armadas 2 de ellas de gran influencia a nivel nacional (Rastrojos y Urabeños) y otras de influencia regional o local (Botalones entre otras). Hay que entender que muchas de ellas cambian su nombre en la lógica de la disputa territorial y que en su mayoría cuentan con el apoyo o tolerancia de la Fuerza Pública, principalmente en lo que a narcotráfico se refiere.

El estado reconoce solo a algunas de estas mafias como Bacrim mientras que al 80% se considera delincuencia común, a pesar de que todas ellas tienen un comportamiento muy parecido e incluso con características propias de las antiguas AUC, como el control social y la declaración de organizaciones de Derechos Humanos y sociales como objetivo militar.

La clasificación del Estado sorprendentemente desconoce la legalidad internacional, ya que todas esas actividades son más que suficientes para cambiar el estatus de esos grupos ilegales. Por el contrario define a estas bandas como Bacrim en función de su influencia territorial, en cuanto a departamentos.

Según la Corporación Nuevo Arco Iris los neoparamilitares harían presencia, por lo menos, en 200 municipios de Colombia (en 2011), lo cual seria la redededor del 29% de los municipios afectados (casi el doble de lo que afirmaba el ministro). Aún así, los cálculos podrían quedar cortos.

De ser ciertas las afirmaciones del Ministro de Defensa solo en los municipios del Magdalena Medio se concentraría la mayoría del accionar paramilitar mal llamado Bacrim, y eso, a todas luces, no es cierto.

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