Un homenaje bien merecido; entrevista con Lourdes Mejía, madre de Carlos Sinuhé.
Una semana de actividades por la justicia y memoria de Carlos Sinuhé Cuevas Mejía terminó con una marcha del Monumento a la Revolución hasta el Zócalo de la Ciudad de México el viernes 26 de octubre, a un año de su asesinato.
En el transcurso de la marcha y en el mitin en el Zócalo, se recordaron muchos de los aportes de Carlos como activista político, empezando con su participación en la huelga de la UNAM por la educación pública, laica y gratuita. En el 2008, exigió justicia por la masacre de compañeros en Sucumbíos, Ecuador. Después, se sumó a la defensa de espacios públicos estudiantiles y exigió el retiro de cámaras de vigilancia en la universidad, entre otras cosas. Además, se opuso a la militarización del país, apoyó a la lucha obrera del Sindicato Mexicano de Electricistas y fue uno de los fundadores de la Coordinadora de Movimientos Estudiantiles y Sociales-- Nuestra América.
En septiembre de 2009, Carlos empezó a recibir amenazas en la forma de volantes difamatorios firmados por el llamado “Colectivo Revolucionario Emiliano Zapata”, los cuales le acusó junto con otros compañeros de ser “paramilitares” infiltrados en la universidad, diciendo “son enemigos y como tales serán tratados”.
Tres meses después de la última amenaza, el 26 de octubre de 2011 fue asesinado cuando regresaba a su casa a las 23:40 horas. En lugar de investigar al supuesto “Colectivo Revolucionario Emiliano Zapata” o a los grupos poderosos que pudieron haber tenido un motivo para ordenar su asesinato, la Procuradoría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) se ha encargado de desprestigiarlo al filtrar a los medios comerciales unas “líneas de investigación” que sugieren que su muerte fue un “crimen pasional” o un asunto del “narcomenudeo”.
El Comité Carlos Sinuhé plantea que su asesinato “lo entendemos en un contexto de criminalización de la protesta social y de la juventud, en el que se creó un ambiente de sospechosismo para preparar su asesinato; primeramente se buscó dividir el movimiento estudiantil y con el crimen, buscaron desmovilizar y desarticular la participación pública de la juventud, implementando el miedo”.
ENTREVISTA CON LOURDES MEJÍA, MADRE DE CARLOS SINUHÉ
Después de la marcha, platicamos con Lourdes Mejía, madre de Carlos, en el Zócalo.
Lourdes, ¿cuál ha sido la importancia de esta marcha y toda la semana de actividades por la justicia y memoria de Carlos?
La semana se hizo en homenaje a mi hijo y a los chicos de Sucumbíos y a Pável González porque eran de la facultad de Filosofía. Un homenaje muy importante, muy merecido. Como mi hijo, todos eran activistas y sus asesinatos eran políticos. Para mí, todo esto sigue siendo muy difícil. Esta fecha, este día lastima más que otros días. El dolor no se olvida. Pero yo quiero justicia para mi hijo. Quiero que este crimen se investigue. No quiero que se siga tapando, que se siga criminalizando a mi hijo, que se siga desprestigiando a mi hijo.
¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno de Marcelo Ebrard?
He venido en reiteradas ocasiones aquí al Zócalo a manifestarme para que Ebrard se haga cargo se su trabajo porque es la responsabilidad de él resolver estos problemas sociales. Y esto es un asesinato vil, cruel. Ni siquiera se ha dignado comunicarse. Ha dejado el caso con su personal, que salen a cuidarnos como si nos fuéramos a robar algo. Le he dejado mi número de teléfono. Le he dejado dicho que quiero que él de la cara, y se ha negado siempre.
Carlos recibió varias amenazas antes de que lo asesinaran ¿verdad? ¿El gobierno ha investigado a las personas que lo amenazaron?
No. Las amenazas fueron a través de volantes, casi 14 volantes. También hay correos electrónicos. Mi hijo llevaba una bitácora donde describe a las personas que lo seguían. Las autoridades identificaron a dos de estos tipos, pero lo único que hicieron fue presentarlos, tomarles su declaración y llevarlos a su casa. Por otro lado a mi hijo lo han tratado como un delincuente.
Entonces han investigado a Carlos pero no a los asesinos
Exactamente. Es la línea que ha seguido la Procuraduría.
Hay muchas personas aquí en la marcha que tienen otra memoria de Carlos. ¿Nos podría platicar un poco de él?
Como persona, mi hijo era un hombre de bien, un hombre sensible, un hombre consciente, un hombre que entregó su vida, que entregó todo su corazón para hacer justicia para la gente. Quería que hubiera mejores condiciones de vida, que viviéramos dignamente sin ser aplastados, sin ser reprimidos. Él era músico. Era filósofo. Era maestro. Le gustaba tener muchas actividades. Era una gente que siempre le dolía las injusticias de los demás. Le dolía que los pueblos fueran masacrados, que los estudiantes fueran humillados. A pesar de esas amenazas, él quiso seguir. Desgraciadamente no tuvo un apoyo jurídico cuando recibía esos volantes. Las autoridades sabían y nunca hicieron nada. Ni las autoridades de Rectoría, ni las autoridades de la facultad.
¿José Narro [Rector de la UNAM], nunca hizo nada?
Narro me citó para que fuera a su oficina. Fui. Primero me gritó, pero yo le dije que no me hablara así porque yo era una víctima y no una delincuente. Prometió ayudarme. Yo le pedí la bitácora del acoso que mi hijo sufrió del Auxilio UNAM cuando él participaba en eventos musicales, prestando su camioneta y sus instrumentos, sus bocinas. Lo estaban hostigando. Yo pedí la bitácora porque ahí debe estar registrado el acoso que sufrió mi hijo por ellos el día 20 de noviembre del 2009. Pero resulta que se desapareció, que no está.
¿Y qué ha dicho el procurador Miguel Mancera?
La única reunión que tuve con Mancera fue antes de que se fuera a su campaña. No volvió a dar la cara. Dio instrucciones para que su gente me diera avances cada semana y me he reunido con ellos, pero el avance de todo un año es el mismo ––la criminalización.
¿Qué es lo que todo el mundo debe entender?
Lo de mi hijo no fue un asesinato común. Fue un asesinato político. Exijo que se investigue a los enemigos que ha de haber tenido como resultado de su trabajo político. ¿Hasta cuándo van a trabajar? ¿Qué quieren? ¿Qué venga, que me arrodille? Exijo justicia por el asesinato de mi hijo. Lo que quiero es justicia.