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Compañero Helios Sarthou ¡presente!

category argentina/uruguay/paraguay | la izquierda | opinión / análisis author Friday June 08, 2012 05:33author by Periódico Barrikada Report this post to the editors

El compañero Helios Sarthou siempre estuvo presente… como desde ahora en más lo seguirá estando en nuestra memoria alentando nuestros irrenunciables reclamos por verdad y justicia que “el viejo” -ejemplar y desinteresadamente- siempre compartió.

Alguna vez se le escuchó citar el siguiente pensamiento: “sembrando solidaridad cosecharemos hombres nuevos”… En esa breve sentencia -dándonos el ejemplo- el compañero Sarthou resumía el quehacer para llegar a construir aquel “mundo nuevo”, anunciado por el Che Guevara.

Casi no hay palabras que agregar, como tampoco lágrimas para llorar ante el dolor de tan irreparable pérdida… lo que hay -(y a lo cual no debemos renunciar)- es un ejemplo de vida y de coherencia legado por nuestro querido viejo Sarthou y que ahora nosotros debemos recoger para continuar dignamente la lucha hasta la victoria siempre!

Colectivo Barrikada

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LLAMÁ a SARTHOU


El tiempo después de un hombre entero

Las palabras se aglomeran, tal vez para explicar un ciclo de vida pleno.

Partió Helios, un hombre entero.

Hace pocos días hablando de lo hermoso que estaban los árboles en Montevideo, lleno de colores, divagamos si la Estrella Federal era una flor o solo hojas verdes pintadas de rojo en su centro por el otoño… Coincidíamos en su belleza y en su símbolo de unión de los pueblos del Plata. La hoja convertida en flor.

Decíamos -en la Plaza Libertad el día 17 de mayo, reclamando la libertad del Perro- que tanta belleza rodeada de mar y playas no merecía el drama social que contiene la sociedad encuentrista, disolvente de sueños y despojada de solidaridad.

Ante su despedida, arranqué la rama más grande de la Estrella Federal del fondo de casa y se la llevé, para seguir hablando de tantas cosas, que quedaron en el tintero… al viejo, el tiempo no lo destiñó, lo pintó cada día más radical, cada día más rojo como las Estrellas Federales. Le quedaron muchas cosas por hacer y eso es hermoso. Porque su enorme compromiso lo volvió un solidario empedernido contra la barbarie del capital, entre ellas la cometida contra los trabajadores, por los terratenientes pitucos del club de golf. Recuerdo su indignación con los actuales dueños del BPS, cuando no amparaban a los trabajadores caddies.

Ayer, lo despidieron los gritos, los bastones, las consignas. Está bueno que no lo despida el silencio. Acompañado de solidarias lágrimas, todas, todos tenían algo que decir de ese hombre tan viejo y tan nuevo como el hombre soñado por el Ché.

Caminamos llenos de la certeza, de que ese hombre rompió la biblioteca de los opresores para defender durante toda su vida a la clase obrera. Para luchar por los que no tenían un techo, para lidiar con usureros que dejaban sin casa a una familia obrera. A los sin tierra, a los cooperativistas, a los despojados de todos los derechos, a la empleada doméstica. Su estudio fue siempre un nido de solidaridad y ruptura con los convencionalismos. Ayer estuvimos presentes, los que el viejo quería, defendía. Lo sentimos un igual, y caminamos con él, desde la Plaza Viera, donde Helios tantas veces habló. Pensando y sintiendo, su vida, sus ideas, su práctica, ese forjar en medio de la claudicación. Un catedrático revolucionario que colocó la universidad en los sindicatos, en los ranchos y entre los terrones. Un hombre que alentó la llama de que los compañeros no son leguleyos al servicio de poderosos, sino militantes al servicio de las luchas radicales. Ese término que una y otra vez Sarthou defendió, porque venía de la raíz, de lo originario, de lo esencial y también lo elemental, más allá de los que pretenden asociar lo radical a lo incorrecto, a lo desubicado. ¡Salú compa, radical como lo fundamental a sostener sin descanso en este tiempo de tanta confusión!

Porque radical es, con 86 años, estudiar, defender, andar a marchar, debatir, indignarse e ir a su casa a cuidar a su compañera de toda la vida, disfrutar la poesía y a sus nietos poetas, con mucho orgullo. Aún con la carga, de dolores y límites, que el ciclo biológico nos impone sobre los huesos y el alma, Helios despertó cada día para construir.

El tiempo implacable lo durmió en su estudio. Trazando los últimos escritos en defensa de los cañeros y los jubilados. Murió como vivió, siendo un defensor sin transas de los derechos de los trabajadores organizados y no organizados.

Ojalá todas y todos los que despedimos al viejo podamos trascender nuestras miserias sectarias y que la muerte tan sentida, sea un empujón para avanzar, en la unidad de los clasistas, en homenaje a los sueños sociales emancipadores. Y sobre todo hacer de nosotros una unidad indestructible, siendo militantes a cada instante y construyendo en el sentido más profundo los valores tan mancillados por este mundo tan individualista.

Muchas veces nos preguntamos qué dirían, qué harían los compañeros, las compañeras asesinadas, desaparecidos, hoy. Qué dirían de este presente, en qué trinchera estarían…y por suerte hay seres como Helios, que nos responden, reafirmando que donde hay hombres honestos, íntegros, se llega al final de nuestro tiempo con las banderas en alto.

Helios sembró la solidaridad, cuando nadie aparecía, él estaba. Ante el cierre de las mutualistas, ante el despojo de tierras, ante el abuso de un patrón, en las ocupaciones, en las marchas, en la criminalización en el Acto clasista del 1º de mayo, en la marcha por la Libertad de David, en la lucha contra la impunidad, contra las trampas de las leyes, ahí, Helios siempre estaba. Un compañero decía, la frase que lo pinta en esencia: pasaba algo donde fuera, un atropello policial, un conflicto, una duda jurídica, siempre había alguien que te aconsejaba: - LLAMÁ a SARTHOU.

Inclaudicable biblioteca obrera, amante de poesías y músicas.

Él te decía: ustedes resuelvan, como trabajadores lo que crean más justo, yo como abogado agarro el Código para defenderlos…

Recuerdo sus ojos dolidos, cuando se preguntaba como se podía ir a trabajar sin que te pagaran, cómo, se podía manguear para un boleto, cómo era que no surgía la organización para luchar… La dignidad viva en sus preguntas nos habla de esa desarticulación de la clase, ese dolor de ver cómo el enemigo nos atrapa, nos fragmenta y no nos deja ver y actuar como clase.

En la marcha al Buceo hasta dónde lo acompañamos, muchas mujeres y hombres, apoyados en bastones, llorando, me decían, se nos fue el último bastión de dignidad de este pueblo…Solo digo, compañeros, no fue en vano el ejemplo de Helios. Tomémoslo para avanzar.

Helios fue una hoguera muy ardiente, inextinguible. Ojalá, hoy, el viejo siga encendiendo en el horizonte de la emancipación de los trabajadores esa luz, ese faro imprescindible para avanzar en ideas y organización; para soñar ese mundo de los libres…

¡Salú, Helios! ¡Hasta siempre!

Irma Leites
Periódico Barrikada

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