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Conversaciones con egitxus

category iberia | community struggles | non-anarchist press author Wednesday June 06, 2012 01:28author by Borroka Garaia Report this post to the editors

De los debates que he tenido con la gente del PNV y del análisis de la trayectoria de este partido hay una enseñanza muy importante. En el momento que tu estrategia se basa en los votos y en el poder institucional, todo lo demás será secundario. Una enseñanza que debería tenerla presente el pueblo abertzale de izquierda para no cometer los mismos errores.
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No se porque razón, a cuenta de los exabruptos de Urkullu haciendo los coros a los carceleros españoles en relación al comunicado del EPKK, me ha traído a la memoria aquellas conversaciones que solía tener con un militante de EGI. Un egitxu, vamos. Las ostias dialécticas a veces casi acababan en literales cuando tocabamos el tema de entre los temas y monotema. La sangre nunca llegaba al rio pero casi.

Especialmente recuerdo aquel día en un campo de fútbol español cuando toda la grada al unísono gritaba – ¡asesinos!, ¡asesinos!- a los pocos cientos de aficionados vascos que nos habíamos reunido allí, mientras que quemaban una ikurriña y la policía nacional cada 15 minutos se liaba a palos contra nosotros, descansaban, se reían y volvían a darnos. No se si sería por la tensión del momento o por la sensación de acorralamiento pero surgió un grito irreproducible y potente que solo aparece en paredes o en el aire , casi en bloque por parte de la aficción vasca. Mi sorpresa fue que uno de los que gritaba era el susodicho militante de EGI. Lo cual me llevó a preguntarle: ¿Qué andas?. Y es que no estabamos en la época de EGI-Batasuna precisamente.

Los debates con gentes del PNV como mínimo siempre me han parecido entre divertidos y un quiero pero no puedo. Aunque debido a lo hipotético de lo planteado siempre quedaba todo como un poco en el aire. Básicamente el planteamiento base residía en que en un marco sin lucha armada no habría impedimento para activar políticas de acción conjunta en el camino hacia la autodeterminación. Ese ha sido el tótem histórico al que se ha agarrado el PNV para justificar su inanición abertzale.

Llegados a finales de los 90, se abrió una oportunidad en ese sentido a través del pacto de Lizarra- garazi y los acuerdos con ETA, pero el PNV no tardó en recular preso del pánico electoral al intuir que su hegemonía pendía de un hilo. Puede que la izquierda abertzale fuese demasiada inocente y que no estuviera preparada para el puñal por la espalda del PNV, pero supieron aprovechar muy bien la resaca del fallido proceso para dividir a la izquierda abertzale y levantar una potente columna de humo a través de fachada y malabarismos políticos para hacerse abrumadoramente con el carril central del abertzalismo al calor de la intensificación ilegalizadora.

Dieron paso a una estrategia soberanista de postín en torno al eje del plan Ibarretxe en el que sus mentores contaban con la mas que previsible oposición de la izquierda abertzale, lo cual les colocaría en la posición ideal para triangular “entre extremos”. De esta manera se aseguraban el poder y además sin la necesidad de activar una dinámica soberanista real, porque contaban supuestamente con el NO del estado y el NO de la izquierda abertzale, lo cual les dejaba en una posición cómoda para gestionar la autonomía y no dar pasos.

El fallo fue que esa vez la izquierda abertzale no pecó de inocente y dio su apoyo crítico a ese plan para que fuera aprobado en el parlamento y automáticamente anuló de una forma radical el maquiavélico plan jeltzale. Se cayeron las caretas ya que toda “lucha” que no busca confrontación es falsa. Quitando las distorsiones que llevaba consigo ese plan, tenía como objetivo dar la palabra al pueblo vasco y que éste decidiera su estatús político. Como en ningún momento había ningún planteamiento de confrontar y enfrentarse con los ejes que hacen imposible esa aplicación de la soberanía vasca, el plan se evaporó instantáneamente.

Desde entonces el PNV, anulado en su estrategia fantasma, no ha dado pie con bola. Y es que ya no encuentran la manera por donde “triangular”, lo cual hace que todas sus iniciativas se inclinen necesariamente hacia el lado unionista. Y se inclinan no solo porque hay un empuje interno de los que cortan el bacalao para que sea así debido a sus intereses de clase sino porque dentro de los cálculos electorales han llegado a la falsa conclusión de que soberanismo no suma. Que los que suman en términos electorales son los Azkunas, es Bizkaia y no Gipuzkoa.

Esto se traduce en una apuesta clara por faenar en aguas del españolismo y buscar ahí el caudal de votos que ellos intuyen que no van a recoger en otras aguas.

Es por ello que la decisión de colocar a Urkullu, personaje gris de la escuela de Imaz, como selección del EBB de cara a encabezar la lehendakaritza no extraña. Como tampoco extrañan las declaraciones que últimamente se están oyendo en el ámbito del PNV que nos retrotraen a la etapa Atutxa o Ardanza, o la mas que evidente desazón del partido ante posibles avances políticos que pueda dar el soberanismo si esto trae un declive partidario.

Desde una perspectiva abertzale, el problema del PNV es que cuando se sientan en una mesa a plantear estrategias, el primer punto del día es el poder institucional y no la liberación de Euskal herria. ¿Qué pasaría si el PNV por una vez en su historia fuera coherente con lo que proclama históricamente e invirtiera la mitad de energías que usa contra la izquierda abertzale en estrategias de resolución al conflicto y liberación nacional?.

De los debates que he tenido con la gente del PNV y del análisis de la trayectoria de este partido hay una enseñanza muy importante. En el momento que tu estrategia se basa en los votos y en el poder institucional, todo lo demás será secundario. Una enseñanza que debería tenerla presente el pueblo abertzale de izquierda para no cometer los mismos errores. Ningún partido ni ninguna organización está por encima de los intereses nacionales de Euskal Herria. Por lo tanto, el pueblo abertzale en general está condenado a entenderse en términos concretos por encima o por debajo del PNV, Bildu o el copón de la baraja. Claro está, si verdaderamente se apuesta por la autodeterminación.

Cuanto menos se hable de Bildu, menos del PNV y más de estrategia de liberación, más de referéndums , más de declaraciones de soberanía conjuntas, más de confrontación, más de desobediencia… significará que estamos más cerca del objetivo. Dada la situación, el pueblo abertzale de izquierda tendrá que ganar las elecciones pero no por ganar sino para actuar de palanca hacia un marco democrático junto con el resto de luchas bien complementadas y siempre abiertos al trabajo conjunto con todo sector social que quiera una Euskal Herria soberana y justa socialmente. El objetivo no es tener lehendakari sino alcanzar los objetivos, si para ello es necesario tenerl@ que así sea pero siempre será secundario. Invertir la escala puede ser desastroso, sino que se lo pregunten a los que aún creen en la independencia dentro del PNV como aquel militante de EGI con el que solía tener conversaciones.

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