Texto fundacional de Alternativa Libertaria (Chile)

Este es nuestro fundacional donde se encuentran ejes temáticos que consideramos fundamentales para comprender nuestra organización. De esta forma nos damos a conocer al resto de compañeros que visitan esta página para recibir sus aportes, sus críticas y así quizás poder establecer o estrechar lazos para la construcción programática y revolucionaria. Esperando ser un aporte para las demás organizaciones que vienen naciendo al igual que nosotros.

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¿Sabe usted que entre el proletariado y el burgués existe un antagonismo mortal que es la consecuencia lógica de las posiciones económicas de las dos clases? ¿Sabe que la riqueza del burgués es incompatible con la comodidad y la libertad de los trabajadores, porque dicha riqueza excesiva está, y puede solamente estar, construida sobre el robo y la esclavitud de los trabajadores? ¿Entiende que, por esta misma razón, la prosperidad y la dignidad de las masas trabajadoras exigen inevitablemente la abolición completa de la burguesía? Sin embargo, ¿usted también comprende que ningún trabajador aislado, no importa cuan inteligente y enérgico él sea, puede luchar con éxito contra las fuerzas excelentemente bien organizadas de la burguesía, cuya ofensiva es mantenida, principalmente, por la organización del estado -todos los estados-?
M. Bakunin. La política del Consejo

1.A. Presentación

Alternativa Libertaria es una organización política revolucionaria de carácter anarco-comunista insertada en la corriente especifista del anarquismo social. Es decir, reconocemos la experiencia que viene desde Bakunin y la alianza internacional por la democracia socialista, Dielo Troudá y la plataforma organizacional de los comunistas libertarios y el manifiesto Comunista Libertario de George Fontenis.

Como organización buscamos mediante un programa la revolución social, sin embargo, comprendemos que estamos lejos de que la clase trabajadora de ese salto hacia su emancipación. En consecuencia, mediante un análisis de la sociedad y nuestra inserción buscamos abrirnos espacios en los cuales los proletarios se desenvuelven para volver a posicionar al anarquismo en donde debe estar, la lucha de clases. Comprendemos también que la emancipación será obra de los trabajadores mismos, en este sentido, es que avanzamos en conjunto con el pueblo hacia su liberación.

Primeramente debemos dejar en claro como entendemos a la organización. Comprendemos que en la actualidad el anarquismo necesita volver a ser una herramienta de los explotados en su lucha por la liberación, en este sentido es que vemos en el comunismo libertario una forma, un método y una teoría que se perfecciona día a día, que tiene finalidades claras para la emancipación proletaria, desde esta perspectiva es que nos organizamos. En razón de lo anterior es que vemos la necesidad de una organización específicamente anarquista, puesto que el contexto a nivel mundial (en lo que a conciencia del proletariado se refiere) es variado.

En Chile, las luchas de la clase trabajadora comienzan a resurgir, en consecuencia, una organización de anarquistas debe comenzar a dar respuestas a las interrogantes que desde los trabajadores nacen.

Apostamos por un polo político libertario fuerte, ya que la necesidad del actual contexto lo requiere, es decir, reconocemos que los anarco-comunistas estamos en una situación en la cual la principal necesidad del momento pasa por una construcción política con lineamientos desde el comunismo libertario, de esta manera dar algunas soluciones (a corto, mediano y largo plazo) al pueblo en su conjunto, tal como lo dijo el compañero Fontenis “Como el anarquismo es una doctrina social, se hace conocido gracias a un conjunto de análisis y proposiciones que exponen propósitos y tareas, en otras palabras, a través de un programa. Y es éste programa el cual constituye la plataforma común a todos los militantes en la organización anarquista. Sin ésta plataforma, la única cooperación que podría haber estaría basada en deseos sentimentales, vagos y confusos, y no habría una real unidad de perspectivas". (Fontenis, 1953). En esta dirección es que creemos necesario la construcción de un programa anarco comunista para comenzar a combatir al Estado y al capital.

Entendemos la organización política anarquista como una herramienta para la clase trabajadora, puesto que nuestro fin es la emancipación de la clase explotada. Asimismo apuntamos a la construcción política de los comunistas libertarios, y que esta sirva como complemento de la organización de masas, para que esta tenga fines genuinamente revolucionarios. Tal como lo entendía Bakunin que en los tiempos de la primera internacional postuló lo siguiente “La Alianza es el complemento necesario de la Internacional. Pero la Internacional y la Alianza, pese a dirigirse hacia el mismo objetivo final, tienen al mismo tiempo objetos distintos. La una tiene por misión reunir las masas obreras, los millones de trabajadores, a través de las fronteras de todos los Estados en un único cuerpo inmenso y compacto; la otra, la Alianza, tiene por misión el dar a estas masas una dirección realmente revolucionaria. Los programas de la una y de la otra, sin ser opuestos en absoluto, son distintos por el grado mismo de su desarrollo respectivo. El de la Internacional solamente si se toma en serio contiene en germen, pero solamente en germen, todo el programa de la Alianza. El programa de la Alianza es la explicación última del de la Internacional.” En este sentido es que comprendemos a la organización como una forma en la cual la lucha de los trabajadores tenga un sustento ideológico hacia la liberación, es decir, en que la organización de los anarcos comunistas sirva de método y “guía” (en términos fontesianos) de las masas.

En conclusión, como organización apuntamos a que el anarquismo se vuelva una verdadera opción de masas, en este sentido es que creemos que la única forma en la cual podamos construir verdaderamente desde el pueblo y con el pueblo es mediante la creación de un programa, que no sale desde la cabeza de los militantes de la organización, sino que desde la experiencia concreta que nos entrega la lucha de clases. De este modo la inserción es fundamental, puesto que sin esta la organización pierde todo sentido, dejando de lado la realidad que viven los proletarios. Por otro lado también creemos que la organización debe ser sustento ideológico para las masas, es decir, que en esta encuentren las respuestas y la direccionalidad realmente revolucionaria hacia los avances y conquistas que realicen los obreros. Sin embargo para que la clase proletaria tenga avances cualitativos en la lucha de clases los anarco-comunistas, debemos tener en cuenta “que el programa anarquista, no puede ser creado por un grupúsculo para luego imponerse a las masas. Es lo opuesto lo que debe ocurrir: el programa de la vanguardia revolucionaria, de la minoría activa, puede tan sólo ser expresión- concisa y poderosa, clara tan consciente como simple- de los deseos de las masas explotadas llamadas a hacer la Revolución. En otras palabras: la clase antes que el partido". (Fontenis). En estas concisas palabras se expresa un punto fundamental el cual es que la construcción política libertaria no puede hacerse por fuera de la clase, sino este pierde todo sentido.

Por último, recalcar que como organización apuntamos hacia la construcción de poder popular. Entendido este como un poder de la clase explotada, que debemos construir en los distintos espacios en los cual nos encontremos insertos y desarrollar este método para que la clase trabajadora pueda emanciparse. Así también, comprendemos que la revolución no llegará de la noche a la mañana, en razón de esto es que la organización política de los anarco-comunistas se vuelve fundamental, de la misma manera el programa de esta, ya que sin este la clase trabajadora no tomará como opción el anarquismo para organizarse y luchar.

1.B. Puntos bases de Alternativa Libertaria

Clasismo

El clasismo es un concepto que nos hace comprender que no existe una única humanidad, sino que dentro de la sociedad existen clases. Dentro de ellas se encuentra el proletariado (trabajadores del campo y la ciudad que deben vender su fuerza de trabajo, que se les extrae plusvalía, que representan a las masas de trabajadores) y la burguesía (dueños de los medios productivos, dueños del poder político y económico, que no deben vender su fuerza de trabajo para sobrevivir) que poseen intereses antagónicos (lucha de clases).

El clasismo es posicionarse con los proletarios, ya que los únicos capaces de acabar con el capitalismo son los obreros, no por mero deseo, sino que por las condiciones materiales de existencia.

El capitalismo necesita de las clases sociales, necesita de la clase proletaria para existir como tal, ya que es esta es la que trabaja, la que genera plusvalía y la que vive en carne propia la explotación, es decir, los pilares fundamentales del modo de producción anteriormente nombrado, en consecuencia, es la clase históricamente explotada la encargada de acabar con este.

En la actualidad las fuerzas productivas y las relaciones de producción hacen de la clase proletaria la encargada y única fuerza capaz de acabar con el sistema de explotación, puesto que la paralización de las labores productivas dejarían de generar ganancias para una minoría que vive del trabajo ajeno.

El clasismo no es una posición mesiánica, ni fetichista, es una posición revolucionaria que posee fundamentos políticos, es decir, mediante la objetividad de la lucha de clases, su existencia, la división de la humanidad en dos bandos genera una necesidad y una posición que dotada de historicidad, de fundamentos políticos hacen que los proletarios sean revolucionarios por excelencia, ya que sin estos el capitalismo no funciona, no puede existir.

Igualdad de género

El capitalismo ha creado históricamente diferencias y desigualdades, la humanidad está dividida en clases sociales, sin embargo, esta no es la única diferencia que generó el modo de producción. También creo el patriarcado, que engendra las diferencias entre hombres y mujeres. Cabe recalcar que nada de lo que pasa en la sociedad está por fuera de la lucha de clases (el patriarcado no es la excepción.) En otras palabras, no creemos que la desigualdad de género debamos comprenderla como un hecho cultural, sino que como algo íntegro de la lucha de clases.

Las diferencias de género no pueden ser vistas como que el hombre puede ir a algunos lugares y las mujeres no, la ropa que usan, el voto etc. – Este último es una demanda histórica del feminismo burgués- a lo que nos referimos es que existen diferencias marcadas tanto en los ingresos (salarios) como también el poder encontrar trabajo, además una mujer de la clase proletaria no sufre la misma opresión que la mujer de la clase privilegiada.

La legislación laboral para las mujeres de la clase explotada es nula. Las compañeras de clase son las más perjudicadas por el trabajo alienado del capital. La división sexual del trabajo ha sido una barrera para que las mujeres puedan acceder a salarios dignos.

El machismo no es un concepto cultural, la mujer de las clases laboriosas es explotada y oprimida, en consecuencia, como anarco-comunistas debemos denunciar al sistema patriarcal, que es una arista más del capitalismo para explotar.

Decimos que es un problema de clases –el feminismo- porque creemos fielmente que las mujeres de la clase trabajadora sufren de manera más cruda el machismo, puesto que este es consecuencia del capitalismo, que tiene sus orígenes en el derecho a herencia, donde el que recibía esta era el hombre, dejando en un segundo plano a las mujeres. En consecuencia, el machismo es un problema de clases, es la lucha de clases la que explota a la mujer trabajadora y que a la vez la oprime.

Federalismo

El federalismo es fundamental para concretar nuestra organización, ya que nos oponemos a todo tipo de centralismo, en esta dirección es que como anarquistas apostamos por la libertad colectiva (que da paso a la individual). En consecuencia, creemos que la organización se funda en el libre acuerdo de los militantes, en este sentido es que la disciplina revolucionaria debe ser patente. Esta forma organizativa va en una dirección libertaria de entender la relación de los militantes para con la organización, en palabras de Fontenis “En oposición al centralismo, que es la sumisión ciega de las masas al centro, el federalismo permite tanto la centralización necesaria, como permite la decisión autónoma de cada miembro y su control sobre el todo. Sólo involucra a los participantes en lo que les es común.” Asimismo el federalismo es un concepto basal para el anarquismo, de este modo es que la construcción de la organización anarquista debe tener este concepto claro, ya que este nos diferencia con organizaciones de carácter marxista-leninista, puesto que este es la oposición al centralismo democrático profesado por ellos.

Disciplina revolucionaria

Para una organización la disciplina del militante es fundamental, para nosotros es un punto basal. Entendemos la disciplina como el libre acuerdo adoptado por los militantes para con la organización, entender que el compromiso que se tomó debe ser cumplido a cabalidad, que existe una responsabilidad con los compañeros y también con la misma organización. Este es un punto central, un militante es a la vez parte íntegra de la organización y a la vez la organización es también la representación de los militantes. En palabras de Makhno “Es por lo que yo hablo de una organización libertaria apoyada sobre el principio de una disciplina fraternal. Una organización así, conduce al acuerdo indispensable de todas las fuerzas vivas del anarquismo revolucionario y le ayudará a ocupar su lugar en la lucha del Trabajo contra el Capital.” Sin esta principio fundamental dentro de una organización que se proponga un cambio revolucionario en la sociedad, no se podrá avanzar de forma concreta, puesto que las propuestas prácticas como teóricas quedarían en el aire por el incumplimiento, es momento de avanzar en esta materia y comprender que la emancipación de los proletarios no es algo que podamos dejar en el aire.

2.- Sobre la organización, la necesidad del programa, caracterización del sujeto revolucionario y la construcción de un polo político libertario.

El programa debe ser determinado por el estudio, la prueba y la tradición de lo que constantemente es buscado por las masas. Así, en el trabajo del programa debe prevalecer un cierto empirismo, uno que rehuya del dogmatismo y que no sea un sustituto a un plan trazado por un pequeño grupo de revolucionarios, y que se demuestre en el pensamiento y accionar de las masas. En este sentido, cuando el programa haya sido trabajado y conocido por las masas, puede sólo aumentar su conciencia. Finalmente, el programa definido de esta manera, puede ser modificado como análisis de la situación y las tendencias en los progresos de las masas, y puede ser reformulado en términos más claros y precisos.

Es en este sentido en que el programa no es un conjunto de aspectos secundarios que agrupan (o frecuentemente, que no dividen) a gente que piensa semejante, sino que es un corpus de análisis y propuestas que es sólo adoptado por quienes creen en él y deciden difundir éste trabajo y transformarlo en realidad.

George Fontenis, Manifiesto Comunista Libertario

En Chile el anarco-comunismo ha vivido muchas divisiones, de las cuales se ha sacado mucho provecho (Tal es el caso de la Región Metropolitana), sin embargo, en otras latitudes este proceso ha sido más bien lento (Como es el caso de la Región de Valparaíso, de la cual formamos parte). Pero que sea lento no quiere decir torpe ni poco fructífero.

La dispersión entre compañeros ha generado con mayor fuerza la necesidad de la construcción programática, ya que como bien recalcan los compañeros de la Línea Anarco-Comunista de Argentina “Sin programa no puede existir praxis revolucionaria que lleve a la revolución social, dejando todas las acciones de los militantes a la merced del espontaneismo, que aniquila la política. El programa revolucionario debe guiar a los cuadros anarquistas en la construcción de poder obrero.” De esta forma la necesidad de un andar juntos entre las organizaciones se vuelve fundamental, para dar un salto cualitativo hacia la construcción de un polo político libertario. Entendemos que este proceso es muchas veces lento, pero urge la creación de un programa anarco-comunista que esté al alcance de toda la militancia.

Por otro lado, la necesidad del programa es también una muestra de lo necesario que es un salto cualitativo de la militancia libertaria. Para la construcción programática se vuelve fundamental la inserción de los militantes, puesto que el anarquismo que profesamos (materialista) no permite que unos pocos alejados de la lucha de clases se sienten a crear un programa que guie a las masas hacia una construcción que es ajena, sino que desde la misma lucha entre explotados y explotadores es que el programa toma forma, puesto que no es una construcción de los libertarios sino que de la clase trabajadora en su conjunto, es decir, en los espacios en donde estemos insertos nos darán la verdadera herramienta para que los proletarios logren hacer la revolución social.

Desde otra perspectiva un programa revolucionario no tiene razón de ser sin un sujeto revolucionario, que para nosotros es la clase trabajadora. Esto no por un mero fetichismo, no por ideas abstractas e idealistas, sino por las condiciones materiales de la lucha de clases. Sabemos que la lucha de clases reposa sobre intereses antagónicos de dos clases sociales (proletariado y burguesía). Las características históricas del proletariado le dan su condición de revolucionaria, en otras palabras: “su potencial revolucionario consiste en que, por su situación histórica, tiene la posibilidad -entiéndase bien: posibilidad- de una modo de producción (de vida) diferente, lo que va más allá de una pura nueva economía.” (Gabriel Rivas) Debido a que la contradicción principal del sistema capitalista es el trabajo Vs Capital, las personas que se ven obligadas a vender su fuerza de trabajo a la clase dominante quien es poseedora de los medios de producción son los únicos que por su situación real y material pueden hacer la revolución, ya que el cambio al que ellos aspiran es intrínsecamente con fines socialistas, puesto que la igualdad y la libertad, no se puede dar sin la emancipación de la clase, en otras palabras “la clase que es explotada, alienada, gobernada y defraudada, el proletariado- tomado en el amplio sentido y compuesto tanto por la clase obrera propiamente tal (compuesta por trabajadores manuales que tienen cierta psicología común, una cierta forma de ser y de pensar) y otros asalariados, tales como trabajadores de escritorio; o expuesto de otro modo, la masa de individuos cuya única función en la producción y en el orden político es recibir órdenes y verse despojados de todo control- sólo ésta clase puede derrocar al poder y a la explotación, dada su posición económica y social. Sólo los productores pueden implementar el control obrero y ¿qué sería la revolución , sino el paso del control a todos los productores?. La clase proletaria es, por consiguiente, la clase revolucionaria por sobre todas (…)” (Fontenis, 1953).

El proletariado es la única clase que nos llevará al comunismo libertario, puesto que si bien existen otros sectores oprimidos dentro del sistema capitalista y sociedad burguesa no entran en la contradicción principal del capital y el trabajo. Sin embargo, esto no quiere decir que no apoyemos las luchas feministas, indigenistas, entre otras. Sino que situamos a la clase trabajadora como generadora del cambio social, por las razones expuestas anteriormente, su condición (opresión y explotación) la hacen ser las primeras implicadas en la contradicción principal, buscamos el triunfo del trabajo por sobre el capital, es decir, una sociedad compuesta de trabajadores. Los proletarios al vencer liberan a toda la humanidad de las clases sociales, como dijo Bakunin “Comprender que, desde que el proletariado, el trabajador manual, el peón, es el representante histórico del primero y del último esclavo sobre la tierra, su emancipación es la emancipación de todo el mundo, su triunfo es el triunfo final de la humanidad; y que, en consecuencia, la organización del poder del proletariado de todos los países por la Internacional y la guerra que ella promueve contra todas las clases explotadoras y dominantes no puede tener por objeto la constitución de un nuevo privilegio, de un nuevo monopolio, de una clase o de una dominación nuevas, o de un nuevo Estado, sino el establecimiento de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad de todos los seres humanos, sobre las ruinas de todos los privilegios, de todas las clases, de todas las explotaciones, de todas las dominaciones; en una palabra, de todos los Estados.” (Bakunin).

Volviendo al punto anterior, el programa, es de suma importancia, puesto que para avanzar en la construcción política y la direccionalidad revolucionaria se vuelve fundamental, ya que en los frentes de trabajo de una organización anarco-comunista debemos tener propuestas concretas de como avanzar y planear desde las organizaciones (de tendencia o de masas) la nueva sociedad, pero avanzando paso a paso, en este sentido un programa debe contener propuestas que vayan pasando gradualmente a transformaciones de fondo a la vez que vamos sumando a la clase trabajadora a engrosar las filas revolucionarias aportando tanto a la construcción del programa, cosa que sea lo más presiso posible para la construcción revolucionaria.

El programa nos ayuda a clarificar la situación de la lucha de clases, sus condiciones, asi mismo proponer las soluciones más urgentes que viven los explotados, evaluar diferentes avances y tener proposiciones de corto, mediano y largo plazo, es decir, a construir de manera concreta los cimientos de la nueva sociedad.

Conocer la lucha de clases, implica tener claro nuestro sujeto revolucionario, en qué fase se encuentra esta, realizar un susinto análisis a nivel político, social y económico, saber como avanza el capitalismo (tanto a nivel nacional e internacional), es decir, esclarecer bien donde nos estamos moviendo.

Esto nos entrega claridad de con quienes podemos avanzar, es decir, saber con quienes podemos construir, y ademas mostrar con quien definitivamente nos enfrentamos, en otras palabras, tener una radiografía de la lucha de clases. También nos sirve para identificar los procesos que vive el proletariado a nivel nacional y a nivel mundial, asimismo a lo que nos estamos enfrentando. En palabras de José Antonio Gutiérrez Dantón “Ciertamente, esta aproximación programática requiere pasar de las consignas a las propuestas; y requiere pasar de la crítica de la realidad, al estudio crítico de la realidad. Si el anarquismo quiere alcanzar la mayoría de edad como movimiento político, no podemos contentarnos con fórmulas fáciles ni con la ausencia de propuestas que reina en nuestros círculos.”

Por otro lado el programa debe ser entendido como una formula en la cual el anarquismo da un salto cualitativo en palabras de José Antonio Gutiérrez “Este programa nos orienta en la acción y nos entrega propuestas claras con las cuales podemos convertir el anarquismo de una 'linda idea que es impracticable' en una alternativa clara al presente de opresión y explotación. Los programas revolucionarios no deben ser tomados como las tablas de Moisés, sino que deben ser re-evaluados, actualizados o modificados constantemente. El programa debe conservar, en todo momento, su relevancia, actualidad y ante todo, debe tener un cable a tierra mediante una práctica colectiva y definida.” En consecuencia también es fundamental la actualización de este para que no quede en lo viejo, donde los problemas han cambiado. ( la situación del proletariado y de la lucha de clases también)

El programa debe ser el vector que nos guie en el trabajo entre organizaciones compañeras, puesto que este tiene implicancias en lo social, en la inserción, en consecuencia es en el trabajo concreto en el cual esperamos encontrarnos con las organizaciones libertarias y desde ahí construir en conjunto codo a codo avanzando hacia la revolución social, es decir, consideramos fundamental que los programas de las diferentes organizaciones tengan una confluencia en el trabajo concreto, como organización buscamos un encuentro de los programas entre compañeros.

La confluencia entre organizaciones debe darse en ese ámbito, en el de masa o comenzar a hacer trabajo en conjunto con las organizaciones de tendencia, creemos primeramente que estas organizaciones son espacios en los cuales podemos realizar avances programáticos de las diferentes organicas dando pasos hacia una construcción política conjunta, es decir, hacia un avance cualitativo de la política libertaria.

En la actualidad la confluencia programática es fundamental, puesto que las muestras de que el programa esta funcionando es en el espacio de masas. La unión programática es esencial, ya que de esta forma logramos dar paso firme en la lucha de clases, es decir, desde nuestra posición avanzamos construyendo la revolución social y hermanando organizaciones.

Por otro lado comprendemos la relación de la organización política con la de masas de total indepedencia entendiendo que son espacios distintos. Sin embargo son, a la vez, complementarias, ya que la orgánica política crece y tiene su razón de ser en esta relación dialéctica. Asimismo “¿Qué otro uso podría tener una organización revolucionaria? Su propia existencia atestigua su carácter guiador, orientador. La pregunta real es cómo se comprende este rol, qué significado le damos a la palabra 'guía'.” (Fontenis, 1953). Esta guía la entendemos como ideológica, ya que la construcción política que buscamos es para dar respuestas a las interrogantes, tener propuestas claras para comenzar a dar una direccionalidad revolucionaria al movimiento popular, puesto que la lucha de clases es también una lucha ideológica. En razón de lo anterior es que “dicha orientación no puede ser ejercida de manera externa a las organizaciones de la clase. Las propuestas del partido no pueden ser impuestas sino que deben ser asumidas por las masas. Esta influencia se logrará mediante la presencia activa y coordinada de los militantes anarquistas. El ejemplo práctico de los miembros del partido entre la base obrera será el vehículo para llevar adelante la influencia sobre la clase, y así disputaremos la orientación de estas organizaciones, incorporando cada vez a más trabajadores en la vida de la organización, sus decisiones y la ejecución de sus acuerdos. Este accionar es fundamental para lograr una orientación real entre las masas”. (El gaita, la necesidad del partido anarquista)

Desde otro punto de vista, necesitamos recalcar que la organización no es una tutela de la clase trabajadora, ni de las organizaciones de masa, sino que es un orientador, de las luchas de los proletarios, siempre respetando y entendiendo que el programa de la organización es creado desde las masas y no desde un círculo político. Hecha esta aclaración es que la organización política es un catalizador de las experiencias de los obreros para generar una orientación que sea expresada por la organización, es decir, que desde las mismas aspiraciones de los explotados se generan estas directrices que no son más que las aspiraciones de las masas. En palabras de Fontenis y el Manifiesto Comunista Libertario “Lo que se debe hacer claro, es que la organización revolucionaria no constituye un poder sobre las masas. Su rol como guía debe ser entendido como el de un cuerpo para expresar y formular una orientación ideológica, tanto organizacional como táctica -una orientación especificada, elaborada y adaptada en la base de las experiencias y deseos de las masas. En este sentido, las directrices de la organización no son órdenes externas, más bien son expresiones reflejas de de las aspiraciones generales del pueblo. La función directiva de la organización revolucionaria no puede ser en ningún modo, coercitiva, por tanto sólo puede revelarse en su intento de que sus ideas sean compartidas exitosamente, por su entrega al conjunto del pueblo de un conocimiento cabal de sus principios teóricos y las líneas centrales de sus tácticas.”

Sin embargo, todo lo expuesto anteriormente pasa también por la construcción de un nucleo político libertario, puesto que se vuelve neceasrio a nivel programático y organizativo este norte, cuya función es desarrollar el programa anarco-comunista, en otras palabras “Debe (…) fomentar el desarrollo del programa anarquista en los distintos espacios de trabajo, tanto a nivel particular en cada frente (lo que podemos llamar programa particular) como a nivel de coordinación y construcción de un programa total para la revolución (lo que podemos llamar programa integral). Sin embargo, para nada debe pensarse como un partido que tiene de antemano el programa y los cuadros militantes. Por el contrario, su rol es de aportar a la formación de cuadros de la clase y del anarquismo, lo cual sólo puede darse en los frentes de masas. De allí que su rol es ser una herramienta de las tendencias, y no a la inversa.” (Línea Anarco Comunista)

Esto es fundamental, la organización de tendencia dentro del anarquismo juega un rol fundamental, para la construcción programática, para el desarrollo del anarco comunismo como doctrina. Esto es clave cuando se trabaja en unos frentes, sin embargo, se debe tener cierta “inteligencia” política.

Para finalizar, lo expuesto anteriormente es parte íntegra de nuestra organización, es decir, son sustentos ideológicos para nuestro accionar, sabemos que existe la necesidad de un programa para los militantes anarco-comunistas, creemos que se necesita de un polo político libertario y su construcción, sabemos que el sujeto revolucionario por excelencia es la clase trabajadora. Como Alternativa Libertaria esperamos aportar con este texto al debate de las tareas del anarco-comunismo, a estudiar la situación actual de este en las diferentes latitudes, y también esperamos que con este humilde aporte se esclarezcan algunas cosas para los compañeros que comienzan a militar.