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Carta abierta al gobierno uruguayo por el retiro de las tropas de Haití

category américa central / caribe | imperialismo / guerra | non-anarchist press author Thursday February 09, 2012 21:34author by Henry Boisrolin - CDH-A Report this post to the editors

Estimados Sres/as:

Como es bien sabido, el 20 de julio de 2011 ha ocurrido en Haití un hecho que afectó la dignidad no sólo de un joven haitiano (violado por integrantes uruguayos de las fuerzas de ocupación) sino también la de todo el pueblo. A raíz de ello, la participación de tropas uruguayas en la MISIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA ESTABILIZACIÓN DE HAITÍ (MINUSTAH), resultó cuestionada aún más en varios sectores de la sociedad uruguaya.

En Haití, donde estas fuerzas de ocupación nunca fueron aceptadas por el pueblo, lo ocurrido contribuyó al aumento de masivas protestas exigiendo el retiro inmediato de la MINUSTAH. Y en distinta medida también eso ocurrió en su propio país, pues, afortunadamente, hace ya bastante tiempo que existe allí una amplia variedad de organizaciones con un gran respaldo popular que se han expresado de distintas maneras en contra de la ocupación de Haití.

La MINUSTAH reprime sólo a pobres, a trabajadores explotados, a hambrientos, que protestan reclamando justicia, respeto y libertad.

Se equivocan quienes dicen que “son irresponsables los que piden el retiro de las tropas de Haití, pues el duvalierismo anda rondando todavía por ahí”. Atento a la realidad política haitiana, estas palabras son indescifrables, incomprensibles e incoherentes. Pues, como todos lo sabemos, la MINUSTAH fue impuesta en Haití en junio de 2004 en virtud de una Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU (la 1542). Desde aquella fecha hasta el 16 de enero de 2011 (fecha del retorno del dictador Jean-Claude Duvalier), la suma aritmética da 6 (seis) años y 7 (siete) meses (?) Y la MINUSTAH jamás desarmó a los tontons macoutes (la milicia creada por el régimen dictatorial de la familia Duvalier), a los paramilitares del FRAPH (Frente para el Avance y el Progreso de Haití) que provocaron más de 5.000 muertos durante los 3 (tres) años que duró el primer golpe de Estado en contra del presidente Aristide (1991-1994), a los golpistas, a los grandes narcotraficantes, la MINUSTAH solamente ha reprimido, perseguido, asesinado a dirigentes populares, militantes sociales, gente del pueblo luchando por sus derechos. Habría que preguntarle a la MINUSTAH: ¿qué se hizo durante todo ese tiempo para evitar a Haití tal tragedia?

Por otra parte, la crisis desatada en setiembre de 2011 por el video mostrando a soldados uruguayos abusando a un joven haitiano en Port-Salut, alcanzó un nivel inusitado.

La ocupación militar del territorio haitiano por parte de los países imperialistas, fue servilmente avalada luego por Naciones Unidas, y acompañada de manera injustificable por tropas de países latinoamericanos. Más injustificable aún cuando se trata de gobiernos como el que ahora hay en Uruguay, que devienen de las luchas sociales en nuestro continente contra esos mismos atropellos imperialistas y militaristas.

Esa ocupación militar redobla aún más la injusticia al impedir que sea el pueblo haitiano el que juzgue y condene los atropellos en su contra, como el derecho que tiene por ejemplo el pueblo uruguayo a juzgar y condenar a los que cometan violaciones en su territorio, también si son extranjeros.

La ONU ha conculcado este derecho a los haitianos. A cambio, supuestamente, los países como Uruguay que participan en esta ominosa ocupación, se han comprometido de palabra a juzgar esos crímenes contra el pueblo haitiano, si son cometidos por el personal militar que han enviado a ocupar nuestra tierra.

Las expresiones del gobierno uruguayo en el pasado mes de julio reafirmaron ese compromiso de palabra.

Eso fue lo que determinó al presidente José Mújica a enviar una Carta presentando sus disculpas al presidente haitiano Michel Joseph Martelly, como así también a la familia del joven Jhonny Jean y al pueblo haitiano. Gesto que fue bien recibido, a pesar de todo, por una amplia mayoría en Haití, sobre todo cuando en dicha Misiva el presidente Mújica había prometido una investigación profunda y castigo ejemplar para los culpables. En efecto, los efectivos involucrados fueron repatriados y encarcelados.

Sin embargo, en enero del presente año la prensa uruguaya informó que los abusadores han sido liberados. El argumento para justificar este hecho sostiene que, al no poder conseguirse la declaración del joven, no se puede proseguir con el proceso judicial. Así, la promesa de castigo ejemplar planteada por la máxima autoridad del poder Ejecutivo uruguayo, se esfumó. Una vez más, desgraciadamente, la historia se repite y nos demuestra que se sigue humillando y engañando al pueblo haitiano.

Es fácil comprender que las excusas formales o de dificultades instrumentales que puedan haber no liberan al Estado uruguayo de su responsabilidad ante estos hechos.

¿Por qué ocurre esto? La respuesta es sencilla. Es la misma que permite comprender la decisión de participar en la MINUSTAH.

En el caso que nos concierne, lo ocurrido ha de enmarcarse en el régimen de ocupación de un país (Haití) desde 2004 por la MINUSTAH. Un país, cuyo pueblo siempre luchó desde la época colonial-esclavista para alcanzar una existencia con dignidad. La propia lucha victoriosa antiesclavista y anticolonial emprendida desde 1791 hasta 1804 por los descendientes de africanos, como ustedes saben, sigue siendo un hito no sólo para los mal llamados “negros” en la jerga colonialista sino para toda la humanidad. Y es, justamente, este pueblo que la MINUSTAH -con la participación de militares uruguayos a cargo del actual gobierno- ha decidido violar su soberanía y su derecho a la autodeterminación.

Es por todas esas razones, Sres. y Sras. Miembros del Gobierno uruguayo, que vengo solicitar el retiro de sus tropas de mi país, de esta MINUSTAH que ha hecho tanto daño que no he tomado la paciencia de enumerar detalles porque sé que ustedes los conocen tanto como yo. De esta MINUSTAH presa de una mentalidad tan servil, donde la forma oculta el fondo. Por último es necesario recalcar que el pueblo haitiano no necesita de la lástima de nadie, sino simplemente respeto a su dignidad.

A la espera de una respuesta suya, saludo a Uds. de manera distinguida y respetuosa.

Henry Boisrolin
Coordinador del Comité Democrático Haitiano en Argentina

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