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Un programa para el Anarco-Comunismo: Del reagrupamiento a la construcción partidaria

category argentina/uruguay/paraguay | movimiento anarquista | opinión / análisis author Friday September 23, 2011 03:08author by Línea Anarco Comunistaauthor email linea.anarcocomunista at gmail dot com Report this post to the editors

Siempre que el anarquismo ha buscado ser una alternativa política para las masas oprimidas y explotadas, se planteo el tema de la organización. Para quienes nos nucleamos en la Línea Anarco Comunista, la tarea del movimiento, a la luz del estado actual del desarrollo de la lucha de clases y de nuestra influencia es hoy en día la de pensar en torno a los conceptos de partido y programa. El Programa para el Anarco-Comunismo es el esbozo de lo que entendemos como dichas tareas, elaborado sobre la base de la lectura y la práctica militante en la cual nos hallamos insertos.

Hablando en términos amplios, el movimiento anarco-comunista actual de nuestra región, como repercusión de diferentes líneas del ámbito internacional, se encuentra en un punto de inflexión enmarcado en el debate entre diferentes líneas de construcción. La Línea Anarco Comunista plantea una construcción sobre la base de la unión programática del anarco-comunismo bajo una entrega y un compromiso mayor con la militancia, considerando que el proyecto de vida de sus militantes debe estar sujeto al proyecto de la organización. En esta corriente se tiene la perspectiva de abocarse a una militancia anarquista de lucha de clases desde una construcción a futuro de un partido de cuadros entendido este como una organización política en la cual sus militantes tienen un alto grado de inserción/influencia en la lucha de clases y puede aplicar el programa revolucionario de su organización, producto de la sistematización de las experiencias de lucha y organización de la clase obrera. Así, un cuadro se define como un militante cuya inserción social lo coloca como punto fuerte en la lucha de clases, pudiendo dinamizar un espacio de masas acorde a su línea programática. El objetivo de la organización anarco-comunista es definir un norte estratégico unitario y abocar toda la militancia en esa dirección.
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Un programa para el Anarco-Comunismo: Del reagrupamiento a la construcción partidaria – LAC

“El partido sintetiza todas nuestras aspiraciones ideológicas y políticas, y define consecuentemente las mejores tareas y herramientas para concretarlas. Esto significa que el conocimiento cabal y el manejo activo de la línea político-ideológica partidaria y los métodos y propuestas de acción del PL, harán de cada uno de nosotros un miembro, un cuadro, un militante que sirva a la revolución.
Pero esta concepción del partido y de su línea político-ideológica no justifica el dogmatismo, ya que los anarquistas no somos idealistas y el absoluto para nosotros no existe. La corrección de nuestras ideas habrá de garantizar la práctica y la amplitud de su formulación y de su crítica. El desarrollo de la línea partidaria sólo lo comprendemos en este último sentido: el del conocimiento por medio de la práctica activa y creciente. El partido conoce y aprende a través de la acción de sus militantes, y cada uno de ellos se constituye en efectivo integrante de un cuadro a partir del desarrollo de la organización en su conjunto. El PL es una organización de cuadros, en tanto cada uno de sus militantes se dispone a adquirir en la práctica política experiencias concretas, a través de las cuales sintetiza por su análisis y estudio permanente nuevos conocimientos que van configurando la línea partidaria. Es decir, que el desarrollo del PL y de sus cuadros estará signado por la correcta comprensión y aplicación materialista y dialéctica de su línea político-ideológica, que se profundizará a través de la práctica y su síntesis teórica.
En conclusión, nuestra organización se define como un partido de cuadros a partir de una correcta relación entre su práctica y teoría revolucionaria, y el desarrollo alcanzado en estos términos se constituye en garantía de una aplicación correcta de la línea revolucionaria y libertaria.”


Resistencia Libertaria, Febrero de 1977
Documento n°3 Partido Libertario

La miseria del sistema Capitalista

No es ninguna novedad para la mayoría de las personas que la sociedad actual se halla plagada de miseria y sufrimiento. Sin embargo, sólo un puñado de individuos en el mundo son capaces de comprender y tomar posición sobre cuales son las causas profundas de esta cuestión. La mayoría de la población, y sobre todo la enorme mayoría de las masas explotadas y oprimidas sigue sumida en el mar de la ignorancia, sin poder siquiera poder buscar saber la razón de su propio sufrimiento. Todos los días miles de trabajadores son explotados durante agotantes jornadas por un mísero salario mientras los empresarios se llenan los bolsillos con dinero. Miles de mujeres son prostituidas como esclavas por un mercado perverso que genera enormes ganancias para unos pocos. Miles de niños mueren de hambre en la total miseria sin siquiera haber aprendido a hablar. Y así, la lista de las injusticias que este sistema genera sigue, y cada día es sufrida por el pueblo trabajador.

Las bases del sistema Capitalista

De forma sencilla podemos afirmar que el sistema capitalista se basa en la existencia de la propiedad privada, de la posesión de los medios de producción, del control de la producción y de la apropiación del excedente que se produce por parte de una minoría. Esto hace que podamos ver que existen dos clases sociales. Por un lado, la burguesía, propietaria de los medios de producción y por ende clase dominante (la minoría de la población mundial). Por otro lado, el proletariado, clase desposeída de los medios de producción, y por ende obligada a vender su fuerza de trabajo para vivir, siendo explotada y dominada (independientemente de si pueda hacerlo). Así, dentro del proletariado encontramos a los trabajadores asalariados activos, desocupados, jubilados, etc. (es decir, la enorme mayoría de la población mundial). De esta relación social surge la dominación y explotación en la que la mayoría tiene que trabajar para la minoría, que se apropia del excedente social y lo maneja a su antojo para obtener sus ganancias.

Al mismo tiempo, regimentando y garantizando la forma actual de la sociedad existe el Estado, como monopolio legítimo de la violencia por parte de una minoría. Éste representa y garantiza los intereses de la clase dominante, no sólo a través de la violencia física, sino también imponiendo una ideología que naturaliza las relaciones sociales imperantes, a través de instituciones concretas como la escuela, la cárcel, etc.

A su vez, se desarrollan otro tipo de opresiones, como la del hombre sobre la mujer, de los blancos sobre colectivos de otras étnicas, etc. Estas opresiones reflejan la estructura jerárquica de la sociedad y cruzan ambas clases sociales, aunque sin embargo golpean en mayor medida al proletariado, ya que sufre además la explotación económica por parte de la burguesía.

Es así que toda la miseria del sistema capitalista se basa en la explotación de una clase sobre otra, y diversas opresiones (estatales, patriarcales, étnicas, etc.), que potencian y son potenciadas por la sociedad clasista. Todo esto, desarrollado a nivel mundial.

El surgimiento de la ideología comunista

Sin embargo, esta relación social de opresión y explotación no es recibida pasivamente por parte del proletariado. Por el contrario, siempre que existe el poder, se desarrolla un contrapoder. Es así que, de diversas formas, las clases sociales tienen conflictos, en algunos casos pequeños (a través de una resistencia pasiva), y en otros agudos (en una revolución social en la cual los trabajadores quieren destruir la propiedad privada y el Estado). Estos conflictos son producto de los intereses históricos antagónicos por parte de ambas clases. Es así que se habla de la existencia objetiva de la lucha de clases.

A la par que se desarrollaba la miseria del sistema, en distintos momentos históricos los trabajadores fueron tomando conciencia y organizándose para poner un freno a la explotación y la opresión por parte del Estado y el Capital. Así, vieron que la existencia de dos clases antagónicas no era más que un producto histórico, y que no existía nada en la naturaleza humana que hiciera inevitable transformar el status quo actual. La agudización de esa lucha de clases surgió de forma prácticamente inevitable, porque donde existe el poder opresor siempre existirá la posibilidad de que exista una voz que se rebele y diga basta. Surgió así, de la lucha de las masas proletarias, una conciencia en la posibilidad de la revolución y la edificación de una sociedad diferente, basada en la destrucción de la propiedad privada, y la organización de una sociedad de productores libres e iguales que vivieran en solidaridad. Surgió así el ideario socialista.

Pero dentro del socialismo existieron, casi desde el comienzo, dos corrientes divergentes. Más allá de las similitudes en cuanto a la finalidad revolucionaria y socialista, las aguas se dividieron en quienes consideraban necesario en recurrir al Estado como monopolio legítimo de la violencia por parte de una minoría (en algunos casos el Estado burgués actual, en otros un nuevo Estado) para construir el socialismo en un periodo de transición entre la sociedad capitalista y el comunismo; y, por otro lado, quienes entendían que el Estado es un elemento de opresión esencial en la estructuración de la sociedad de clases, como eje y garante de la propiedad privada, y que por ende la construcción de la nueva sociedad debía realizarse a través de las organizaciones de masas de los trabajadores (y no de una minoría). Estos últimos se llamaron socialistas libertarios o anarquistas y buscaron orientar con sus medios y fines al conjunto del proletariado hacia su liberación como clase, sosteniendo la necesidad de una ruptura revolucionaria hacia el comunismo que no implique la toma del poder político estatal. Quienes escribimos este documento, reivindicamos esta última tradición, en su corriente clasista y comunista, en oposición a la vertiente del anarquismo individualista y humanista.

La clase trabajadora como el sujeto revolucionario

A partir de una lectura política y no meramente propagandística de los clásicos del anarco-comunismo, sumado a un análisis de las luchas obreras históricas y actuales, a la par de un estudio de cuáles son las formas posibles para proyectar una ruptura revolucionaria en nuestra región y en el mundo, llegamos a la conclusión de que la construcción del anarquismo revolucionario debe tener como centralidad a la clase obrera organizada teniendo en cuenta a la clase trabajadora como el sujeto revolucionario por excelencia en el proceso de construcción de una sociedad de libres e iguales, no por una consideración preferencial o principista, sino a través de un análisis táctico y estratégico con los pies puestos en los tiempos que corren.

El movimiento obrero argentino supo ser fuerte a fines del siglo XIX y principios del XX guiado por las ideas del comunismo anárquico, y ya entrada la década del ´20 también por el sindicalismo revolucionario. Vio nacer sus organizaciones sindicales en una perspectiva de revolución social y búsqueda de la unidad de la clase trabajadora. La misma Unión Sindical Argentina y la contemporánea Confederación General de los Trabajadores se fundaron bajo la influencia del clasismo, la lucha económica contra la burguesía y la lucha contra la represión estatal.

La posterior cooptación de los dirigentes sindicales y el surgimiento de una capa burocrática sobre los trabajadores durante el peronismo no pudo evitar que a fines del ´50 y principios de los ´60 la base productiva del sistema capitalista vuelva a defender sus propios intereses en tanto pueblo trabajador desoyendo las directivas conciliadoras de la cúpula sindical. Fue el ascenso progresivo de esas luchas obreras lo que intentaron frenar las sucesivas dictaduras militares, en la que finalmente en la del ´76 se pudo frenar temporalmente. Sin embargo, nunca diezmado del todo, el movimiento obrero retomó el camino hacia la combatividad de clase, proceso que aún continúa en ascenso, incipiente y germinal desde la objetividad pero sin descanso.

La estructura sindical argentina posee la ventaja de tener representación (legítima, a medias o no) ya desde los puestos de trabajo mediante los delegados por sección, cuerpos de delegados y comisiones internas, una unidad de dirección mayoritaria en la CGT y desdoblada en la CTA que permite la construcción de una fortaleza de clase distinta a la de la fragmentación gremial vigente en otros países. A su vez, detenta una trayectoria de lucha y organización formidable en comparación con otras a pesar del lente peronista que busca ponérsele delante.

Sin desmerecer otro tipo de experiencias anarquistas que toman como eje de su construcción a movimientos de desocupados, que buscan interpelar a los “sectores oprimidos” de la sociedad en general, o a un amplio espectro de “múltiples sujetos” como sujetos revolucionarios, nuestro clasismo se identifica con el de los clásicos del anarco-comunismo: la sociedad está dividida en dos clases (trabajadores y burgueses) y tomamos partido por una de ellas, los explotados y oprimidos. Si bien debemos considerar a los movimientos de desocupados como parte de la clase trabajadora, las experiencias de construcción que se han llevado adelante en ese ámbito carecen de una perspectiva clasista, ya que construyen dentro de la clase pero sin buscar que esta tomé consciencia para sí.

Sin dejar de contemplar los claroscuros de la sociedad en la que vivimos, la realidad es tajante. Existen quienes tienen que trabajar y quienes viven del trabajo ajeno. Es la clase productora la que tiene la capacidad potencial de liberarse así misma, dado que si ésta no produce los medios esenciales para la vida no existe vida posible. La lucha es contra el Capitalismo que explota a los trabajadores y trabajadoras y contra el Estado que garantiza la opresión. Es en este marco que debemos considerar de vital importancia la construcción de “poder obrero” como la capacidad real de la clase trabajadora de imponer su propio programa de liberación a la clase explotadora. Es un poder que se construye en la organización autónoma y horizontal desde la base productiva de la sociedad.

Es una realidad que las herramientas que construyó la clase trabajadora para combatir a los explotadores y al estado opresor hoy están cooptadas por el enemigo y puestas a su servicio. Sin embargo, la tarea es reconquistarlas desde la lucha en su base, para que dejen de funcionar como dique de contención y pasen a ser herramientas de lucha anticapitalista. Esto significa la recuperación de los sindicatos por parte de la clase trabajadora para volver a imprimirle el carácter combativo y clasista con el que fueron creados, mediante la construcción y el ejercicio del poder obrero. Creemos que es el sindicato quien puede desarrollar y dinamizar la capacidad real necesaria para que los trabajadores tomen el poder de los medios de producción y administrarlos bajo el federalismo en una sociedad de productores libres e iguales. El objetivo finalista de la revolución social de carácter libertario podrá ser posible en tanto lo realicemos los trabajadores y trabajadoras utilizando las herramientas más indicadas para hacerlo: el sindicato como parte fundamental y dinamizadora de un frente revolucionario de oprimidos y explotados que encare el desarrollo de una ruptura revolucionaria. En su estadío actual, la lucha gremial es capaz de generar paulatinamente la toma de conciencia clasista, oponiéndose inicialmente al patrón que explota a la clase trabajadora y paralelamente al Estado que la oprime para garantizar la explotación.

A su vez entendemos que en el proceso de ruptura revolucionaria los trabajadores nos dotaremos de nuevos organismos de clase, que superarán a la organización sindical surgida en el marco del capitalismo. Esta nueva forma de organización surgirá del desarrollo y agudización de la lucha de clases, como ya lo ha demostrado la historia. Comités de fábrica, soviets, consejos obreros, etc. son la prueba de la capacidad de la clase obrera de construir las herramientas de una sociedad comunista.

El desarrollo de la Línea Anarco Comunista

Siempre que el anarquismo ha buscado ser una alternativa política para las masas oprimidas y explotadas, se planteo el tema de la organización. Para quienes nos nucleamos en la Línea Anarco Comunista, la tarea del movimiento, a la luz del estado actual del desarrollo de la lucha de clases y de nuestra influencia es hoy en día la de pensar en torno a los conceptos de partido y programa. El Programa para el Anarco-Comunismo es el esbozo de lo que entendemos como dichas tareas, elaborado sobre la base de la lectura y la práctica militante en la cual nos hallamos insertos.

Hablando en términos amplios, el movimiento anarco-comunista actual de nuestra región, como repercusión de diferentes líneas del ámbito internacional, se encuentra en un punto de inflexión enmarcado en el debate entre diferentes líneas de construcción. La Línea Anarco Comunista plantea una construcción sobre la base de la unión programática del anarco-comunismo bajo una entrega y un compromiso mayor con la militancia, considerando que el proyecto de vida de sus militantes debe estar sujeto al proyecto de la organización. En esta corriente se tiene la perspectiva de abocarse a una militancia anarquista de lucha de clases desde una construcción a futuro de un partido de cuadros entendido este como una organización política en la cual sus militantes tienen un alto grado de inserción/influencia en la lucha de clases y puede aplicar el programa revolucionario de su organización, producto de la sistematización de las experiencias de lucha y organización de la clase obrera. Así, un cuadro se define como un militante cuya inserción social lo coloca como punto fuerte en la lucha de clases, pudiendo dinamizar un espacio de masas acorde a su línea programática. El objetivo de la organización anarco-comunista es definir un norte estratégico unitario y abocar toda la militancia en esa dirección.

Vemos esta línea como una continuidad de la corriente nacida con la Alianza de la Democracia Socialista que desarrollaba su militancia en la Asociación Internacional de los Trabajadores, la cual fue reivindicada después del fracaso de los anarquistas en la revolución rusa por el grupo de exiliados Dielo Truda en la “Plataforma Organizativa para una Unión General de Anarquistas”, años más tarde en el “Manifiesto de los Comunistas Libertarios” de George Fontenis a mediados del siglo XX y más cercana temporal y territorialmente en la experiencia del anarquismo organizado en Argentina, que tiene sus referentes en la Línea Anarco Comunista (LAC) de quien tomamos el nombre, y Resistencia Libertaria (RL), expresada en documentos como el “Partido Libertario” a fines de los años 70´.

Esta tradición anarco comunista se basa en una serie de supuestos que consideramos indispensables para la militancia revolucionaria de los anarquistas. En primer lugar, el clasismo, al entender que la sociedad se encuentra dividida en dos clases sociales (burguesía y proletariado), enfrentadas por intereses históricos y estructurales antagónicos, y diendo el segundo el sujeto revolucionario que rompa con el Capitalismo. En segundo lugar, la instauración del comunismo como finalidad revolucionaria, basado en la posesión colectiva de los medios de producción y en la máxima histórica de “a cada quien según su necesidad y de cada cual según su capacidad”. En tercer lugar, el sindicalismo como principal herramienta de lucha de las masas trabajadoras frente a la explotación y opresión del Estado y el Capital, y por ende como su principal eje de inserción en la clase obrera. En cuarto lugar, el desarrollo de un programa revolucionario desde el seno de la lucha de clases y que guíe su accionar hasta la revolución social. En quinto lugar, la necesidad de la construcción de una organización política específica de los anarquistas (un Partido Anarquista de Cuadros, ver nota 1) , que busque tener inserción en la lucha de clases, y desarrolle dicho programa para orientar a la clase trabajadora en su búsqueda de emancipación revolucionaria, basada en las premisas de la unidad teórica, estratégica, la responsabilidad y disciplina colectiva, y el federalismo. Por último, una concepción materialista de la realidad que entienda que el anarquismo, su Partido, y su programa revolucionario no surge de la mente de un genio, sino de una agudización de la lucha de clases en el seno de la sociedad capitalista.

Ahora bien, como entendemos que el Partido y el Programa se construyen (y no se decretan), siendo el reflejo del desarrollo y la agudización de la lucha de clases y nuestra influencia en ella, la LAC no se considera a sí misma como un Partido que tiene un Programa cerrado (lo que no sería más que una concepción idealista). Por el contrario, como su nombre lo indica, la Línea Anarco Comunista se plantea como un núcleo político del anarquismo, que buscará contribuir y orientar al movimiento anarquista hacia la construcción del Partido de Cuadros y de su Programa revolucionario, organizándose en dicho proceso bajo las premisas anarco comunistas. A diferencia de una organización política común, El Partido de Cuadros como lo entendemos debe ser una alternativa real que oriente a las masas y no otra secta autoproclamada. A su vez, debe anclarse en un territorio determinado y no en tal o cual establecimiento productivo. El Partido es una organización político revolucionaria que reune los militantes más avanzados de la lucha de clases en tanto cuadros que militan un programa político sobre la base de una unidad teórica, estratégica, responsabilidad colectiva, y el federalismo, y que pueden orientar a las masas hacia el camino de la revolución social.

La necesidad de superar la etapa de reagrupamiento de los anarquistas

En nuestra región, luego de que la última dictadura militar barriera con la incipiente experiencia de anarquismo militante de corte anarco comunista como lo fueron RL y LAC, el movimiento quedó sin una base práctica acumulada sobre la cuál reconstruirse. Por tal motivo algunas organizaciones recurrieron a un “periodo de reagrupamiento de los anarquistas” meramente desde lo ideológico, en el cual se sumaban al mismo colectivo compañeros con un perfil, compromiso y perspectivas sumamente heterogéneos.

Más allá de si esta etapa fue la correcta o no, consideramos que todo reagrupamiento finaliza cuando sus militantes adquieren una acumulación de desarrollo político, práctico y teórico tal que les permite encuadrarse exitosamente en los diferentes frentes y obtener de ellos la experiencia que hace posible un salto cualitativo para pensar con programáticamente la militancia bajo la unidad teórica, táctica y estratégica del anaco-comunismo. Por nuestra parte, creemos que hay que dar por terminada una etapa de reagrupamiento de los anarquistas para comenzar a volcar nuestros esfuerzos militantes en la construcción partidaria del anarco-comunismo a nivel regional e internacional y dar un salto cualitativo en tal sentido. Hablamos de finalizar el reagrupamiento en cuanto a etapa y como objetivo en sí mismo ya que es posible que las necesidades puntuales de un ámbito particular requieran tomar una estructura más amplia de tipo tendencia. Sin embargo esta posibilidad debe siempre estar solapada con perspectivas de salto cualitativo.

El salto de reagrupamiento al de la construcción de tipo partidaria no puede darse sino en base a discusiones políticas de carácter programático y sobre la base de una real militancia y un real conocimiento de las fuerzas que actúan en la lucha de clases actual. Debemos reconocer que el haber llevado adelante una experiencia de militancia anarquista de reagrupamiento ha rendido frutos, brindando diferentes instancias de formación teórica y práctica poniendo a prueba a cada uno de los militantes como experiencia en la cual se puede adquirir el crecimiento y la madurez política que el movimiento necesita.

Es en la etapa del reagrupamiento que hemos logrado realizar y avanzar en el análisis de las fuerzas que actúan en la lucha de clases en la actualidad para dilucidar cuál debe ser el posicionamiento del anarquismo dentro de la coyuntura nacional e internacional y la consiguiente designación de recursos militantes con un norte claro de hacia dónde apuntar para acrecentar la influencia. De estas consideraciones, se desprende la necesidad de formar teórica y prácticamente a los militantes del anarquismo organizado como cuadros, para poner en pié la organización partidaria de los anarquistas.

El papel de los anarco-comunistas

Entendemos que el papel del anarco-comunismo en la construcción revolucionaria de la clase trabajadora debe ser en primera instancia desarrollado desde la construcción de un Partido Anarco-Comunista. La tarea es enorme y existen muchos obstáculos para superar, pero no resulta imposible si lo pensamos como un proceso de largo aliento.

Las condiciones actuales de los anarquistas organizados ameritan comenzar a discutir y delinear una construcción que permita tener incidencia real en la lucha de clases, con unidad teórica, táctica-estratégica y responsabilidad colectiva. Es a través de sus cuadros insertos en el seno de la clase obrera organizada que se podrá movilizar en un futuro a las masas trabajadoras mediante la democracia y acción directas y el federalismo, con un fin clasista, libertario y revolucionario.

El papel del Partido no debe ser el de una nueva y autoproclamada vanguardia, ya que la punta de lanza de la revolución serán las experiencias clasistas y combativas de la clase trabajadora. La función del partido debe ser imprimir en los trabajadores los principios y métodos de acción para no dar un paso atrás en la construcción revolucionaria, evitando desviaciones burocratizantes y autoritarias, a la vez que debe ser dinamizador del proceso de toma de conciencia de los trabajadores y trabajadoras como clase explotada y oprimida. Sabemos que los anarquistas no harán la revolución socialista-libertaria por si solos, sino que esta la haremos los trabajadores y las trabajadoras en la determinación conciente de liberarnos del yugo explotador por nuestra propia cuenta.

Creemos que los medios y fines del Partido Anarquista deben ser por demás consecuentes. Es decir que tanto la estructura organizativa que se dé, así como los métodos de acción y las organizaciones populares que se construyan y recuperen para la causa, en el camino deben estar fundidos en la matriz de la horizontalidad, el apoyo mutuo y el federalismo, puesto que son los pilares de la sociedad comunista libertaria del mañana. Mediante el libre acuerdo y la toma de decisiones colectiva y asamblearia es posible construir una organización que evite el centralismo democrático y burocrático mediante la aplicación de herramientas federalistas. La disciplina revolucionaria y la responsabilidad colectiva, así como la estructura federalista, aplicadas a la interna del Partido Anarquista, tornan inútiles los métodos de coerción, la competencia militante, la burocratización y la estructura jerárquica que adoptan los partidos políticos autoritarios con la excusa de evitar la desorganización, sumado a que no se puede militar por la construcción de valores libertarios desde una organización ideológico-práctica que no los aplique en la militancia y no los represente en su estructura.

La construcción del Partido Anarco-Comunista

Es imposible pensar que un congreso que reúna la militancia anarco-comunista y especifista actual pueda culminar inmediatamente en una estructura partidaria a nivel regional, o si lo hace, carecerá de una base sólida que permita llevar adelante una militancia programática integral. Las tareas a desarrollar son varias antes del surgimiento de dicha estructura. Es por tal razón que no estamos en condiciones de reconocernos el Partido sino que creemos que hay que construirlo desde el movimiento anarco-comunista.

A nivel político-ideológico, es necesario realizar un proceso de discusión permanente a la interna del movimiento anarquista, que permita ir consolidando canales de comunicación, estructuras de coordinación, toma de acuerdos y trabajo conjunto para ir construyendo un programa integral que abarque las fuerzas anarco-comunistas de la región, que vaya más allá del hecho de juntarse sólo por ser anarquistas y tener objetivos comunes a largo plazo. Por el contrario la necesidad es unificar bajo un programa a las fuerzas del anarquismo organizado con la proyección de incidir en la lucha de clases a todos los niveles y en el corto, mediano y largo plazo.

Hoy día estamos en una etapa de necesidad de inserción estratégica en los gremios y de formación de cuadros anarquistas para ganar referencialidad en la clase obrera organizada, el desarrollo de política de masas y la construcción de canales de comunicación y discusión programática.

Es a partir del proceso de relacionamiento fructífero y canalización de la discusión política en un foro de coordinación y debate permanente que se podrá ir consolidando una estructura sólida que permita estar a la altura de encarar una táctica y estrategia revolucionaria a nivel regional e internacional.

El núcleo político del anarco-comunismo

Proyectando ser una organización que supere el mero reagrupamiento anarquista desde lo ideológico, vemos la necesidad de construcción para la militancia de un Núcleo Político del Anarco-Comunismo, con las perspectivas de construir el Partido de Cuadros a largo plazo que logre unificar al Anarquismo Organizado bajo un mismo eje programático mediante la unidad teórico-política y la responsabilidad colectiva.

Creemos que la tarea de la etapa es constituir un núcleo político de militancia que nutra la perspectiva programática del futuro Partido, llevando adelante los principios organizativos que lo constituirán. A su vez, las tareas de dicho núcleo son, mediante una logística de ubicación y construcción, fomentar la construcción de otros núcleos para abarcar los puntos estratégicos que permitan tener una incidencia real en la lucha de clases, formar cuadros militantes ubicados estratégicamente, crear canales de discusión política y coordinación programática del movimiento anarquista, producción teórica y de materiales de discusión, y el desarrollo de tendencias anarquistas en diferentes espacios de militancia además del sindical.

El rol de las tendencias libertarias

En el proceso de construcción del Partido de Cuadros, el anarquismo debe dotarse de las herramientas más eficaces para realizar una política acorde a sus principios revolucionarios: una política de masas. Si decimos que la Organización debe contener los militantes que acuerden plenamente con el programa revolucionario, estos mismos, de cara a la construcción en los espacios de base, deberán construir y militar en espacios intermedios (en terminos de acuerdos) entre su organización y las masas. Estas tendencias permiten nuclear a todos los compañeros y compañeras que comparten acuerdos como para militar en un mismo frente de masas, sin tener la obligación de compartir acuerdos, y perspectivas de militancia en otros frentes.

Las tendencias libertarias (sindicales, estudiantiles, feministas, juventudes, etc.) son elementos centrales en la construcción del Anarquismo Organizado. Estas tendencias deberán tener acuerdos políticos profundos, pero acorde a las necesidades y problemáticas de su ámbito y focalizados principalmente hacia éstas, ya que es en las tendencias dónde se desarrolla su propio programa de militancia. El rol del núcleo político será aportar al desarrollo de las tendencias, así como lograr que los programas particulares confluyan en el programa integral del anarco comunismo.

Las tendencias son fundamentales no sólo para cuando exista el Partido en los hechos, sino que son totalmente indispensables para encarar el proceso de su conformación y dotar a las organizaciones anarquistas, que avancen en su confluencia, una participación activa en la lucha de clases con herramientas eficientes.

La estrategia revolucionaria integral

Si pensamos en un Partido de Cuadros que aporte al proceso de ruptura revolucionaria de la sociedad estatal-capitalista hacia la sociedad comunista libertaria, es necesario que el plan táctico-estratégico que se tracen las fuerzas anarquistas organizadas sea de visión integral. Por esta razón, los núcleos políticos del anarco-comunismo deben comenzar a construir esos elementos estratégicos desde ahora.

Concientes de que no será absolutamente lineal y automática la recuperación de los sindicatos, la creación de un frente revolucionario de oprimidos, la toma de los medios de producción y la ruptura revolucionaria, es necesario que a la hora de trazar un programa, se analicen diversos enfoques y flancos que permitan alcanzar el objetivo finalista.

En esa estrategia integral es necesario valorar elementos de construcción que son necesarios para la construcción de poder obrero y la toma de conciencia más allá de lo que concierne a la militancia sindical. Entre esos elementos encontramos los siguientes, como principales para impulsar desde ahora a través de las tendencias y desde el futuro Partido.

- La lucha por la educación al servicio de la clase trabajadora y la organización militante de estudiantes como apoyatura clasista y libertaria a la construcción revolucionaria.
- La organización de los hijos de trabajadores y trabajadoras y futuros trabajadores y trabajadoras en proceso de formación como juventudes anarco comunistas.
- La organización feminista de las trabajadoras que se encargue de incorporar la problemática de género en la lucha clasista y la construcción revolucionaria, una reivindicación que debe estar vigente en el proceso ya que el sistema estatal-capitalista y el patriarcal van de la mano y la destrucción de ambos debe ser en simultáneo.
- La organización y la reinserción laboral de trabajadores y trabajadoras desocupados/as, no como movimiento permanente y marginal, sino como parte del proletariado parada temporalmente que necesita contención económica y reinserción laboral.
- La reconstrucción de los lazos horizontales de solidaridad perdidos por los valores burgueses que atraviesan transversalmente las relaciones sociales, mediante locales barriales, encuentros de discusión sobre problemáticas sociales actuales, etc.
- La creación de una corriente de opinión favorable en la sociedad, mediante la propaganda y la militancia como ejemplo, en la que se considere la organización y la lucha anti-estatal, anti-capitalista y feminista como alternativa real para arrancar reformas necesarias a la clase dominante, en el camino de la construcción de valores propios de una sociedad de libres e iguales.
- La referencialidad de cuadros intelectuales al servicio de la formación obrera y difusores del programa revolucionario del anarco-comunismo.

La necesidad de construcción del programa

La Organización anarquista reposa sobre un programa revolucionario. El programa se conforma de 3 elementos indisolubles: una caracterización de dónde estamos (coyuntura dentro de una etapa del Capitalismo), a donde queremos llegar (propuesta del Comunismo anárquico), y todos los pasos intermedios sobre como ir desde el ahora hasta la finalidad del mañana. Una estrategia que lleva desde la crítica del Capitalismo hasta la ruptura revolucionaria y la instauración de la sociedad Comunista anárquica.

El programa surge de las luchas contra la sociedad estructurada capitalista y de las relaciones entre ideología y práctica que desarrollan los miembros de la organización. Se deduce de lo anterior que la Organización Anarquista sólo puede surgir de la inserción de sus cuadros en el seno de la lucha de clases.

Sin programa no puede existir práxis revolucionaria que lleve a la revolución social, dejando todas las acciones de los militantes a la merced del espontaneismo, que aniquila la política. El programa revolucionario debe guiar a los cuadros anarquistas en la construcción del poder obrero, principal objetivo del Partido para canalizar la lucha de los trabajadores hacia la ruptura revolucionaria socialista y libertaria.

Entendemos que la construcción del Partido de Cuadros es un proceso que debemos comenzar a transitar. El programa no saldrá de la mente brillante de un grupo de intelectuales, sino que al contrario, tal como planteó George Fontenis en el “Manifiesto Comunista Libertario”: “El programa debe ser determinado por el estudio, la prueba y la tradición de lo que constantemente es buscado por las masas”. Por ende, sólo podremos conocer realmente las necesidades de las masas obreras cuando estemos insertos en la lucha de clases, es decir, cuando tengamos una participación e influencia real en las luchas concretas de los trabajadores frente al Estado y el Capital.

Sólo a través del conocimiento de las reivindicaciones de la clase y de cómo llevarlas adelante, conocimiento que se adquiere en la lucha del día a día, vamos a poder comenzar a discutir la construcción del programa. El camino que debemos recorrer debe ir de la teoría abstracta con la que contamos, a la praxis, y de esta misma a la creación de una nueva teoría revolucionaria. Es por ello que en abstracto no podemos proponer cómo construir el programa. Sólo caminando se aprende a caminar, sólo luchando junto a nuestros compañeros de clase se construye el programa de la clase.


Notas

1. Para profundizar al respecto de esto recomendamos leer de Dielo Trouda la “Plataforma Organizacional de los Comunistas Libertarios”, “Manifiesto Comunista Libertario” de Georges Fontenis, “Partido Libertario” de Resistencia Libertaria y por último los Programa y Estatutos de la Alianza de la Democracia Socialista

Related Link: http://www.lac-arg.org
author by curiosopublication date Tue Sep 27, 2011 10:37author address author phone Report this post to the editors

Me parece muy interesante el planteamiento de ustedes en linea con lo que se viene trabajando desde el movimiento anarcocomunista lanitoamericano, pero cual es el origen de su organización? vienen de OSL o de RL o de donde? saludos!

author by Chileno - Línea Anarco Comunistapublication date Wed Sep 28, 2011 04:39author address author phone Report this post to the editors

No sé si es "correcto" decir que nuestra organización viene de alguna otra. Eso sí, es innegable que gran parte de la maduración política que nos lleva a tener los planteos que tenemos y la convicción de que las que planteamos son las tareas para esta etapa, vienen de otras experiencias. Esta es la experiencia de la Red Libertaria, organización de la cual viene una buena parte de los compañeros que militamos hoy en la Línea Anarco Comunista. Estos compañeros rompieron con ese espacio antes de formar este núcleo luego de intentar dar una serie de discusiones que hacen a lo que hoy es nuestra organización. Sin embargo, terminan rompiendo por desacuerdos políticos y prácticos (en términos de cómo entender la militancia). Por otro lado, habemos compañeros que no venimos de esa experiencia orgánica, y que nos sumamos a este núcleo político luego de dar una serie de discusiones tanto políticas como prácticas, en el seno de nuestra militancia en el Frente de Estudiantes Libertarios, por ejemplo.

Un saludo fraternal

author by Indigo - Anarchistpublication date Tue Oct 11, 2011 07:47author address author phone Report this post to the editors

¿Cómo pueden tomar como referente a Resistencia Libertaria, cuando sus acciones fueron totalmente exageradas por el señor Trujillo? Yo mismo lo contacté para que me brindara más información, y me trató de agente de derecha.

Pregunta: "...No obstante, la razón por la que lo contacté, y qué es lo que más me interesa que me responda, por favor, es ¿Por qué se dejó pasar tanto tiempo desde el fin de RL hasta la noticia de su existencia, más de veinte años después? ¿Por qué no se habló antes al sobre el tema?

Creo que el material a disposición es suficiente para exponer parte de la historia, pero no así las dudas que han surgido con posterioridad.

Apreciaría mucho su respuesta a mi interrogante y desde ya, le agradezco mucho por su tiempo."

Respuesta de Trujillo: "No tengo una respuesta armada. No soy el único sobreviviente, hay decenas de sobrevivientes que podrían haberlo escrito. Muchos de ellos son testimoniantes en muchas causas judiciales contra militares del proceso. ¿por qué no lo escribí yo antes? porque estaba escribiendo otras cosas. Gente de una revista que sabía bastante del tema me lo encargó y entonces me decidí a escribirlo. En cualquier caso, como me sentía demasiado involucrado personalmente, elegí escribirlo con la colaboración de Verónica. Respecto a la reticencia que decís manifestaban los involucrados, debo recordarte que haber pasado por la experiencia traumática de un campo de concentración no te habilita justamente para ser muy comunicativo, y menos aun por mail. La gente que prolifera miserablemente poniendo en duda los testimonios de esa época se sabe bien a qué intereses inconfesables responde, y me tiene totalmente sin cuidado. Tambien hay una agrupación de FAMUS, otra de Memoria Completa en la que revista una tal Pando, que anda sacando cuentas acerca de la cifra final de desaparecidos. Hay mucha gente que trabaja aún hoy para los milicos dentro y fuera de los medios de comunicación masiva. No es ni siquiera sorprendente."

No pongo en duda la existencia de tal organización, lo que sí es cuestionable en el tipo de prominencia que se le ha dado, cuando al mismo Trujillo se le hace difícil fundamentar semejantes exageraciones en su libro.

author by anarco-comunistapublication date Wed Oct 12, 2011 20:23author address author phone Report this post to the editors

Me parece que la respuesta de Trujillo es perfectamente razonable, no le veo el problema, deja bien claro por qué tardaron tanto en escribir y por qué tardará aún más tiempo en más cosas salir a la luz y otras quizás nunca saldrán a la luz, son situaciones limite. No deberías tomarte a lo personal un juicio que no te dirige personalmente. Tiene razón que hay intereses inconfesables tras el revisionismo histórico de esa decada negra.

Si el libro de Trujillo es bueno o malo creo que no es algo de mayor importancia. Es un testimonio necesario y quizás vendrán otros mejores a futuro, esperemos que así sea. ¿Por qué tomar como referencia a RL? Porque en sus escritos entrega una visión del anarquismo que resulta útil para el presente. Porque fueron una experiencia humilde pero mucho más real y significativa que lo demás que logró construir el anarquismo argentino en las últimas cuatro décadas.

author by Indigo - Anarchistpublication date Thu Oct 13, 2011 03:52author address author phone Report this post to the editors

Creo que cada uno puede sacar sus propias conclusiones. En cuanto a la respuesta de Trujillo, fue una de tantas - todas evasivas. Teniendo en cuenta que me encontraba realizando una investigación, no vi ni veo nada razonable en sus respuestas.

De más está decir que sus recolecciones sobre RL resultan una mixtura de ideologías que se alejan del ideal anarquista y lindan con otras corrientes ideológicas de izquierda. El hecho de no dar datos precisos, y de que solo sea él la fuente de información, hace que todo caiga en una nebulosa de misterio. No aporta nada a la historia, ni su libro ni sus entrevistas; sólo intenta crearse un aura de importancia alegando haber formado parte de un grupo, del cual a su vez, se exagera su propia existencia.

Convengamos que las ideas anarquistas quedaron bastante atrofiadas luego de la década del '30, y más aún con la aparición de Perón.

Quisiera saber cuál fue la resistencia de lucha armada que aparentemente realizó RL. No quiero así subestimar el compromiso de otras personas, desaparecidas, de las que se tiene información sobre sus actividades, como los hermanos Tello. Pero de ahí a que RL fuese un grupo de 'cuadros' y demás cosas, me parece una exageración.

Es una pena que las cosas queden así, que se tome por verdad y certeza algo envuelto en un manto de misterio y de dudas. Mucho peor, que haya traspasado el ámbito nacional y se haya extendido a través de entrevistas al ámbito internacional y que los compañeros de afuera, sin más conocimentos, lo tomen como cierto, o al menos no indaguen ni ahoden al respecto.

No se trata aquí de quién fue más anarquista que quién (como se puede entrever en algunos escritos y cruces de palabras de compañeros como Amanecer Fiorito con la Sra.Tello), sino más bien, cuál fue el verdadero aporte anarquista de este grupo, y sustentarlo con evidencia.

Debido a mi intriga pude contactarme con gente de Neuquén y Córdoba, y he recibido mucha información sobre varios grupos de compañeros que estuvieron en actividad hasta 1976. Luego, a partir de allí, todo queda estancado - por razones obvias. El aparato represor fue fulminante. No se trato de ninguna "oposición anarquista a la última dictadura militar argentina". En todo caso, si se quiere hablar de oposición, habría que referirse a las organizaciones guerrilleras que actuaron durante el proceso, de incongruente ideología peronista-revolucionaria.

A mi entender, y juzgando por las apreciaciones de Trujillo, tanto en su libro como en las entrevistas, Resistencia Libertaria (RL) no tuvo nada de 'resistencia' ni de 'libertaria'. ¿Por qué? Porque Trujillo no puede fundamentar sus afirmaciones, cayendo en la generalización sobre sus actividades. Además, esperar treinta años para hablar! Si han hablado y luchado tantos grupos de izquierda, con tantos juicios a represores, con tanta información sobre lo ocurrido durante la dictadura. ¿Cómo es que nadie lo dio a conocer antes? Por favor...!

Creo que no hace falta remitirse a la polémica nuevamente, pero bueno, para el que le interese:

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/96880....html

Y mucho más importante:
http://www.kaosenlared.net/noticia/reinventando-histori...taria

De todas formas, el presente que vivimos no es para nada agradable, y no podemos apoyarnos en un pasado 'supuesto' como lo es el de RL. ¿Qué posibilidades tiene el anarquismo en nuestra sociedad argentina, hoy? Una sociedad que apoya al gobierno, con una jueventud militante que apoya y adora al gobierno... siempre con la ideología retrógrada peronista.

¿Cómo actúa el anarquismo frente a estas deplorables condiciones ideológicas de la sociedad?

No lo considero en vano, y no reniego de los compañeros que siguen adelante en la lucha, día tras día, pero no creo que con afiches, banderas ni meras protestas se logre derribar a los de arriba, menos aún contra una maquinaria demagógica y populista, y mucho menos, contra la mismísima idiosincrasia argentina.

Pero por algo no estamos entre sus filas, porque llevamos ese mundo nuevo en nuestros corazones. Pero no nos dejemos engañar por oportunistas que quieran figurar en las páginas de la historia con delirios de importancia.

author by anarco-comunistapublication date Thu Oct 13, 2011 10:22author address author phone Report this post to the editors

A mi personalmente me parece la respuesta de Trujillo satisfactoria, quizás a tí no, pero cada cual saca sus conclusiones, lo que si es que me parece paranoico decir que te trató de agente de derecha cuando a las claras no fue así.

Puede que el libro de Trujillo sea malo, exagerado, deficiente. Pero él no es la única fuente de información de RL como tú afirmas. Está María Ester Tello y otro par de compas por ahí, así como varios documentos entre los que se incluyen ocho números de la revista Resistencia Libertaria, la cual ni siquiera fue consultada por Trujillo en su libro pero que ahí están. El aporte de RL no fueron sus actos de "resistencia armada" los cuales en todo caso habrian sido insignificantes. Su aporte son esos documentos que sobreviven y que entregan materiales para reflexionar lo libertario como lo demuestra LAC que reproduce uno de esos documentos y ni siquiera haces mención a él. http://www.anarkismo.net/article/20571

Supongamos que tienes razón y que no hubo una resistencia anarquista después de 1976 y que todo sea un chamullo que se inventó Trujillo. Eso entonces quita valor a lo escrito en ese documento que cito asi como en muchos otros? Para nada. Los argumentos se mantienen y son ellos los que hay que refutar y si hay gente a la cual le parece que aportan, genial, que los utilicen y me importa un rábano si los de RL pegaron un tiro o mil, o si Trujillo quiere figurar en la historia exagerando cosas o inventando otras. Nada afecta el aporte que tienen esos documentos.

Lamentable que optes por una polémica estéril y absurda que creo que a poca gente le importa aparte de los delirantes que mencionas de Libertad.

author by Indigo - Anarchistpublication date Thu Oct 13, 2011 12:06author address author phone Report this post to the editors

Estimado Anarco- Comunista:

Lamentable es que pienses que se trata de una polémica estéril el hecho de buscar la verdadera historia. Tampoco comparto el vilipendio gratuito a otros compañeros, sea cual fuera su pensamiento o pertenencia a tal o cual rama dentro del Anarquismo argentino o internacional.

Mi punto es que se toma a RL como resistencia libertaria a la dictadura, cosa que no fue así. Por lo demás, nadie critica su existencia, tan breve e insignificante como lo fue (como bien vos decís, está María Ester Tello, pero no sé cuál es ese "otro par de compas por ahí", y me atrevería a decir que tampoco vos lo sabés con exactitud) -- aunque sí se critica la importancia que se le adjudica.

Y dejando de lado la línea de pensamiento que tenga cada uno con respecto al Anarquismo en todas sus variantes, y dejando también de lado los puntos básicos en común (puesto que las diferencias yacen el ámbito organizativo), ¿qué eso de un "partido anarquista", de "toma de poder", de "programa revolucionario"? Creo que la mezcla de discursos sólo confunde a la gente a la que se pretende involucrar. El anarquismo no se construye con "partidos", ni con "programas", por más horizontales que se los quiera hacer. Y creo que esa estrategia o postura queda relegada a la indiferencia en estos tiempos donde pulula la demagogia en nuestro país. Y salvo contadas excepciones donde la estrategia de "partido", aunque sólo se haya hecho nominalmente, fue practicada pura y exclusivamente como táctica (y al no tener otra opción de involucrar y de llegar a las masas con las ideas anarquistas), la mera idea de un "partido anarquista" es simplemente una contradicción innecesaria y contraproducente. Un emblemático ejemplo de "partido" fue el de Ricardo Flores Magón en México, enfrentado a una dictadura vil y asesina, y cuya única forma de involucrar a la población, a qué prestara oídos a sus ideas, era refereirse a sus ideas con el epíteto de "partido" --- de otra forma, cómo él bien afirmó, nadie le hubiera escuchado, y el tan necesitado cambio no hubiera acontecido -- ese despertar del pueblo, las semillas de la Revolución Mexicana.

Pero dicha estrategia, en nuestros días, donde las ideas anarquistas tienen difusión, donde los medios para difundirlas abundan; dicha estrategia sería absurda e inocua, y sólo ayudaría a confundir nuestros ideales ante el ojo ajeno, cuando no es nuestro objetivo tomar el poder ni competir en la farsa parlamentarista y partidista.

De mi parte, no comparto la visión y práctica que este Partido Libertario ha de tener, mucho menos con "organización de cuadros revolucionarios" ni la "construcción del socialismo". Aunque puede llegar a entenderse en el contexto de ese tiempo, no se explica la mezcla de ideas ni el discurso ambivalente y contradictorio de RL.

Tampoco tengo la solución, ni mucho menos pretendo hacerlo. Creo efectivamente que el objetivo primordial, ante el salvajismo y el libertinaje reinante, es destruir al poder y a los representantes del mismo, a las instituciones de opresión y a sus lacayos. El cambio no está ni en las urnas, ni en las simples palabras.

Sin embargo, lo que no se tiene en cuenta jamás, y que considero un error táctico y fundamental, es relegar la idiosincrasia del pueblo. No estamos ni en el 1800, ni en 1919, ni los años 20, ni en la década del treinta ni en los 60 ni en los 70. Estamos en el siglo XXI, en el año 2011, y en la Argentina todavía reinan las ideas peronistas, a la vanguardia de toda una nueva generación de jóvenes militantes.

¿Cómo se contrarresta eso? Desde el Anarquismo, ¿cómo se resiste a ese declive intelectual e ideológico, no ya del pueblo (carne de cañón de cualquier ideología) sino de la juventud, que en lugar de organizarse y luchar de forma autónoma, fuera del control gubernamental, lo hace bajo su égida populista y demagógica?

¿Y en qué ayuda/ayudaría semejante emprendimiento intelectual y de base en la actual sociedad, como lo pudiera ser un Partido Libertario? Una sociedad donde los últimos vestigios del anarquismo quedaron aplastados hace 80 años, y donde recién ahora se comienza de nuevo, lentamente, a renacer de las cenizas - a pesar de tener líneas bastante limitadas y restringidas por programas, estatutos y demás delimitaciones de acción.

¿Cómo luchar contra los corrompidos y corruptos sindicatos, cómo involucrar al trabajador explotado, sometido por el miedo y presa de la trampa partidista o del silencio terminante?

author by anarco-comunistapublication date Thu Oct 13, 2011 17:49author address author phone Report this post to the editors

Tratar de delirantes a Libertad que se pasan la vida atacando a los demás de las maneras más viles (dudo que hagan otra cosa sino atacar a otros anarquistas) no es un vilipendio gratuito. Es lo que demuestran con su práctica y si se la pasan echando mierda al resto que no esperen flores. No tengo ningún respeto por quienes no respetan primero a los demás.

La discusión no es histórica sino política. Insisto que si RL eran 150 o 10, o si desaparecieron en 1976 o después o si hubo resistencia armada o no, es una discusión estéril porque la discusión real es de los conceptos políticos que se defienden y el tipo de anarquismo que se quiere construir. Allá debe ir al debate y me parece bien que ahora lleves el debate a ese carril.

Preguntas ¿Qué eso de un "partido anarquista", de "toma de poder", de "programa revolucionario"?

Un partido es una agrupación de gente que comparte una misma idea y linea política. Eso se define en los documentos de LAC por eso me parece una polémica absurda porque no discutes los argumentos que ellos dan, sino que estás discutiendo sin considerar lo que ellos dicen. Un programa es un conjunto de propuesta de acción para el cambio social. Toma del poder es algo que depende de quien lo use, pero que significaría arrebatar el poder a una clase para darlo a otra. Me parece irrisorio que digas que el anarquismo no se construye ni con partidos ni con programas cuando eso fue precisamente a lo que dedicaron sus esfuerzos los más grandes anarquistas de todos los tiempos, entre ellos Bakunin, Kropotkin y Malatesta. Estos últimos específicamente hablaban de elaborar un programa anarquista y de formar un partido anarquista y no decían por ello que había que concurrir a las urnas ni al parlamento y creo que LAC tampoco lo dice. Decir que un partido anarquista es una contradicción es ignorar la historia del anarquismo. Es algo así como decir que anarquismo y comunismo son términos contradictorios, seguro que ya habrás escuchado esto.

Puede ser que RL tenga un discurso ambivalente pero al final de cuentas todos somos hijos de nuestro tiempo, y en eso insiste el prólogo del libro de Trujillo que fue escrito por otro de esos que tuvieron contacto con RL que fue Rafael Spósito.

Destruir el poder, que dices es el objetivo del anarquismo, es un término tan nebuloso como tomarlo. ¿Qué es el poder? ¿un concepto vago o instituciones? ¿se destruye y con qué se reemplaza? ¿donde está la propuesta?

Las preguntas que haces son muy importantes ¿cómo se resiste a ese declive intelectual e ideológico, no ya del pueblo (carne de cañón de cualquier ideología) sino de la juventud, que en lugar de organizarse y luchar de forma autónoma, fuera del control gubernamental, lo hace bajo su égida populista y demagógica? Creo que por eso LAC se propone crear una organización sólida, con lineamientos claros que pueda atraer a esos jovenes a una alternativa concreta porque si algo quedó claro después de 2011 es que la pura espontaniedad no basta. ¿Como atraemos a esos jovenes sin organización, sin propuestas concretas, sin una vision alternativa?

¿Cómo luchar contra los corrompidos y corruptos sindicatos, cómo involucrar al trabajador explotado, sometido por el miedo y presa de la trampa partidista o del silencio terminante? Esa es una interrogante y me parece que a eso trata de dar respuesta LAC pero queda mucho por pensar y hacer.

author by Indigo - Anarchistpublication date Fri Oct 14, 2011 00:03author address author phone Report this post to the editors

Disculpame, pero el que comente un error garrafal en la comprensión de los autores anarquistas sos vos. He leído a Bakunin, a Kropotkin, a Proudhon, a Fabbri, y al querido Malatesta, entre tantos otros, y ninguno de ellos, mucho menos Malatesta, habla de la organización anarquista en un partido. Es más, criticó siempre el enfoque de Makhno y el plataformismo. Así que por favor no confundamos las cosas. (La excepción a esto es, como te comenté en mi anterior respuesta, la de Ricardo Flores Magón que, imposibilitado por la necesidad de dar a conocer e implementar las ideas anarquistas, se inclinó por agruparlas en un partido --- pero sólo porque las condiciones eran extremas, al enfrentarse con la vil dictadura de Porfirio Díaz).

El uso actual del mismo discurso que la política partidista sólo hará confundir a la gente —y esto es una crítica mínima—, hablando de programa, de partido, de cuadros, de tomar el poder.

Como te dije, no comparto el enfoque de RL, ni mucho menos el del plataformismo o especifismo, tendencia actual en los últimos grupos anarquistas que han surgido en los últimos años.

No obstante, no reniego de sus luchas, ni mucho menos. Pero no considero que ese sea el camino para relacionar a las masas, al pueblo. Menos en la Argentina; o mejor dicho, por el hecho de estar en Argentina.

Me decís que: “Insisto que si RL eran 150 ó 10, o si desaparecieron en 1976 o después o si hubo resistencia armada o no, es una discusión estéril” —más allá de las ideas o conceptos que tuvieron, la discusión a la que apunté en parte con mis preguntas a Trujillo, sí tenían que ver con la ‘fama’ que le adjudicó a RL y no lo consideré, ni lo considero ahora, una discusión "estéril". Porque tranquilamente podemos inventarnos un pasado ficticio, sin pruebas, salvo nuestro propio testimonio, y fabricarnos una actividad clandestina de resistencia que sólo nosotros conocemos. Es una pena que los compañeros no hayan indagado más, publicado más testimonios (que de seguro los hay, aparentemente).

Crearse una historia con miembros, o grupo de cuadros, hablar de lucha armada, de resistencia a la dictadura —es, no sólo exagerado, sino que queda como una vil mentira sino se lo fundamenta con HECHOS.

En cuanto a las ideas esbozadas por RL, o mejor aún, por otros grupos anteriores que sí lucharon y se movilizaron y tuvieron una existencia comprobable, está en uno tomarlas o dejarlas, analizarlas y aprender, o relegarlas al pasado o al período de lucha específico donde se las puso en práctica.

Mi insistencia con este tema se debe a que la mismísima existencia de RL está en duda, con las características dudosas y sin fundamento que le atribuye Trujillo, persona que hace pública la existencia de este grupo, al que supuestamente perteneció. Y es esa misma existencia dudosa la que se propagó en entrevistas a medios extranjeros, a compañeros extranjeros, como verdadera.

Y sí importa también si RL luchó después de 1976, porque se la hizo pública como una organización de resistencia a la última dictadura militar —con lo que se entiende que opuso resistencia armada la banda de salvajes que tomaron el poder en 1976. Y no es en vano ni estéril querer reivindicar la verdad, porque aquellos compañeros que jamás oyeron hablar de RL y leen el libro o las entrevistas, están más perdidos que si no los hubieran leído.

Y dejar de lado este punto, y abrazar unas ideas que no son del todo anarquistas y adoptarlas como tal, con el mismo discurso ambiguo, no creo que alcance los objetivos planeados.

El pueblo por sí solo jamás, jamás se ha emancipado de sus opresores, sólo los ha dejado cambiar de piel, de ideología, de rostro. No debe haber lugar para líderes, para fetiches populistas, y eso es algo a lo que el pueblo argentino es muy adepto, y por eso la lucha es extremadamente compleja. No se trata sólo de derribar un sistema, sino de modificar una característica inherente al pueblo.

El poder no es algo abstracto; tiene nombre y apellido, dirección y número de teléfono. Son personas concretas, que algunos suponen “inalcanzables”, y sus riquezas también “inalcanzables”. Pero no lo creo así. Sólo que no se ha propuesto llegar a ellos. Y no se reemplaza el poder, se lo destruye; o mejor dicho, se lo recupera. Ese poder delegado en las urnas, a los gobernantes, el poder del pueblo, de cada uno, para controlar sus propias vidas y asuntos. Creo que la lucha es una vía de dos carriles, paralelos, con el mismo objetivo, la destrucción de este sistema, un camino del hecho, de la violencia (porque sin violencia el sistema no caerá jamás), y otro didáctico, intelectual, ideológico (y no con el fetichismo del pasado, de las glorias pasadas del Anarquismo, sino con la implementación de una nueva corriente anarquista que abarque la intrasigencia de la lucha armada y de la propuesta ideológica, sin concesiones). No para la construcción de otro sistema, sino para que no haya ninguno más.

Pero, de nuevo, ¿Qué papel puede tener el Anarquismo, nuestro anarquismo, ante una sociedad enceguecida por el dilema partidista actual, por la adoración de figuras opresoras como Perón, por la ignorancia y el desinterés, por la corrupción y el facilismo? Creo que estas serían interrogantes más productivas y más debatibles, que la polémica de RL, lo acepto. No obstante, me mantengo firme en punto de vista, y no puedo aceptar algo por cierto, cuando lo que quedan son meras conjeturas y exageraciones.

Sería interesante la publicación de un informe, de un escrito que coloque a RL, con hechos fundamentados y comprobados, con evidencia y testimonios, en el lugar que le corresponda, y no que quede todo en el aire, entre un debate “estéril” para unos, “necesario” para otros; entre fuegos cruzados que nada aportan, en definitiva, al esclarecimiento del pensar y accionar de este grupo. Pero sería darle una importancia a un grupo que, por la falta misma de testimonios, de aportes concretos, no la amerita ---sin subestimar la existencia que pudo llegar a tener o la importancia como tal que sus miembros le dieron.

Pero bueno, si se quiere tomar por anarquista este tipo de ideas, allá ellos. Nadie es quien, mucho menos siendo anarquista, para decir qué debe o no de hacer cada uno. Pero que no se propaguen mentiras o exageraciones sin un debido fundamento, sin comprobar los hechos ----no con una fuente intocable y todopoderosa de sabiduría, sino con múltiples recolecciones y testimonios.

author by anarco-comunistapublication date Fri Oct 14, 2011 00:58author address author phone Report this post to the editors

Dices que ninguno de los autores anarquistas habla de la organización anarquista como partido, mucho menos el querido Malatesta. Pues bien, el querido Malatesta fundó el Partido Socialista Revolucionario Anárquico en 1891, defendió al anarquismo como partido en el congreso de Bolonia de 1921 donde nació la Unión anarquista de Italia, y siempre habló del partido anarquista, como lo puedes ver en el debate con Merlino sonre las elecciones el que es bien importante porque se refiere al anarquismo como un partido antiparlamentario http://www.kclibertaria.comyr.com/lpdf/l045.pdf Lee donde dice "Pero también esto, más que culpa de Merlino, lo es de la crisis prolongada que ha afligido a nuestro partido y del estado de reorganización todavía incipiente en el que nos encontramos." Esto no es excepcional porque siempre usa el término y termina su famoso libro la Anarquía invitando la lector a sumarse al Partido Socialista Anarquista. Fijate que la diferencia entre Malatesta y Makhno no es en torno al concepto de partido sino que al concepto de unidad tactica y disciplina, y aun asi Malatesta reconoce que muchas diferencias son semanticas, si less el debate completo.

Lo mismo Kropotkin que defendió en la Internacional al anarquismo como un partido puro contra los que querían alianzas con la socialdemocracia. Ellos usan el termino, para que veas que no fue una aberracion histórica.

No creo que la búsqueda de la verdad histórica sea estéril, creo que es estéril desde el punto de vista del debate en torno a este documento. Te insisto que no veo cómo el debate en torno a RL como un hecho histórico afecte lo que acá se defiende que son las ideas que subsisten en una serie de documentos que he visto con mis propios ojos. Quizás las ideas sean ambiguas a veces o inadecuadas algunas para esta epoca historica, pero lo mismo puede decirse del machismo de Proudhon o del conspirativismo de Bakunin o de la ingenuidad de Kropotkin. Las ideas todas deben ser tomadas hasta donde sirvan y ser asimiladas criticamente no como dogma.

Dices que el poder hay que recuperarlo, otros dicen tomarlo, otros dicen reemplazarlo, otros dicen destruirlo. Yo prefiero decir construir nuestro propio poder popular colectivo. Lo importante no son las palabras sino que es lo que uno quiere decir con ellas y ese debate se oscurece frecuentemente como cuando dices que hay que luchar por acabar los sistemas. Si por sistema entiendes un orden jerarquico estoy de acuerdo, pero no cualquier clase de orden, la anarquia es también una forma de sistema radicalmente diferente a este. Lamentablemente hay una tendencia entre ciertos anarquistas a ser muy anti, y terminan negando todo, la sociedad, al sistema, la organizacion, la civilizacion. Dudo que con esas ideas atraigamos a esa sociedad alienada en el aquí y el ahora.

author by Indigo - Anarchistpublication date Fri Oct 14, 2011 07:08author address author phone Report this post to the editors

De nuevo, creo que es contraproducente utilizar el discurso del poder para definir nuestras ideas. Partido, programa, etc… son palabras que acarrean jerarquía, sometimiento, líderes y disciplina.

Concuerdo que la anarquía representa un orden, pero no un orden jerárquico, sino de mutuo acuerdo.

Creo también que es inaplicable en esta sociedad argentina dado que el mutuo acuerdo es mínimo, el interés personal pesa por sobre todas las cosas, y el clientelismo y la subyugación voluntaria ante nuevos líderes, punteros políticos y sindicalistas corruptos es agravante —y ni nombremos la indiferencia. Hablar de solidaridad, apoyo mutuo, es muy lindo, pero nos enfrentamos ante una represión sistematizada de la voluntad, de la libertad, de la autonomía, de la organización de base. ¿Te acordás de todas las alternativas al poder que se gestaron, o que salieron a la luz en 2001? ¿Dónde quedaron? Se las comió el poder, el gobierno lo implementó como política y esas luchas pasaron a la nada. ¿Dónde están las luchas populares ahora? ¿Dónde quedó el “que se vayan todos”? Se traicionó esa oportunidad, se escapó de las manos de todos porque sólo se pensó en el dinero, y en un nuevo presidente. Se subestimaron todos a sí mismos, y también resulta una lástima que el anarquismo no haya estado en condiciones de ofrecer una alternativa robusta y concreta al pueblo en general, porque fueron condiciones muy particulares, a pesar de la trama política subyacente.

Se perdió la oportunidad porque no hubo una ideología por detrás, es decir, no estuvo el anarquismo (como alternativa basada en la no explotación, en la autonomía, en la organización de base) para servir de orientación al pueblo. Y como es de esperar, el izquierdismo patético, con esa conciencia hipócrita de ‘unidad latinoamericana’, terminó por llegar al poder —como si se tratase de una verdadera alternativa. No hace falta más que mirar hoy dónde estamos parados.

Si por partido nos referimos a la agrupación de personas con un mismo fin e ideas, adelante —pero como te dije, lo considero contraproducente. Ahora, si por querer jugar con la ambigüedad hablamos de partido, de ciertas personas intentan “tomar el poder” para implementar “la anarquía”, no sólo nos contradecimos sino que alienamos al resto de la gente que no sabe qué es el Anarquismo. Por eso hablar de “partido” no es favorable.

Remitirnos al pasado, a las glorias de Bakunin, Malatesta, Kropotkin, Makhno, Fabbri, DiGiovanni, Goldman, Berkman, Radowitzky, Durruti y tantos otros, es quedarnos en las luchas pasadas, en los laureles de ciertas victorias, y de esa forma no poder actuar en el presente debido a las restricciones que ello implica. Las condiciones para la revolución social estuvieron dadas en un contexto particular, donde el aire explotaba de revolución, de cambio, de lucha.

¿Adónde vamos con las luchas sindicales en la actualidad? ¿¡Qué luchas sidicales!?, me pregunto. ¿Adónde vamos con pegar afiches y rememorar el pasado? ¿Adónde vamos queriendo actualizar ciertas ideas que fueron parte de su tiempo, criaturas nacidas para la lucha en un período específico?

El capitalismo se encargó de aplastar todo tipo de autonomía, de conciencia de clase, con explotación, con una vida servida al trabajo, con libertinaje e individualismo.

Deberíamos no sólo apoyar las luchas que se están llevando a cabo en este momento en decenas de países, este levantamiento popular generalizado, sino promoverlo en nuestro país. Pero claro, acá ‘ya la vivimos’. Ya estamos conformes con haber salido a las calles en 2001; dejamos la marca en la historia… pero volvimos al mismo lugar de dónde partimos. A la farsa electoral, al caudillismo, a la demagogia, al peronismo, a los bancos. ¿Dónde están las asambleas populares? ¿Esa democracia de base naciente y pujante de 2001, arrastrada de años durante la época menemista?

Mi problema es: ¿cómo se involucra a una sociedad que voluntariamente se somete?

No soy de los que niegan todo: que niegan la organización, la sociedad, etc. Pero convengamos que hablar de sistema y de anarquismo como si fueran una misma cosa es erróneo. Porque no estaríamos reemplazando un sistema por otro, sino destruyéndolo.

Construir un poder popular colectivo está perfecto, pero también se crea un dogmatismo y un sectarismo peligroso. Está bien tener conciencia de clase, pero sólo si ataca a la clase dominante —y no sólo con palabras.

No quiero creer que nuestro papel es el de denunciantes, el de estar siempre “en la lucha”, el de estar siempre “resistiendo”, el de estar siempre “promoviendo las ideas”. No puedo ver un cambio factible si no se ataca al poder gobernante y a todos los potenciales esbirros del poder. Y el tema está en buscar una táctica que permita dicho accionar —no ya a nivel internacional, no seamos ingenuos o ilusos—, sino a nivel nacional, porque se debe luchar contra la idiosincrasia argentina, que es oportunista y de la más baja calaña.

Y volviendo al tema del partido:

Si se utilizó el término “partido” para describir al Anarquismo, primero analicemos el contexto histórico, social y político, y las intenciones de quienes optaron por esa vía de acción.

Malatesta, Bakunin, Kropotkin, y demás, pudieron haber hecho y dicho un millón de cosas en su tiempo, pero todo se reduce a nada si no pueden ser practicables en la sociedad contemporánea. Justamente, sin dios, sin amos —sin estandartes, sin dogmas, sin idolatrías.

Y el “partido” al que te referís fue un experimento fallido, y con más razón, optar por ello sería repetir errores ya sufridos. Demás está decir que esa fue tan sólo una pequeña fase de Malatesta, y creo que es incorrecto tomarlo como propulsor de un partido y un programa anarquista, como si hacia allí hubiera dirigido toda su energía y acción. Eso sería leer en sus escritos lo que le dé a uno la gana. Como también sería erróneo querer repetir los errores de la Guerra Civil Española e intentar formar parte del gobierno para cambiarlo desde adentro.

No se trata de olvidarse de las luchas, sino de aprender de ellas; no se trata de dogmatizar los escritos u adorar a sus escritores, pensadores, revolucionarios, sino leerlos, sacar conclusiones y, por sobre todo, estimar su práctica y aplicación en la sociedad actual.

En otras palabras, nos vemos enfrentados contra una realidad salvaje, abrumadora e ideológicamente devastadora: ¿cómo carajo hacemos para vincular a la sociedad con nuestras ideas? Y más aún, ¿cómo hacemos para que nuestras acciones —nuestras acciones violentas contra el sistema, contra el poder, contra la demagogia— sean vistas, no como amenaza a la ‘seguridad’ social, sino como una acción necesaria, y por ende, ganarnos la aceptación y confianza de la gente?

Por mucho ‘partido’ y ‘programa’, y afiches y charlas y remembranzas sobre el pasado que se hagan, no le movemos ni un pelo a nadie, porque estamos fuera de toda acción revolucionaria, fuera de todo antagonismo político, y terminamos ocupando el lugar que el capitalismo, que el gobierno de turno, tiene reservado para nosotros: el de descontentos, el de minoría dentro de una minoría, etc.

Una mierda! Organicémonos no ya en facciones, en estilismos, en sectarismos, sino en una unidad avasalladora, en una fuerza que presente una oposición verdadera a la maquinaria propagandística del gobierno de turno, a la represión por los esbirros del poder, y la ignorancia que conlleva el sometimiento a un líder, sea peronista, radical, o de izquierda. Qué importa si se es individualista, anarco-comunista, partidario de la violencia, o pacifista. El objetivo es y debe siempre ser el de destruir este sistema de opresión. ¿Acaso deberemos seguir trabajando bajo un régimen de explotación por el resto de nuestras vidas, porque la sociedad no esta ‘madura’ para la acción? ¿Acaso debemos sufrir como mártires por la obtusidad de pensamiento y acción de una inmensa mayoría que no sabe ni a qué va a las urnas? Si hay algo que podemos hacer es despertar a la sociedad del letargo intelectual, ideológico y político que sufre —con todos los medios posibles.

Y nada de lloriqueos o controversias a la hora de la acción directa —el apoyo tiene que ser incondicional, tanto para los que elijan la intelectualidad como para los que opten por la violencia.

[Y en cuanto a RL, en definitiva, carece de importancia, y a mi parecer, es irrelevante al Anarquismo argentino. ¿Por qué? Porque considero que se habla con hechos y acciones, y no sólo con palabras.]

author by anarco-comunistapublication date Fri Oct 14, 2011 08:25author address author phone Report this post to the editors

No creo que las palabras partido o programa sean palabras que acarrean jerarquía, sometimiento, líderes y disciplina. Como te expliqué esos términos han sido utilizados por los anarquistas históricamente y les han dado contenidos que no implican nada de eso, salvo quizás disciplina que es buena siempre y cuando sea libre y colectiva. Porque tenemos que ser responsables con le colectivo, los individuos no están solos en este mundo. No fue un período breve de Malatesta, toda la vida se refirió al anarquismo como un partido. Si el anarquismo no logró tener organizaciones sólidas es un problema que tiene que ver con las bases endebles en que se fundaron y eso trata de solucionar la plataforma con algunos principios. Creo que ellos estuvieron en lo correcto en lo de fondo pero no en la forma donde trataron de agrupar muchas corrientes y personas dispares. Estoy de acuerdo que no debemos caer en dogmatismo mucho menos en idolatría de experiencias sino aprender y así entendemos muchos la plataforma, como unas ideas centrales que sirven para tener bases mínimas de organización pero no como una biblia.

Puede que la anarquía sea inaplicable hoy a la sociedad argentina o cualquier otra porque no caerá del cielo, la anarquía es aplicable si existe un período de preparación para ella y eso es la tarea de los anarquistas en el período prerrevolucionario, preparar al pueblo para la autogestión, para la democracia directa, para el poder popular colectivo. La oportunidad del 2001 se perdió porque no hubo ideología, pero la ideología la transmiten las organizaciones (que le puedes poner el nombre que quieras, partido o cualquier otro que sea menos contraproducente) y se concretizan en programas. Ponle el nombre que quieras pero esa es la realidad.

Esos programas no se pueden hacer entre cuatro paredes sino en la acción constante junto al pueblo. Organizando, de manera avallasadora como dices, como grupo político porque los anarquistas tenemos que organizarnos de manera específica, pero como clase, como pueblo, como estudiantes como toque hacerlo. Pero la acción tampoco debe ser ciego, llevada unicamente por el deseo o el voluntarismo, la acción debe hacerse midiendo consecuencias, entendiendo el impacto de nuestras acciones sobre nosotros y sobre los demas. Yo tampoco creo en el fetichismo de la accion por la accion. Hay acciones estupidas que tiene un impacto nocivo sobre lo que hacemos y no saldre a justificarlas. No creo en la dicotomía intelectualidad o violencia, porque hay muchos matices entre medio, porque no creo en la intelectualidad pasiva ni en la violencia impensante y porque me parece reduccionista. La lucha es larga y hay que saber cuando golpear, como hacerlo.

Es verdad que no podemos vivir en el pasado pero tampoco idealicemos el pasado como si todo fuera revolución. Dices: El capitalismo se encargó de aplastar todo tipo de autonomía, de conciencia de clase, con explotación, con una vida servida al trabajo, con libertinaje e individualismo. Pero eso también lo hacía entonces y los anarquistas de los 20 tenían que luchar contra sus propias formas de alienación, el prostíbulo, el alcohol, la religión. El capitalismo aliena y en todo momento histórico lo ha hecho pero hoy es diferente y tenemos que ver maneras de responder desde nuestra realidad ahora. Todo sistema de opresión requiere que la sociedad voluntariamente se someta, por la fuerza de la costumbre, la fuerza o la coptación. Pero lo hecho en el 2001 está ahí y cuando la crisis vuelva hay que asegurar que esta vez estemos un paso mas adelante y que esa experiencia sirva para algo. No creo que con decir "programa" y "partido" se tenga la respuesta a todos los problemas que tu mencionas pero creo que con organizacion y con propuestas constructivas para el presente tenemos una gran ayuda.

author by Indigo - Anarchistpublication date Fri Oct 14, 2011 11:56author address author phone Report this post to the editors

“Es verdad que no podemos vivir en el pasado pero tampoco idealicemos el pasado como si todo fuera revolución. Dices: El capitalismo se encargó de aplastar todo tipo de autonomía, de conciencia de clase, con explotación, con una vida servida al trabajo, con libertinaje e individualismo. Pero eso también lo hacía entonces…”

Sí, pero recién en los años 20 el capitalismo salvaje recién se estaba gestando y no se enfrentaban a un sistema tan complejo y globalizado como lo es ahora este capitalismo terminal.

Entiendo que hay que construir, pero ¿hasta cuándo se va a ‘construir’? Han pasado cien años, y seguimos caminando a gatas, a tientas, y a ciegas.

Tampoco debemos hacernos los mártires y los sufridos al compás del pueblo sufrido y oprimido, porque esa actitud es despreciable —ese trabajo ya lo hace la izquierda moribunda y su militancia. Creo en la acción, en la acción directa como medio para un fin; es decir, la acción directa aplicada a la violencia, a actos que combatan a quienes nos oprimen con ataques precisos, justificados, y evitando siempre herir a personas inocentes, aunque el riesgo esté siempre. Destruir los templos de poder, como son las bolsas de comercio, los bancos, las corporaciones.

Y si no se quiere ese tipo de violencia, en estos tiempos que corren, la violencia puede tomar formas extremadamente más sutiles y eficaces para generar el daño, el golpe certero, a los que nos oprimen. Me refiero a aquellas personas que dominan la tecnología de la información, que con simples teclas pueden tenerlos a todos de rodillas. Parecerá iluso, pero es más factible hackear los sistemas, poner sus cuentas millonarias a cero, clausurar los bancos por falta de fondos, que arriesgar la vida para plantar una bomba, arriesgar la incriminación de compañeros inocentes, y hasta difamar con esas acciones los esfuerzos de otros compañeros que luchan desde otras perspectivas. Y ni hablar de masacrar a personas inocentes. Sí supiera cómo, si tuviera esa habilidad y esos conocimientos, no estaría escribiéndote al respecto.

Sean acciones individualistas o no, creo que son bienvenidas. El estado, los poderosos, no van a dejar el poder por propia voluntad —van a oprimir, explotar y reprimir a todos los que intenten quitarles una mínima parte de sus riquezas.

Pero, nuevamente, he perdido fe en lo que el pueblo argentino puede llegar a hacer, porque sólo actúa por conveniencia, con connivencia, porque así lo ha hecho siempre. Y aquí no hablo de aquellos sectores marginados, que implementaron la autogestión como salida, que se reunieron en asambleas por propia iniciativa, que buscaron alternativas para sobrevivir. Hablo del grueso de la población, de la población que hoy va a las urnas con ahínco, de la población que llena de graffiti las paredes con imágenes alusivas al gobierno y a sus gobernantes, que se jacta de ser peronista, kirchnerista, oficialista. Esto es la dictadura del proletariado, con la aceptación y apoyo explícito del mismo.

Quizá notes pesimismo en mis palabras, y sinceramente aprecio tus respuestas, pero no logro encontrar la forma de relacionar lo que veo en las calles, con un esfuerzo por concientizar a la gente con nuestras ideas —todo eso se pierde con el consumismo, el conformismo, la indiferencia, la aceptación de lo establecido. Como bien decís, la lucha es larga, pero nuestro gran inconveniente es que la población no está disconforme. Muy al contrario. Como se verá en las próximas elecciones, nos enfrentaremos a cuatro años más de pasividad ovejera, de aceptación cuasi-religiosa de la política demagógica del gobierno, de este ‘modelo’ de país.

La situación es muy compleja cuando no hay descontento, cuando los descontentos somos nosotros (siempre), y los de la infame ‘oposición’, que sólo están disconformes porque no son ellos los que están en el poder.

No veo otra salida que optar por la violencia organizada contra la opresión que nos come la vida con explotación, desempleo, empleo precario, y con una sumisión sumaria al libertinaje y la decadencia. El poder está en manos de unos pocos… así que, ¿por qué no cortar esas manos de una vez?

Creo que se puede generar un equilibrio eficaz entre la violencia y la progresiva vinculación del pueblo con nuestras ideas, siendo la primera siempre necesaria para resistir la opresión del estado, de las corporaciones, y la segunda para la educación y el fomento de las ideas sobre la sociedad.

¿Por qué pienso así? Porque se ve en el rostro de la gente, se escucha de los labios de la gente con la que hablás, con la que tratás de hacerle entender que se pueden cambiar las cosas —pero pesa más el miedo, la resignación, la comodidad, la necesidad; los mismos factores paralizantes de siempre, utilizados como excusa para la inactividad, para tragar mierda y sonreír, y dejarte explotar un poco más.

¿Dónde está la huelga general? ¿Dónde están los sindicatos?

¿Cómo recuperar esos elementos de lucha si están controlados por corruptos sindicalistas que no dudan en pegarte un tiro si te les oponés? Nos enfrentamos a gente que asesina por poder político, al clientelismo y una corrupción e impunidad manifiesta. No creo en la pasividad, en la desobediencia civil, para generar el cambio, porque todos los que la practican y la practicaron terminaron presos o asesinados. Me dirás lo mismo sobre la violencia, pero bueno, es la única forma de que abran los ojos, de que escuchen, de que vean que no son sólo palabras y manifestaciones, afiches y libros, donde aplicamos nuestras ideas. Que también nos dedicamos a la acción.

A la violencia del opresor, hay que oponer la violencia de los oprimidos. Sean éstos uno, dos, cien, doscientos o millones.

Quizá este tan sentido cambio, ese derrumbe del sistema, deba venir de otras partes de este planeta, y nosotros ser los receptores de esos cambios y consecuencias.

Pero, lamentablemente, miramos a la sociedad argentina de hoy, y lo que nos deja es una perspectiva bastante deprimente.

[En cuanto a lo de ‘partido’, creo que es una cuestión de léxico. Si ellos la utilizaron como forma para referirse a la organización de anarquistas en un solo núcleo, hay que remitirse a las condiciones históricas de organización política y a las opciones de oposición en esos tiempos —se estaba gestando todo, el socialismo, el comunismo, el anarquismo —por lo que hablar de partido socialista, partido comunista y ‘partido anarquista’ no hubiese sonado tan descabellado, pero convengamos que sí lo es hablar de ‘partido anarquista’ en la actualidad.

Tal como Magón utilizó el termino para poder implementar las ideas, quizás con ese mismo criterio se haya debatido al respecto. De todas formas, creo que lo de 'partido' es una mera cuestión de vocabulario, ya que siempre se habló de comunas, federaciones, etc. como forma organizativa.

Ahora, utilizar ese lenguaje en la actualidad, cuando está bien establecido el aparato político con sus partidos políticos de izquierda y derecha, cuando a la mera mención de ‘partido’ se nos viene a la mente los mismísimos partidos políticos de turno; creo que hacerlo es un error táctico, discursivo y contradictorio. Que lo haya utilizado RL en su momento, o cualquier otra organización o grupo anarquista en los 60s y 70s, me es indiferente y ya conocés mi opinión, con lo cual no adoptaría dicha terminología. Porque la realidad es que hay otras palabras para referirse a la agrupación de compañeros en pos de un mismo ideal, que no nos acerque a los lacayos sedientos de poder ni a su discurso opresor.

En cuanto a un ‘programa’, lo mismo. Porque implica jerarquía y sumisión a determinados fines, que quizá uno no comparta o no esté de acuerdo en su implementación tal y como lo determina la mayoría de ese grupo de afiliados a esa agrupación, y por eso no pueda formar parte de la misma. Creo que el Anarquismo de por sí tiene objetivos claros, que unifican a todas sus variantes, y que es por lo que hay que luchar. Que se debatan estrategias o formas de acción dentro de una agrupación que nos abarque a todos, es otra cosa, y creo que así debe ser. Debates basados en la realidad y en la aplicación de las acciones propuestas, claro; y no fabulaciones ingenuas e impracticables.]

author by anarco-comunistapublication date Fri Oct 14, 2011 17:57author address author phone Report this post to the editors

Buen día, estoy de acuerdo que debemos mantenernos en constante pie de lucha, organizando, atacando al poder cuando sea provechoso hacerlo porque ahi hay que ser inteligente no un kamikaze que eso tampoco sirve. Mi observacion es que la accion sobretodo si es violenta no puede convertirse en una catarsis sino que debe ser entendida politicamente en funciones de fines claros. Porque si no puede terminar siendo contraproducente o a lo más un medio para descargar tensiones. Los bombazos como tú reconoces o las acciones del bloque negro pueden terminar fortaleciendo al poder en lugar de atacarlo ademas que su impacto fisico es minimo. Hay que ver que impacto tienen nuestras acciones sobre el pueblo porque si la gente no las entiende y luego terminan pidiendo mano dura, no se cual es el objetivo.

Todas las personas actuán por conveniencia, no solamente el pueblo argentino y creo que es muy humano que uno quiera estar bien, a quien no le gusta estar con los amigos. La mayoria de las personas luchan solamente cuando se sienten que ya no les queda de otra. Pero a eso también me refiro cuando hablo de ser constructivo, porque la gente opta muchas veces por el mal menor, pero nosotros no ofrecemos una alternativa mejor, el anarquismo tiene que ser capaz de convertirse en una alternativa a la sociedad que existe que atraiga a esa masa conformista. No digo que haya que predicar la sociedad anarquista como un evangelico sino que tener ese programa a la vez que uno lucha. Porque tampoco atacamos por atacar, eso no lo entiende la gente, luchamos porque creemos que hay una manera mejor de vivir.

La lucha es larga y hay que estar preparado para muchas derrotas y hay momentos en que nadie lucha y otros donde todos estan en las calles. No habia nada en Argentina el 2000 que hiciera pensar lo que pasaria poco tiempo despues. Me hice anarquista por allá por el 2000. He visto mucha gente impaciente que creyó que al poder lo iban a derrotar en tres meses y cuando eso no ocurrio terminaron deprimidos y desaparecieron, hoy me imagino que deben ser todo lo que criticaron. Los cambios no los haremos solos la sociedad de clases no caera por la accion de unos pocos anarquistas. Dices que El poder está en manos de unos pocos… así que, ¿por qué no cortar esas manos de una vez? porque nosotros solos no lo haremos, no podemos, podemos incitar, podemos organizar, podemos agitar, podemos estimular con la lucha pero esto no cambia hasta que el pueblo decida que cambia. Nuestras ideas conquistan a la gente si la vinculamos a las luchas, a la organizacion, al sentir de la gente, y si desarrollamos una alternativa (que yo llamo programa). Pero hay que hacerlo de manera inteligente sopesando lo que se logra con las acciones, su efectividad, su impacto y sobretodo sus consecuencias para nosotros y los demas. Creo que en todo esto somos mas eficaces organizados, unidos, que en solitario. Esa es la apuesta de LAC pero obvio que todos tiene derecho a experimentar como les parezca siempre que no le pongan palos a la rueda de otros, porque yo no creo que el anarquismo tenga objetivos claros o suficientes como para unificar a todas sus variantes, creo que hay diferencias que explican porque nos organizamos de manera diferente y que una organizacion que unifique a todos los anarquistas es un imposible y ese fue el error de los partidos anarquistas del siglo 19 y 20 que no prosperaron, esa es la critica de la plataforma. Lo importante es que si en la lucha nos vemos, allá estemos.

author by Indigo - Anarchistpublication date Sat Oct 15, 2011 12:30author address author phone Report this post to the editors

Anarco-comunista, ¿cómo te va?

Creo que es muy cierto lo que decís, y a pesar de algunos puntos que no comparto, estoy de acuerdo con lo que comentás.

También creo que si se llegaran a formar grupos dedicados a la acción, a atacar, habría que darles el apoyo necesario comprendiendo sus motivos y su lucha —siempre que esos ataques sean dirigidos a quienes nos oprimen y no al resto de la población.

Y una cosa no quita a la otra. Estar bien es algo que todos pueden hacer, o intentan hacer; pero eso no debería implicar ser indiferente, conformista y no anhelar estar mejor. Pero ese “estar mejor” pasa única y exclusivamente por motivos monetarios, materiales, para la gran mayoría. De modo que si hablamos de Anarquismo, de solidaridad, de apoyo mutuo, de no explotación… siendo estas características para estar verdaderamente mejor, el grueso de la gente no lo valora. De ahí que se siga con el sistema capitalista, que se opte siempre por el “mal menor”. Pero no existe tal cosa como “mal menor”. ¡Dejémonos de tonterías! ¿Es “mal menor” la demagogia? ¿Es “mal menor” la ignorancia? ¿Es "mal menor" la idolatría peronista? ¿Es "mal menor" que haya un político que arme a la policía con picanas? ¿Es "mal menor" que toda una generación de jóvenes intelectuales caigan enceguecidos a los pies de un político? Creo que es un caso agravante de ignorancia, de no ver el pasado por lo que es.

Por eso insisto en que si no se ataca a estos sinvergüenzas con toda la fuerza posible vamos a girar siempre en el mismo círculo, en el que jugamos ese papel que nos deja preparado el poder: el de denunciadores, el de idealistas, el de inconformistas, el de marginados, etc.

Si de todas formas la lucha va a ser larga, al menos hagámosla interesante. El dirigir esfuerzos a planificar acciones de las que podamos sacar provecho no está mal, el concientizar a la gente tampoco está mal, pero los esfuerzos que hagamos optando por la violencia no son mínimos; no lo son si son constantes, no lo son si son eficaces, y tampoco lo son si logramos llegar a las representaciones físicas de este sistema, del estado, del gobierno, y a las personas mismas encargadas de administrar la corrupción.

No se trata de ser justicieros de nada ni de nadie, sino de gritar con todas las fuerzas que no nos vamos a dejar explotar más. Que hay un límite, que queremos vivir, que queremos libertad. Y eso implica un sacrificio que pocos realmente están dispuestos a correr - por eso digo que hay que apoyar a aquellos que han dado esos pasos, porque no se quedan en las palabras, en el debate interminable sobre pros y contras, sino que van a la acción.

Creo que ese ‘conformismo’ también afecta al Anarquismo, porque es más simple quedarse en la insolencia de las acusaciones o denuncias, en lo inofensivo de las protestas, que plantarse y luchar por lo que corresponde. Pero esas luchas no pueden lograrse sin ese apoyo indispensable que es el sindicato, la organización, el apoyo de otros compañeros; por eso te digo que es muy cierto lo que me decís, pero mi énfasis está en que ambas acciones deben ser paralelas: la propaganda por la acción, la acción directa, y el enfoque pedagógico, si se quiere, de la militancia constante, de la educación constante.

El hecho de actuar en determinadas ocasiones no siempre significa una descarga de tensión. Porque, a pesar de que así lo parezca, no se trata de acciones violentas sin sentido, con el mero objetivo de la destrucción total. Yo no quiero vivir mi vida explotado y sometido porque la mayoría de la gente, incongruente e ignorante, no sabe distinguir entre libertad y sometimiento. La libertad del capitalismo es una fantasía: no se es libre con dinero, por más que nos lo quieran hacer creer así.

Si no hay una facción vindicadora, si sólo se ataca al poder con la palabra, son sólo unos pocos oídos los que escuchan, y por lo general no son los de los opresores, porque esa gente no va a recapacitar, porque jamás fue su idea la de ayudar al pueblo. “El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” es una mentira vil que nadie quiere ver, porque siempre es más fácil no jugarse por nada y vivir como esclavo pero “feliz”, a que hacer un sacrificio por un mañana mejor, posible, y libre. Y la felicidad se desprende de todo ello.

Remarco lo de la sociedad argentina, porque es evidente y es algo que se ha repetido siempre desde la época de Perón —ese cáncer de la historia argentina. Con esas políticas se compran hasta los más duros, y se venden todos por conveniencia.

Soy anarquista (o al menos, intento aplicar las ideas anarquistas con las cuales simpatizo —porque ser anarquista de pura cepa es un imposible en las sociedades y el mundo en que vivimos) no por conveniencia, sino porque considero que es el ideal más puro y más humano, y el que más se acerca a las ideas de paz, igualdad, respeto, solidaridad, sin opresión, sin jerarquías, sin imposiciones, sin nadie que dicte tu vida. Es libertad, la que nos quitan a cada paso que damos, cada vez más. Y soy partidario de la violencia porque sin ella el cambio no es posible. Quizá haya que reflexionar no en si la violencia es práctica o viable, sino en qué tipo de violencia sería la más eficaz. Como te dije antes, admiro a aquellos que tienen ese conocimiento de las tecnologías de la información, y me parece un enfoque efectivo, certero, y capaz de generar mucho más daño que la explosión de una bomba. [Sin ir más lejos, fijáte lo que ocurrió con Wikileaks --- imaginate ir a cosas más concretas, a paralizar las bolsas de comercio, a desvalijar los bancos].

Todos, al final de cuentas, buscamos estar tranquilos. Pero, ¿cómo se puede estar tranquilo con injusticia, con explotación, con esclavitud? Y no lo digo por hacerme el altruista, sino porque a mí me han explotado, he sufrido injusticias y son cosas por las que todos pasamos en algún momento, o como parte constante de la vida (los que realmente sufren todas las injusticias posibles). Y además de luchar contra esas injusticias, hay que luchar contra la indiferencia: no ya a la explotación de los demás, sino a la de un compañero de trabajo, por ejemplo —en lugar de plantarse frente a esos hechos que también los afectan. Por eso pienso de esta forma, no es un invento mío lo de la conveniencia. Me ha pasado, lo he vivido, y he comprobado la débil y traicionera mentalidad del "mal menor" en carne propia. En lugar de unirse para luchar por un cambio radical.

Considero que aniquilar a aquellos que sólo buscan dominar a los demás, que lucran con el sufrimiento y el trabajo ajenos, que viven una vida de libertinaje y desenfreno y lo inculcan a los demás a través de los medios que controlan y de los que son dueños, que apuestan en las bolsas de comercio, y que viven de la usura y la especulación —creo que el ajusticiamiento de esa clase de individuos es triste y necesario, para infligir una respuesta de la clase oprimida de la que somos parte, para hacer manifiesto que nadie merece ser esclavo de nadie y que no se van a tolerar más esas condiciones de vida. Y esas acciones deberían hacerse no como representantes de una clase, sino por nosotros mismos; es decir, no actuar "en nombre de", sino por nosotros mismos. Porque, quizá no todos compartan nuestra certeza en los medios, pero creo que muchos no objetarán nuestra certeza en los objetivos a los que atacaríamos.

Quisiera creer que hay otras salidas a la violencia, que esa gente aprenderá algún día, pero es obvio y patente que no lo harán. No hace falta comprobarlo en el plano internacional para percatarse de la situación, donde en lugar de ayudar a la gente, se decide por explotarla aún más, por salvar los medios de usura, los bancos, las corporaciones a costa del pueblo. Miremos a Grecia, miremos a España, a Irlanda, a los Estados Unidos que recién ahora mueven los dedos y abren los ojos.

Pero con simples protestas no alcanza, y con simples modificaciones al sistema tampoco. Se debe destruir este estado de cosas para poder construir algo nuevo, algo mejor, algo que satisfaga a todos. La demagogia sinceramente no es la solución, y por más ‘parte del pueblo’ que quieran hacernos creer que son, por más acercamiento que intenten concretar, siempre serán ‘ellos’ —los opresores—, y ‘nosotros’ —el resto de la población, tan dispar y heterogénea como cualquier otra.

Y volviendo al tema de RL, y para terminar (porque no lleva a nada discutir sobre algo tan puntual y que no repercute en el presente) sólo quiero aclarar que también tengo documentos de esos años, que un cumpa tan amablemente me cedió y quien también debatió conmigo al respecto. Mi investigación se centraba exactamente en el período dictatorial, y de ahí me topé con RL —grupo del que no había oído hablar jamás hasta entonces. Leí el libro, las entrevistas, y bueno, me siguen las dudas. Pero es un rollo mío.

Si hay otros compañeros que fueron parte de RL, sería interesante escuchar sus historias, leerlas, debatirlas. No espero que se den a conocer con nombre y apellido, pero estaría bueno tener otros puntos de vista. De otra forma, mi opinión no cambia.

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