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Reflexiones sobre la revolución siria

category mashriq / arabia / iraq | community struggles | opinión / análisis author Sunday June 12, 2011 21:45author by Mazen Kamalmaz Report this post to the editors

Traducción al castellano de un artículo de Mazen Kamalmaz, un compañero comunista libertario de Siria, escrito a fines del pasado mes de abril. Entrega reflexiones interesantes sobre el fomento de los conflictos interétnicos en la región por parte del bloque en el poder como forma de evitar la unidad popular en torno a intereses políticos y sociales comunes. [العربية ] [Français]
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1-Suscitando conflictos étnicos, el régimen sirio tiene una doble intención. Por una parte deformar la imagen de la revolución siria y, por otra, acentuar entre el pueblo la introversión (el repliegue sobre sí mismo), la fobia de lo social, y alejar toda acción, interacción o diálogo con los componentes de la sociedad fuera de la tutela del aparato de seguridad del Estado. El despotismo excluye toda posibilidad de diálogo o de acción con el otro, cortando así todos los lazos y aislando los individuos unos de otros.

El silencio impuesto por el régimen es además utilizado como pretexto para crear una atmósfera de miedo y descartar toda posibilidad de una acción colectiva. Aislando de esta manera los individuos unos de otros y acorralandolos en un círculo de terror y paranoia, la gente desarrolla un miedo profundo, no solamente hacia los aparatos del estado, sino también hacia el otro con quien se coexiste y con el cual se comparte destino. El poder y sus instituciones se convierten así en indispensables en una sociedad desprovista de lazos, inhibida y letárgica, así es el auténtico despotismo. En una situación así la revolución es sinónimo de recrear un dialogo libre e interindividual y la acción libre colectiva.

2- La represión y el recelo impuestos generaban la oscuridad que facilitaba al régimen la creación de disensiones entre los oprimidos, dado que sólo se pueden informar a través de los medias del régimen, de sus adeptos o de sus adversarios entre las potencias dominantes. Esto les permite difundir mensajes cargados de ideas subliminales.

No se trata de negar la existencia del pensamiento étnico, pero ésta no es tan terrible como quiere hacernos creer el poder. Esta idea es hasta cierto punto la consecuencia de la perennidad de los suplicios y del comportamiento étnico infligidos por el régimen. Los medios de comunicación oficiales no hablan de la etnicidad del régimen ni de sus actuaciones perversas contra personas de otra etnia. Los asesinos mercenarios del régimen son pintados como ejerciendo una violencia puramente étnica. Juntos, los partidarios del régimen y los Takfiri [1] son los responsables de la creación del odio étnico en Siria, en realidad son ellos los Takfiri del poder. Las fuerzas democráticas, izquierdistas y laicas entre la etnia alauita, y de hecho las masas alauitas saqueadas y oprimidas tanto por el régimen como por el resto de la población siria, reivindican hoy en día las denuncias del barbarismo de estos criminales, tanto que las fuerzas homólogas sufíes tienen que denunciar toda llamada al tafkirismo o al ataque de las minorías.

3- El regimen sirio y su homólogo saudí tienen intereses mutuos, sin ser sin embargo adversarios. Se trata más de un antagonismo objetivo, más que personal. El enemigo principal de estos dos regimenes son sus pueblos respectivos, y cada uno utiliza al otro para justificar la represión ejercida. El régimen sirio utiliza el nombre de Bandar ben Sultan (príncipe heredero saudí), y lo hace pasar por el principal iniciador de los levantamientos populares, y el regimen saudí utiliza la revolución siria, y en particular la actitud hipócrita de Irán hacia dicha revolución, para justificar la represión de la revolución de Bahrain. Los dos regimenes intentan etnizar las revueltas arabes y las restringen a puros conflictos étnicos, enmascarando así la realidad revolucionaria para evitar su transformación en un tsunami popular capaz de amenazar todas las dictaduras de la región.

4- Los regímenes sirio, iraní o saudí se parecen en sus prácticas y en sus estructuras, en Siria existen servicios secretos que tienen un poder absoluto que les permite ejercer una represión ilimitada de los individuos, o incluso su tortura. De manera comparable, en Arabia Saudí existe un servicio secreto de mala fama, además de la Comisión represiva para la promoción de la Virtud. Como en Siria, en Arabia Saudí se está heredando las funciones represivas, el príncipe Mohamed ben Naif está detentando progresivamente la función de su padre en la presidencia de instituciones represivas y en la tortura de los ciudadanos. En Siria se nota el surgimiento de Maher Alassad últimamente, que intenta demostar en Deraa que es merecedor de la sucesión de su tío, el carnicero de Humat y Tadmoor [2]. La misma lógica se aplica en Irán, salvo que aquí la sucesión no se hace según los lazos filiales, sino en el marco de las instituciones religiosas.

5-La actitud de la alianza del 8 de marzo hacia la revolución siria sólo se puede calificar de vergonzosa, especialmente la posición de Hezbollah que intenta ocultar los crímenes del régimen sirio. La actitud de la alianza del 14 de marzo también es abyecta e innoble, ya que apoya la posición de Arabia Saudí que etnitiza la revolución siria y barheiní y la presenta como una simple sustitución de un tirano alauita por otro suní. Esto no es solamente un despropósito, sino que además es una mentira desvergonzada.

No se preocupan del pueblo sirio y de su libertad, sino que creen que la revolución siria, debilitando uno de sus enemigos, acentuará objetivamente su posición de fuerza en la concurrencia en cuanto a la dominación del Líbano y la explotación de sus riquezas. Buscan también desculpabilizar a sus señores y sus carniceros y reducir la revolución popular a una cuestión puramente étnica.

Un conflicto en las fuerzas de represión autoritarias y fascistas, utilizando la carta étnica y recurriendo al inicio de masacres étnicas cuando es necesario para contrarrestar otra potencia similar, tal es su visión respecto del conflicto en el Líbano y el resto de la región. La revolución siria ha desvelado hoy las debilidades del sistema étnico y de las potencias étnicas, incluyendo a la izquierda adepta a Hariri y Hezbolá, que a su vez ve el mundo entero, Oriente Medio, o Siria y el Líbano desde un punto de vista puramente étnico.

Para los líderes de los movimientos étnicos, la libertad de los sirios de a pie no significa nada, igual que la libertad para los libaneses de a pie. Esta libertad no representa más que un eslogan manipulado malévolamente, y cuyos únicos objetivos son la perpetuación de la dominación y la opresión en beneficio del régimen sirio.

El régimen sirio intenta demostrar que el país goza de libertad al tiempo que sojuzga al pueblo. El régimen étnico libanés y todas sus alianzas étnicas en el país se pretenden democráticas, y consideran el sistema étnico como democrático, estas potencias reducen el ciudadano libanés a un simple número en la cuenta de su líder.

El régimen sirio considera los conflictos étnicos como una amenaza, y de manera contradictoria ejerce la discriminación étnica y las masacres de las minorías. En el Líbano los líderes étnicos reproducen las mismas acciones y acusan a los demás de ser étnicamente discriminatorios, mientras que ellos mismos llevan a cabo una política inspirada en la etnicidad. Hoy en día no existe una prueba más tangible que ésta para demostrar que la revolución siria contra el régimen totalitario está del mismo lado que las juventudes libanesas que están en contra del régimen étnico. Esta revolución no es, como pretenden los medios de comunicación controlados por Hariri, un levantamiento hostil a Irán y a los chiíes. Los chiíes, los iraníes y toda persona sobre esta tierra se merecen la libertad tanto como nosotros. Nos adherimos por tanto a su militancia para desterrar el totalitarismo, y creemos que nuestra causa es única, y que los poderes totalitarios, independientemente de las rivalidades existentes entre ellos, son por naturaleza hostiles hacia sus pueblos por oponerse a sus ambiciones.

6- El régimen opta por las reformas para ganar tiempo, recordemos el conflicto sanguinario en 1979 entre los Hermanos Musulmanes y el régimen que había hecho promesas de reformas para absorber la cólera y evitar todo levantamiento que se opusiese al régimen baasista. Después de las masacres de Humat el régimen sirio llevó a cabo su represión contra todas las demás corrientes políticas en Siria, ejerció la represión contra todo el mundo, desde los izquierdistas hasta los Nasseristas, pasando por los nacionalistas fuera de la frontera [3] y por supuesto los islamistas, organizados o no, para después terminar con la alienación de los partidos del frente. Prácticamente todo activista ha purgado una década y media de cárcel. En resumen, el régimen ha impuesto una especie de resignación y ha construido un estado policial que ha terminado por heredar de manera vergonzosa el poder, la burocracia estatal militar se ha hundido en un saqueo sin límites. Con la llegada de la política neoliberal, las cosas han ido a peor y un alto porcentaje de la población vive bajo el umbral de pobreza. Las promesas de reforma de Bashar Al Assad no difieren en nada de las promesas de Jamal Mubarak en Egipto, ni de las de Said Al Islam en Libia. Estas promesas llevan siendo proclamadas desde el 2000 y se renovaron en el 2005. En total han pasado 11 años, la explotación y la opresión han continuado con nuevas caras que no son más que la descendencia de Hafed Al Assad. Las promesas de reformas son idénticas a las proclamadas por el régimen en 1979, su único objetivo es ganar tiempo para romper el levantamiento popular. Además el régimen busca aislar la sociedad y en particular las capas más empobrecidas, para después dirigir Siria con un puño de hierro y convertirla en una vasta prisión.

7- La situación real es completamente diferente a la descrita por los medios de comunicación del Estado o los de Hariri. En Deraa los islamistas no son los activistas principales, los levantamientos son hasta cierto punto espontáneos, e incluso los líderes más clásicos que gozan de cierto respeto no son los dirigentes de dichos levantamientos.

Varios izquierdistas de diferentes tendencias participan en los levantamientos, citamos entre los que han sido encarcelados a Walid Fares, líder de la corriente Qasyon fi draa. Incluso en Douma, donde el carácter conservador domina entre la población, los islamistas no han tenido ningún papel.

No puedo hablar de la situación en Banias, pero traté en su momento a los médicos de Banias y sus familias, gente acusada de manera aberrante de etnicismo por el periodista Abi Hassan en un artículo sin fundamento. Si las gentes de Banias han cambiado últimamente, esto ha ocurrido a la sombra del régimen, lo que demuestra que la dictadura lleva a un punto muerto.

8- Nosotros, los izquierdistas y los laicos vencidos por la represión y empujados al abatimiento a causa de las actitudes vergonzosas de nuestros dirigentes, constituimos hoy una fuerza no despreciable, pero abatida y desesperada en un ambiente donde la política no tiene lugar entre los jóvenes, junto con los jóvenes rebeldes y las capas empobrecidas y oprimidas por el régimen somos capaces de llevar un diálogo libre con todas las partes de la sociedad y crear una nuevo atmósfera caracterizada por la equidad y la justicia.

Los dos regímenes árabes derrocados se pretendían laicos y lucharon ferozmente contra los fundamentalistas, pero estos últimos no fueron capaces de acaparar el poder después de las caídas de los aparatos de seguridad. Los Hermanos Musulmanes en Egipto y Nahda en Túnez se han visto en la obligación de anunciar su voluntad de no hacerse con el poder, ni de querer imponer sus ideas. Asistimos hoy al surgimiento de una nueva libertad: la gente de la calle, empujada anteriormente por el régimen en masa bajo la égida de los religiosos, impide hoy a los políticos hacerse con la calle y crea una plataforma común hecha de libertad y equidad.

Existen dos métodos para combatir el etnicismo y el sectarismo. El primero de ellos es crear un etnicismo que se le oponga. Esto beneficia a las clases dominantes y acentúa la opresión y explotación de las masas como lleva ocurriendo desde hace decenios. La segunda manera pasa por la secularización real inspirada en la libertad para todos, lo que es sinónimo de libertad de las masas y de su derecho a la justicia y la distribución equitativa de las riquezas. Existen asimismo dos maneras de combatir la violencia étnica, a través de los aparatos de seguridad aliados a una potencia ilegal (como es el caso de achabiha), y cuya violencia es tristemente famosa, o a través de una movilización libre de la calle, dispuesta a pagar cara su libertad. En definitiva, existen dos manera de vivir la vida, o se es libre, o se vive esclavizado, y no existe ninguna intermedia.

Mazen Kamalmaz
24 de abril del 2011




Notas:

[1] Partidarios del islam político adeptos a la violencia para imponer su visión de la religión, considernado apóstatas a los demás musulmanes que no comparten su visión de la religión.

[2] Localidades sirias

[3] Frente nacional progresista sirio, la fachada política del regimen que agrupa los partidos legales desde 1972 (Partido Baasista, Unión Socialista Árabe, Partido Social Nacionalista Sirio, Partido Comunista Sirio (grupo de Youssouf Fayçal), Partido Comunista Sirio (grupo de Khalid Bakdash), Partido de la Unión Socialista Unionista Social-Demócrata).

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