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Las influencias de Bakunin y Kropotkin sobre el movimiento libertario español

category iberia | historia del anarquismo | opinión / análisis author Tuesday November 16, 2010 07:49author by Frank Mintz Report this post to the editors

Publicado originalmente en Historia Actual Online, No 21 (2010)
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Las influencias de Bakunin y Kropotkin sobre el movimiento libertario español [1]

Compleja es la tarea de exponer la influencia muy diferente de los dos grandes pensadores anarquistas Bakunin y Kropotkin a través de la historia del movimiento libertario en España. Y no soy un especialista del siglo XIX y, para el siglo XX, mis conocimientos van de los años 30 hasta hoy, con una especialización sobre el periodo 1936-1939. También traduje textos de Bakunin inéditos del francés al castellano y textos rusos de Kropotkin de su militancia en la emigración rusa y cuando regresó a la Rusia revolucionaria. Por eso esta colaboración va a tener una parte más interpretativa que erudita.

Una primera dificultad es la definición de movimiento libertario. Los militantes como los estudiosos, en España y en el extranjero, suelen englobar la misma realidad bajo los términos “libertario, anarquista, anarcosindicalista”, y además, la consecuencia es lógica, se tiende a poner en el mismo plano una organización anarquista y una confederación sindical, como en los casos de la CNT y de la FAI, siendo exacto que hubo una fuerte vinculación entre ambos organismos. De paso, señalo la diferencia esencial entre un sindicato anarcosindicalista y un grupo anarquista: la adhesión a un sindicato libertario depende de la voluntad de lucha en el plano de la lucha de clase (independientemente de la ideología religiosa y política) – siendo discutible la lucha de clase en no pocos grupos anarquistas e imposible una práctica religiosa ostensible así como ideas políticas de delegación constante de la capacidad crítica individual del poder -. Por eso, las críticas a la CNT española deben partir de su propia lógica anarcosindicalista (en gran parte bakuninista) y no de los polifacéticos postulados anarquistas.

No es el lugar para evocar los múltiples matices de la palabra “anarquista”, pero es seguro que en España en la gran mayoría de los casos el sentido atribuido a la palabra “anarquista” es el de anarcosindicalista. Es precisamente una visión heredada del pensamiento y de la acción de Bakunin, a través del famoso viaje del emisario de Bakunin, Fanelli, en 1868-1869.

La segunda dificultad es el desconocimiento – tantos entre la mayoría de los anarquistas españoles como aún más entre los historiadores - del pensamiento sindical de Bakunin que no fue transmitido como tal, sino que fue asimilado en la práctica por los compañeros españoles que lo vivieron a fines del siglo XIX. Además, ni James Guillaume ni Max Nettlau, grandes conocedores y difusores de textos y libros de Miguel Bakunin (respectivamente con posturas de distanciamiento militante y de individualismo), se tomaron el tiempo de sintetizar las claves bakuninistas que usaban los compañeros Lorenzo, Morago, García Viñas, etc. Por fin, entre los múltiples traducciones al castellano de propagandistas anarquistas destaca la ausencia de los textos fundamentales de Bakunin (los artículos en francés en la prensa obrera[2]), siendo el mejor ejemplo los cinco tomos de texto de Miguel Bakunin traducidos por Abad de Santillán a fines de los 1920. Para encontrar una antología en sintonía con el mensaje de Bakunin hubo que esperar la traducción del ruso al inglés del trabajo de Gregori P. Maximoff [3].

¿Qué mensaje transmitió directamente Bakunin en su correspondencia a los españoles que Fanelli contactó?

Fue doble y a la vez práctico y teórico: la búsqueda de la emancipación de los oprimidos por ellos mismos con el rechazo de nuevas tutelas autoritarias

Convencido de que la emancipación económica del proletariado, la gran libertad, la libertad real de los individuos y de las masas y la obligación universal de la igualdad y la justicia humanas, que la humanización del rebaño humano en una palabra, es incompatible con la existencia del Estado o de cualquier otra forma de ordenación autoritaria que sea, Planteé desde el año 1868, época de mi ingreso en la Internacional, en Ginebra, lanzar una cruzada contra el mismo principio de autoridad, y empecé a predicar públicamente la abolición de los Estados, la abolición todos los gobiernos, de todo lo que llaman dominación, tutela y poder, incluso por supuesto la pretendida [autoridad] revolucionaria y provisional, que los jacobinos de la Internacional, discípulos o no discípulos de Marx, nos recomiendan como medio de transición absolutamente necesario,[según lo] pretenden, para consolidar y organizar la victoria del proletariado. Siempre he pensado y más que nunca pienso hoy en día que esta dictadura, resurrección disfrazada del Estado, nunca podrá producir otro efecto que la parálisis y la muerte de la misma vitalidad y potencia de la revolución popular. […]" [4]

Bakunin, simultáneamente, insistía en la necesidad de preservar e impulsar la organización revolucionaria horizontal de los explotados mediante un grupo clandestino: “La Alianza no es ni una academia, ni un taller; es una asociación esencialmente militante, que tiene como objetivo la organización de la potencia de las masas populares con el fin de la destrucción de todos los Estados y de todas las instituciones religiosas, políticas, judiciales, económicas y sociales actualmente existentes, con el fin de la absoluta emancipación de los trabajadores supeditados y explotados del mundo entero. La meta de nuestra organización es incitar a las masas a que destruyan, de modo que las poblaciones agrícolas e industriales puedan reorganizarse, de acuerdo a los principios de justicia, de igualdad, de libertad y de solidaridad, de abajo hacia arriba, espontáneamente, libremente, fuera de cualquier tutela oficial, sea reaccionaria sea incluso supuestamente revolucionaria. A quiénes nos pregunten para qué la existencia de la Alianza, cuando existe la Internacional, responderemos: […] no es una institución suficiente como para organizar y dirigir esta revolución.” [5] .

Otros aspectos fueron seguir la política de la Internacional de reunir a los trabajadores desde una base reivindicativa y no con un programa ideológico preciso que dividiera y apartara a los mismos[6], oponerse a alianzas con el socialismo burgués [7] y respetar a los opositores socialistas, como Marx [8]. Y no dejó de ser criticado Bakunin, con mucha razón por Anselmo Lorenzo por su antisemitismo[9].

Los textos de los libros de Bakunin, con múltiples digresiones sobre la política europea de su época, deparan también no pocos aspectos que encajan de lleno con la visión espontánea y horizontal comunicada a los militantes españoles: “[a propósito de la lucha revolucionaria en Francia] El escalafón y el ascenso jerárquicos no existen, de modo que el comandante de ayer puede ser subalterno hoy en día. Ninguno se alza encima de los demás, o si se eleva, es sólo para recaer un instante después, como las olas del mar, regresando siempre al nivel saludable de la igualdad. En ese sistema, ya no hay de hecho poder. El poder se funde en la colectividad, y resulta la expresión sincera de la libertad de cada uno, la realización fiel y seria de la voluntad de todos; obedeciendo cada uno porque el jefe de un día sólo le manda lo que él mismo desea". [10]

Es preciso notar que Bakunin se preocupó a rachas (entre 1868 y 1872) por los asuntos de España porque estaba llevando también una enorme actividad de cara a las luchas clandestinas en Rusia. Otra influencia indirecta vino de James Guillaume, en su periodo de militantismo operario, con el folleto Idées sur l'organisation sociale, de 1876, síntesis del ideario bakuninista en que se inspiraron una larga serie de militantes españoles para redactar numerosos textos de lectura ágil y clara sobre la futura sociedad revolucionaria, uno de los más famoso El comunismo libertario de Isaac Puente en 1933.

Muy concretamente, el mismo anarcosindicalismo español de la CNT con su desconfianza hacia los políticos y los intelectuales entronca de lleno en la postura bakuninista y se combina con la influencia de las herramientas del sindicalismo revolucionario de la CGT francesa (acción directa, saboteo –denuncia de la mala calidad de la producción empresarial-, bolsas de trabajo, etc.). Un ejemplo de este conjunto de influencias es un texto de 1917 de Salvador Seguí, célebre dirigente sindical de CNT asesinado en 1923 por sicarios de la patronal catalana.

La palabra sindicalismo no es más que la generalización de ciertos procedimientos y recursos que la acción sindical en su lucha contra el capitalismo se ha visto obligada a adoptar; el boycot, el label, el sabotaje y la huelga son hijos de la necesidad y de la lucha y al adaptarse a toda la organización obrera, se le denominará sindicalismo. [Cuatro líneas censuradas.] […] Hay quien no ve la posibilidad de lo que afirmamos sin que la organización sindical sea netamente anarquista[11]; no se quiere comprender que la acción obrera no es filosófica ni integral, sino puramente de clase; es más fácil al esclavo del salario darse cuenta de su situación angustiosa y del proceder de la burguesía, que no de la tiranía política [cua­tro palabras censuradas], ya que aquélla es la que siente con más intensidad, dado que su salario es insuficiente para cubrir las más apremiantes necesidades de la vida.

El gran Bakounine, en su folleto La política de la Internacional expone su opinión tan clara y tan de acuerdo con nosotros que no queremos dejar de reproducir uno de sus pensamientos que dice:

'Pensamos que los fundadores de la Asociación Internacional procedieron con gran prudencia al eliminar de su programa las cuestiones políticas y religiosas. No es que carecieran de opiniones políticas y antirreligiosas concretas, pero se abstuvieron de introducirlas en el programa porque su fin principal era, ante todo, unir a las masas obreras del mundo civilizado en una acción común.'

Lo esencial es que todos los trabajadores se unan para el fin de su liberación económica, después, ya dentro de la lucha y del Sindicato, fácilmente comprenderán cuáles son sus enemigos. Si el sindicalismo, pues, viene a ser el momento consciente y mental de la acción del proletariado, es por ello que soy sindicalista. En resumen: los hechos nos demuestran que la acción realiza y crea las concepciones del pensamiento; tengamos fuerza y venceremos; pero al contrario, permanezcamos divididos, y seremos arrollados.
[12]”

Es excepcional que Salvador Seguí tuviera conocimiento de este artículo fundamental, con Organización de la Internacional, no republicados desde 1870[13]. La paradoja es que en 1906, cuando brotó el movimiento revolucionario de los soviets en Rusia, Kropotkin participó en la publicación de un folleto de propaganda para mandar clandestinamente a su país con textos de Bakunin, y los dos artículos mencionados y un interesante prólogo[14]. Sobre la postura de Kropotkin, ver mi visión cuando expongo su pensamiento.

Es lamentable que el desconocimiento de Bakunin entre la filas de CNT dejara de lado su evocación de la disciplina militar compartida[15] y su enfoque de la cuestión campesina[16] . Pero el puntal de la acción bakuninista, el rechazar alianzas con políticos y sumergirse en la organización proletaria y en periodo revolucionario fundir el poder “en la colectividad, […] expresión sincera de la libertad de cada uno, la realización fiel y seria de la voluntad de todos” quedaron de lado. Como lo subraya César Lorenzo[17], la cuestión del poder quedó marginada y el anarcosindicalismo lo pagó con la fisura interna entre la base y la cúpula durante la revolución libertaria de 1936-1939[18].

Es imposible tratar de Bakunin sin tropezar con un pilar de la propaganda marxista: los bakuninistas en acción, célebre folleto de Engels con una afirmación que vino a ser un cliché marxista leninista: "España es un país muy atrasado industrialmente, y, por lo tanto, no puede hablarse aún de una emancipación inmediata y completa de la clase obrera", caldo de cultura del supuesto atraso ideológico que es el anarquismo. Si bien ya abordé ambos temas[19], se pueden resumir brevemente. El folleto de Engels fue refutado por James Guillaume desde su misma publicación como una serie de confusiones y carencia de información, inquietante de parte de uno de los fundadores del materialismo histórico y del marxismo científico[20]. En cuanto al atraso ibérico, otra genialidad de Engels, contradecía a Marx en 1856: “La próxima revolución europea encontrará a España madura para colaborar con ella [21]”. La contradicción me parece provenir de la capacidad intuitiva de Marx frente a la torpe imitación de su análisis histórico de Engels. Para Bakunin, Francia, España e Italia eran países con capacidades revolucionarias. Marx como Bakunin hicieron predicciones equivocadas sobre la inminencia de la revolución, lo mismo que muchos seguidores del capitalismo sobre el bienestar para todos y la paz bien apuntalada (tópicos recurrentes desde fines del siglo XIX).

* * *


El pensamiento de Kropotkin penetró en España a través del concepto de comunismo libertario (de cada uno según sus necesidades) que suplantó el colectivismo de Bakunin (de cada uno según su trabajo) porque se apoyaba en un estudio global de la sociedad - que sigue exacto y vigente hoy por hoy – y de sus posibilidades tecnológicas desviadas hacia las minorías oligárquicas, políticas, con una parte para la necesaria corrupción y represión de los explotados, bases del capitalismo.

Si bien la influencia de las obras de Kropotkin es indudable, no tuvo una correspondencia abundante con españoles, y cuando la tuvo con Francisco Ferrer Guardia y con Ricardo Mella, el tema se relacionaba con ideas que interesaban al sabio ruso y no directamente con problemas organizativos propios de los compañeros españoles. Otra diferencia abismal con Bakunin y sus compañeros españoles en la Alianza.

Las obras de Kropotkin tenían títulos impactantes[22]. Es significativa una anécdota que cita Manuel Cruells en su biografía de Salvador Seguí, el noy del sucre “Un ex sindicalista me definía esos años de fines y principios de siglo [XX] con esta frase: 'Fueron años de hambre'. Y me lo explicaba con esta anécdota: 'Un día pregunté a un compañero por qué era anarquista. Me contestó que pasaba tanta hambre que un trozo de pan seco era para él la gloria. Vio a un amigo que leía un libro que llevaba el título de La conquista del pan de Kropotkin, y se dijo ésos son los míos' [23].”

A la inversa de las de Bakunin, las obras de Kropotkin tuvieron una amplia difusión en castellano, alcanzando cifras espectaculares y siendo aún reeditadas[24]. Y lo más importante, fueron incorporadas por figuras activas en el militantismo, tanto en la base como entre los dirigentes. Anselmo Lorenzo, organizador importante y ex miembro del núcleo inicial de la Internacional en España en 1868, adoptaba las concepciones de Kropotkin y las defendía en sus escritos, en particular con una biografía de Kropotkin (un folleto) y el libro El Pueblo, para el cual Kropotkin escribió una introducción en 1909[25]. "Los escritos de Bakunin, Kropotkin, Proudhon, Tchernychevsky y Pi y Margall me convirtieron en un anarquista cuando sólo tenía 18 años", escribía Tárrida del Mármol[26]. Ricardo Mella asimiló la presión moral que evoca Kropotkin en la Conquista del pan para integrar a los individuos asociales en un artículo sobre “La coacción moral”[27]. "Campos, Fábricas y Talleres, La Conquista del pan y Palabras de un rebelde de Kropotkin fueron para mí los cimientos del anarquismo." Este testimonio del dirigente cenetista Salvador Cano (nacido en 1900) vale a partir de 1919 en la región de Valencia[28].

La paradoja de Kropotkin es el ocultamiento que él mismo practicó no dando a conocer sus posturas sobre el obligatorio compromiso social anarquista con los trabajadores, el criterio de uso del terrorismo en general[29]. La explicación puede ser que no compaginaba con su imagen de científico y de sabio que mantenía en Inglaterra publicando en editoriales burguesas para financiar la propaganda clandestina enviada a Rusia [30].

Otra diferencia con el legado bakuninista es que las ideas de Kropotkin volvieron a cobrar actualidad y vigor en los 1930 a través de obras analíticas de Gastón Leval Problemas económicos de la revolución española y sobre todo de Pierre Besnard sobre la sociedad y su reorganización, Los sindicatos obreros y la Revolución social. Era una interpretación de la situación de los años treinta desde un enfoque kropotkiniano y sindicalista.

Por fin, como en el caso del antisemitismo bakuninista rechazado por Anselmo Lorenzo, la postura belicista de Kropotkin a favor de Inglaterra y Francia contra Alemania fue mayoritariamente marginada por sus seguidores españoles.

El partido comunista español, intentó, como los marxistas del futuro POUM, y en vano, nuclear y manipular la organización anarcosindicalista. Dentro de esta ofensiva era preciso criticar a Kropotkin. Edmundo González Blanco publicó El Anarquismo expuesto por Kropotkin, con una introducción puramente estalinista de casi la mitad de la obra (hasta la página 140) y 150 páginas de textos de Kropotkin... Pero ese libro casi no tuvo influencia. Los trabajadores y los sindicalistas de CNT estaban en pleno fervor de cambio social e iban a inspirarse en un folleto práctico y claro con un inequívoco título libertario y kropotkiniano, El Comunismo Libertario, 1933, de Isaac Puente. Es interesante la autocrítica tardía de uno de los fundadores del POUM sobre la capacidad anarcosindicalista en España y el reconocimiento de Kropotkin “Las insurrecciones campesinas en Andalucía, en el último cuarto del siglo pasado, aunque elementales y equivocadas las más de las veces, encendían la llama de una ansiada liberación, cuyo rescoldo, después del fracaso, no se extinguía nunca. Al calor de ese rescoldo se agrupaban los humildes campesinos y escuchaban la lectura de los folletos de Malatesta y La Conquista del Pan de Kropotkin [31]."

Este libro da pautas precisas: se predica la toma en el montón y el racionamiento (de acuerdo a la disponibilidad de las existencias) y la puesta en común de las riquezas así como el rechazo de toda posibilidad de diferenciación de salario. Dos prioridades resaltan una económica: “No despilfarrar nada, organizarse de inmediato para llenar todos los vacíos, atender todas las necesidades, satisfacer todas las necesidades producir, ya no para dar beneficios a nadie sino para que la sociedad viva y se desarrolle. [...] ¡Pan, la revolución necesita pan! ¡Que otros se ocupen de lanzar circulares de versos rimbombantes! ¡Que otros se cuelguen todos los galones que sus hombros puedan soportar! ¡Que otros finalmente hagan peroratas sobre las libertades políticas! [...] Nuestra tarea específica será la de obrar de manera tal que desde los primeros días de la revolución y mientras esta dure no haya un sólo hombre en el territorio insurrecto a quien le falte el pan". La segunda es moral: “nos parece que el pueblo, siempre enemigo de las represalias y magnánimo, compartirá el pan con todos los que hayan permanecido en su seno, ya sean expropiadores o expropiados. Si se inspira en esta idea, la revolución no habrá perdido nada; y cuando se reanude el trabajo, se verá a los combatientes de la víspera reencontrarse en el mismo taller”.

Las intentonas de comunismo libertario de diciembre 1932 (espontánea en la cuenca minera de Berga y Figols en Cataluña), de enero y de diciembre de 1933 fueron un ensayo (por cierto con una malísima preparación) pero dieron un señal profunda de la capacidad de los trabajadores, del campo en esa circunstancia y de su asimilación de lo esencial de Kropotkin. El sindicalista Macario Royo publicó un folleto, Cómo implantamos el comunismo libertario en Mas de las Matas (Bajo Aragón) [32]. Tanto el estilo y la descripción evocan La Conquista del pan:

"La multitud subió después arriba, donde estaba el archivo del ayuntamiento y por las ventanas fueron arrojando a las llamas cuanto encontraron, quedando los archivos reducidos a cenizas. Por encima de aquella hoguera, que estaba purificando lo que hasta en­tonces había justificado la existencia de la sociedad capitalista, fue proclamado el municipio libre e instaurado el comunismo libertario. […] Inmediatamente fue publicado el siguiente bando: 'Por or­den del comité revolucionario, cuantos tengan armas y municiones, y no se hayan sumado a la revolución, procederán a su inmediata entrega. El que no lo haga sufrirá las consecuencias' […] fueron desarmados y detenidos sin victimas los pocos miembros de la guardia civil, como tenían sed, se les trajo bebidas. Los guardias quisieron pagar [el café], y se les dijo que la mo­neda ya estaba abolida, por lo que no cobrábamos nada a ellos ni a nadie. ¡Ojalá, exclamó el cabo, triunfe en toda España el régimen que ustedes han implantado hoy aquí! Pero en caso de no triunfar, en lo que dependa de nosotros, cuenten con que en este pueblo no habrá represión (Efectivamente, tenemos noticias de que los revolucionarios detenidos bajo su custodia son relativamente bien tratados). Nunca nos habíamos imaginado que tuviesen ustedes sentimientos tan humanos y que nos hubiesen de dar tan buen tratamiento. […] Mucho se ha escrito sobre la posibilidad o no de implantar en España el comunismo libertario. Negar la posibilidad de instaurar este régimen es absurdo. En todos los movimientos habidos desde la implantación de la república de la pequeña burguesía, los pue­blos que han tomado parte han implantado el comunismo libertario. Sólo falta, pues, decisión y coordinación en los movimientos."

Esta determinación se volvió a manifestar con el golpe de Estado militar católico-falangista y el genocidio legalizado contra los dirigentes de izquierda[33]. Era la aplicación de la táctica del general francés Gallifet durante la Comuna de Paris (unos 30.000 fusilados, con niños y mujeres), la solución habitual del capitalismo con la guerra imperialista a sus problemas de mantenimiento de la explotación social (dos ejemplos recientes lo explican la dictadura militar argentina de 1976-1983 - 30.000 desaparecidos, sobre todos dirigentes obreros - y el plan Cóndor de EE UU, la dos guerras de Irak, el bloqueo económico y la invasión consiguiente del ejército norteamericano y de tropas de países aliados –casi un millón de muertos -).

A pesar de las masacres de los facciosos, llamados luego franquistas, la práctica y la moral propuesta por Kropotkin se mantuvieron entre los anarcosindicalistas, con la ausencia de odio : Kropotkin y los escritos sobre el comunismo libertario destacaban que la colectivización era para todos, incluso los enemigos de la víspera. En los pueblos en autogestión se respetaron e integraron las viudas, la familia de los guardias civiles y de los facciosos matados durante el golpe; podían abastecerse normalmente en el almacén de la colectividad (como en Esplús, Teruel). En las ciudades, los ex patronos podían colaborar en la colectivización de las empresas. Hubo el famoso Melchor Rodríguez, delegado especial de prisiones de Madrid, que se opuso a las masacres de presos segura o supuestamente fascistas[34]. Lo contrario sucedió entre los comunistas del PC, puesto que seguían el modelo marxista leninista: "En un lugar se encarcelará a una docena de ricos, a una docena de pillos, a media docena de obreros que huyen del trabajo (del mismo modo hamponesco que lo hacen en Petrogrado numerosos tipógrafos, sobre todo en las imprentas del partido). En otro se les obligará a limpiar las letrinas; en un tercero se les dará, al salir de la cárcel, carnets amarillos para que el pueblo los vigile como seres nocivos mientras no se enmienden. En otro se fusilará en el acto a un parásito de cada diez [35]"

La conducta y el pensamiento predicados por Kropotkin - y también la idea bakuninista de destruir y reconstruir la sociedad - son visibles en estas citas

"Los metalúrgicos eran perfectamente capaces, según su opinión [Durruti], de poner en condiciones y de dirigir una fábrica, exactamente como un albañil era capaz de hacer los planos de una casa y de construirla. Esta opinión también valía para otros dominios [36]" Y en una entrevista de septiembre de 1936 dijo Durruti: "Queremos la revolución aquí en España, ahora mismo, no quizás después de la próxima guerra europea. […si hay ruinas con la victoria] Siempre hemos vivido en barracas y tugurios. Ya nos las arreglaremos durante algún tiempo. No olvide usted que también podemos construir palacios y estas ciudades aquí en España y en América y en todas partes. Nosotros, los trabajadores, podemos construir otras en su lugar. Y mejores. […] Nosotros llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones [37]."

El jefe de una columna de cenetistas en Aragón, en la zona de Muniesa, Saturnino Carod se inspiraba directamente en Kropotkin para organizar y modernizar la comarca[38], y su ejemplo cundía “El edificio de la Colectividad es la alcaldía, y ahí también está instalado el sindicato de la CNT. En la mesa hay un libro: La Conquista del pan, de Pedro Kropotkin. Joaquín Valiente, así se llama el organizador, tomó sus ideas como modelo; lo que trata el maestro en este libro teóricamente, lo puso en práctica su discípulo, con gran alegría del pueblo [39].”

La inmensa obra realizada durante la revolución libertaria y anarcosindicalista de 1936-1939 le debe mucho a Kropotkin, como fue presente su influencia sobre el movimiento de Makhno que se inspiraba en gran parte en La Conquista del pan [40].

* * *

La influencia persistente de Bakunin y Kropotkin sólo se explica porque correspondía a una necesidad del clima social peninsular y que sus lectores eran trabajadores comprometidos que asimilaban sus ideas. La guerra civil y la victoria del bloque franquista, nazi y mussoliniano, con bendición papal, acarreó la desaparición del pensamiento de izquierda, y por tanto de las obras de Bakunin y Kropotkin.

El lavado de cerebro franquista, con sus secuelas actuales con la Transición española neo liberal, significa una aceptación del modelo capitalista como la forma social más adaptada al momento actual, y el tercer mundo y la explotación social estarían en fase de desaparición. Y Bakunin y Kropotkin son apestados. Una situación muy similar al “socialismo real” de la URSS y de sus colonias, en que se pregonaba el marxismo leninismo como la forma social más adaptada al periodo histórico, y la explotación social y el gulag no eran más que patrañas de los capitalistas. Y Bakunin y Kropotkin eran apestados.

Mientras siga el desempleo y la jerarquía social en España y en el mundo, Bakunin y Kropotkin seguirán de actualidad y sus lectores se esforzarán por cambiar la realidad.

Frank Mintz,
mayo de 2007.




[1] Publicado en Historia Actual Online, No 21 (2010).
[2] Ver José Álvarez Junco La ideología política del anarquismo español (1868-1910), Madrid, 1976, pp. 635-636, también Renée Lamberet Mouvements ouvriers et socialistes (chronologie et bibliographies), París, 1953, César M. Lorenzo Le mouvement anarchiste en Espagne (pouvoir et révolution sociale), Toulouse 2006, pp. 47 n., 81 n.
[3] Traducido al castellano y editado por Proyección de Buenos Aires en los 1960, reeditado por Alianza en España.
[4] Carta a Anselmo Lorenzo, traducido del francés, mayo de 1872, en el CDR de las obras de Bakunin (http://www.fondation-besnard.org/article.php3?id_articl...e=794).
[5] Aux Frères de l'Alliance en Espagne, traducido del francés, 12-13 de junio de 1872, citado en el CDR de las obras de Bakunin (http://www.fondation-besnard.org/article.php3?id_articl...e=818). Por supuesto, la Alianza sólo servía para un momento revolucionario, la supuesta similitud entre la Alianza y la FAI es un absurdo puesto que la FAI tendía a manipulaciones burocráticas.
[6] “[…] si por ejemplo si hubiera hecho de la aceptación de los principios del ateísmo en religión, o del comunalismo en política una condición de ingreso de cada uno en su seno, habría contado [la Internacional] con apenas unos miles de miembros, y habría excluido a millones de trabajadores de la industria y de la tierra, que por toda su posición como por sus instintos son revolucionarios, ateos, socialistas, pero que no han perdido aún la mala costumbre de pensamientos reaccionarios.Aux Frères de l'Alliance en Espagne, o. c.
[7] "un signo infalible por el cual los obreros pueden reconocer un falso socialista, un socialista burgués. Si en lugar de hablar de revolución o si se quiere de transformación social, él les dice que la transformación política debe preceder la transformación económica; […] que el obrero le dé la espalda pues o es un tonto, o un hipócrita explotador". (L’Egalité. N° 31, 21 de agosto de 1869.) en Bakunin crítica y acción, Buenos Aires, 2006, pp. 95-96.
[8] “[…] Empecemos primero por rendir justicia a nuestros adversarios, cuando merecen esta justicia. Marx no es un hombre ordinario. Es una inteligencia superior, un hombre con una ciencia muy amplia, sobre todo en las cuestiones económicos, y además un hombre que, que yo sepa desde 1845, época de mi primer encuentro con él en París, siempre se ha dedicado sincera, enteramente a la emancipación del proletariado, […] pero que compromete inmensamente hoy en día con su vanidad formidable, su carácter colérico, malévolo, y por sus tendencias a la dictadura en el mismo seno de los revolucionarios-socialistas. Su vanidad en efecto no tiene límites, una verdadera vanidad de judíoAux Frères de l'Alliance en Espagne, op. cit.
[9] “entre las acusaciones dirigidas por Bakounine contra Marx descuella como motivo especial de odio las circunstancias de que Marx era judío. Esto, que contrariaba nuestros principios, que imponen la fraternidad sin distinción de razas ni de creencias, me produjo desastroso efecto, y dispuesto a decir la verdad, consigno esto a pesar del respeto y de la consideración que por muchos títulos merece la memoria de Bakounine.” Lorenzo Anselmo El Proletariado militante, Madrid, 2005, p. 204.
[10] Bakunin crítica op. cit., p. 75; El Imperio knutogermánico, Madrid, 1977, p. 59 [traducción diferente].
[11] Todavía hoy existe una visión sectaria anarquista que quiere imponer tácticas entre los explotados antes que comprender sus necesidades y ayudarles a luchar.
[12] Solidaridad Obrera, 5-I-1917, reproducido en Artículos madrileños de Salvador Seguí, con el título de “Por qué soy sindicalista “, edición de Antonio Elorza, Madrid, 1976, p. 165.
[13] Según José Álvarez Junco op. cit., p. 635.
[14] Reproducidos en Bakunin crítica y acción, Buenos Aires, 2006.
[15] César M. Lorenzo op. cit., p. 307 n. Alude ciertamente a “En el momento de la acción, en medio de la lucha, se dividen los papeles naturalmente, de acuerdo con las aptitudes de cada uno, apreciadas y juzgadas por la colectividad entera: unos dirigen y mandan, otros ejecutan las órdenes. Pero ninguna función se petrifica, ni se fija y no queda irrevocablemente apegada a ninguna persona. El escalafón y el ascenso jerárquico no existen, de modo que el comandante de ayer puede ser subalterno hoy en día.Bakunin crítica y acción, p. 75.
[16] Bakunin Carta a un francés, citas reunidas en François Munoz, Bakounine la Liberté, París, 1965, pp. 151-165. Bakunin insiste en el respeto de la condición campesina y el ansia de los trabajadores agrícolas de acabar con las leyes, los impuestos, la conscripción obligatoria, las grandes propiedades. Ellos mismos son capaces de encontrar un equilibrio mejor que el actual hasta alcanzar una organización horizontal.
[17] Lorenzo César op. cit., p. 27.
[18] Peirats José, cita el texto “La inutilidad del Gobierno”, 3 de septiembre de 36, como reacción a las negociaciones para que CNT participara en el Estado. La CNT en La revolución española, tomo I. Era la traducción de un artículo de André Prudhommeaux en Espagne nouvelle, ver la revista italiana Volontà, VIII, N) 11-12, p. 612; una muestra del olvido de Bakunin entre los cenetistas sedicentes responsables.
[19] Mintz, Frank La autogestión en la España revolucionaria, Madrid, 1977, pp. 14-17.
[20] Destacó James Guillaume un interesante rasgo de Engels: “Engels es un rico manufacturero alejado de los negocios; está acostumbrado a mirar a los obreros como carne de máquinas y carne de cañón; ello explica sus doctrinas y su estilo.” Guillaume James Bulletin 9 de noviembre de 1873, citado por G. Ribeill, Marx/Bakounine Socialisme autoritaire ou libertaire, París, 1975, tomo 2, pp. 365-366.
[21] Marx, Carlos La Revolución española, Moscú, s. d., p. 157.
[22] Fue Eliseo Reclus quien tuvo la idea de Palabras de un rebelde, La conquista del pan, lo mismo que dio con Dios y el Estado para un extracto de Bakunin del Imperio knuto-germánico.
[22] Carlos Díaz, en su prefacio a la edición española de En torno a una vida en 1973, cuya aparición fue retardada por «razones ajenas a nuestra voluntad...», da cifras elocuentes: «La Conquista del pan es una de las cinco obras más leídas por el proletariado español a comienzos del siglo XX. En una carta del editor F. Sempere a don Miguel de Unamuno (9 de marzo de 1909), se encuentra el detalle de las ediciones de ese libro, con la cantidad de ejemplares vendidos en España y en América (*). En total 58.000 ejemplares. Era en 1909. Hay que tener en cuenta que luego hubo otras ediciones y que anterior­mente la obra ya había sido publicada por otras tres editoriales de Barcelona: Maucci, Presa y Atlante. En cifras redondas, como todas cifras algo indigestas, po­demos decir que Palabras de un rebelde alcanzó -también hacia 1909- la cantidad de 22.000 ejemplares; Campos, Fábricas y Talleres, 18.000; Las Prisiones (traducido, prologado y anotado por Azorín), 20.000; El Apoyo mutuo, 8.000. Como único comentario digamos que El Capital de Marx apenas llegaba a los 26.000 ejemplares. (*)En América latina se publicó: A los jóvenes, Méjico, 1917; El Estado, su papel histórico, Buenos Aires, 1923; La Ética, Buenos Aires, 1925; A los jóvenes, Buenos Aires, 1926; Vuestro orden y nuestro desorden, Valparaíso, 1926; La Ética, Buenos Aires, 1930 (según V. Muñoz, Umbral, París, junio de 1968).» Citado en Kropotkin obras, antología que publiqué con el seudónimo de Martin Zemliak, traducción española, Barcelona, 1977, p. 364.
[23] Cruells Manuel Salvador Seguí, el Noy del sucre, Barcelona, 1974, p. 27 (traducido del catalán).
[24] Palabras de un rebelde, Barcelona, 2001, La Moral anarquista, Madrid, 2003, Historia de la revolución Francesa, Buenos Aires, 2005, Memorias de un revolucionario, Oviedo, 2005, La Conquista del Pan, Buenos Aires, 2005 [primera traducción integral], sin contar los textos en bibliotecas virtuales.
[25] Anselmo Lorenzo editó La Gran Revolución en la colección dirigida por los amigos de Francisco Ferrer (pedagogo anarquista fusilado como presunto responsable de un movimiento antimilitarista) en forma lujosa y con numerosas ilustraciones, Barcelona, 1914, 2 vols., 418 y 404 pp.
[26] Citado por M. Nettlau, La première Internationale en Espagne, ed. Reidel, pág. 554.
[27] Díez Torre Alejandro Solidarios, Aragón 1936-1938 (orígenes del cambio regional, un turno del pueblo), Madrid, 2003, p. 109.
[28] Citado en El Movimiento libertario español, Ruedo Ibérico, 1974, p. 175.
[29] “con motivo de algunas huelgas, ciertos personajes encontraban very anarchistic no unirse a los huelguistas y continuar trabajando. Ellos se aferran a la pureza de los principios, manteniéndose al margen, no mezclándose con ningún movimiento social, cosa que carece de toda clase de mérito y no aporta absolutamente nada.” (1897); “no hay que olvidar que el sentido de todo acto terrorista se mide por sus resultados y por las impresiones que produce. […] Pero si para comprender un acto el hombre de a pie, que no es militante, tiene que hacerse muchas preguntas, la influencia de ese acto resulta nula o incluso negativa." (1906), en mi introducción a Piotr Kropotkin la Moral anarquista, Madrid, 2003, pp. 78, 89.
[30] Ver Anarchistes en exil (correspondance inédite de Pierre Kropotkine à Marie Goldsmith 1897-1917), París, 1995.
[31] Maurín Joaquín Epílogo de 1965 a Revolución y contrarrevolución en España [1935].
[32] Macario Royo publicó un folleto, Cómo implantamos el comunismo libertario en Mas de las Matas (Bajo Aragón), Barcelona, Iniciales, 1934, 32 pp.
[33] Órdenes del general Mola sobre la preparación del Golpe: “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas -Mola, 25 de mayo de 1936". En Casanova, Julián Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa, 1936-1938 Madrid, 1985, p.103. Después de la victoria fascista, Franco impuso el 1 de marzo de 1940 la “Ley para la represión de la masonería, comunismo y demás sociedades clandestinas”, una amalgama absurda entre masones, comunistas, anarquistas, socialistas (vigente hasta el 2 de diciembre de 1963).
[34] Melchor Rodríguez, ver su biografía en wikipedia, llamado el Ángel rojo, terminó la guerra civil como alcalde de Madrid.
[35] Lenin ¿Cómo debe organizarse la emulación?, 25/28 de diciembre de 1917, texto de circulación restringida publicado por primera vez en Pravda, 20 de enero de 1929, Moscú, s.f., p. 12.
[36] Durruti, citado por H. M. Enzensberger, en El breve verano de la anarquía.
[37] Entrevista de Pierre Van Paasen, citada por Vernon Richards Enseñanzas de la revolución española, Madrid, 1977, p. 171.
[38] Díez Torre Alejandro Solidarios, op. cit., p. 107.
[39] Souchy Bauer, Agustín Entre los campesinos de Aragón (el comunismo libertario en las comarcas liberadas), [reedición] Barcelona, 1977, p. 45.
[40] Makhno Nestor La révolution russe en Ukraine (mars 1917-avril 1918), París, (reedición) 2003, p. 92.

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