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Georges Fontenis: trayectoria militante y el futuro de la alternativa libertaria

category francia / bélgica / luxemburgo | historia del anarquismo | entrevista author Tuesday August 17, 2010 05:57author by José Antonio Gutiérrez D. - Lorenzo Mejías Report this post to the editors

La siguiente entrevista fue realizada el 19 de Febrero del 2005, con la ayuda del compañero Lorenzo Mejías (quien participó de la entrevista haciendo preguntas y con la interpretación), en la casa de Georges Fontenis, en un pequeño pueblito en el área de Tours, llamado Reignac-sur-Indre. Esta entrevista es parte de una conversación muchísimo más larga, de todo un día, que no fue posible de registrar completamente. Tan sólo registramos algunas preguntas específicas de este animado encuentro. Pese al agotamiento físico del compañero (ya entonces tenía un Parkinson bastante avanzado y a mitad de la reunión tuvo que irse a descansar un momento), la lucidez de su pensamiento resultan claras de la lectura de esta entrevista –así como de la lectura de algunos de sus últimos escritos, como Non-Conforme, que se caracterizan por la negativa a aceptar verdades fáciles y la búsqueda de nuevas respuestas a los problemas actuales. Este diálogo ha permanecido inédito hasta la fecha*, y habíamos querido incorporarla en una nueva edición del Manifiesto. Pero debido al sensible fallecimiento de Fontenis, hemos decidido publicarla como un homenaje póstumo en este portal informativo. [English] [Italiano] [Ελληνικά]
Georges Fontenis y Marie-Louise, en Reignac-sur-Indre, con una copia de la revista anarco-comunista chilena Hombre y Sociedad, 19-02-05 (Imágen de José A. Gutiérrez)
Georges Fontenis y Marie-Louise, en Reignac-sur-Indre, con una copia de la revista anarco-comunista chilena Hombre y Sociedad, 19-02-05 (Imágen de José A. Gutiérrez)


Georges Fontenis: conversaciones sobre una trayectoria militante y el futuro de la alternativa libertaria

El movimiento anarco-comunista internacional ha perdido recientemente, con el sensible deceso de Georges Fontenis, a uno de sus animadores históricos y un alma lúcida que supo mantenerse en actividad hasta el último momento. Sin lugar a dudas, Fontenis fue un referente de primer orden para la nueva generación anarco-comunista latinoamericana, región que llamaba poderosamente su atención pero que murió sin poder conocer. Su Manifiesto Comunista Libertario, fruto de debates y de un proceso de maduración del movimiento anarquista francés de la post-guerra, circuló ampliamente y se convirtió en un punto de partida para varios procesos organizativos libertarios: me atrevería a decir en un punto de quiebre para dar nuevas proyecciones revolucionarias a las tendencias libertarias que florecieron como hongos tras la lluvia en la América Latina del desenfreno neoliberal de los ‘90. Desafortunadamente, la mayor parte de su obra, permanece aún sin traducir al castellano.

La siguiente entrevista fue realizada el 19 de Febrero del 2005, con la ayuda del compañero Lorenzo Mejías (quien participó de la entrevista haciendo preguntas y con la interpretación), en la casa de Georges Fontenis, en un pequeño pueblito en el área de Tours, llamado Reignac-sur-Indre. Allá pasamos el día junto a él, gozando de la maravillosa hospitalidad de él y de su compañera Marie-Louise; Fotenis nos deleitó con sus interesantes reflexiones, que nos llenaba de preguntas sobre la realidad latinoamericana y que nos hacía reír con su fino sentido del humor. Recordaré para siempre la generosidad y el carácter bonachón de esta leyenda del anarco-comunismo. No todos los días se conoce a una persona cuyo abanico de temas de conversación va desde la liberación nacional y la cuestión del apoyo a los luchadores en Argelia, pasando por la pasividad y la comodidad de gran parte del pueblo francés ante la ocupación nazi (dijo en un momento de la discusión “muchos que después nos tratarían de ‘traidores’ por apoyar la causa de Argelia, era gente que se había mantenido en silencio y que habían colaborado con el nazismo en Francia, y que jamás fueron incomodados por éste… pero claro, después de la liberación, todos eran héroes de la resistencia”), por las disputas intestinas del anarquismo francés de la post-guerra, hasta llegar a su amor por los caballos, animales espléndidos “brutalizados por bestias en dos patas”. Realmente era un compañero adorable, y una persona verdaderamente especial.

Esta entrevista es parte de una conversación muchísimo más larga, de todo un día, que no fue posible de registrar completamente. Tan sólo registramos algunas preguntas específicas de este animado encuentro, las cuales versan sobre la trayectoria militante de Fontenis, el movimiento libertario de la post-guerra y el debate en torno a la Plataforma**, y la relevancia del movimiento libertario hoy. Pese al agotamiento físico del compañero (ya entonces tenía un Parkinson bastante avanzado y a mitad de la reunión tuvo que irse a descansar un momento), la lucidez de su pensamiento resultan claras de la lectura de esta entrevista –así como de la lectura de algunos de sus últimos escritos, como Non-Conforme, que se caracterizan por la negativa a aceptar verdades fáciles y la búsqueda de nuevas respuestas a los problemas actuales. Este diálogo ha permanecido inédito hasta la fecha*, y habíamos querido incorporarla en una nueva edición del Manifiesto. Pero debido al sensible fallecimiento de Fontenis, hemos decidido publicarla como un homenaje póstumo en este portal informativo.

Sencillamente, quiero concluir citando a un entrañable compañero del Perú, Franz García, quien valora de la siguiente manera la obra de una vida de militancia de Fontenis: “Creemos, por ello, que es necesario volver a leer a este comunista libertario y situarlo en el contexto contemporáneo para, desde sus aportes a nuestro movimiento, seguir en la brega por devolverle al anarquismo su real y verdadera dimensión en el campo popular, lejos de prejuicios y subjetivismos tan comunes como nocivos en nuestros medios”.

Adiós, querido compa. Que las estrellas te peinen los cabellos.

José Antonio Gutiérrez D.
16 de Agosto, 2010

* Un amigo nuestro ha hecho recientemente circular una versión no corregida de esta entrevista por internet diciendo que había sido publicada en En La Calle, lo cual no es correcto –quisimos en algún momento publicarla ahí, pero razones de espacio no lo permitieron.

** Por "Plataforma" nos referimos a la tradición anarquista derivada de la "Plataforma Organizativa para una Unión General de Anarquistas", proyecto redactado por un círculo de exiliados rusos y ucranianos en París en 1926, entre quienes se encontraban Piotr Archinov y el líder insurgente Nestor Makhnó. Sus ideas, en torno a la necesidad de demarcar una tendencia revolucionaria y clasista en el movimiento libertario, y dotarse de una organización en base a principios claros (unidad ideológica y táctica, acción colectiva y disciplina, federalismo), inspiraron a la Unión Anarquista francesa de 1928 hasta la década de los '30 y luego a la Federación Comunista Libertaria fundada en 1953 con Fontenis como secretario general.


ENTREVISTA CON GEORGES FONTENIS
19 DE FEBRERO DEL 2005

¿Cómo se involucra en la militancia y en los medios anarquistas?

Mi padre era socialista revolucionario, de la tendencia de Marceau Pivert dentro del Partido Socialista[1], en los años 1930, mi abuelo había sido igualmente militante socialista, participó en la fundación del Partido Socialista Unificado en 1905, en tiempos de Jaurés y Sembat, y yo me bañaba en una atmósfera favorable a plantearse cuestiones sociales. Espontáneamente, estaba escandalizado por la injusticia social. Al parecer, cuando era pequeño, zarandeaba de vez en cuando a mis compañeros de clase para aleccionarlos.

Cuando tenía 14 ó 15 años, estábamos en los suburbios del noreste de París, en Noisy-le-Sec, donde hay muchos ferroviarios y fábricas, y allí miraba lo que se vendía en los kioscos. Primero estaban los periódicos que recibía mi padre, como La Bataille Socialiste, el periódico de su tendencia, y también había visto en los kioscos periódicos extraordinarios como Le Libertaire o La Vérité, y empecé a leerlos. Me incliné enseguida hacia Le Libertaire, que correspondía más a mis interrogantes. Pero en 1936 no estuve de acuerdo con su posición sobre la guerra de España. Encontraba que los militantes de Le Libertaire no respondían a las preguntas que se podía hacer todo el mundo: ¿Qué hacían los libertarios en un gobierno que, de hecho, correspondía a la derecha parlamentaria? Esto me condujo a encontrar a un par de obreros libertarios de Noisy, ya no me acuerdo exactamente en qué circunstancias, y organizamos juntos una reunión pública sobre la guerra de España. Hubo asistencia, pero los delegados de la Unión Anarquista, del Libertaire, eran incapaces de contestar a las preguntas de la gente. Esto me chocó mucho, pues había mucho que decir.

Continué viendo a compañeros del colegio, entre los cuales había un militante anarquista de origen italiano, cuyos padres habían huido del régimen de Mussolini y al que he vuelto a contactar recientemente, dos años antes de su fallecimiento. De esta manera me interesé por las ideas libertarias, pero desde el principio con un ojo crítico.

Las cosas siguieron así hasta la guerra mundial. Esos años pasaron muy rápido. A la liberación de París, cuando ya era maestro, en 1944, hubo una serie de carteles en las paredes de la ciudad que invitaban a entrar en contacto con la sede anarquista del muelle de Valmy, n°145. En cuanto llegué allí se me echaron encima diciéndome que podía prestar grandes servicios, puesto que había que reconstruir las Juventudes Libertarias. Así empezó todo.

¿Cómo se desarrolló su militancia bajo el fascismo y la ocupación?

Durante la ocupación nazi fui militante sindical de manera clandestina. Habíamos organizado con otros colegas una sección sindical en el 19° distrito de París, pagábamos cotizaciones a la CGT clandestina, aunque nunca pudimos verificar a donde iba el dinero.

Esto hizo que durante la liberación, el sindicato me nombró para representarlo, mejor dicho, para representar a los jóvenes del sindicato de la enseñanza ante el ministerio. De hecho, no he sacado ningún interés personal de esto. Pero me permitió encontrar a antiguos funcionarios, que tenían puestos importantes en el Partido Socialista o en el Partido Comunista, y también me permitió percatarme hasta qué punto había gente, entre los dirigentes de la enseñanza, que colaboraron prestando servicios a los fascistas.

¿Cuál fue el impacto de la Carta del Trabajo del régimen fascista de Vichy en los medios sindicales? ¿Cómo fue acogida la adhesión de militantes como Pierre Besnard a esta Carta[2]?

Los antiguos militantes se callaban. Los que estaban a disgusto o los que estaban muy cercanos a una cierta resistencia, no dudaban en expresar su oposición y en denunciar a los traidores. Pero buena parte de los militantes no querían hablar de ello. No hay que olvidar que Francia en aquella época no era tan “resistente”. Muchos burócratas sindicales se hubieran visto satisfechos con un vichismo reformado[3]. Pero entre los profesores en general, las actitudes fueron más variadas. Había realmente secciones que hacían resistencia, como en la que yo estaba. No era una resistencia muy espectacular, no éramos parte de los que mataban a oficiales alemanes en el metro, pero se hizo duro en los últimos tiempos de la ocupación. Pero a fin de cuentas, se sabía que estábamos en contra y había una mayoría de profesores y maestros que estaban de nuestro lado.

Tenía, por ejemplo, un colega cuya mujer era de Alsacia y había sido culpada de ayudar a la resistencia. La arrestaron, la interrogaron y la fusilaron. Y esto no conmocionó al pueblo. El pueblo de París dejó hacer a los alemanes. No es verdad cuando se habla del heroísmo de los parisinos bajo la ocupación. No hay que confundir con el entusiasmo de la liberación, cuando todo el mundo quiso reivindicar su parte de gloria.

¿Cómo fue la evolución hacia la FCL? ¿En qué medida fue determinada por elementos externos, por el contexto social, y en qué medida fue determinada por elementos internos al movimiento, por una crítica militante por ejemplo?

Cuando el movimiento libertario se agrupa de nuevo en el congreso de París, en octubre de 1945, optamos por la denominación de Federación Anarquista, pero en realidad era una federación que quería unir a gente demasiado diferente, era realmente la “Síntesis”. Había los que llamábamos “charlatanes”, había los anti-religiosos que sólo se dedicaban a esa actividad, había algunos sindicalistas, había literatos, semi-filósofos como Charles-Auguste Bontemps, lo que hacía que existían realmente dos corrientes. Por un lado los que podríamos llamar “intelectuales” y por el otro, los jóvenes y los obreros.

Es entre estos últimos que se sentía una mentalidad que correspondía más o menos a la Plataforma, con el recuerdo, entre los más viejos, de las luchas por la Plataforma en los años 1920. No hay que olvidar que la Unión Anarquista de antes de la guerra mundial fue muy influenciada por la Plataforma, sobre todo entre 1927 y 1930, y el secretario de la UA de esa época, Louis Estève, será uno de los animadores de la FCL en los años 1950. He conservado lazos de amistad con su hijo, militante en la misma corriente sindical que yo.

Había pues estas dos corrientes cuya coexistencia se revelaba imposible. La gente de Burdeos, por ejemplo, no se interesaba más que por el anticlericalismo, y cuando se hablaba de otra cosa desaparecían. Hacían giras de propaganda que no tenían ningún contenido específicamente anarquista, sino únicamente anti-religioso y por el libre pensamiento. No digo que esto esté mal o que sea inútil, pero era bien poca cosa. Me acuerdo de unos militantes socialistas de mi barrio que me decían “¡estás metido con tus predicadores en aguas turbias!”, y yo no sabía que contestar. Tenían gran parte de razón.

Desde el comienzo fue una falsa unión entre dos corrientes muy distintas. Por una parte había gente como Aristide Lapeyre y sus amigos que se satisfacían con una apología de un anarquismo desbocado, y por otra parte una juventud desbordante de indignación y protesta. Hubo reuniones en las que nos enfrentamos. Siempre me acordaré de una reunión que tuvo lugar en el número 10 de la calle Lancry en París, en la que Aristide Lapeyre declamaba con énfasis sobre la libertad del Hombre, con tres “H” mayúsculas, y en la que Nédélec, un obrero de Renault que se situaba en la tradición revolucionaria, se puso a atacarlo sin rodeos. Le dijo “en Renault las cosas no son así, allí debemos luchar, combatir”. A lo que Lapeyre contestó “pero compañero, se ve que eres joven y que brincas de impaciencia, pero somos nosotros los que tenemos razón, ustedes no son más que unos aventureros”, etc. El pobre Nédélec ya no sabía que responder y se marchó, y yo también tenía ganas de marcharme.

Era una llaga evidente. Estábamos en la misma organización pero en realidad existían dos, la de los plataformistas y la de los humanistas, simplificando un poco.

Al cabo de cierto tiempo, las oposiciones se fueron acentuando. Cuando se llega a momentos difíciles, como la guerra colonial en Indochina[4] o las luchas contra la conformación de la Comunidad Europea de Defensa, nos damos cuenta de que no se podía seguir así durante mucho tiempo. Al fin, llegamos a hacer admitir a los humanistas la posibilidad de constituir tendencias. Y ellos crearon la suya, lo que nunca cuentan. Siempre hablan de la tendencia plataformista, la “Organización Pensamiento Batalla” (OPB), pero nunca hablan de su grupo, organizado en la “Comisión de Estudios Anarquistas” (CEA). De hecho existieron dos tendencias, dos tipos de escritos, dos modos de animación, dos tipos de militantismo. Esto nos conduce de congreso en congreso a enfrentamientos cada vez más violentos. Llegamos a echarnos en cara cosas verdaderas, fundamentales, que hacen entrar a la FA en una especie de supervivencia.

Hasta el congreso de Burdeos, en mayo de 1952, donde algunos se van. Los que se van primero son los que llamábamos “charlatanes”. Y después, en el congreso de Paris, en mayo de 1953, es la ruptura, porque nuestros amigos plataformistas del grupo de Paris-Norte, de Aulnay-sous-Bois, etc., presentan textos revolucionarios que los sintetistas no pueden aceptar. Entonces les preguntamos “¿Aceptan o no aceptan? ¿Somos mayoritarios o no?”, y se van. Porque en realidad no fue una escisión. Se dice que fue una escisión por comodidad, pero lo que pasó fue que los sintetistas y los puristas se marcharon y nos dejaron solos. Por nuestra parte contábamos con los grupos más activos, en las fábricas Renault y Thomson, por ejemplo, o con los grupos locales de los barrios y los suburbios obreros de París, en Aulnay-sous-Bois, Bondy, en París-Norte, París-Este. Estos dos últimos grupos son sin duda alguna plataformistas, incluso si este término no se usaba mucho en aquella época. Y también contábamos con compañeros activos en provincias, donde algunos habían oído hablar de la plataforma en su tiempo y que toman contacto con nosotros.

Entonces, a pesar de la salida de los humanistas, la FCL mantiene los grupos efectivos de la FA, e incluso tenemos nuevos grupos[5]. Los problemas vendrán de nuestra lucha anticolonial, durante la guerra de Argelia, que nos costará muy caro. Pero, ¿qué podíamos hacer? ¡Tampoco íbamos a callarnos! Como lo ha dicho el compañero Paul Philippe, si nos hubiéramos callado hubiésemos perdido el alma, nuestra razón de ser. Así nos perdimos en esta guerra de Argelia, de la que no nos levantaríamos. Teníamos grupos muy interesantes, como los de Perpiñán, Toulouse, Burdeos, Montpellier...

En cuanto a los puristas, formaron su propia Federación Anarquista en 1953, pero no tenían nada en común entre ellos. Un Maurice Joyeux no tiene nada que ver con un Aristide Lapeyre, por ejemplo. Cuando he conversado personalmente con Lapeyre, le he oído decir que Joyeux era un cretino, y Joyeux, a su vez, trataba a Lapeyre de “charlatán”, como se decía entonces. Para volver a la pregunta inicial, desde un principio, en 1945, bajo unas apariencias de unidad, la FA estaba constituida por dos grandes tendencias.

¿Cuál fue la composición social de la FCL? ¿Había una diferencia con la composición original de la FA de 1945? ¿Cómo evoluciona esta composición social más tarde en el MCL o la primera OCL?

Entre los puristas de la FA había sobre todo pequeños comerciantes, vendedores en los mercados, pequeños empresarios. El tesorero de la FA, por ejemplo, Georges Vincey, poseía un taller de confección en la calle Vieille du Temple, en Paris. Lapeyre era peluquero. Arru tenía una pequeña imprenta. Para ellos el proletariado no significaba nada, sólo tenían importancia los “hombres”, el “Hombre” con “H” mayúscula, el Hombre que debe ser libre, etc.

Del otro lado, los que van a constituir la FCL un poco más tarde, son obreros, jóvenes, estudiantes. De hecho muchos de nuestros militantes se conocieron en los Albergues de la Juventud[6], donde había muchos libertarios y muchos trotskistas. Cuando se impuso la estatización de los Albergues, los libertarios se dividieron, parte de ellos aceptaron y otra parte formó un movimiento de albergues independiente del Estado.

Cuando creamos el MCL, y más tarde la OCL, encontramos la misma composición social, estudiantes y obreros.

¿Cómo analiza el hecho que tanto la FCL como el MCL nacen después de traumas históricos, es decir la liberación de 1944 y las huelgas de mayo del 68? ¿Se puede hacer un paralelo histórico entre las dos experiencias? ¿En que medida son el resultado de la agitación política y social de aquellos momentos?

En parte si, son el resultado de su época. Ciertamente, cuando hay un gran problema político, la gente piensa más y va más fácilmente al fondo de las cuestiones. El problema es que gente que se reunía para pegar un cartel luego no lograba unirse para crear un comité, para ser activos y reunir a los trabajadores. Pero si no hubiera habido mayo del 68 no se hubiera creado, en 1969, el MCL, y la OCL se desarrolla porque hay muchas luchas obreras en la primera mitad de los años 1970. Por tanto esos grupos están ligados a su contexto. Si no hubiera pasado nada a nivel social, tal vez no hubiera habido la escisión de la FA en 1953, o tal vez no tan rápidamente. Pero esas especulaciones ya no podemos hacerlas.

El anarquismo superficial se contenta a menudo con negar las reivindicaciones identitarias y el derecho de autonomía de los pueblos. En América Latina esto trae problemas entre los anarquistas y las corrientes indigenistas, por ejemplo. Por otro lado, la Federación Anarquista Uruguaya ha sido muy influenciada por las teorías de Franz Fanon sobre las luchas de los pueblos oprimidos. ¿Cómo se puede conciliar el internacionalismo, posición histórica del anarquismo, con el derecho de los pueblos, sobre todo hoy en día con todas las reivindicaciones identitarias y nacionales? ¿Cómo articuló la FCL las dos posiciones durante la guerra de Argelia?

Hay aquí también dos tipos de posiciones. Los tradicionalistas rechazan por igual el militarismo colonial y la lucha independentista. En apariencia es una posición pura, muy bonita. Pero los revolucionarios deben pensar también en debilitar a sus enemigos, y por consecuente deben elegir su bando. En la FCL elegimos nuestro bando al apoyar las luchas de independencia, si hacernos ninguna ilusión. Es lo que llamamos una posición de “apoyo crítico”, es decir que apoyamos al MNA y al FLN[7] diciendo “cuidado, no olviden que hay un problema, que van a crear una burguesía y un militarismo”.

La posición purista consiste en dejar que los acontecimientos sucedan, es una posición de no-intervención que no conduce a nada. Mientras que con nuestra posición de “apoyo crítico”, sin aplaudir a todo lo que hacían los argelinos, les ayudábamos y les decíamos “cuidado, tienen un problema revolucionario, un problema de lucha de clases que no pueden evitar”. ¡Y hemos tenido razón en este aspecto!

Cuando he conversado con jefes nacionalistas como Messali Hadj[8], no decían lo contrario, pero no se atrevían a proclamarlo abiertamente a sus tropas. También encontré a Mohamed Boudiaf hacia el final de la guerra, y reconocía que Argelia se encaminaba por una vía reformista por no haber planteado la cuestión de las clases sociales, posición que desarrolló en un libro que se titula “A donde va Argelia”. Se puede pensar que hemos influido este tipo de reflexiones. Al principio Boudiaf era un nacionalista puro. Sin embargo fue más tarde que encontramos a alguien como Mohamed Harbi[9], que tiene posiciones críticas sobre la lucha de independencia argelina.

Con la perspectiva de una vida militante, ¿cuáles son para usted los aportes y las lecciones que se pueden sacar de las experiencias de la FCL, del MCL o de la primera OCL?

No es fácil contestar esto. Creo que no se puede lamentar nada. Ha habido un avance y una experiencia. Hacer hoy en día el mismo trayecto sería ridículo. Pero creo que una de las enseñanzas es precisamente que hemos sabido sacar lecciones. Por ejemplo, entre lo que fue la FCL y el MCL, entre el MCL y la OCL. A cada etapa ha habido un ligero progreso, nuevas maneras de ver las cosas. Pero a mi parecer no se puede superar mucho esta manera de avanzar.

Creo que no hay que fiarse de las cosas que hemos hecho, pero hay que prestar atención a los hechos positivos, a nuestro modo de analizar y de enfrentarnos con los problemas. Por ejemplo, en el periódico de la OCL, “Guerra de Clases”, no se hablaba nunca de un país extranjero sin analizar la situación social, en términos de clase.

En cualquier caso, me parece importante adoptar una posición de “apoyo crítico”, por ejemplo apoyar las luchas de liberación nacional haciendo al mismo tiempo una crítica de lo que son y trazando sus posibilidades de corrección. Esa era la posición de Bakunín frente a la Comuna de París: no era un asunto del ejército francés sino del pueblo francés, que debía rebelarse contra el imperio francés al mismo tiempo que luchaba contra el imperio alemán. Creo que no se le presta a Bakunín la atención que se merece. Todo esto es lo que hemos intentado hacer, con más o menos acierto, y el día de mañana se volverán a plantear las mismas interrogantes.

Como militante ¿qué posibilidades ve para el anarco-comunismo hoy en día?

Puedo equivocarme por exceso de optimismo, pero veo que en muchos sitios hay grupos que se forman, incluso siendo pequeños. Como ocurre en Argentina, en Chile, en Uruguay... Pero no se puede realizar una unión internacional de secciones que no existen realmente. Lo primero es crear secciones, realidades militantes que podrán unirse entonces. Hay que empezar por la base. No creo que se pueda construir artificialmente un movimiento internacional.

Lo que hacen en Chile y en Argentina está muy bien. No se puede actuar de otro modo. Hay que crear pequeños grupos anarco-comunistas y luego se verá si se puede ir más lejos para crear uniones internacionales, por regiones, por continentes, etc.

A su parecer, ¿cuáles son las principales tareas para un militante anarco-comunista, en general y particularmente en Francia?

Creo que hay que invitar a los militantes a reflexionar, a ver qué es lo que perseguimos y a ver lo que podemos hacer en seguida, en la realidad en la que estamos. Es el mismo problema en todas partes, tal vez con diferencias, y es que en Francia o en Italia, por ejemplo, hay ya una tradición del movimiento libertario, mientras que en países como Alemania o Inglaterra siempre ha habido una gran dispersión.

En lo que concierne a Francia, hay que seguir estando presentes en los sindicatos, en los medios de lucha por la vivienda, por los derechos. Continuar haciendo lo que ya hacemos, pero haciéndolo bien, y haciendo más si se puede. Creo que a pesar de todo vamos en la buena dirección, lo que no quiere decir que haya que quedarse en la admiración por los grupos que existen. Llegará un momento en el que habrá que agrupar a otra gente, a militantes de horizontes diferentes.

En el contexto de dictadura global que se impone, con el desarrollo de la Unión Europea, los recortes en los servicios públicos, la precarización del trabajo, ¿todas estas transformaciones fundamentales cambian de manera notable las conclusiones a las que llegaron en la FCL o en la primera OCL?

No creo. Las conclusiones son las mismas y se plantean de manera más intensa. Pues hoy, cuando la gente hace huelga o sale a la calle a protestar, es para defender cosas vitales. Los gobiernos de turno destruyen todos los derechos sociales, cada vez más. Las luchas de hoy día tocan a cosas más fundamentales y más importantes que hace algunos años.

¿Piensa que ha habido aportes teóricos fundamentales que permitan avanzar en una vía revolucionaria en estos últimos años? ¿O todavía no hay una elaboración que esté a la altura del momento histórico actual?

Creo que estamos todavía en una fase de elaboración. Pero hay buenas señales. Recibo un gran número de publicaciones locales o regionales, pequeños cuadernillos, periódicos, en los que se plantean cuestiones idénticas y en los que hay una reflexión, un intento de comprender las cosas. Esto no sucedía hace diez años. Hay por ejemplo un pequeño periódico realizado en un suburbio de París, “Cinquième Zone”, que incita a los jóvenes a reflexionar y a tomar posición. Hay otro periódico en la región de los Bajos Alpes que se interesa por cuestiones internacionales, llevando a cabo investigaciones, por ejemplo documentándose a fondo sobre Jordania. Es mucho más interesante que leer un diario como “Le Monde” o que leer ciertas revistas “profesionales”. Evidentemente, todo esto no puede madurar en un instante, pero hay algo que se está abriendo.

¿Tiene un último mensaje para los compañeros que van a leer esta entrevista?

Espero que mis explicaciones sean claras. Y sobre todo, en cualquier parte en la que se esté, hay que reflexionar y empujar a la gente a la reflexión, hay que buscar modos de lucha y de denuncia del Estado y de la explotación que estén adecuados a las realidades locales.




[1] Tendencia que abandona el PS en 1938 para formar el Partido Socialista Obrero y Campesino (PSOP), que ayudará activamente a los antifascistas españoles, al contrario de la actitud general del partido socialista.

[2] La “Carta del trabajo” es la legislación corporativista que se establece en Francia bajo el régimen fascista entre 1940 y 44. Para más información sobre Besnard y el "acomodo" a la ocupación, puede revisarse el trabajo crítico de Frank Mintz "Besnard, Hypothése sur con Ouvrage de 1942 ou 1943".

[3] Después de la derrota de 1940, el Norte de Francia estaba administrado directamente por el ejercito alemán, mientras que el resto del territorio fue dejado a cargo de un Estado semi-independiente francés, de tendencia fascista, dirigido por el mariscal Pétain. El “Vichismo” es el nombre dado a este régimen fascista, cuya capital estaba en la ciudad de Vichy.

[4] Entre 1946 y 1954 Francia se aferra a su colonia de Indochina frente a la guerrilla del Viet-Minh.

[5] La FA no toma el nombre de FCL más que en noviembre de 1953, después de un referéndum de los militantes.

[6] El movimiento de los Albergues de la Juventud permite a los jóvenes de origen modesto ir de vacaciones. Reunía a una serie de albergues administrados por militantes obreros, y fue casi enteramente nacionalizado después de 1945.

[7] El Movimiento Nacional Argelino y el Frente de Liberación Nacional fueron los dos movimientos rivales que lucharon al mismo tiempo por la independencia argelina entre 1954 y 1962.

[8] Messali Hadj es el líder histórico del nacionalismo argelino, pero es desbordado por los jóvenes partidarios de la lucha armada, que van a formar el FLN, de manera que Hadj formará el Movimiento Nacional Argelino (MNA), cuya lucha fratricida con el FLN acabará con la victoria de este último.

[9] Boudiaf fue apartado de la dirección de la lucha antes del final de la guerra. Harbi fue militante de la independencia pero fue encarcelado después de la independencia, entre 1966 y 1971, por “desviacionismo marxista”.

Georges Fontenis, junto a Marie-Louise, respondiendo las preguntas de esta entrevista, 19-02-05 (Imágen de José A. Gutiérrez)
Georges Fontenis, junto a Marie-Louise, respondiendo las preguntas de esta entrevista, 19-02-05 (Imágen de José A. Gutiérrez)

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